Sin secretos (Parte II)
Las memorias que veo esta vez no suceden desde mi punto de vista o, más bien, desde la perspectiva de la otra Olivia. Estoy mirando los acontecimientos a través de la mirada de Kylian. Pensaba que, para lograr acceder a recuerdos ajenos, yo debía ser protagonista en ellos. Pero ahora estoy comprobando en primera persona que no es así. No solo observo lo mismo que él, sino que escucho sus pensamientos como si me los narrara. Al parecer, Kylian tenía razón al decir que mis habilidades serían más agudas si usaba ambas manos. No me queda más remedio que dejarme envolver en la compleja red de reminiscencias de este chico que jura ser mi aliado.
Corro a toda velocidad hacia el bosque. Hoy es el día en que el alma de Olivia va a alinearse de forma perfecta con la de su equivalente dimensional. Debo llevarla al punto de convergencia exacto. El instante preciso en que la barrera se debilitará no durará mucho. Será cuestión de unos pocos segundos, como si fuera un eclipse solar total. Si no hago las cosas de la manera correcta, fracasaré. No puedo equivocarme en absoluto o las perderé a ambas para siempre.
La barrera va a atenuarse tanto que ambas dimensiones se traslaparán. En ese momento, Olivia va a hallarse ahí. Al estar viva, su cuerpo atraerá el alma de su equivalente dimensional, ya que será lo más parecido que existe al cuerpo que dicha alma perdió. Eso evitará que sea absorbida por los Dákamas del otro lado de la barrera. Debo traerla aquí para que no muera. Además, es la única que puede hacer algo para contener el colapso que James Carroll, mi padre, junto a sus aliados han estado tratando de provocar por años.
Él está esperándome con impaciencia. Tiene a Olivia prisionera desde hace varios días. Me pidió que me encargara de capturarla mediante los Vátreon, la raza de entes vegetales que está al servicio de los Dákamas. Al ser él un humano ordinario, raptar a Olivia por las vías usuales lo habría puesto en riesgo. Por eso me encomendó esa desagradable tarea. Pocas cosas me han dolido más que hacerle eso a ella, pero no había otra opción.
Mi padre debe seguir creyendo en todo momento que estoy de su lado. Piensa que hoy vamos a arrancarle el alma a Olivia para usarla como llave de un nuevo portal. Confía en que eso le permitirá encontrar a mi madre, pero se equivoca. No sabemos en cuál dimensión se esconde. Debe estar lejísimos. Evimárite no desea ser encontrada jamás. Una criatura como ella es incapaz de albergar sentimientos. No hay calidez en su cuerpo. Estoy seguro de que ni siquiera piensa en nosotros.
Por desgracia, mi padre se aferra a la idea de que volverá a verla. Cree que Olivia es la clave para lograr su ansiado reencuentro. Aunque ella se ve y se comporta como una chica común, la energía en su interior es fuerte y pura. Si esta dimensión no estuviese regida por Mórielke, probablemente Olivia ya podría haber activado las marcas de Gildestrale que están dormidas en sus manos.
Cuando llego a la entrada de las grutas, me cercioro de que nada ni nadie me está siguiendo. Si otro Dákama me arrebatara a Olivia justo ahora, sería devastador. Al confirmar que el área es segura, ingreso con sigilo. A medida que me interno en las cuevas, la expresión de mi cara cambia por completo. Debo lucir severo y sin ningún tipo de remordimiento. De lo contrario, James podría sospechar de mí. No debe saber que estoy ocultándole algo o el plan que llevo tanto tiempo diseñando fracasaría.
Mientras avanzo hacia donde Olivia está atada, escucho los graznidos de Velvar. Su llamado urgente me pone en estado de alerta. Está rogándome que no demore más. Debo tomar a Olivia conmigo cuanto antes. Cuando llego a la estancia, noto que ella está despierta. Pese a la escasa iluminación, el brillo de sus ojos es muy notorio para mí. Deseo con todas mis fuerzas que no logre reconocerme. No tengo forma de explicarle en palabras sencillas lo que estoy haciendo.
—¿Eres tú, Kylian?
La voz débil con la que habla me golpea como una bofetada. De inmediato dejo de moverme. Aunque estoy de espaldas a ella y prácticamente no puede verme, supo reconocerme. Después de tantos años de estar cerca, es inevitable que identifique hasta el mínimo detalle relacionado conmigo. A mí me pasa lo mismo con ella. Sabría quién es incluso si de pronto tuviera otra cara.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy aquí? Ayúdame, por favor.
Escucharla rogar de esa manera está a punto de quebrarme, pero no puedo ceder. Guardo silencio otra vez. Suspiro, apesadumbrado, y continúo caminando sin darle ni una pequeña mirada. Verla a los ojos remueve todo en mi interior. No podría ignorar su petición teniéndola de frente. Cuando me alejo de ella, me encuentro con mi padre. El gesto iracundo en su cara anuncia un reclamo hacia mí.
—Hvorfor tok det deg så lang tid? Det er ikke tid til å gå til fots. Ta det nå, så tar jeg igjen deg.
Mi padre sabe hablar en el idioma local, pero insiste en usar la lengua de Evimárite cuando se dirige a mí. «¿Por qué tardaste tanto? Ya no hay tiempo de ir a pie. Llévatela ahora y yo te alcanzo». Odio que me trate como si fuera su lacayo. Él está consciente de que lo obedezco solo porque no soy un mocoso malagradecido. Después de todo, me crio sin ayuda desde que nací. Podría ignorarlo. Mi poder está muy por encima de él, pero necesito que crea que tiene el control.
—Jeg gjorde det jeg måtte gjøre! Gå med en gang!
«¡Hice lo que tenía que hacer! ¡Vete de una vez!». Aunque no soné alterado, la respuesta que le di a mi padre llevaba más furia que su orden para mí. Pronuncié cada palabra con la gelidez de la rabia que siento hacia él. No sabe hacer otra cosa que mentir, robar y dañar a quien sea con tal de satisfacer sus deseos. Y lo único que quiere es volver a ver a mi madre, quien no lo amó ni lo amará nunca.
Corro hacia el exterior de las grutas. No quiero estar ahí cuando James suelte a Olivia. Es muy probable que la golpee solo porque le causa placer. Eso solía hacer conmigo hasta que entendió mi verdadera naturaleza. Le gusta usar la violencia en todas sus formas siempre que puede. Si lo veo lastimando a Olivia, no voy a lograr contenerme. Acabaría matándolo para defenderla. Y no quiero derramar su sangre. Asesinarlo desencadenaría un desastre para muchos inocentes.
Cuando mi padre por fin sale a mi encuentro, la transformación está completa. En esta forma, mi cara es mucho menos expresiva y siempre parece indiferente. Agradezco que eso sea así en este momento, pues ver la mejilla rota de Olivia hace que mi furia se despierte. Me resulta en extremo difícil refrenar mis ganas de golpear a James, pero lo consigo. Debo pensar en la vida de Olivia primero.
Me duele verla temblar de miedo ante mí. Está llorando e incluso grita. Desearía abrazarla ahora mismo y decirle que todo va a estar bien, que confíe en mí. Por desgracia, eso nunca me lo creería, al menos no ahora. Hago a un lado mis sentimientos y me concentro en el deber. Sujetándola con firmeza de los hombros, me elevo. Vuelo a toda velocidad hacia el sitio que Velvar me mostró en sueños.
La altura que alcanzo en pocos segundos es muy elevada. Estar aquí es riesgoso para los seres humanos por la falta de oxígeno. Incluso alguien especial como Olivia corre peligro. Siento cómo tirita y lo mucho que le cuesta respirar, pero no puedo detenerme. Justo cuando ella está por perder la consciencia, detecto una fugaz imagen en medio del cielo. Aunque apenas tuve tiempo de verla, bastó para saber que justo ahí está la chica que busco, al otro lado de la barrera dimensional.
Es ahora o nunca. Siento pánico de que algo salga mal, pero debo soltarla y eso hago. Empiezo a descender y la observo mientras cae en picada. Grita a todo pulmón y a mí se me desgarra el corazón de verla así. Cuando estoy a punto de ceder al impulso de socorrerla, oigo el graznido de Velvar. Ese sonido me da tranquilidad, pues sé que él desea protegerla tanto como yo. Confiado en que el plan va como debe ir, vuelo hacia el bosque con suma rapidez. Tengo que guiar a la mamá de Olivia y a sus amigos para que la encuentren antes de que mi padre le haga más daño.
En cuanto mis pies tocan la tierra, corro hacia uno de los árboles Vátreon. Este rasga la parte exterior del tronco y me deja ingresar a su interior. Una vez allí, comienzo a deshacerme de los huesos, los tendones y las alas de Dákama. Me los arranco por completo, tal como lo hace una serpiente al mudar de piel. Extraigo el resplandor rojo de mi vientre con el puño derecho y se lo cedo al Vátreon. Esa energía lo ayudará a sanar apenas salga de su organismo.
Cuando regreso a mi forma humana, busco a Orla, mi perra. Ella está esperándome a la entrada del bosque. Al encontrarla, me alegro de ver que está justo en el sitio adecuado, bien alerta. Le acerco un abrigo de Olivia para que lo olfatee y de inmediato le ordeno que la rastree. Sé justo en dónde está ella, pero debe parecer que mi perra la encontró y no yo.
Empezamos a correr uno al lado de la otra. Vamos hacia la fosa que mi padre cavó para sacrificar a Olivia. Lo que él ignora es que allí es el punto en donde va a darse la convergencia dimensional. Sin saberlo, está ayudando a que el plan que diseñé con la ayuda de Velvar dé resultado. Es una suerte que James confíe en mí. Convencerlo de hacer el sacrificio allí no fue difícil.
Desearía que Olivia no tuviera que sufrir ni siquiera un segundo. Pero, si me rehusaba a traerla, mi padre y sus aliados cuestionarían mi lealtad. Necesito que sigan convencidos de que estamos de acuerdo en todo. Ellos iban a matarla sin miramientos incluso si no contaban con mi ayuda. Fingir que los apoyo me da la oportunidad de hacer las cosas como yo lo deseo. Así podría salvar tanto a Olivia como a su equivalente sin perder mi lugar entre los Dákamas. Cuando la debacle los consuma, será muy tarde para reaccionar. Los haré caer desde adentro.
Al estar lo suficientemente cerca para percibir la presencia de mi padre, me detengo en seco. Le ordeno a Orla que pare y se mantenga en silencio. Pongo una mano sobre su cabeza y tomo el teléfono con la otra para comunicarme con Annette. La había alertado mediante una llamada desde hacía unos minutos. Le aseguré que estaba tras el rastro de un posible secuestrador gracias al olfato de mi perra. Eso no fue del todo mentira, ya que Orla siguió el rastro de olor de Olivia con total precisión. De haber estado buscándola realmente, la habríamos encontrado.
Annette no dudó de mi palabra en ningún momento. Me pidió que esperara por su llegada y la de algunos de sus amigos antes de hacer cualquier cosa. No quería que me pusiera en peligro, mucho menos siendo un menor de edad que está solo en medio del bosque. Me dijo que tanto ella como sus acompañantes vendrían armados. Acepté su propuesta para tranquilizarla, aunque por dentro sabía que no necesitaba que me protegieran. Más bien, yo podía protegerlos a todos ellos sin problemas. Cuando voy a contactarla de nuevo, lo hago mediante un mensaje.
«Veo al tipo que tiene a Olivia. Está a pocos metros de mí».
Presiono el ícono de enviar sin quitarle los ojos de encima a mi padre. Debo estar listo para actuar en caso de que Annette no pueda llegar a tiempo. Su respuesta aparece en menos de cinco segundos.
«No te muevas. Con la localización que enviaste, tengo tu posición exacta. Estoy cerca de ahí. Ocúltate en un sitio seguro y espera».
«Apresúrate, por favor».
Trago saliva y aguardo abrazado a Orla, oculto entre los árboles. Velvar sobrevuela el área. Con sus graznidos, él también me indica que espere. Lo que presencio a continuación es horroroso. Mi padre le da una patada por la espalda a Olivia. Ella cae al suelo y grita de dolor. Ni siquiera logra incorporarse del todo cuando James vuelve a patearla, esta vez en el vientre. El golpe la hace caer de nuevo. Él se agacha para tomarla con brusquedad, halándola del cabello. Ella se queja y él la abofetea para luego arrojarla a la fosa de sacrificio. Luego toma un enorme tronco y lo lanza hacia el hoyo.
Saber que Olivia está allí, en peligro de ser aplastada, me hace añicos las entrañas. Desearía haberle evitado todo el sufrimiento. Si pudiera tomar su dolor y padecerlo yo, lo haría sin dudar. Me enferma no poder hacer nada por ella todavía. El fuego de la ira que siento hacia James casi destruye mi capacidad de razonar. Si no fuera porque sé lo que está a punto de ocurrir, ya lo habría detenido. Me encargaría de acabar con él, no sin antes hacerle exactamente lo mismo que le está haciendo a ella.
Un ruido fuerte se escucha en ese instante. Es similar al de los truenos, pero mucho más potente. Velvar grazna desde las alturas. Miro hacia arriba y, boquiabierto, me encuentro con la señal que esperaba. Él bate las alas con mucha rapidez, como si fuera un colibrí. Con dicho movimiento me confirma que la otra Olivia ya logró cruzar hacia acá. Abandono mi escondite de inmediato. Estoy a punto de lanzarme para atacar a mi padre cuando oigo el grito de Annette.
—¡Olivia, estoy aquí!
La señora Duncan corre hacia James. Trae una pistola consigo. En cuanto lo tiene cerca, le dispara sin titubear. La bala lo impacta en el hombro y él gruñe fuerte. Sujetándose el brazo, suelta varias maldiciones y huye a toda velocidad. Mientras él se aleja, Annette se dirige hacia la fosa. Al ver a Olivia dentro, deja caer el arma. Grita y comienza a llorar. De solo imaginar lo que ella debe estar presenciando, me dan ganas de llorar a mí también, pero me obligo a aparentar calma.
Los amigos de la señora Duncan llegan poco tiempo después. Luego de abrazarla e intercambiar unas pocas palabras con ella, corren en la misma dirección en la que lo hizo mi padre. Tras quedar sola, Annette se arroja a la fosa. Junto a Orla, me acerco a la abertura, pero no me asomo. Estoy temblando de miedo. ¿Y si Olivia no logra aguantar? Haber permitido que James la lastimara hasta el punto de matarla sería imperdonable para mí. Yo mismo voy a acabar con mi vida si ella no sobrevive hoy. Sería el pago justo.
Los quejidos de esfuerzo de Annette me ponen en acción. Pese a mis temores, sé que necesita de mi ayuda. Al dar una mirada hacia el interior de la fosa, encuentro a la señora Duncan apartando el tronco del cuerpo de Olivia. Ella se ve pálida, sucia y ensangrentada. Se me hace un nudo en el estómago. ¿Todavía vive? Deseo con todas mis fuerzas que así sea. Estoy a punto de saltar cuando Annette se gira hacia mí. Su rostro desencajado de ojos llorosos es una daga que me hiela el alma.
—Kylian, llama al 911 —pide ella.
—¡Claro!
Sin más tiempo que perder, marco el número de emergencias. Las palabras salen atropelladas de mi boca. Espero que la operadora pueda entenderme. No sé ni qué le dije, pero me asegura que la ambulancia ya está en camino. Cuelgo la llamada y me deslizo hacia el hoyo. Podría sacar a Olivia de aquí en un instante, pero moverla justo ahora es muy riesgoso. Lo único que puedo hacer mientras esperamos por los paramédicos es compartir mi energía con ella. Tomo su mano izquierda y cierro los ojos. En silencio le pido a Mórielke que por favor no me la arrebate.
Jadeo con fuerza y el vínculo entre Kylian y yo se rompe. Suelto sus manos y retroceso un par de pasos. Mi cuerpo entero está rígido, siento la cabeza pesada y no paro de temblar. El gesto suplicante en su cara ya no me parece fingido. Lo que acabo de presenciar me ha abierto los ojos de mil formas distintas. Antes de seguir navegando en el océano de recuerdos, necesito hablar con él largo y tendido.
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