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9


—¿Cómo que solo hay una habitación reservada? Es evidente que necesitamos dos. Esto es inaceptable— protestó Liam frente a la implacable recepcionista del hotel. El día ya había sido complicado y aquella era la gota que colmaba el vaso.

—Señor, ya se lo hemos explicado a la persona que ha hecho la reservación y nos ha dicho que no pasaba nada, que ustedes eran pareja. Estamos completos, no nos queda ninguna habitación libre ni en este hotel
ni en ningún otro de la cadena.

–En ese caso, ¿podemos tener dos camas individuales? ¿O meter una supletoria?

No podía compartir cama con Zayn. Si no cambiaban las camas, tendría que buscarse otro hotel.

—No, señor. Me temo que no, no cabe una cama supletoria en esa habitación. ¿Quiere cancelar la reserva? Tenemos una lista de espera enorme. Como ya le he dicho, todos los hoteles están llenos.

Liam deseó gritarle a la recepcionista, pero supo que está solo estaba haciendo su trabajo. Habían planeado el viaje con muy poca antelación y era evidente que Stella había pensado que iba a estar allí con Keaton.

—No, lo siento, no quiero cancelar la reserva.

Miró a Zayn por encima del hombro. —¿Puedes intentar conseguir otra habitación en otra parte?

Él arqueó una ceja. —¿No crees que podemos compartir habitación? Al fin y al cabo, somos adultos. Yo pienso que podemos respetar nuestro pacto. ¿O te da miedo no ser capaz de controlarte?

—Por supuesto que puedo controlarme —replicó Liam.

—Entonces, ¿estás sugiriendo que el que no va a poder soy yo? ¿Que me siento tan abrumado por tu belleza, tu olor, tu cercanía, que no voy a ser capaz de controlarme?

Liam sintió deseo, pero lo aplacó, se negó a dejarse seducir por el tono de su voz.

—¿Estás completamente seguro? —lo retó.

—Completamente. Nunca he forzado a nadie, Liam, y no voy a empezar a hacerlo ahora.

Le había enfadado y eso no le gustó. —Vamos a asegurarnos de que no hay otro lugar disponible. Si es así, compartiremos habitación.

Zayn retrocedió y se cruzó de brazos mientras Liam llamaba uno a uno a todos los hoteles de la ciudad. Media hora después, Liam tuvo que aceptar su derrota y le entregó a Zayn la segunda tarjeta para acceder a la
habitación.

–Estoy cansado, seguro que tú también. Ha sido un día muy largo. Vamos a ver cómo es la habitación— comentó.

La habitación era muy agradable. Espaciosa, con un baño muy grande y amplios ventanales con vistas al parque que había en la orilla del río Willamette. La cama era, tal y como ya les habían dicho, de matrimonio. Liam estudió la alfombra y se preguntó si soportaría pasar la noche en el suelo. Tal vez, con una manta debajo, lo conseguiría.

—¿Qué lado prefieres?—le preguntó Zayn, dejando su bolsa de viaje en el suelo.

—¿Lado?

—De la cama.

—Ah... —Liam miró la cama y a él. Zayn ocupaba bastante espacio. —Puedo dormir en el suelo —le respondió—. Pondré debajo una manta, a modo de colchón, y seguro que estaré bien.

—¿Bien? —repitió él, arqueando una ceja—. No seas tonto. Mañana nos espera otro duro día de trabajo. Si no duermes bien esta noche, no estarás lo suficientemente despierto para reaccionar cuando Douglas te vuelva a dar una orden.

Liam detectó una nota de disgusto en su voz.
—¿No te gusta tu recién encontrado padre?

—No me gustan todos sus métodos profesionales, no. Yo tengo un estilo menos agresivo, pero puedo sobrevivir a las diferencias, y también puedo quedarme en mi lado de la cama. Dado que veo que no lo tienes
claro, yo dormiré en el lado de la ventana, ¿de acuerdo? Tú puedes quedarte con el que está más cerca del baño.

Así dicho, parecía muy sencillo. Y Liam pensó que, en realidad, dormir en el suelo solo era para niños que iban a pasar la noche a casa de sus amigos.

—Podemos enrollar una manta y colocarla en el medio —sugirió esperanzado.

—Por supuesto, lo que más te guste.

Le gustaba él. Ese era el problema. Tenía que pensar en Keaton. Tenía que aferrarse a la esperanza de que pudiesen solucionar sus problemas. A pesar de lo que esté le había dicho la noche anterior, sabía que Keaton se disgustaría si se enteraba de que iba a compartir habitación con Zayn. ¿Lo entendería? En realidad, no
tenía por qué enterarse.

Liam comenzó a sentirse tan confundido. Zayn lo desestabilizaba en todos los aspectos.

—¿Salimos a cenar y así aprovechamos para hablar de lo que hemos visto hoy y de qué vamos a hacer mañana?

—Perfecto.

Sería mejor que quedarse encerrados en la habitación. Cuanto menos tiempo pasaran allí juntos, mejor.

—¿Quieres darte una ducha antes? —le preguntó Zayn.

—Sí, tardaré solo un minuto.

—Tómate el tiempo que necesites —le dijo él, quitándose los zapatos y tumbándose en su lado de la cama. Liam intentó disimular buscando en la maleta una camisa de manga larga y unos pantalones vaqueros. Siempre llevaba un conjunto desenfadado para situaciones así.

Cuando salió del cuarto de baño, vestido, y con el pelo
todavía mojado, Zayn parecía haberse quedado dormido. Respiraba despacio y acompasadamente y tenía las facciones del rostro relajadas.

—¿Has terminado? –murmuró.

No estaba dormido y debía de haberse dado cuenta de que lo estaba observando.

—Sí, el baño es todo tuyo.

Zayn se levantó de la cama, tomó un par de cosas de su maleta y se encerró en el baño del que acababa de salir Liam. Aunque lo intentó, el castaño no pudo evitar imaginárselo en la ducha. Por suerte, Zayn solo tardó
cinco minutos en salir ya vestido y oliendo a limpio.

—Qué rapidez—comentó Liam mientras tomaba su cartera e iba hacia la puerta.

—Si, muero de hambre.

Fueron a una pizzería ruidosa y llena de gente, el lugar perfecto para evitar tener que hablar demasiado. Dado que ambos estaban hambrientos, no tardaron en cenar.

—¿Tomamos una copa en el hotel? –sugirió Liam–. Para terminar de hablar de trabajo.

—Sí, no me importaría tomarme una cerveza –dijo él.

Hacía frío fuera. Anduvieron juntos de vuelta al hotel, con sus brazos rozándose de manera ocasional. Liam intentó ignorar la sensación de su cuerpo y mantener las distancias, pero el mundo estaba lleno de farolas,
fuentes y otros viandantes que, por desgracia, volvían a juntarlos. Ni siquiera la alegre iluminación de las calles consiguió mejorar su humor. Y si ni siquiera podía caminar a su lado por la calle, ¿cómo iba a dormir esa noche?

Fue un alivio llegar al vestíbulo del hotel y poder apartarse de él otra vez. En el bar, Zayn pidió una cerveza y Liam, una copa de champán. La camarera les llevó las bebidas hasta el rincón en el que habían encontrado una mesa vacía.

Liam se esforzó en hablar solo de trabajo. Ambos veían del mismo modo la propiedad, lo que facilitaba mucho las cosas. El castaño no pudo evitar preguntarse si le habría resultado tan sencillo trabajar con Keaton. Este
tenía la costumbre de contradecir a todo el mundo. Liam siempre había pensado que se debía a que había estado en el club de debate de la universidad y solía tomarle el pelo por ello, pero aquella situación le causaba mucho menos estrés.

—¿Vamos a recomendar a Douglas que haga una oferta, verdad? —le preguntó Zayn después de terminarse la cerveza.

—Sería un disparate no hacerlo. En especial, si está seguro de querer empezar a reformar edificios. Si te soy sincero, me sorprende que se haya mostrado tan receptivo con la idea.

—Es un hombre de negocios. Entiende que podemos poner precios muy altos tanto a los locales comerciales como a las viviendas sin demoler lo que ya está ahí.

—Eso es lo que haces en Nueva Zelanda, ¿verdad? Apuntar al mercado de alta gama.

—Sí. Hay mucha demanda. Que sea más grande y más nuevo no significa que vaya a ser mejor, y si se puede reconstruir utilizando técnicas sostenibles, mucho mejor. También me gustaría que hubiese más viviendas
a precios asequibles para familias con ingresos bajos y, de hecho, estamos trabajando en ello.

Siguieron hablando de construcciones ecológicas y a Liam le gustó poder compartir sus ideas con alguien que pensaba igual que él, pero, de repente, bostezó.

—Vaya, lo siento.

—No pasa nada. Pareces cansado. Ha sido un día muy largo y mañana nos espera más de lo mismo. ¿Por qué no subes a la habitación? Yo me quedaré a tomar otra cerveza e iré un poco después.

Liam asintió y salió casi corriendo del bar. Ya se había preguntado cómo iban a abordar la rutina previa a irse a la cama los dos juntos, así que la sugerencia de Zayn lo hacía todo más sencillo. Y, con un poco de suerte, incluso estaría dormido cuando él volviera a la habitación.

[...]

Ni con diez cervezas habría conseguido saciar la sed que sentía del chico con quién iba a dormir. Había estado tan tenso durante todo el día que Zayn había tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano para no
agarrarlo de los hombros y besarlo para ayudarle a relajarse. Pero le había prometido a Liam y, sobre todo, a su hermano, que no tenía de qué preocuparse.

Así que no probaría sus dulces labios. Ni se tragaría sus suspiros y gemidos mientras lo acariciaba. Y tampoco se perdería en su calor mientras hacían el amor.

Se maldijo. Ya estaba otra vez excitado.

Al menos, Liam estaría dormido cuando él llegase a la habitación. Ya había esperado el tiempo suficiente, así que decidió subir.

La habitación estaba a oscuras cuando entró. No obstante, Liam había dejado la luz del baño encendida y la puerta entreabierta, así que Zayn fue al cuarto de baño y se dio cuenta, demasiado tarde, de que no
había llevado pijama. Así que tendría que dormir en calzoncillos.

Lo escuchó gemir suavemente mientras se metía en la cama y buscó con el pie estirado para comprobar si, efectivamente, había puesto algún tipo de barrera entre ambos. Sonrió al tocar una toalla en medio de la cama. Cerró los ojos, tumbado boca arriba, y se dispuso a dormir.

Por supuesto, le fue imposible. En su lugar, se quedó allí tumbado, escuchando la respiración de Liam, sintiendo el calor de su cuerpo mientras dormía. Porque dormía, sí, aunque no apaciblemente. De vez en cuando dejaba escapar un gemido, como si tuviese una pesadilla. Zayn pensó que tenía que hacer algo.

—¿Liam? –le dijo en voz baja—. ¡Liam! No te preocupes, es solo un sueño.

El castaño balbució algo y sacudió la cabeza con fuerza y Zayn lo agarró del hombro y lo sacudió con cuidado mientras le repetía que era solo un sueño. Su respiración cambió de repente al despertar y Liam alargó los brazos hacia él para que lo reconfortara. Sin pensarlo, Zayn lo abrazó con fuerza. Notó algo húmedo en el pecho y se preguntó si estaba llorando.

¿Con qué habría soñado?

Le acarició el pelo, los hombros, la espalda. Cualquier cosa con tal de tranquilizarlo. Y Liam se aferró a su cuerpo todavía con más fuerza. A pesar de que había una toalla entre ambos, Zayn no pudo evitar que su
cuerpo reaccionara. Lo deseaba, era evidente, pero aquello no estaba bien. Liam era el prometido de su hermano. Y a él le daba igual que Keaton y Liam llevasen meses sin acostarse. Eso no era asunto suyo. Liam no era asunto suyo. Y, no obstante, allí estaba, entre sus brazos.

Y entonces, lo besó.



¿Qué les parece?

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