Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Matteo, su tercer hermano mayor, se acerca rápido para saludarlo y a su vez interceptarlo para tranquilizarlo antes de que haga una tontería, pues la tensión en el ambiente ha aumentado con su llegada. La familia en sí ya se sentía incómoda con la llegada de la ex miembro, ya que no sabían cómo tratarla luego de dos años sin verla; y la expresión en la cara de Andrés, tan solo verla, les hizo confirmar sus sospechas de que las cosas no habían terminado tan bien como él les había hecho creer.

—Hola, hermano, ¿cómo estás? —saluda Matteo mientras abraza a Andrés por el cuello, para luego darle una palmada en la espalda.

—¿¡Qué madres es esto Matteo!? ¿Por qué Carlota está aquí? —le refiere muy molesto, pero en voz baja, de manera que los demás no puedan oírle.

—Tranquilo Andrés, ella llegó sola. Dijo que pasó a saludar, de hecho, ya se iba cuando llegaste —susurra Matteo a su hermano, para tratar de calmarlo un poco.

—Pinche vieja. Qué valiente se considera al venir acá a darle la cara a todos luego de todo el daño que causó —murmura Andrés mientras acompaña a su hermano a saludar a su madre que ya lo ve a unos metros con ojos de alegría.

Él no ha venido para ver a Carlota y eso le remueve todo tipo de sentimientos negativos. Quiere salir huyendo de ahí con más ganas que las de antes, pero la familia se había reunido y venido unos desde lejos, solo para estar juntos. Así que se traga sus emociones y empieza a saludar de lejos a todas las personas ahí reunidas, totalmente resignado, pues ya está con ellos.

Andrés acorta el camino entre su madre y él, pues ella ya se acercaba con brazos abiertos a recibirlo con tremenda sorpresa y admiración.

—Hijo mío, qué alegría verte de nuevo —María le da un abrazo y un beso efusivo en comparación al escueto de su hijo.

—También me da gusto verte madre —devuelve el abrazo de la mejor manera que puede, pues él poco ánimo que tenía ya se había esfumado en cuanto vio a la «arpía»

— ¿Ya viste a Carlota? ¡Qué sorpresa que viniera! —indaga la matriarca, pues deduce que algo oculta su hijo, pero no el que.

—Sí, ya la vi. No te alegres mucha madre. El que esa mujer esté aquí no pinta nada bueno —responde tácito y con voz ronca.

La cara de María se transforma y la preocupación se instala en sus gestos, confirmando que algo grave ocurrió entre ellos. Una sospecha de infidelidad por parte de Carlota era algo que no podía salir de su pensamiento, pero como no conocía la verdad, el sacar conjeturas solo era una pérdida de tiempo y un desgaste emocional al que no quería recurrir. Por lo tanto, sigue esperando que su hijo se anime a contarle la verdad.

— ¿Pero, por qué? Dime que está pasando Andrés, me preocupas... —le demanda tratando de persuadirlo, acariciándole con cariño su mejilla como cuando era un niño.

—Nada madre, solo que no me gusta verla. Es una ex incómoda, solo eso —responde Andrés quitándole importancia, he intentado sonreír para calmar a su madre que yace preocupada.

—Bueno, si tú lo dices... —sin tragarse el cuento, María le toma del brazo llevándolo hacia sus consuegros para que salude.

Matteo no le abandona en ningún momento, conoce demasiado a su hermano como para saber que le duele mucho ver a su ex ahí. Nadie conoce realmente la historia detrás de la separación de ellos dos, pero él sí. Por lo tanto, sabe que debe apoyar a Andrés en este instante, ya que el sentido común de su hermano puede desaparecer en un santiamén.

Al llegar el turno para saludar a su exmujer, Andrés no puede contener la ira aún guardada dentro de sí. Ella le había engañado con su mejor amigo, estafándolo con su empresa de bienes raíces y dejándolo en la calle. La última vez que se vieron ella le había amenazado con quitarle también la única propiedad que tenía a su nombre y que casualmente era la casa de su madre.

Su padre al morir había dejado estipulado en el testamento las propiedades que serían para cada uno de sus hijos. La casa de la Abuela, como solían llamarla todos, pasaría hacer de él una vez que la matriarca así lo quisiera. Andrés, que nunca ha sido un hombre interesado en los bienes materiales, le dijo a su madre que se quedara tranquila, qué esa casa es y sería siempre de ella.

Ver a Carlota ahí le produce un mal augurio «¿acaso vino a ver la propiedad?» «O quizás ¿está tramando algo?» Se pregunta qué diablos la ha motivado para hacer aquello y por qué está ese preciso día ahí.

Ella siempre ha sido una mujer astuta y perspicaz, sabe leer muy bien a las personas y también es experta manipulándolas a beneficio propio; de esa manera fue que Andrés cayó en sus redes dándose cuenta muy tarde del verdadero tipo de mujer que esta es. Y aún muy a su pesar la amó, pues además de poseer un gran atractivo físico con un cuerpo muy trabajado en el gimnasio, piel blanca, un hermoso rostro adornado por su melena larga y oscura, tiene una gran inteligencia y habilidad para los negocios que al fin de cuentas era lo que lo eclipsaba totalmente.

Ahora al verla se lamenta haberla admirado y amado, pues debajo de toda esa fachada de amabilidad hay una serpiente venenosa que juega muy bien las piezas a su favor para que todos le sirvan. Eso lo comprobó cuando nada más estafarlo usando a su mejor amigo, ella lo dejó, ya que había cumplido su cometido.

Teniéndola cara a cara todas aquellas emociones que una vez afloraron por ella ahora solo eran un triste recuerdo, lo único que permanecía era la impotencia de querer decir a todos lo que en verdad era esta mujer. Su exmujer.

—No te preocupes por saludar, ya me retiro —anuncia Carlota con tono desdeñoso pasando, por un lado, de Andrés—. Fue un gusto verla señora, como siempre espero lo mejor para usted y su familia —dice dirigiéndose hacia la matriarca de la familia, dándole un beso en la mejilla sin que este sea correspondido y saliendo por el pasillo lateral que da hacia la calle.

Andrés la sigue con la mirada como una pantera a su bocadillo y la madre de este se percata de todo lo sucedido sin que su hijo diga nada. Solo Matteo quien también se vio afectado por el fraude, conoce la historia real entre Carlota y su hermano, ya que este por vergüenza decidió no decirles nada a la familia, así que ante todos solo fueron diferencias irreconciliables.

—¿Cómo te sientes Andrés? —indaga Matteo. El bienestar de su hermano es muy importante para él, no solo porque son familia sino también porque es su mejor amigo.

—Molesto, ¿acaso hay alguna otra forma en la que deba sentirme? —responde tajante Andrés.

—Tienes razón, pero al menos ya se fue. Deberías dejarlo ir por hoy, la familia está reunida y se supone que debemos disfrutar, estar juntos —aclara.

Andrés gira a verlo después de que comprueba con la mirada que Carlota ha salido hasta la calle por el pasillo.

—Tienes razón como siempre Matteo. Pero eso no quita que todo se esfume tan rápido.

—No se esfuma, pero al menos puedes hacerlo a un lado por hoy —le tienta un poco más decidido a su hermano menor para lograr de que se una al festejo.

—Ok, ya. Vamos a celebrar... ¡Yupi! —responde sarcástico a su hermano.

La familia los ve de reojo, sin embargo, ninguno se acerca para averiguar lo sucedido. De todos los hermanos, Andrés siempre ha sido el más apasionado, no obstante también reservado, saben que si tratan de sacarle información este menos habla e incluso se cierra por completo, por lo tanto, le dan su espacio esperando que él confió lo suficiente en ellos como para decirles lo sucedido.

El transcurso de la velada fue de lo mejor después de la tensión que había al principio, todo se disipó y tras varios tequilas, vino, música y comida hecha por los mismos miembros de la familia, la Navidad de los De Rosa Vítale resultó placentera. Pasando la media noche cada miembro hacen entrega de los respectivos regalos. Además, se dan los presentes a los que decidieron entrar a un intercambio. Los miembros más pequeños se vuelven los más felices de la noche al recibir una gran cantidad de ellos.

Faltando unas tres horas para el amanecer, Andrés se despide de todos los integrantes de la familia que quedan despiertos, ya que sus sobrinos, al igual que la matriarca, ya se habían retirado a dormir. Solo los hermanos y uno que otro invitado se quedó despierto hasta ya altas horas, pues el alcohol y el gran ánimo casi hacen imposible que el sueño les venciera. Pero Andrés tiene un compromiso ese día en Durango y debe viajar en auto hasta allá debido a problemas de horario con los vuelos disponibles, por lo que decide interrumpir la velada y emprender su viaje de negocios.

Al acercarse a sus hermanos les promete que volverá para Año Nuevo, pero cierto es que miente, ya que recibirá Año Nuevo en España con unos amigos. Da una última mirada a la decoración de la fachada que tanto le recuerda a su padre y sale hacia la calle rumbo a su automóvil.

Es una noche fría a las dos de la mañana en el momento que sube a su carro negro, en el portaequipaje cuenta con una pequeña maleta para diez días de viaje y los papeles para la grandiosa adquisición que está por realizar. Teniendo que viajar desde su natal Jalisco hasta Durango con la carretera húmeda por la reciente lluvia y con bastante neblina por el frío, se prepara mentalmente para ser cauteloso al manejar.

Andrés sube el sonido de la música para tratar de mantenerse más despierto y así llegar a su destino sano y salvo. Muse es una de sus bandas favoritas y tomado del volante mueve los dedos al ritmo de la música.

Habiendo salido ya de la ciudad de Guadalajara, toma la carretera Tepic — libramiento hacia el norte por la México 15 y de ahí tomar la carretera a Durango – México 45. El cansancio poco a poco va haciendo mella en el cuerpo de Andrés y los ojos se le hacen más pesados conforme avanza a gran velocidad sobre el asfalto a altas horas de la madrugada.

Él solo piensa en el tiempo que tiene para llegar a la ciudad, ya que tiene cita a las tres de la tarde con el comprador de un importante inmueble en una zona pudiente de Durango. Ya han pasado cuatro horas desde que salió de casa de su madre, siendo casi las seis de la mañana y el trayecto en total es de ocho horas.

La ansiedad y el desvelo lo impacientan, pues piensa en todo lo que tiene que hacer nada más llegar a un hotel modesto y darse una ducha antes de la cita; acelera un poco más subiendo la velocidad hasta 140 km/h.

Por un momento su pensamiento vuelve a lo sucedido horas antes, el ver a Carlota le ha removido sentimientos encontrados. Quizás nunca podrá dejar de admirar su tenacidad e inteligencia, pero es más grande el odio y la repulsión que siente por ella que cualquier rastro de admiración.

Unos cerros se alzan a su lado izquierdo y las curvas cada vez se hacen más cerradas, en el altavoz del auto se oye alto "radioactive" de Imagine dragons, la cabeza de Andrés ya está dando lata por los efectos del alcohol y le palpita causando un dolor agudo; el sueño es cada vez más pesado por lo que decide bajarle al sonido de la música del auto, solo es un segundo que despega la mirada de la carretera, un segundo para mirar la pantalla del auto, un segundo de distracción, un segundo más que le costará llegar a su destino para cumplir sus sueños y tal vez, el último segundo de su vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro