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🌸 Capítulo 02.

🌸 Capítulo 02.

—Así me gusta, que seas sumiso y adorable con tu esposo. — su respuesta me heló la sangre. Todo lo que podía pensar en ese momento era en escapar de aquel lugar lleno de locura...


Se colocó de pie con una sonrisa de satisfacción, como si mi actuación hubiera funcionado a la perfección. —Ahora debes prepararte para la fiesta de presentación; los líderes de los clanes vendrán a conocerte.

Tragué grueso y lo miré con una sonrisa fingida. —Pero no tengo mis cosas. —dije tratando de sonar lo más dulce posible.

—No las necesitas; aquí tienes ropa nueva y de tu talla. —me explicó, abriendo la puerta del cambiador.

Lo miré confundido. Al parecer, estaba frente a mi acosador. Sabía todo sobre mí, incluso mi talla de ropa. —Aun así, me gustaría tener mis cosas de vuelta. —susurré casi como una súplica.

Suspiró molesto, y en ese instante volví a sentir miedo. Parecía que aquel hombre se irritaba con facilidad. — Más tarde traerán tus cosas. — finalmente respondió, antes de dirigir su mirada hacia mi cachorro que descansaba en el suelo.— Cuando nos casemos, ese animal no dormirá con nosotros.

Estuve a punto de refutar aquello, pero preferí tragarme mis palabras. Después de todo, en mi mente ya estaba planeando escapar de ese lugar con mi pequeño compañero.

— Arreglate para la fiesta. — me dijo demandante.— Nos vemos en tres horas. — salió de la habitación.


~Jungkook.
(Relato en tercera persona).

El atardecer estaba a punto de pintar el cielo con sus tonos cálidos cuando la limusina negra se detuvo frente a la majestuosa mansión de los Jung. Jungkook, líder de los Jeon, estaba sumergido en su teléfono móvil revisando las ganancias de la última noche en su discoteca, mientras su compañero Min dormía plácidamente en el asiento contiguo.

—Llegamos a la mansión de los Jung, señor Jeon. —anunció el chófer.

Jeon agradeció con un gesto de cabeza sin apartar la vista de la pantalla de su dispositivo. Observó a Min, quien parecía disfrutar de un sueño tranquilo. Decidió dejarlo descansar hasta más tarde y se preparó para bajar del vehículo.

El líder de los Jeon siempre prefería el negro para su vestimenta. Esta vez no fue la excepción. Llevaba una camisa negra con botones desabrochados en el pecho, mostrando sutilmente sus fuertes brazos tatuados, y un pantalón de vestir negro ajustado a la cintura.

Los empleados de los Jung lo recibieron con amabilidad y lo guiaron hacia los jardines traseros, donde todo estaba preparado para la fiesta de presentación y los invitados comenzaban a llegar poco a poco.

Taehyung se negaba a cambiarse, aún vestía la misma ropa que había usado durante el viaje: un jean claro algo desgastado, una blusa a rayas negras y blancas, y una chamarra gris.

Un empleado entró a la habitación y dejó su pequeña maleta y su móvil en un rincón. Al verlo, Taehyung saltó emocionado de la cama, pero su alegría se desvaneció al notar que su teléfono estaba sin chip y reseteado de fábrica. —Genial. —masculló con molestia.— Al menos puedo sacar fotos —añadió con sarcasmo.

Abrió la ventana del balcón para disfrutar de los últimos rayos de sol, ajeno al bullicio que se gestaba abajo. Cargó a su cachorro y se sentó en el borde de la cornisa. —Bien, estamos en el segundo piso, no sería la mejor idea escapar por aquí —le dijo a su mascota, observando el alto muro—. Tal vez pueda trepar esa pared —pensó en voz alta—. Pero antes, Tannie, vamos a guardar algunos recuerdos de esta loca aventura —añadió, sacándose unas selfies con su mascota.

Mientras tanto, Jungkook, aburrido de esperar el inicio de la presentación, se levantó y comenzó a recorrer el lugar. Vio una sombra en el suelo, levantó la vista y divisó a un joven sentado en el borde de la cornisa. Inconscientemente, esbozó una sonrisa al verlo y, gracias a su agudo oído de vampiro, comenzó a escuchar lo que el joven murmuraba.

Jungkook agudizó su vista para poder observar más detalladamente a aquel joven. Varios minutos después Taehyung se colocó de pie y regreso a la habitación sin notar la mirada del azabache posada sobre él. Mientras tanto, Jungkook entró a la mansión y comenzó a caminar entre los pasillos de esta, intentando identificar cuál era la habitación del rubio.

— Jungkook. — lo llamó, el líder de los Jung, con una sonrisa suave. — ¿Se te perdió algo?.

La voz de Hoseok lo sacó de su transe. — ¿Qué? No, solo estaba aburrido y comencé a caminar sin rumbo. — respondió con calma, devolviendo la sonrisa.

— Puedes volver afuera, mi prometido ya casi está listo. — dijo el líder de los Jung, con un tono amable y un deje de orgullo en su voz.
Jungkook asintió con su cabeza y volvió al jardín.

Min lo esperaba en una de las sillas, con un cigarro en la mano, soltando el humo con calma. — ¿Dónde andabas? — le preguntó, observando con curiosidad a su amigo y dando un bostezo.

— Caminando. — respondió Jungkook encogiéndose de hombros, con una expresión despreocupada en el rostro.

Taehyung se encontraba recién salido de la ducha, con las gotas del agua aún deslizándose por su esbelto cuerpo. Con una toalla enrollada alrededor de la cintura, eligió cuidadosamente su atuendo para la fiesta.

Unos minutos después, ya estaba completamente vestido y listo para la ocasión. Optó por un pantalón de cuero negro que resaltaba sus largas y torneadas piernas, combinado con una remera roja que realzaba su llamativa belleza. Terminó de arreglarse con un ligero retoque en sus gruesos y delicados labios, aplicándose un poco de bálsamo para mantenerlos suaves y brillantes.

Un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. — Es hora. — informó Hoseok desde el otro lado.

— Ya voy. — respondió Taehyung, colocándole apresuradamente el collar a su pequeño amigo. — Tú vienes conmigo. — añadió con una sonrisa, acariciando a su mascota.

Al abrir la puerta, Jung frunció el ceño al ver al cachorro. — El animal se queda. — dijo con firmeza.

— Se llama Yeontan, y viene conmigo o no iré a esa cosa de la presentación. — respondió Taehyung con seguridad, mostrando su determinación mientras sostenía con fuerza la correa de su pequeño compañero.

Hoseok mordió su labio, tratando de contener su frustración. El doncel no era precisamente fácil de manejar; tenía un carácter fuerte y una determinación que desafiaba cualquier intento de control.

—De acuerdo, pero que no se cruce en mi camino o voy a patearlo. — amenazó con un deje de humor.

Taehyung respondió con una sonrisa forzada, pero en cuanto Hoseok se dio vuelta, le sacó la lengua como un niño travieso.

—Ahora voy a presentarte. No hables, solo sonríe. — le explicó Jung con una mezcla de seriedad y ansiedad. — Apoya tu mano en mi brazo y camina con tranquilidad.

Hoseok le ofreció su brazo, y Taehyung apoyó su mano, que temblaba por lo que estaba a punto de suceder. Casarse no estaba en sus planes cercanos, y mucho menos de esa forma, siendo obligado por un extraño. A pesar de intentar mantener la compostura, el corazón de Taehyung latía con fuerza, lleno de incertidumbre y miedo ante lo desconocido.

Pasaron por un pasillo hasta llegar a las puertas del jardín, que se abrieron ante ellos mientras la pareja daba un paso al frente. — Él es Taehyung, mi prometido, futuro esposo y el que me dará un heredero. — anunció Hoseok, elevando la voz para que todos los presentes pudieran escuchar.

Taehyung mantenía una leve sonrisa en sus labios, pero su mirada estaba perdida en el suelo, deseando fervientemente poder escapar de aquel lugar.

— Sonríe más. — le ordenó Hoseok en un susurro, apretando los dientes mientras seguía sonriendo.

—No quiero. — respondió Taehyung en el mismo tono, con los ojos llenos de lágrimas.

—Hazlo, o pagarás las consecuencias. — amenazó Hoseok. El doncel negó suavemente con la cabeza. — Mírame. — añadió con firmeza.

Taehyung alzó la mirada hacia los ojos de Hoseok, pero de repente estos se volvieron rojos. El doncel comenzó a respirar de forma irregular, sus manos temblaban. — ¿Qué... qué carajo eres? — preguntó, lleno de miedo.

—Pronto lo sabrás, cariño. Por ahora, obedece, o enfrentarás las consecuencias. —amenazó Hoseok, sin perder su irónica sonrisa.

Jungkook parecía estar hechizado por el rostro del doncel, como si estuviera cautivado por la luna en una noche estrellada. El aroma de su sangre llegaba a él con delicadeza, como una suave melodía que acariciaba sus sentidos, con notas dulces que lo envolvían en un halo de misterio. Su cuerpo emanaba una irresistible atracción, tentando a Jungkook con su promesa de placer prohibido. Los labios del doncel parecían ser una fruta prohibida, jugosa y tentadora, invitándolo a probar su dulzura con devoción.

Jungkook no podía apartar la mirada del doncel, una sonrisa juguetona bailaba en sus labios, pero su corazón se llenaba de ira y su cuerpo temblaba de enojo al percibir el miedo y la tristeza reflejados en los ojos del doncel. En su mente, los engranajes comenzaron a girar frenéticamente, armando su plan de rescate mientras mantenía una apariencia tranquila y serena ante los demás.

Hoseok tomó firmemente la mano del doncel, y de entre sus ropas sacó un prendedor. —¿Qué estás haciendo? —preguntó Taehyung, intentando apartar su mano, pero Jung la sujetó con firmeza. —¡Suéltame! —exigió, luchando por liberarse, mientras su cachorro sollozaba entre sus piernas.

Hoseok no le respondió y prosiguió con las costumbres de los clanes. —Una gota de sangre para la luna, nuestra fuente de poder divino —dijo en voz alta, y pinchó el dedo índice del menor.

Los ojos de los vampiros se volvieron rojos. El corazón de Jungkook latía con fuerza, la adrenalina se había apoderado de él, y en un instante estaba frente a todos los invitados.

—¡Ay! —se quejó entre lágrimas, y la gota de sangre descendió por su dedo hasta llegar al suelo.

Los vampiros abrieron sus bocas mostrando sus dientes, menos Jungkook, quien libraba una lucha interna, deseando rescatar al doncel en ese mismo instante.

Hoseok soltó la mano del doncel, quien la llevó instintivamente a su pecho, mientras lloraba y temblaba de miedo. Todo lo que estaba pasando le parecía una maldita pesadilla.

—Pueden pasar al comedor, los tributos están preparados. — anunció Hoseok en voz alta, y muy tranquilo.

Como era la costumbre, en honor al futuro esposo o esposa, durante su presentación se ofrecían tributos a los invitados, o más precisamente, personas para que los invitados pudieran alimentarse, todo un festín que reflejaba las tradiciones arraigadas en aquellos círculos sociales.

Los invitados comenzaron a moverse hacia el comedor. Mientras tanto, Jungkook intentaba regular su respiración, acercándose a la pareja con una sonrisa ladina en los labios, aunque sus ojos seguían fijos en el doncel, cuya mirada estaba perdida en un rincón del jardín.

—Felicidades. —dijo con un tono cortés, dirigiendo su mirada hacia Taehyung, quien dio un pequeño salto sorprendido por el toque frio de la mano del líder Jung en su cintura, soltando accidentalmente la correa de su cachorro que salió corriendo.

—¡Tannie, espera! —llamó, pero el can no le hizo caso. — Lo siento.— dijo sin mirarlos y salió tras su mascota.

Hoseok miró a uno de sus empleados con determinación. —Vigila que no haga ninguna estupidez —ordenó.

El empleado asintió, respondiendo. —Sí, señor Jung.

Volviendo su atención al líder de los Jeon. —Pasa por favor a disfrutar de los tributos. —Lo invitó con amabilidad.

—¡Ah, sí! Es que se me olvidó el móvil en el auto, ahora regreso. —dijo Jungkook, fingiendo ir hacia el estacionamiento.

Bajo la suave luz de la luna, Taehyung simulaba perseguir a su cachorro. Lo habia dejado escapar cerca de uno de los invitados intencionalmente,  aprovechando la distracción para acercarse al muro en busca de una salida.

Jungkook lo observaba desde la sombra, una sonrisa traviesa jugueteaba en sus labios. —Quiere escaparse. —susurró, atrayendo la atención de Min, quien emergió en medio de la oscuridad.

—¿Qué estás tramando? —susurró, sorprendiendo a Jungkook.

—¡Carajos, Yoongi! ¡Casi me matas del susto! —exclamó llevándose una mano al pecho.

—¿Por qué estás observando al prometido de Hoseok?. —preguntó Min, dirigiendo su mirada hacia el doncel.

—Quiere escaparse. —respondió Jungkook, encontrando la excusa perfecta para llevar a cabo su plan.

—Eso significa que está aquí en contra de su voluntad. —afirmó Min.

—Exactamente. Vamos a ayudarlo a escapar.

—¿Te volviste loco, Jungkook?.

—Sabes que está mal obligar a un humano a casarse. — se excusó.

—Entonces, ¿por qué no lo denuncias ante el tribunal de los líderes?.

—Para cuando el tribunal actúe, sería demasiado tarde para él. —explicó Jungkook, sin apartar la mirada del rubio.

—Tienes razón. ¿Cuál es tu plan?.

—Vamos a vigilar la mansión y, en cuanto se descuiden, lo sacamos de aquí.

—Eso no será sencillo, pero tú eres el jefe —respondió Min, resignado.

Taehyung se agachó para tomar en brazos a su amigo peludo, cuyo cuerpo temblaba ligeramente por la emoción y la tensión del momento. Con cuidado, lo levantó y lo abrazó con fuerza, sintiendo el latido de su corazón acelerado. —Pequeño carboncito, lo hiciste muy bien. — murmuró con gratitud, mientras acariciaba con ternura el pelaje de su fiel compañero, levantó su vista hacia arriba observando el gran muro frente a él. — Esto va estar difícil. — suspiró.

—No deberías andar solo por estos lugares —susurró la voz gruesa y seductora.

Al girarse, se encontró con unos ojos negros profundos que brillaban con una luz propia, una sonrisa amable que le invitaba a sentirse seguro. Taehyung sintió que su corazón latía más rápido, y por un momento, el miedo y la incertidumbre se desvanecieron ante la calidez de aquellos ojos.

—Yo... —intentó articular, pero las palabras se perdieron en el aire.

—Shh —el desconocido lo interrumpió con delicadeza. —Allí viene un empleado de los Jung. Solo regálame una sonrisa y retírate —susurró con suavidad.

El doncel le regaló una tierna sonrisa, sus mejillas se tiñeron de un delicado rubor que resaltaba su belleza, y se alejó lentamente.

Con una sonrisa radiante en su rostro, Jungkook cerró los ojos y llevó sus manos al pecho. Había algo en la sonrisa del doncel que lo había cautivado.

Taehyung se aproximó al empleado de los Jung, intentando no mirar hacia atrás, su corazón aún latía frenético por aquel desconocido.—Debes volver a tu habitación. —le ordenó con voz autoritaria.

El doncel levantó la mirada, confundido por la abrupta instrucción. —¿Pero no es mi fiesta?. —preguntó, su tono reflejando su desconcierto.

—Obedece. —insistió, agarrando el brazo del doncel con firmeza, pero sin llegar a lastimarlo.

—¡Auch!.Ya entendí, puedo caminar solo. — se quejó intentando soltarse del agarré. Pero el hombre lo ignoró.

Desde la penumbra, Jungkook observaba la escena con intensidad, su rostro oculto en las sombras, pero sus ojos destellaban con un brillo inquietante. La forma en que trataban al doncel le irritaba profundamente, aunque mantuvo su presencia discreta.

Al llegar a la sala, Hoseok los aguardaba con una expresión impasible. —Ve a tu habitación, no podrás salir hasta nuestra boda. —declaró con tono autoritario, su voz resonando en el silencio tenso del lugar.

El doncel frunció el ceño, cruzando los brazos en un gesto desafiante, sus labios entreabiertos en una mueca de incredulidad. —¿No entiendo?. —cuestionó con un dejo de indignación. —Si es mi fiesta de presentación, ¿no debería estar en la fiesta?.

Sin mediar palabra, el líder de los Jung arrebató la correa del cachorro de las manos del doncel. —Ve a tu habitación. —repitió con tono más severo.

—¡Ay!. —El doncel emitió un pequeño quejido al sentir el roce punzante de la correa en su palma. —Iré a mi habitación, solo devuélveme a mi cachorro. —suplicó, sus ojos llenos de lágrimas reflejando una mezcla de dolor y súplica.

Hoseok ignoro las súplicas de Taehyung, hizo un gesto apenas perceptible con la cabeza, indicando al empleado que llevara al doncel a su habitación. El sonido de la lucha y los sollozos resonó en la sala mientras el doncel se resistía, desesperado por recuperar a su pequeño amigo peludo.

Jungkook volvió a la fiesta, aunque su semblante calmado ocultaba un remolino de emociones internas. —Debo volver a mi ciudad. —le informó a Hoseok en cuanto este regresó al comedor, su tono de voz tranquilo pero sus ojos reflejaban una urgencia apenas contenida.

—¿Tan pronto?. —Hoseok arqueó una ceja, intrigado por la prisa repentina de Jungkook.

—Sí, me acaban de llamar, parece que mis empleados son unos inútiles y no pueden hacer nada bien sin mí. —comentó con una sonrisa irónica.

—De acuerdo, ten un buen viaje de regreso. —respondió Hoseok, tratando de restarle importancia a la situación.

—Gracias. Yo espero que al fin tengas a tu heredero. —añadió Jungkook con un dejo de sarcasmo, sus labios curvados en una sonrisa mordaz que apenas ocultaba su disgusto.

—Si, lo tendré. —afirmó Hoseok con una gran sonrisa, aunque la tensión entre ambos era palpable bajo la superficie de cortesía.

Taehyung se encontraba en su habitación, acostado en la cama, abrazaba con fuerza una almohada, mientras las lágrimas inundaban sus ojos. El miedo lo embargaba, dejando un nudo en su garganta, mientras su pecho se llenaba de un vacío doloroso. La ausencia de su cachorro, su fiel compañero en momentos de angustia, solo intensificaba su desconsuelo.

De repente, se sentó con determinación en el borde de la cama, secándose las lágrimas que surcaban sus mejillas con determinación. Suspiró con molestia, cambiando su postura con decisión. No iba a dejarse vencer tan fácilmente; estaba decidido a encontrar a su cachorro y escaparse esa misma noche.

Poniéndose de pie, buscó entre sus cosas su ropa y se cambió de atuendo de fiesta a uno más deportivo: una remera blanca, un pantalón azul claro y una chamarra gris.

Se acercó a la puerta y gritó una y otra vez: —¡Quiero a mi cachorro!.

El empleado que vigilaba su puerta entró a la habitación, molesto. —Baja la voz, los invitados se están retirando y podrían escuchar. —le reprendió.

—No, no voy a bajar la voz hasta que me devuelvan a mi Tannie. —respondió Taehyung firme, cruzándose de brazos.

—Eso no va a poder ser posible... —comenzó el empleado, pero fue interrumpido por el doncel.

—¡Quiero a mi cachorro!. —volvió a gritar con determinación.

—¡Ya! No grites o el señor Jung se va a enojar. —advirtió el empleado, frustrado.

—No voy a dejar de gritar, al menos hasta ver que mi bebé esté bien. —replicó con firmeza.

El hombre masajeó el puente de su nariz con cansancio. —De acuerdo, voy a llevarlo a ver a su perro. —accedió finalmente.

—Gracias. —respondió Taehyung, cambiando su puchero por una sonrisa de satisfacción.

Hoseok despedía a los invitados por la entrada principal. Aprovechando la distracción, el empleado guió a Taehyung hacia la puerta trasera, conduciéndolo por un sendero que llevaba a los jardines.

Mientras caminaban bajo la tenue luz de las farolas, Taehyung, con los labios abultados en un puchero, preguntó: —¿Dónde dejaron a mi bebé, pedazos de brutos?.

El empleado suspiró, apretando ligeramente su agarre en el brazo de Taehyung. —Ya cierra la boca o me voy a arrepentir de dejarte verlo. —respondió, tratando de mantener su paciencia.

Taehyung frunció el ceño, su irritación evidente en sus ojos. A pesar de su enojo, su corazón latía con esperanza al pensar en reunirse con su querido cachorro. Mientras avanzaban, los sonidos del jardín nocturno se mezclaban con sus pasos apresurados, creando una atmósfera tensa.

De pronto, el hombre que lo sostenía lo soltó abruptamente. Taehyung se dio vuelta para ver qué sucedía, y se encontró con unos ojos rojos y una voz gruesa que le ordenó: —Corre, ve hacia los muros ahora mismo. — al bajar la mirada vio al empleado de los Jung tirado en el suelo inconsciente.

—¿Qué?. —preguntó, totalmente confundido y desconcertado, sin entender quien era ese hombre de tez blanca como la nieve y porque lo ayudaba.

—Corre hacia los muros, escapa, pero ya. —le dijo el hombre, apenas levantando la voz entre los susurros.

Taehyung, aunque asustado, sintió una oleada de adrenalina y comenzó a correr hacia el gran muro. Su corazón latía con fuerza mientras sus pasos resonaban en el silencioso jardín, impulsado por el deseo y la necesidad de huir olvidándose de su pequeño amigo peludo.

Unos minutos antes, Jungkook y Yoongi aguardaban en las sombras, atentos a cualquier descuido por parte de los Jung.

—Yoongi, ahí salió. —susurró Jungkook, señalando hacia donde Taehyung y el empleado de los Jung se encontraban. —Ve y hazte cargo del gorila, dile al doncel que corra hacia el muro.

—De acuerdo. —respondió Yoongi, apresurado, y se dirigió rápidamente hacia Taehyung y el empleado de los Jung.

             

~ Taehyung.

Corría como si me persiguiera el mismísimo diablo a través del vasto jardín de los Jung, mi corazón golpeando mi pecho como si intentara salir a saludar a la luna. Mis piernas, amenazaban con desfallecer, mientras dejaba tras de mí un rastro de jadeo agitado y sudoroso. Sin embargo, no pensaba rendirme hasta que alcanzara aquel muro gigantesco que se erguía como una barrera impenetrable ante mis ojos. —Maldita sea.—solté entre dientes al llegar frente a él. Traté de trepar, pero mis habilidades para la escalada eran tan lamentables como mi historial en citas amorosas.

—¿Necesitas una mano, bonito?.—una voz profunda y juguetona me hizo saltar del susto.

Al alzar la vista, me encontré con un hombre de sonrisa cautivadora y mirada penetrante observándome desde lo alto del muro.

Bajo la tenue luz lunar, pude distinguir su rostro entre las sombras.

—¿Eres el de la fiesta?. — pregunté, mi voz temblorosa revelaba mi nerviosismo mientras observaba a mi alrededor.

—Sí, nos conocimos hoy en la fiesta. —respondió él, y con una facilidad para saltar el muro que despertó mi envidia en ese momento.

—¿Me delatara? .—pregunté, mis manos temblaban como si estuvieran bailando salsa.

Él soltó una risa suave y nasal mientras daba vueltas a mi alrededor, su mirada curiosa aumentaba mi ansiedad.

—No voy a delatarte, voy a ayudarte a escapar . —dijo, y sentí como si un peso se hubiera levantado de mis hombros, mientras mi corazón latía con alivio.

Colocó sus manos juntas como si estuviera construyendo un escalón para mí. Con un suspiro de nerviosismo, apoyé mi pie en su improvisado pedestal y, con una fuerza que rozaba lo sobrenatural, me elevó hacia arriba. Sin perder tiempo, me aferré al borde del muro y me trepe con todas mis fuerzas. No soy precisamente un amante de las alturas, así que saltar fue una experiencia llena de terror, como si estuviera a punto de romperme una pierna al caer, aunque mi aterrizaje fue más parecido al de un pato borracho que al de un elegante felino.

Mientras trataba de levantarme entre quejas y maldiciones, aquel hombre saltó el muro con la gracia de una bailarina... Bueno, quizás no tanto. Más bien, lo hizo con la elegancia de Iron Man, aunque debo confesar que su aterrizaje fue mucho más impresionante que el de cualquier super héroe.

—Gracias por ayudarme a escapar.— dije rápidamente, tratando de recuperar el aliento mientras sacudía con impaciencia mi ropa para deshacerme de cualquier rastro de suciedad.

—¡Ah, no gracias a ti!.—su sonrisa tomó un tono tenebroso, como si estuviera disfrutando de algún oscuro secreto. —Por ayudarme a secuestrarte. — susurró, y de repente todo se volvió oscuro, como si una sombra hubiera envuelto el mundo a nuestro alrededor.


~Jungkook.

Al fin lo tenía en mis brazos. Lo subí con cuidado a la limusina, donde Yoongi y mi chófer me esperaban, listos para huir del lugar.

—Volvamos a casa. — ordené con una sonrisa, sin poder apartar la vista de su hermoso rostro. Tomé su mano y cerré los ojos, deleitándome con la calidez que emanaba de su piel. El palpitar de su corazón, suave como el susurro del viento entre los árboles, podía sentir cómo su sangre fluía por sus venas, serena como un lago tranquilo.

—¿Qué piensas hacer con él?. — preguntó Min, sacándome de mi ensoñación.

Lo miré con una sonrisa ladina, levanté una ceja y respondí: —Aún no lo sé...


🌸 Hola Dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.

🌸 Espero que el capítulo les haya gustado 🌸.

🌸 Los quiero mucho. Nos leemos pronto🤭.

🌸 Nikki 🌸

💜💚💜

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