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La determinación de Naruto

Naruto se despertó de la siesta con energías renovadas, sólo iba a tener una oportunidad de hacer las cosas bien, y tenía que ser extremadamente meticuloso y serio si quería tener éxito. Le dedicaría un gesto grande, ella no se merecía menos, no merecía una simple declaración en los pasillos del colegio, merecía un detalle que recordara de por vida. El Uzumaki era plenamente consciente de que, después de haberle causado tantos sinsabores, y aun siendo cierto que ella era más fan de pequeños gestos repetidos a diario, creía que merecía una gran acción que desembocara en una expresión de los sentimientos tal que hiciera imposible que lo rechazara, por mucho que se lo hubiera ganado, y estaba convencido de que lo había hecho.

Con todo, algo tan radical como lo que pretendía hacer necesitaba ayuda. Y sus amigos serían un buen principio, pero también pretendía que más gente se involucrara y le ayudara. Él solo no iba a poder con todo, y estaba convencido de que habría total y absoluta predisposición por parte de todos. Para ello, llamó a sus amigos pidiéndoles que fueran a su casa, que tenía que comentarles algo sumamente importante. Poco a poco, fueron llegando todos. Los primeros, fueron Sakura y Sasuke.

— Espero que sea importante, Naruto. — dijo Sasuke. — Estábamos en medio de... Algo importante.

— Lo será. — dijo Naruto de forma rotunda. — En nada podréis volver a besuquearos.

Antes de que Sakura intentara agredir físicamente a Naruto, sonó de nuevo la puerta de la casa, confirmando la llegada de Shion y Toneri. Al Uzumaki le extrañó que llegaran juntos, y mucho más que lo hicieran tan cercanos. Sabía que se conocían, pero no que su relación era tan estrecha.

— ¡Hola, Toneri, Shion! — dijo el rubio. — ¿Qué tal estáis?

— Bien, estamos bien... — dijo Shion mientras miraba a Toneri de forma cómplice, haciendo que sonriera. Naruto entendió en ese instante qué era lo que sucedía entre ellos dos.

— Bueno, parece que tengo que daros la enhorabuena. ¡Espero que os vaya muy bien juntos!

Tanto Shion como Toneri dieron las gracias a Naruto y se encontraron dentro con los dos mejores amigos de Naruto, que estaban igual de desconcertados que los dos recién llegados.

— ¿Para qué nos habrá llamado Naruto? — preguntó Sakura, aún sin entender nada.

— Igual tiene algo importante que pedirnos... — argumentó Toneri sin convencimiento alguno.

Naruto nunca había sido de hacer grandes reuniones para estos temas, pero situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, y el pedir ayuda a todos sus amigos era algo que necesitaba si quería que todo saliera bien.

— ¿Pero qué nos tiene que pedir a nosotros? — preguntó Shion a su pareja.

— Quizá el idiota quiere pedirnos ayuda sobre qué hacer con cierta persona... — dijo Sasuke, razonando por qué estaban todos allí.

Cuando llegó Kiba, entendieron que el tema del día iba a ser Hinata Hyuga. El por qué se les escapaba aún, pero lo cierto era que ya podían respirar algo más aliviados al saber de qué iba la cosa. Naruto deambulaba mientras los demás estaban sentados y lo observaban con paciencia, pero con expectación. El rubio suspiró para aliviar sus nervios y se sintió preparado para hablar.

— Si os he llamado es porque de verdad os necesito. Esto... Es muy importante para mí, y quiero a mi lado a mis amigos.

Todos guardaron silencio ante la contundencia de las palabras de Naruto, sabían que se acercaba un momento absolutamente crucial para el Uzumaki.

— Ya ha llegado la hora de que tome el toro por los cuernos, que le eche un par y que, al fin, haga lo que debí hacer desde el principio. — dijo Naruto con un aplomo tal que sorprendió a todos los allí presentes. — Y, para ello, tengo que verbalizarlo, aunque creo que todos lo sabéis ya.

Todos asintieron, previendo lo que iba a pasar en ese instante. ¿Las formas? Daban igual. El contenido era lo importante. Y su mensaje iba a llegarles alto y claro.

— Estoy jodidamente enamorado de Hinata. Es mi vida, sin ella no existo. Es mi todo, la quiero a mi puto lado todos los días de mi vida. Cada momento que estoy con ella me siento vivo, siento que mi corazón late como nunca lo había hecho antes, y se me escapa una sonrisa cuando la veo caminar junto a mí; cuando la abrazo, siento que he encontrado el lugar al que pertenezco y que quiero estar ahí para siempre.

Todos se quedaron mudos ante la fuerza y la energía que tenían las palabras del rubio: de verdad amaba a Hinata con una intensidad tal que le quemaba el corazón. Solo un amante desesperado es capaz de hablar con tal poderío de sus sentimientos más profundos. Y a todos les había quedado claro que Naruto amaba demasiado a Hinata y que estaba absolutamente necesitado y loco por estar junto a ella.

— Este, y no otro, es el motivo de que os haya llamado a todos. Os necesito a mi lado, porque yo solo no voy a poder darle la declaración que ella se merece. Necesito que me ayudéis.

— ¿Y qué podemos hacer nosotros? El declararte es algo que tienes que hacer tú. — dijo Sakura, aún desconcertada.

— Ayudarme a preparar el gesto más grande, desesperado y romántico que haya habido nunca. Que el rechazo no sea una opción para ella. Algo espectacular que la convenza de que yo soy quien debe estar a su lado para siempre.

— Naruto, Hinata no es de grandes gestos. Es una persona sencilla, amable, que disfruta mucho con las pequeñas cosas de la vida. Creo que ella estará pensando más en que se lo digas que en el cómo, el cuándo, el dónde y la forma. — dijo Kiba.

Naruto sabía que el Inuzuka tenía razón, pero también sabía que quería esto. Quería que entendiera que no iba a volver a hacerle daño, que él podía hacerla feliz si le daba una oportunidad: que no se iba a arrepentir si le daba la posibilidad de estar con ella.

— Tú no lo entiendes, Kiba... — replicó Naruto. — Necesito hacer esto por ella, le he hecho daño y necesito repararlo. Necesito hacerle saber que lo siento y que no voy a volver a hacerle nada malo, quiero que entienda que la amo y que por nada del mundo voy a dañarla de nuevo. Tiene que ser algo grande para reparar todos y cada uno de los errores que he cometido con respecto a ella.

El rubio se estaba abriendo por completo, revelando sus sentimientos y sus pequeños traumas relacionados con Hinata. Porque tenía miedo. Miedo de que, después de tantos sinsabores, ella decidiera que no quería nada con él. Miedo de que ella decidiera olvidarlo para no sufrir. Miedo de que ella encontrara en sí misma la vía para salir adelante sin él. Miedo de que encontrara a otro y encontrara la felicidad mientas él sufría.

La visión que le había mostrado Kaguya le había dejado totalmente traumatizado, no dejaba de pensar en qué podría pasar si seguía alejando a Hinata y dañándola. Se dio cuenta de que no podía vivir sin ella, no al menos vivir de forma plena y feliz. Ya sabía que la amaba con locura, pero entendió que su ausencia hacía que le doliera el corazón.

— Tengo la sensación de que, si la pierdo, no me voy a recuperar. No podría soportar el saber que ella se alejaría de mí por mi culpa. Ella me superará, porque es esa clase de persona. Es mucho más fuerte que yo y encontraría a alguien, en cambio yo estoy atado a ella para siempre...

— ¿No estás siendo demasiado catastrofista, Naruto? — dijo Sakura, preocupada por la actitud del rubio. — Creo que lo que ella siente es muy fuerte y...

— No. No puedo seguir siendo conservador y esperar. Si sigo esperando, la perderé, algo dentro de mí me lo dice.

Sakura oyó el tono lastimero con el que hablaba el rubio, y entendió que Naruto quería hacer eso, no por él mismo, sino por darle a Hinata todo lo que necesitaba. Entendió también que los sentimientos que tenía eran genuinos, eran puros y verdaderos. Por ello, se levantó y agarró su hombro con suavidad.

— Puedes contar conmigo para lo que necesites, Naruto.

— ¿Y ya está, Sakura? — replicó Sasuke. — El idiota le ha hecho daño e igual ella no quiere saber nada de él ya. A estas alturas del partido, no puede dedicarse a lanzar balones al área sin ton ni son.

— Esta vez apuesto por él. Su mirada me lo dice todo, Sasuke.

Sasuke se levantó de su asiento y miró desde su posición a Naruto, y pudo entender lo que decía su novia. Su mirada ardía, y en ella se veía la magnitud de lo que pretendía hacer por Hinata. Chistando ligeramente y musitando la palabra "idiota", se colocó a su lado.

— Te ayudaré en todo lo que pueda.

Así, los allí presentes se fueron sumando uno a uno. El rubio disponía de todo lo necesario: tenía a dos amigos íntimos de Hinata como aliados; a sus mejores amigos junto a él y a una chica que tenía los recursos intelectuales suficientes como para guiarlo por el buen camino. No podía fallar, no esta vez. Se jugaba demasiado como para permitirse un nuevo fracaso.

Mientras en la residencia Uzumaki se decidía el futuro plan de Naruto para declararse, Hinata estaba metida en su cuarto sin poder asimilar aun correctamente lo ocurrido en el día anterior. Sabía que había dicho cosas que no eran ciertas, pero la situación con Naruto le estaba superando: un día actuaba como un bobalicón enamorado y al otro la alejaba de él. La estaba confundiendo y no sabía qué esperar.

No era que no estuviera enamorada del rubio; a estas alturas, esa idea estaba descartada por completo. Pero la realidad era que ya no sabía qué pensar. Estaba tan decepcionada que la situación le hizo soltar palabras que no quería pensar. Claro que eran amigos, el problema radicaba en que ella no quería eso. Quería más, deseaba estar con él de una forma diferente, de una forma que Naruto parecía querer y no querer a la vez. Esa dicotomía que le estaba manifestando el rubio la estaba volviendo loca por completo. No sabía qué esperar de Naruto y estaba optando por protegerse a sí misma de la decepción del rechazo y de acabar con su corazón roto.

Hanabi vio a su hermana en su habitación, tumbada en la cama mirando al techo, con un gesto de circunstancia, cosa que la preocupó en exceso. Hinata no era de las personas que se quedaran entristecidas por nada, sino que, a pesar de su timidez, solía mostrarse como una persona vivaracha y optimista, y eso no casaba con lo que ella estaba viendo. Se acercó lentamente a su hermana mayor y, tomando la silla del escritorio, se sentó colocando sus brazos sobre la espalda de la silla.

— Cien yenes por tus pensamientos, hermana. — bromeó Hanabi.

Hinata pudo ver en su hermana el rostro de la genuina preocupación, y ella necesitaba desahogarse, así que decidió confiar en ella.

— Hice daño a Naruto, le dije cosas que no pensaba... Y ahora no sé qué hacer...

Hanabi sintió pena por su hermana, todo esto parecía que le estaba doliendo demasiado y que estaba pasando por un momento muy bajo. Suspiró, dejando salir en ese aliento todo lo que pensaba.

— ¿Qué fue lo que dijiste? Seguro que no fue para tanto.

La mayor de las Hyuga se desahogó cuando sintió que ella le había dado una oportunidad de hablar y de sacar todo lo que tenía dentro. Le contó todo lo que venía sucediendo y todo lo ocurrido en la biblioteca. El gesto de Hanabi fue torciéndose hacia uno de compasión por el dolor que venía padeciendo Hinata y por la narración de los hechos sucedidos.

— Oh, hermana... — dijo Hanabi. — No sé, creo que tenéis que hablar. Si él salió corriendo después de que le dijeras eso, es porque le dolió mucho y porque...

— Sé que vas a decir, pero es él quien está jugando al tira y afloja con mi corazón, un día me dice las palabras más maravillosas del mundo y al siguiente día pasa de mí como si fuera algo poco importante para él. — Conforme iba hablando, su voz se iba quebrando cada vez más. Desconsolada, quiso terminar con aquella charla. — No sé qué pensar ya, Hanabi, esto me supera. Naruto no me ama, nunca lo hizo y nunca lo hará...

Lágrimas desbordaban los ojos de Hinata, lo que hizo enfurecer a Hanabi. No le gustaba ver sufrir a nadie, mucho menos a su hermana mayor, una muchacha que siempre la había ayudado y animado en su vida; era su principal apoyo, y en ese momento entendió que ella también iba a ser el pilar en el que se sustentara Hinata en sus momentos más bajos, que nadie la iba a entender mejor que ella y que quien mejor podría ayudarla era ella.

Salió de su habitación tomando el móvil de Hinata, con la idea fija de hablar claramente con Naruto, no quería que ella siguiera sufriendo, y si tenía que intervenir por su hermana y defenderla de aquel que la hacía sufrir, así lo haría.

Buscó el contacto y encontró que lo tenía agendado como "Naruto-kun" y un emoji con dos pequeños corazones rosas, uno encima del otro. Hanabi cerró el puño con fuerza, ella lo tenía con un nombre de contacto bastante afectivo y él no había hecho nada para merecerlo. Con toda la rabia que tenía, llamó a Naruto, dispuesta a cantarle las cuarenta.

— Hola, Hinata... — dijo Naruto, con un tono neutro, sin dejar ver las emociones que le colmaban en ese instante. — ¿Todo bien?

— Pues no sé, tengo a mi hermana llorando en su habitación por tu culpa. — reclamó con profunda rabia Hanabi.

A Naruto se le encogió el corazón por un instante, llegando a sentir un ligero dolor físico al oír que su amor estaba sufriendo por su inacción. La culpa le carcomía, era plenamente consciente de que ella no se lo merecía, pero su tristeza cambiaría o dejaba de llamarse Naruto Uzumaki. Como si tenía que trabajar por ello toda su vida: la recompensa bien merecía la pena.

— Hanabi... Yo... — el rubio no sabía qué decir. Era la primera vez que estaba atascado, él, que era de impulsos, estaba absolutamente parado.

— Mira, si vas a seguir jugando con mi hermana, te aconsejo que pares ya. Ella no se merece este sufrimiento que le causas, está rota y no sé qué hacer para animarla... — Hanabi comenzó a sollozar un poco mientras oía de fondo llorar a Hinata. Sabía que no podía hacer mucho, pero la poca ayuda que pudiera ofrecer para sanar a su hermana sería suficiente, para bien o para mal. — Es una persona cándida, que no hace mal a nadie, se merece todo lo bueno que le pueda pasar.

— Lo sé y quiero dárselo...

— Cuando viniste aquí a hablar con mi padre, salió convencido de que tú eras la opción correcta para Hinata, de que la amabas con todo tu corazón y de que le hacías bien a mi hermana. A tu lado parecía tan feliz y contenta... — dijo Hanabi, recordando lo contenta que estaba Hinata tras la charla de Naruto con Hiashi. Parecía una mujer nueva. — No debería ser yo quien te lo dijera, pero ella te quiere mucho, y está empezando a dudar de ti y de lo que sientes.

El más profundo de los pavores invadió el cuerpo, cabeza y corazón de Naruto, le dieron ganas de salir corriendo, consolar a su Hinata y declararse así, sin nada preparado, solo con su corazón abierto para ella. Pero entonces lo que estaban preparando no tendría sentido, y de verdad que necesitaba algo mágico para ella. Solo tenía que tratarla con normalidad y hacerle saber que de verdad merecería la pena la espera.

— Hanabi, tengo miedo, no te voy a mentir. Que dude de lo que siento por ella es lo que más temo en el mundo. No quiero que sufra más, quiero hacerla sonreír, llorar de felicidad, quiero que sea feliz. Hinata es lo que más amo en el mundo y ella necesita algo grande, que no olvide, para que esté a la altura de lo que ella se merece. Me está costando horrores hacerlo todo perfecto, pero quiero dárselo, quiero que sepa que lo nuestro no es algo pasajero, que es algo que durará mientras vivamos y que cuando la muerte nos separe, nuestras almas se buscarán en la siguiente y en cuantas vidas pasemos en toda la eternidad, porque estamos destinados a ser, porque la amo, porque mi corazón late por ella. Hanabi, confía en mí, por favor, solo necesito algo de tiempo, nada más.

A la menor de las Hyuga le sorprendió la contundencia de las palabras de Naruto, no solo por la grandilocuencia de las palabras del rubio, ni porque había reflejado el miedo que sintió al oírla hablar de las dudas de Hinata, sino porque había usado la palabra "amor" en varias ocasiones. Sabía que no era una palabra que se usara a la ligera, y si lo decía era porque de verdad sentía lo que decía.

— No defraudes más a Hinata, Naruto. He apostado por ti, no hagas que me arrepienta.

— Te juro por mi vida que pronto dejará de sufrir por mi culpa, Hanabi. Te lo prometo. Y Naruto Uzumaki jamás se desdice de sus palabras ni rompe una promesa. Es mi vía en la vida y pienso cumplirla siempre.

Hanabi se despidió del rubio sin saber que lo había dejado muy tocado. Sabía que no estaba actuando bien, que estaba fallándole, pero lo que nunca hubiera esperado fue que empezara a dudar de lo que él sentía por ella. Fue suficiente para quebrar su ánimo y sumirlo en la desesperación, principalmente porque esa situación era algo que él mismo había provocado con sus constantes miedos y dudas. Cuando le dieron esta nueva oportunidad, nunca pensó que las cosas pudieran cambiar tanto con respecto a lo que él vivió, pero el caso es que se sentía indigno de ella. Aunque tendría que olvidar sus propios miedos y ponerse a trabajar desde ya.

En el grupo destinado a hablar del tema, Naruto escribió: "Amigos, tenemos que empezar ya, por favor. Esto es urgente". Todos confirmaron su apoyo, lo que reconfortó al Uzumaki.

Comenzaba el plan "declaración".

Bueno, pues nos encontramos en la recta final. Espero no tardar, que con esto de la cuarentena, tengo mucho tiempo libre y muchas ganas de trabajar en esta historia.

Recordar, por favor, que todos tenemos que quedarnos en nuestra casa para que esto pase cuanto antes. Todos juntos podemos con esta crisis.

Un cariñoso saludo, cuídense y nos leemos en próximos capítulos. 

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