21-APRENDIENDO A SER MADRE
KARA
Fuimos hacia el cuarto, mientras nos besábamos y nos quitábamos la ropa la una a la otra. Una vez desnudas, tumbé a Lena sobre la cama y me puse sobre ella con cuidado. Decidí que esa noche, le daría placer como mujer.
-Kara: Eres perfecta... - dije besándola y mordiendo su labio. La miré. Me encantaba perderme en esos ojos verdes. Ver sus ojos y sentir su piel, tan suave, bajo mis manos, era como estar en el paraíso. Era algo que no quería que acabara nunca. Cada vez que hacía el amor con Lena, deseaba que el tiempo se detuviera y se quedara para siempre en ese instante.
-Lena: Tú también... - dijo, haciendo que volviera a la realidad. - ¿Estás bien?
-Kara: Mejor que nunca... - dije, empezando a dar pequeños mordiscos por su cuello, jugando. Luego fui lamiendo los lugares donde la había mordido, como si fuera un vampiro sediento de sangre. Bajé hasta sus pechos, jugando con mi lengua alrededor de sus pezones - ¿Te duelen?
-Lena: No...
-Kara: Aun así tendré cuidado... - dije, succionando sus pezones. Sentí cómo Lena apretaba las sábanas con fuerza, tensándose. Me entretuve en esa zona durante algunos minutos y seguí bajando, mientras mantenía mis manos en las caderas de Lena, sujetándola y acariciándola. – Cierra los ojos, y no te muevas... - dije levantándome.
-Lena: ¿Dónde vas...?
-Kara: Vuelvo enseguida. Sólo haz lo que te he pedido – dije besándola y saliendo del cuarto. Volví poco después y me puse de nuevo sobre ella. – No abras los ojos todavía.... Esto estará un poco frío...
-Lena: ¿Frí... oooohhhh? Kara, ¿qué haces, cariño?
-Kara: Jugar un poco – dije, mientras echaba algo de nata por los pechos de Lena y su ombligo. Dejé el bote con cuidado en el suelo y empecé a limpiarle la nata de nuevo, lamiendo muy despacio.
-Lena: K... Ka... Kara... - jadeó.
-Kara: Sigue con los ojos cerrados... - susurré. Cuando acabé con la nata de sus pechos, seguí con la de su ombligo, jugando con mi lengua, metiéndola en su ombligo. Besé su vientre, acariciándolo. Cogí de nuevo la nata y empecé a echarla por las piernas de Lena, extendiéndola con mis manos. Eché un poco más sobre su pubis. Lena jadeó al sentir la nata fría en esa zona.
Limpié la nata de sus piernas mientras las lamía y las besaba.
-Lena: Kara, si sigues así, vas a volverme loca...
-Kara: Un segundo, amor... ¿Sigues con los ojos cerrados?
-Lena: Sí...
-Kara: Bien... Luego tú podrás hacer lo mismo conmigo.... – dije, empezando a limpiar la nata de su pubis. Acabé introduciendo mi lengua en el interior de Lena, tras apartar un poco su pene, que parecía querer unirse a la fiesta, saboreándolo. Estaba muy mojada, y eso me gustaba. Bebí lentamente sus fluidos mientras la sentía retorcerse de placer. Lena puso sus manos sobre mi cabeza, como si quisiera que profundizara más, cosa que hice tras separarle un poco más las piernas para tener más espacio.
-Lena: Kara... Por dios... Méteme de una vez esos dedos tuyos...
-Kara: Calma... Creo que tu amiguito también quiere un poco de atención.... – dije, al ver su erección.
-Lena: ¿Y qué esperabas? No es de piedra...
-Kara: Tengo suficiente para los dos, pero tendrá que esperar un poco.... – dije, introduciendo dos de mis dedos en la vagina de Lena y moviéndolos con rapidez.
-Lena: Oh, Dios...
Introduje otro dedo y sonreí, mirándola. Supe que había llegado al orgasmo cuando la vi arquearse y temblar, dando un grito.
-Kara: Ya puedes abrir los ojos.... – dije, besándola.
Lena me miró y se movió, haciendo que ahora yo quedase debajo.
-Lena: Me toca...
-Kara: Creo que tu amiguito no puede espe... ¡joder! No, no puede... - dije, al notar el miembro de Lena en mi interior – Amor, espera....
-Lena: ¿Qué...?
-Kara: Espera... - dije, estirando el brazo y sacando un condón de la mesilla – Póntelo. Quedarnos embarazadas a la vez podría ser un auténtico caos. Y tú no sueles fallar, cielo.
-Lena: Sí, tienes razón... - dijo, saliendo de mi interior. Cuando se puso el condón, volvió a entrar con más fuerza que antes.
-Kara: Cuidado...
-Lena: Lo siento, es que sigo poniéndome nerviosa cada vez que lo hago contigo. Haces que me sienta como una adolescente virgen...
-Kara: ¿En serio?
-Lena: Siempre... Y más cuando te sacas esos jueguecitos de quién sabe dónde y me pones a mil... - dijo, empezando a moverse y a embestir con fuerza.
-Kara: Eso es, amor... - dije sonriéndola.
Siguió embistiendo hasta que ninguna de las dos pudimos más, y ambas nos corrimos con un grito de placer.
-Lena: ¿Dónde has dejado esa nata? Ahora me toca a mí comerte.
-Kara: A tu lado, en el suelo. – dije, mientras recuperaba el aliento.
Lena se apartó y se agachó para coger el bote de nata y empezó a echármela por todas partes.
-Lena: Yo no he podido verte, tú no puedes tocarme.... – dijo riéndose.
-Kara: ¡¿Qué?! ¡No es justo!
-Lena: Yo creo que sí lo es... No te muevas... Si lo haces, te dejaré dos meses sin sexo.
-Kara: ¿Hablas en serio?
-Lena: Claro que sí... - dijo besándome con fuerza. Luego se apartó y, tal y como yo había hecho antes, empezó a lamer la nata de mi cuerpo. Empezó por mis pechos, apretándolos mientras lamía y succionaba, haciendo que saliera leche de ellos.
-Kara: Joder.... – jadeé, muy excitada.
-Lena: ¿Estás bien?
-Kara: Perfectamente, sigue... - dije, agarrándome con fuerza a las sábanas. Me arqueé cuando Lena mordisqueó mis pezones, sin apretar. Luego mordisqueó mi cuello - Tú sí que sabes lo que me... Oh, dios, ¿Otra vez vas a...? – dije, al notar su miembro completamente duro rozándome.
-Lena: Aún no.... Primero quiero probar lo que tú me has hecho a mí....
-Kara: Vale.... – dije, mientras nota la nata, aún fría, en el interior de mis piernas. Luego noté la lengua de Lena recorriéndolas, haciendo círculos, jugueteando. Cuando la introdujo en mi interior, volví a apretujar las sábanas, retorciéndome. Era como estar subiendo al cielo. O al menos, eso me parecía a mí. – Quiero tocarte, Lena.
-Lena: Aún no, cariño, espera un poco, dijo, volviendo a jugar con su lengua dentro de mí. Luego subió y me besó, haciendo que probara el líquido que salía de mí y que ella había estado degustando hasta ese momento. – Sabes de maravilla, cielo. Ya puedes tocar... - dijo, cogiendo mis manos y poniéndolas sobre sus nalgas mientras volvía a penetrarme y a embestir con fuerza.
Lo hicimos hasta bien entrada la madrugada y nos quedamos dormidas, abrazadas. A la mañana siguiente estábamos pringosas, igual que la cama, así que fuimos a ducharnos juntas. Lo que nos llevó a otra larga sesión de sexo.
LENA
Dos días después, el nueve de noviembre del año dos mil veintidós, fuimos a la clínica de Alex para confirmar que el bebé estaba bien, tras dejar a Katie en el colegio. Katie había querido volver para ver a sus amigos. Y decidimos que, lo mejor, era que ya acabase el curso ahí. Caleb y Kayla estaban en casa con mi madre y Eliza. Les encantaba pasar tiempo con sus nietos, y deseaban que Kara y yo tuviéramos que ir a algún sitio para quedarse con ellos
Estuvimos esperando un rato hasta que nos hicieron pasar.
-Alex: Hola chicas, ¿cómo estáis?
-Kara: Hola... Bien.
-Alex: Voy con algo de retraso y tengo una reunión importante en veinte minutos, así que iremos rápido, ¿vale?
-Kara: ¿Todo bien?
-Alex: Sí. Entra personal nuevo y hay que supervisarlo. Lena, túmbate ahí y levántate la blusa.
-Lena: Sí... - dije haciendo lo que me decía. Kara se puso a mi lado. Me alegraba de tenerla al lado en este momento. Cogí su mano, sonriéndola, y ella me miró. Alex se sentó al otro lado y me echó un líquido en el vientre, empezando a pasar el ecógrafo. Me quedé mirando a la pantalla, intentando ver algo.
-Alex: Ahí está.... Vaya... - dijo.
-Lena: ¿Pasa algo? – pregunté asustada.
-Alex: Queríais cinco hijos, ¿no? Pues vais a tenerlos. Parece que son dos.
-Kara: ¿Dos, de verdad? – dijo emocionada- Lena, amor...
-Lena: ¿Dos...?
-Alex: Sí, ahí hay uno, y el otro está ahí. –dijo sonriéndome – Enhorabuena mamá.
-Kara: Parece que mis óvulos son tan buenos como tu esperma... - dijo divertida.
-Lena: No lo dudo, cariño...
-Alex: Vale, ya puedes limpiarte... - dijo, dándome algunas toallitas de papel. Kara las cogió y empezó a limpiarme con cuidado, besándome después.
-Lena: Gracias, cariño...
-Alex: Bien, hasta dentro de ocho semanas no tendríais la primera ecografía, pero si queréis, podéis venir dentro de seis semanas, y posiblemente podamos escuchar sus corazones.
-Kara: Eso me encantaría... - dijo abrazándome, protectora.
-Alex: Entonces os apunto aquí. Kara, tú ya sabes cómo es esto, así que...
-Kara: No va a faltarle de nada...
-Lena: ¿Ah no...? ¿Aunque te mande a por alguna comida extraña a las tres de la mañana?
-Kara: Procuraré hacer una buena reserva de comidas raras en casa para no tener que ir a buscarlas...
-Lena: ¿No es adorable? – preguntó, mirando a Alex.
-Alex: Mucho... - dijo riéndose.
Nos despedimos de Alex y salimos. Kara estaba feliz, y eso me gustaba. Después de las últimas semanas, era agradable verla relajada, tranquila, y sonriente. Cuando llegamos a la salida, un montón de periodistas vinieron hacia nosotras. ¿De dónde narices habían salido? Kara cogió mi mano y empezamos a caminar.
-Periodista 1: Señora Luthor, ¿van a tener otro hijo?
-Periodista 2: ¿Estás embarazada de nuevo, Kara?
-Periodista 3: ¿Cómo está su hija? Hemos oído que se ha recuperado y que usted encontró la cura... - dijo, casi metiéndole el micrófono en el ojo a Kara. Yo tropecé y, si no llega a ser porque Kara me tenía sujeta, me habría ido al suelo. Kara se detuvo de golpe, mirándome. Sabía lo que quería decirme con esa mirada. Esperaba mi aprobación para responderles. Asentí, cogiendo su mano con fuerza. Sabía cuánto odiaba Kara estas situaciones, lo nerviosa que la ponían.
-Kara: ¿Todo? – preguntó.
-Lena: Todo. Acabemos rápido con esto.
-Kara: Bien... - dijo mirando a los periodistas – Seré rápida. Sí, vamos a tener otro hijo. Mejor dicho, otros dos. Y no, no estoy embarazada. Es mi esposa quien lo está esta vez, así que les pido que no la molesten demasiado durante estos meses. – Se empezaron a escuchar murmullos, pero Kara los ignoró y siguió hablando – En cuanto a nuestra hija, Katie, Ella está bien. Por suerte, conseguí encontrar a tiempo una cura que funcionó y ahora podrá llevar una vida normal, como la de cualquier otro niño de su edad. Se acabaron los dolores y los hospitales para ella.
-Periodista 1: ¿Va a comercializar la cura? Seguramente habrá un montón de padres deseando que lo haga.
-Kara: Aún no lo sé. No es un procedimiento sencillo y esta cura, era específica para nuestra hija. Tendré que estudiar la manera de hacer que funcione con otros niños, pero me llevará un tiempo.
-Periodista 2: ¿Estará al alcance de cualquier padre que la desee para su hijo, o tendrá un precio elevado, y sólo unos pocos podrán beneficiarse?
-Kara: Intentaré que está al alcance de todo el mundo, aunque debo admitir que es un procedimiento costoso. Ya veremos.
-Periodista 3: Señora Luthor...
-Kara: Si quieren más información, daré una rueda de prensa en los laboratorios Zor-El cuando tenga algún avance. Me encargaré de que todos sean avisados. Ahora, por favor, déjennos pasar.
Nos metimos en el coche y fuimos a comprar varias cosas antes de pasar a recoger a Katie. Habíamos quedado con Sam y Maggie para comer en casa.
Cuando fuimos al colegio, yo esperé en el coche mientras Kara iba a recoger a nuestra hija. Cuando salían, vi que los padres y madres de algunos niños se acercaban a Kara, rodeándola, sin dejarla pasar. Salí del coche y fui hacia donde estaba Kara con Katie.
-Lena: ¡¿Se puede saber qué pasa?!
-Madre 1: Hemos visto en la televisión que ella ha curado a Katie. Mi hijo tiene lo mismo, quiero saber si puede curarle.
-Madre 2: Yo también quiero saberlo, mi hija también tiene lo mismo.
-Kara: Si han visto eso en la televisión, también habrán visto que he dicho que tengo que hacer algunas pruebas para...
-Madre 1: ¡Lo que pasa es que ahora que su hija está curada, los demás niños le dan igual!
-Kara: ¿Qué...?
-Padre 1: ¡Por eso van a cerrar el colegio en cuanto acabe el curso, ¿Verdad?!
-Lena: ¿Cerrar el colegio? ¿Quién ha dicho eso?
-Padre 2: Bueno, ahora que su hija no lo necesita, cuando acabe el curso posiblemente no les interese mantenerlo abierto.
-Lena: Un momento... No querían que sus hijos vinieran al cumpleaños de nuestra hija, porque nosotras dos – dije, señalándonos a Kara y a mí – estamos casadas. Para eso sólo somos un par de lesbianas, que según ustedes van a pervertir a sus hijos y a enseñarles cosas que no deben saber. Pero... ¡Eso no les importa tanto si pueden seguir trayendo a sus hijos de manera gratuita a un colegio que, en cualquier otro sitio, les cobrarían unas enormes cantidades de dinero, ya que el colegio cuenta con profesores capacitados y preparados para saber cómo reaccionar en caso de que alguno de sus hijos se ponga mal. O cuando piensan que podríamos conseguirles una cura, que, a pesar de su elevado coste, ustedes piensan que les vamos a regalar así, sin más!. Para eso no les importa que Katie tenga dos madres, ¡¿verdad?!
-Kara: Lena, amor, cálmate... - dijo sujetando mi brazo – Esto no te conviene....
-Lena: No, Kara... Esta gente no merece ni que...
-Kara: Amor, no seas como ellos... - me susurró. – Demostrémosles que somos mejores. – dijo, mirando a la gente que nos rodeaba - ¡El colegio seguirá abierto! ¡Muchos niños lo necesitan ahora, y lo necesitarán en un futuro! Pero tenemos que decidir si seguirá siendo gratuito para todo el mundo, o solo para aquellas familias que no puedan permitírselo. Porque, por lo que sé, muchos de ustedes podrían pagarlo sin problemas, pero si no tienen que soltar ni un mísero céntimo, mucho mejor, ¿verdad? ¡En cuanto a la cura! Debo hacer pruebas para conseguir una cura universal, para todos los niños con la misma enfermedad de Katie. Después, me centraré en otros medicamentos para el resto de los niños y niñas con otras enfermedades que también necesitan ser investigadas. Pero eso requiere tiempo. Mucho tiempo. Y aunque pienso esforzarme en encontrar una cura para todos, no pienso cometer el mismo error dos veces. Mi familia también me necesita y quiero dedicarles todo el tiempo posible. No pienso volver a encerrarme durante horas, días o semanas en un laboratorio obsesionada con proyectos que requieren paciencia y tener la mente despejada. Cuando tenga avances, se lo haré saber. Y entonces, ya veremos qué hacemos. Ahora, mi esposa, nuestra hija y yo, queremos irnos a casa, así que... Déjennos pasar de una vez. –dijo, apartándolos casi a empujones.
-Lena: ¿Qué te pasa hoy...? – pregunté, mirando a Kara.
-Kara: ¿Qué me pasa?
-Lena: Pareces otra...
-Kara: No. Sólo intento ser la Kara de antes, Lena. Como dijiste, estoy dejando de culparme, me estoy perdonando, y estoy tomando el control de mi vida otra vez. Y no pienso volver a perderlo.
-Lena: Me alegra escuchar eso... - dije, besándola con ganas delante de todo el mundo. Al ver algunas caras de desaprobación y asco, me pegué más a Kara, profundizando el beso y poniendo las manos en su trasero. Cuando nos separamos, la miré a los ojos – Vamos a casa. Sam y Maggie no tardarán en llegar.
-Kara: Sí... Katie, cielo, sube al coche... - dijo mirándome – Esta noche serás toda mía. Otra vez.
-Lena: Eso espero, porque mi... amiguito tiene ganas de...
-Kara: Ssshhh ... Delante de Katie no, amor....
Sonreí y até a Katie a su asiento de seguridad y luego monté adelante con Kara, que conducía.
Al llegar a casa, mi madre y Eliza charlaban tranquilamente mientras veían la tele.
-Katie: ¡Abelas! – dijo corriendo hacia ellas.
-Lena: ¿Queréis quedaros a comer?
-Lillian: No, cariño. Habéis preparado una comida con vuestras amigas y no queremos molestar. Además, tu padre y yo tenemos trabajo que hacer.
-Eliza: ¿Y qué era eso tan importante que teníais que hacer?
Miré a Kara. No queríamos decir nada del embarazo aún y necesitábamos una excusa rápida.
-Lena: Fuimos a...
-Kara: Ver almacenes. Los almacenes de los laboratorios se nos están quedando pequeños y fuimos a ver si encontrábamos alguno más grande, teniendo en cuenta que, desde que me quedé con los de Maxwell Lord, nuestra producción está aumentando. Y aunque ambos laboratorios tienen almacenes enormes, no son suficiente, ya que tendremos que recibir nueva maquinaria y... demás.
-Eliza: ¿Y ha habido suerte?
-Kara: No mucha.
-Lillian: ¿Y qué pintas tú en todo eso hija? – me preguntó mi madre.
-Lena: Pues, yo...
-Kara: Le pedí que me acompañara, ya que ella tiene más experiencia en cerrar negocios que yo y...
-Lena: le pedían demasiado dinero por unos locales demasiado pequeños. Así que tendremos que seguir mirando. – dije.
-Lillian: Estáis muy raras....
-Lena: ¿Raras?
-Lillian: Os hemos visto – Dijo, cruzándose de brazos.
-Lena: ¿Visto, dónde?
-Lillian: En la televisión. Me parece increíble que Eliza y yo tengamos que enterarnos así de que estás embarazada y vamos a ser abuelas de nuevo.
-Kara: Mierda...
-Lena: ¿Dijimos eso?
-Lillian: Eso parece. Kara dijo que sí, que esperabais dos hijos más y que esta vez eras tú quien estaba embarazada.
-Lena: ¿Kara?
-Kara: Sí... estaba tan emocionada con lo de los bebés que se me escapó. No me di cuenta.
-Lena: No te oí decirlo. Supongo que yo también tenía la cabeza en otra parte.
-Eliza: Así que otros dos, ¿eh?
-Lena: Sí... - dije sonriéndolas.
-Eliza: Ven aquí... - dijo abrazándome - ¿Cómo estás?
-Lena: Bien, por ahora.
-Kara: Aún es pronto para que tenga síntomas, aunque no tardará...
-Lillian: Mi niña... - dijo abrazándome.
-Eliza: Nos vamos, pero que sepáis que estamos muy enfadadas...
-Lena: Lo sentimos. No queríamos decir nada hasta que pasaran los tres primeros meses, por si acaso... Pero se ve que nos pudo la emoción.
-Lillian: Ya lo vemos, ya... A ver cómo se lo toma Katie. – dijo mirándola mientras jugaba con sus peluches en el salón.
-Lena: Espero que bien... Pero a ella si esperaremos para decírselo.
-Lillian: Me parece bien... Adiós Katie.
-Katie: Adiós abela Lillian. Adiós abela Eliza.
-Lena: Menuda metedura de pata – dije cuando se fueron.
-Kara: Supongo que ya se habrá enterado todo el mundo, así que prepárate para varias broncas.
-Lena: No les va a gustar haberse enterado así, ¿verdad?
-Kara: No lo creo. Pero seguro que lo entienden. Descansa un rato, iré a preparar la comida.
-Lena: Vale... - dije besándola y sentándome en el sofá. Caleb y Kayla dormían tranquilos en sus cunas.
Cuando llamaron al timbre, me levanté y fui a abrir. Iba a saludar, cuando Maggie entró en casa como un vendaval.
-Maggie: ¡¡Muy bonito!! ¡¿En serio, tenemos que enterarnos de que estás embarazada al mismo tiempo que el resto del planeta?!
-Lena: Hola.... – dije – Podemos explicarlo...
-Sam: Maggie, esto no es lo que hemos acordado por el camino. Hola Lena – dijo abrazándome. Tenía Ruby en brazos.
-Maggie: Se supone que somos sus amigas. Tenemos derecho a saber estas cosas antes que nadie...
-Lena: No pensábamos decir nada hasta que pasaron los tres primeros meses, pero acabábamos de saber que serían dos y...
-Kara: Me pudo la emoción y metí la pata. Todo es culpa mía... - dijo acercándose – Así que tú... - señaló a Maggie- Saluda a mi esposa como es debido o te saco a patadas de mi casa.
-Maggie: Vale, perdón... Hola Lena – dijo abrazándome.
-Lena: Hola Maggie...- dije cerrando la puerta después de meter el carrito de Ruby en casa– La verdad es que yo tampoco estaba pendiente de lo que Kara decía y no hice nada por callarla. Así que la culpa es de las dos. Pero si os sirve de consuelo, no lo sabía nadie. Sólo Alex, y porque realizó el proceso para que yo me quedase embarazada.
-Sam: ¿Y está todo bien?
-Lena: Sí... Bueno, pasad y sentaros. Kara está terminando de hacer la comida.
-Maggie: Así que dos, ¿eh? ¿Tenéis pensado montar un equipo de fútbol o algo así?
-Lena: No. Después de estos, no queremos más.
-Maggie: Mejor... Porque vais a necesitar veinte brazos para cuidar de cuatro bebés a la vez. Me gustaría verlo...
-Kara: Ya, ¿por qué no en vez de querer venir a mirar, no te ofreces a ayudar un poco?
-Maggie: No, con esta ya tengo suficiente – dijo, señalando a Ruby, que dormía en brazos de Sam.
-Sam: Espero que no os importe que la hayamos traído. No teníamos con quién dejarla.
-Lena: Claro que no....
Empezamos a comer poco después. Kara se sentó a mi lado. Hoy estaba bastante cariñosa.
-Sam: Lena, hay algo que... - dijo, algo nerviosa – Verás, Algunos inversores y miembros de la junta directiva de L-Corp están preguntando cuándo vas a volver. Entienden todo lo que habéis pasado con Katie las últimas semanas, pero...
-Lena: No tienen de qué preocuparse. Mañana me pasaré por allí para empezar a ponerme al día, así el Lunes ya estaré lista para dirigir de nuevo L-Corp. Si te parece bien... - dije, mirando a Kara – No quiero dejarte sola con Caleb y Kayla, pero...
-Kara: Si te ves lista para volver al trabajo, por mí no hay problema. Puedo ocuparme de ellos. Pero deberíamos pensar en ir buscando alguien que los cuide, porque yo también debería empezar a volver a hacerme cargo de los laboratorios. Winn, Nia y Maggie lo están haciendo de maravilla, pero no puedo cargarles a ellos con todo, cuando yo soy la dueña. No es justo. Pero tienes que prometerme que trabajarás lo justo y no te quedarás demasiadas horas en el despacho. Tienes que descansar y cuidarte.
-Lena: Claro. Estaré aquí a las seis todos los días.
-Kara: Bien...
Después de la comida, Lena y yo fuimos a dormir un rato con Katie.
MAGGIE
Después de la comida en casa de Kara y Lena, fuimos a casa de Sam. Cogí a Ruby mientras ella abría la puerta y entramos.
-Sam: Dámela, la llevaré a su cuarto.
-Maggie: Ya la llevo yo, no te preocupes.
-Sam: Gracias...
La llevé al cuarto y la dejé con cuidado en su cuna, tapándola. Me quedé mirándola durante algunos segundos. Era perfecta, tan pequeñita, con esas manitas...
Todo el mundo pensaba que odiaba a los niños, y no era así. Simplemente, no me veía ejerciendo de madre. No creo que fuese una buena madre. Mis padres no lo fueron conmigo, y eso hizo que yo no fuese una persona excesivamente cariñosa, aunque tampoco tenía el corazón de hielo. Pero no me veía capaz de formar una familia.
Pero eso cambió cuando conocí a Sam y a Ruby.
********FLASHBACK*********
Al principio, no me atrevía ni a acercarme a la niña a menos de tres metros. Mucho menos a cogerla. Tenía la sensación de que, en cuanto la tocase, se me caería de cabeza, o le rompería un brazo, o peor aún, el cuello. Yo no sabía ser delicada. Hasta que un día, mientras esperaba a Sam en el salón mientras ella se duchaba para nuestra cita, Ruby empezó a llorar. Esperé un poco para ver si Sam iba a buscarla, pero el agua de la ducha no le dejaba oírla, así que fui al cuarto de la pequeña y la moví en su cuna, con todo el cuidado del que yo era capaz. Pero eso no bastaba, seguía llorando. Así que, con cuidado, la cogí. No tenía ni idea de cómo se cogía a un bebé. Estuve tentada de sacar mi móvil y buscar en google "cómo coger a un bebé en brazos y no matarlo o morir en el intento" pero habría sido demasiado ridículo, hasta para mí. Al final acabé dando con la postura correcta por mí misma y, como por arte de magia, Ruby se calló y se quedó mirándome fijamente, sonriéndome.
-Sam: Se te da bien... - dijo, mirándome desde la puerta y asustándome.
-Maggie: Sam... Yo... No dejaba de llorar, y tú no la oías. Pensé que le pasaba algo y...
-Sam: A lo mejor tiene hambre. Dámela. Le doy de comer y nos vamos. ¿Vale?
-Maggie: Claro... – dije dándole a la niña y mirando cómo se sentaba en un sillón al lado de la cuna de Ruby. Cuando vi que Sam iba a darle el pecho, me sentí algo incómoda – Yo... Esperaré fuera.
-Sam: Puedes quedarte si quieres. No tengo nada que no hayas visto antes, ¿verdad?
-Maggie: Te equivocas... - dije mirándola – Nunca había visto unas tan perfectas y... - me acerqué algo más y miré a Ruby comer – Esto es...
-Sam: ¿Te has quedado sin palabras? No me lo puedo creer. ¿Tú, que no te callas ni debajo del agua y siempre tienes algo que decir?
-Maggie: Nunca había visto tanta belleza junta...
-Sam: ¿A qué te refieres exactamente?
-Maggie: A ti, a ella... - dije, acariciando la manita de Ruby, - y a estas dos... - señalé sus pechos – Esas son las mejores, sin duda.
-Sam: Ya decía yo... - dijo riéndose.
********FIN FLASHBACK********
-Sam: ¿Qué haces? – preguntó, entrando y abrazándome por detrás.
-Maggie: Pensaba...
-Sam: ¿En qué?
-Maggie: En si Ruby estaría mejor si la hago al horno, o a la cazuela, ¿tú qué crees, cómo quedará más tierna?
-Sam: Eres idiota... - dijo riéndose y dándome un golpecito. – Anda, ven, vamos a ver la tele un rato.
-Maggie: ¿La tele...? No... Vamos a aprovechar que nuestras queridas jefas nos han dado el día libre para pasarlo en grande...
-Sam: ¿Qué se te ha ocurrido esta vez?
-Maggie: Ahora lo verás... Ve al cuarto, yo voy enseguida.
-Sam: ¿Dónde vas?
-Maggie: Al coche. Olvidé algo allí.
Cuando regresé, Sam estaba en la habitación, mirando por la ventana.
-Sam: ¿Qué fuiste a buscar? – preguntó, mirándome.
-Maggie: Esto... - dije, mostrándole lo que llevaba en la mano.
-Sam: ¿Y eso es...?
-Maggie: Ropa interior comestible.
-Sam: ¡¿Qué?! ¿Esperas que me coma eso?
-Maggie: Claro que no. Tú te la pones y yo me la como....
-Sam: ¿Estás loca, lo sabes...? – dijo abrazándome y besándome.
-Maggie: Puede... Pero te encantan mis locuras.
-Sam: Eso es verdad... - dijo, quitándome la caja de la mano y caminando hacia el baño. – Salgo enseguida.
-Maggie: No tardes... - dije, empezando a desnudarme.
Me tumbé sobre la cama, totalmente desnuda, y esperé a Sam que salió poco después.
-Sam: ¿Qué te parece? – dijo, caminando de manera provocadora hacia mí.
-Maggie: Me parece, que estoy muerta de hambre. Así que ven aquí.... – dije, cogiendo su mano y tirando de ella, haciéndola caer sobre la cama. Me puse sobre ella y empecé a besarla – Me encanta cómo hueles... - dije, mirándola.
-Sam: ¿Ah, sí...?
-Maggie: Sí... - dije, mordisqueando su cuello, y metiendo la mano entre sus piernas.
-Sam: Maggie, cariño....
-Maggie: Ssshhh... - dije, bajando hasta sus pechos. Arranqué un trozo de su sujetador comestible con los dientes y lo llevé a su boca. Las dos empezamos a comerlo, hasta que acabamos besándonos.
-Sam: Pensé que eras tú quien se lo iba a comer...
-Maggie: ¿Qué tiene de malo que quiera compartirlo contigo, eh? Esto es para que lo disfrutemos las dos, cielo...
-Sam: Sabe a chocolate....
-Maggie: Sí. Pero tú sabes mucho mejor... - dije, arrancando esta vez un trozo de las bragas e introduciendo un par de dedos en el interior de Sam.
Un buen rato después, tras varios orgasmos y ningún resto de ropa interior, Sam y yo nos tumbamos, abrazadas.
-Sam: Tienes razón... Me encantan tus locuras.... – dijo, acurrucándose sobre mí.
-Maggie: Lo sé... - dije sonriéndola. Una hora después, un fuerte llanto me despertó. –Sam, cariño... Ruby está llorando... - dije, tratando de despertarla – Sam...
-Sam: Cinco minutos más, por favor....
-Maggie: Está bien... - dije saliendo de la cama con cuidado y caminando al cuarto de Ruby. - ¿Qué te pasa, tienes hambre...? – dije, cogiéndola – Uf, no, no tienes hambre... Apestas... ¿Qué te da tu madre de comer, ratas muertas? – La llevé hasta el cambiador y le quité el pañal - ¡Joder, Ruby! Podemos vender esto como arma nuclear, ¿lo sabías? Madre mía.... ¿Ese color es normal? Vale, dame un segundo... - dije, sujetándola con una mano mientras buscaba un pañal limpio, polvos de talco y algo para lavarla. Como no encontré nada para lavarla, la cogí, estirando los brazos todo lo que pude y fui con ella hasta el baño. La metí en el lavabo y con una esponja empecé a lavarla. Ruby empezó a llorar – Oye, no te pongas así, ¿vale? No he hecho esto nunca y es... joder, es asqueroso... Creo que voy a vomitar...
Cuando terminé de lavarla, volví con ella a la habitación y la dejé de nuevo sobre el cambiador. Me quedé mirando a Ruby y al pañal durante un buen rato. No tenía ni idea de cómo se ponía esa cosa.
-Maggie: Vale Maggie, ahora sí que vas a necesitar buscarlo en youtube.... Mierda, el móvil está en el cuarto. Vale, tendré que improvisar. A ver... Primero, un poco de esto... - dije, echándole polvos de talco. – No sé si es suficiente. ¿Te echo más...? ¡Oye, deja de mirarme así y ayúdame! – Eché unos pocos más, por si acaso. Luego intenté ponerle el pañal, sin mucho éxito. Tardé cinco minutos en darme cuenta de que se lo había puesto al revés. Por eso esas malditas pegatinas no se quedaban en su sitio. Cogí otro y, cuando lo tenía casi listo, Ruby se hizo pis - ¡¿En serio?! ¡Ahora tendré que lavarte otra vez! – dije, volviendo al baño con ella. Diez minutos después, tras gastar otro pañal y acabar con todo el cuerpo lleno de polvos de talco, porque Ruby tuvo la brillante idea de darle una patada al bote cuando lo tenía en la mano, haciendo que aterrizase en mi cabeza, abriéndose, conseguí que Ruby estuviera perfecta.
-Sam: Lo has conseguido... - dijo desde la puerta, riéndose.
-Maggie: ¿Cuánto has visto?
-Sam: Todo... - dijo señalando una pequeña cámara en una esquina – Tengo el monitor en mi cuarto. En serio cariño, te agradezco el esfuerzo, pero creo que me ocuparé yo de cambiarla de ahora en adelante. Si no, voy a arruinarme comprando pañales por tu culpa.
-Maggie: Lo siento... Mañana te compraré un paquete.
-Sam: No importa... - dijo acercándose y abrazándome por detrás, besando mi cuello, mientras yo seguía con Ruby en brazos.
-Maggie: También podrías enseñarme a cambiar pañales...
-Sam: ¿En serio?
-Maggie: Sí, pero por favor, compra una máscara antigás. ¿cómo puedes sigues viva, si tienes que respirar esto varias veces al día?
-Sam: Exagerada... Dámela y ve a ducharte, mira cómo estás.... – dijo, sacudiéndome polvos de talco del pelo.
-Maggie: ¿Y si la acuestas de nuevo, y mientras te espero en la ducha?
-Sam: Iré enseguida....
Me fui a la ducha, sonriendo. Y de repente, un pensamiento vino a mi cabeza. Ya no podría vivir sin ninguna de ellas.
Mientras, en casa de Kara y Lena, ambas estaban con Katie en el salón, pintando en un cuaderno.
-Kara: ¿Qué queréis cenar?
-Katie: ¡Pizza!
-Kara: ¿Amor?
-Lena: Si quiere pizza, que sea pizza...
-Kara: Perfecto, llamaré entonces.
Un par de horas después, Lena y Kara dormían abrazadas en su cama, cansadas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro