33.
—Es a mí a quien no puedes detener.
Aquellas palabras solo enfurecieron a JaeHyun, haciendo que comenzará a intentar zafarse con más fuerza que antes, no podía permitirse perder contra aquella raza que solo era una desgracia para los dragones, debía y necesitaba sobre todo, acabar con ellos para poder tomar un puesto más alto entre las cinco mejores razas.
YoonGi vió que el Sun intentaba atacarlo y voló solo unos dos metros para estirar pata para después bajar dejando caer su peso sobre él, asfixiando al dragón y haciendo que la sangre comenzará a salir por su boca mientras murmuraba algo hacía YoonGi.
HoongJoong bajo y con su fuego le dió directamente a la cara, haciéndose a un lado después cuando YoonGi comenzó a pelear nuevamente contra él entre sangre y rugidos que ensordecían todo el infierno a su alrededor.
Elevó tan solo un poco su mirada para ver qué todos estaban sumidos en peleas dolorosas, con heridas, intentando atacar y defenderse a la vez. HoongJoong jamás pensó que tendrían que intervenir de una manera tan violenta para salvar a YoonGi, dándose cuenta después de que no sólo era al alfa a quien debían salvar, sino que también a otros cinco chicos que por lo que había visto, sufrieron demasiado.
Se giró rápidamente cuando escucho un gruñido y vio que JaeHyun había logrado tomar el ala de YoonGi y la comenzó a sacudir para que lo soltara, el dolor en su ala fue insoportable cuando los dientes se movieron unos centímetros y pudo sentir que la piel se rompía dentro de él junto al crujir de sus huesos perforando su carne.
MinGi lo soltó abruptamente cuando lo atacaron a él de sorpresa y comenzó a forcejear contra el otro, HoongJoong quiso detener a JaeHyun cuando se levantó y derribo a YoonGi, pero fue en vano y tuvo que defenderse a sí mismo cuando lo atacó alguien más sabiendo de sus intenciones.
El Hell se estrelló contra una roca y la perdida de sangre por sus heridas hacía que su fuerza disminuyera y su mirada se viera borrosa por el cansancio y la sangre que tenía en los ojos. El rugido que JaeHyun soltó justo en su rostro hizo que sus tímpanos dolieran y un agudo dolor atravesó sus sienes, abrió los ojos esperando ver a JaeHyun delante de él, pero solo pudo ver que se enfrentaba en una pelea contra San, quién buscaba cuidar a JiMin que estaba peleando contra otros dos. Pero los intentos parecían ser en vano y YoonGi vio con terror que San caía al suelo, no tenía idea si estaba muerto o solamente estaba inconsiente, sólo entendía más que nada que el miedo atravesó todo su cuerpo al ver que JaeHyun arrastraba a JiMin hacía el lugar donde estaba él luego de ordenar con una simple mirada para que dejarán libre al omega.
—No pensaba matarlo a él, pero tus estúpidas acciones causaron esto —la frialdad con la que hablo fue suficiente para que el Hell se pusiera de pie con dificultad. JaeHyun parecía burlarse de él cuando se intento acercar y por lo que solamente retrocedió e hizo que JiMin mirara al Hell.
Vió la espada que estaba tirada al lado de JiMin y se agachó para tomarla, volviendo antes a su forma humana sin importarle que su desnudez de exponía ya que el cuerpo de JiMin era suficiente para cubrirlo. El filo de la espada se puso firmemente sobre el cuello del omega y YoonGi comenzó a sentir las lágrimas caer por su rostro.
—Si quieres que él viva dile a tus estúpidos amigos que se detengan —amenazó y YoonGi sin dudarlo rugió tan alto que desde las montañas lejanas se vieron a cientos de aves huir y todos los que peleaban se fueron deteniendo poco a poco.
—YoonGi... —cuando HoongJoong intento ir hacia él, fue apresado por otro y lo hizo caer al suelo con una fuerza dolorosa.
—Basta —dijo lo suficientemente alto para ser oído por aquellos que lo ayudaban.
Una sonrisa cínica apareció en el rostro de JaeHyun y en medio de aquel silencio sepulcral, su risa fue lo único que pudo oírse claramente. La espada seguía sobre el cuello de JiMin y claramente no tenía intención de bajarla.
—Sigues siendo tan ingenuo como hace años —YoonGi abrió sus ojos aterrado al ver que la espada se movía tan solo un poco y cortaba la piel de JiMin, haciendo que el dragón jadeara por lo bajo con su corazón latiendo ansioso.
—Ellos se detuvieron, ahora déjalo ir —casi le rogó y el Sun solamente bufó con sarcasmo.
—¿En serio crees que lo haré? Deja de ser tan imbécil, Min YoonGi.
Los demás sentían el corazón a reventar, los minutos eran eternos y mientras la débil gota de sangre se deslizaba por el cuello de JiMin, la desesperación en todos los presentes aumentaba.
—San, detente —le dijo WooYoung al ver que quería ir hacia ellos, el omega le miró mal y susurró en medio del silencio:
—Sabemos que esto es culpa nuestra, del concejo, si no hubiera sido porque presionamos a esos dos está guerra no existiría ahora.
HoongJoong lo escucho y sintió una punzada en el pecho, era verdad, de no haber insistido JaeHyun ni siquiera sabría de la existencia de JiMin, y sobre todo, YoonGi no estaría al borde del colapso, su estado era deplorable, sus ojos reflejaban claramente todo aquel temor que sentía, la angustia al no poder servir de más y salvar a la persona que tanto busco ayudarlo junto a su hermano, era patético, que JiMin hubiera hecho tanto para ser siquiera su amigo y él no podía moverse por temor a las amenazas de un Sun.
Sin embargo, HyunJin había pensado a toda prisa en algo, tenía más que claro que eso lo pondría en un gran peligro y tal vez podría dejar a su omega solo, pero no podía echarse para atrás al nivel de angustia donde estaban sumergidos.
—¡JaeHyun, hay alguien escondido entre el bosque! —Le gritó desde su lugar, apuntando al interior del bosque, donde la espesura era mucho mayor. Tan densa que entre esos arbustos y vegetación apenas podía verse algo.
El Sun giró su rostro para ver a HyunJin, y fue entonces donde YoonGi decidió tomar el liderazgo en la situación, terminar todo aquel martirio de una vez por todas.
Pues recordar todas las palabras hirientes que murmuraban a espalda de los Hell seguían doliendo, los Sun habían comenzado a esparcir rumores entre los demás, los Moon se les unieron al ver que las posibilidades de un mejor rango eran más altas si los Hell no intervenían en sus propósitos. Poco a poco reunieron a otras razas, todas en contra de que aquellos mas fuertes siguieran viviendo en la misma aldea, era un pesar constante sobre sus hombros.
Los supremos no se habían enterado de la traición que planeaban los otros y fue demasiado tarde cuando supieron la noticia, pues la raza entera había sido exterminada, bajaron a las aldeas de dragones en su forma ordinaria para no ser reconocidos, fueron directo al concejo e hicieron un trato con ellos al ver que el único sobreviviente de los Hell seguía vivo.
—A cambio de que lo protejan de cualquier peligro, nos encargaremos de que su aldea prospere al igual que todos sus habitantes, nada les faltará, su único deber es que ese chico no muera por ningún motivo y si por casualidad llegará a morir, pagarán las consecuencias.
Después de aquello los años pasaron y nunca más volvieron a verlos, YoonGi nunca se enteró de los motivos para que el concejo le diera cobijo en la aldea que casi destruían por los Hell.
Pero fue aquel acuerdo el que lo mantuvo con vida.
Y en concejo estaba fallando en su misión de proteger a YoonGi como diera lugar.
Lo último que recuerdan de los supremos, eran palabras enigmáticas, llenas de dudas, como si fuera un código indescifrables.
—Ya verán, ese chico será la salvación para todos. Traerá el orden otra vez con nosotros los dragones.
En fin, ¿Quiénes creen que serán los «supremos»? ¿Por qué quieren que protejan a YoonGi?
Los amo bebés. 💜
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