Capítulo 3
—¿Qué esperas? — Pregunta, cuando se da cuenta que no lo sigo —, ¿Qué te cargue?
—Iba a ir con Neily. No contigo.
—Tu amiga está drogada y a mí me toca ser el maldito chófer. Así que, te pido que te subas ya al auto. Quiero regresar a la maldita fiesta cuanto antes.
—Creo que prefiero caminar, así que ve a tu fiesta.
—Te doy una última oportunidad, ¿vas a subirte al coche? — Su mirada me intimidada, pero no pensaba cambiar de opinión —. Joder... — Murmura exasperado.
—No, no me voy a subir al coche.
—Como quieras. — Kailan se da la vuelta y se marcha.
No quería ni podía ir con él. Si Cristian me veía bajando del coche de un chico, nos mataría a los dos. Además, no me caía del todo bien como para estar quince minutos encerrada con él.
Empiezo a caminar, ya había perdido demasiado tiempo. Unos minutos después, un coche frena a mi lado. Al principio sentí un poco de pánico no sabía de quien se podía tratar, pero cuando bajo el vidrio y vi su rostro, suelto un suspiro de alivio.
—Hola, ¿necesitas que te lleve algún lugar? - Me guiña un ojo, mientras sonríe —. Súbete, me mandaron como tú chófer personal.
Yo sin dudarlo está vez, rodeo el auto y me subo a su lado. El arranca y yo siento que puedo respirar de nuevo.
—¿Quién te envío? — Pregunto.
—Kailan. — Responde sin más —. Aunque no me lo pidió directamente, fue más como una orden. Es un poco mandón ese chico.
—Gracias. —Le doy una pequeña sonrisa —.Perdón por arruinar tu noche, sé que te la estabas pasando bien con Alex.
—No lo lamentes. Igual ya iba a irme.
—¿Y Alex?, pensé que se iban juntos.
—Sigue en la fiesta. Yo, aunque no lo creas, no me gustan mucho las fiestas. En cambio a él sí.
—Entiendo, yo también soy igual, no soy de fiestas.
—¿Tienes novio? —Pregunta, interesado —, ¿O novia?
—Sí, tengo novio. Su nombre es Cristian.
—¿Cuánto llevan saliendo?
—Dos años. No voy a mentirte, pensé que no íbamos a durar nada. Él es mi primer novio.
Y espero que siga durando y no me termine esta noche.
—Es mucho tiempo. Te puedo asegurar que yo con Alex llevo tres meses y siento que llevamos cuatro años.
—Pense que llevaban más.
—Sí, no eres la primera que dice eso. — Se ríe un poco —. Oye, me pasas la dirección de tu casa.
—Claro.
El camino fue tranquilo e incluso, divertido. Hasta que el frena enfrente de mi edificio. Y estaba mas que tensa.
—Bueno, espero verte pronto Becca —. Me da una pequeña sonrisa.
—Gracias Zack. Me salvaste la vida al traerme.
—No agradezcas. Nos vemos pronto.
—Adiós. —Me bajo del coche y me despido con la mano.
Cuando entro a mi edificio, tomo el ascensor. Repiqueteaba los dedos en mi bolso, estaba nerviosa.
Las puertas del ascensor se abren, y lo primero que veo es a Cristian sentado al lado de la puerta. A penas su mirada conecta con la mía, se pone de pie de un salto.
—Cris... —Me acerco a pasos lentos. El solo me miraba furioso.
—¿Dónde estabas? —Observo como su cuerpo esta tenso. En cualquier momento va a estallar de ira.
—Salí a dar una vuelta.
—¿Dónde mierda fuiste?, ¿y vestida así?
—Hablemos mejor adentro. — Él ya estaba alzando la voz. No quería que los vecinos escucharán, aunque, las paredes de este edificio estaban hechas con papel al parecer.
El me da el paso, yo abrí la puerta y entre seguida de él. Al cerrarla, lo siento respirándome en la nuca.
—¿A qué lugar fuiste? — Vuelve a preguntar —. Y espero que me digas la verdad Becca.
Yo solo me quedo callada. No sabía que excusa ponerle. Me había quedado en blanco.
—¡¿Dónde, joder?! —Grita, impaciente, haciéndome sobresaltar.
—¡Estaba en un bar!
—¡Primero me mientes, te vas a un maldito bar y vas vestida así como...! - Se corta. Pero se perfectamente lo que iba a decir.
—Sé que no debí mentirte, lo lamento. Pero, tampoco voy a permitir que me trates así.
—No me interesa el cómo quieres que te trate o no. Voy hacerlo como yo quiera, ¿entiendes?
Ni siquiera respondo.
—Escúchame bien Becca, vas a tirar o quemar todos esos vestidos, no me importa si te gusta o no. Si no haces lo que te pido, está mierda de relación se acaba.
—No... — Iba a refutar, pero, el me mira con advertencia en sus ojos, así que me retracto —. Está bien...
—Bien, y hazlo ahora. Quiero asegurarme de que lo hagas de verdad.
Ambos vamos a mi habitación. Trae con el unas bolsas donde empieza a echar todos los vestidos. Yo solo miraba, sin poder decir nada. Sintiendo la impotencia recorrer mi cuerpo.
—Quítate el que llevas puesto. —Me mira serio, yo ni siquiera me muevo —. Becca, quítatelo.
Me levanto de la cama, y me lo saco. Quedando en ropa interior. Se lo tiendo y él lo agarra y lo echa en la bolsa con brusquedad. Yo me pongo una camisa rápidamente. Estaba incomoda con el aquí.
—Sabes que no sería todo esto así, si no me hubieras mentido. — Se acerca a mí, pone una mano en mi mejilla y me obliga a mirarlo a los ojos —. Esto es tú culpa, ¿escuchaste?
—Vete de aquí Cristian. — Murmuro.
El me suelta, y sin rechistar, se va.
Y justo en ese momento, mi móvil vibra. Era Neily. No quería responderle, pero, no quería preocuparla, así que lo hago a mi pesar.
—Becca me tenías con el espíritu en la boca. — Habla al instante en que respondo —. ¿Llegaste bien?, yo quería ir por ti, pero Dylan no me ha dejado.
—Agradécele a Dylan, si tú en tus cinco sentidos manejas horrible, no me imagino drogada. — Intento bromear un poco. Aparentar que todo está bien, siempre es algo que hago, así es más fácil.
—Muy graciosa, ahora, dime, ¿qué pasó con Cristian?
—Bueno, estaba enojado, aunque no tanto como pensé que estaría. Me dijo que no le volviera a mentir y eso fue todo. Ya se fue de mi apartamento.
—¿Segura qué pasó eso?, el Cristian que yo conozco, no solo se iría así por así.
—Segura, no te preocupes. Ya puedes ir a disfrutar tu fiesta.
—Becca, sabes que si me quieres decir algo, dilo, yo estaré para ti, ¿vale?
—Neily, todo está bien, te lo prometo.
—Claro, mañana paso a verte, ¿está bien?
—Está bien, adiós.
{✷✷}
Había pasado una semana de la fiesta. Todo había transcurrido normal. Cristian volvió hacer el mismo de antes, y no hemos discutido por nada. Así que, todo ha ido bien.
Ahora mismo estaba en una cafetería, estaban buscando a un mesero, y yo necesitaba el trabajo.
—Bueno, no tienes mucha experiencia, pero con esto basta. Estás contratada. Empiezas este lunes.
—¡Joder, si! —La chica me da una sonrisa divertida —. Lo lamento. Pero, muchas gracias, de verdad.
—No hay de que. Nos vemos el lunes Becca.
—Claro, hasta luego.
Salgo de la pequeña oficina y busco a Neily y Dylan que me habían acompañado. Al verlos, voy hacia ellos, que ya estaban tomándose un café.
—Hola. —Me siento junto a Neily. Ambos me miraban expectantes —. ¿Qué sucede?
—¿Conseguiste el trabajo? —Pregunta Neily, ansiosa.
—No, no lo conseguí.
—Mierda... —Susurra, desanimada. Y yo ya no aguanto la risa, haciendo que ella me mire extrañada, al igual que Dylan.
—Era una broma, si lo conseguí. Empiezo este lunes.
—No sé si felicitarte o matarte por esa broma de mal gusto.
—Yo creo que prefiero que me felicites. Recién me contratan, no quiero que me maten antes de iniciar.
—Pues enhorabuena, estoy feliz por ti. — Me da un beso en la mejilla. Feliz.
—Creo que vendré a esta cafetería más seguido. —Dice Dylan, yo le sonrió —. Felicidades por el trabajo.
—Gracias.
La verdad, estaba muy feliz. Sentía que me estaba empezando a ir bien. Y espero que esto siga así.
{✷✷}
Estaba con Cristian, a decir verdad, estaba bastante cómoda con él. Aunque todavía no le había dicho que ya tenía trabajo. Él me había ayudado mucho ayudándome a buscar, y se lo agradezco mucho. Le debía mucho.
—Cris... —Lo llamo, haciendo que abra los ojos, adormilado.
—¿Qué?
—Quiero contarte algo. —Levanto la cabeza de su pecho y lo miro —. Ayer fui a una cafetería, estaban buscando a un mesero. Sabes que necesitaba el trabajo.
—¿Y te lo dieron?
—¡Sí! — Él sonríe y me da un beso en los labios —.Por fin pude conseguirlo. Estoy más que emocionada.
—Estoy feliz por ti. Supongo que tendré que pasarme a tomar un café un día de estos.
—Sí, eso me alegraría mucho.
—Por cierto, ¿cuando empiezas?
—Mañana en la tarde. Después te paso la dirección.
—Está bien... — Empieza a darme besos, y yo estaba encantada — ¿Quieres que pidamos algo de cenar?
—No estaría mal.
—¿Pizza?
—Claro que si. — Sonrió.
{✷✷}
La noche paso tranquila, pero claro, los nervios no me permitieron dormir muy bien. Aunque Cristian me dio unos masajes que me permitieron conciliar el sueño.
Aunque las clases estuvieron muy tranquilas, y eso me calmo un poco. Hasta que llegó el momento de ir a la cafetería.
Mi único miedo es que tire todas las tazas, o me equivoqué tomando un pedido. Joder, no quería ser despedida el primer día. Eso sería vergonzoso.
Al entrar, el olor a café me recibe. Busco con mi mirada a la chica que me atendió hace unos días, y al encontrarla, siento alivio. Ella me da confianza y me tranquiliza un poco.
Me acerco a ella, que estaba poniendo unas tazas de café en la bandeja.
—Hola, soy Becca. — Ella me mira al instante, y me da una pequeña sonrisa.
—¡Becca!, llegas a tiempo. Ponte este delantal, y lleva este pedido a la mesa de allá. Gracias. — Al decir eso, me pasa un delantal y una libreta, para después darse la vuelta, y empezar a preparar otras cosas.
Yo me lo pongo rápidamente y tomo la bandeja, intentando calmar mis nervios pero era casi imposible. Antes de darme la vuelta, ella se voltea hacia mí y me dice:
—Te va a ir genial. — Me da una sonrisa —. ¿Alguna duda?
—No, creo que no.
—Pues ve a llevar los cafés, no quiero que se enfríen. Suerte cariño.
Me doy la vuelta, y llevo los cafés dónde ella me indico. Me temblaban las manos, pero por suerte, no se me cayó nada.
Empezamos por el pie derecho, eso es bueno.
La verdad, Lara, ese era el nombre de la chica, era muy buena y agradable. Aunque eso sí, trabajaba demasiado rápido. Le entregaba un pedido, y ya lo tenía listo en segundos.
Pero, me gustaba. Al pasar el tiempo, los nervios desaparecieron. Le estaba agarrando el ritmo a todo, y eso me calmaba.
—Antes de que montará está cafetería, trabaje en un restaurante, ellos me explicaron paso a paso lo que tenía que hacer, y eso solo hizo que me pusiera más nerviosa.
Ahora no había clientes, ambas estábamos limpiando las mesas, pero, yo estaba atenta a todo lo que decía.
—Entonces, decidí que si un día abría un negocio, no le explicaría nada a un trabajador nuevo. No lo dejaría pensar ni un segundo, para que no sobre pensará, y se pusiera nerviosa. Por eso es que a penas llegaste, te puse a trabajar.
—Ya había trabajado de mesera en otro sitio, siempre estaba nerviosa, pero tú, ni siquiera me dejaste pensar, y solo hice lo que sabía que tenía que hacer. Así que, tu método si funciona.
—Es bueno escucharlo.
Unos minutos después, unas personas llegan, cuando me acerco para atenderlos veo que era Neily, Dylan y...Kailan.
—¿Qué hacen aquí? — Pregunto.
—Venimos a por un café, ¿Qué es un delito? — Neily me ve divertida.
—¿Cómo te ha ido en tu primer día de trabajo? — Pregunta Dylan, con amabilidad.
—Todo ha ido muy bien, gracias. — Miro de reojo a Kailan, que solo está mirando su celular, sin prestarnos atención —. ¿Qué van a ordenar?
—Te escuchas muy profesional cariño. — Neily me guiña un ojo —. Yo quiero, un café con leche.
—Yo un café negro. — Pide Dylan —. Con un pastel.
—Claro. — Anoto su orden —. ¿Y tú? — Miro a Kailan, que parece que no me escucha.
—Kailan. — Lo llama Dylan, el alza la vista y lo mira confundido y enojado a la vez —. ¿Qué vas a ordenar?, Becca está esperando.
—Un café negro, gracias. — Y sin más, vuelve a su teléfono.
—¿Todos con azúcar? —Neily y Dylan asienten, y Kailan, también, aunque dudo que me haya escuchado.
Me retiro y voy a pasarle el pedido a Lara, pero, ella estaba ocupada haciendo otra cosa. Así que para no molestarla, yo misma hago el pedido. Lara ya me había explicado cómo funcionaba, así que, esperaba que no me saliera mal.
Yo tomo las tres tazas. Y sirvo café, al de Neily le hecho leche como ella había pedido. Cuando estaba echando el azúcar, una pequeña idea, tonta a decir verdad, pero, aun así una idea.
A los únicos cafés que les puse azúcar fue al de Ney y Dylan.
Sé que es ridículo, e infantil, pero, ni siquiera Kailan me ha mirado en todo lo que lleva aquí, y me ignora. Supongo que es una pequeña venganza.
Pongo las tazas y el pastel en la bandeja, y se los llevo. En el pequeño trayecto, solo me repetía que el de la derecha, era el de Kailan. Si me confundía, sería bastante penoso.
Al dejar sus pedidos, miro de reojo a Kailan cuando bebé de su café, el solo me mira, y en sus ojos solo puedo ver diversión. Para después darle otro sorbo a su café. Al parecer le gusta el café amargo.
Maldición.
—Esta delicioso Becca.
—Sí, claro. Si quieren algo más, me avisan. — Les doy una pequeña sonrisa y me retiro.
No pensaba ponerme hablar con ellos en el trabajo. Quiero ser profesional.
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