Siempre procuro dejar un mensaje en todo lo que escribo, y no limitarme solo a entretener. Esta vez, quise tocar un tema que ya he manejado en cada una de mis novelas: la familia y la salud mental. Ninguno escoge la familia en la que nacerá, pero sí elije donde quedarse. La sangre no siempre hace a la familia, y ese es el mensaje que quise transmitir a través de la historia de Isaac, de su relación con Maurice (aunque no fuera su padre biológico), de Lydia (que nos demuestra que podemos querer a alguien como una madre sin que lo sea) y de sus amigos, que son esa familia extendida que nosotros decidimos; una familia que, aunque no comparte nuestra sangre, nos acobija y nos hace sentir bien. Y aquí entra de nuevo en el juego la salud mental. Como hijos, le debemos un respetoa a nuestros padres, claro que sí...pero noi estamos atados a sacrificar nuestra salud, ya sea física o mental, por la obligación de que le debemos nuestra vida. El respeto, el amor, la fidelidad y la lealtad se gana, y eso aplica a la familia.

No voy a despedirme con un agradecimiento como tal, porque aun nos queda un largo camino por recorrer. Los siguientes en la fila son Wren y Julian (qué sorpresa, eh) y espero de todo corazón verlos allá. Eso sí, no pierdo la oportunidad de agradecerles de cualquier forma por todos sus hermosos mensajes y comentarios (cada uno de ellos, por si no lo saben, son un motor maravilloso para el escritor). Gracias por sumarse a este sube y baja, por sus teorías, por compartir las mismas ganas que yo de golpear a Isaac, de patear a Julian a y Wren y de proteger a Caleb en una cajita. Gracias gracias, no sé que hice para tener tanta gente hermosa por aquí, pero los amo muchito 🥺💙

¡Hasta dentro de muy poco! 💙