Diesisiete.
SeHun se maldijo de todas las formas posibles mientras volvía a casa después de la cena con JunMyeon por haber mencionado el tema de su matrimonio. Hasta esa noche, había seguido siempre una regla: no hablaba de ello, con nadie. ¿Qué sentido tenía? Se había terminado. Nadie tenía por qué saber los detalles escabrosos. Se decía que no hablaba de ello por el bien de su hijo, pero había algo más. No quería que nadie conociera los detalles de su fracaso.
Bien, pues es noche había roto su propia promesa y lo lamentaba profundamente. Ya era malo abrirse con cualquier otra persona, cuanto más con la persona a la que había hecho sufrir porque a los veinte años no había sido capaz de mantener cerrada la cremallera de los pantalones.
Claro que hacía mucho tiempo que le debía a JunMyeon aquella conversación, tal vez demasiado, y al cuerno las consecuencias que eso pudiera tener sobre su orgullo. Posiblemente, saber que él también había sufrido por su error hubiera dado un poco de satisfacción a JunMyeon. Tal vez la humillación de revivirlo todo mereciera la pena si, de alguna manera, JunMyeon lograba encontrar alivio al oírle contar los verdaderos motivos de su apresurada y desacertada boda. Seguro que no podía tener peor opinión de él de la que ya tenía. Y si no, pues qué le iba a hacer. Podía vivir con eso, sabiendo que por fin se había sincerado con JunMyeon.
JunMyeon tenía que saber toda la historia si era verdad que había una segunda oportunidad para ellos. El hecho de que lo hubiera ya era un milagro, pensó SeHun. kai le había abierto los ojos y le había hecho ver que era un regalo que no debería tomar a la ligera. Ya que su atracción hacia JunMyeon evidentemente no había desaparecido, debería agradecer cada segundo de tiempo que le permitiera arreglar las cosas con JunMyeon y comprobar si había alguna posibilidad de que los dos recobrasen lo que una vez habían tenido, alguna posibilidad de construir los sueños compartidos.
JunMyeon no era entonces más que un chico inocente y confiado. JunMyeon había creído en él, y en ellos, lo suficiente para entregarle no sólo su cuerpo, sino su corazón. Y SeHun no había sabido tratar con delicadeza aquel regalo. Por eso no estaba seguro de merecer una segunda oportunidad, pero obviamente el destino tenía otras ideas ya que había hecho que sus caminos volvieran a cruzarse.
Hasta el momento, JunMyeon no había dicho nada del tiempo que pensaba quedarse, pero SeHun tenía la intención de aprovechar cada minuto para averiguar si quedaba algo de sus antiguos sentimientos. Una mirada había despertado algo en él, algo que creía muerto y enterrado. Si tenía que llamarlo de alguna forma, no diría que era amor. No, SeHun diría que era más bien esperanza.
Le había parecido ver la chispa del deseo, una sombra de anhelo en los ojos de JunMyeon durante el breve abrazo que habían compartido en su casa un rato antes. Había percibido la respuesta de JunMyeon a su beso. De hecho, le había parecido que lo había sacudido tanto como a él. Aquello podía ser el principio de algo, pero no debía tener prisa. Debía tener en mente que JunMyeon estaba pasando una crisis emocional. Su ruptura era más reciente que la de SeHun. Aprovecharse de la situación estaba fuera de toda consideración.
No, era más viejo y esperaba que más sabio. Se dijo SeHun y esta vez iba a hacer que durara. Sin errores. Sin estupideces que le hicieran sentir culpable y desgraciado.
Además, con toda la familia de JunMyeon vigilándolo como halcones, no pensaba hacer nada que pudiera despertar dudas sobre sus intenciones. No, iba a ser un perfecto caballero... aunque sufriera condenadamente.
Satisfecho con su plan de acción, SeHun entró en su casa mucho más aliviado. Inmediatamente oyó el timbre de su celular, pero cuando respondió, la persona que llamaba colgó. En la ventanilla de llamadas recibidas vio que se trataba de un Número de Daejeon, por lo que tenía que ser Luhan o su hijo. Aunque no tenía especial deseo de hablar con su exesposo, no podía obviar la llamada por si había sido Mark o Luhan para hablarle de Mark. Marcó inmediatamente. Fue Mark quien respondió al primer timbre.
—Diga. —contesto el niño con un susurro tembloroso, evidentemente asustado.
Cualquier pensamiento que pudiera quedar en su cabeza sobre su inesperada velada con JunMyeon se desvaneció. Tratando de no reaccionar de forma alarmista antes de saber más, SeHun mantuvo un tono de voz despreocupado.
—Hola, pequeño, soy papá. ¿Cómo estás? —pregunto con cariño.
—¿Cómo sabías que había sido yo? —preguntó su hijo con una voz que mostraba sorpresa, pero también un inequívoco alivio.
—Veo las llamadas que entran. ¿Cómo es que no me has dejado ningún mensaje? —replico SeHun.
—No sé. —confesó Mark.
—Sabes que puedes llamarme siempre que quieras, ¿verdad? —le pregunto SeHun a su hijo.
—Creo que sí. —admitió el niño con miedo.
Algo no iba bien. A Mark le encantaba llamarlo, pero normalmente tenía una razón para hacerlo, y siempre le contaba las cosas rebosantes de entusiasmo. Esa noche se comportaba de forma sorprendentemente vaga. SeHun lo presionó suavemente en busca de respuestas.
—¿Qué pasa, pequeño? —cuestiono SeHun en tono sutil—. ¿Estás bien?
—Creo que sí. —susurro asustado.
—¿Todo bien en el cole?
—Creo que sí.
—¿Está tu papi en casa? —pregunto SeHun refiriéndose a Luhan.
Mark titubeó tanto rato y SeHun supo que había dado en el clavo.
—¿Dónde está Luhan?
—Ha salido con ese señor, el que te conté. —dijo Mark.
—yixshin algo...
—Sí, ese. —afirmo su hijo.
—¿Hay alguien ahí contigo? —pregunto SeHun ya asustado de que su hijo estuviera solo.
—No necesito niñera papá. —dijo Mark con valentía—. Tengo casi seis años.
SeHun ahogó una imprecación. ¡Casi seis! Típico de él. Nada más cumplir los cinco se moría de ganas por tener un año más. Cinco eran pocos años para que un niño se quedara sólo en casa por la noche, especialmente en una ciudad. Y seis, también.
En la pequeña ciudad en la que vivía él era distinto y, aun así, se lo habría pensado mucho antes de dejarlo sólo en casa. Los niños necesitaban que alguien los vigilara, tanto si querían como si no. Se le pusieron los pelos de punta al pensar en los peligros a los que estaba expuesto su hijo.
—¿Cuánto hace cuanto que salió tu papi luhan? —preguntó SeHun con naturalidad para que Mark no notara lo enfadado que estaba.
—No mucho. Un par de horas, creo. —susurro el niño pensativo.
—¿Te ha dejado algún número?
—Tengo su móvil. Prometió dejarlo conectado.
SeHun estaba que echaba humo. A pesar de todo lo que le había dicho a JunMyeon antes sobre mantener una relación civilizada con Luhan por el bien de Mark, ya había aguantado bastante su irresponsabilidad. Era obvio que tenía que mantener otra charla con Luhan sobre su comportamiento negligente. Hasta el momento, había tratado de discutir las cosas amistosamente, pero estaba empezando a dudar si no tendría que llevar el tema a los tribunales. Si no lo había hecho antes había sido porque, sinceramente, creía que Luhan intentaba ser un buen padre para Mark al igual que él. Pero últimamente, no le gustaban las decisiones que estaba tomando. En demasiadas ocasiones anteponía su vida social al bienestar de su hijo.
—Papá, por favor no te enfades con papi Luhan. —dijo Mark, notando que le había dicho demasiadas cosas a SeHun—. Estoy bien, de verdad. Es que me apetecía hablar contigo un rato.
—Y podemos hablar todo lo que quieras, por supuesto pequeño. —dijo SeHun, tratando de calmar los miedos de su hijo. Mientras estuviera al teléfono, estaría seguro de que no hacia ninguna travesura que arriesgara su vida. SeHun se sacó la chaqueta y se sentó en un sillón—. ¿Qué tal va el cole?
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Bueno acá algo de los problemas de SeHun, porque la vida de SeHun tampoco es buena, eso no quita que vaya a sufrir más por romper el corazón de mi bebe.
Pero es bueno la imparcialidad jaja , para los fans de SeHun. Además, para poder entender las cosas, bueno también algo de la vida con su hijo y Luhan para tener todo el panorama de la situación.
La de Taehyung no porque no es prota 7n7 okno, pero si lo hago puede que esto acabe con tae x SuHo y no es lo que queremos jaja
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