Unos exámenes muy distantes
Naruto e Hinata no se vieron el fin de semana posterior al día del beso, y cuando volvieron a clase, ninguno de los dos sacaba el tema. ¿Por qué? Básicamente, por miedo a lo que dijera la otra persona: "lo siento, me dejé llevar", "no siento eso por ti", "estoy enamorado/a de otra persona"... Ninguno de los dos quería oír algo que no fuese "Yo también estoy enamorado/a de ti", y sin saberlo, ese beso había significado para la otra persona mucho más de lo que dejaban ver.
Hinata cambió radicalmente su actitud, mucho más reflexiva, pensativa, como si tuviera algo en mente que la atormentaba. A Naruto le recordó a aquellos tiempos en los que sobre ella caía el pesar de tener que casarse por obligación familiar, y esa sensación no le gustaba nada. En realidad, lo que atormentaba a Hinata era la magnitud de los sentimientos que tenía por Naruto. ¿Tanto sentía que, con una simple mirada, se sintió lo suficientemente fuerte como para besarlo? ¿Tal era la fuerza de sus sentimientos que, en el momento en el que sus brazos rodearon el cuello de Naruto, su piel ardía y su corazón empezó a latir como loco ante el roce de sus pieles? Sabía la respuesta: sí, lo era. Pero no le ponía nombre aún, Hinata nunca se había sentido así con nadie.
Naruto fue a hablar con Sakura y Sasuke, que se dirigían a la cafetería. Con su plan de conquistar el corazón de Hinata, les había dejado un poco de lado, y eso le dio algo de pena. Más que nada porque no quería que pensaran que, simplemente, les usaba para acercarse a Hinata. En su corazón, sabía que ellos nunca pensarían así, pero su cerebro a veces era más poderoso que su corazón, y esta vez era una de ellas.
- ¡Chicos! ¡Esperadme!
- ¡Hola, Naruto! ¿Cómo te ha ido con... ya sabes quién? – dijo Sakura, sin mencionarla, después de todo, no quería que, por azares del destino, Hinata la oyera y se enterara de lo que el rubio sentía por ella.
- Sí, dinos cómo piensas cagarla esta vez, idiota. – dijo Sasuke, que sonreía de forma socarrona.
- Mira, estoy tan feliz que voy a pasar por alto las estupideces que dices siempre. – dijo Naruto, al que nadie podía bajar de su nube de felicidad en la que se encontraba.
- Vaya, ¿qué ha pasado para que estés así? – dijo Sakura, golpeando suavemente a Naruto en el costado con el codo, para incitarlo a hablar.
- Bueno, ayer, aprovechando el día de fiesta, decidí llevar a Hinata a un parque de atracciones. Fuimos "con mis padres" y nos lo pasamos muy bien. – dijo Naruto, enfatizando en las palabras "con mis padres" y haciendo comillas con las manos.
- ¿Por qué entrecomillas esas palabras en concreto? – preguntó Sakura.
- Porque nada más llegar, mis padres se fueron a vete tú a saber dónde a hacer no quiero saber qué y me dejaron solo con ella. – dijo Naruto.
- Me alegra saber que estás tomando la iniciativa y que vas ganando puntos con ella. – dijo Sakura, muy feliz por los avances de Naruto.
- Gracias, Sakura, aunque eso no es lo mejor del día. Cuando volvíamos, dejamos a Hinata en su casa. Yo me bajé para acompañarla y darle un abrazo o un beso en la mejilla. Pero ella... - dijo Naruto, suspirando ante el recuerdo del beso. – Ella me besó. En los labios.
Sakura no pudo evitar emitir un grito ensordecedor, por suerte, tanto Sasuke como Naruto lo vieron venir y se taparon los oídos. No tuvieron tanta suerte otros alumnos que estaban allí, que sintieron cómo perdían audición por el estridente grito.
- ¿Ya está, Sakura? – dijo Sasuke
- Sí. ¡Esto es maravilloso! ¡Dentro de poco tendremos nueva pareja!
- Me alegra que el idiota encuentre alguien que le quiera, así podrá evitar una vida larga, solitaria y triste, con 400 gatos que se comerán su cadáver y sus entrañas cuando muera. – dijo Sasuke, siendo especialmente gráfico.
Naruto no hizo caso de nuevo a las impertinencias de Sasuke. Estaba feliz, y nada le iba a quitar ese estado de felicidad. Compraron sus cafés y se los tomaron tranquilamente.
- ¿Entramos en clase? – dijo Naruto, terminando de saborear su café.
- ¿Tantas ganas tienes de verla? – preguntó Sakura.
- Evidentemente. – dijo Naruto, sonriente.
Mientras Naruto hablaba con sus mejores amigos, Hinata estaba sola, algo triste por la actitud de Naruto. Hinata sentía que su amistad se había resentido ligeramente con ese beso, se maldijo a sí misma por ser valiente por primera vez y hacerlo, pero a quién quería engañar... Si tuviera la oportunidad de repetirlo, lo haría una y mil veces. A Hinata se acercó un chico muy misterioso, sacándola de su trance interno.
- Hola, ojos claros... - dijo el muchacho.
- Ah, eres tú, Otsutsuki... - dijo Hinata, con indiferencia.
- Llámame Toneri, por favor. Te ves triste, ¿te pasa algo?
Hinata miró por la ventana, sin hacer excesivo caso a Toneri, para ella era una molestia que le preguntara si le pasaba algo.
- No me pasa nada. – dijo Hinata, intentando sonar convincente.
- ¿En serio? ¿No te pasa nada relacionado con ese rubio?
Hinata abrió sus ojos sobresaltada. ¿Tan obvio era lo que le pasaba para que, para alguien que casi no le hablaba, se diera cuenta? Hinata decidió ser franca, lo que pasaba en su corazón era problema suyo y, como mucho, lo hablaría con sus mejores amigas, y no con un tipo con el que hablaba por primera vez en su vida.
- Eso es asunto mío. – dijo Hinata, con algo de pereza en su voz, indicándole que no quería hablar del tema con nadie.
- Vale, princesa, pero date prisa, estoy seguro de que tiene muchas mujeres detrás de él.
La mera imagen de Naruto con otra mujer que no fuese ella fue suficiente para hacerla sentir muy triste. ¿Por qué con él? Nunca había sido una persona tímida o miedosa, ¿por qué tenía tanto miedo a perderlo?
Toneri se dio cuenta de que Hinata se había sentido triste por sus palabras, decidió acortar la distancia que le separaba, le acarició los hombros, intentando consolarla un poco. No en vano, el repentino cambio de humor de Hinata había sido únicamente culpa suya y de sus palabras.
- Vamos, ojos claros, no te desanimes. Al fin y al cabo, estás más cerca de su corazón de lo que crees, se le nota a lo lejos. Y si no es así, que Toneri Otsutsuki se muera ahora mismo.
Hinata rió ante el comentario de Toneri, ese chico era bastante... extraño. Le rodeaba un aire de misterio que hacía que muchas chicas se interesaran por conocerlo. Pero a Hinata no le interesaba. Ella sólo pensaba en aquella noche y en esa escena que la atormentaba una y otra vez, simplemente, por haberlo disfrutado tanto.
Durante esa charla, Naruto había entrado en clase acompañado de Sakura y Sasuke y vio la escena, apretando los puños y mirando con odio a Toneri. Sasuke se dio cuenta de la reacción de Naruto con sólo mirar la escena. Ese chico se encontraba peligrosamente cerca de Hinata, y a Naruto no le gustaba que se tomara tanta confianza con ella. Sasuke posó su mano derecha en el hombro izquierdo de Naruto, con el fin de calmarlo un poco.
- Tranquilo, fiera, tú tienes algo que él no tiene: un recuerdo de sus labios... superiores, claro está.
Naruto aflojó los puños y sonrió. Sasuke tenía razón, no tenía de qué preocuparse, después de todo, fue ella la que inició el beso, y eso quería decir algo, ¿no?
Se acercó a Toneri por la espalda, sin intención de hacerle daño, no quería que Hinata pensara que era un imbécil. Intentó disimular los celos que sentía ante el contacto tan cercano que Toneri tenía con Hinata... con un éxito bastante cuestionable.
- ¿Me dejas pasar? – dijo Naruto, con rabia mal disimulada. Hinata notó en su voz un matiz que no pudo entender.
- Claro, Uzumaki. – dijo Toneri, impertérrito.
- Gracias.
Hinata, que miraba por la ventana, vio cómo Naruto se sentaba a su lado, y siguió sin mirar a Naruto a los ojos. En parte, le parecía genial que se sentara ahí, podría estar cerca de él, pero por otro lado, sentía que no podría pensar tranquilamente, él alteraba todos sus pensamientos, el ritmo cardíaco e incluso la frecuencia respiratoria. Decidió seguir mirando por la ventana a un punto fijo en el espacio, buscando la nada, para relajarse. Cómo deseaba aclarar, de una vez, lo que sentía...
Y todo esto tenía que pasar, precisamente, en época de exámenes...
Con respecto a Naruto, tampoco quería arriesgarse en exceso. Era muchísimo el miedo a que le dijera que no, porque, a pesar del mágico momento que habían vivido, no podía asegurar que ella estuviera enamorada de él. El destino estaba siendo cruel con él, ya que no podía pensar en otra cosa que no fuese en las mil y una maneras de pasar tiempo con ella. En ese momento, se le ocurrió una idea: ¿y si usaba el pretexto de los exámenes para estar con ella a solas? Aunque no fuera un gran avance, para él, el poder estar a su lado, por ahora, era suficiente.
- Oye, Hinata...
Hinata reaccionó como un resorte al oír la voz de Naruto, era la primera vez que hablaban desde el beso. Estaba nerviosa, ¿querría hablar del tema del beso? ¿Le diría que era un error? ¿Que le había horrorizado? ¿Que no sentía eso por ella? No quería oírlo, pero sabía que tendría que afrontar las consecuencias de su arrebato de valentía. Asintió, dando a entender a Naruto que le escuchaba.
- ¿Quieres que estudiemos juntos para los exámenes? Seguro que dos personas estudian mejor que una sola.
Hinata se sorprendió, hasta ahora, él solo había llevado el curso muy bien, aunque en eso tenía razón: uno podía solventar las dudas que tenía el otro, así que podían complementarse perfectamente. Y lo más importante de todo: no había mencionado el tema del beso.
- Va... Vale, Naruto.
- ¡Muy bien! – dijo Naruto, entusiasmado. - Te espero en la salida para ir juntos a la sala de estudio de la biblioteca central.
- Va... Vale... - dijo Hinata, tartamudeando un poco y jugando con sus dedos.
Naruto se extrañó ligeramente al oír tartamudear a Hinata y al verla con esa actitud. ¿Acaso ya empezaba a sentir algo por él? El pensamiento hizo que se le marcara una sonrisa evidente en su rostro. Pero tampoco quería arriesgarse en exceso y declararse antes de tiempo.
Hizo acto de presencia la directora, Tsunade, dirigiéndose a los alumnos ante la inminencia de los exámenes, sacando de su trance a todos los alumnos de esa clase.
- Bueno, como sabéis, a partir del próximo lunes empezarán los exámenes de final del trimestre. Esta institución ha obtenido unos resultados muy altos siempre, así que espero que mantengan el nombre que ha conseguido el Instituto Konoha y sigáis así hasta el final del curso y en los exámenes de acceso.
- ¡Sí! – dijeron todos los alumnos de la clase. No se sintieron presionados, sabían qué exigencias tenía cuando entraron.
- Pero más importante que eso es que todos consigáis lo que os proponéis. Más allá de los resultados, lo principal es que vuestros sueños se cumplan, que lleguéis a ser lo que os proponéis. ¡Así que dadlo todo, por vuestro propio bien! – dijo Tsunade, sonriendo para infundirles moral y confianza.
Los alumnos se sintieron reforzados, más allá de que sus resultados fuesen mejores o peores, todos aspiraban a algo en la vida: ingeniería, química, medicina, matemáticas, derecho, magisterio... Todos tenían un sueño, y lucharían por conseguirlo.
Pasaron las clases y llegó el descanso, Hinata se quedó en clase, y a su lado, llegó el que ella decía que era su mejor amigo. Kiba se dio cuenta del comportamiento taciturno de Hinata, así que decidió acercarse a ella y, colocando una mano sobre su hombro, le habló con calma.
- ¿Me dirás qué te pasa o tendré que llevarte a una sala de tortura y sacarte la información?
Hinata sonrió ligeramente, Kiba siempre conseguía animarla cuando no estaba bien, y esta vez necesitaba a alguien con ella de ese perfil. Decidió hablar del tema con él, al fin y al cabo, era su mejor amigo.
- No sé qué me pasa, Kiba, últimamente mi corazón se altera y mi respiración se agita cuando me acerco a alguien en concreto. Es muy extraño...
- Hinata, querida, lo que te pasa es que estás enamorada. – aseveró Kiba, interrumpiendo a su mejor amiga, sabiendo de quién se había enamorado. – Asúmelo, ese rubio se ha metido en tu corazón y ni puedes ni quieres arrancarlo de ahí.
- N-No... No creo que sea eso... Sí, es cierto que hay alguien que... Me gusta... Que m-mi corazón late cuando está cerca... Pe-pero eso no significa que... - en este punto de la conversación, Hinata ya se encontraba extremadamente sonrojada, le daba vergüenza hablar tan claramente de sus sentimientos.
- Hinata, es exactamente lo mismo que siento yo cuando estoy con Tamaki. Cuanto antes lo asumas, antes podrás estar con él. Date prisa en aclararte, porque no creo que te espere eternamente...
Hinata suspiró. No lo asumía aún, la palabra "amor" era demasiado fuerte como para decirla tan pronto, pero no negaba que sentía algo por él.
- Tal vez sea hora de hacer un movimiento, aunque no sea amor, sí que me siento atraída por él. – dijo Hinata, mirando al cielo, buscando ese halo de esperanza que iluminara su corazón.
- Esa es mi Hinata... - dijo Kiba, acercándose a ella y abrazándola.
Mientras Hinata y Kiba hablaban, Naruto se encontraba pensativo, sin atender a lo que Sakura y Sasuke decían, aunque el rubio pensó que probablemente estarían hablando de lo muchísimo que se querían, de su boda y de los muchos hijos que tendrían juntos, por lo que a él ese tema no le interesaba lo más mínimo. Una palmada de Sakura frente a Naruto le sacó de sus pensamientos.
- ¡Tierra llamando a Naruto!
Naruto reaccionó abriendo bruscamente sus ojos, que se fijaron en todo lo que había a su alrededor. ¿Cómo demonios había llegado al patio central? Definitivamente, estaba absolutamente ido.
- Perdona, Sakura, el estrés de los exámenes y eso...
- No vas a engañarnos, Naruto. – Sakura estaba convencida de que la causa de su actitud era Hinata. – Es evidente que estás así por ella, ¿no?
- No hay quien te engañe, ¿no? – dijo Naruto, con bastante sorna. – Aunque es cierto que se han juntado ambas cosas.
- Con lo bien que vas en clase, no deberías tener problemas para salir bien de los exámenes. – dijo Sakura. – Y con Hinata... Sólo tienes que seguir así, todo llegará.
- Ojalá tengas razón, Sakura...
Tras las conversaciones, todos volvieron a clase en silencio, sumidos cada uno en sus propios pensamientos. Al terminar la jornada lectiva, Naruto se acercó a Hinata y se dispusieron a caminar hacia la biblioteca central. Prácticamente no hablaron en todo el camino, no querían hablar de nada que no fuese materia de examen. ¿Lo del beso? Ambos pensaron que ya habría tiempo en vacaciones para hablar de ello.
Llegaron a la biblioteca y se fueron a una sala de estudio bastante amplia, con una mesa bastante grande y varias sillas. A Hinata le pareció algo exagerado, teniendo en cuenta que sólo iban a estar ellos dos. Cayó en ese pequeño detalle: solos, por primera vez desde la noche del beso. Había tratado de evitar ese momento de todas las formas habidas y por haber. Naruto la sacó de sus pensamientos y sacó sus apuntes de la mochila.
- Bien, mañana tenemos examen de filosofía, así que tengo preparados los apuntes sobre los inicios de la filosofía.
- ¿Empezamos por la antigua Grecia? – Hinata no quería mirar al rostro a Naruto, no sabía cómo reaccionaría su cuerpo. Porque sí, cuando lo miraba, sentía que no podía controlar de forma eficaz su cuerpo.
Naruto, simplemente, asintió. Sabía que Hinata estaba extraña, no le hablaba, no le miraba, le evitaba... ¿Se arrepentiría de aquel beso? Ese pensamiento heló el corazón de Naruto. Sabía que no iba a ser fácil, ¿pero tan complicada era la empresa a acometer que, al primer gesto romántico que tenían, ella pasaba a ignorarle? Estaba desconcertado.
Ignoró esos pensamientos y decidió enfrascarse en los estudios, más que nada porque no podía saber qué pasaba por esa cabecita que le volvía loco.
Naruto no podía soportar la incomodidad y el silencio que había entre ellos, como si estuvieran construyendo un muro invisible que les separaba, parecía que quisieran estar lo más lejos posible. Naruto quiso romper el silencio tan incómodo que había, decidió aprovechar el motivo de su quedada para interactuar un poco con ella.
- Hinata... ¿Te puedo preguntar algo?
Hinata seguía metida de lleno en los apuntes, así que el hecho de que le hablara le sorprendió. No sabía de qué quería hablar, ¿y si quería charlar sobre el beso y sobre lo que sentía cada uno? No se sentía lo suficientemente fuerte como para hablar sobre el tema aún
- Cla-Claro... ¿Qué sucede? – Hinata no podía evitar tartamudear cuando estaba con él, e incluso cuando hablaban de él.
- Cuando aquí Platón explica su mito de la caverna, ¿qué quiere decir con cada cosa?
Hinata suspiró y sintió mucha tranquilidad, como si un peso se liberara de sus hombros. Tan sólo quería hablar de lo que estaban estudiando. Naruto, sin embargo, lo entendió como un gesto de exasperación ante su idiotez, lo cual hizo que frunciera el ceño.
- Verás, la alegoría de la caverna es una metáfora de la situación del ser humano con respecto al conocimiento. – comenzó Hinata a explicar.
- No entiendo muy bien...
- Supongamos que has estado toda tu vida viviendo en una caverna subterránea abierta al exterior, que detrás de ti hay un muro y que estás sujetado al muro por cadenas, de tal forma que sólo puedes mirar una pared. – Naruto asintió ante la explicación de Hinata. – De repente, ves que en frente se ven unas sombras, producidas por unos objetos iluminados por una hoguera. Tú, dentro de tu ignorancia, crees que esas sombras son la verdad...
- Las sombras son de verdad, ¿no? Es un fenómeno físico producido por...
- Naruto, esto es filosofía. Dejemos la ciencia a un lado, por favor. – dijo Hinata, interrumpiendo a Naruto.
- Lo siento, era una pequeña broma. – Naruto no pudo evitar sentirse algo mal por haber interrumpido a Hinata.
Hinata negó con la cabeza y sonrió ligeramente. Hasta en esos momentos conseguía sacarle una sonrisa.
- Bueno... ¿Por dónde iba? - preguntó Hinata, buscando retomar el hilo de la explicación.
- Por las sombras. – contestó Naruto para que retomara el hilo de la explicación.
- ¡Cierto! Bien, tú te ves obligado a tomar por ciertas las sombras, ya que no puedes conocer nada de lo que está a tus espaldas. ¿Pero qué pasaría si te libraran de las cadenas?
- Pues que intentaría salir de la cueva. – dijo Naruto, recalcando la frase ante la obviedad de la respuesta.
- Exacto. Pero al estar tanto tiempo a oscuras, ¿verdad que el fuego de la hoguera te deslumbraría? ¿Y que, al salir de la caverna, también lo haría la luz del sol?
- Claro, tendría que acostumbrarme con el tiempo a la luz natural. – asintió Naruto ante la pregunta de Hinata.
- Cierto. Pues bien, Platón lo que quiere decir con esto es que el mundo que nosotros percibimos no es real como tal, sino una proyección de un mundo ideal al que sólo se puede acceder por el conocimiento.
- A ver si me aclaro... La caverna es el mundo en el que vivimos, la salida de la caverna y la adaptación a la luz es la fase de aprendizaje y conocimiento, ¿no? – preguntó Naruto, aún algo dubitativo ante la explicación.
- Correcto. – Hinata sonrió viendo que Naruto entendía sus explicaciones.
- No sé qué fumarían en aquella época, pero tenía que estar bueno. – Naruto sonrió ante la broma que acababa de soltar.
Hinata no pudo contener una carcajada, que hizo reír también a Naruto.
- Qué bueno... - dijo Hinata, secándose un par de lágrimas que habían salido debido a la risa. - ¿Te ha ayudado la explicación, Naruto?
- Creo que sí. – dijo Naruto, más seguro de sí mismo. - El sol es la Idea de Bien, que sería la idea principal de la que nacen todas las ideas. Y lo que nosotros percibimos es la representación de ese mundo ideal, ¿no?
- Más o menos, sí. Veo que no vas a tener problemas...
- Eso espero, Hinata. No puedo permitirme fracasar ahora, tengo que elevar mi nota para estudiar neurobiología.
Naruto e Hinata continuaron estudiando de cara al examen que les esperaba al día siguiente, sabían que era importante prepararse bien, así que se centraron en ello, sin reparar en la persona que les acompañaba. Llegado un momento dado, ambos miraron por la ventana y se sorprendieron. Era prácticamente de noche, así que ambos decidieron recoger sus apuntes.
Naruto se fijó en Hinata y en su actitud, huraña, totalmente en silencio, cosa que en ella era raro, que siempre tenía una sonrisa en la cara. Los ojos de Naruto se iluminaron al observar la belleza de Hinata, pero se opacaron al notar la frialdad con la que le trataba su amada. Naruto intentó iniciar un tema de conversación... con un éxito bastante dudoso.
- Vaya, se nos ha hecho muy tarde estudiando.
- Sí, un poco... - Hinata ni siquiera le miraba, lo que entristeció a Naruto.
La situación ya empezaba a exasperar a Naruto, pero debía mantener la calma. Respiró lentamente y habló con ella. Tenían que dialogar de forma urgente ^si quería seguir estando en su vida.
- Hinata...
- ¿Sí? – dijo Hinata, que, una vez más, no miraba a aquellos ojos que la traían por el camino de la amargura.
- Cuando pasen todos los exámenes... Tú y yo tenemos que hablar. – dijo Naruto, que estaba extremadamente serio, asustando a Hinata.
- Vale... - Hinata ya estaba resignada a ser rechazada y a tener su corazón roto en el futuro
Naruto se dio cuenta de la tristeza que había causado en su amada. No sabía cómo esas palabras, que para él eran tan inofensivas, pudieron hacer mella en Hinata. Se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos, sintiendo como su ritmo cardíaco se aceleraba, cómo su respiración se agitaba de forma ligera, casi imperceptible para otros.
Hinata se sintió reconfortada. Era inevitable que hablaran de sus sentimientos, pero sabía que, a pesar de que no era algo que se le diera especialmente bien, él intentaría ser delicado con ella, porque si algo tenía por seguro Hinata era que lo que le fuera a decir Naruto no sería bueno ni agradable.
Naruto levantó la cabeza de Hinata para poder ver bien esos ojos tan hermosos que tenía su princesa de ojos claros, buscando la fortaleza para decirle claramente lo que pasaba por su cabeza.
- Hinata, tranquila. Perdona, es que... No puedo evitar sentirme bien contigo, y estos días en los que te has alejado un poco han sido una tortura. Por eso quería hablar sobre nosotros de forma relajada tras los exámenes. – dijo Naruto, abriendo por completo su corazón.
Hinata supo que Naruto estaba siendo totalmente sincero y abierto con ella, con una chica con la que había tomado confianza hace poco tiempo
- Lo entiendo... - dijo Hinata, siendo comprensiva. Ella sentía lo mismo que él, cada día en el que no hablaba con él se le hacía eterno. – Creo que fue un error...
- Hablemos de eso cuando pasen los exámenes, ¿vale? – dijo Naruto, acariciando ligeramente el rostro y tomando algunos mechones del azulado cabello de Hinata.
Hinata asintió y siguieron andando juntos hasta la casa de ella. Luego Naruto siguió a la suya, pensando en lo que había dicho y en lo que iba a decir. Tenía que ser especialmente suave con ella, la simple mención de tener que hablar con él la había entristecido, y aunque consiguió animarla un poco, no quería volver a verla así de triste por su culpa.
Pero eso ya se lo plantearía en su debido momento.
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