Previa de los finales
Conforme iban pasando los días y el final del curso lectivo se acercaba, Naruto se sentía cada vez más ansioso de que todo se desarrollara como esperaba y pudiera empezar el verano con Hinata como novia. Nada podía fallar: había retomado las cosas con Hinata y podría decirse que estaban en una relación no oficial, puesto que se pasaban todo el rato juntos y se hacían carantoñas. Pero no habían definido nada aún porque Naruto le pidió tiempo para hacer las cosas bien, e Hinata entendió que él quería darle todo de él, cuando la realidad es que para ella cualquier cosa que procediera del rubio era más que suficiente para hacerla levitar, aunque lo cierto es que el saber que estaba preparando algo específico para ella era también un aliciente positivo para permitir que Naruto la hiciera esperar un poco más.
"Sólo serán unos días", pensaba Hinata constantemente mientras jugaba con aquel colgante que le regaló Naruto el día de su cumpleaños, aquel que le regaló como prueba de su amistad más pura, desconociendo su verdadero significado, pero eso era algo que ella desconocía y que por supuesto, el Uzumaki usaría a su favor cuando se declarara a su amada.
"Ya queda menos", pensaba Naruto conforme iba planificando todo: sitio, hora, qué iba a decir... Todo estaba siendo preparado de forma absolutamente minuciosa y sin dejar al azar ningún detalle, Hinata se merecía algo perfecto, algo de la magnitud de los sentimientos que el rubio tenía por ella. El trabajo que estaban haciendo era de un calibre totalmente descomunal para ser unos chicos tan jóvenes, lo estaban dando absolutamente todo por el rubio, que se sentía muy orgulloso y consideraba que no les iba a poder pagar todo lo que estaban haciendo por él.
Ello, a pesar de todo, no mermó el rendimiento académico de nadie, que seguían pasando los exámenes y contando los días para el final del curso y para las vacaciones de verano, que se presentaban como muy interesantes para todos, ya que contaban con una pareja con la que pasar ese tiempo juntos, además de ser el último verano antes de la universidad, algo que les entusiasmaba y les asustaba a partes iguales. Y eso era lo que traía por la vía de la amargura a Sakura, que estaba algo ida y meditabunda. Por eso mismo le había dicho a Naruto que podían salir a tomarse algo, para poder hablar del futuro.
— ¿Te das cuenta de que este puede ser nuestro último verano juntos? — dijo con tristeza.
— Vamos, seguiremos viéndonos. Aunque sea porque todos volvemos a casa por las fiestas y las vacaciones... — dijo Naruto, que entendía el punto de vista de Sakura. A él también le apenaba despedirse de sus amigos, pero también sabía por su experiencia previa que seguirían siendo amigos, seguirían hablando y su amistad, aunque se debilitara, no se rompería nunca.
— Pero no será lo mismo, cada uno estará en una punta del país, sin incluir a aquellos que se vayan al extranjero... — replicó la Haruno, que no veía nada positivo de la experiencia vital que suponía el estar en la universidad. — ¿Qué te asegura que tú, o yo, o incluso Sasuke, no nos distanciaremos con el tiempo?
Naruto guardó silencio, ese era el principal motivo por el que quería que todo saliera adelante antes del final del curso: el hecho de que Hinata se fuera lejos y se olvidara de él. Por lo que había hablado con ella, tenía pensado postularse a la universidad de Suna, que estaba en Hokkaido, en la otra punta de Japón. Demasiado lejos de él como para no perder la cabeza con el tiempo, por eso había solicitado estudiar allí medicina, entre otras opciones.
— ¿De verdad no quieres ir a la universidad? — preguntó Naruto, consciente del profundo temor de Sakura. Recordaba que la universidad les exigía tanto que casi rompe sus vínculos más profundos.
— Claro que quiero ir, me hace ilusión, es solo que... Tengo entendido que la exigencia es alta...
— Sakura, somos capaces de todo. Si podéis ayudar a un idiota como yo a declararse a la chica de sus sueños, podéis con cualquier obstáculo que se os ponga por delante.
Sakura abrazó a Naruto, era un amigo muy preciado para ella, siempre estaba ahí para levantarla y animarla. Ya lo había hecho en múltiples ocasiones cuando Sasuke la despreciaba y ella acababa hundida en su propia espiral descendente de tristeza. Él siempre la ayudaba sin esperar nada a cambio, aunque al principio no creía que fuese así, ya que era de dominio público que el rubio estuvo enamorado de Sakura, pero el ver a Naruto perseguir, sufrir y alegrarse por Hinata, la había convencido de que ya no quedaba absolutamente nada de ese sentimiento.
— ¿Sabes una cosa? Me alegro de haber superado ese tonto enamoramiento que tenía contigo: gané una magnífica amiga y pude ver por fin al amor de mi vida. Te doy las gracias por rechazarme una y otra vez. — bromeó Naruto, sacándole una breve sonrisa a Sakura.
Se soltaron y se sonrieron: su amistad era totalmente pura y ninguno dudaba que uno daría todo lo que tuviera por el otro, y ayudaría en todo lo que pudiera, tal como Sakura estaba haciendo con Naruto.
— ¿Cómo va todo, Sakura? ¿Va según lo dicho? — dijo el rubio, ansioso por la llegada del día definitivo. — Recuerda que no iremos al baile por esto, así que todo tiene que ser absolutamente perfecto para que recuerde esa noche para siempre...
— Naruto, está todo en buenas manos, no tienes de qué preocuparte... — Sakura estaba convencida de que estaban llevando todo perfectamente, se estaba asegurando de que todo, absolutamente todo, fuese como tenía que ir. — Tenemos todo: restaurante, local, ambiente... Y con tanto tiempo de antelación, hasta podemos arreglar ese nerviosismo que te invade cada vez que vas a hablar de algo importante con ella. Está todo bajo control, el resto depende de ti, invitarla al baile y luego convencerla de no ir porque tienes algo especial preparado para ella.
Naruto estaba más que satisfecho con el trabajo que todos estaban desarrollando, eran un equipo verdaderamente eficiente, confiaba tan ciegamente en sus amigos que se los llevaría hasta a un campo de batalla. Todo con un único fin: el conseguir que Hinata lo aceptara como su compañero.
Mientras Sakura y Naruto departían sobre los detalles de esa jornada tan especial para el rubio y para todos, de una forma diferente; Hinata estaba haciendo el último esfuerzo en plena recta final, eran los últimos exámenes y al final del camino se vislumbraba la universidad: el fin último por el que habían estado trabajando todos de forma incansable durante todo el curso. Desde luego que ella estaba en buena posición para tener la posibilidad de elegir dónde irse, pero no podía relajarse: un traspiés, una nota algo más baja, podía costarle esa posibilidad. Y lo que no quería era resignarse a estudiar algo que no quería o en un lugar que no deseaba.
Estaba contenta porque Naruto había retomado su amistad, la había convencido diciéndole que llegaría el momento en el que hablara con el corazón y que no había sido su intención el hacerle daño, sino que había tenido miedo de asustarla con la magnitud de sus sentimientos y que se autoimpuso un escudo para que no le doliera tanto, sin pensar en lo que ella sintiera, fuese lo que fuese. Le pidió disculpas y le dijo que no dudara de él, y ella confió en él plenamente. El hecho de que fuese la recta final del curso había hecho que se centrara de lleno en los estudios y olvidara todo lo sucedido, así que estaba tranquila.
Desconocía el por qué Naruto había actuado así con ella, tan sumiso cuando él solía ser una persona mucho más dinámica, pero le había venido bien para arreglar todo y volver a donde estaban después de la noche de su cumpleaños. Aquella en la que le regaló el colgante que siempre usaba cuando salía con sus amigos o con su familia, por tener un significado tan profundo para ambos.
Hanabi estaba contenta con el cambio a mejor que había dado la actitud de su hermana y conque Naruto decidiera tomar el toro por los cuernos y hablarle con sinceridad a Hinata, cuando le dijo que el rubio le había explicado toda la situación y sus reacciones se quedó más tranquila. Con todo, le quedaba claro que algo sentía Naruto por ella, pero que sus miedos internos eran muy fuertes y que estaba preparándose, todo esto según había entendido de las palabras de su hermana mayor.
— ¿Estás estudiando para los finales? — preguntó Hanabi, acercándose lentamente a su hermana, que estaba absolutamente enfrascada en sus libros. Ello no le impidió escuchara a Hanabi.
— Sí, Hanabi, estoy concentrada. — dijo Hinata, sin querer decirle que molestaba o que no podía atenderla. — ¿No deberías estar estudiando tú también?
— Yo voy muy bien, mis notas son las mejores con diferencia. ¿Tú cómo vas?
Hinata se giró y vio a Hanabi con un gesto indescifrable, prácticamente neutro, aunque la mayor de las hermanas sabía que si estaba allí, era porque quería hablar algo importante o sobre alguien. Intuía que tenía que ver con ella, porque a Hanabi no le había pasado nada de relevancia como para que tuviera que consultarle nada.
— Bueno, algo estresada, pero muy animada porque todo esto me llevará a la universidad. — dijo Hinata, con una sonrisa en su rostro. — Y al final, eso es por lo que hemos estado tantos años peleando: por ser lo que siempre hemos querido, Hanabi.
— ¿Y qué tal con... ya sabes quién?
— Oh... — Hinata sonrió de una forma bastante extraña, como si no le apeteciera hablar del tema de Naruto. — Bien, supongo, dice que está esperando el momento adecuado y, bueno, eso debería ser lo correcto, ¿no?
— No suenas como si pensaras que fuera lo correcto... — dijo Hanabi, sospechando que, de nuevo, había jugado con Hinata.
— Es complicado, porque me dijo que quiere algo que recuerde, y yo solo... Con que venga de él lo recordaré para siempre, porque es el hombre que amo, y todo lo que tenga que ver con la persona amada no se olvida nunca. Pero si él quiere hacerlo así, especial, ¿quién soy yo para decirle que no? — dijo Hinata, ilusionada con lo que le estaba preparando Naruto. No tenía ni idea de qué podría ser, pero después de lo que había conseguido con el parque de atracciones y su cumpleaños, debía ser algo enorme para poder siquiera pensar en igualarlo.
— Pero...
— Hanabi, no insistas. Él lo ha decidido así y a mí solo me queda esperar, y si tengo que esperarle veinte años, así lo haré, no debo dudar nunca más de él. — la decisión de Hinata era definitiva y no quería hablar más del tema, si lo hacía, corría el riesgo de dudar más y seguir atosigándolo, haciendo que desistiera. Su confianza en Naruto era absoluta. Lo cual alegraba a Hanabi porque estaba viendo a Hinata al cien por cien, totalmente animada y en un estado que contrastaba con la masa de tristeza y desilusión que había sido días atrás.
— Me alegra ver que estás mejor y que Naruto te ha levantado el ánimo, hermana... — dijo Hanabi, acercándose y abrazándola ligeramente, respondiendo Hinata. — Me voy para que puedas seguir estudiando...
La menor de las hermanas Hyuga cerró la puerta de la alcoba para que Hinata tuviera más tranquilidad y pudiera centrarse en los estudios, recordando que ella también tenía que centrarse en sus propios asuntos, que si bien no iban a ser absolutamente cruciales como los de Hinata, sí que tenían importancia.
Hinata tomó su teléfono para descansar un rato, llevaba mucho tiempo estudiando y necesitaba relajarse unos instantes. Se le ocurrió llamar a Naruto, que desde que retomaron su vieja amistad se había mostrado mucho más cercano y positivo cuando estaba cerca de ella, como si lo malo que hubo y que los separo hubiera sido borrado de un plumazo por la reconciliación. El rubio se había mostrado arrepentido de su actitud, y eso para Hinata había sido suficiente, pero él no se quedó ahí y le prometió que haría todo bien a partir de ese momento.
El teléfono del rubio sonó, marcándose una sonrisa de gozo en su rostro cuando vio que era su Hinata quien lo llamaba.
— Hola, mi lavanda...
Hinata gimió ligeramente, sorprendida por la recuperación de ese maravilloso apodo que le encantaba y que le dedicaba exclusivamente a ella.
— Hola, Naruto... ¿Cómo llevas los exámenes?
— Pues bastante bien, creo que no tendré problemas... — Naruto, en su fuero interno, estaba bastante feliz de que ella se acordara de él y de que se tomara la molestia de interrumpir su agenda para hablar con él, le demostraba que ella se acordaba de él tanto como él se acordaba de ella. — ¿Y tú?
— Igual, llevo todo bien, decidí tomarme un descanso y me acordé de ti... — Hinata se sonrojó instantáneamente al tomar en cuenta lo que acababa de decir. — ¡No, quiero decir...! Quiero decir que...
— Yo también me acuerdo de ti, Hinata, a todas horas...
Hinata se quedó sorprendida al oír hablar a Naruto de forma tan contundente y sincera de lo que pensaba de ella y de cómo extrañaba su presencia. Ella también lo añoraba, pero no se lo diría de forma tan clara y abierta. Hinata tenía otro estilo de demostrar su cariño y su aprecio.
— ¿Por qué lo dices de forma tan abierta, Naruto?
— Porque no ser totalmente abierto y sincero contigo casi arruina lo nuestro, y no quiero que eso vuelva a pasar. Hay cosas que no te voy a decir nunca por teléfono porque son lo suficientemente importantes como para decirlas a la cara, pero pienso ser siempre totalmente honesto contigo. No mereces otra cosa que el que te hable con el corazón.
A Hinata le encantó la decisión de Naruto de ser absolutamente honesto con ella, era un paso importante para ambos si querían ser algo más que amigos en el futuro, y ella también lo sería con él. No podía quedarse atrás si él de verdad estaba dándolo todo.
— Yo también me acuerdo de ti, a cada segundo, Naruto... — dijo Hinata. Su miraba brillaba con la decisión y la emoción de aquel que ha conseguido alcanzar un sueño que anhelaba durante tantos años.
— Me gustaría decirte otra cosa más, pero eso me lo guardaré para el momento adecuado. De momento, te diré que te quiero muchísimo, Hinata, y que me alegra que hayas pensado en mí en algún momento.
— Yo también me guardaré eso para el momento adecuado... — Hinata intuyó que lo que le nacía en ese momento tan espontáneo era decirle lo que sentía por ella, pero estaba de acuerdo en que ese, sin poder ver la reacción del otro, no era el momento adecuado. — Te diré que también te quiero y que, cuando pasen los exámenes, tendremos que quedar para tomar algo.
Para sí, el rubio pensaba que no sólo iban a tomar algo. Su idea era que, en el instante que salieran de clase, la iba a invitar al baile de graduación, y luego tendrían su propio baile, donde haría lo que llevaba deseando tanto tiempo hacer: declararse. Haría todo lo que alguna vez pensó darle y nunca llegó a hacer, recrear la noche en la que pensaba pedirle matrimonio. La idea estaba en su cabeza desde que le dieron la oportunidad de volver a revivir su amor, y esa noche tendría que ser perfecta. Ya se le ocurriría una manera aún más espectacular de pedirle matrimonio, porque estaba absolutamente seguro de que lo suyo iba a durar y que quería pasar el resto de su vida con ella.
Se despidieron y ambos siguieron con sus respectivas labores académicas, ambos con el corazón latiendo con la intensidad propia de saber que habían hablado hace nada con el ser amado, con una felicidad que nunca habían sentido antes y con ganas de que los exámenes se acabaran para poder salir juntos de una vez, ambos deseando que lo que tenían fuese a más.
Conforme iban avanzando los días y se acercaba el momento de los exámenes finales, los nervios comenzaban a hacer acto de presencia, y cada uno los sobrellevaba de diferente forma. A Hinata la estaba manteniendo en alerta, concentrada y focalizada en los estudios mientras degustaba té amargo; a Naruto le había dado por pasear para relajarse y volver al trabajo y a beber mucha agua, ya que el ejercicio le relajaba y le hacía enfocarse mejor en la tarea; Sasuke, Sakura, Shikamaru, Shion... Cada uno tenía sus neuras y las intentaban manejar de la mejor forma posible, cosa que no resultaba nada fácil para nadie ya que no solían estar acostumbrados a una intensidad y una presión de esa magnitud, pero tendrían que hacerse a ello si no querían que la universidad les devorara por completo.
Así, todos fueron encarando el final de toda aquella etapa académica, la consagración de todo el trabajo que habían hecho durante años de estudio y trabajo con el fin de llegar a donde querían. Antes de entrar al primero de los finales, quedaron media hora antes de la hora de inicio para departir un poco y estar más relajados. Los primeros en llegar fueron Sakura y Sasuke, y el tercero fue el rubio. Aquel trío de amigos que lo habían sido durante tantísimos años compartirían esos últimos momentos de estudios obligatorios para pasar a educación post obligatoria, y lo harían juntos.
— Sasuke, Sakura...
— Naruto... — dijeron los dos al unísono.
Naruto se apoyó en el muro que custodiaba la entrada al centro, oyendo el suave rumor del viento meciendo su cabellera con suavidad, relajándose y esperando a que el timbre anunciara el inicio del tormento que les había traído por la vía de la amargura durante tanto tiempo.
— ¿Os dais cuenta que éste es el final de una etapa? Después de esto, comenzará otra nueva y quién sabe si más emocionante... — dijo Naruto con cierto aire de melancolía mientras recordaba algunas de las vivencias que había pasado anteriormente.
— Muy bien, ¿quién eres tú y qué has hecho con el idiota? — preguntó Sasuke, que no estaba acostumbrado a ver a un Naruto ser tan profundo en sus pensamientos.
— Imbécil... — dijo Naruto sonriendo, le había levantado algo la moral el oír al Uchiha tratarlo como lo había tratado siempre. Su amistad no cambiaría con los años y eso era algo que le agradaba. — ¿Cómo lo llevas?
Sasuke mostró una ligera sonrisa, mostrando su convencimiento. Siempre parco en palabras, pero Naruto entendió perfectamente que esa sonrisa significaba "bien". Sakura parecía algo más nerviosa que su novio, pero también aparentaba cierta tranquilidad y, sobre todo, muchas ganas de liberarse de la presión acumulada de todas aquellas semanas de estudio intensivo y de comentarios varios de los distintos profesores.
— ¿Y tú, Sakura?
— No te diría que estoy relajada, pero tampoco estoy nerviosa. Estoy en tensión, activa y con muchas ganas de mandar bien lejos los libros y relajarme de una vez. — expresó Sakura con calma tensa.
Naruto se introdujo las manos en el bolsillo e inspiró con fuerza, para dejar salir el aire con lentitud, buscando algo de relajación. Todos sus esfuerzos fueron inútiles cuando vio mecerse al viento una melena con suaves destellos azulados, anunciando la llegada de Hinata. El rubio se quedó totalmente embobado mirándola, y cuando Sakura se dio cuenta, le propinó un ligero codazo para que reaccionara.
— Buenos días, chicos.
— Hola, Hinata. — dijeron nuevamente de forma conjunta Sasuke y Sakura.
Hinata se acercó a Naruto, que estaba totalmente absorto viéndola. Cuando volvió al mundo normal, se dio cuenta que Hinata lo miraba atentamente, lo que causó que él le devolviera la mirada haciendo instantáneamente que ella se sonrojara y apartara la mirada.
— Buenos días, Naruto...
— Buenos días, Hinata...
Los nervios de estar uno frente al otro se hicieron más que patentes, lo que hizo que su corta conversación se cortara de repente. Cuando abrieron las puertas del instituto, Sasuke y Sakura fueron caminando con lentitud, pero a un ritmo constante, querían ser los primeros... Y de paso dejar un momento a solas a Naruto e Hinata.
— Se... Será mejor que entremos... — el tartamudeo habitual que aparecía en ella cuando estaba nerviosa le pareció extremadamente adorable al Uzumaki. Recordó en ese instante uno de los muchísimos motivos por los que se enamoró de ella: su genuina personalidad. A pesar de su timidez y nerviosismo, era una persona muy fuerte, y todo lo que le había hecho sufrir hasta ese día se lo demostraba.
— Antes quiero decirte una cosa...
Hinata se frenó en seco, totalmente emocionada. Pero como estaba dándole la espalda a Naruto, éste no podía verla bien. Naruto la tomó con suavidad por el brazo y le dio la vuelta, haciendo que fuese hacia él y quedaran totalmente pegados. Pudo ver el sonrojo natural que ella tenía en ese momento, pareciéndole en aquel instante la mujer más hermosa del mundo. Esto causó que él también se sonrojara ligeramente. Sentían como si el tiempo se hubiera paralizado a su alrededor, no había nadie más que ellos dos en ese instante, disfrutaban de la compañía y del contacto con el otro. Ambos se miraban, entre avergonzados y emocionados por estar así.
Naruto no pudo reprimirse más. Con furia, con rabia, con pasión, se acercó a los labios de Hinata, que deseosa de ese contacto, se aferró con fuerza a Naruto, buscando que no se escapara de ella. Respondió gustosa al beso, deseosa de que ese momento no se acabara nunca. Naruto, que mantenía agarrada a Hinata por la cintura, seguía buscando más del dulzor de los labios de Hinata. Era, sin duda alguna, su sabor favorito, más incluso que el del ramen. No era un pico, un beso tierno e inocente; era un verdadero beso de dos amantes, más intenso que el que se dieron tras la cita en el parque de atracciones y que el que se dieron en el cumpleaños de Hinata.
Eventualmente, tuvieron que separarse, la necesidad de aire les apremiaba, pero ambos pudieron ver en el otro que querían repetirlo, no una vez, ni dos, sino cuantas veces pudieran hasta el final de sus días. Ella, con sus ojos plateados brillantes de amor; él, con sus ojos azules ardiendo de puro deseo de amar para siempre a Hinata.
— Cuando se acabe esto... Tú y yo tendremos que hablar sobre esto. — dijo el rubio, señalando el exiguo espacio que había entre ellos en ese instante, refiriéndose claramente a los sentimientos de ambos.
Hinata simplemente asintió y ambos se encaminaron dentro del colegio con sus corazones latiendo con una intensidad que no habían experimentado antes y con ganas de que los exámenes llegaran a su final para poder hablar de una santa vez de los sentimientos de ambos.
Nos acercamos al final de esta historia, y creo que ahora sí que me veo capacitado para no dejarla más. Esta fue mi primera historia y tuvo buena acogida, y me gustaría terminarla bien, nada aleatorio o abierto.
Realmente es algo complejo de decir, pero creo que este, mi primer fic, merece algo a la altura de las circunstancias. Aunque me lleve algo más de tiempo (que tampoco es seguro), tiene que ser un final digno de la historia.
Me prepararé bien para ello. Hasta entonces, me despido. ¡Nos vemos!
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