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Cuatro

De todos los hombres arrogantes, irritantes e imposibles de la tierra, ¿cómo había logrado Xiumin ir a dar con el único que estaba garantizado que podía volverlo loco? Había soltado más imprecaciones a voz en grito en los diez minutos posteriores a la marcha de SeHun que en toda su vida a razón del audio que Taehyung le había enviado. SeHun parecía haber oído algunas, pero sólo le habían hecho reír, lo cual lo había enfurecido aún más a JunMyeon, como era posible que su dolor alegrara la vida de otros. SeHun hombre era insufrible. No recordaba esa faceta de él, de haberlo recordado le habría hecho más llevadero el sufrimiento en su momento y talvez lo habría superado mucho más rápido y así no haberse enamorado de Taehyung.

¿Cómo se atrevía SeHun a entrar tranquilamente en la casa de su abuela, como si tuviera todo el derecho a hacerlo? ¿Cómo se atrevía a hacerse cargo de la situación como si JunMyeon fuera un desequilibrado mental a quien no se atrevía a dejar solo? Bueno, puede que su aspecto fuera un poco digno de lástima cuando llegó SeHun, pero eso no volvería a ocurrir, no pues no le tomo muchos minutos estrellar su teléfono móvil contra la pared, el audio de Taehyung lo había descolocado ¿Cómo se atrevía a decirle que había compuesto una canción y la iba cantar en una próxima colaboración con uno de los integrantes de una famosa banda llamada BTS? La letra era hermosa por lo poco que había escuchado, pero aún no podía entender como si supuestamente lo amaba tanto como decía la letra de la canción se atrevió a engañarlo con una mujer y en el departamento en el que iban a vivir luego de casarse, cuando uno ama no engaña y JunMyeon no recordaba haber sido un mal novio, en ninguna de sus relaciones ni con SeHun ni con Taehyung lo fue, pero ambos terminaron pagándole de la misma manera. Esperaba con todas sus fuerzas que Taehyung no cumpliera su promesa de venir mañana a buscarlo. Era imposible además Taehyung era un modelo reconocido no podía dejar Seúl y venir a Daegu en su auto sin que la prensa lo más seguro era que lo dijo en su intento de que JunMyeon lo perdonara y aceptara regresar a Seúl.

De igual manera mañana por la mañana estaría listo para el posible encuentro. Por desgracia, su abuela nunca había tenido armas en casa. Tal vez apuntándolo con una lo convencería de que la dejara en paz de una vez, Taehyung le tenía miedo a las armas, aunque talvez solo fingía para enamorarlo... ahora era donde JunMyeon se cuestionaba sobre si todas las actitudes de Taehyung era reales o fingidas y le dolía pensar que eran fingidas, verdaderamente había querido a Taehyung por como era fuera de los reflectores, un tipo alto, pero con el alma de un niño pese a tener una voz gruesa como de termineitor, lo enamoro con sus acciones infantiles y las caras que hacia para hacerlo reir cuando no se encontraba de buen humor.

Tan pronto como su acceso de mal humor pasó a uno depresivo, JunMyeon dejó escapar un suspiro. Tal vez no fuera aquello lo que realmente quería. Con SeHun ahí al lado su corazón se había vuelto un completo caos. SeHun era su primer amor y el primero en romperle el corazón, al enamorarse de Tae había dejado de pensar en él pero ahora que lo había vuelto a ver, pensó que no sentiría nada y la verdad era que su estúpido corazón se había puesto a latir desbocadamente nada más ver a SeHun. Podía negarlo, pero, hasta cierto punto, se había alegrado de verlo. De hecho, si se había enrocado había sido para que SeHun no pudiera ver en su rostro ninguna reacción que traicionara sus sentimientos. O tal vez para evitar lanzarse a sus fuertes brazos, porque eso era lo que había querido hacer. ¿Había algo más estúpido? Una mirada a aquel hombre que años atrás lo había lastimado y adiós a su dominio de sí mismo y su sentido común, ¿pasaría lo mismo mañana con Taehyung? ¿Sentiría la necesidad de lanzarse sobre él? Tal vez estaba desarrollando algún tipo de trastorno obsesivo con aquellos que dañaron su corazón, tendría que buscar un buen psicólogo de ser así.

Saliendo de sus pensamientos caóticos con Taehyung JunMyeon se enfocó nuevamente en SeHun quien había entrado a empujones, a pesar de sus protestas. Hacía falta descaro para que el hombre que le había roto el corazón tuviera el valor de entrar en su casa y actuar como si nada hubiera ocurrido. Si pensaba que su torpe reconocimiento sobre lo mal que se había portado con JunMyeon hace seis años atrás era una disculpa aceptable, estaba muy equivocado. Iba a necesitar más que unas miserables palabras para ganarse el perdón. Tendría que esforzarse mucho para conseguirlo.

Claro que, por desgracia, parecía que SeHun iba a tener mucho tiempo para encontrar las palabras bonitas que JunMyeon necesitaba oír. Estaría quién sabía cuánto tiempo entrando y saliendo de la casa, y JunMyeon no podría hacer nada al respecto, salvo mantenerse alejado de la casa todo el tiempo posible cada día.

Como probablemente había adivinado él, no aceptar su presupuesto sólo serviría para provocar preguntas que no deseaba responder. Y por perverso que fuera, SeHun lo había interpretado como que seguía sintiéndose atraído por él.

¡Lo cual era cierto  aunque en menor medida, maldita fuera!

Bueno sea lo que sea primero debería deshacerse de Taehyung si venia no tenía que encontrarse y luego podría iniciar con SeHun, sin que sus hermanos lo bombardeasen con las preguntas sobre este último.

Decidido el plan de acción, JunMyeon se fue a la cama y trato de no pensar en lo bien que le sentaban los vaqueros gastados y ceñidos a SeHun, y la sudadera de color verde oscuro. En esos seis años, se había puesto aún más guapo. Las facciones de su rostro parecían más fuertes y atractivas con aquella barba de un día que le ensombrecía los pómulos, y en sus ojos oscuros había un brillo aún más revoltoso. Dios, aquel hombre emanaba sensualidad por todos sus poros, algo en lo que no debería estar pensando de un hombre casado y, menos, del hombre casado que le había roto el corazón y aún más teniendo también a otro en su corazón.

Por cierto, para ser un hombre casado, se había mostrado muy despreocupado ante el hecho de estar a solas con JunMyeon cuando debería estar con su esposo y su hijo. Era obvio que su sentido moral de SeHun no había mejorado desde los tiempos en los que se había acostado con otro nada más al acabar de profesar su amor incondicional a otro. Eso debería bastar para convencerlo de que tenía que mantenerse alejado de él.

Pensando en eso sus recuerdos regresaron a las de Taehyung, habían pasado semanas desde el engaño, pero él no había mostrado señales hasta que ahora estaba lejos y decidió llamarlo para decirle que debían hablar. Al inicio pensó que sería bueno, pero ahora ya no quería escuchar las razones por las que lo engaño. Por eso puso el despertador a las seis estaría duchado, vestido y preparado hacia las siete, mucho antes de que SeHun llegara, pues tampoco estar con SeHun era agradable y menos con la posibilidad de que llegara Taehyung. Además, una cosa era aceptar que hiciera el trabajo para el que Xiumin lo había contratado, y otra muy distinta era quedarse todo el día a mirar, necesitaba estar solo para aclarar sus sentimientos y regresar así a su vida monótona en Seúl.

******

SeHun sabía exactamente cómo funcionaba la cabeza de JunMyeon, y por eso estaba aparcando delante de la casa de la abuela Kim poco después de las seis y media. El hecho de que todas las luces de la casa estuvieran encendidas indicaba que no se había equivocado al pensar que JunMyeon estaría preparado mucho antes de que él llegara.

Se quedó dentro de su camioneta con la calefacción a toda potencia y esperó. A las siete, empezaron a apagarse las luces. Y en cuanto se apagó la última, la puerta principal se abrió. JunMyeon estaba demasiado concentrado en meter la llave en la cerradura para darse cuenta del momento en que él apagó el contacto, bajó del coche y salió a su encuentro. JunMyeon se dio la vuelta y se dio de bruces con él. SeHun lo sostuvo para que no se cayera y lo miró a los ojos, relucientes de ira y consternación.

—¿Ibas a alguna parte? —preguntó SeHun, mirándolo divertido—. No recordaba que fueras tan madrugador.

JunMyeon lo miró con el ceño fruncido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó JunMyeon. Llevaba la culpa escrita en la cara.

—Te dije que vendría a primera hora. —le recordó SeHun.

—Dijiste a las ocho.

—Sí —convino SeHun—. Pero luego me puse a pensar.

JunMyeon entrecerró los ojos.

—¿En qué?

—Que probablemente decidieras irte de aquí antes de que yo llegara si tenías oportunidad.

—A lo mejor solo iba a buscar algo para desayunar —dijo JunMyeon a la defensiva—. Tal vez tenia planeado estar de vuelta a las ocho.

—¿De veras? —cuestionó SeHun arqueando el entrecejo.

JunMyeon evitó su mirada, al parecer no estaba dispuesto a mentir con tanto descaro.

—¿Por qué te importa adonde iba? No me necesitas aquí. Estoy seguro de que eres perfectamente capaz de realizar este dificilísimo trabajo tú solito.

—Cierto, pero yo contaba con ese café —dijo SeHun alegremente. —No he hecho café.

—No importa —dijo SeHun, rodeándole los hombros con un brazo mientras conducía a JunMyeon hacia su camioneta—. Ya que he venido tan pronto, tenemos tiempo de sobra para ir a la ciudad y desayunar juntos. Yo invito.

—No voy a ir a la ciudad contigo —dijo JunMyeon, con un deje de horror ante la sugerencia.

—¿Por qué no?

—Porque no. Es una idea espantosa. — chillo horrorizado—. ¿Qué demonios te pasa?

A SeHun no se le ocurría por qué la idea le parecía tan aborrecible, pero decidió que, aunque se lo preguntara, no obtendría una respuesta sincera.

—Entonces yo diría que estamos en un punto muerto —dijo SeHun encogiéndose de hombros—. Todo el mundo sabe que el café es vital para los hombres de la construcción. Es una regla tácita.

El ceño fruncido de JunMyeon se hizo más profundo, pero dio media vuelta y se dirigió de nuevo a la casa.

—Como quieras. Te prepararé el maldito café, pero después me iré.

SeHun le dedicó una mirada resplandeciente.

—Por mí, bien —dijo.

Dentro de la casa, sin embargo, SeHun abrió el frigorífico y sacó huevos, beicon y mantequilla.

—También podemos desayunar, ya que estamos.

Sin duda, JunMyeon tenía mucho mejor color esa mañana, pero aún tenía aquella mirada triste y atormentada en los ojos, y estaba extremadamente delgado. Lo que lo preocupaba lo había dejado sin apetito. SeHun no era ningún chef, pero podía prepararle el desayuno.

—¿Qué te hace pensar que no había quedado para desayunar con mis hermanos en la ciudad? —inquirió JunMyeon para ponerlo a prueba.

—Que no lo has mencionado, para empezar —razonó SeHun, al tiempo que lo miraba directamente a los ojos—. ¿Por eso salías tan temprano?

La mirada de JunMyeon tembló ligeramente y, finalmente, suspiró.

—No te importa. — finalizó JunMyeon, SeHun no tenia porque saber que no solo él le vio la cara al ponerle los cuernos, sino que también otro lo había hecho.

—Entonces, siéntate. Lo tendré listo en un abrir y cerrar de ojos. Mientras, podemos ponernos al día de nuestras vidas.

—SeHun, no quiero ponerme al día de tu vida —dijo JunMyeon con evidente frustración—. No quiero hablar contigo. No quiero verte.

—¿Eso es lo que se le dice a un viejo amigo?

—No eres mi amigo.

SeHun le sostuvo la mirada.

—Lo era. Podría serlo otra vez.

—Yo creo que no —dijo JunMyeon, observando con nerviosismo la cafetera, como si así fuera a hacerse antes el café—. En cuanto esté listo el café, me iré. De hecho, ya que la cafetera hace sola todo el trabajo, me voy a ir ahora mismo. Sírvete cuando esté. Disfruta de tu desayuno.

Al extender la mano para tomar el abrigo, SeHun se lo agarró. JunMyeon dio un respingo y se soltó.

—Estate quieto —dijo con fiereza—. No quiero que me toques.

SeHun hizo una mueca de dolor ante esa muestra de aversión hacia él. De acuerdo, se lo había dejado claro, pero eso no significaba que no le hiciera daño.

—JunMyeon, venga —rogó SeHun—. Es evidente que tenemos que hablar. Tenemos que solucionar algunas cosas.

JunMyeon lo miró, iracundo.

—Hace seis años sí teníamos que hablar, pero no vi que llamaras a mi puerta para hacerlo.

Otra indirecta, se dijo SeHun, agotado. Se le daba bien lanzarlas.

—Tenía veinte años y era un idiota. Debería haber hablado contigo, pero ya te habías ido.

—¿Y qué? ¿No funcionaban los teléfonos? — inquirió con enfado.

—Me sentía avergonzado.

JunMyeon lo miró con incredulidad.

—De acuerdo, fui un cobarde —admitió SeHun—. Vine y hablé con tu abuela. Y fue muy duro. No tuve las agallas de enfrentarme a ti. Imaginé que ella te lo contaría todo. Me convencí de que te resultaría más sencillo si te lo decía ella.

—Claro que me lo dijo —repuso JunMyeon con amargura—. Y, créeme, fue mucho más fácil que fuera mi propia abuela la que me diera la noticia que iba a romperme el corazón —añadió con todo su sarcasmo—. Trató de que fuera un comentario sin importancia. — recordó con dolor—. Yo también, pero los dos fracasamos.

SeHun hizo una nueva mueca al imaginar la escena.

—Lo siento. Estuvo muy mal por mi parte hacerte algo así, a los dos.

—Efectivamente —dijo JunMyeon sin ceder un ápice—. Y ahora que ya hemos aireado el pasado lo suficiente, ¿te importa que me vaya?

SeHun hizo un último intento de que se quedara.

—¿De verdad que no quieres quedarte? —suplico SeHun con los ojos dolidos—. Hago una tortilla estupenda.

—Igual que mucha gente SeHun. —respondió JunMyeon con obviedad—. No es tan difícil –JunMyeon le lanzó una mirada fulminante—. Confío en que no estés cuando vuelva.

Sin apetito ya, SeHun devolvió la comida al frigorífico y se giró para mirarlo.

—Supongo que eso depende de cuánto tiempo decidas mantenerte escondido.

—El que haga falta. — grito JunMyeon, ¿SeHun creía que se estaba escondiendo de él? Quiso reírse en su cara, pero de cierta forma también quería huir de él y de Taehyung

SeHun podía ver en sus ojos que JunMyeon estaba decidido a mantenerse alejado de él mientras duraran las reparaciones. Tal vez debería dejar que lo hiciera, pero no podía rendirse tan pronto. Era justo que JunMyeon quisiera hacerlo pagar por lo que había hecho. Le parecía bien que lo insultara, lo maldijera y quisiera mantener las distancias con él. Se merecía todo aquello.

Fue ahí donde el chirrido de un auto hizo eco en la casa y seguido de ello unos golpes azotaron la puerta de la entrada, JunMyeon levantó la mirada hacia el reloj de la pared y observó que aún eran las 8:30 am era imposible que sea Taehyung.

—Creo que son tus hermanos, iré a abrir la puerta. — anunció SeHun, con la esperanza de que con uno de sus hermanos JunMyeon se quedará en la casa.

JunMyeon por su parte estaba ansioso y no pudo contradecir a SeHun y sentía que su corazón se le salía del pecho ¿Qué haría si era Taehyung? Enfrentarse al pasado con SeHun hace unos momentos había sido doloroso y lo de Taehyung era reciente ¿acabaría más destrozado?

Por otro lado, SeHun apenas abrió la puerta fue empujado a un lado por un joven casi de su mismo tamaño, estuvo a punto de gritarle, pero este se quitó la gorra y los lentes de sol, SeHun creyó reconocer ese rostro de algún lado.

—¡¡JunMyeon!! ¡¡JunMyeon!!— habló el intruso caminando en dirección a la sala.

—Oye amigo tú no puedes entrar de esta forma. — dijo SeHun enojado tomándolo del brazo para impedir que siga caminando. El tipo era guapo y con un tono de voz gruesa y eso era lo que no le gustaba a SeHun, que un tipo guapo esté buscando a su JunMyeon.

El susodicho dejó de buscar a JunMyeon con la mirada para darle una fulminante a quien se había atrevido en tomarlo del brazo —. Quién te crees que eres para decirme lo que debo hacer. — gruño examinándolo y zafándose del agarre con brusquedad.

Antes de que SeHun pudiera replicar, JunMyeon salió de la cocina y la atención de ambos se centró ahí.

—JunMyeon por dios, creí que me había equivocado de casa o algo. — respondió Taehyung con el aspecto cansado acercándose a él.

—¿Qué haces aquí? — JunMyeon se maldijo mentalmente por no haber podido formular otra frase.

— Ayer te llamé, te dije que iba venir no me respondiste y seguí llamando, pero no hubo señales, pero igual vine.

— Taehyung no te acerques más por favor. — suplicó JunMyeon ante la cercanía de este. Ante aquello SeHun reaccionó de forma impulsiva.

— Ya lo escuchaste y creo que es mejor que te vayas —dijo SeHun interponiéndose y tomándolo nuevamente del brazo para sacarlo de la casa.

— Tú no me tocas, JunMyeon dile a tú empleado que se comporte. — amenazó este, podría ser centímetros más bajo, pero aun así tenía un ego muy grande.

— Ya, SeHun déjalo... creo que seria mejor que nos dejes solos. — habló JunMyeon a SeHun alejándolo del lado de Taehyung—. Puedes continuar con tu trabajo, no quiero que se te acumule.

SeHun quería protestar ante aquello, no quería dejar solo a JunMyeon en manos de ese creído.

—No, JunMyeon creo que sería mejor que se vaya, lo que tenemos que hablar es privado y no quiero que mi vida sea asunto de terceros.

—. Si te preocupa eso, mejor no hubieras venido. — estalló JunMyeon mirándolo con enojo.

— Tenemos cosas que aclarar, no podemos dejar las cosas así... JunMyeon noso..

— SeHun espera a fuera o si gustas vete a casa...— demandó JunMyeon interrumpiendo a Taehyung, SeHun no tenía que saber tantos detalles de su vida.

— JunMyeon no creo que sea buena idea que te quedes con este...

— SeHun te estoy informando que nos dejes solos, no te estoy preguntando. Así que por favor. —señaló la salida, mientras Taehyung observaba desde el silencio, pero con una sonrisa.

El no era tonto, él sabía que el tipo llamado SeHun tenía intenciones con JunMyeon, lo podía ver en sus ojos y en la forma en como lo protegía, era por eso que lo llamado y tratado como un peón, al inicio no había estado seguro de que, si lo fuera, pero su ego no lo ayudaría a admitir que sentía celos y la mejor forma era de humillarlo, así este conocería su lugar en la vida de JunMyeon.

— Me quedaré afuera por si algo sucede. — fue lo único que dijo SeHun, porque no importaría cuantas veces JunMyeon lo echara de su vida él seguiría regresando, no porque fuera testarudo, ni porque quisiera ser como una china en el zapato para JunMyeon, sino porque en el momento en que lo había vuelto a posar los ojos en JunMyeon se había dado cuenta de que no tendría más remedio.

Seguía estando enamorado de JunMyeon, al menos, del chico dulce y vulnerable que había conocido una vez. Todavía estaba por ver si aquel chico guapo y decidido en que se había convertido era tan cautivador. Y, a juzgar por la manera en que bullían sus hormonas, estaba seguro de que lo era, no importaría pelear con ese tal Taehyung por su amor, una vez lo había perdido y no volvería a cometer el mismo error dos veces. Así que, salió de la casa y se subió a su auto encendiendo la calefacción mientras esperaba que el tipo saliera de la casa. Ya solo se puso a pensar en el chico y de donde había visto ese rostro, debía ser alguien de posición acomodada por sus aires de superioridad y no entendía como JunMyeon podría tener alguna clase de relación con él si a JunMyeon nunca la agradaron las personas con aires de grandeza, JunMyeon era de reunirse con personas amables y de buen corazón que no les importaba la condición económica, física o social.  

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