🌸 Capítulo 07.
🌸 Capítulo 07.
—Presentamos a un nuevo, extraordinario y hermoso bailarín —anunció el presentador, y en ese momento las luces del escenario se encendieron lentamente, revelando a Taehyung sentado en una silla, con el rostro ligeramente inclinado hacia atrás y las piernas estiradas, emanando una aura de misterio y elegancia.
Jungkook apenas pudo contener un susurro atónito: —¡Dios mío! —sintiendo que su corazón latía con más fuerza que nunca, a punto de desmayarse ante la impactante visión de su doncel en el escenario.
🌸🌸🌸
Las luces del escenario crearon un halo brillante alrededor de Taehyung, quien comenzó a moverse con una gracia hipnótica. La música vibraba en el aire, y cada movimiento del doncel era una mezcla de sensualidad y elegancia que capturaba la atención de todos los presentes.
Taehyung dejó que la música lo guiara, moviendo sus caderas con una cadencia lenta y provocativa. Sus manos rozaban su propio cuerpo con delicadeza, como si trazaran un camino invisible de deseo. Sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y seducción.
Lorena llegó al lado de Jungkook. —Ya lo bajo, señor —dijo con voz temblorosa, una mezcla de nervios y enojo evidente en sus ojos mientras intentaba avanzar.
El azabache la detuvo tomándola del brazo, impidiéndole dar un paso más. —Déjalo —susurró, sus palabras llenas de una firmeza suave mientras su mirada permanecía clavada en Taehyung, como hipnotizado por él.
Los ojos de Jungkook seguían cada movimiento del doncel en el escenario, sus pupilas dilatadas por la intensidad de sus emociones. El ambiente a su alrededor parecía desvanecerse, dejando solo a Taehyung y el hechizo de su baile. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, marcando el ritmo de la música.
Taehyung se movió lentamente al compás de la música, su cuerpo parecía fluir con una gracia natural. Deslizó una mano por el respaldo de la silla, arqueando su espalda y cerrando los ojos, dejándose llevar por la melodía. Cada movimiento estaba calculado, sus caderas se movían con una suavidad hipnótica, y sus manos recorrían su torso, deteniéndose provocativamente en su pecho.
El público observaba con atención, susurros de admiración y deseo llenaban la sala. Taehyung se puso de pie y se giró, dándole la espalda a la audiencia mientras se inclinaba hacia adelante, mostrando su figura esbelta. Con un giro elegante, volvió a sentarse, esta vez de lado, cruzando una pierna sobre la otra y dejando caer una mano descuidadamente sobre su muslo.
Jungkook, observando desde la sombra, no podía apartar la mirada. La forma en que Taehyung se movía, la manera en que sus labios se curvaban en una sonrisa tímida pero seductora, todo ello encendía un fuego en su interior. Cuando Taehyung se deslizó hasta el borde de la silla, sus dedos rozando apenas el suelo, Jungkook sintió que su respiración se aceleraba.
Taehyung levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Jungkook. La conexión fue instantánea, una chispa que electrificó el aire entre ellos. Jungkook dio un paso adelante, su presencia dominante captando la atención del doncel. Con movimientos lentos y deliberados, Taehyung se levantó y caminó hacia el borde del escenario, como si estuviera siendo atraído por una fuerza invisible.
A mitad de camino, se giró bruscamente y volvió a la silla, sentándose de manera provocativa. Sus manos recorrieron los apoya brazos, su espalda arqueándose de nuevo mientras dejaba que su cabeza cayera hacia atrás, exponiendo su cuello. Jungkook avanzó, incapaz de resistir más, sus ojos oscuros fijos en el doncel.
Taehyung se levantó lentamente, deslizando una mano por su propio cuerpo, desde el cuello hasta la cadera, en un movimiento que parecía hecho para encender cada alma presente. La música cambió a un ritmo más intenso, y el doncel comenzó a moverse con más energía, sus caderas girando en círculos lentos y sensuales. Cada paso, cada giro, estaba cargado de una elegancia innata y un poder seductor que capturaba todas las miradas.
Giró de espaldas al público, bajando lentamente hasta casi tocar el suelo, sus manos acariciando sus piernas mientras subía de nuevo, sus movimientos fluidos como el agua. Volvió al asiento, pero esta vez se sentó de lado, cruzando una pierna sobre la otra y dejando caer la cabeza hacia atrás, sus ojos cerrados en un gesto de abandono total.
Jungkook seguía avanzando, cada paso era un reflejo de su deseo creciente. Taehyung se giró, quedando de espaldas al público. Con movimientos lentos y calculados, deslizó una mano por el respaldo, dejando que sus dedos recorrieran la superficie con una caricia provocativa. Luego, viró su rostro con una sonrisa seductora y lanzó una mirada intensa y desafiante por encima del hombro, sus ojos atrapando a Jungkook en un juego de tentación y deseo ineludible.
Se puso de pie de nuevo, caminando hasta el borde del escenario, su cuerpo moviéndose con una sensualidad única.
De repente, Taehyung se giró y bajó hasta quedar de rodillas, sus manos recorriendo el suelo mientras levantaba la cabeza, sus ojos brillando con un desafío silencioso. La música alcanzó su punto máximo, y Taehyung se levantó con un movimiento rápido, su cuerpo girando en un espiral de energía pura.
Jungkook estaba cerca, muy cerca. Taehyung se acercó a la silla, esta vez sentándose de frente al público, sus piernas abiertas y sus manos descansando en sus muslos. Sus dedos trazaron líneas lentas y sensuales sobre su propia piel, subiendo hasta su pecho y luego bajando nuevamente. La audiencia estaba hipnotizada, los aplausos y gritos eran apenas un murmullo en la conciencia de Taehyung.
El doncel se levantó con una elegancia felina, sus movimientos fluían con una sensualidad que dejaba a todos sin aliento. Se deslizó por el escenario, acercándose al borde con una mirada que invitaba y desafiaba al mismo tiempo. Sus dedos juguetearon con los botones de su camisa, desabrochando uno más y revelando un poco más de piel, provocando murmullos y suspiros de admiración en la audiencia.
Acarició lentamente su cuello, dejando un rastro de deseo con sus caricias, antes de mover su mano a sus labios. Pasó su dedo índice por su boca levemente abierta, sus ojos fijos en Jungkook, en una clara provocación que electrizó el aire a su alrededor. Su sonrisa era una mezcla de inocencia y tentación, una promesa silenciosa de lo que podría venir.
Con pasos lentos y deliberados, Taehyung caminó hacia Jungkook, sus movimientos hipnotizantes atrayendo todas las miradas. Al llegar hasta él, levantó una mano y tocó suavemente el rostro de Jungkook, su pulgar rozando su mejilla en un gesto íntimo y cargado de electricidad. La cercanía entre ellos se volvió casi insoportable, una tensión palpable, como una cuerda a punto de romperse, que dejaba a todos conteniendo el aliento, esperando el desenlace.
Sin apartar la mirada, Taehyung se inclinó hacia adelante, sus labios a un suspiro de distancia de los de Jungkook. Sus respiraciones se mezclaron, y el mundo se desvaneció a su alrededor.
Taehyung esbozó una sonrisa coqueta y se giró, dispuesto a bailar entre la multitud, a acercarse a las personas que lo miraban con admiración. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso, sintió unas manos firmes rodeando su cintura. Jungkook lo detuvo, atrayéndolo hacia sí con una urgencia que no dejaba lugar a dudas.
—No —dijo Jungkook en voz baja, su aliento cálido contra el oído de Taehyung—. Solo para mí.
El doncel sintió un escalofrío recorrer su espalda. Se giró lentamente en los brazos de Jungkook, sus ojos encontrando los del vampiro con una mezcla de desafío y
rendición. Sus manos se posaron en los hombros de Jungkook, pero sus cuerpos mantenían una pequeña distancia, un espacio cargado de tensión y deseo. Taehyung comenzó a moverse, bailando solo para él, sus movimientos sensuales siguiendo el ritmo de la música. Cada curva y ondulación de su cuerpo parecía hecha para tentar, rozando casi imperceptiblemente sin llegar a tocarse, creando una danza de anhelo palpable que dejaba a Jungkook sin aliento.
La música parecía volverse más íntima, más cargada de tensión y deseo. Taehyung se movía con una sensualidad provocativa, sus caderas girando y sus manos acariciando su propio cuerpo mientras sus ojos no dejaban los de Jungkook. Cada movimiento estaba cargado de intención, una danza privada que solo ellos dos podían entender.
Jungkook lo observaba con una intensidad abrumadora, sus manos aún firmemente sujetas a la cintura de Taehyung, guiando suavemente sus movimientos. Sentía cada pulsación de la música como si fuera un eco de los latidos de su corazón, cada movimiento del doncel era una promesa silenciosa, un lazo que los unía de manera irrompible.
Taehyung se acercó aún más, sus labios apenas a unos centímetros de los de Jungkook, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y deseo.
—¿Te gusta mi baile? —susurró Taehyung, su voz apenas audible sobre la música, que se iba desvaneciendo de a poco.
Jungkook sonrió, una sonrisa cargada de promesas y sentimientos no dichos.
—Más de lo que puedes imaginar —respondió, acercando su rostro al de Taehyung, sus labios rozando suavemente los del doncel, mientras la música seguía envolviéndolos, creando un mundo solo para ellos dos.
Jungkook levantó una mano y las luces se apagaron, sumiendo el club en una oscuridad expectante. Los clientes aplaudieron y algunos gritaron, pidiendo un segundo baile del cautivador doncel.
Con una firmeza renovada, Jungkook tomó a Taehyung por la cintura y, en la penumbra, lo guió con cuidado hacia uno de los pasillos apartados. Cada paso resonaba en el silencio, creando una burbuja íntima solo para ellos.
El doncel se detuvo de repente, sus ojos grandes y brillantes buscando los de Jungkook en la oscuridad. El vampiro giró para enfrentarlo, una sonrisa sexy y confiada jugando en sus labios.
—¿Quién es tu bailarín favorito? —susurró, acercándose lo suficiente para que sus palabras rozaran los labios de Jungkook antes de morder suavemente su propio labio inferior.
—Tú, solo tú —respondió Jungkook sin dudar, su voz un murmullo cargado de deseo.
Taehyung sonrió ante la respuesta. Con un movimiento ágil, Jungkook lo llevó contra uno de los muros. La espalda de Taehyung se encontró con la fría superficie, provocándole un escalofrío que recorrió su cuerpo. Su respiración se volvió irregular, cada inhalación y exhalación testimoniando la tensión palpable entre ellos.
El vampiro se acercó lentamente, sus ojos nunca abandonando los del doncel. Sus alientos se mezclaron, creando un espacio íntimo donde solo existían ellos dos. Jungkook levantó una mano, acariciando suavemente la mejilla de Taehyung con el dorso de sus dedos, antes de dejar que su mano se deslizara hacia el cuello del doncel, sintiendo el pulso acelerado bajo su piel.
—Te deseo más de lo que puedes imaginar —murmuró Jungkook, su voz ronca de emoción contenida.
Taehyung cerró los ojos, dejándose llevar por la proximidad de Jungkook. El vampiro inclinó su cabeza, sus labios rozando la frente del doncel antes de deslizarse lentamente hacia su oído.
—Baila para mí, solo para mí— susurró, sus palabras cargadas de posesión.
Taehyung abrió los ojos y, con un destello de determinación, comenzó a moverse. Sus manos encontraron el pecho de Jungkook, deslizándose suavemente por el tejido de su camisa mientras sus caderas se movían en un ritmo lento y sensual. Cada movimiento era una invitación, una provocación hecha para el vampiro que lo tenía atrapado.
Jungkook, sin poder resistirse, llevó una mano a la cintura de Taehyung, guiando sus movimientos con una presión firme y constante. Sus cuerpos se movían al unísono, la música de fondo casi olvidada mientras creaban su propia sinfonía de deseo y conexión.
La tensión entre ellos crecía con cada segundo que pasaba, sus miradas entrelazadas en un diálogo silencioso que hablaba de promesas y sentimientos no expresados. Jungkook se inclinó aún más cerca, sus labios rozaron sutilmente los de Taehyung, quien cerró los ojos en una rendición tácita. La cercanía de sus cuerpos creaba una electricidad palpable, y el aliento de Jungkook acariciaba la piel de Taehyung como una brisa
Jungkook deslizó una mano por la cintura del doncel, sus dedos trazando un camino lento y provocativo. —Eres tan hermoso —susurró, su voz un ronroneo cargado de deseo. Taehyung apenas pudo contener un gemido, su cuerpo temblando ante la intensidad del momento.
Sus labios estaban a punto de encontrarse, la tensión entre ellos tan densa que parecía casi tangible. Jungkook lo tomó con más firmeza, sus manos explorando con avidez la suavidad de su piel. Taehyung se aferró a él, perdiéndose en la sensación, sus respiraciones se mezclaban en un baile de anticipación.
De repente, Lorena apareció, rompiendo la burbuja de intimidad. —¡Señor Jeon! Los clientes exigen que el joven vuelva a bailar y elija a alguien, como es la costumbre. —dijo, su voz temblorosa por el miedo al caos en el salón.
Jungkook mordió su labio, intentando contener sus deseos frustrados. Con su puño cerrado, golpeó suavemente uno de los muros, su cuerpo irradiando una mezcla de frustración y necesidad. ΕΙ doncel giró su rostro, sus mejillas ardiendo de vergüenza y deseo no satisfecho, sus ojos aún brillando con la intensidad del momento interrumpido.
—Arregla eso —ordenó Jungkook, su voz firme pero con un leve temblor, mientras mantenía su mirada fija en Taehyung, sin poder apartar su cuerpo del doncel.
—¿Cómo... señor Jeon? —preguntó Lorena, nerviosa, sus ojos moviéndose rápidamente entre Jungkook y Taehyung.
Jimin apareció detrás de Lorena, cruzándose de brazos al ver la escena. —¿Dónde quedó eso del espacio personal? —preguntó con una sonrisa traviesa, sus ojos brillando con diversión.
—¡Salgan de aquí! —ordenó Jungkook, levantando su voz con clara molestia, sus ojos centelleando de enojo. Se apartó despacio de Taehyung, su cuerpo aún vibrando por la cercanía.
Ambos empleados salieron del lugar rápidamente, con el miedo evidente en sus rostros.
—Lo siento, bonito —susurró Jungkook, volviendo a mirar a Taehyung con ternura, su mano buscando la del doncel y entrelazando sus dedos suavemente.
Taehyung suspiró, sintiendo el calor de la mano de Jungkook. —¿Podré volver a bailar? —preguntó con frustración, sus ojos reflejando la tristeza de la situación, como si les hubieran roto su burbuja de la forma más cruel.
—No lo creo, los otros clanes podrían verte y reconocerte —respondió Jungkook con calma, aunque sus ojos delataban su inquietud y la lucha interna contra sus propios celos y deseos de protección.
—Podría usar una máscara o un antifaz —sugirió Taehyung, sus ojos brillando con esperanza, su voz suave y suplicante.
Jungkook se quedó en silencio, analizando la situación, su mente luchando por contener sus celos y posesión. Finalmente, asintió con una leve sonrisa. —De acuerdo, pensaremos en algo.
Taehyung le dio una hermosa sonrisa, su rostro iluminándose de alegría por la respuesta. —Es divertido escaparme de ti —dijo mientras ambos caminaban hacia el camerino, tomados de la mano, sus pasos sincronizados.
—¿Sí? ¿Por qué? —preguntó Jungkook, deteniéndose para mirarlo con complicidad, sus ojos suavizándose y una sonrisa traviesa curvando sus labios.
—Porque cada vez que me atrapas y me llevas contigo es diferente y muy divertido —respondió Taehyung, sus ojos brillando con picardía y cariño.
Jungkook asintió con una sonrisa. —Voy a intentar escaparme de nuevo —afirmó Taehyung, su voz llena de desafío juguetón.
—Y yo iré a secuestrarte una y otra vez —respondió Jungkook, su voz profunda y llena de promesas.
—Tenemos un trato —dijo Taehyung, sus ojos fijos en los de Jungkook, su sonrisa radiante.
—Tenemos un trato —repitió Jungkook, acercándose un poco más, sus rostros a escasos centímetros, el aire entre ellos cargado de una tensión eléctrica. Sus manos aún entrelazadas, como una promesa silenciosa de lo que vendría.
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El clan Jung.
En la mansión de los Jung, Hoseok daba vueltas nervioso por la sala con una copa entre sus largos dedos. Sus pasos eran rápidos y erráticos, reflejando la agitación que sentía en su interior. La luz de la lámpara resaltaba el brillo en sus ojos llenos de inquietud.
—Un pequeño perro no pudo haberse fugado solo. ¿Cómo es posible que nadie vio nada? —reclamó con voz dura a sus empleados, su mirada fulminante.
Hoseok había decidido dejar al cachorro en la mansión por si Taehyung regresaba por él, confiado en que eso pasaría eventualmente.
—Señor... —intentó explicar uno de los empleados, su voz temblando ligeramente.
—Ya no importa —respondió Hoseok, bajando el tono de su voz, aunque su expresión seguía tensa—. Alguien se lo llevó, y debería agradecerle por eso —soltó una risa irónica, sin alegría alguna—. Al igual que a mi doncel.
Otro empleado entró a la sala apresuradamente. —Señor, los Kim fueron a la mansión de los Jeon —informó con un tono asustado, sus manos temblorosas.
—Maldición —murmuró Hoseok, visiblemente asustado. Su mente trabajaba a mil por hora—. Si les llegan a mostrar una foto de Tae a Jungkook, estoy perdido.
—Si los Kim se unen con los Jeon, dile adiós a nuestro clan —dijo el señor Jung, poniéndose de pie con evidente molestia, su rostro enrojecido por la ira—. Eres un idiota.
—Creo que mis horas están contadas —murmuró Hoseok, la desesperación en su voz clara.
Las horas pasaban y en el clan de los Jung parecían ir más lentas, como si el tiempo mismo estuviera en su contra. Todos esperaban la confirmación de que los Kim supieran la verdad.
Varias horas más tarde, les informaron que los del clan Kim ya se habían retirado a su territorio. Hoseok no comprendía qué estaba sucediendo. ¿Acaso Jungkook no había reconocido al doncel? Hoseok negó con la cabeza, sus pensamientos en un torbellino de confusión.
—Eso no puede ser, él tenía un interés muy particular por Tae —pensó en voz alta, mientras caminaba por los jardines de la mansión bajo la tenue luz de la luna. Los grillos cantaban a su alrededor, pero él no encontraba consuelo en la serenidad de la noche—. ¿Será que Jungkook tiene algo que ver en todo esto? —se preguntó, mirando al cielo, como si las estrellas pudieran darle una respuesta. Su corazón latía con fuerza, cada latido resonando en la quietud de la noche. — Creo que iré a visitar a los Jeon. — dijo con una sonrisa ladina.
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El clan Kim.
Jaewook viajaba en silencio, su mente trabajando incansablemente para unir las piezas del rompecabezas. Para él, los Jeon estaban limpios, aunque no daba nada por hecho. La mansión de los Jeon, con su orden impecable y sus respuestas calculadas, no le había dado motivos concretos para sospechar. Sin embargo, Jaewook sabía que no podía bajar la guardia.
Ahora, debía pensar en su siguiente movimiento. Sabía que la prioridad eran los Jung, un clan que siempre había tenido un halo de misterio y peligro. Sus ojos se estrecharon mientras contemplaba las posibles estrategias.
A diferencia de su padre, Namjoon no compartía la misma cautela. Para él, todos eran culpables hasta que se demostrara lo contrario. Sus ojos, fríos y calculadores, reflejaban una determinación inquebrantable.
—Padre, no podemos confiar en nadie —dijo Namjoon, su voz baja pero firme—. Si para descubrir la verdad debemos derramar sangre de inocentes, así lo haré.
Jaewook lo miró, reconociendo en su hijo una ferocidad que había intentado moderar durante años. Sin embargo, entendía que en tiempos de incertidumbre, ese fuego podía ser una herramienta poderosa.
—Namjoon, la violencia no siempre es la respuesta —respondió Jaewook, su tono calmado pero cargado de autoridad—. Pero entiendo tu preocupación. Debemos ser estratégicos y cuidadosos.
Namjoon asintió, aunque sus ojos no perdieron el brillo de su convicción.
—Padre, los Jung son nuestros principales sospechosos ahora. Debemos vigilarlos de cerca. Cualquier movimiento en falso y los atraparemos.
Jaewook reflexionó por un momento, sabiendo que la vigilancia de los Jung era una acción necesaria. La red de espionaje del clan Kim era extensa y eficaz, y él planeaba usar cada recurso disponible.
—De acuerdo, Nam. Mandaremos a nuestros mejores hombres. No dejaremos ningún rincón sin explorar.
Namjoon sonrió, satisfecho. Su mente ya estaba trabajando en las tácticas necesarias, en cómo poner en marcha la vigilancia sin ser descubiertos.
Mientras el vehículo avanzaba en la oscuridad, Jaewook y Namjoon sabían que el camino hacia la verdad sería arduo y peligroso. Pero ambos estaban dispuestos a hacer lo necesario para proteger a su clan y descubrir quién estaba detrás de la desaparición del doncel.
La noche se cernía sobre ellos, pero los Kim estaban preparados. La guerra silenciosa por la verdad había comenzado, y no se detendrían hasta encontrar las respuestas que buscaban.
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El clan Jeon
En el camarín, Taehyung se cambiaba de ropa con movimientos rápidos pero delicados. Afuera, Jungkook esperaba con impaciencia, acompañado por Andrea y Jimin.
—Lo siento, señor, juro y re contra juro que no volverá a pasar —se disculpó Andrea, sus ojos llenos de lágrimas mientras intentaba contener el sollozo.
Jungkook, aún perdido en los recuerdos recientes del doncel bailando para él, no podía evitar una sonrisa fugaz. La imagen de Taehyung moviéndose con gracia y provocación se repetía en su mente. Sin embargo, su voz salió firme y controlada.
—Ya deja de llorar. Solo por esta vez voy a perdonarte la vida, solo porque Tae está bien —dijo, tratando de sonar severo aunque su mente seguía atrapada en la imagen del baile.
—Gracias, señor Jeon —respondió Andrea, secando sus lágrimas con la palma de sus manos y sorbiendo su nariz.
Jimin, siempre rápido para buscar culpables, añadió con una mueca—: La culpa es de Tae, él se escapó.
Al escuchar esto, Jungkook entrecerró los ojos, su mente buscando una posible explicación. —¿El camarín tiene ventanas? —preguntó, la preocupación evidente en su voz.
—Que yo sepa no, o nos haríamos polvito —bromeó Jimin, arqueando una ceja con diversión. Jungkook suspiró aliviado, pero Jimin no había terminado—. ¿Eso que tiene que ver con lo que dije?
Jungkook soltó una risa ligera, y con una sonrisa traviesa respondió—: Tae y yo hicimos un trato. Él intentará escaparse y yo debo atraparlo.
Jimin levantó una ceja, su expresión llena de curiosidad y picardía—. Mmm, qué divertido hermanito, el juego del gato y el ratón. ¿Acaso quieres comerte a ese lindo ratoncito? —bromeó, su voz cargada de insinuación.
Jungkook endureció su expresión, acercándose un paso a Jimin—. Cierra la boca, y no soy tu hermano —le respondió, su tono grave y autoritario.
Taehyung, ahora cambiado, salió del camarín justo en ese momento, deteniéndose al ver la tensión en el aire. Jungkook se giró para mirarlo, su rostro suavizándose al instante.
—¿Todo bien? —preguntó el doncel, su voz calmada pero con un toque de preocupación.
—Todo perfecto —respondió Jungkook, acercándose a Taehyung y tomándolo de la mano con una calidez que contrastaba con su anterior dureza—. Vamos, te llevaré a un lugar más tranquilo.
Taehyung asintió con una sonrisa, girando su rostro para mirar a Andrea—. Andy, gracias por la sartén —dijo, entregándole el objeto con una expresión agradecida.
Andrea, aún recuperándose del susto, tomó la sartén con una mezcla de alivio y sorpresa—. De nada, Tae.
Taehyung volvió a mirar a Jungkook, quien lo miraba con una sonrisa en los labios, una sonrisa que parecía reservada solo para él. Sin decir una palabra más, se alejaron juntos, con sus manos entrelazadas, marcando un contraste con la tensión de minutos antes.
Los demás observaban en silencio, la atmósfera cargada de un entendimiento tácito sobre lo que estaba ocurriendo.
—Creo que Jungkook es bipolar —susurró Jimin a Andrea, intentando procesar el cambio de comportamiento de su jefe.
Andrea lo miró con una mezcla de reproche y comprensión—. Shh, baja la voz. El señor Jeon no es bipolar, creo que está enamorado —respondió, abrazando su sartén y suspirando.
Era notable para todos el cambio en la voz y la mirada de Jungkook cuando se dirigía al doncel. Parecía que eran dos hombres totalmente diferentes, uno duro y severo con el mundo, y otro tierno y protector con Taehyung.
Mientras se alejaban, Taehyung apretó suavemente la mano de Jungkook, sintiendo una mezcla de seguridad y emoción. Jungkook lo guió a través de los pasillos, cada paso una promesa de cuidado y protección.
—¿A dónde vamos? —preguntó Taehyung, su voz suave y curiosa.
—A un lugar muy especial, tengo una sorpresa preparada para ti. —respondió Jungkook, su tono lleno de una dulzura inusual.
—¿Una sorpresa? —el doncel levantó una ceja con curiosidad, una sonrisa juguetona asomando en sus labios.
Jungkook estaba a punto de responder cuando fueron interrumpidos por Lorena, quien llegó por detrás con una queja urgente.
—Señor Jeon, los clientes están furiosos —se quejó, interrumpiendo una vez más—. Desean que el bailarín escoja una persona, ya sabe, "para el baile en privado" —añadió haciendo las comillas en el aire con sus manos.
La costumbre del club era que el último bailarín escogiera un cliente para un supuesto baile privado, pero la realidad era mucho más siniestra: los vampiros elegían a una persona por su sangre, convirtiendo al elegido en una fuente de alimento para el clan Jeon.
Jungkook bufó molesto. — Diles que otro bailarín saldrá a la pista —ordenó, a punto de continuar su camino, pero Lorena tenía más información.
—Eso les dije, pero no quieren a otro bailarín, lo quieren... —barrió con su mirada al doncel—. A él.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su espalda ante la insistencia de los clientes. —Él no —respondió Jungkook cortante—. Si no quieren a otro bailarín, entonces le devuelves el dinero y que se marchen.
Lorena suspiró frustrada, asintiendo con la cabeza antes de retirarse.
—¿Dónde nos habíamos quedado? —preguntó Jungkook, apoyando su mano en la cintura del doncel con una sonrisa.
—En que tenías una sorpresa para mí —susurró, apoyando su mano en el pecho del vampiro.
Pero antes de que pudieran retomar su conversación, Jimin y Andrea se unieron a ellos con una dosis de humor.
—¡Uy! Una sorpresa, yo quiero —exclamó Jimin con una sonrisa traviesa, mientras Andrea asentía en acuerdo.
Taehyung soltó una carcajada, disfrutando del buen humor de sus amigos. Jungkook, por otro lado, los miró con una expresión entre divertida y exasperada. —Los odio —dijo, deseando secretamente sacarlos a todos para que vean el amanecer.
Jungkook los miró con determinación, su expresión seria pero cargada de un profundo afecto. —Suban al vehículo, debo hablar a solas con Tae —ordenó, su tono frío pero protector. Jimin y Andrea asintieron y obedecieron, subiéndose al vehículo sin decir una palabra más.
Una vez a solas, Jungkook se acercó a Taehyung, tomándolo de la mano con suavidad. —Rescatamos a tu cachorro —anunció, una sonrisa jugando en sus labios.
La emoción brilló en los ojos de Taehyung. —¿De verdad? —preguntó con voz entrecortada, las lágrimas asomando en sus ojos.
—Sí, bonito, de verdad. Tu cachorro está sano y salvo en casa de Min —confirmó Jungkook, devolviendo la sonrisa.
El agradecimiento brotó del corazón de Taehyung, y en un gesto de alegría, dio un pequeño salto. Jungkook lo sostuvo de la cintura y lo levantó a sus caderas, compartiendo su felicidad. Pero en un instante, la atmósfera cambió, y sus miradas se encontraron, cargadas de una intensa emoción.
—¿Por qué haces todo esto por mí? —preguntó Taehyung, su corazón latiendo con fuerza bajo el pecho.
Jungkook lo miró con seriedad, su voz llena de sinceridad. —Yo quemaría el mundo por ti. —susurró, su mirada profunda y llena de determinación.
Un suspiro escapó de los labios de Taehyung, sintiendo un cálido cosquilleo recorrer su piel al sentir la mirada penetrante de Jungkook. En un gesto lleno de deseo y anhelo, mordió con suavidad su labio inferior, provocando un leve corte. Un jadeo se escapó de sus labios al sentir el ligero dolor, mientras una gota de sangre recorría su labio.
Jungkook sintió el aroma de aquella pequeña gota, cerró los ojos mientras un suave gemido escapaba de sus labios. Al abrirlos nuevamente, estaban de un rojo intenso, reflejando el deseo y la sed que Taehyung había despertado en él...
Mientras tanto, Hoseok daba inicio a su plan macabro, una sonrisa oscura dibujándose en su rostro mientras orquestaba cada detalle con precisión.
🌸 Hola Dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.
🌸 ¿Qué creen que pasará?🤭
🌸 Espero que hayan disfrutado el capítulo 🥰.
🌸Los quiero mucho.
🌸 Nikki 🌸
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