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Cincuenta

A la mañana siguiente.

Cuando SeHun escuchó los mensajes de su teléfono durante su primera hora de trabajo se encontró con tres de los hermanos Kim, Xiumin, Kyungsoo y Baekhyun. Pero ninguno de JunMyeon. Eso le indicaba que lo necesitaban en la casa de JunMyeon urgentemente. Algo había ocurrido y los hermanos Kim estaban en pie de guerra. Incluso el contestador había captado el mensaje: «los tres lo habían marcado como urgente».

SeHun llamó a su secretaria, le dijo que le cambiara todas las citas que tenía pendientes para el resto del día y se dirigió a la casa de JunMyeon. Cuando llamó a la puerta, no estaba seguro de qué esperar, pero desde luego no era ver a JunMyeon con el aspecto de haber pasado medio día llorando y el resto tratando de cubrir toda prueba de ello.

—A estás aquí. —dijo JunMyeon sorprendido—. ¿Quién te ha llamado?

—Xiumin, Kyungsoo y Baekhyun, por ese orden. Me dejaron sendos mensajes. —explico SeHun con la respiración agitada por la prisa—. Como debían tratarse de ti, decidí venir directamente. ¿Qué paso conejito?

—He tenido una charla con Luhan esta mañana. —dijo JunMyeon de manera sucinta—. Me llamó para compartir conmigo el disgusto que siente por nuestra relación.

En ese momento SeHun sintió que le hervía la sangre.

—¿Que hizo qué? —cuestiono con enfado, Luhan no tenía ningún derecho para hacer aquello.

JunMyeon le hizo un resumen de la conversación.

—Mis hermanos me dijeron que debía contarte sus amenazas. Kyungsoo dice que estará encantado de proporcionarte la ayuda legal que necesites, si quieres. Espero que no lleguemos a eso. —JunMyeon levantó la mirada hacia el—. Lo siento mucho SeHun. Todo esto es por mi culpa.

—¿Cómo demonios va a ser por tu culpa conejito? —repuso SeHun acaloradamente—. Así es Luhan de agresivo y duro. Yo me ocuparé de él, no te preocupes por eso, lo arreglare. —le besó con efusividad—. ¿Estás bien?

JunMyeon asintió, aunque SeHun no pudo evitar pensar que seguía notándolo terriblemente dolido. Odiaba a Luhan en estos momentos por causar estos problemas con JunMyeon justo cuando las cosas empezaban a ir bien y empezaba a recuperar el amor que por años creyó perdido.

Y la única manera de borrar aquella expresión en los ojos de JunMyeon era dejar bien claras las cosas con Luhan de una vez por todas. La urgencia de aquella obligación era lo único que podría separarlo de JunMyeon en aquel momento.

—Voy a arreglar esto de una vez por todas conejito, Luhan no volverá a molestarte. —dijo SeHun con sombría determinación.

JunMyeon lo miró preocupado.

—¿Qué vas a hacer? —pregunto JunMyeon alarmado—. No irás a pelearte con Luhan delante de tu hijo, ¿verdad?

En vista de que eso era precisamente lo que SeHun había pensado hacer, vaciló un momento al percibir el tono de advertencia en la voz de JunMyeon.

—No, pero tengo que aclarar las cosas con Luhan. —respondió SeHun con seriedad—. Ya es hora de poner los puntos claros, no voy a dejar que vuelva a interferir entre nosotros.

—Pues haz que venga aquí. —oferto JunMyeon con nerviosidad—. Dile que ustedes tienen que hablar y que busque a alguien que se quede con Mark. Tal vez podría quedarse con un amigo esta noche.

—No quiero que venga. —grito SeHun—. No quiero que se la acerque a ti y te lastime con sus palabras.

—No se acercará a mí, y mucho menos si tiene posibilidad de estar contigo. —aclaro JunMyeon—. Vamos SeHun. Es la única manera.

—Supongo que sí. —dijo SeHun con escepticismo—. Tal vez debiéramos mantener este encuentro en el despacho de tu hermano Kyungsoo. De esa forma, Luhan no podrá malinterpretar mis palabras. —añadió con preocupación.

—Estar delante de un abogado, al menos esta primera vez, sólo servirá para poner a Luhan a la defensiva. —aclaro JunMyeon con paciencia—. Tienes que buscar la manera de hablarlo con Luhan a solas para evitar que haga cosas contra Mark.

SeHun comprendía la lógica de aquellas palabras, pero la idea de invitar a su casa a Luhan para hablar lo ponía muy nervioso. Él sabía mejor que nadie lo fácilmente que su ex malinterpretaría la propuesta.

Aunque ¿qué podía pasar, al fin y al cabo?

Esa vez podría controlar la situación.

Alzó ligeramente la barbilla de JunMyeon con un dedo.

—Lo llamaré entonces conejito. —dijo SeHun—. Y te juro que este asunto quedará solucionado esta noche. Después, tú y yo tenemos una cita, ¿de acuerdo?

—Será mejor que no hagamos planes de momento. —rogó JunMyeon—. Céntrate en arreglar la situación para no perder a Mark.

—No voy a perder a Mark. —dijo SeHun con absoluto convencimiento.

JunMyeon sonrió ampliamente ante su convicción.

—Entonces mañana por la mañana lo celebraremos. —prometió JunMyeon no muy convencido y con los ojos llorosos.

—¿A las ocho? —confirmo SeHun tomando el rostro de JunMyeon con sus manos—. ¿ramen y pizza en mi casa?

JunMyeon se deslizó entre los brazos de SeHun y lo abrazó con fuerza.

—Mi manera favorita de comenzar el día. —las palabras de JunMyeon sonaron amortiguadas contra el pecho de SeHun.

—Después de hacer el amor, para mi también conejito. —dijo SeHun sonriendo al oír la suave carcajada de JunMyeon.

—Eso no hay ni que decirlo. —convino JunMyeon y, acto seguido, levantó la vista hacia él—. Haz que esto funcione, SeHun, por favor has que funcione.

—Haré todo lo que pueda, mi amor. —aseguro SeHun besándole cortamente—. Te lo prometo.

Mientras lo decía se preguntaba si sus palabras significarían algo para JunMyeon. No podía culparlo si no era así. Las promesas que le había hecho hasta el momento no lo dejaban en buena posición, precisamente.

*******

SeHun iba y venía, recorría de un lado a otro la casa que una vez compartió con Luhan, preguntándose por enésima vez si habría tomado la decisión correcta al pedirle que acudiera a verlo. En cualquier caso, ya era demasiado tarde, pues su ex ya iba de camino.

En vez de lamentarse por haberlo llamado, tenía que planear bien qué iba a decirle para hacer que entrara en razón. Por desgracia, dudaba que hubiera suficientes palabras en el idioma para convencer a Luhan de que viera más allá de su propio interés. SeHun siempre había sabido lo egoísta que era Luhan, y las amenazas que le había hecho a JunMyeon esa mañana no hacían sino demostrarlo.

Eran casi las siete cuando vio las luces del todoterreno acercándose a la casa. El nudo que tenía en el estómago se tensó aún más. Fue a abrir la puerta para evitar a Luhan la incómoda situación de decidir si llamar al timbre o entrar directamente. Estaba seguro de lo que habría hecho, aunque sólo fuera para dejar claro que aún tenía derecho a estar allí. Como no solía aparecer por el pueblo, SeHun no se había molestado en cambiar la cerradura. Tal vez debería haberlo hecho, para reforzar su posición en aquella relación.

—Has tardado poco. —dijo SeHun cuando Luhan llegó a la puerta.

—El tráfico no estaba muy mal, para variar. —agrego Luhan sonriente como si todo entre ellos estuviera normal.

—¿Te ha costado encontrar a alguien con quien dejar a Mark? —cuestiono SeHun preocupado por su hijo.

—Se quedó a dormir con el vecino de al lado. —dijo Luhan a la defensiva—. Puedes llamar si no me crees.

SeHun se sintió terriblemente tentado de hacerlo, pero alguien tenía que comenzar a mostrar el mutuo respeto y confianza que requería el momento, y bien podía hacerlo él.

—Te creo Luhan. —dijo SeHun provocándole una mirada de sorpresa...

—¿Me crees? —repitió Luhan como si no pudiera creerlo.

—No me mentirías en algo que podría comprobar tan fácilmente, Luhan. —respondió SeHun—. Quiero confiar en ti. Siempre lo he hecho.

—Si, ya. —Luhan entró en el salón y tiro la chaqueta de piel falsa en el respaldo de una silla mientras echaba un vistazo a su alrededor—. No has cambiado muchas cosas.

SeHun se encogió de hombros.

—No le veía sentido a hacerlo. Está bien así. —respondió cortamente, después de todo esta no era la casa de sus sueños, esta no era la casa que había soñado con JunMyeon así que no importaba como estuviera.

—Tú siempre te has conformado con «bien», ¿verdad? —preguntó Luhan, frunciendo el ceño.

—Pero para ti nunca era suficiente. —replicó SeHun. No era un reproche, lo

decía con pesar. Aunque le hubiera construido la casa de sus sueños mientras aún estaban juntos, Luhan no habría quedado satisfecho. Lo único que había deseado siempre era marcharse de allí en busca de una vida más emocionante.

—Supongo que es cierto —dijo Luhan—. ¿Tienes algo de vino en casa? Me vendría bien una copa.

—No puedes beber y conducir después de vuelta a Ulsan. —recrimino SeHun alarmado.

Pero Luhan le lanzó una seductora sonrisa.

—Entonces supongo que tendré que quedarme aquí, ¿no te parece? —oferto con sensualidad.

—¡Luhan¡—advirtió SeHun.

—Vamos, no me vengas con ésas ahora, SeHun. —regaño Luhan con mofa—. Como si no hubiéramos dormido bajo el mismo techo y en la misma cama antes. Tal vez deberíamos hacer eso esta noche, por los viejos tiempos.

—Yo creo que no. Lo que teníamos se terminó hace mucho Luhan. —sentencio SeHun con seriedad—. Estoy seguro de que lo sabes a estas alturas. Además, fue idea tuya ponerle fin.

Luhan le pasó la mano bien lisa por la mejilla y acto seguido se dirigió a la cocina balanceando las caderas.

—Tal vez haya cambiado de opinión. —dijo Luhan por encima del hombro mientras iba en busca del vino.

SeHun contuvo un suspiro. No iba a dejar que aquellos juegos de seducción lo desviaran del tema que tenían que tratar. Si lo hacía enfadar, no solucionarían nada. Además, Luhan hablaba mucho, pero no actuaba.

Luhan regresó de la cocina con dos copas de vino blanco y le dio una, que SeHun dejó a un lado.

—Vamos a hablar. Tenemos que hacer las paces Luhan. —dijo SeHun con calma—. Por el bien de nuestro hijo.

La expresión de Luhan se iluminó.

—Eso es exactamente lo que esperaba que dijeras. —dijo con una sonrisa extraordinaria.

—¿De veras? —pregunto SeHun confundido de que Luhan este aceptando indirectamente su relación con JunMyeon.

—Es hora de dejar atrás estos dos años SeHun. Podemos empezar de nuevo, construir un hogar para nuestro hijo. —dijo Luhan y sus labios se curvaron en una sonrisa—. Tal vez podríamos darle un hermanito.

SeHun se quedó quito mirándolo fijamente. Se le había quedado la boca seca, pero consiguió decir:

—¿Cómo?

—No me mires así, cariño. Los dos sabemos que es lo mejor. —agregó Luhan como si tuviera la razón—. Tú crees en la familia. Yo ya he probado lo que es la libertad. Es hora de que volvamos y seamos la familia que Mark quiere.

SeHun trató de sobreponerse al pánico que trepaba por su espina dorsal.

—¿Qué es lo que me estás sugiriendo exactamente, Luhan? —gruño SeHun.

—¿No es obvio, cariño? Quiero volver a casa. —añadió Luhan con seguridad.

—Quieres decir que quieres volver al pueblo. —dijo SeHun, con la esperanza de que no lo hubiera entendido bien, aunque por una vez Luhan se estaba expresando con total claridad.

Luhan lo miró con tolerante diversión.

—No, claro que no SeHun. Me refiero a esta casa, contigo. —Luhan señalo la casa—. Este es nuestro hogar, después de todo. Tal vez podríamos tener la gran boda que no tuvimos la primera vez.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire, y SeHun se quedó sin habla.

Luhan dejó a un lado la copa y le rodeó el cuello con los brazos, presionando su pecho contra SeHun.

—¿No era eso lo que habías estado esperando que te dijera todo este tiempo? —preguntó Luhan radiante de confianza en sí mismo—. Mark y yo vamos a venir a vivir contigo. 

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uy lo que se viene gente, comenten comenten los amodoro muchisimo

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