Justo cuando estaba a punto de detener un bolígrafo que estaba rodando como alma que persigue un testigo de jehová unos zapatos que brillan más que mi futuro los de tiene en el largo pasillo de mármol. Trago en seco y mi bocaza queda completamente en el suelo cuando miro de quien es el dueño de aquellos pies. Jo-jo-joder perdóneme esposo mío, pero este hombre fue tallado por los mismos Dioses Olimpos, sus ojos color turquesa, le daban un toque entre lo rudo y angelical a sus largas pestañas, Joder ¿Dónde dejé mis bragas? Saboreo mis labios rápidamente posiciono mi mirada en el suelo donde estaba ubicado sus pies en mi bolígrafos de Bob esponja —No critiquen eh, soy amante a los dibujos animados — cuando estaba a punto de decir que quitara los pies, ya lo tenía a mi altura impregnando sus perfume en mis fosas nasales de un o aroma tan inusual y varonil que provocaban una revuelta en algo que no sabía explicar. ¡Demonios! ¿Cómo hace para cargar con tanta belleza? ¿No le pesa? Trago saliva algo nerviosa, y no puedo evitar sentirme ridícula.

—Justo cuando creí que este día iba ser una total mierda me encuentro un hermoso trasero bien posicionando cuando abrió el ascensor. Puede sonar vulgar pero me ha alegrando más que el día. —me pasa el bolígrafo y aunque si se hubiera tratado de otra persona el comentario me hubiera parecido descortés y bochornoso, me examiné un segundo y en efecto estaba en posición de perrito en el medio del recibidor. Me golpe mentalmente recordando que la falda que tenía enzima me quedaba algo chica.

Me lo puse esta mañana porque había bajado mucho de peso en estos días y ya todo me quedaba grande, así que decidí ponerme este. Me aclaro la garganta intentando escapar del embriague que fue escuchar el sonido morboso y picante de su ronca voz. Creo que he pisado otra dimensión.

Intente abrir la boca para emitir una palabra pero el mechón de su cabello brilloso que posaba en su frente no me permitían concentrarme adecuadamente dándome un impulso de ponérselo detrás de las orejas.

—Venga, la ayudo a pararse, Señorita... —se levanta en un ágil movimiento y me sede su mano para pararme del suelo.

Parpadeo sorprendida y aún anonada por la situación le sedó mis manos y algo dentro de mí se revolotea al tocar sus dedos, sus largos dedos, sus sedosos dedos. ¿Pero que estoy haciendo?

—Eh...gra-Gracias. Señora Cypril Chouette —intento mantener la compostura y no volver a tartamudear, le respondo al alargar la palabra señorita (que no soy) para obtener mi nombre.

— ¿Señora? —Me mira determinadamente —Ah señora. Sí, Señora Chouette, es un placer —Aquí tiene su bolígrafo —tocó nuevamente sus manos y siento que me transporto a otro hemisferio.

—Disculpe Señor, ya estamos listo para irnos —una tercera voz nos interrumpe de nuestra burbuja. Era un guardia pero un poco mejor vestido.

—No iré a ningún lado contigo. Tengo mi propio auto y se dónde queda el camino –su cara cambia totalmente a disgusto y mira con desdén al guardia para luego irse sin despedirse chocando intencionalmente el hombro del mismo.

Acabo de decir "sin despedirse" ¿Y cómo por qué me interesaría que ese tipo se despida de mí? Mi reloj me alerta que estoy 30 minutos tardes. ¡Démonios olvide por completo mi reunión! Intento recordar que era lo que estaba haciendo antes y abro el portafolio buscando el nombre de esta empresa, pero me sorprendo que la ubicación y el nombre me llevan hasta aquí y de hecho había venido en otras oportunidades, si bien había cambiado muchas cosas no creo que tuviera otro dueño aunque los empleados había cambiado. No estaba la habitual recepcionista refunfuñona de siempre. ¿Qué habrá pasado? Voy en dirección de la recepcionista para que me brinde información pertinente de la empresa que estoy buscando y no quedar como una estúpida.

—Buenos días —Saludo Cortez

—Buenos días señora bienvenida a"Lennox Enterprise" le asiste Camille Rawson ¿En qué puedo ayudarla? —su voz sonó robótica y me sentí en una especie de llamada programada.

— Lennox Enterprise dice, pero, ¿por qué el nombre de la empresa es otra?

—Solo ha sido un cambio inesperado y confuso ya mañana estará todo vuelto a la normalidad —me explica con el mismo tono de voz. Es como si ya hubiera explicado lo mismo por milésima vez — ¿puedo asistirle en algo más? —pregunta sin borrar esa sonrisa de su rostro desde el inicio conversación. Me hace sentir incómoda.

—Ehh... Sí, tengo una reunión programada a las 9:30 pero por un improvisto estoy llegando a esta hora ¿Crees que haya oportunidad de que su jefe me acepte? —no puedo evitar soñar suplicante

—Claro señora, la reunión se vio retrasará por algunos inconvenientes — su semblante se notó un poco nervioso al decir lo último —puede subir. Podría facilitarme su nombre completo —le doy la información que me pide y voy a la ubicación que me dijo.

La empresa estaba muy cambiada desde la última vez que vine hace 5 años atrás, era de color amarillo y más colores extraños que no combinaban para nada, ahora tiene un estilo más... uhmmm ¿formal y serio? Algo así. En esta ocasión todos están vestidos de blanco y negro en el primer piso, mujeres muy bellas peinadas con una cola de caballo y falda entubada dejando revelar sus largas y delicadas piernas. Hasta me sentí pequeña hablando con la recepcionista por Dios.

Presionó múltiples veces el botón del ascensor aprovechando que estoy sola, como si eso hiciera que llegara al último piso más rápido. Cuando al fin llegue, quede con la boca abierta al ver el diseño del pasillo. Parecía una especie de arcoíris haciendo contrastes con unas lámparas negras de luces blancas por todo el pasillo. Estaba hermoso y juvenil acompañado de paredes de cristal que dejaban a la vista las ofícianos de algunos empleados, más bien eran cubículos muy cómodos, el lugar parecía uno bueno para trabajar a gusto porque tenian la ciudad justo a la vista. Lo único que me disgustaba era el tremendo frío que hacía por el aire acondicionado ¿Qué les sucede quieren simular el polo norte? Un ruido de algo chocar con una mesa me saca de mis pensamientos.

—Se-señor yo no estaba al tanto de esto. Yo sólo fir-firme la aprobación, por-porque me digiero que se trataba de usted —una voz aterrorizada se escucha justo en la puerta que iba abrir.

— ¿Y a usted no se le ocurrió ni un segundo investigar? ¡Como cualquier empleado de alto rango de esta empresa! ¡Está usted despedido! —grita tan fuerte que logrando estremecerme.

—Pero- —titubea intentando refutar a la orden

— ¡Esta usted aún sentado aquí! Lárguese. — alguien abre la puerta antes que yo, se sorprende al verme, su mirada se tornaba angustiado pero me ignora y sale poseído por el pasillo.

Y entonces ahí vi el dueño de la voz. Pestañeo varias veces. ¿Y este quién es? ¿Qué hace en la posición del señor tomas? ¿Dónde está el señor Lennox? Inspeccionó el lugar. ¿Desde cuándo está oficina no tiene paredes de ladrillo? Desde mi posición pareciéramos estar en la intemperie o en lo más alto del cielo, la poca pared que quedaba colgaban unos cuadros de pintura extraña y algunos diplomas.

Trago saliva algo aturdida, todos estaban tan ocupados en no respirar en presencia de este señor, que no notaron mi presencia, caturre intentando cortar el silencio incómodo que había en el airé. Al nadie escucharme procedí en saludar.

—Buenos días —sentí que me convertía en una miniatura cuando 14 pares de ojos miraron a mi dirección. Levantó la barbilla para verme segura y dominante aunque tuviera ganar de tirarme del 7mo piso.

— ¿Usted quién es? ¿Estás son horas de llegar a una reunión? Fuera de aquí ¡Esta despedida! —Me grita y les juro que saldría corriendo como el señor anterior, ante su mirada feroz, sus ojos negros penetrantes y su atemorizantes voz ronca, mirarlo durante tanto tiempo te hacía sentir en una fosa sin salida.

Erguí mi espalda y fruncí las cejas, agudícese mi visión y mantuve mi cara en alto. Este Idiota no me iba a intimidar.

—Primero que nada Señor desconocido que grita como si usted no fuera el único hablando en este lugar, buenos días repito, si quiere responderme a mi saludo es su asunto y segundo, yo no soy su empleada, soy socia de esta empresa y vengo hacer análisis de inventario —me sorprende la firmeza que salieron esas palabras pero me asusté porque por mi arrebato él podría hablar con mi jefe y podrían despedirme