—Entonces ¿podemos hacerlo, papá? —suplicó Mark mientras SeHun metía la camioneta en el camino de entrada de la casa.
Tratando de contener su enfado y asombro al ver que Luhan había desaparecido, SeHun se obligó a prestar toda su atención a su hijo.
—¿Que si podemos hacer qué? —pregunto SeHun a su hijo.
—¿No me estabas escuchando? —preguntó Mark con exasperación.
—Es obvio que no tan atentamente como debería. —dijo SeHun, extendiendo la mano para revolverle el pelo. Había perdido la gorra y los guantes en algún sitio. Y probablemente se habría dejado la chaqueta también de no ser porque SeHun lo había visto debajo de la mesa en la hamburguesería donde habían comido.
—Te estaba diciendo que si podemos jugar con un videojuego antes de que te vayas. —repitió Mark.
—Claro, pero ¿qué pasa con ese proyecto de ciencias que tenías tantas ganas de hacer? Hemos comprado un montón de cosas. —informo SeHun.
—La próxima vez papá. —suplicó Mark—. Es que es un juego alucinante. Quiero enseñártelo.
—Bueno, hijo, el juego entonces. Y ahora, agarra la bolsa del asiento de atrás y yo llevaré la pizza. —SeHun había comprado una familiar pensando que Luhan estaría en casa también.
No habían quedado en ello, se recordó mientras entraba. No podía mosquearse porque no estuviera en casa. Volvería pronto, porque SeHun le había dicho que le devolvería a Mark a las cinco.
Pero después de cenar y jugar al videojuego durante más de una hora, Luhan seguía sin aparecer. Mandó a Mark a darse un baño y ponerse el pijama y, mientras tanto, SeHun lo llamó al móvil, pero Luhan no contestaba.
Cuando Mark bajó con el pelo mojado y de punta, descalzo y con el pijama del revés, SeHun ahogó una risa. Al menos el pequeño lo había intentado él sólo.
—¿Dónde está papi Luhan? —pregunto su hijo.
—No tengo ni idea, cariño. No ha dejado ninguna nota. —respondió SeHun.
El niño frunció el ceño preocupado.
—No te vas a ir, ¿verdad? —cuestiono con miedo de quedarse solo.
—Claro que no. Vamos. Te meteré en la cama. A lo mejor podrías leerme un cuento. —oferto SeHun.
Mark se rió.
—Eres tú quien tiene que leerme un cuento a mí. Yo no sé todas las palabras. —se defendió Mark.
—Ah, si, tienes razón. —dijo SeHun—. Había olvidado como iba esto. Eres tan listo que había pensado que ya sabrías un montón de palabras. ¿Quieres enseñarme las que sabes?
Mark asintió ávidamente.
—Eso puedo hacerlo. —admitió con orgullo.
Arriba, Mark tomó un libro del montón que había en la mesilla y, encaramándose a la cama, se puso en un lado para dejar sitio a SeHun.
Allí sentado, con su hijo acurrucado a su lado, SeHun casi se olvidó de la exasperación que le provocaba Luhan. Echaba mucho de menos esas noches con Mark.
Leyeron un cuento juntos y, para cuando llegaron al final, a Mark se le cerraban los ojos.
SeHun cerró el libro y se deslizó fuera de la cama, no sin antes dar un beso en la frente a su hijo.
—Buenas noches, hijo. —susurro SeHun con cariño.
Mark abrió los ojillos castaños
—Buenas noches, papá SeHun. Te quiero. —murmuro entre sueños.
—Lo mismo digo, hijo.
SeHun se quedó allí mirando a Mark, cuyos ojos habían vuelto a cerrarse, y sintió un dolor sordo en el corazón, casi insoportable. Ese niño era parte de él, merecía sólo lo mejor, y no lo estaba teniendo, de ninguno de sus dos progenitores.
Y lo peor era que no había nada que SeHun pudiera hacer para solucionarlo.
Bajó a la cocina por un vaso de leche y se sentó en una silla delante de la tele a esperar a su exesposo.
Se le cerraban los ojos una y otra vez, pero los abría súbitamente al más mínimo ruido. Sin embargo, era bien pasada la medianoche cuando oyó llegar a Luhan.
SeHun apagó la televisión y se levantó. Cuando Luhan dobló la esquina del pasillo en dirección al cuarto de estar, SeHun le salió al paso.
—¿Dónde demonios estabas Luhan? —preguntó SeHun, incapaz de seguir manteniendo la compostura.
Luhan lo miró con gesto desafiante.
—Fuera. —contesto retándolo.
—No me sirve. —dijo SeHun con frialdad—. Sabías que iba a traer a Mark a las cinco.
—Dijiste que te ibas a quedar un rato, así que pensé que no había razón para que yo también estuviera aquí. —dijo Luhan.
—Una hora, Luhan. Te dije que me quedaría una hora o así, no hasta la medianoche. —regaño SeHun—. Maldita sea, ¿es que no has escuchado nada de lo que te dije esta mañana? ¿Es que tu promesa no significa nada?
—Mark no estaba solo. —le recordó Luhan—. Ése era el trato.
SeHun suspiró ante la retorcida lógica de Luhan.
—¿Es así como van a ser las cosas? ¿De verdad quieres que las cosas sean tan complicadas? —pregunto SeHun con fastidio.
Luhan lo miró con el ceño fruncido.
—Haz lo que quieras si eso te hace sentirte como un adulto, SeHun. Francamente, no me importa. —ataco Luhan enojado.
SeHun sabía que había forzado a la suerte al insistir en ir ese día, pero tenía intención de seguir presionando. Ya era hora de ejercer algunos de sus derechos como el otro padre de Mark en vez de quedarse en la retaguardia para mantener una buena relación entre los dos. Tal vez Luhan terminaría comprendiendo que estaba perdiendo la paciencia con sus juegos y que pensaba acudir a los tribunales, lo que le garantizaría pasar con Mark más tiempo del que había tenido hasta el momento, en su determinación de hacer que reinara la paz con su ex.
—De acuerdo, entonces lo que quiero es esto: volveré el viernes a tiempo para recoger a Mark del colegio. Pasaré el puente con él en el pueblo. —dijo SeHun sin emoción.
El miedo se hizo visible en los ojos de Luhan.
—No, de eso nada. No te toca ese fin de semana. No te he dicho nada por lo de hoy, pero no dejaré que te lo lleves la próxima semana. —demando Luhan con renuencia.
SeHun lo miró con absoluto desconcierto.
—¿Por qué? Es evidente que prefieres hacer cualquier otra cosa en vez de ocuparte de tu hijo. —ataco SeHun—. Considéralo un fin de semana adicional. Además, el acuerdo de divorcio me permitía cuatro puentes al año. Y éste va a ser el primero.
—No. —demando Luhan.
—¿Por qué no? —pregunto perdiendo la paciencia.
—Porque encontrarás la manera de usarlo en mi contra. Yo quiero a ese niño y no dejaré que me lo arrebates SeHun. —advirtió Luhan—. Por eso no voy a dejar que estés con él para que puedas volverlo en mi contra.
—Sabes que nunca haría eso, Luhan. —respondió SeHun con toda su paciencia—. ¿Qué es lo que te ocurre de verdad?
—Quiero pasar con él el próximo fin de semana. —sentencio Luhan.
SeHun sabía que no debía, pero preguntó.
—¿Tenías planeado algo especial? —cuestiono.
—No, pero...
SeHun no sabía por qué sentía la necesidad de presionarlo con tanta fuerza, pero no pudo dejar pasar la oportunidad.
—Necesitas un descanso, Luhan. Déjame ayudarte. Te prometo que no lo usaré en tu contra. ¿Acaso he incumplido alguna vez mi palabra? —susurro SeHun.
Luhan parecía dispuesto a discutírselo, pero SeHun sabía que también había empezado a considerar todo lo que podría hacer con tanto tiempo libre.
—De acuerdo, pero sólo esta vez. ¿No pensarás convertirlo en una costumbre? —amenazo Luhan de mala manera.
—No. Seguiré ciñéndome a nuestro calendario. —prometió SeHun. Al pie de la letra, añadió mentalmente.
—Bien. Avisaré en el colegio de que irás a buscarlo tú el viernes. —accedió Luhan.
Los dos sabían que lo había dicho en un débil intento de demostrar que tenía el control. Los dos aparecían en la lista de personas autorizadas para recoger a Mark que tenían en el colegio.
SeHun podría haber ido sin necesidad de pedirle permiso, pero le permitió aquel pequeño momento de poder.
—Gracias. Te llamaré durante la semana para acordar a qué hora te lo traigo el lunes, para evitar malentendidos. —explico SeHun.
Luhan asintió. De pronto parecía totalmente vencido.
—Mira, es tarde. ¿Por qué no te quedas hasta mañana? Así podrías ver a Mark antes de irte. —ofreció Luhan con una sonrisa.
SeHun estuvo tentado, pero hacía tiempo que había aprendido que era mejor no aceptar la hospitalidad de Luhan. La última vez que lo había hecho, había intentado meterse en la cama con él, y le había resultado muy bochornoso y extraño echarlo porque verdaderamente no lo quería, hace años lo había intentado pero nunca había podido sacarse a JunMyeon y ahora que había regresado menos.
—Estoy bien. Me he echado un sueño mientras te esperaba. —dijo SeHun, poniéndose la chaqueta mientras salía de la habitación. Cuando se dio la vuelta, el aspecto de Luhan era de tal abatimiento que se acercó y le dio un beso en la frente—. Cuídate.
—Sí. —murmuró Luhan.
Mientras sacaba el coche de la casa, se dio cuenta de que Luhan lo estaba mirando desde la ventana de la habitación en penumbra. Aquello también le pareció insoportablemente triste. Era la segunda vez en un día que sentía lástima por su exesposo.
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Momento serio gente:
¿Les gusta como esta yendo la historia?
¿sienten que estoy justificando mucho las acciones de SeHun?
La verdad yo no lo siento así, estoy dando lo mejor de mi para que puedan entender a profundidad los miedos de junmyeon con respecto a Tae y SeHun. No he metido a ningun personaje extra porque es un tema que deben resolver suho y sehun. La infidelidad es un tema muy complejo y hay muchas maneras de abarcarlo y yo estoy tratando de que se vea logíco y maduro, sin llegar a lo toxico porque junmyeon no se lo merece.
Escriban sus dudas pls, no habra actualizacion hasta que todos comenten, o bueno la mayoria que me lee y ama la historia, porque escribo para entrener y me gusta saber sus opiniones me da más confianza y seguridad en lo que hago. Escribir es una manera de sobrellevar mi ansiedad.
Los amo. fotito de myonie bebe
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