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Capítulo 4

—¿Se le ofrece algo más? — Pregunto al señor con amabilidad. El niega con la cabeza y me da una sonrisa amigable —.Esta bien, enseguida le traigo su orden.

—Gracias señorita.

Yo llevo el pedido a Lara, que empieza hacerlo enseguida. A ella no le gustaba perder tiempo. Eso lo había aprendido en estas dos semanas que llevaba trabajando aquí. Y aunque algunas veces me costaba seguirle el ritmo, me termine acomodando, y me encanta.

Aunque recién me estaba acomodando a los horarios. Con la universidad se me hacía un poco pesado, pero aun así, tengo que acostumbrarme, no me podía dar el lujo de no trabajar.

—Toma. — Lara me pasa el café y enseguida se lo llevó al señor.

Ya no había nadie más, excepto el. Así que pude tomar un descanso. Había sido un día bastante agotador. Y me dolían los pies de estar caminando de un lado a otro.

—¿Cómo te sientes? — La escucho preguntar a Lara —.Te noto algo cansada. Si necesitas salir a tomar un poco de aire, adelante Becca.

—Estoy bien. Solo que estoy algo agotada, la universidad me está matando. — Apoyo mis brazos en el mostrador, y suelto un suspiro.

—Entiendo. Si no te sientes bien, puedes irte. Yo me encargo de todo.

—¿Qué?, claro que no. Estoy bien.

—Si tú lo dices. Pero, no es bueno sobrecargarse, siempre tenemos que tomarnos un pequeño descanso.

—Lo hare, después de que limpie las mesas. Tú también deberías descansar.

Me levanté y empiezo a limpiar cada una de las mesas. Al terminar de limpiar una de ellas, al darme la vuelta me encuentro con el rostro de una personas, haciéndome ir para atrás, golpeándome con la mesa.

—Joder, Neily. — Murmuro, llevándome una mano al pecho.

—¿Qué sucede?, parece que viste un fantasma cariño.

—No, pero si un demonio. — Paso por su lado, para seguir limpiando las mesas —. ¿Puedo saber qué haces aquí?, sabes que estoy trabajando.

—Vine a ver cómo estabas, ¿qué es ilegal hacer eso?

—Ney, ya lo hablamos, no tengo tiempo para visitas, estoy trabajando.

—Que si pesada, igual no me voy a quedar mucho tiempo. — Yo solo sigo limpiando. No iba hacerle mucho caso—. Vine hasta aquí, para comentarte algo...o mejor dicho, proponerte.

—Sea lo que sea, la respuesta es no.

Siempre que dice eso, sé que no lleva a algo bueno.

—Primero déjame hablar. Ni siquiera me has escuchado...

—No.

—Pero-

—Que no pesada. Ahora, vete de aquí.

—Sí que eres mandona chica. —Rueda los ojos —. Ahora, el sábado a las once, voy por ti.

—Neily...

—Es una pequeña fiesta, nada grande, lo prometo. Así que, ponte el vestido más sexy que tengas, preciosa.

—No voy a ir. Estoy cansada Ney, entiende. Además, tengo que ir a casa ese día.

—¿A visitar a tus padres?, joder Becca, no entiendo por qué vas, nunca termina bien.

—Son mis padres. No importa lo que pase, me lo merezco. Ahora, si no te importa...

—No te lo mereces. Y no voy a permitir que vayas. La última vez que fuiste casi no te levantas de la cama.

—¿Si te digo que voy a la fiesta me dejas en paz? — Cambie de tema. No estaba de ánimo para hablar de ello.

—Sí, puede ser.

—Iré a la fiesta, ¿feliz?, ahora vete.

—Más que eso cariño. — Me da un beso en la mejilla, estaba entusiasmada —. Nos vemos el sábado.

—A mi pesar.

—Adiós, cuídate amargada. —Se aleja de mí, y sale del local. Yo solo suelto un suspiro, cansada.

Miro a mí alrededor, y me percato que el señor ya no estaba. ¿En qué momento se marchó?. Me acerco al mostrador, y miro a Lana con preocupación.

—¿El señor pago? — Pregunta. Y ella asiente con la cabeza, para después darme una sonrisa tranquilizadora —. Neily me distrajo, lo lamento, no volverá a suceder.

—¿Es tu mejor amiga?

—Sí, lo es. Te la presentare otro día, cuando venga mi otra amiga. Te van a caer genial.

—Claro.

{✷✷}

Ya era el día de la fiesta. Y aunque la última vez me la pase muy bien, la noche no termino como esperaba. Y hoy, estaba más que agotada, y solo quería dormir.

Ni siquiera me esforcé en buscar algo de ropa. Me puse unos shorts y un top. Me amarre el cabello y no me puse ni una sola gota de maquillaje. Al llegar, solo quería ir directa a dormir. Además, Cris me había quitado todos los vestidos. Así que, tantas opciones no tenía.

Un mensaje de Neily avisando que ya estaba abajo, hace que tome mis cosas y salga. Al subirme a su coche, ella me mira de arriba abajo y chifla, para guiñarme un ojo después.

Joder, a veces parece camionero.

—Dios, si fuera lesbiana ya te habría vuelto mía. — Habla, para luego encender el coche y arrancar.

—Cállate.

—¿Te he puesto nerviosa? — Me mira unos segundos entusiasmada.

—Claro que no Romeo.

—Algún día lo haré. — Yo sonrió, ella sin duda está loca —. ¿Y tú picapiedra?, no te dijo nada por venir a una fiesta.

—Se fue a visitar a su abuela. Así que, no le dije nada.

—Genial.

Después de unos minutos llegamos a la fiesta. Era en la casa de Kailan, claramente. A él por cierto, no lo había visto desde hace muchos días, y hubiera querido seguir así, pero, Neilly no me lo permitió. Al entrar, ella dice que va a buscar a Dylan, solo que no la acompaño, necesitaba una cerveza antes.

Al entrar en la cocina, tomo mi cerveza y le doy un gran sorbo. Lo necesitaba. Pero un chico interrumpió mi pequeño momento de paz. Me mita de arriba abajo, incomodándome.

—Hola, ¿cómo estás preciosa? — Ruedo los ojos, irritada —.¿Quieres compañía?

—No, ya tengo una cerveza, con eso me basta como compañía.

—Vamos... — Insiste de nuevo.

—¿No entiendes que no?, joder, ¿estás borracho o qué?

—No lo estoy, pero sé que tú solo quieres hacerte la difícil... sé que quieres algo de compañía. — Me toma por la cintura con algo de fuerza.

—Te dijo que no, así que suéltala de una maldita vez.

—Oh mierda, ¿es tu chica? — Me mira y luego a él —. Lo siento Kailan, no lo sabía.

—No es mi chica. Pero te dijo que no, así que lárgate. Antes de que te saque a patadas de mi casa.

El chico se va rápidamente. Miro a Kailan, el solo está sacando una cerveza, como si no hubiera pasado nada. Algunas veces me gustaría tener esa tranquilidad que el posee.

—Así que si eres intimidante para los demás —. Hablo, el me mira de reojo.

—No sé de qué hablas.

—Claro, supongo que si te digo que eres un mandón, tampoco sabrás de que hablo.

—La verdad, no.

—Tienes que ir al médico, tienes unos problemitas en la cabeza. De memoria, ¿o ya te olvidaste lo que acaba de pasar?

—El chico tenía problemas en la cabeza. Deberías agradecerme de ser tan mandón. Porque si no fuera por mí, todavía estarías lidiando con esa idiota.

—Sí, es un idiota que no sabe que significa la palabra "no". Sin duda tenía problemas en la cabeza. ¿Estaba borracho?, porque si no, era un idiota de primera.

—Sí, espero que si estuviera borracho, porque si era en verdad que pensó que eras mi chica, lo mato. ¿Cómo puede creer que tengo tan malos gustos?

Y sin más, sale de la cocina antes de que yo alcance a decir algo. Imbécil. La verdad este chico me pone los nervios de punta. Salgo de la cocina resignada, no iba a quedarme ahí después de eso. Quería buscar a Neily, pero, decido salir a tomar un poco de aire.

Camino por la playa, hacía mucho frio, pero, sentaba bien. Me siento en la arena y cierro los ojos. Estaba agotada.

Pero mi móvil vibra en mi bolsillo, al sacarlo veo que era una llamada de Cristian, así que al instante contesto.

—Hola —Saludo.

—Hola preciosa, ¿cómo estás?

—Bien, ¿cómo está tu abuela?

—Bien, te envía saludos. Quería saludarte pero ya se fue a dormir.

—Mañana será entonces.

—Sí, ¿qué estás haciendo?, no quiero interrumpirte.

—Nada, salí a tomar un poco de aire, estaba algo mareada.

—¿Tu sola?

—Sí, yo sola.

—Espero que no me estés mintiendo como la otra vez Becca.

—Te estoy diciendo la verdad. Estaba algo mareada, solo salí a tomar aire. Ya iba de camino a mi apartamento, estoy cansada.

—Envíame tu ubicación actual.

Cierro los ojos, implorando paciencia que no poseía en esos momentos.

—Cris, no te pongas paranoico. Luego hablamos, ¿sí?

—Becca, estoy hablando enserio.

—Yo también, adiós.

Lo último que escuché antes de colgar, fue como grito mi nombre.

Luego discutiré con él, no ahora. Solo quería estar tranquila unos minutos.

{✷✷}

No podía del sueño. Estaba junto a Neily y Dylan. Pero me estaba tambaleando del cansancio.

—Becca, ¿estás bien? — Neily me mira, preocupada.

—Sí, solo estoy cansada. Pero estoy bien.

—¿Quieres que nos vayamos?

—No, estoy bien. — Ella me mira algo insegura —. Estoy bien —Repito.

—Está bien. Pero si te quieres ir, dime, ¿vale?

Siguieron hablando. Yo la verdad no aportaba mucho a la conversación. Hasta que Kailan apareció de la nada. Estaba más serio de lo normal.

—¿Sucede algo? — Dylan le pregunta, al notarlo.

—Me tengo que ir, encárgate tú de toda esta mierda.

—Claro.

Y que no era mandón.

Kailan ya se había dado la vuelta para mancharse, pero Dylan lo detiene.

—¡Ey!, lleva a Becca a su casa, se está durmiendo parada aquí.

Abro los ojos y empiezo a negar con la cabeza. Prefería irme a pie que con Kailan. Incluso, ya se me había quitado el sueño al escuchar eso.

—¿Tengo pinta de que soy el puto chófer? — Nos mira, algo enojado.

—Deja de ser un imbécil y llévala.

—Oigan. — Intervengo —. Yo soy la que decide que quiere hacer. Y no me quiero ir con este imbécil.

—Pueden dejar de ser dos infantiles e irse juntos. — Neily se mete, y nos mira a ambos con mala cara.

—Ya dijo que no quería venir conmigo, así que me largo...

Después de una discusión de unos segundos. Ahora mismo estaba con Kailan en el auto. De brazos cruzados, miraba por la ventanilla, mientras que Kailan parecía tentado a tirarme del coche. Ambos estábamos en un silencio tenso e incómodo. Yo solo maldecía en mi mente.

—Dime tu dirección, ¿o te crees que soy adivino?

—Vaya, yo pensé que si lo eras, me he llevado una desilusión fatal. —Hablo, irónica.

—Damela niña, no me hagas perder la paciencia. Que te aviso que no tengo.

Y es lo que hago. Mientras más rápido me llevará, mejor. El baja la ventanilla, saca algo de su bolsillo, que lo reconozco al instante. Un cigarro.

El conductor del año.

Lo pone en su boca. Su otra mano estaba en el volante, y con la otra prendía el cigarro.

Vaya, el chico no puede esperar para fumar.

Apoyaba su brazo en la ventanilla, mientras le daba caladas a su cigarro. No iba a admitir esto en voz alta, pero, joder, que bien se veía. Lástima que un idiota de él lo haga. Así que dejaba de ser atractivo.

Cierro los ojos, intentando pensar en otra cosa. Cuando el sonido de un teléfono hace que los vuelva a abrir, miro mi celular, pero no era.

—Ya voy para allá. —Miro a Kailan de reojo. Había tirado el cigarro y ahora sostenía su teléfono —. Ya te dije que voy para allá.

El empezó a aumentar la velocidad del coche. Yo me aferre al asiento. Mientras que el empezaba a discutir con la persona del otro lado. Joder, hubiera preferido quedarme con Neily que estar aquí.

—Kailan... —Murmuro, pero él no me escucha —. ¡Kailan, baja la maldita velocidad!

Él se queda en silencio, y hace lo que dije. La baja, y yo siento que vuelvo a respirar.

—Eres un imbécil conduciendo. Deberían quitarte la estúpida licencia.

—Entonces bájate. — Estaba furioso —. ¡Entiende que ya voy para allá, joder!

Yo solo rezaba por llegar lo antes posible a casa. No iba a morir junto a este tipo.

—¡Entonces lárgate, a mí no me interesa! — Su mano apretaba el volante con demasiada fuerza, al punto que sus nudillos estaban blancos —. ! Maldición!

Detiene el coche y lo aparca en el borde de la carretera. No dice nada, solo se baja del auto y sigue hablando por teléfono. Al menos tiene la consideración de no matarnos en un accidente. Al final no es tan imbécil.

Yo tomó una respiración larga y profunda. Mis manos temblaban. Necesitaba calmarme, no pasaría nada, no tendríamos un accidente. Eso era lo único que me repetía por varios minutos, hasta que la puerta de a mi lado se abre. Veo a Kailan, ya no estaba hablando por teléfono, pero aún se le veía estresado y enojado.

Yo preferí quedarme en silencio. No me apetecía discutir con él. El encendió el coche y retomamos el camino. Si antes el silencio era pesado, ahora, aún más.

—¿Puedes apagar el aire?, está haciendo un poco de frío...por favor.

El solo lo hace, sin ni siquiera mirarme. Bien, al menos no me deja morirme congelada. Mi móvil empieza a vibrar, era una llamada de Cris. Dude unos segundos en su contestar o no, al final decidí que para que me dejara en paz de una vez por todas, contestar.

—Ho...

—¡¿Por qué carajos no respondías?! — Sus gritos me interrumpieron.

Vaya, si estaba furioso.

—Estaba durmiendo, sabes que estaba agotada, lo lamento. — Miento.

Y es ahí cuando siento la mirada fría de Kailan. Yo solo intento ignorarlo, pero la sonrisa que aparece en su rostro, me hace imposible esa misión. No era una sonrisa divertida, ni agradable, era más bien una, ¿amarga?, no sabría cómo describirla.

—¡Puedes responderme! — La voz de Cris hace que vuelva a la realidad —. ¿Dónde mierda estás?

—En mi apartamento, ya te lo dije...

—Más te vale estar ahí, porque o sino juro que te arrepentirás.

—Por una vez en tu vida, ¿puedes creerme?

—No, no lo voy hacer. No cuando hace poco me mentiste, carajo, ni siquiera te reconozco.

—Mejor hablamos de esto mañana, adiós.

—No te atrevas a col...

Colgué.

No pensaba empezar una discusión con él, mucho menos enfrente de Kailan. Que por cierto, ya no tenía esa sonrisa.

—¿A ti te gustaría que te mintieran? — Lo escucho preguntar, y se a que se refiere.

—No te metas, ni siquiera sabes la verdadera razón por la cual estoy mintiendo.

—No me interesa esa estúpida razón, no te confundas, porque con o sin razón, estás mintiendo. Cada vez me doy cuenta de cómo realmente eres.

—Nos hemos visto un par de veces, y, ¿piensas que ya tienes una conclusión sobre mí? — Me burlo —. A ver, ¿cuáles son tus conclusiones?, ilumíname.

—Mentirosa, quieres llamar la atención, te comportas como una niña, no sabes afrontar los problemas.

—¿Me comportó como una niña?, ¿Qué...?

—Piensas que no me di cuenta lo del café. — Me mira, con una ceja enarcada, para después volver a poner su vista en la carretera.

Oh mierda.

—Como si tú nunca hubieras mentido. — Cambio de tema —. Juzgas, cuando tú perfectamente has hecho lo mismo.

—No a la persona que se supone que es mi pareja.

—Sabes, está conversación ya me está hartando.

—A mí me harta tenerte aquí en mi coche. No todo en la vida es como queremos.

—Si tanto te molesta, te hubieras negado y ya está.

—Me negué, pero prácticamente Dylan te monto en mi coche. — Baja la ventanilla y apoya su brazo en ella —. No creas que quiero que estés aquí.

—Si, claro, porque yo amo estar aquí contigo. — Le sonrió falsamente.

Su móvil empieza a vibrar, él ni siquiera tiene la intención de ver de quién se trata. Solo deja que suene, hasta que por fin deja de vibrar.

Cuando por fin llegamos a mi apartamento, me bajo del coche como si mi vida dependiera de eso. Ni siquiera me despedí.

Aunque, el gran idiota arranco cuando recién cerré la puerta. Al parecer él tampoco tenía ganas de despedirse.

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