Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una sorpresa tras otra (Parte I)

Hoy es el día del regreso a clases y parezco un mapache. No pude dormir en toda la noche. Me gustaría decir que fue simplemente por la gran emoción de volver a ver a mis compañeros. Sería genial estar entusiasmada por terminar la secundaria. Pero mi insomnio no tuvo nada que ver con eso. Mis emociones quedaron a flor de piel desde que encontré a Etterlys sobre las plumas del cuervo.

¿Por qué estaba ella ahí? ¿Cómo llegó? ¿Qué o quién es en realidad ese cuervo? Muero de impaciencia por escuchar todo lo que la Kuresan va a contarme. Pero no puedo obligarla a despertar. Ni siquiera estoy segura de que sepa cómo hacerlo. Nunca antes había utilizado la boca en mi mano para resguardar a una criatura viva. Solo sé que está bien porque puedo oír su respiración pausada a lo lejos. Es como si estuviera dormida en un rincón muy profundo de mi mente. Se siente muy extraño.

Y por si eso no fuera suficiente motivo para alimentar mi ansiedad, hoy voy a ver a Kylian cara a cara. ¿Qué haré cuando lo tenga en frente? ¿Qué hará él? Se supone que somos amigos, pero, por el momento, no tengo ningún recuerdo agradable al cual aferrarme. Lo único que sé de él fue lo que la otra Olivia me mostró, lo que vivió justo antes de cederme su lugar en este cuerpo.

Pese a que todavía falta un rato para que amanezca, me levanto para tomar una ducha. No tiene sentido quedarme en la cama cuando es imposible conciliar el sueño. Así al menos tendré más tiempo para maquillar un poco mis ojeras. No quiero dar lástima ni atraer más miradas de las que de por sí sé que obtendré. La gente es curiosa por naturaleza, yo también lo soy. Pero la curiosidad puede llegar a niveles insanos cuando alguien a quien daban por muerta resucita de pronto.

Cuando escucho ruidos en el cuarto de Annette, yo ya estoy vestida y peinada. Estoy preparando unos huevos revueltos con tocino y especias, como a ella le gustan. Ponerle atención mientras cocina me ha resultado útil. Tengo una excelente memoria visual. Aun sin saber las cantidades exactas de cada ingrediente, soy capaz de imitar una receta guiándome por lo que veo de otra persona que esté preparándola. Espero que este desayuno experimental resulte bien.

—Oli, ¿qué haces aquí tan temprano? —pregunta ella entre bostezos.

—¡Buenos días, mamá! Estoy preparando el desayuno —respondo, animada.

—Eso es lo que veo, pero no lo creo. —Se quita un par de lagañas—. ¿Desde cuándo mi hija se levanta antes del amanecer?

—Desde que quiere darte una sabrosa sorpresa. —Pongo una porción humeante sobre un plato y se lo ofrezco—. Pruébalo y dime qué tal está.

La señora me mira con una mezcla entre alegría e incredulidad. Acepta la comida que le entrego y se sienta a la mesa. Después de soplar un poco el alimento, se come su primer bocado. Mientras todavía lo está masticando, una sonrisa tira de sus labios. Levanta el dedo pulgar hacia mí.

—¡Maravilloso! No sé cómo lo lograste, pero esto tiene el sabor perfecto. Es tal y como mi madre lo preparaba. —Sus ojos se tornan un poco vidriosos—. ¡Muchas gracias, cariño! ¡Me encantó la sorpresa!

Se levanta para darme un fuerte abrazo. La estrujo tanto o más de lo que lo hace ella. Sentir su cálido contacto es justo lo que necesitaba justo ahora. Aunque tengo mucho mejor control de mis emociones que antes, los picos de ansiedad siguen apareciendo cada tanto. La calma que me da el cariño de mi cuidadora es más que bienvenida para contrarrestarlos. El día que me espera no será nada sencillo, pero, gracias a la señora, al menos podré iniciarlo con una verdadera sonrisa.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

—Mírame a mí. Voy a estar contigo en todo momento. Puedes sujetar mi brazo o lo que sea que necesites para calmarte, ¿está bien?

Julie está viéndome a los ojos mientras me sostiene los hombros. Acabamos de bajar del auto de Annette. Estamos a unos cuantos metros de la entrada principal de la escuela. Antes de llegar aquí, me sentía tranquila, incluso emocionada. Las tres estuvimos cantando canciones alegres todo el camino. Pero, en cuanto puse los pies sobre la acera y vi el panorama frente a mí, me congelé. La confianza que sentía se derrumbó como un castillo de arena golpeado por las olas.

—Sí, de acuerdo —respondo con la quijada rígida.

Mi amiga me toma de la mano izquierda. Sin poder evitarlo, doy un respingo y mi corazón se acelera. Julie lo interpreta como una reacción nerviosa normal, así que me da un apretón firme pero tierno. En ese instante recuerdo que traigo mitones puestos y el miedo empieza a disiparse. No podía seguir exponiendo a otros y a mí misma a despliegues involuntarios de habilidades que aún no controlo del todo. Además, las marcas de la diosa no lucen para nada bien cuando están en reposo. Parecen cicatrices de suturas que se hicieron a prisa y sin precisión alguna.

—Si quieres darte la vuelta ahora mismo y regresar a casa, lo entenderé. —Su boca se curva hacia abajo—. No tienes que hacer esto si no estás lista. Puedes terminar el año desde tu casa. Después de lo que viviste, nadie va a juzgarte si eliges hacer eso, créeme. Hagas lo hagas, tendrás todo mi apoyo, lo prometo.

—No, Julie, no pienso regresar. Quiero hacer esto. Es más, ¡necesito hacerlo! —Un suspiro entrecortado se me escapa—. Mi vida nunca va a volver a ser la misma, pero quiero que al menos se parezca un poco a lo que era.

—Claro, espero lo mismo para ti. Quiero que de verdad estés bien otra vez.

Me abrazo de medio lado y yo le dedico una sonrisa tímida. No hay manera de que mi vida anterior vuelva, lo sé. Pese a ello, estoy comenzando a hacer las paces con esta nueva vida. Pocas personas reciben una segunda oportunidad cuando la muerte parecía el único destino al que dirigirse. Así que no pienso desaprovechar mi existencia. Tiene que haber una razón para que aún esté viva, más allá de la simple suerte. Y anhelo descubrirla.

—Te quiero, Julie.

—Y yo a ti, Livi.

Con los brazos entrelazados, avanzamos juntas hacia la puerta de la escuela. Muchos pares de pupilas se desvían hacia mi cara conforme nos acercamos. Un repertorio de sonrisas, ojos muy abiertos y silbidos me envuelven en segundos. Voces de hombres y mujeres se entremezclan hasta forma un barullo indescifrable. ¿¡Quiénes son todas estas personas!?

Creo haber visto a unos pocos en las memorias de Julie, pero no sé sus nombres. ¡No los conozco! Oigo decenas de preguntas al mismo tiempo e incluso algunos de ellos intentan tocarme. Mi pulso se dispara y me cuesta respirar. Están tan cerca que siento que me ahogo. Sin importar hacia donde giro, hay personas exigiendo mi atención. ¡Son demasiados!

—¡Denle espacio! ¡Déjenla respirar! —exclama mi amiga en tono autoritario.

La observo de reojo y descubro una impresionante fiereza en su postura. La manera en que acaba de hablar, acompañada del gesto serio en su cara, apagan un poco el caos de voces. Algunos muchachos la miran desconcertados, como si su reacción hubiera sido de lo más inesperada. Sin embargo, es gracias a ella que la multitud se aparta y nos permite pasar. Aunque las miradas no se despegan de mí, la sensación de claustrofobia que empezaba a dominarme se disipa.

—Gracias, Julie —digo en voz baja cuando solo ella puede oírme.

—De nada —contesta guiñándome un ojo.

Permito que ella me guíe hacia el área de las taquillas. Miro con atención los letreros en los pasillos y la infraestructura en sí. No quiero perderme cada vez que necesite ir por mis libros, así que debo aprender a moverme aquí dentro. Un par de minutos después, estamos de frente a nuestros casilleros. Me quedo mirando la puerta del mío con cara de tonta. Se supone que lo he usado cientos de veces, pero no me resulta para nada familiar. Antes de que Julie sospeche algo, saco la llave de mi bolsillo y abro la puerta. Al ver la decoración interior, un jadeo se me escapa y quedo boquiabierta. Sin comprender el porqué, me ruborizo.

—Oye, es solo una foto, tranquila. —Ríe y me da un pequeño codazo—. Cuando lo veas otra vez, voy a tener que limpiarte la baba, o quizás tenga que levantarte del suelo. Lo que ocurra primero.

Cierro los ojos e intento encontrar el lado gracioso de esto, pero no lo consigo. La imagen de la fotografía que recién vi se me grabó a fuego en la memoria. En ella estoy de pie frente a unos árboles. Kylian está a mi lado con su mano en mi cintura mientras la mía descansa sobre su hombro. O más bien, debería decir cuelga de su hombro, ya que es bastante más alto que yo. Nuestras caras sonrientes y relajadas dan testimonio de que nos sentimos cómodos el uno al lado del otro.

—No sé por qué me había olvidado de esto —afirmo aun sabiendo que no es cierto, pues ni siquiera sabía que estaba ahí en primer lugar.

—¿Tú, olvidarte de algo relacionado con Kylian? ¡No lo creo! El día que les tomé esa foto, no podías parar de sonreír como idiota.

—No es cierto.

—¡Por supuesto que lo es! De ahí en adelante, esa blusa se convirtió en tu favorita. Es justo la que traes puesta hoy, así que no finjas demencia, ¿eh? ¡Solo acéptalo!

—¿Aceptar qué?

Una voz masculina a nuestras espaldas me causa un sobresalto. No tengo que girarme para saber de quién se trata. Mi cuerpo reacciona por sí mismo ante esa voz. Se me pone la piel de gallina y el corazón bombea a mil por hora.

—¡Kylian! ¡Qué buen momento para llegar! Livi ha estado preguntando por ti —asegura Julie mientras se va alejando de nosotros—. Voy al baño y vuelvo enseguida. No me extrañen.

«¡No me hagas esto!», grito mentalmente. Me prometió que hoy no se despegaría de mí ni un segundo. ¿¡Qué rayos voy a hacer ahora!? ¿Qué clase de conversación se supone que tenga con alguien que podría intentar matarme? Mi saliva baja como un caracol por mi garganta al girarme hacia Kylian. Cuando mis ojos se encuentran con los suyos, un tenue halo rojizo rodea sus iris marrones, pero desaparece casi al instante. La quijada me tiembla y mis piernas se paralizan. «¡El rojo de los Dákama!», pienso. Pero, en lugar de odio o furia, en su mirada solo percibo cariño.

—Olivia, estás aquí —susurra él, sonriendo.

Sin darme tiempo a nada, él se acerca y me rodea con los brazos. Posa su barbilla en mi hombro y coloca sus manos en mi espalda baja. Me pongo rígida al principio, pero no tengo el valor suficiente para apartarlo. Pese a la respiración agitada y al golpeteo en mi pecho, él tampoco se aparta. Poco a poco, inhalar el aroma de su cabello empieza a deshacer el manojo de nervios que siento. De forma instintiva, levanto los brazos y correspondo el gesto. Me aferro al torso de Kylian con fuerza. Una ola de calor me recorre de pies a cabeza. Mi corazón sigue latiendo muy rápido.

—Gracias —digo con un hilo de voz.

Él afloja su agarre y me mira a la cara. Sus ojos rasgados son sumamente expresivos. En ellos no hay rastro de oscuridad. Si lo que Julie me contó hace unos días es verdad, el operativo para rescatarme no habría funcionado sin la ayuda de Kylian. Un agradecimiento es lo mínimo que puedo darle, ¿o no?

—Dale las gracias a Orla. Sin ella no habríamos podido lograr nada —responde.

Esbozo una leve sonrisa y asiento con la cabeza. No se me ocurre nada más para decirle. Mi mente y mi organismo están disociados en este momento. Sé que debería ir con extrema cautela al tratar con él, pero no puedo controlar los sentimientos que despierta en mí. Según afirman algunos, no solo el cerebro recuerda, sino que también lo hace el cuerpo. En ese caso, mi cuerpo recuerda demasiadas cosas importantes que mi mente todavía no logra descifrar.

—¿Tienes todo lo que necesitas? El timbre está a punto de sonar —dice él ladeando la cabeza.

—Sí —mascullo.

—Bien. Nos vemos más tarde, entonces.

Levanta la mano y la agita en un ademán de despedida. Lo imito con absoluta torpeza, pues todavía no he procesado lo que acaba de pasar. Cuando él me da la espalda, Julie llega de repente y me hala de un brazo.

—¡Aaaahhhh! ¡Livi, por Dios! ¡Eso debí haberlo grabado! ¡Qué bellos se ven juntos!

Mientras ella me zarandea, la campana suena. Eso mata un poco el entusiasmo de mi amiga.

—En el receso vamos a hablar de esto, ¿eh? ¡No escaparás!

Una risa temblorosa sale de mí mientras sigo a Julie a paso rápido. Kylian está a varios metros de nosotras y hay mucha gente en medio. Aun así, no lo pierdo de vista. Extiende los brazos y los mueve como haciendo ejercicios de estiramiento. Justo antes de entrar a un salón de clase, me mira de reojo por un segundo. En perfecta sincronía con esa acción, el graznido de un cuervo resuena claro y fuerte en mis oídos. Todo cuanto me rodea se ralentiza en ese instante. ¿¡Quién o qué es Kylian!? Mi cabeza está a punto de estallar y el día todavía no ha comenzado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro