Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Treinta y Ocho

—Maldita sea, SeHun. —gruño JunMyeon—. No te amo, no puedes amar a dos personas a la vez, pero lo que, si es que me gustas, tuvimos algo muy hermoso que no logramos terminar y ahora te estoy dando tal vez la oportunidad de que puedas hacer que te ame nuevamente. —ofreció—. O que te odie más.

SeHun dejó escapar una risa, a pesar de la evidente aflicción que sentía, se limpió las mejillas húmedas con la manga de su camisa y decidió tomar la oferta de JunMyeon. le haría ver que su oportunidad de hacer que lo amase seria para bien.

—Ante semejante oportunidad de alguien tan hermoso y bueno como tú, cualquier hombre daría saltos de alegría. —anuncio SeHun admirándolo con amor.

JunMyeon le dio un codazo en el estómago.

—No bromees SeHun o me retracto. —amenazo JunMyeon.

—Lo sé, conejito perdóname. —se disculpó SeHun rápidamente temiendo que JunMyeon se aleje—. No es asunto para tomar a broma.

—No, no lo es. —sentencio JunMyeon.

SeHun lo miró a los ojos.

—¿Significa eso que no estamos jugando? —pregunto con cautela.

Los labios de JunMyeon temblaron un poco queriendo retractarse, pero finalmente, dibujaron una enorme sonrisa, el tipo de sonrisa con el que una vez le robo el corazón a SeHun.

—Te echo una carrera por las escaleras. ¿Crees que llegarás antes que yo?—lo retó JunMyeon, levantándose de las piernas de SeHun.

Entre risas, SeHun lo alcanzó en dos zancadas y lo tomó en brazos.

—¿Y si subimos los dos juntos? —dijo SeHun subiendo los escalones de dos en dos.

—Creo que estoy empezando a admirar esos músculos tuyos. —bromeo JunMyeon, mientras SeHun lo llevaba sin dudarlo a la habitación correcta—. ¿Cómo sabías cuál es la mía?

—Pasé muchas horas debajo de esta ventana cuando era un enamorado de veinte años. Sé cuál es tu habitación conejito. —SeHun echó un vistazo a su alrededor—. Pero nunca la había visto por dentro.

Era una habitación hermosa con muchos toques rosas y verde pálido en el diseño floreado del edredón de la cama con cabecero de hierro forjado. La cama estaba atestada de cojines ribeteados de encaje. El papel pintado de color crema que cubría las paredes tenía una franja de intenso color vino hacia la mitad que, de alguna manera, ceñía el conjunto y representaba al chico sexy en que se había convertido JunMyeon.

SeHun se sentó en la cama y atrajo a JunMyeon hacia el vértice que formaba sus piernas. Sujetándolo con suavidad dio unos saltitos en el colchón y sonrió.

—Bien. No chirría. —bromeo SeHun mirando a JunMyeon.

—Y aunque lo hiciera, nadie puede oírnos. —dijo JunMyeon—. ¿Te das cuenta de que nunca hemos hecho el amor en una cama?

SeHun frunció el ceño. Era cierto. En el pasado, los momentos que habían compartido habían tenido que buscarlos a fuerza de una gran capacidad inventiva: lo habían hecho en la sala, en la cocina y hasta en las orillas del lago, pero nunca habían llegado a la habitación de JunMyeon. SeHun lo atrajo hacia sí aún más.

—Entonces creo que ya es hora de que arreglemos eso, ¿no crees? —ofreció SeHun con lesividad.

—Mmm... no lo sé. —murmuro JunMyeon con sensualidad—. Creo que había algo tremendamente excitante y especial en hacerlo sin que nos pillaran.

—Entonces era eso lo que te excitaba. —bromeó SeHun—. No tenía nada que ver conmigo. Entonces, deja que baje, abra la puerta y llame a tus hermanos. Saber que podrían aparecer en cualquier momento añadirá emoción al momento.

—No lo quiera Dios. —dijo JunMyeon fervientemente—. No pueden enterarse de esto.

El corazón de SeHun se llevó tal golpe que se desestabilizó sus emociones.

—¿Por qué no? —cuestiono con tristeza.

—Por tu bien —dijo JunMyeon al punto ignorando el rostro desencajado de SeHun.

—¿Por mi bien? —repitió SeHun, atónito—. ¿Y de qué demonios tienes que protegerme?

JunMyeon sonrió ampliamente.

—Míralo de esta manera. Hablamos de tres hermanos excesivamente protectores que acaban de experimentar el torbellino del cortejo para casarse. —razono JunMyeon con una sonrisa—. ¿Eres capaz de unir los puntos ya?

SeHun entendió lo que quería decir, pero no le pareció que fuera algo tan aterrador como al parecer pensaba JunMyeon.

—¿Crees que nos presionarán para que te lleve al altar? —murmuro SeHun con cierta alegría, él estaría más que dispuesto a hacer aquello sin que lo obligasen.

—Sé que lo harán. —confirmó JunMyeon con pesar.

—Tal vez no sea tan malo. Es lo que debería haber sucedido hace seis años —dijo SeHun con cautela.

—Pues no. —dijo JunMyeon con fiereza—. Está claro que entonces no era el momento adecuado. Tú no habrías tenido a tu hijo o ese niño habría nacido sin un padre. ¿De verdad crees que eso habría sido lo mejor?

—Tienes razón. —admitió SeHun. Por mucho que lamentara cómo habían terminado las cosas para JunMyeon y para él, nunca lamentaría haber tenido a Mark.

Introdujo los dedos entre sus cabellos y les dirigió una intensa mirada directa a los ojos.

—¿Tienes idea de lo asombrosamente generoso que eres JunMyeon? —murmuro SeHun.

—¿Yo? —inquirió JunMyeon escéptico.

—Sí, tú. Pero además eres considerado, inteligente y muy sexy. —ronroneo SeHun más maravillado por JunMyeon.

—¿Todo eso? —dijo JunMyeon, claramente complacido—. Soy asombroso. Tal vez demasiado bueno para los tipos como tú.

—Cierto. —se apresuró a decir SeHun—. Lo cual me convierte en el hombre más afortunado del mundo por tenerte conmigo en este momento.

JunMyeon le bajó la cara hasta que sus labios casi rozaban los de SeHun.

—Pues aprovechemos esa buena suerte tuya. —murmuró JunMyeon segundos antes de que sus labios sellaran los de SeHun.

SeHun sintió que se le aceleraba el pulso hasta alcanzar un ritmo frenético. Toda su sangre voló literalmente por sus venas, desde el cerebro en dirección a otra parte de su anatomía, pero aún le quedaba un poco de sentido común para recordarse que debía ir despacio, que tenía que saborear el momento, saborear a JunMyeon y transmitirle todo el amor que le tenía.

SeHun tomó aquel suave y dulce beso y lo convirtió en algo primitivo y ansioso. JunMyeon empezó a removerse, inquieto, buscando su cuerpo, frotándose contra su sexo duro y caliente y ávido, de tal manera que SeHun a punto estuvo de caer de la cama.

—Más despacio, conejito. —susurró SeHun contra la seductora boca de JunMyeon.

Por toda respuesta, JunMyeon le tomó la mano y la deslizó por debajo de su sudadera, conduciéndolo hacia la prenda de encaje que cubría su suave piel. Estaba muy caliente y tenía la piel muy suave, tanto que SeHun sólo quería enterrar la cara entre sus pezones y acariciar con su lengua aquellos dos gruesos y sensibles picos hasta hacerlo gemir de placer.

—Pero aún no así conejito. —murmuro SeHun entre jadeos. No quería apresurarse.

Había esperado seis años. Podía esperar un poco más, el tiempo para asegurarse de mostrarle a JunMyeon lo precioso que era, el placer que era capaz de dar y recibir. A los veinte años lo había amado con la impaciencia propia de esa edad; en esos momentos, podía amarlo con la paciencia y el deseo de un hombre adulto.

SeHun le quitó, sin embargo, a JunMyeon la suave sudadera que llevaba para poder contemplar sus voluptuosas caderas y el asombroso respingo de esos pezones rosados. A su vez gracias a quitarle la sudadera pudo observar la tela del encaje que llevaba dentro de esos pantalones, un encaje muy sexy que no contrastaba nada con las inocentes prendas de algodón que llevaba hace seis años atrás. Por muy sexy que fuera la nueva prenda, SeHun casi lamentaba el cambio de algo dulce y puro a un cambio lascivo y sexy de JunMyeon, o tal vez lo que realmente lamentara era la pérdida de inocencia de JunMyeon en manos de otra persona. Era algo que Taehyung había tomado y nunca podría devolverle y se lo merecía, él se lo merecía aquello y no podía reprochar nada a nadie porque él había conducido a JunMyeon a los brazos de ese tipo, por su error JunMyeon se alejo de su lado y experimento cosas con otro.

SeHun alejo esas ideas de su mente y deslizó un dedo dentro del pantalón y por el encaje y sonrió mientras el cuerpo de JunMyeon se estremecía.

—Bonito. —dijo SeHun, sonriendo.

—Cuando cumplí los veintiún años, mis hermanos decidieron renovar mi ropa interior. —dijo JunMyeon, guiñándole un ojo—. Espera a ver la pobre excusa que llevo por bragas.

SeHun gimió.

—No me digas eso conejito con solo ver los pequeños indicios de cómo es estoy tratando de no perder todo el control. —jadeo SeHun lamiéndose los labios.

—¿Por qué? —cuestiono JunMyeon moviendo las caderas provocativamente.

—Porque mereces ser seducido como Dios manda. —explicó SeHun acariciándole los pezones.

—¿Y no puedes hacerlo mientras te hablo de mi pequeña tanga de encaje? —ronroneo JunMyeon arqueando la espalda cuando sintió los dedos de SeHun en sus pezones.

SeHun se tapó los oídos.

—No, no puedo seguir si te portas así. —jadeo SeHun luchando por controlarse e ir despacio con su JunMyeon.

—Es negro también. —tanteo JunMyeon con voz sensual.

SeHun gimió.

JunMyeon sonrió ampliamente.

—Me alegra saber qué es lo que te pone nervioso. —dijo JunMyeon mientras se bajaba la cremallera de los vaqueros y comenzaba a bajárselos—. Actúas como un niño virgen Hunnie. —se mofo tirando sus pantalones a un lado.

SeHun trató de no mirar a el cuerpo erótico de JunMyeon porque sabía que, de hacerlo, estaría perdido. Lo de hacérselo lenta y dulcemente pasaría a segundo plano si las bragas eran tan picantes como le había dado a entender.

Un vistazo de soslayo al encaje negro lo dejó sin palabras. Si apenas había tela para cubrir... bueno, nada. Logró apartar la vista del tanga y lo miró a los ojos.

—Te lo advertí conejito. —susurró SeHun, tomándolo en brazos y acomodándolo en la cama. SeHun terminó de quitarse los vaqueros en un único y fluido movimiento, y entonces sí que prestó toda su atención a la ropa interior de su conejito.

Cubrió su sexo con una mano por encima del tanga de encaje y frotó su rostro contra la tela de la sensible protuberancia hinchada de JunMyeon y dura de la excitación, y deslizó dos dedos bajo la prenda, hacia el húmedo interior dentro de sus nalgas. Las paredes anales de JunMyeon se contrajeron alrededor de sus dedos de SeHun mientras elevaba las caderas de la cama.

Un gemido salvaje le desgarró la garganta de JunMyeon. Aquello bastó para que SeHun perdiera los últimos retazos de control que le quedaban. Se quitó de la intimidad de JunMyeon y lo miro a los ojos mientras se deshacía de sus calzoncillos, y, tras rasgar la perversa y diminuta prenda interior de JunMyeon, se hundió entre esas calientes paredes que hace seis años lo habían acogido tantas veces. Empezó a moverse tan poderosamente haciendo que JunMyeon se arqueara contra él.

Luego SeHun permaneció totalmente quieto y contó hasta diez pensando en cualquier cosa que no fuera el deseo de reclamarlo allí mismo y para siempre.

JunMyeon gemía contra su garganta mientras sus caderas se movían con voluntad propia, buscando, suplicando, exigiendo.

SeHun lo miró directamente a los ojos y vio el anhelo, el deseo que con seguridad JunMyeon también estaría viendo reflejado en sus propios ojos, y empezó a moverse cada vez más rápido hasta que el calor y la tensión estallaron en un volcán que los hizo estremecer a ambos.

*************

Va haber segunda ronda 7v7r.

pero antes aclaro el concepto de inocencia que perdió JunMyeon en manos de Taehyung: si bien el seho ya había echo delicioso muchas veces. JunMyeon usaba ropa interior común ósea calzoncillos que como dice SeHun lo hacían ver inocente y ahora ya no lleva eso, lleva una tanga de encaje como prenda interior diaria. Eso quiere decir que le gusta llevar eso y lo excita por ende JunMyeon ya no es inocente en algunos aspectos como hace seis años. Algo normal porque al crecer uno adopta fetiches y fantasías, pero SeHun se lamenta no haber estado él ahí y que haya sido Taehyung quien estuvo. Espero que entiendan 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro