🌸 Capítulo 11.
🌸 Capítulo 11.
Cada clan tenía un don especial, un regalo otorgado por la luna, que los hacía únicos y los diferenciaba entre sí.
Clan Jeon
1. Fuerza Sobrehumana: Poseen una fuerza increíblemente superior, capaz de aplastar rocas con sus manos y levantar objetos de toneladas de peso sin esfuerzo. Su fortaleza física es tan notable que pueden resistir ataques que serían letales para otros vampiros.
2. Agilidad Única: Son increíblemente rápidos y precisos en sus movimientos, capaces de esquivar ataques y desplazarse con una gracia y velocidad que parecen casi sobrehumanas. Su destreza les permite realizar maniobras complejas en combate y escapar de situaciones peligrosas con facilidad.
Los Jeon, con sus dones, se destacaban entre los demás clanes. A pesar de su formidable fuerza y agilidad, siempre se habían mantenido como los más pacíficos, evitando conflictos y optando por la diplomacia antes que la confrontación.
Clan Kim
1. Súper Olfato: Tienen la capacidad de detectar la más mínima traza de olor a kilómetros de distancia, lo que les permite seguir rastros con precisión milimétrica. Además, pueden modular sus propios olores para evitar ser detectados por otros, convirtiéndose en verdaderos maestros del sigilo.
2. Control de la Sangre: Poseen la habilidad de manipular la sangre dentro de sus cuerpos, acelerando su curación a velocidades inigualables y pudiendo aumentar temporalmente su fuerza y agilidad. También pueden utilizar esta habilidad para detectar y analizar la sangre de otros, identificando debilidades o enfermedades.
Los Kim eran conocidos por su gran número y sus habilidades que, aunque no eran las más letales en combate directo, los convertían en rastreadores excepcionales y en seres que podían escapar y sanar rápidamente, siempre listos para la próxima batalla.
Clan Jung
1. Control de la Oscuridad: Pueden manipular las sombras y la oscuridad a su alrededor, utilizándolas para esconderse o crear ilusiones que confundan y desorienten a sus enemigos. Pueden volverse prácticamente invisibles en la penumbra y utilizar la oscuridad como una extensión de sí mismos, envolviendo a sus oponentes en un velo de sombras.
2. Manipulación del Clima: Tienen la capacidad de alterar las condiciones meteorológicas a pequeña escala, generando fuertes vientos, pequeñas tormentas y densas neblinas que dificultan la visión y desorientan a sus adversarios. Esta habilidad les permite controlar el campo de batalla y crear un entorno favorable para sus emboscadas.
Los Jung, con sus dones, eran maestros en el arte del sigilo y la manipulación. Aunque sus números eran menores en comparación con los Kim, sus habilidades para ocultarse y alterar el entorno les daban una ventaja estratégica, permitiéndoles moverse como sombras y golpear sin ser vistos.
Cada hombre o mujer que era mordido por un líder del clan recibía los dones, aunque los dones de los vampiros puros eran aún más potentes y extraordinarios.
~
Yoongi y Jimin.
—Vete a la habitación, no quiero verte —demandó Yoongi con una furia que contrastaba con la tristeza reflejada en sus ojos felinos.
—No pienso obedecerte como si fuera un niño pequeño. ¡Vete al carajo, Yoon! Algún día tendrás que escucharme —replicó Jimin, dejándose caer en el sillón con los brazos cruzados, sus labios abultados temblando de frustración.
—Mejor que te escuche tu amante, el señor Jeon —dijo Yoongi con un sarcasmo amargo y un dolor que parecía incrustarse en cada palabra, mirando hacia la ventana cerrada como si buscara una salida a su propio sufrimiento.
—El señor Jeon no es mi amante, idiota —gritó Jimin, poniéndose de pie furioso y acercándose a Yoongi. Sus ojos, normalmente llenos de vida, estaban ahora oscuros y angustiados—. Yoon, jamás te fui infiel.
—No te creo, Jimin —respondió Yoongi, intentando girarse para irse, pero Jimin lo detuvo, agarrándole el brazo con fuerza.
—Me estaba muriendo, Yoon —confesó Jimin, su voz quebrándose mientras las lágrimas caían incontrolables por su rostro.
—¿Qué? ¿Y por qué no me lo contaste antes? —preguntó Yoongi, su confusión y desesperación mezclándose en un torbellino de emociones.
—No quería presionarte. Aunque insistía continuamente en que me convirtieras en vampiro, no quería que te sintieras mal por mí, o que cargaras con la culpa —Jimin sollozaba, su voz temblando por la angustia contenida durante tanto tiempo.
—Jimin, debías decírmelo. Éramos pareja. ¿Por qué me lo ocultaste? Fuiste un egoísta —reclamó Yoongi, su enojo y dolor reflejándose en cada palabra.
—¿Egoísta, Yoon? Solo quería vivir para estar a tu lado. El tiempo se me agotaba, y después de una consulta con el médico, decidí ir a ver al señor Jeon —Jimin hablaba entrecortadamente, sus manos temblando al recordar.
—Y le pediste que te mordiera —dijo Yoongi con desdén, su voz cargada de amargura.
—No, Yoon. Le pedí que te diera permiso para que tú lo hicieras —Yoongi lo miró con incredulidad, su cuerpo comenzando a temblar por la verdad que empezaba a desvelarse.
—¿Y por qué lo hizo él entonces? —preguntó Yoongi, su voz quebrándose, dejando entrever el miedo y la desesperación que lo atormentaban.
—Me explicó que con mi enfermedad, solo un vampiro puro podía convertirme sin riesgo —Jimin bajó la mirada, sus lágrimas cayendo al suelo como un río de dolor contenido—. Mi corazón estaba cansado. Si subían las palpitaciones tras una mordida, podría no haber resistido. Solo un vampiro puro sabría detenerse en el momento exacto —Jimin se dejó caer al suelo, abrazando sus rodillas mientras lloraba desconsoladamente—. Yo quería que fueras tú, pero no pudo ser, Yoon —murmuró entre lágrimas, levantando su mirada para encontrar la de Yoongi, quien estaba atónito ante la revelación—. Al estar mi corazón tan dañado, tardé varios días en despertar. Cuando te busqué, ya estabas enojado y nunca me dejaste explicarte lo que había sucedido.
Yoongi se dejó caer junto a él y lo abrazó con fuerza, sus lágrimas mezclándose con las de Jimin—. Perdóname, mi pollito hermoso. Creí que... No importa, fui un idiota.
—Sí, lo fuiste —murmuró Jimin, su voz apenas audible mientras se refugiaba en el pecho de Yoongi, sintiendo por fin el alivio de ser comprendido.
Yoongi no sabía cómo reparar su error; sus celos y enojo lo habían cegado por completo. Mientras Jimin hablaba, su voz temblaba con el peso de los recuerdos dolorosos que había guardado en su corazón.
—El señor Jeon, antes de morderme, me preguntó cuál era mi sueño —soltó una pequeña risa entre lágrimas, una mezcla de amargura y nostalgia—. En ese momento me pareció irónico, estaba muriendo y él me preguntó por mi sueño. Aun así, le respondí que mi sueño era ser bailarín. Me miró a los ojos y me dijo que si despertaba, bailaría en el club Eclipse. Yo sonreí entre lágrimas, creyendo que todo se iba a acabar, y sí, mi mundo se acabó al despertar. Tú ya no me querías, Yoon —dijo, volviendo a llorar con desesperación—. ¿Qué sentido tenía ser inmortal si estaba solo?
Min quería golpearse por haber sido un novio tan patético, por no haber dejado que su amado le contara lo sucedido. Se había dejado llevar por chismes baratos y ahora se sentía culpable por todo. ¿Cómo repararía lo que había roto con tanto esmero?
—¿Cómo hago para volver el tiempo atrás? —dijo llorando amargamente—. No merezco tu perdón ni tu amor, soy tan patético.
—No tengo nada que perdonarte, Yoon — respondió Jimin, mientras sus lágrimas seguían recorriendo sus hermosas mejillas—. Solo ámame de nuevo, gato idiota.
Para Min, las palabras en ese momento sobraban. Acunó el rostro del pelirosa con manos temblorosas y lo besó, un beso cargado de emociones, de sentimientos reprimidos. Sus labios se encontraron en un choque de desesperación y ternura, explorando cada rincón con una pasión que no había desaparecido. El beso, mezclado con la dulzura de la pasión que permanecía y salado con las lágrimas que brotaban de sus ojos, era una promesa de amor renovado y de redención.
Ese día no solo hablaron y aclararon todo lo del pasado, también volvieron a unir sus cuerpos, amándose como nunca antes, como una promesa de no volver a separarse jamás.
~
El clan Kim
Namjoon se encontraba acostado en su cama, abrazando a su amante. Sus dedos se deslizaban suavemente por el hombro de Jin, dibujando pequeños círculos sobre su piel.
—¿Cómo estuvo la fiesta de Mey? —preguntó Namjoon, su voz tranquila mientras miraba al techo.
Jin apoyó su cabeza en el pecho de Namjoon, dejando escapar un suspiro de cansancio—. Linda, me hubiera gustado que estuvieras con nosotros —respondió, su voz un susurro mientras acariciaba el abdomen ajeno con la yema de sus dedos.
Namjoon soltó un suspiro pesado—. Lo siento, será la próxima vez, es que tenía asuntos importantes por resolver —intentó restarle importancia, pero el peso de sus palabras se sintió en el aire.
Jin se tensó y retiró su mano con un gesto brusco—. Encontrar a tu hermano ahora es más importante que yo —su voz temblaba ligeramente, la frustración evidente en su tono.
Namjoon giró los ojos, sintiendo el cansancio acumulado—. De nuevo haciendo drama —dijo, tratando de mantener la calma—. Cuando decidiste ser un vampiro, te dejé muy en claro las condiciones y tú las aceptaste —se sentó en la cama, apoyando su espalda en el respaldo y cruzando los brazos sobre su pecho—. Sabías muy bien que debo tener un hijo que siga el linaje Kim.
Jin mordió sus labios, intentando contener la marea de emociones que amenazaba con desbordarse. Las palabras de Namjoon eran como cuchillos que se clavaban en su corazón—. Jamás te he mentido, estar con otras personas es parte de esto, Jin.
—Solo dime algo —dijo Jin, levantando la vista hacia Namjoon, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y determinación.
Namjoon lo miró, intentando adivinar qué iba a decir su amante—. ¿Qué quieres saber?
—¿Te gusta? —preguntó, su voz apenas un susurro mientras la incertidumbre le hacía temblar las manos.
Namjoon apretó la mandíbula, tratando de mantener la compostura—. Eso no tiene nada que ver, él tiene que darme un hijo —respondió, pero la excusa sonaba vacía incluso para él mismo.
Jin se levantó de un salto, su frustración transformándose en furia—. ¡Maldición, Nam, solo responde la maldita pregunta! —gritó, sus ojos llenos de dolor y desesperación.
Namjoon se mantuvo firme, su mirada dura—. Eso a ti no te importa —respondió con la mandíbula tensa—. Y ni se te ocurra intentar algo en contra de él.
Jin abrió los ojos de par en par, sintiendo que el suelo se desmoronaba bajo sus pies—. ¿Qué...? ¿De qué estás hablando?
Namjoon lo miró con frialdad—. Sí, querido mío, sé que cada vez que elijo a alguien para que me dé un heredero, tú te encargas de deshacerte de ellos.
Jin retrocedió, su rostro pálido—. Nam... yo no... —intentó decir, pero su voz se quebró.
Namjoon se inclinó hacia adelante, sus ojos clavados en los de Jin—. Jamás te he dicho nada porque te amo, Jin, pero esta vez no te lo voy a permitir.
Jin se colocó de pie, su cuerpo temblando mientras se ponía su bata de seda—. ¿Qué harás para detenerme, Nam? —preguntó sin mirarlo, dándole la espalda mientras intentaba contener las lágrimas.
Namjoon dejó escapar un suspiro de exasperación—. Jin, te lo advierto, Tae es mi hermano, es un heredero del clan. Debes entender cuál es tu lugar.
El castaño soltó una risa nasal, llena de amargura—. ¿Mi lugar? Ya sé cuál es, Nam, el de un simple amante —dijo con desdén mientras salía de la habitación—. No pienso detenerme, Namjoon. Voy a encontrarlo y acabar con él —murmuró mientras caminaba hacia su habitación, sintiendo cómo la rabia y la desesperación se mezclaban en su pecho.
Jin no era víctima de las circunstancias; desde el principio, había sabido que Namjoon estaría con otras personas hasta tener un hijo. Aun así, había decidido meterse en aquella situación con los ojos abiertos. Sin embargo, sus celos eran más fuertes, una tormenta interna que no podía controlar, carcomiéndolo lentamente cada vez que imaginaba a Namjoon con alguien más.
Jin entró a su habitación, cerrando la puerta tras de sí con un golpe sordo. Con manos temblorosas, tomó su móvil y rápidamente hizo una llamada. Su voz, fría y determinada, contrastaba con el torbellino de emociones que sentía en su interior.
—Quiero que entres a la mansión de los Jeon. —ordenó con una frialdad helada a la persona del otro lado de la línea. —Y si está allí, secuéstralo. —demandó antes de cortar la llamada abruptamente. Sus ojos brillaban con una mezcla de celos y desesperación mientras dejaba el móvil sobre la mesita de noche, su mente ya maquinando el próximo paso.
⏳
Treinta de diciembre a las dos de la madrugada, hace veinte años...
La mujer caminaba inquieta por los largos pasillos de la mansión, sus manos acariciando suavemente su abultado vientre. Llegó al jardín, donde la luna llena brillaba con una intensidad casi mágica. Levantó su mirada hacia el cielo nocturno y, con lágrimas en los ojos, suplicó:
—Por favor, luna, protege a mi bebé. Concédele el honor de llevar en su interior una fracción de tu alma, un destello único, y cuídalo por mí —dijo, su voz quebrándose entre sollozos mientras contemplaba el cielo estrellado.
Detrás de ella, su amado la abrazó, apoyando sus grandes manos a cada lado de su vientre y acariciándolo con ternura.
—No hay eclipse lunar, mi amor. No nacerá hoy —susurró, sus labios rozando su oído.
La mujer se giró para mirar a su esposo, sus ojos llenos de una mezcla de esperanza y desesperación.
—Por favor, Jae, si no sobrevivo, cuida de nuestro pequeño rayito de luz.
—Voy a cuidarlo y amarlo tanto como a ti, mi hermosa Jisoo —respondió, sus lágrimas reflejando la luz de la luna. Se besaron bajo su resplandor, un beso cargado de promesas y amor eterno.
Las horas pasaban y el bebé no nacía. Todo indicaba que ese día no sería el momento. Kim JaeWook caminaba impaciente por la sala del comedor, el peso del miedo apoderándose de él. Caminó hacia una ventana, apoyó su mano en ella y levantó su vista al sol naciente.
—Te lo ruego, entrégale un fragmento de tu alma, un destello místico. Si no puedo tener a mi amada a mi lado, al menos regálame el honor de criar y cuidar a mi hijo —susurró entre lágrimas.
Todos creían que el niño nacería de noche, como todos los vampiros puros. Pero la luna y el sol escucharon sus ruegos, y conmovidos por el amor de aquella pareja, decidieron unirse en un eclipse solar. En ese instante, la mujer comenzó a tener fuertes contracciones, sus gritos resonando en cada rincón de la mansión.
La luna y el sol se miraron, debatiendo quién enviaría un fragmento de su alma al pequeño bebé. Cerraron sus ojos, se tomaron de las manos y fracturaron sus almas, ambos fragmentos decididos a entrar en el niño que estaba a punto de nacer. Ninguno de los dos cedió... Y el niño nació a las trece horas, bajo un eclipse solar.
El sol le dio una cabellera dorada y la luna, un brillo único en sus ojos. El pequeño Kim Taehyung nació como un humano completamente normal a la vista de todos, pero llevaba en su interior y en su ADN una fracción del alma de la luna y del sol.
"El miedo a lo desconocido"
Dicen que el mayor temor que puede sentir una persona es a lo desconocido, a lo que no estamos acostumbrados y no sabemos adónde nos llevará. Kim JaeWook, desde antes del nacimiento de su hijo, ya lo amaba con una intensidad que lo consumía. Sin embargo, cuando vio que el niño era humano, el miedo se apoderó de él. No era difícil de darse cuenta; el niño no había matado a su madre durante la gestación y su piel rosa y cálida confirmaba su humanidad.
Kim entró en shock al sentir el aroma de la sangre del niño. Era dulce, extremadamente dulce, una atracción irresistible para los vampiros. JaeWook no entendía el porqué de aquel sabor tan singular, y la respuesta era más compleja de lo que él se imaginaba.
La sangre del bebé era dulce gracias a los fragmentos del alma del sol y la luna. Taehyung no era un simple humano, era mucho más, un ser angelical y hermoso, con secretos aún por revelar. En medio de esa tormenta de sentimientos encontrados, Kim tomó la decisión de ocultarlo para protegerlo de su propia especie.
La mujer, su esposa, también decidió sacrificar su forma de vida para cuidar de su hijo. Eligió quedarse como humana, fingiendo no ser adinerada para que los vampiros no sospecharan. De esa manera, ella y el pequeño podrían crecer en un entorno lejos de los peligros de los clanes.
A pesar de estas precauciones, Kim no vivía tranquilo. Aunque iba seguido a ver a su hijo y a su esposa, anhelaba tenerlos cerca, que vivieran con él para poder protegerlos personalmente. Hasta que una noche, cansado de vivir lejos de ellos, tomó una decisión.
"Por favor, Jae, no lo hagas, solo tiene cuatro años"...
~
El clan Jeon
Jungkook no quería apartarse de su amado doncel. Ambos disfrutaban de las suaves caricias, una danza íntima de dedos sobre la piel cálida del otro, pero la inquietud sobre cómo los Jung habían dado con Taehyung no lo dejaba tranquilo.
—Bonito —lo llamó suavemente. El doncel se alejó un poco para mirarlo a los ojos, sus pestañas largas y oscuras temblando. —¿Cómo llegaste a manos de Hoseok? —preguntó mientras sus manos acariciaban con ternura la cálida piel del rubio, sintiendo el pulso constante y reconfortante bajo sus yemas.
Taehyung le contó sobre el engaño de la beca de danza, y cómo lo habían dormido para luego despertar en la mansión de los Jung. Cada palabra que pronunciaba estaba cargada de angustia y desesperación reprimida.
—Ese vampiro loco me dijo que mi madre me entregó, pero yo no le creí. Sé que mi mamá no haría eso. —Su semblante cambió, y una mueca de tristeza apareció en su rostro. Sus ojos, normalmente tan llenos de brillo, se oscurecieron con la sombra del recuerdo. Deseaba volver a ver a su madre, al menos una vez más.
—Entonces tu mamá sí sobrevivió, ¿y ella es humana? —preguntó confundido. Jungkook creía que, después de nacer el bebé, su esposo la había convertido en vampiro. No entendía la razón de dejarla como una simple humana.
—Sí, que yo recuerde comíamos pollo frito juntos. —bromeó y una leve sonrisa de nostalgia apareció, suavizando momentáneamente su expresión.
Jungkook vio la esperanza brillar en los ojos de Taehyung y no pudo resistirse a darle una promesa.
—Te prometo enviar a alguien a vigilar la casa de tu madre, para que tengas noticias de ella. —El doncel abrió grande sus ojos y una enorme sonrisa de felicidad apareció en sus labios, iluminando su rostro con una calidez que hizo que corazón de Jungkook latiera con fuerza.
—Gracias, gracias, Kook. —dijo mientras dejaba cortos besos en los labios del vampiro, quien los recibía gustoso. Sin darse cuenta, daba pequeños brincos sobre los muslos del vampiro, quien, en un acto desesperado, lo tomó fuerte de la cintura y lo inmovilizó.
—No hagas eso, por favor, bonito. —murmuró Jungkook, su voz ronca mientras mordía su labio inferior, tratando de controlar sus impulsos.
—Lo siento. —soltó un largo suspiro, se bajó de las piernas del azabache y se recostó en la cama —. Creí que querías... ya sabes. —El vampiro se acostó a su lado, quedando ambos de frente. Con ternura, acarició la mejilla del doncel, sus dedos trazando líneas suaves sobre la piel delicada.
—Es lo que más deseo. Quiero hacerte mío por completo. —susurró el vampiro. Aquellas palabras estaban cargadas de temor, un miedo profundo de perder a quien más amaba.
—¿Tienes miedo de lastimarme? —preguntó el doncel, su voz baja y temblorosa, mirando con intensidad los negros y oscuros ojos del vampiro, buscando una respuesta sincera en la profundidad de su mirada.
—Sí, esa es una de las razones... —soltó un largo suspiro, sus ojos oscuros reflejando la tormenta interna que lo consumía. —Pero mi mayor miedo es que quedes en cinta y perderte —confesó con su voz entrecortada, mientras su mano descendía suavemente por el cuello del doncel, sintiendo el latido rápido y ansioso bajo su palma.
—¿Y si...? —Taehyung tomó aire, buscando el valor para decir lo que había estado pensando. —¿Si me vuelves vampiro?
Los ojos del azabache se llenaron de lágrimas. Aquella opción antes no era ni siquiera posible pensarla; su temor de que Taehyung se fuera y lo dejara lo hacía descartar la idea de volverlo vampiro. Pero ahora todo era diferente. El doncel quería volverse vampiro solo para estar a su lado.
—Esa sería una gran opción. Todos dejarían de querer usarte como incubadora humana, pero no podrás ver más el sol. —le explicó, su voz suave y temerosa.
—No me importa, Kook. Solo quiero que nos dejen en paz, que tengamos una vida... normal, bueno, normal como de vampiros. —Sonrió, sus ojos brillando con determinación y amor—. Solo quiero ver el amanecer una última vez y luego me clavas tus colmillos y todo lo demás. —bromeó entre risas, tratando de aliviar la tensión.
La puerta de la habitación sonó. Jungkook soltó un suspiro. —¿Quién es? —preguntó en un tono molesto.
—Soy Andrea, señor Jeon. Vengo a avisarle que el señor Min lo espera en la sala —respondió nerviosa del otro lado de la puerta.
—Ahora bajo —contestó cortante. Miró al doncel y, con voz dulce, preguntó: —¿Vamos a la sala?
—Prefiero quedarme aquí — respondió Taehyung, aún tenía mucho por procesar. Las palabras de Jungkook seguían dando vueltas en su cabeza.
—Bueno, bonito, le diré a Andrea que te prepare algo de comer —sonrió con ternura mientras dejaba suaves caricias en las rosadas mejillas del doncel.
Taehyung se acercó despacio, sus ojos brillando con una mezcla de incertidumbre y cariño, y lo besó. El vampiro no pudo resistirse; bajó su mano a la cintura del doncel y lo acercó aún más con posesión. Sus cuerpos chocaron, logrando sacar un jadeo de los labios de Taehyung. Sus lenguas se movían frenéticas, explorando cada rincón con una pasión desbordante. Los colmillos del vampiro comenzaron a bajar lentamente; Jungkook deseaba con todas sus fuerzas volver a beber de aquel dulce elixir rojo.
En ese instante, el vampiro decidió que no era el momento y, suavemente, dejó de besarlo. Se alejó y le dio un último beso fugaz. —Ya vuelvo —murmuró, acariciando la espalda del doncel con delicadeza.
—Mmm, si en veinte minutos no vienes, voy a morderte —bromeó Taehyung con una sonrisa que reflejaba tanto picardía como amor. —No serán colmillos, pero duelen. —Añadió, pasando su lengua lentamente por sus dientes. Ambos soltaron una pequeña risa, el sonido ligero llenando el aire con una calidez que contrastaba con la tensión de momentos atrás.
—Eso suena muy tentador —susurró, rozando los gruesos labios del doncel con los suyos y dejando un último beso. Se levantó de la cama, sus dedos rozando los de Taehyung como una última caricia antes de salir de la habitación.
Jungkook llegó a la sala y le ordenó a la empleada que le preparara comida a su doncel. Luego saludó a su amigo, que se veía diferente con una pequeña sonrisa en los labios, algo que no veía hace años. Se acomodó en uno de los sofás, su mente aún en la habitación de arriba.
—Al ver tu cara de menso, supongo que al fin te arreglaste con Jimin —afirmó en tono de broma.
—Sí, pero aún recuerdo que me golpeaste, animal —se quejó Yoongi, intentando desviar el tema de la conversación, pasando su mano dramáticamente por su pecho.
—Y no me arrepiento. Espero que eso te haya dejado muy en claro que no puedes tocar a mi doncel —le dijo Jungkook, mirándolo desafiante, con una chispa de protección en sus ojos.
—Jungkook, lo enlazaste sin su consentimiento. Eso es muy grave...
El azabache no lo dejó seguir hablando. —Tae me dio su consentimiento, él es mío, y yo soy suyo, Yoon —le explicó con una suave sonrisa, recordando las palabras que le había dicho su amado. Min suspiró resignado. —Ahora volvamos a ti y a Jimin. ¿Qué sucedió?
—No mucho —dijo Yoongi, levantando sus hombros, algo tímido. Min no era de hablar de su vida íntima.
—¿Solo eso vas a decirme? Jungkook suspiró—. Supongo que no vas a darme muchos detalles.
—Solo... volvimos. Me contó lo que había sucedido y me sentí un idiota —le explicó, arrepentido de todo, sus ojos reflejando el peso de sus acciones.
—Sí lo eres, amigo. Aun así, la maldita actitud de Jimin no ayuda —se inclinó hacia adelante, apoyando sus codos en sus piernas.
—Es su manera de ser, Jungkook. A él le gusta mostrar una sonrisa y ocultar todo su dolor bajo esa máscara de despreocupado —le explicó Yoongi, con un tono que mezclaba comprensión y tristeza.
—Aun así, es irritante —dijo Jungkook mientras Andrea pasaba por la sala con una bandeja de comida y subía las escaleras. Jungkook notó que no había tomado el tiempo y no sabía cuántos minutos habían pasado.
El cachorro bajó las escaleras asustado. Jungkook se colocó de pie, mirando las escaleras; su corazón comenzó a latir muy fuerte, como si presintiera algo.
—¿Qué sucede, Jungkook? —preguntó Min, colocándose de pie en forma alarmante.
Andrea se asomó por el barandal de la escalera con su rostro pálido. —Señor Jeon, Tae no está.
El mundo de Jungkook se desmoronó en un instante. Subió las escaleras más rápido que la velocidad de la luz, sus pasos resonando como un eco de su desesperación. Yoongi lo siguió de cerca, su propia inquietud palpable. —¿Bonito? —llamó Jungkook con voz temblorosa, sus ojos recorriendo frenéticamente el lugar. El latido de su corazón retumbaba en sus oídos, una tormenta de miedo y ansiedad. Pero solo el vacío de la habitación le respondió, el eco de sus palabras resonando en el silencio, acentuando la angustia que se apoderaba de su ser.
🌸Hola Dulces obsesionadas por el Taekook, KookV.
🌸 Aaaaaaaaah... Espero que vayan entendiendo muchas cosas🤭 y que no me den muchos zapes por dejar el capítulo así 🫣.
🌸 Gracias por leer mi historia.
Los quiero.
🌸Nikki🌸
🌸🌸
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro