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El regalo

Vuelo a toda velocidad hacia el ojo dorado para salir de aquí. Los gritos de mamá se escuchan cada vez más fuertes y más cercanos. La pobre debe estar sumamente angustiada al ver que no respondo. Si entra justo ahora, no va a poder verme, pues el campo de fuerza no lo permite. Si ella ya me buscó por toda la casa y no me encuentra cuando entre al baño, de seguro empezará a imaginarse escenarios terribles, siendo un nuevo secuestro el más temido de todos.

Aunque no me lo diga, en sus ojos veo que lleva la espina del miedo clavada en el alma. Cada vez que me despido para irme a la escuela, ella se queda con el alma pendiendo de un hilo. Y no puedo culparla. Lo que me ocurrió casi me lleva a la muerte. El plan de Kylian y Velvar pudo haber fallado. Si yo no hubiera logrado sobrevivir, no sé si mi madre podría haberse recuperado tras perderme. Por eso no quiero que vuelva a sentir esa desesperación al no hallarme.

Abandono el campo de fuerza justo en el momento en que ella está abriendo la puerta. Apenas tengo tiempo de levantarme y de cerrar las marcas de Gildestrale cuando mamá corre las cortinas del baño. Me encuentra sentada en el piso, con la respiración agitada y los ojos muy abiertos. Ni siquiera pude pensar en algún tipo de explicación para esta extraña situación en que estoy ahora. Solo sé que no quiero mentirle más y que necesito uno de sus abrazos en este preciso momento.

—¡Olivia! ¿¡Qué haces ahí!? ¿¡Por qué no me respondías!? —exclama con la voz quebrada.

—Lo siento mucho. No quise preocuparte así. —Me pongo de pie y empiezo a caminar hacia ella—. Es solo que estaba demasiado... distraída y... abrumada. Hay noches en que no puedo parar de pensar. Regresar no ha sido fácil. Acabo de tener una pesadilla horrible y ya no pude volver a dormir. Yo...

Mis ojos de pronto se nublan. Se me hace un nudo en la garganta mientras y mis mejillas se llenan de lágrimas. Siento un dolor en el pecho. Estoy temblando tanto que no puedo ni terminar la frase. Mi primer sollozo escapa cuando mamá me sostiene entre sus brazos. La calidez de su piel es el mejor abrigo del mundo. Me acaricia la cabeza con ternura mientras, como ya es costumbre, canta para mí.

I see trees of green, red roses too. I see them bloom for me and you, and I think to myself... What a wonderful world!

La dulzura de su voz y la paz que me transmite la canción enseguida hacen que me calme un poco. Mamá no tiene idea del impresionante caos de sensaciones que estoy experimentando justo ahora. Por un lado, por fin llegó el enorme alivio de sentirme verdaderamente yo por primera vez en mucho tiempo. Y, por el otro, tantas nuevas verdades reveladas en tan poco tiempo me hacen sentir que voy a explotar. Quizás fue un error intentar mantenerme serena frente a Etterlys. Contener las emociones no siempre es una buena idea.

—Muchas gracias, mamá. —Me aferro a ella con toda la fuerza de mis brazos—. No es fácil entenderme ni aguantarme. Perdón por haberte asustado. Esa jamás sería mi intención.

—No te disculpes, Oli. No es tu culpa que no siempre pueda entenderte. Hago todo lo que puedo, pero sé que a veces no es suficiente.

—¡Claro que lo es! Es más que suficiente. Es mucho más de lo que merezco.

—No te atrevas a decir que no mereces lo que te doy. —Sostiene mi cara entre las manos, mirándome a los ojos—. Eres mi niña, tienes un pedazo de mi corazón. Aunque no sea la madre perfecta, te amo con cada parte de mí, Oli. Te lo diré cada día para que jamás lo olvides, ¿eh? ¡Te amo!

—Ay, mamá... Yo también te amo...

Beso a mi madre en las mejillas muchas veces como lo hacía cuando era pequeña. Lo que acabo de expresar proviene desde lo más hondo de mí. Es maravilloso poder verla, hablar con ella, abrazarla y besarla sin sentir que es una extraña. Mis primeras memorias la incluyen. Su amable sonrisa, su canto arrullador y sus caricias me ayudaron a crecer sana y feliz. Una vida entera no será suficiente para devolverle todo el amor que me ha dado, para compensar los sacrificios que ha hecho por mí. Aunque todavía no sé cómo y cuándo voy a decírselo, mamá tiene que saber toda la verdad sobre mí. Conocerla es peligroso, pero no conocerla también lo es.

—Voy a darme una ducha para despejarme un poco. —Me limpio la cara con el dorso de las manos—. No quiero que se me haga tarde para la escuela.

—Deberías quedarte hoy. No dormiste casi nada. Ir a clases así solo hará que no te concentres y pases muy estresada —dice ella arqueando una ceja.

—Puede que tengas razón, pero quedarme aquí sin hacer nada también me estresa. Mantener la mente ocupada me ayuda a no pensar tanto en los problemas.

—Ay, Oli. De verdad no conoces el significado de descansar, ¿cierto? Siempre quieres estar haciendo mil cosas a la vez. —Suspira y luego aprieta los labios—. En eso eres idéntica a tu papá.

Mamá esboza una sonrisa triste mientras me mira a los ojos. Sus palabras caen como un puñado de ladrillos ardientes sobre mi cabeza. He estado tan concentrada en entrenar, en recuperar recuerdos, en entender quién soy en realidad, que me había olvidado por completo de lo ocurrido con papá. Declan Duncan, el hombre que me dio la mitad de sus genes y el apellido, quien me amó y me cuidó hasta su último aliento... en brazos de Kylian. Todo dentro de mí se hiela al recordar lo que hasta hace poco era incapaz de recordar. ¿Qué pasó realmente con mi padre? ¿Qué hizo Kylian ese día y por qué me ocultó el recuerdo de ello? ¡Necesito saberlo!

—Hay días en que recordar a papá es hermoso, pero hay otros en que hacerlo duele demasiado... Lo extraño muchísimo...

—Yo también, mi niña. Lo extraño cada día...

Nuevas lágrimas ruedan por mis mejillas. Aunque trata de contenerse, mamá llora tanto o más que yo. Volvemos a fundirnos en un fuerte abrazo. Sollozamos al unísono, incapaces de poner en palabras lo que estamos sintiendo. La ausencia de mi padre no me había afectado antes porque no podía recordar todo lo que había vivido junto a él. Ahora que lo sé, la intensidad del dolor por su pérdida se renueva. Hoy lo echo de menos como nunca antes, pues sé que su partida no fue accidental. Destapar el misterio que rodea su muerte es mi principal prioridad ahora.

—Perdóname, cariño. No fue mi intención decir algo que te pusiera mal. Mucho menos querría verte triste en un día como hoy. —Toma un pañuelo desechable y me limpia la cara—. Nadie debería llorar en su cumpleaños. Me había levantado más temprano para prepararte un desayuno especial, pero a veces las cosas no salen como las planeamos, ¿eh? Sea como sea, ¡felicidades, mi amor!

Mamá me besa la frente y yo la arrugo al instante. Saca una cajita de regalo del bolsillo de su bata para luego entregármela. ¿Mi cumpleaños? ¡No puede ser! En mi mente no había espacio alguno para recordar eso. Con todas las cosas por las que estoy pasando, una celebración es lo último en lo que podría pensar. Comer pastel y recibir regalos ahora mismo se sentiría casi como una broma de mal gusto. No puedo festejar cuando la herida por la pérdida de mi padre está abierta de nuevo. Pese a ello, no quiero desairar a mamá. Carraspeo para quitar la flema que me distorsiona la voz antes de hablarle.

—Muchas gracias, mamá —digo casi susurrando.

—Con mucho gusto, Oli —contesta ella con ternura.

Me esfuerzo para que mi rostro luzca relajado, pero no estoy segura de haberlo conseguido. Odio que mamá se sienta culpable por cómo reaccioné. Más bien, aprecio que haya mencionado a papá. No sé cuánto tiempo me habría tomado traer ese recuerdo a la superficie sin su ayuda. ¿¡Cómo pude olvidarme de algo tan importante!? Sin importar cuánto luche, mi cerebro apenas puede coordinar las funciones básicas. Siento como si cargara con el peso del mundo entero sobre los hombros. Aun así, quiero mostrar gratitud por el regalo que mamá acaba de darme.

—¿Puedo abrirlo?

—¡Claro! Adelante.

Sosteniendo la cajita con la mano izquierda, retiro la tapa despacio con la otra mano. Al descubrir el contenido, sonrío de verdad. Veo dos collares de plata unidos por un imán. Uno de ellos representa la luna y el otro al sol. Ambos tienen una piedra negra brillante en el centro. Desde ahí nacen varias puntas que simulan las de una estrella. Se ve delicado y va muy acorde con mis gustos.

—¡Es hermoso, mamá! ¡Me encanta! —Me estiro para besarla en una mejilla—. ¿En dónde lo conseguiste?

—El diseño lo escogí yo, pero fue tu papá quien se hizo cargo del resto. Nunca me dijo en dónde lo fabricaron. Es personalizado. Me pidió que lo guardara para dártelo cuando cumplieras los dieciocho años. Trae un mensaje para ti. ¿Quieres verlo?

—¡Sí, por supuesto que sí!

—Permíteme.

Le entrego los collares a mamá. Saca su teléfono móvil, enciende la linterna y la acerca a la piedra del dije en forma de sol. Al instante veo un montón de letras y símbolos proyectados en la pared.

—Allí dice «te amo» en cien idiomas —afirma, emocionada—. Eso es justo lo que tanto él como yo siempre sentiremos por ti, Oli. Te amamos, hijita.

—Yo también los amo, mamá. ¡Qué lindo detalle!

—Aún falta la otra parte. —Levanta una mano para indicarme que espere—. Esto no lo entiendo, pero él dijo que tú sí ibas a entenderlo. Nunca quiso decirme qué significa para no arruinar la sorpresa. Espero que sea verdad que sabes descifrarlo. Me tuvo muy intrigada desde el principio.

Frunzo el ceño y ladeo la cabeza, extrañada. ¿Papá me dejó un mensaje que solo yo puedo entender? ¡Vaya! Esto sí que no me lo esperaba. Mientras mamá acerca el dije en forma de luna a la linterna, mi corazón se acelera. Tengo los ojos muy abiertos. Cuando la luz pasa a través de la piedra, el dibujo que se proyecta me deja boquiabierta. En apenas un instante, olvido cómo respirar, cómo parpadear, cómo existir... ¡Es un mapa detallado de Mánesvart! Reconozco los símbolos de los poblados, de los ríos y de las cadenas montañosas. La nostalgia me envuelve el alma y se me ponen los ojos vidriosos.

A mamá probablemente esto le parece una esfera llena de signos raros, pero, para mí, es la representación gráfica de mi hogar. ¿¡Cómo es posible que papá tuviera algo así!? Suelto un resoplido largo. Entrelazo los dedos para disimular que estoy temblando. Solo una persona nacida en Mánesvart o que haya estado ahí podría tener acceso a este mapa. Allá no hay cosas como el Internet ni ninguna tecnología similar en donde la gente pueda subir información de esta clase. Estos mapas solo se pueden consultar en las bibliotecas o mediante los guerreros de Gildestrale.

—Te emocionaste tanto viendo esto que hasta te quedaste muda. ¿De qué se trata, Oli? —pregunta mamá.

—Es un mapa —contesto casi escupiendo el corazón.

—¿En serio? No se parece en nada a uno. ¿Un mapa de qué?

—Es de un pueblo lejano.

—¿Un pueblo de dónde?

—Está en el desierto. Es un pueblo de leyendas.

—¡Ah, es ficticio! Con razón no se ve como un lugar normal. Debe ser de uno de esos cuentos que él te contaba cuando eras pequeña. ¡Qué adorable!

Lo que le dije a mamá no es del todo mentira. Mánesvart es una tierra cargada de leyendas propias y, a su vez, forma parte de las leyendas de otros pueblos por su antigüedad. El hecho de que ella haya interpretado mis palabras de la manera en que lo hizo juega a mi favor. Me da algo más de tiempo para pensar en lo que haré para mostrarle la verdad sobre mí. No quiero seguir mintiéndole.

—Me parece precioso tener un mapa de Mánesvart.

—¿Ese es el nombre del pueblo?

—Sí, lo es.

—Suena muy bonito. Tu papá tenía una gran imaginación.

Mamá coloca los colgantes de vuelta en la caja y me los da. Aparta un mechón de mi cara con dos dedos.

—Si insistes en ir a la escuela hoy, deberías comenzar a prepararte ya.

—¡Es verdad! ¿Qué hora es?

—Son las siete.

—¡Tengo que darme prisa! ¡Voy a tener que ducharme en dos segundos!

—Sí, apúrate, cariño. Te dejo para que te bañes mientras hago el desayuno.

Mi madre sale de la habitación y cierra la puerta tras de sí. Yo me quedo embobada mirando a la nada por un buen rato, inmersa en un trance. «Papá, ¿cuántos secretos ocultabas?», pienso mientras saco los collares para observarlos más de cerca. Tanto la vida como la muerte de Declan Duncan llevan consigo grandes enigmas que debo desvelar cuanto antes. 


What a Wonderful World de Louis Armstrong

Traducción de la estrofa citada al español

1. "Veo árboles de verde, rosas rojas también. Los veo florecer para mí y para ti, y pienso para mis adentros... ¡Qué mundo tan maravilloso!".

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