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II

[Han's pov]

—¡Lo odio!—comía un bote de helado de chocolate, mientras mi amiga YunJin fijaba su mirada en la película que se transmitía por televisión. Bambi. 

YunJin lagrimeaba por las escenas de Bambi huyendo de los cazadores. Ella siempre fue tan sentimental.
Fue por eso que nos hicimos amigos; La conocí en la primaria cuando por accidente tropecé con ella mientras corría. YunJin lloró y lloró mares por el pequeño raspón que adornaba su rodilla izquierda.

Pude notar como mi amiga me miró de forma expectante, pues sacó la cuchara de su boca y limpió rápidamente sus lágrimas.

—Sung, tú no odias a MinHo, eso es imposible. ¿Le has preguntado por su madre?

—¡Él se fue con SungHoon!—dije con un enorme puchero y haciendo un berrinche.

—¿Quien?—dijo dándole otra cucharada a su helado. Se veía tierna con todo el dulce embarrado por sus labios y mejillas.

—SungHoon, va en la escuela, no lo conozco muy bien pero parece que es muy cercano a MinHo. ¡Los hubieses visto, dios! lo manoseo frente a todos, iugh.

—Bueno, Sung, tarde o temprano Min tendría pareja ¿no?

—¡No! ¡yo no quiere que se ande metiendo en la cama de Park!

—Tranquilo—dijo con un estúpido tono burlón—esos celos te llevaran a la locura—giró su mirada y volvió a comer de su helado dejándome con una mirada confundida.

¿Calmar mis celos? ¿de qué habla esta ridícula cabeza de tomate?
MinHo es mi mejor amigo, sería triste si él me cambia por un culo, digo, entiendo que puede enamorarse, pero yo debo ser su prioridad ¡llegué primero!
Siempre hemos sido MinHo y JiSung. JiSung y MinHo, no puede haber tres en esta ecuación, ¿haz escuchado que tres son multitud? es exactamente eso.

Años atrás, en la secundaria, MinHo había conocido a una chica llamada EunChae. Tenía un feo cabello morado y siempre la oías gritar «oppa, te extrañé» simplemente insoportable. Fue una conquista de MinHo, pues jamás llegaron a ser novios.
Mi amigo solía llevarla a un salón al final de clases para besarla y tal vez manosearla, no lo sé, y prefiero nunca saber.

EunChae era un jodido dolor de culo. No podía acercarme a MinHo sin que ella estuviera ahí, abrazando el brazo de Lee con fuerza y sonriéndome de forma falsa. No le agradaba, pero no me preocupaba pues era mutuo.
Gustaba de decirle a Lee que mi presencia era asfixiante y que solo le hacía perder el tiempo. ¿Cómo no querer empujarla de las escaleras? Ella tenía que conocer su lugar.

MinHo parecía tener una fijación por las personas que me despreciaban, pues no solo fue EunChae, sucedió lo mismo con SoYeon, Irene, SeongHwa, Momo y el hijo de puta mayor, MinGi.
Cada uno peor que el otro y siguiendo el mismo –ridículo– patrón; mirarme con odio, sonreírme con falsedad frente a MinHo y después intentar convencer a este de que me mantenga alejado. Pero, para mi suerte, siempre he sido la prioridad de Lee.

Claro que solo es mi miedo al abandono hablando. No quiero ver a mi chico discutir con su pareja por mi culpa. Odiaría causarle inseguridades a alguien, pero sigue sin ser justificación para que ellos le pidan a MinHo alejarse de mi. Jamás tendría segundas intenciones con él.

Prendí mi celular mientras seguía ignorando los pequeños llantos de YunJin y sus palabras «Bambi no tiene mamá»
Divague desde Instagram, hasta mi bandeja de mensajes en KakaoTalk –que se encontraba vacío– llegué a Twitter y le di corazón a los memes de perros y gatos que aparecieran. Leí mis tweets recomendados pues aveces eran videos de animales pequeños haciendo cosas graciosas.

En ese momento mi ceño se frunció. Había pasado de un video de un bebé panda rodando a un chico de extraño nombre posando con su –enorme– polla de fuera. Mis ojos se abrieron al procesar correctamente lo que estaba en mi pantalla

¡JiSung, esto es porno!

Sacudí la cabeza y volví a mirar el celular. ¿Qué tan malo es que me haya gustado la foto?

¡No, no me gustó! Solo son mis hormonas apoderándose de mi mente. Pero no podía evitarlo. Me encantan los hombres, lo supe desde siempre.

Tenía doce y recientemente había empezado mi secundaria. Estaba emocionado y nervioso ya que socializar no es lo mío, pero rápidamente me acerqué a Felix. Un chico de pecas originario de Australia, recuerdo que su coreano era bastante malo.
A diferencia de mi, Felix ya era amigo de toda la maldita escuela, desde los nuevos hasta el profesor más viejo, ¡hasta los intendentes lo amaban! pero lo entiendo, Felix es un sol, ilumina cualquier lugar que pise.

Recuerdo a la perfección a uno de sus amigos. Jeff Satur, un tailandés que se había mudado a Busan hacía aproximadamente cinco años. Era un chico de último año.
Quede fascinado cuando lo conocí, no solo porque en mi cabeza él era jodidamente mayor (aunque solo me ganaba por dos años) sino que su cabello era tan largo que tenía que atarlo en una coleta, sus ojos intimidaban a cualquiera y cuando sonreía... mierda, él me había causado más de una erección. Y ni hablar de cuantas veces me toque pensándolo.

Cuando fue el cumpleaños de Jeff, lo abracé mientras lo felicitaba. Recuerdo lo pequeño que me sentí en sus brazos. Aunque había una clara diferencia de estatura, ese chico a su corta edad ya se ejercitaba.
Mi auge hormonal me llevó a soltar un jadeo cuando Satur me presionó con fuerza. Jamás olvidare la sonrisa ladina que me dió.

En ese momento supe que no solo era mi obsesión por Satur. Cualquier hombre que me pareciera guapo me hacía babear.

Jeff solo era el empujoncito que necesitaba para conocer mi sexualidad. Y vaya que lo fue.

El último día de clases, Jeff se despidió diciendo lo mucho que me extrañaría y que mejorara mis calificaciones, concluyendo con un beso húmedo donde pude sentir su lengua recorriendo mi boca y sus manos manoseando mi cintura. Me paso su número de teléfono e Instagram, dejándome muy en claro su interés por mi. Aunque mi timidez fue más grande y no me atreví a contactarlo hasta dos meses después, pero para ese momento, Jeff ya había conseguido un novio. Un chico de nombre Barcode ¡¿así de fácil me cambian todos?!

Por esas cosas prefiero mantenerme alejado del romance. Bueno, si soy honesto, nadie volvió a enamorarme tanto como Jeff. No hasta que conocí a MinHo.
Lee no me gusta, es como mi hermano, pero antes de conocerlo no había vuelto a experimentar ese hormigueo en el estómago y las sonrisas involuntarias. Simplemente lo amo, pero no de la forma que todos creen.

Finalmente, di un último vistazo a la foto antes de entrar a chismear en el perfil. Diablos, me siento un pervertido, hace mucho no veo porno. Cuando inicie mi vida sexual no me vi en la necesidad de seguir mirando porno, ni siquiera para masturbarme.

Mi dedo se deslizaba con rapidez sobre la pantalla. Frente a mis ojos pasaban imágenes de un chico follando o masturbándose. Note que la mayoría de tiempo se acostaba con alguien diferente, pero mi atención se fue completamente en su rostro cubierto por un antifaz negro. Lo único que pude pensar fue "amigo, estas enseñando la polla en internet, no creo que haga mucha diferencia que muestres la cara".

Para mi desgracia (o fortuna) la curiosidad mató al gato... bueno, la ardilla en este caso. Bajé todo el volumen para que YunJin no escuchara y le di click a un video. Aquel chico se follaba a otro con tremenda rudeza, le proporcionaba nalgadas y sus estocadas parecían ser firmes.

Mi cuerpo me traicionó y una erección quedo presa en mis pantalones. Me cubrí con rapidez con la manta y apagué el teléfono.

—YunJin, deberías irte. Es tarde y ChaeWon odia que llegues tarde.

ChaeWon es la novia de YunJin. Se conocieron el primer año de universidad y quedaron flechadas al instante. Amo a Chae, es una bolita de amor, pero también una desquiciada cuando esta celosa.

—¡Cierto! no quiero estar en abstinencia otra vez—dijo con un gesto de sufrimiento mientras limpiaba su rostro los restos del pegajoso helado—nos vemos Sunggie, no olvides hablar con Honnie de como te sientes.

—Lo prometo—unimos nuestros meñiques y mi amiga salió volando de mi departamento.

Llegué a tarde a la facultad. Mis ojeras se podían ver a tres kilómetros de distancia, no pude conciliar el sueño pues mis malditas hormonas me hicieron masturbarme con aquellos videos que había encontrado.
Frote mi cara y caminé a mi casillero para dejar todas mis cosas e ir a la cafetería a empinarme un café negro, así me me mantendría despierto todo el día.

MinHo estaba recargado en mi casillero, veía su celular y soltaba algunas carcajadas.

—Hola, ¿cómo esta tu madre?

—¡Hola, Ji! la veo mucho mejor, creo que ya no tendré que pasar las noches cuidándola, ¿sabes que significa?

—¿Qué podrás irte a besuquear con SungHoon a la hora que quieras?—lo mire con una mirada burlona.

—Fue una salida de imprevisto, ¿si? prometí ayudarle con una tarea.—rodó los ojos y se incorporó para mirarme con frialdad.

—Ni siquiera están en la misma facultad, MinHo, ¿en qué carajos ibas a ayudarlo?

—Soy bueno con las matemáticas, lo sabes. Te juro no quería cancelarte así. Podemos salir hoy si quieres, yo pagaré todo.

Y cuando estaba apunto de aceptar todo se fue por la borda. MinHo tenía, no uno, dos chupetones en el cuello. Ladeé la cabeza y me acerqué a él con mirada furiosa.

—¿Qué puto vampiro te chupó?

—No lo sé, Sung, debí haberme lastimado con algo. No cambiemos el tema.

—¿Te lastimaste? Claro, seguro te tropezaste y caíste sobre unos labios. Estos días has estado muy raro. ¿Tienes pareja? creí que me contabas todo.

—Estoy más solo que mi tía

—¡¿Por qué mientes?!—exploté sin razón aparente.

—¡¿Y tú por qué me celas?!

Me quede callado unos segundos repasando esa pregunta una y otra vez. No lo estaba celando.

—No son celos, pero siempre que tienes algo con alguien me dejas de lado. Lo único que quiero es que no me apartes por una follada, ¿tengo sentimientos sabes?—concluí con un suspiro y planeé alejarme de ahí pero MinHo me tomó por los brazos y me miró con dureza.

—Perdón. No te volveré a mentir, no quiero dañar nuestra amistad por ese tipo de idioteces.

—Cumple tu palabra Min, sabes que odio las mentiras. No quiero pasar a segundo plano por culpa de tus novios.

MinHo me atrajo a un fuerte abrazo. Me estrujó entre sus enormes brazos y me miró con una preciosa sonrisa.

—Jamás podría olvidarme de mi mejor amigo.

Mordía mi labio inferior, el cual ya se encontraba hinchado de tantas veces que lo apresé entre mis dientes para evitar ser un ruidoso. Odio las paredes de este departamento, jodidamente delgadas, apuesto a que puedo escuchar la respiración de la anciana que vive al lado.

Me tiré sobre mi cama quedando con el pecho pegado a las arrugadas sábanas y el trasero al aire.
Seguí moviendo mi mano con fuerza sobre mi extensión, dando algunos apretones y acariciando mi uretra con mi pulgar.

Estaba desnudo y con el rostro sonrojado debido a la oleada de excitación que había golpeado mi cuerpo. Tocar mi pene había dejado de ser suficiente, pero la idea de introducir algo en mi trasero me incomodaba un poco. No es que jamás lo haya hecho, es solo que suelo ser demasiado ruidoso cuando uso mis dedos.
Seguí estrujando mi pene con fuerza y gimiendo suavemente. Meneaba el trasero, moría por que alguien me follara.

Frente a mi se reproducía un video de ese maldito usuario de twitter que había encontrado hace unos días. Mientras me masturbaba, veía con atención cada detalle. Un castaño de cuerpo fornido follando a un peli negro mientras el castaño le decía cosas sucias. Definitivamente, algo que me encantaría experimentar.

El dueño de la cuenta, seegasm, parecía ser un dios griego. Tenía una mandíbula marcada, manos grandes, muslos gruesos que amaría morder, y un enorme pene.
Estoy seguro que detrás del antifaz esta el chico más sexy que haya pisado la tierra.

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