Tres
—¿Qué haces aquí? —Preguntaron los dos al unísono.
SeHun trató de sonreír, su corazón comenzó a martillear de alegría al volver a ver a JunMyeon después de tantos años.
—Lo siento. Recibí una llamada pidiéndome que viniera urgentemente a ocuparme de ciertas reparaciones. No tenía ni idea de que estuvieras aquí. Sinceramente, no puedo creer que me hayas llamado. —Hablo tímidamente SeHun, sintiendo que talvez si tendría oportunidad de enmendar sus errores y no soltarlo jamás.
JunMyeon lo miró con verdadero desconcierto.
—Y no lo he hecho. —Respondió indignado— ¿Qué reparaciones? Xiumin me dijo algo de que iba a hacer unas llamadas, pero no sabía que lo hubiera hecho ya. Ni siquiera me ha mostrado la lista de cosas que hay que hacer.
—Fuera quien fuera, decía algo de unos tablones sueltos y podridos en el porche.
—Estaba oscuro cuando llegué. No me he fijado.
—¿Acabas de llegar, entonces?
—Llegué anoche.—oferta JunMyeon, negando con la cabeza.
—Y no has salido en todo el día ... —oferta SeHun.
JunMyeon lo miró con suspicacia.
—¿Cómo lo sabes? —Preguntó, con un deje sorprendentemente defensivo en la voz.
—Cálmate, cariño. Nadie ha estado extendiendo rumores sobre ti, al menos yo . —oferta SeHun, haciendo un gesto hacia los escalones—. Las únicas huellas que hay sobre la nieve son las mías.
El ataque de mal genio de JunMyeon se desinfló al instante, no tenía caso enfadarse por los mensajes que había recibido de Taehyung.
—Lo siento. —dijo JunMyeon con rigidez.
SeHun vaciló hasta que, finalmente, se obligó a preguntar:
—¿Prefieres que envíe a otra persona para que revise el estado del porche? Puedo hacer que venga alguien mañana por la mañana. Es obvio que tu hermano no sabía que llamarme sería incómodo para ti.
La indecisión estaba escrita en el rostro de JunMyeon. Parecía perdido, y tan desgraciado que SeHun sintió el impulso de tomarlo en sus brazos y consolarlo, aun sabiendo que ya no tenía derecho a hacerlo. Algo le decía que, fuera lo fuera lo que la había llevado a Daegu, lo había dejado sin fuerzas.
—No. —oferta por fin—. Ya estás tú aquí. No quiero tener que explicarle a Xiumin mis motivos para echarte. Te encenderé la luz para que veas mejor. —murmuro tomando algo de aire entrando a la casa.
—Gracias. —expreso SeHun con un gesto de la cabeza.
Un momento después, JunMyeon encendió la luz y cerró la puerta tras de si. SeHun se esforzó por no sentirse herido ante la forma en que lo había dejado allí solo, pero no podía evitarlo. En otro tiempo, siempre recibía una cálida bienvenida en aquella casa; en aquella época, aquel JunMyeon no se alegraba de verlo llegar. Que le cerrara la puerta en la cara tuvo el mismo efecto que si le hubiera dado una sonora bofetada. El mensaje estaba claro: JunMyeon toleraría su presencia por exigencia de las obras de reparación, pero no deseaba tener ninguna otra clase de contacto con él. Su reacción era, ni más ni menos, la que él merecía, por irritante que fuera.
Comprobó el estado del porche durante unos minutos y determinó que era necesario sustituir todas las tablas, ya que un arreglo temporal solo retrasaría lo inevitable. Hizo unos rápidos rápidos y tomó nota en el cuaderno que siempre llevaba encima, antes de llamar a la puerta de nuevo.
JunMyeon tardó un poco en abrir y, cuando lo hizo, saltaba a la vista que había estado llorando. Tenía el rostro pálido y surcado de lágrimas. SeHun notó que el corazón le daba un vuelco al verlo así, tan frágil y vulnerable.
—¿AH Y AHORA QUE QUIERES? —Preguntó JunMyeon con impaciencia.
—JunMyeon, ¿estás bien? —Se interesó SeHun, olvidando por el momento el porche.
—Nada que un poco de tiempo no pueda curar —ofrece JunMyeon—. O eso dicen. Personalmente, creo que es una sandez.
SeHun percibió el toque de amargura de su voz y llegó a la conclusión de que se estaba refiriendo a algo reciente, aunque también podría tener algo que ver con su traición y una herida que aún no había cerrado. Se metió las manos en los bolsillos y se arriesgó a que lo rechazara de nuevo.
—¿Quieres hablar de ello?
—No, y menos contigo. —concluyo JunMyeon sin más—. Lo que quiero es que me dejen en paz, No quiero ver a nadie ni saber de nadie.
Sabía que debía hacer lo que le decía, pero ¿podría hacerlo? JunMyeon parecía al borde del colapso. ¿En qué estarían pensando sus hermanos para dejarlo solo? Haciendo caso omiso de las palabras de JunMyeon, pasó junto a él y entró en la casa, decidido a no irse de allí hasta que JunMyeon hubiera recuperado el color de las mejillas, aunque fuera de rabia hacia él.
Fue como volver a casa. La pintura era nueva y había algunos toques que no le resultaban familiares, pero, en esencia, no había cambiado nada de lo que él recordaba. Era cálida y confortable, con el fuego en la chimenea y los sillones cubiertos con sus telas de brillantes estampados, las paredes decoradas con delicadas acuarelas de la bahía y una o dos del jardín exterior. La abuela de JunMyeon las había pintado. Lo que les faltaba de profesionalidad quedaba compensado por la carga sentimental.
—¿Tiene comido algo? —Preguntó SeHun con tono enérgico mientras se dirigía a la cocina como si estuviera en su derecho a hacerlo—. Yo no, y estoy muerto de hambre.
JunMyeon corrió tras él para alcanzarlo y se enfrentó a él con el mentón levantado en un gesto testarudo.
—¿Qué demonios te ocurre? —Exigió JunMyeon—. No puedes entrar aquí a empujones prácticamente y hacerte cargo de la situación, SeHun, NADIE TE LO HA PEDIDO Y NO ERES PARTE DE MI FAMILIA PARA CREERTE CAPAZ.
—Acabo de hacerlo, cariño. —Sonrió SeHun ignorando los gritos de JunMyeon— ¿Qué te parece un poco de sopa? —Preguntó alegremente, mientras abría un armario de la cocina, lleno de todo tipo de alimentos, desde fideos con pollo hasta sopa de tomate—. Es la noche ideal para tomar sopa. Hace un frío que pela ahí fuera.
La sugerencia fue recibida con silencio, y SeHun lo tomó como una buena señal.
—Sopa de tomate y algo de ramen —decidió tras comprobar el contenido del frigorífico—. Tu abuela solía hacernos eso para cenar. ¿Sigue siendo tu comida favorita?
—No tengo hambre SeHun, y será mejor que te vayas —insistió JunMyeon, tratando de cerrar la puerta del armario sin tocarlo.
No tengo prisa oferta SeHun, malinterpretando a propósito las objeciones de JunMyeon para evitar que desbaratara su plan—. Siéntate. Estará listo en un momento.
Y dicho y hecho, comenzó a reunir los ingredientes para su improvisada cena con movimientos eficaces; los casos y las sartenes estaban donde siempre, así corno los cuencos y los platos. Estaba seguro de que aún estarían allí los platos con el borde de flores desportillado, tal como los recordaba.
—Veo que ya habías hervido agua. —dispoone sehun al percatarse de la tetera que había sobre el fuego de la cocina—. ¿Las bolsitas de té siguen estando en el mismo sitio?
No espero a que le respondiera. Continuó con lo suyo, le dio la vuelta al pan cuando se doró por un lado al tiempo que removía la sopa. Aquélla era la comida favorita de Mark también, de modo que SeHun era todo un experto en prepararla.
El hecho de que JunMyeon no hubiera explotado en un ataque de histeria y lo hubiera echado de allí lo animó. Pero, al mismo tiempo, le decía que no tenía ni la fuerza necesaria para enfrentarse a aquel encuentro no deseada. Al final, JunMyeon suspiró y se sentó mirando de reojo el sillón de la sala donde se encontró su celular.
—¿Y qué te ha traído a Daegu? —Pregunto SeHun al tiempo que le ponía el sándwich y el tazón de ramen caliente delante.
JunMyeon se quedó mirando la comida y después frunció el ceño.
—No quiero esto y no quiero charlar, y menos contigo. —dice JunMyeon, con algo más de brío que antes.
—Ya me he dado cuenta, pero la comida está caliente y yo estoy aquí, así que ¿por qué no sacamos lo mejor de esta situación?
JunMyeon frunció el ceño.
—¿Siempre fuiste tan irritante?
—Probablemente. —admitió SeHun—. Es que tú tendías a ver solo lo bueno de las personas. Probablemente lo pasaras por alto.
—Debe ser eso. —murmuró JunMyeon sin ganas, el mensaje de voz que Taehyung le había dejado lo estaba matando, pero tomó los palillos y probó el ramen.
SeHun experimentó una leve sensación de triunfo al ver que tragaba un primer bocado, y después volvía a por más. Habría bailado de lo contento que estaba cuando lo vio llevarse a la boca el sándwich. La comida, o su enojo con él, le estaban devolviendo el color. Ya no parecía tan triste y desolado como cuando había llegado.
Cuando finalmente lo miró, su tono era de absoluta suspicacia al preguntarle:
—¿Quién te llamó para que vinieras? ¿Estás seguro de que esto no estaba preparado? — cuestiono JunMyeon, olvidando por unos minutos lo sucedido con Taehyung ya en la soledad de su habitación podría atormentarse.
SeHun se encogió de hombros.
—No puedo decirte con seguridad quién me llamó. El recado lo tomó el servicio de mensajería vocal con el que trabajo. Antes has dicho que Xiumin te había comentado que llamaría a alguien, así que supongo que fue él quien lo hizo.
—Pero ¿a ti? —Preguntó JunMyeon con escepticismo.
—Mi número está en la guía, así que ¿por qué no? —Oferta SeHun con una sonrisa fingiendo que no le dolió el comentario tan despectivo—. Además, hace poco hice un trabajo para su marido y para él. Quedaron muy contentos. A menos que le hayas llenado la cabeza con la lista de todos mis defectos desde entonces, creo que tiene sentido que me llame.
—Nunca le mencionó tu nombre SeHun.
—Entonces ¿cuál es el problema? —Preguntó con temor de saber la respuesta dolorosa.
—Creo que conoces bien la respuesta SeHun no te hagas el idiota.
—Ha sido una coincidencia, JunMyeon. No se trata de una conspiración diabólica entre tu hermano y yo. Créeme, bastante trabajo tengo como para colarme en casa de nadie para poder entretenerme con una pequeña reparación como ésta. Recibí una llamada. Y he venido a examinar el estado del porche. Eso es todo. Hasta que vi las luces y el humo de la chimenea no tenía ni idea de que hubiera alguien viviendo en la casa.
—De acuerdo, has venido por una llamada. —concedió JunMyeon finalmente—. Ya has hecho tu trabajo, ahora déjame tu presupuesto. Pediré otro que pueda arreglarlo y así tú no perderás.
—No lo creo. —oferta SeHun. Era cierto, para él aquello sólo era una minucia de trabajo, pero tenía la intención de hacerlo. De hecho, pensaba pegarse a JunMyeon con cola de contacto hasta que averiguara a qué se debía el horrible aspecto con que lo había visto al llegar—. El porche está hecho un desastre. Será mejor levantarlo y hacerlo de nuevo antes de que alguien se haga daño.
—Como quieras, pero estoy seguro de que habrá alguien que me lo haga por menos dinero. —ataco JunMyeon sin emoción en la voz—. Dios, si hasta yo mismo podría hacerlo si me lo propusiera.
SeHun sonrió ampliamente.
—¿De verdad piensas eso?
—¿Qué dificultad puede tener clavar unos tablones? —ExpusoJunMyeon descaradamente—. Y yo no le cobraría a Xiumin una suma exagerada por la mano de obra.
—Aún no has visto mi presupuesto. —le recordó SeHun, sin tratar de ocultar la diversión que le provocaban sus evidentes intentos de deshacerse de él—. Sencillamente, no quieres que yo esté por aquí.
JunMyeon le sostuvo la mirada un momento y, al cabo, la apartó, mientras el color de sus mejillas se intensificaba.
—No —admitió con un hilo de voz—. Lo siento no quiero ser así —se apresuró a disculparse JunMyeon.
—No pasa nada. —responde SeHun, restándole importancia—. Puedo hacer que venga otra persona a hacerlo, pero quien llamó pidió específicamente que me encargara yo en persona. Cuando un buen cliente hace algo así, me ocupo yo mismo del trabajo. Es una cuestión de fidelidad.
JunMyeon lo miró con el ceño fruncido dedicándole una sonrisa escéptica y llena de odio.
—Como si supieras lo que significa esa palabra. —oferta con amargura mientras desviaba la mirada al sillón, ninguno que había llegado a su vida a crearle un mundo de fantasía sabia el significado, por más que ahora Taehyung este desesperado por localizarlo.
Por otra parte, su comentario le sentó como una bofetada a SeHun o incluso un puñal que se enterraba en la herida latente de su corazón.
—Supongo que me lo merezco. —admitió SeHun.
—Y más. —replicó JunMyeon—. Mira, SeHun, puedes olvidarte de esa patraña de la fidelidad al cliente. Yo me ocuparé de mis hermanos. Además, de camino here he visto que estabas construyendo un montón de casas enormes por la zona. ¿Por qué perder el tiempo arreglando un porche?
—Me ayuda a no perder la humildad. —responde SeHun despreocupadamente, aunque lo que quería decirle era que desde que se fue se había plantado la meta de que, si tuviera la oportunidad de volver a verlo, de tratar de enmendar lo que le había hecho seis años atrás, lo haría sin esperar nada, no importaría acabar con el corazón más destrozado. Y después de verlo, sabía que los sentimientos que se había esforzado por enterrar durante esos años para poder seguir casado con Luhan eran tan fuertes como siempre, su amor seguía intacto al paso del tiempo, así como sus ganas de volver a tenerlo entre sus brazos .
—No es buena idea. —oferta JunMyeon, casi para sí mismo, ya era difícil lidiar con la traición de Taehyung como para hacerlo con la SeHun, la que había iniciado todo su infierno.
—¿Por qué? —Preguntó SeHun, aunque sabía perfectamente el porqué.
JunMyeon clavo en él una mirada de incredulidad.
—Está bien, —tomo nota—. Sigues furioso conmigo, y no puedo decir que te culpe por ello. Lo que te hice no tiene excusa.
—Te equivocas. —espetó JunMyeon con tono feroz—. No siento nada por ti. Seis años es mucho tiempo, SeHun. Lo que tuvimos se acabó hace mucho y si no quiero verte es porque de verdad valoro mi soledad.
Era una mentira, lo que había pasado entre ellos aún seguía presente. SeHun lo vio escrito en su mirada agitada, razón por la que estaba decidido a hacer aquel trabajo y JunMyeon no podría evitarlo por mucho que se esforzara.
—Entonces no te importara tenerme por aquí. —sugirio SeHun con tono agradable.
—¿Por qué lo haces? —Preguntó JunMyeon a bocajarro.
SeHun no respondió, pues imaginaba que JunMyeon ya sabía la respuesta. Simplemente, no estaba preparada para admitirlo aún.
—Vendré hacia las ocho. —dice SeHun con tono decidido—. Espero que no planearas quedarte hasta tarde en la cama. Voy a hacer ruido, y agradecería una buena taza de café al llegar. A mí me sale fatal, pero recuerdo que tú lo hacías bien fuerte.
Decidió que ya había hecho todo lo que podía por el momento: SeHun le había dejado bien claras sus intenciones, le había hecho hervir la sangre de la única manera que sabía y casi lo había besado. Así que se levantó.
—Buenas noches, cariño. Me ha alegrado verte —depositó un beso en su ruborizada mejilla y trató de no reparar en la indignación de JunMyeon.
De hecho, mientras atravesaba el jardín, lo oyó murmurar una salva de palabras que ni siquiera sabía que conociera. Ninguna era halagüeña.
Y, a pesar de los insultos, SeHun se puso a silbar alegremente cuando entró en el coche. Cualesquiera que fueron las razones que empujaron a JunMyeon a buscar refugio en Daegu, tenía la intención de estar allí para ayudarlo a superarlo.
Él lo había hecho sufrir una vez. En esa ocasión él lo ayudaría a sanarse, no importaba s los resultados no salían favorables para él pero mientras lo sean para JunMyeon, sería la solucion a sus penas y podría estar feliz.
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debate mental en que si se queda con tae o sehun, en los siguientes caps explicare mejor sobre lo que tae le envio y eso aahha me gusta el ship. Dios feo todo wattapd me cambio todas las palabras que rabiaaaaaaaaaaaaa
mi anterior bias y mi nuevo jaja
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