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uno

—Haz las maletas y vente a Daegu —ordenó Xiumin a JunMyeon a la mañana siguiente de descubrir que la vida de su hermano menor había perdido todo sentido tras el engaño de su ex prometido, el popular modelo Taehyung.

JunMyeon suspiró él había planeado pasar todo el día en la cama, lamiéndose las heridas en la intimidad, y tal vez comerse la tarrina de medio kilo de helado que tenía guardada en el congelador. La diversión había terminado antes de empezar siquiera con aquella llamada de sus tres hermanos. Sabía que todos estaban en línea, aunque fuera Xiumin el que hablara por todos ellos. Los había oído respirar mientras dejaban que su hermano mayor lo convenciera en salir de su miseria y volver a sonreír.

—¿Cómo te has enterado? —pregunto sorbiendo sus moquitos, no debería haber sido la prensa pues nadie sabía que su relación con Tae iba tan enserio como para casarse, iba ser todo según Taehyung una sorpresa para el medio.

La única respuesta era que sean sus padres y creía que le había dejado bien claro que quería ser él la que anunciara la ruptura del compromiso a sus hermanos..., tal vez en junio, cuando se le hubiera pasado la impresión del momento sería el momento adecuado para hacerlo.

Desgraciadamente, a Kim JungSoo no se les daba bien guardar secretos. Ellos pensaban que las familias debían permanecer unidas en los momentos de crisis. Sus hermanos habían aprendido bien la lección. Y hasta ese momento, a JunMyeon siempre le había parecido reconfortante.

—Los secretos no duran en esta familia —respondió Xiumin, confirmando lo evidente—. Lo que no comprendo es por qué no dijiste nada. Deberías habernos llamado en cuanto pillaste a Taehyung con esa...

—¿Por qué? —gruñó JunMyeon—. ¿Para venir y sacarle el corazón en persona?

La imagen le proporcionó cierta satisfacción sanguinaria, lo cual le resultó profundamente perturbador. Le gustaba creer que era una buena persona, JunMyeon nunca le había deseado el mal a casi nadie.

—El corazón o cualquier otra parte de su anatomía —dijo Xiumin— para que no la vuelva a usar en su vida.

—Precisamente por eso no os llamé —explicó JunMyeon, recuperándose del escalofrío que le había recorrido la espina dorsal al escuchar las palabras de su hermano. Xiumin era casi el dulce de la familia, se alegro de que su hermano de cierta manera este dispuesto a dejar la paz por cuidarlo, Kyunsoo era perfectamente el hermano capaz de llevar a cabo una amenaza. Tenía muy marcado el gen protector de hermano sanguinario—. Manejé la situación a mi manera. Además, no quería que sintieran lástima, y, desde luego, no quiero huir. — respondió JunMyeon con un tono lastimero.

La humillación de descubrir a Taehyung en la cama con otra ya fue bastante horrible. No dejaría que el asunto lo haga salir corriendo. Su vida estaba aquí, en Seúl. No correré a esconderse por culpa de ese miserable, podía ser guapo y todo, pero no le robaría la vida, no de nuevo.

De hecho, aquel desastre le había recordado lo decidido que estaba a buscarse la vida en Seúl. Habían acudido a su memoria recuerdos de otro hombre al que había amado, un hombre que también lo había engañado, y cuyo engaño había arruinado al mismo tiempo el amor que sintió una vez por Oh SeHun, la casa de su abuela en Daegu. A pesar de lo fresca que era la última herida de su corazón a causa de Taehyung, le costaba decidir cuál de las dos traiciones le había dolido más, comenzó a reír de mala gana, talvez era el destino que le recordaba que él no podría tener una relación estable sin el temor de que al cerrar y abrir los ojos lo engañen.

Y lo que era aún peor, aunque sus hermanos no supieran lo de aquel

primer fracaso, JunMyeon había adivinado como iban a reaccionar. Aunque a veces se sentía el raro del grupo, era el segundo en nacer, pero gracias a su mala suerte en el amor sus hermanos lo trataban como el hijo menor que debían cuidar. Su madre siempre había sabido que sus hermanos se apresurarían a pedirle que volviera a Daegu, donde todas pudieran mimarlo nuevamente. El escenario de aquella primera traición era el último lugar de la tierra en el que quería estar, pero sus hermanos no podían saberlo, claro. Había sobrellevado su angustia en privado. Sólo se lo había contado a su adorada abuela y ésta había respetado los deseos de JunMyeon de no contar lo ocurrido.

—También puedes ceder y hacerlo con elegancia —atajó Baekyun, hablando desde otra extensión, haciendo caso omiso de las protestas de JunMyeon.

—Sí —añadió Kyunsoo—. No nos hagas ir a buscarte a Seúl, porque lo hacemos y te traemos a Daegu y de paso le enviamos a Taehyung un pasaje sin retorno al más allá.

JunMyeon dejó escapar una suave carcajada podía imaginar la cara diabólica que debería estar poniendo su hermano, pero de pronto la risa se convirtió en sollozo al recordar el rostro infantil de Taehyung, JunMyeon verdaderamente había creído que ellos podían ser felices y olvidarse así de los fantasmas del pasado. Era demasiado tarde para lamentar haber insistido a sus hermanos en que, si la vida de una se derrumbaba, siempre podían refugiarse en Daegu ¿Cómo explicar que para JunMyeon era diferente estar ahí sin sacar a la luz el secreto que les había ocultado durante todos estos años? Si se enteraban de aquello, los mimos y las carantoñas se harían insoportables.

—No puedo —murmuró JunMyeon.

Xiumin, Baekyun y Kyunsoo estaban rehaciendo sus vidas en Daegu, pero era en Daegu donde a JunMyeon lo habían traicionado por primera vez. ¿Cómo iba a ir allí para curar su corazón roto cuando el lugar estaba lleno de fantasmas del pasado a los que tendría que enfrentarse? Como hacerlo si supuestamente Taehyung había jurado acabar con ellos y los había vuelto a abrir.

—Me gustaría saber por qué —exigió Xiumin—. Si no puedes tomarte vacaciones, deja el trabajo. — finalizó.

—No es por el trabajo —dijo JunMyeon, sintiéndose muy desgraciado, aunque no le sorprendía que fuera Xiumin el que pensara en eso. Aunque la adicción al trabajo de su hermano mayor estaba bastante controlada gracias al matrimonio, Xiumin seguía siendo una persona hiperactiva.

—¿Entonces qué?

—Estoy mejor aquí —afirmó JunMyeon consciente de que era una respuesta débil, pero no era capaz de decir la verdad. Ninguno de sus hermanos sabía lo enamorado que había estado aquel último verano que pasó en Daegu. Los tres estaban ocupadas con trabajos de verano en Seúl, mientras JunMyeon pasaba el verano solo con la abuela... y con SeHun.

En esa época, tenía la seguridad de que Oh SeHun era el hombre de sus sueños. Había creído sus palabras de amor, lo suficiente como para hacer el amor con él, lo había creído al oírlo decir que lo estaría esperando cuando JunMyeon regresara de Seúl al verano siguiente. Pero no había terminado el otoño cuando su abuela le mencionó, por casualidad, que SeHun se había casado. Unos meses más tarde, se había enterado, también por casualidad, de que SeHun había tenido un hijo. Un niño.

Las dos habían fingido que Kim sowon sólo estaba cotilleando sobre

un conocido, pero JunMyeon había percibido la compasión que se ocultaba bajo las palabras de su abuela, que sabía cuánto daño le estaba haciendo al decírselo.

JunMyeon se había sentido totalmente traicionado, especialmente porque el chico al que había amado y en quien había confiado no había tenido el valor de decírselo personalmente. No porque de esa forma le hubiera dolido menos, pero le habría tranquilizado saber que no se había equivocado tanto con él, después de todo, SeHun si lo había amado, al menos durante un tiempo o por lo menos había significado algo valioso el momento que pasaron juntos.

Había tardado años en reunir el valor para entregar su corazón nuevamente, Taehyung verdaderamente había logrado enamorarlo de cierta manera, pero lo que había pasado luego de realizar los planes para casarse: exactamente lo mismo... o algo muy parecido, por lo menos Taehyung había tratado de retenerlo y darle explicaciones, no como SeHun que simplemente lo había desechado como algo inservible.

No, definitivamente no, Daegu no era lugar para JunMyeon. Debía quedarse en Seúl y centrarse en su trabajo de diseñadora de exteriores, que adoraba. Tenía a sus amigos. Además, Taehyung era un modelo cotizado que no paraba en Seúl, lo vería en las revistas y portadas de moda, pero podía ignorarlas y aunque ninguna amistad fuera tan estrecha como la unión que tenía con sus hermanos estaría muy bien.

—No puedo ir a Daegu —repitió, con tono inexpresivo y esperaba que inequívoco.

Kyunsoo dejó escapar un exagerado suspiro.

—Supongo que eso significa que tendremos que salir para allá mañana temprano, ¿no es así, Ash, Baekyun? creo que leí que Taehyung ira a realizar sesiones fotográficas a Sowon que esta muy cerca de la carretera que une Seúl y Daegu.

—Yo puedo estar listo a las cinco de la mañana. Nos dará tiempo de emboscarlo antes de que su estaff se dé cuenta y podremos acabar con él —dijo Xiumin.

—Por supuesto que sí, Chanyeol la vez pasada compro un líquido que quita las manchas de sangre, eso será de gran ayuda para cuando dejemos el cuerpo y raptemos a JunMyeon a Daegu.

—¡Chicos basta! Nadie va tocar ni raptar a nadie —protestó JunMyeon, aunque sabía que de nada serviría. No se quedarían satisfechos hasta que lo vieran y lo mimaran durante unos días o unas semanas y desgraciarle algo a Taehyung por la osadía de lastimarlo. Era la maldición de ser considerado el menor pese a ser el segundo en la línea.

—No puedes detenernos y sabes que yo no bromeo cuando planeo algo—le recordó Kyunsoo—. Sólo tienes que acceder a venir si no quieras que haga ese escándalo. Quédate aquí a pasar el invierno, JunMyeon. Tendrás paz y tranquilidad. No te molestaremos a no ser que quieras que lo hagamos, es más puedes quedarte en la casa de abuela y ni siquiera estarás con nuestros padres.

—Eso de no meterte no te lo crees ni tú. Ya lo están haciendo —señaló JunMyeon.

—Sí, pero con la mejor de las intenciones —dijo Baekyun alegremente.

_Dejenme que vea si puedo escaparme —acordó JunMyeon, finalmente, no quería leer en los periódicos como su hermano era detenido por intento de asesinato—. Tal vez pueda ir el fin de semana para que comprueben personalmente que no estoy tan mal. Taehyung no lo merece y no merece ni que se den el tiempo de pensar en lastimarlo.

JunMyeon imaginó que podría ocultar su aversión a Daegu durante un par de días, tras los cuales volvería a Seúl. De hecho, pasar allí dos días no parecía tan grave, analizándolo bien. Y en sus anteriores visitas, ni siquiera se había cruzado con SeHun; había tenido cuidado de no aparecer en sitios públicos y podría hacerlo de nuevo.

A pesar de que su reticencia a salir estando ahí había despertado las sospechas de sus hermanos, se habían limitado a un par de preguntas rápidas. Si no quería salir, lo achacarían a su corazón roto a causa de Taehyung, no estaría mal que le tirarsen improperios y sus oídos se enrojezcan en cada sesión fotográfica, y así nunca adivinarían que tenía que ver con una antigua relación que había tenido un triste final y al pánico que le provocaba pensar en encontrarse con Oh SeHun de nuevo.

Tampoco se podía decir que el aislamiento le sirviera de mucho cuando se trataba de sus sentimientos. Había sentido la presencia de SeHun durante cada segundo de cada visita. De camino a Daegu había visto su nombre en un buen número de trabajos de construcción a lo largo de las pequeñas ciudades ribereñas de Sowon y Daegu. Saber que se había labrado una reputación haciendo lo que más le gustaba solo había servido para remover sentimientos encontrados. JunMyeon deseaba ser lo suficientemente adulto para alegrarse por SeHun, pero una parte de JunMyeon veía en su éxito una prueba más de traición, pues era JunMyeon quien había sido el que había animado a SeHun a defender y luchar por sus sueños, a pesar de la insistencia de su madre de que fuera a la universidad. Y lo cierto era que SeHun había alcanzado su sueño, pero al lado de otra persona.

—Un fin de semana no te servirá —dijo Baekhyun con firmeza—. Hicimos que Xiumin se quedara aquí tres semanas. Si el señorito «Adicto al Trabajo» pudo hacerlo, tú deberías comprometerte a quedarte, por lo menos, un mes.

—Cierto —convino Xiumin—. Además, trabajas para una empresa de diseño de exteriores. ¿Cuánto trabajo puedes tener en invierno? Y si te entra el gusanillo de diseñar, apuesto a que Kai puede darte algo para que te entretengas. Últimamente tiene más trabajo del que puede hacer.

—Ya lo habían planeado todo y hasta lo tenían preparado todo antes de llamarme, ¿verdad? —preguntó JunMyeon, cada vez más resignado ante su destino—. Incluso has metido a Kai en el ajo. ¿Sabe que ahora te dedicas a contratar colaboradores para su negocio, Xiumin?

—Por supuesto —contestó este—. Nunca iría a juicio ni discutiría contigo sin haberme preparado el caso antes. Además, fue idea de Kai. ¿Verdad, Kyunsoo?

—Totalmente —confirmó Kyunsoo, hablando en nombre de su marido—. Está desbordado, de verdad, JunMyeon. Le harías un gran favor. Y también a mí. Me gustaría ver a mi marido más de lo que lo veo. Venga, JunMyeon. Di que sí.

JunMyeon suspiró.

—Llámanos cuando estés a dos horas —dijo Baek, convencido de que habían ganado—. Te tendremos el fuego preparado y la cena en la mesa. Daegu será el lugar perfecto para ti. Funcionó para nosotros. No se me ocurre nada más reconfortante que sentarme delante del fuego y dejar que las penas fluyan mientras contemplas como nieva fuera.

—En Seúl también nieva —les recordó JunMyeon, en un último y poco entusiasta intento por hacerlos desistir—. Odio la nieve.

—No es verdad —protestó Xiumin—. Además, allí es habitual. Aquí es tan poco común que parece algo mágico. Espera y verás. Tal vez sigas la tradición y también tú encuentres aquí al hombre de tus sueños y te cases y vivas muy feliz.

—Como quieran entonces —cedió JunMyeon, que no encontraba sentido a destruir la fe que sus hermanos tenían en las propiedades mágicas de la casita de Daegu, en lo referente a cuestiones del corazón.

En el estado de ánimo en que se encontraba, sin embargo, no podía imaginar que hubiera en la tierra un lugar mágico, y mucho menos Daegu, que lograra hacer que se sintiera mejor, ni respecto a la nieve ni al amor.

Lo más irónico del caso era que era JunMyeon el primero de los hermanas Kimque había encontrado el amor en Daegu. Se preguntaba qué pensarían de latradición si supieran lo mal que había terminado en su caso. 

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Holis, espero les guste 7n7..

baek, soo y minie se apellidan Kim   

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