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Veintidos.

SeHun dejó un par de billetes sobre la mesa para pagar la cuenta y tomo a JunMyeon del brazo para ayudarlo a salir lo más rápido que pudieran del establecimiento y no oír las voces de las chicas reprochando por la supuesta relación o la voz de Taehyung sonando en las canciones.

Para alegría de JunMyeon, SeHun comprendió lo doloroso que debería haber sido para JunMyeon enterarse del rumor. Así que, decidió no decir nada y dejar que JunMyeon se relaje. Aunque no podía negar tampoco el dolor profundo que desgarraba su pecho: dolor e ira. Dolor por ver como aún sin estar presente Taehyung seguía lastimando a JunMyeon, la persona a quien tanto amaba y celos, celos por darse cuenta de lo importante que había sido ese miserable en su vida.

—¿crees que estas preparado para ver la otra casa? —cuestiono SeHun tratando de animar a JunMyeon.

Él podía vivir con el dolor incesante en su corazón, después de todo se lo merecía por haber sido el primero en romperle el corazón. Pero JunMyeon no se merecía sufrir ni estar triste por nadie. JunMyeon se merecía todo lo bueno que la vida pudiera ofrecerle

—Por supuesto. —dijo JunMyeon al punto sin tratar de ocultar su dolor y reemplazarla por una sonrisa, una sonrisa que no fue del todo falsa porque diseñar y dibujar era una de las cosas que más amaba y lo ayudaba a olvidarse de sus problemas.

Ambos subieron a la camioneta sin decir más y unos minutos después, SeHun se desvió de la carretera principal y atravesó una densa zona de árboles hasta que llegaron a un claro. JunMyeon sintió que el corazón comenzaba a martillearle en el pecho. Reconocía aquella casa como si hubiera estado en ella mil veces. Y en cierta manera así era, porque en el pasado SeHun y JunMyeon habían pasado horas hablando de una casa así.

JunMyeon había tenido una primera reacción similar con la otra casa, pero no tan fuerte. En la que habían visto por la mañana, había captado ciertos toques que le habían resultado vagamente familiares, algo así como un recuerdo lejano que no había sido capaz de ubicar. Su reacción a la casa en la que se encontraban en ese momento, por el contrario, fue intensa e instantánea. Sin duda, aquélla era la casa de sus sueños. La casa que ambos habían soñado en el pasado.

Al contrario que la primera, esta casa era de una sola planta, diáfana y de amplias dimensiones, y se extendía sobre aquella tierra ribereña para aprovechar la vista, la brisa. Incluso desde su posición en aquel momento, podía ver hasta el otro extremo de la casa, el que daba a Busan. Sin moverse, JunMyeon sabía que habría ventiladores de techo en todas las habitaciones, que el porche que daba sobre el agua tendría los postes y la balaustrada de estilo victoriano, cuya base acogería jardineras para llenarlas de flores que se derramarían sobre la barandilla en un estallido de color.

A pesar de su mayor tamaño, parecía haber capturado la esencia de una casita de playa, un lugar confortable, lleno de luz y del aroma del aire salado. Apostaría sin dudar a que la distribución de las habitaciones sería la de matrimonio en uno de los extremos y las destinadas a los niños y los invitados en el otro, de forma que los dueños tuvieran intimidad incluso cuando la casa estuviera llena de familia o invitados.

Olvidando el dolor que sintió por Taehyung y sus engaños, se volvió hacia SeHun con el corazón en la garganta.

—Has construido nuestra casa. —dijo JunMyeon con un hilo de voz—. La casa de la que tanto hablamos.

SeHun asintió con las manos en los bolsillos.

—Lo he intentado. —susurro con nostalgia.

—Pero ¿por qué? ¿Y cómo eres capaz de venderla ahora? —reprocho JunMyeon sin creérselo.

Y SeHun lo miró ligeramente avergonzado, lo que ya en sí era bastante sorprendente, puesto que SeHun siempre mostraba una arrebatadora confianza en sí mismo.

—De alguna manera, comencé a hacerla como castigo, algo así como un tormento. —admitió SeHun —pero al final me hacía sentir que te tenía a mi lado, sentía que no te había perdido, que tal vez aún había algo que nos unía. Llamé a unos fontaneros y a unos electricistas, pero lo demás lo he hecho yo solo. Empecé justo cuando terminó el proceso de divorcio.

—Entonces deja que te lo pregunte otra vez: ¿cómo puedes venderla SeHun?

—No voy a venderla. —dijo SeHun como si acabara de tomar la decisión—. Voy a vivir aquí.

—Pero me habías dicho que tenías intención de vender las dos casas. —recrimino JunMyeon.

—Creo que podría haberlo hecho si no hubiera visto tu reacción. Nada más ver tu cara he sabido que no puedo separarme de esta casa. —dijo SeHun sin apartar la vista de JunMyeon—. ¿Quieres verla por dentro?

—Sí. —dijo JunMyeon al punto y, a continuación—: No.

SeHun lo miró con expresión divertida.

—¿En qué quedamos? —bromeo SeHun.

—No estoy seguro. Creo que tengo miedo de verla por dentro. —confeso JunMyeon sonrojado.

—¿Tienes miedo de que no haya recordado bien los detalles? —pregunto SeHun.

—No. Lo que me aterra es que te hayas acordado de todos. —confesó JunMyeon.

—¿Y tan horrible sería eso? —pregunto SeHun conteniendo la respiración, no quería emocionarse ni ilusionarse, pero su corazón lo hacía sin obedecer a su razón.

«Mucho», pensó JunMyeon, porque SeHun viviría allí sin JunMyeon.

—No, supongo que no. —se obligó a decir JunMyeon.

SeHun se bajó de la camioneta de un salto y la rodeó para abrirle la puerta a JunMyeon. Cuando le ofreció la mano, JunMyeon la aceptó, pero se mostró reticente a salir.

Delante de la puerta principal, JunMyeon vaciló nuevamente. Acto seguido, elevó la mirada hacia SeHun

—Sabes que, si entro y me enamoro de la casa, vamos a tener un problema, ¿verdad? —desafió JunMyeon.

SeHun lo miró con expresión perpleja.

—¿Qué tipo de problema conejito?

—Que tendrás que pelearte conmigo si quieres quedarte con ella SeHun. —reto JunMyeon decidido.

SeHun se echó a reír, pero en seguida asumió una expresión sobria al darse cuenta de que JunMyeon hablaba en serio.

—Hay una solución fácil, ¿sabes? Puedes venir a vivir conmigo JunMyeon. —dijo SeHun encogiéndose de hombros.

A pesar de su tono jovial, el corazón de JunMyeon dio un vuelco. Era una sugerencia demasiado tentadora.

—Sabes de sobra que eso no es posible. —se apresuró a decir, con la intención de que les sirviera de recordatorio a ambos.

—Claro que es posible. —dijo SeHun con la misma prontitud, al tiempo que le guiñaba un ojo—. Todavía me quedan varias semanas de trabajo antes de que esté terminada. Tienes tiempo para decidirlo.

Pero cuando SeHun abrió la puerta y cruzó el umbral, JunMyeon comprendió que no necesitaba semanas para decidir. Se sentía como si acaba de entrar en casa. 

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7v7 compensación de mi desastre. ¿a poco creian que sehun solo se hizo una casa pensando en myonie? claro que no, él se hizo dos 

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