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Cuarenta y Seis

Por primera vez en los dos años que él y su hijo habían estado separados, SeHun lamentaba la presencia del niño. Quería arreglar el malentendido con JunMyeon antes de que se convirtiera en una montaña y JunMyeon hiciera algo que los dos lamentaran. Pero sabía que tendría que cambiar las prioridades hasta que regresara de Ulsan el lunes, lo cual convirtió el resto del domingo y el viaje en una absoluta tortura.

Estaban a medio camino cuando Mark anunció:

—Papa, he estado pensando. —susurro el niño.

—¿En qué? —cuestiono SeHun.

—En JunMyeon. —respondió Mark mirando a su padre.

SeHun también miró a su hijo.

—¿Y eso?

—Creo que está enfadado con nosotros. —admitió con tristeza.

—Con nosotros no, hijo. Sólo conmigo. —añadió SeHun con dolor.

—¿Por qué? —cuestiono Mark.

—No estoy seguro, pero lo aclararé con él te lo prometo. —declaro SeHun.

—¿Y estará la próxima vez que vaya?

—Sí. —dijo SeHun. Estaría allí. No le importaba lo que tuviera que hacer para garantizárselo—. Te ha gustado mucho, ¿verdad?

—Sí. —admitió con alegría.

—¿Qué es lo que te ha gustado de JunMyeon? —preguntó SeHun con curiosidad. Sabía lo que él adoraba de JunMyeon: su fuerza, su sentido del humor, su dulzura; pero no creía que un niño de cinco años se sintiera atraído por las mismas cosas.

La expresión de Mark se volvió pensativa.

—Bueno, es guapo y todo eso, pero lo que más me gusta es que no le importa mancharse. —susurro pensativo—. Jugó conmigo y se lo pasó bien. papi Luhan siempre está preocupado por su pelo y eso.

SeHun suspiró. No quería que Mark empezara a hacer ese tipo de comparaciones.

—No hay nada malo en que tu papá Luhan quiera tener buen aspecto. —respondió SeHun con calma.

—Lo sé. —replicó Mark—. Pero tampoco hay nada malo en divertirse.

—No. —convino SeHun—. Eso es verdad.

SeHun seguía pensando en ello cuando regresó a casa esa noche. JunMyeon había devuelto la alegría a sus vidas. Y no pensaba perderlo sin luchar, y menos por una estúpida discusión que aún no comprendía muy bien. Maldijo las verdades subyacentes con acritud. Tenía toda la intención de hablarle bien clarito hasta que se diera cuenta de lo mucho que lo amaba.

Pero antes de que le diera tiempo a llamarlo, se dio cuenta de que la luz del contestador parpadeaba como loco. Presionó el botón para escuchar los mensajes mientras se quitaba la chaqueta.

—Tenemos que hablar. —dijo Luhan, con tono malhumorado—. ¿Quién es ese chico del que Mark no para de hablar? Llámame en cuanto llegues.

SeHun suspiró. Lo cierto era que se lo esperaba. A Luhan no le gustaba que él se inmiscuyera en su vida privada, pero no tenía el más mínimo escrúpulo en meterse en la de él. Y eso sin el acicate que supondrían los comentarios entusiastas sobre el nuevo chico que había en su vida.

Hasta el momento, Luhan no había tenido oportunidad de hacer semejantes comentarios. Los pocos chicos con los que había salido desde el divorcio habían sido de paso. Por eso los había mantenido lejos de su hijo. No había querido hacer pasar a Mark por un perpetuo ciclo de encariñamiento y pérdida, como le había ocurrido a él de niño.

Había roto esa norma con JunMyeon. Aunque éste seguía mostrándose cauto con él, más que cauto, en realidad, SeHun sabía que JunMyeon había aparecido en su vida para quedarse. Quería que JunMyeon y su hijo se conocieran y se llevaran bien.

Hasta ese momento, al escuchar el tono malhumorado de su exesposo había vivido un fin de semana de ensueño. JunMyeon y Mark habían congeniado en seguida. Nunca se le habría ocurrido decir a su hijo que no le mencionara a JunMyeon a otro padre. Y aunque lo hubiera pensado, no lo habría hecho. Enseñar a un niño a ocultar cosas entre sus progenitores sólo para mantener la paz no estaba bien.

Después de escuchar seis mensajes de Luhan, todos ellos en el mismo tono, y conociéndolo, sabía que no pararía de llamar hasta que consiguiera las respuestas que quería, de modo que decidió ir a buscar una cerveza y lo llamó.

—¿Qué pasa? —preguntó SeHun cuando Luhan descolgó, como si no se lo hubiera dejado claro en los mensajes.

—¿Quién es JunMyeon? —gruño Luhan detrás de la línea.

—Un amigo. —respondió SeHun bebiendo la cerveza.

—Pensé que habías dicho que no dejarías que tus conquistas desfilaran delante de Mark. —regaño Luhan con ira.

SeHun se mordió la lengua para no contestarle que era él quien hacía desfilar a los hombres con los que salía delante de su hijo.

—Para empezar, no ha habido muchas conquistas en mi vida, así que no podemos hablar de desfile. —reprocho SeHun.

Luhan dudó un momento, pero finalmente le preguntó:

—¿Y por qué con éste es distinto? —cuestiono con enojo.

Pero antes de que SeHun pudiera decir nada, Luhan ahogó un grito.

—Dios mío. JunMyeon. Es ése JunMyeon, ¿verdad? La razón de que nuestro matrimonio fracasara. ¿Cómo se apellidaba? Era algo común. Kim, Eso es. ¿Ha sido con Kim JunMyeon con quien han estado este fin de semana? —chillo Luhan con histeria—. ¿con la persona que rompió nuestro matrimonio?

SeHun se había quedado atónito ante la acusación sin fundamento de Luhan.

—¿De qué demonios estás hablando, Luhan? Nuestro matrimonio fracasó porque tú no eras feliz. —regaño SeHun con voz alta—. No querías vivir aquí y yo no quería mudarme a otro lugar.

—Yo no quería estar allí porque sabía que tú seguías enamorado de otro y que todo en ese estúpido pueblo te recordaba a él. —grito Luhan—. Todo el mundo sabía que yo fui tu segunda opción.

SeHun contuvo el ataque de mal humor.

—Todo eso es pasado, Luhan. Hice todo lo que estuvo en mi mano para que nuestro matrimonio funcionara. Nunca, nunca te restregué en la cara el nombre de otro chico. —murmuro SeHun entre dientes soportando el enojo.

—Pero JunMyeon estaba allí de todas formas. —insistió Luhan tozudamente—. Todo el condado lo sabía. Incluso cuando hacíamos el amor, sabía que era JunMyeon quien estaba en tu cabeza. No podías dejar de hablar de él. Los dos daban náuseas.

—Y aun así te mostraste impaciente por acostarte conmigo. —le recordó SeHun.

—Y tú estabas tan cachondo que no querías estar solo. —le recordó Luhan—. No recuerdo que opusieras mucha resistencia.

SeHun suspiró. Odiaba reconocerlo, pero no podía negar las palabras de Luhan aunque no recordara mucho por el alcohol no podia culpar a la bebida por su irresponsabilidad y por ello habia afrontado su responsabilidad. Sacar el tema otra vez no los llevaría a ninguna parte de todas formas.

—Luhan, todo eso ocurrió hace mucho tiempo. Ya no tiene importancia. —exclamo SeHun soltando un jadeo.

—Sí la tiene si le has presentado a nuestro hijo a ese tipo. No lo permitiré, SeHun. —dijo Luhan acaloradamente—. No dejaré que me humilles de esa manera. Bastante malo era que todo el pueblo lo conociera, y saber que sólo te habías casado conmigo por el bebé.

—¿Y exactamente cómo te estoy humillando? —preguntó SeHun, sinceramente sorprendido por la situación que estaba creando Luhan—. Llevamos dos años divorciados. ¿Cuántos hombres le has presentado tú a Mark? ¿Alguna vez te he sugerido yo que lo que hacías resultaba humillante para mí? Yo sólo me quejo cuando lo desatiendes mientras cortejas a tu nueva conquista.

—Eso es distinto. —insistió Luhan—. Este JunMyeon es el que destrozó nuestro matrimonio.

—Creo que es más bien al revés. —dijo SeHun—. La verdad es que fuiste tú el que se interpuso entre JunMyeon y yo. Fue culpa mía, y me responsabilicé de mi error. Cuando te quedaste embarazado, me casé contigo.

—Sólo por obligación. —repitió Luhan.

—Sí. —dijo SeHun, sin ver motivo en suavizar la verdad que ambos sabían—. Pero quería que funcionara, Luhan. Lo di todo. No creo que puedas negarlo.

—¿De verdad? ¿Cuántas veces pensabas en JunMyeon cuando hacíamos el amor? ¿Crees que no lo sabía? Siempre tenías aquella mirada distante y triste en los ojos, y yo sabía que era porque deseabas que yo fuera JunMyeon. —regaño Luhan.

La conversación se estaba descontrolando y SeHun estaba cansado de hablar. Luhan no creería nada de lo que él pudiera decirle, y menos estando en aquel estado acusador y amargado.

—Tengo que irme. —dijo SeHun—. Ya hablaremos en otro momento.

—No dejaré que veas a Mark si insistes en seguir con JunMyeon. —amenazó Luhan.

Fue la gota que colmó el vaso. SeHun no pudo seguir conteniendo su enojo.

—No te atrevas a utilizar a ese niño como arma. —lo espetó SeHun furioso—. Se necesitan dos para jugar a esto, y créeme, si juego, jugaré para ganar.

Colgó antes de que Luhan pudiera responder y, acto seguido, lanzó la cerveza medio llena contra la pared. Se rompió en mil pedazos y el suelo quedó sembrado de cristales y líquido dorado. 

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Alguien alguna vez puso que luhan se metio con sehun por celos de su relacion con junmyeon y si gente, esa personita acerto Luhan se metio con sehun por celos de junmyeon y la verdad como se noto luhan estaba más conciente que sehun al momento de lo que paso. 

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