8
El sábado siguiente, durante la cena en casa de sus padres, le quedó claro que al que tenía que convencer era a Keaton. Su hermano gemelo seguía desconfiando de él tanto como el primer día. De hecho, su actitud
era todavía más hostil. Liam también estaba más distante, pero Zayn conocía el motivo.
Ni Liam ni Keaton le habían dirigido prácticamente la palabra en toda la velada, ni tampoco hablaron entre ellos, aunque, al parecer, eso iba a cambiar porque su hermano se estaba dirigiendo hacia él con gesto de
determinación.
–Keaton, me alegro de verte. No nos hemos cruzado en los últimos días y me gustaría charlar contigo cuando tengas un rato libre –le dijo él.
–Mantente alejado de mi prometido—le advirtió Keaton.
—¿Qué has dicho? –le preguntó Zayn, sorprendido.
–Que te mantengas alejado de Liam. Me he dado cuenta de cómo lo miras. Sé decente, Zayn. Ni se te ocurra tocarlo.
Zayn se puso recto.–¿Que no se me ocurra tocarlo?
Se preguntó si alguien los habría visto en el hotel la otra noche y se lo habría contado a Keaton. Y pensó que sus padres cambiarían de actitud si se enteraban de lo que había ocurrido con Liam. Miró hacia donde estaba el castaño, charlando con Kristin.
–Ves, ni siquiera puedes evitar mirarlo. Nos estás incomodando a los dos, así que deja de hacerlo – insistió Keaton.
–Lo siento –empezó Zayn, decidiendo aplacar a su hermano en vez de enfrentarse a él.
Keaton tenía razón. No había podido apartar la mirada de Liam en toda la noche. Estaba tan sexy como siempre, pero desprendía una fragilidad que no había estado ahí la noche que lo había conocido y que hacía que él desease protegerlo. No obstante, no era la persona adecuada para darle protección, y eso no se le podía olvidar.
–Es un chico guapo e inteligente, Keaton, y siento haberlos incomodado –continuó Zayn–. Por desgracia, tu padre nos ha puesto en el mismo despacho. ¿Quieres que le pida que me trasladen?
–Mira, puedo aceptar que papá piense que necesitan trabajar juntos, por estúpida que me parezca la idea, pero asegúrate de que es solo trabajo, ¿entendido? No lo mires como si fuera una hamburguesa de tres pisos y llevaras una semana sin comer.
–¿Una hamburguesa de tres pisos? –repitió Zayn, echándose a reír.
Keaton no pudo evitar sonreír también. –¿Qué quieres que te diga? Tengo hambre. Las cenas de mamá no
satisfacen a los que tenemos buen apetito.
–¿Quieres que vayamos a comernos una hamburguesa? Así podríamos hablar los dos solos.
Zayn supo que era él quien debía tender la mano a su gemelo. Él era el recién llegado y tenía que intentar acercarse a su hermano, aunque, ¿debía hacerlo feliz a expensas de su propia felicidad? Apartó aquella pregunta de su mente.
Keaton estaba negando con la cabeza. —Lo siento, pero mañana me levanto muy temprano. Tengo una reunión en San Antonio, después otra en Houston y voy pasar un par de días a Dallas, así que hoy tengo que volver a casa pronto.
–En otra ocasión, entonces.
–Sí. Cuando vuelva.
Keaton se giró, pero Zayn lo detuvo. –¿Keaton?
–¿Sí?
–No te preocupes por Liam. Es tu prometido y lo respeto, no haré nada que pueda disgustarlo.
Keaton lo miró fijamente, como si no supiese si le estaba diciendo la verdad, entonces, asintió satisfecho y le dio la mano. Ambos se dieron un apretón y luego Keaton fue a despedirse de sus padres. Liam hizo lo
mismo.
Zayn vio cómo se marchaban y no pudo evitar preguntarse si terminaría convirtiéndose en un mentiroso. No había dejado de desear a Liam. No podía dejar de desearlo y no sabía por qué. Y se ponía furioso
solo de imaginarse a su hermano acariciandolo. Así que era evidente que tenía que controlar sus sentimientos. No, controlarlos, no, deshacerse de ellos.
Liam Payne estaba fuera de su alcance.
[...]
Mientras Keaton lo llevaba a casa, Liam pensó que iba a estar lejos varios días. Con él cerca, tenía la sensación de que no debía preocuparse por la atracción magnética que sentía por Zayn, pero ¿sin Keaton
allí? Se reprendió mentalmente mientras entraban en el aparcamiento de su edificio. Era más fuerte que su madre. Estaba decidido a tener éxito, más motivado. No iba a permitir que Zayn se interpusiera en el que había sido el sueño de su vida. No había trabajado tanto para echarlo todo a perder por una mala jugada de sus hormonas.
Keaton y él tendrían una estupenda vida juntos. Estaba convencido. Estaban de acuerdo en todo, aunque les faltara un poco de pasión podría vivir sin ella.
¿Y Keaton?
Era la primera vez que se hacía esa pregunta. ¿Se conformaría Keaton con una relación exenta de pasión? Era evidente que tenían que hablar. Liam necesitaba estar seguro de que Keaton era feliz. Él lo amaba y quería que fuera feliz, pero no estaba convencido de ser la persona perfecta para darle la felicidad.
–¿Vas a subir? –le preguntó.
–Me quedaré aquí hasta que hayas entrado en casa, como siempre –le respondió Keaton sonriendo.
–Tenía la esperanza de algo más...
–¿Algo más?
–Sí, como una conversación acerca de nuestro futuro.
Él suspiró. –Está bien.
Salió del coche, lo rodeó y le abrió la puerta a Liam. Era siempre un caballero y eso le encantaba, pero no era lo más importante en una relación. Ambos necesitaban más.
Una vez en su apartamento, Liam le ofreció un café.
–No, gracias. ¿De qué querías hablar? –le preguntó Keaton sin tan siquiera tomar asiento.
Liam respiró hondo. –De nosotros. Últimamente nos hemos distanciado. ¿Tú eres feliz, Keaton? –le preguntó mientras estudiaba su expresión.
Siempre había sido capaz de saber si era sincero o no, pero en esos momentos su gesto era distante.
–Estoy muy ocupado, por no mencionar que tengo que marcharme a San Antonio dentro de unas horas. Mira, ¿no puedes esperar a que vuelva de mi viaje? –inquirió.
Liam se acercó a él. –Esto es importante, Keaton. Necesito saberlo. ¿Eres feliz?
Keaton cerró los ojos un instante antes de mirarlo fijamente y Liam se arrepintió en ese instante de haber insistido.
–Pienso que deberíamos considerar la idea de tomarnos un tiempo.
–¿Un tiempo juntos, unas vacaciones? –preguntó el castaño esperanzado a pesar de saber que no era eso lo que Keaton había querido decir.
–No, separados.
Liam dejó escapar un gemido. De repente, sintió que todo por lo que tanto había trabajado se le estaba escapando de las manos.
–Tal vez te sorprenda mi respuesta, pero tengo la sensación de que estamos en distintas longitudes de onda. He intentado no darle importancia. He intentado incluso echarle la culpa a la resurrección de mi hermano gemelo, pero, si soy sincero conmigo mismo, la sensación de que nos estábamos distanciando ya había empezado mucho antes. Tú también te has dado cuenta, ¿verdad?
Liam asintió. Entendía perfectamente a Keaton, aunque le costara admitirlo. Keaton se acercó y lo abrazó.
–Vamos a darnos un tiempo para pensar en lo que queremos de verdad.
–Yo pensé que sabíamos lo que queríamos –le dijo Liam, y la voz se le quebró en las últimas palabras.
Keaton suspiró y sacudió la cabeza ligeramente.
–Yo también. Mira, voy a estar fuera casi toda la semana. Vamos a aprovechar ese tiempo para reflexionar y si necesitamos más espacio cuando vuelva, nos tomaremos el tiempo necesario antes de decidir qué camino toma cada uno en el futuro.
«¿Qué camino toma cada uno?», se repitió Liam, pero no lo dijo en voz alta.
–¿De acuerdo? –le preguntó Keaton.
–Supongo que sí –respondió Liam con cautela–. Cuando nos casemos, será para siempre. Así que, como tú has dicho, tenemos que estar seguros.
–Lo siento, Liam. Sé que, entre el trabajo y los últimos
acontecimientos familiares, estoy echando más leña al fuego.
–Como pareja, debemos apoyarnos el uno al otro. No sé si darnos un tiempo es una buena idea.
Tenía que luchar por él.
–Liam, aunque tú no necesites espacio para pensar, yo sí lo necesito. Todo lo que daba por hecho en mi vida se ha torcido de repente con la llegada de Zayn. Estoy pensando mucho acerca de lo que de verdad es importante y me estoy dando cuenta de que, en realidad, algunas de esas cosas no son tan importantes como pensaba.
–¿Y eso me incluye a mí? –le preguntó el castaño, con los ojos llenos de lágrimas de repente.
Keaton gimió con frustración y levantó una mano para limpiarle las mejillas. —Nuestra relación es importante. Te amo, Liam. De verdad, pero no sé si te amo lo suficiente como para casarme contigo y que pasemos el resto de nuestra vida juntos.
El hecho de que Keaton verbalizara lo que él había estado sintiendo tampoco lo tranquilizó. Liam se apartó de sus brazos y retrocedió con brusquedad.
–Será mejor que te marches. Mañana tienes que madrugar.
–¿Vas a estar bien?
Liam puso los hombros rectos. –Por supuesto.
Keaton le dio un beso, pero no fue un beso de amante, sino más bien un beso de despedida. Y Liam se dio cuenta de que aquello era una señal. Lo acompañó a la puerta y, una vez allí, se tocó el anillo de compromiso.
–¿Quieres que te lo devuelva mientras nos damos un tiempo?
–No, por supuesto que no. Y aunque... Keaton negó con firmeza. —El anillo es tuyo, decidamos lo que decidamos.
[...]
Después de otra noche en vela, Liam llegó al trabajo de muy mal humor. Como era habitual, Zayn ya estaba delante del ordenador. Enfrente de su escritorio. ¿Nunca descansaba? Siempre llegaba el primero y se marchaba el último. Tal vez estuviese intentando impresionar a
Douglas. No, no tenía que impresionar a Douglas y a Nancy. No buscaba su dinero. Ya era millonario, Liam lo sabía porque había escuchado a Kristin cuando busco su información en internet.
–Buenos días –lo saludó Zayn, levantando la vista.
–Si tú lo dices –le respondió Liam.
–¿Has pasado mala noche?
No había tenido una noche buena desde que él había llegado, pero no iba a darle la satisfacción de saberlo.
–Siempre me ocurre cuando Keaton se marcha. Ya lo estoy echando de menos.
Eso era exactamente lo que se esperaba de un buen prometido, ¿no? Pero él era un fraude.
En ese momento entró Douglas Malik en su despacho. No parecía contento.
–Me alegro de encontralos aquí a los dos –empezó–. Acabo de enterarme que no hemos conseguido el terreno que queríamos comprar en Portland. Al parecer, los dueños no querían que tiraramos todo abajo. Para ellos, el lugar tenía cierto valor sentimental, así que rechazaron nuestra oferta aunque fue la más elevada. En cualquier caso, los posibles compradores se han echado atrás y los dueños nos han vuelto a hacer una oferta con la condición de que renovemos las estructuras existentes y no las destruyamos.
Hizo una pausa.
–Me parece que es una oportunidad estupenda para que Zayn gestione el proyecto y quiero que ambos vayan allá y examinen bien la zona antes de tomar una decisión. No quiero que se note que estamos ansiosos por comprar, pero tengo la sensación de que podría ser la joya de la corona.
–¿Y el proyecto de la semana pasada? –preguntó Zayn.
–Las cifras no son buenas. Kristin dice que necesitamos sacarle un rendimiento mayor a las viviendas. Tengo que volver a hablar con ella del tema. En realidad, no estamos aquí para hacer amigos.
Liam se preguntó cómo iba a tomarse Zayn la noticia, pero si esperaba que discutiera con Douglas, se llevó una decepción. Se limitó a encogerse de hombros.
–Supongo que Kristin tendrá razón. No obstante, me alegro de tener otro proyecto a la vista.
Douglas asintió.
–Quiero que salgan en el siguiente vuelo a Portland –añadió, mirándose el reloj–. ¿Pueden ir a hacer la maleta? Mi secretaria ya les ha reservado boleto y alojamiento allí.
–Yo tengo una maleta en el maletero del coche –le respondió Liam. —Siempre estoy preparado.
–Es uno de los motivos por los que sé que puedo
confiar en ti, Liam. ¿Y tú? –le preguntó a Zayn.
–Puedo pasar por el hotel de camino al aeropuerto, no tardaré más de diez minutos. Es solo una noche, ¿verdad?
–Es posible que dos. Depende de cuánto tardes en conseguir toda la información que necesitas.
Liam se estremeció solo de pensar en pasar dos días enteros con Zayn.
–En ese caso, será mejor que nos pongamos en marcha. Supongo que Stella ya nos ha enviado por correo electrónico los detalles del vuelo, ¿verdad? –preguntó Liam, comprobando su teléfono y asintiendo–. Sí, aquí están.
–Bien. Esperaré un informe cuando regresen. Es muy importante que hagan las cosas bien. Me sentó fatal perder la licitación la otra vez y no hace falta que les diga lo mucho que nos cuestan las horas de trabajo
perdidas. No quiero que nada lo estropee en esta ocasión. ¿Entendido?
–Entendido –le respondió Zayn con firmeza.
Douglas asintió y se marchó. Liam miró a Zayn.
–No te quedes ahí. Hay que ponerse en marcha.
–De acuerdo.
Zayn se inclinó a recoger su cámara del último cajón del escritorio y el pantalón se pegó a su trasero. «No, no, no», se reprendió Liam, obligándose a apartar la mirada. Tenía aquello bajo control. No iba a hacer
ni a decir nada que pusiera su precario futuro todavía más en peligro, pero no pudo resistirse a otra mirada más y tampoco pudo evitar recordar cómo se habían movido sus cuerpos al mismo ritmo ni cómo había acariciado aquella piel.
Notó que las manos le empezaban a sudar. No podía seguir en aquella habitación con él o se arriesgaba a hacer una estupidez. Salió al pasillo. Supo que Zayn lo seguía y fue rápidamente hacia el ascensor.
–¿Todo el mundo reacciona tan deprisa cuando Douglas lo ordena? –le preguntó Zayn cuando llegó a su lado.
–Sí. No duras mucho aquí si no haces lo que te pide, lo que no significa que no sea una persona razonable. Es un empresario justo, pero quiere resultados.
Las puertas del ascensor se abrieron y Zayn y él entraron. Liam se colocó lo más lejos posible de él y lo vio apretar la mandíbula. Al parecer, que pusiera distancia entre ambos le molestaba. A él castaño le daba igual. En esos momentos, era la única forma que tenía de mantener el equilibrio. Intentó convencerse de que le atraía solo porque se parecía mucho a Keaton, pero en el fondo sabía que no era verdad. Zayn le atraía mucho más.
Y eso lo aterraba
¿Qué les pareció el cap? Gracias por continuar leyendo ✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro