2| Definitivamente NO solo amigos.
Ashley Wood
Me gustaría decir que el camino va de los más tranquilo posible, pero Thomas no deja de explotar nuestros teléfonos con incansables mensajes de texto, ya que supuestamente Ariel se encuentra descontrolado. Ni siquiera apagar los celulares sirvió porque nos encontramos con otro obstáculo que nos estreso más que las jugadas de Thomas. Para nuestra mala suerte nos topamos con un trafico horrendo, el sonido de los cláxones mezclado con el grito de algunos choferes, casi nos lleva a la locura. Sin embargo, al rededor de cuatro kilómetros nos enteramos que el estancamiento se debió a un accidente entre dos autos particulares.
Estos momentos son cuando me arrepiento de haber convencido a Dereck de comprar un auto ya que con su motocicleta hubiéramos esquivado todos esos obstáculos fáciles.
Para cuando por fin llegamos, soltamos un gran suspiro junto con una mirada de victoria.
—Ariel nos va a matar —digo al notar las luces al interior de la cabaña y el sonido ligero de una bocina.
Jamás había venido, pero Dereck me ha mostrado tantas fotos de la propiedad que ya la siento familiar.
—Pensé que te quería lo suficiente como para no dañarte —suelta con un tono de recelo.
—¿Sigues con eso? —ruedo los ojos— Supéralo, Ariel nos quiere a los dos.
—Más a mí, obviamente.
—Pareces mujer celosa, Dereck.
—Y tu actúas como la amante —imita una voz fina, soltando una risa al final. Baja del vehículo y al cerrar la puerta se asegura de continuar— Déjanos ser feliz, rompe hogares.
Rompo en una carcajada y voy con él hasta el maletero para ayudarlo a bajar el equipaje. Es poco, pero por nada del mundo entrare sola a la cabaña, si Ariel nos va a matar, será por igual.
Cuando tenemos todo listo, nos ponemos en marcha. No tocamos la puerta, entramos directo con la llave y en el proceso nos damos cuenta que Thomas no daño la chapa para entrar y las dos pinzas que hayamos en el suelo nos da una idea su método para allanar, aunque siendo sincera veo todas las huellas de Bralow que de Thomas.
—¿Me protegerás, verdad?
—¿Por qué tan dramática, Ashley? —se mofa, soltándome una de sus miradas divertidas.
—¿Lo dice el tipo que acaba de hacerme una escena de celos amical? Que hipócrita. Además no lo soy, tal vez un poco, pero no a un punto exagerado. —lo miro de reojo y solo noto su sonrisa agrandarse con cada palabra que escucha— ¿Te divierto?
—Mucho a decir verdad.
—Descarado.
—Para ti siempre, mariposa.
Mi pecho vibra con placer. Dereck comenzó a llamarme de tal forma hace unos años, fue algo espontaneo y recuerdo haberlo mirarlo por un buen rato hasta reaccionar tres minutos después y es que nadie en mi vida me había llamada con un apelativo tan curioso, siempre es un "Amor, Cariño, mi vida" ¿Pero "Mariposa"? Jamás. Sin embargo aun no tomo la decisión de si verdaderamente me gusta o es por el simple hecho de ser algo innovador, además cabe resaltar de que él jamás me ha dicho su significado y quiera o no, no termino de sentirlo mío.
He tratado de sacarle la verdad de miles de formas, realmente agote todos mis recursos, incluso amenace con irme de la casa, pero simplemente se niega y ningún método resulta efectivo. A pesar de ello, no estoy resignada a morir sin saber el significado, mi curiosidad es enorme como para dejarme vivir en paz.
—¿Crees qué utilizando el apodo vas a ablandarme? —murmuro, como si alguien pudiera escucharnos y revelar nuestro secreto porque sí, Dereck nunca me llama de tal forma en publico.
—Sí. —confiesa— Te encanta que te llame de tal forma, prácticamente es tu talón de Aquiles.
Mentira al cien por ciento no es. No obstante, detengo mi caminar y sujeto su camiseta oscura para luego empujarlo hasta mi pecho. Acto seguido, Dereck sonríe de tal forma que me hace pensar que esto es lo que estaba buscando desde un inicio porque si alguien sabe como hacerme reaccionar, es él. Admito que le costo, fueron casi dos años en los que me analizaba y con la ayuda de Ariel, el primer psicólogo en el grupo, fue todo más sencillo.
Mi idea es confirmada al ver como sus manos se apartan de las maletas para luego sentirlas en mi piel, exactamente debajo de mi mentón, una posición bien conocida por sus dedos que ya saben donde ejercer presión para domar mi voluntad.
Mis ojos descienden por su quijada y en un segundo termino en sus labios.
—Mis ojos están arriba, Ashley.
Frunzo mi ceño y elevo la vista.
—¿Qué haces? —murmuro.
—¿Tú qué crees?
Sus pupilas se extienden al ver que no hago nada más que llevarme por su capricho.
—Creo que estás cruzando el límite —aviso, no tan segura de mis palabras.
—¿Es porqué los demás están cerca? —me hace señas para que me quede en silencio y solo entonces puedo las voces que provienen de la sala. Solo una fina pared nos separa— Sé que tenemos un acuerdo, pero la situación se ha vuelto un poco absurda ¿No lo crees?
Mi cuerpo tiembla ¿Acaso trata de... No, no puede ser.
—¿Otra vez intentando romper conmigo? —bromeo, sintiendo la inseguridad de si esto forma parte de nuestras bromas o realmente se refiere a lo que hemos tratado de ocultar de todos— Ya serían dos veces en el día, estoy segura que eso es una red flag.
—¿Eso crees? —ladea su cabeza, descendiendo sus manos por toda mi espalda— Bueno, tal vez sea verdad, siempre he sido el tipo malo ¿No? Con el que siempre hay excepciones y nunca una oportunidad.
—Dereck...
—Mírame y dime que vez.
Mantiene su distancia, a pesar de que sus manos no acompañen a su cuerpo, Dereck no se atreve a rebasar toda la línea. Un pie adelante y otra atrás, empujando, pero a su vez frenando todo deseo ¿Por qué? Esto no es necesario, nuestra última conversación fue definitiva. Aun así no puedo evitar conectar nuestras miradas.
Al principio no pasa nada, pero segundos después, Dereck hace algo que logra activar todas mis alarmas. Una de sus manos regresa por el camino, dejando que su pulgar se extienda por todo mi mentón y que poco a poco vaya subiendo por mis labios. Aunque, justo antes de llegar, siento otro efecto emergiendo desde lo más profundo de mi memoria.
Mis ojos se cierran.
Esta sucediendo otra vez.
De la nada, todo desaparece y no tiene nada que ver con mi nula visión. Hablo del tacto de Dereck que es reemplazo por otro mucho más poderoso, mucho más atrayente y enloquecedor.
No quiero abrir los ojos. Sin embargo sigo con la duda si es por el hecho de que no quiero ver a la persona o el miedo de que todo se esfume ¿Pero por qué? Nunca tengo dudas, cuando estoy consiente sé dónde pertenecen mis sentimientos, pero hay casos especiales como este dónde me voy, simplemente desaparezco y vuelvo a un pasado que deseo arrancarme de la piel tanto como tatuarmelo.
—¿Por qué siempre vas ahí? —murmura Dereck, sacándome del trance— ¿Por qué no puedes quedar conmigo?
Abro los ojos.
Se ha dado cuenta. Poco a poco, sus manos se alejan de mi piel y cuando ya no me está tocando, se queda quieto un segundo, esperando alguna respuesta, pero muy en el fondo sabe que jamás se la daré, no porque no pueda, sino porque ni yo misma sé lo que me sucede o tal vez sí, pero estoy tan aterrada que prefiero callar así como él prefiere esperar.
—Será mejor que entremos —rompo el hielo.
Asiente.
Trato de buscar alguna señal de alguna molestia, pero no hay nada, nunca hay nada. Es como si Dereck ya hubiera aceptado mis viajes al pasado, sin embargo sé que no es cierto ¿Quién podría estar conforme con algo así? ¿Cómo él lo logra? No puedo entenderlo y a su vez acepto lo que ofrece.
De pronto, su mirada decae en mí y su transparencia es suficiente para saber que no hay nada de lo deba preocuparme.
—Claro. —noto que carraspea tres veces antes de hablar— ¿Es muy tarde para responder tu pregunta?
Frunzo mi ceño y recuerdo:
«¿Me protegerás, verdad?»
—Dime —doy pase libre.
—Bueno. —da un paso adelante y balancea su mano de un lado a otro, señalándome en el proceso— ¿Cómo es que siempre te las ingenias para preguntar cosas tontas? —fuerza un sonrisa— Lo digo en serio, mariposa. Por supuesto que te protegería ¿Todos estos años a tu lado no son una prueba? Mi lealtad es a ti, ni siquiera Ariel rompería esto —señala mi cuerpo y el suyo.
Sonrío y por inercia él también, esta vez de verdad.
Es como si nada hubiera pasado hace unos momentos.
—Me torcí el tobillo cuando me llevaste a patinar por primera vez —evidencio, recordando esos momentos. Fue cuando estábamos en la universidad y aunque fue más mi culpa, guardo esas memorias con alegría, a pesar de lo que paso después.
Dereck toca mi cabeza con sus nudillos, con golpes suaves y luego me empuja de tal forma que paso el lumbar de la sala y quedo parada frente a cuatro individuos.
El primero en verme es Bralow con ojos negros profundos, después su hermana Kalesi, seguido de Thomas y finalmente acabar la enfurecida presencia de Ariel Torres. Todos se encuentran sentados en un sofá, sentados con cara de cansados mientras que Ariel esta parado, como si él fuera el maldito jefe de todos.
—¡Malditos desgraciados! —grita Ariel hacía nosotros. Oh no. Con desesperación trato de acercar a Dereck, pero Ariel es mucho más rápido y antes de que se de cuenta, desisto— ¡Se puede saber donde demonios estaban! Llevo encerrado tres horas con estos idiotas —señala a las personas del sofá— ¿Cómo se hacen llamar mis amigos, tontos?
—Sirenita...
—No, Wood, me siento realmente ofendido, ni la ególatra de Dalesa me trata así de mal.
Hago un puchero al ver su mano en su pecho. No esta fingiendo, realmente esta dolido y puede que este exagerando un poco, pero lo borrachos jamás mienten y mucho menos al tener las cantidades de licor que tiene Ariel, no estamos tan cerca y aún así puedo oler su aliento a Whisky.
Y eso que él odia el Whisky.
—Ella es la mujer de la relación —murmura Dereck.
—¡Hey! ¿Qué andas susurrando ahí?
—Nada. —se apresura a decir Orwell, dejando las maletas y acercándose a su amigo. Lo toma del cuello y después se apresuran en ir con el grupo.
Ariel se niega a su toque y le reclama por algo que ni siquiera entiendo. Pero en cuanto llega al sillón, ambos se derrumban y empiezan a reírse de la nada.
Una amistad única.
—¡Ven aquí, Wood! —grita la sirenita.
—Tu amiguito tiene grandes problemas de personalidad múltiple, Ashley. —me informa Bralow una vez que estoy cerca.
—¡Te dije que no dijeras nada! —regaña su hermana Kalesi, con un fuerte manotazo.
—Agradecido con el de arriba por ser hijo único, ustedes solo se la pasan peleando, me tienen cansado, arruinan mis vibraciones altas. —vocifera Thomas, levantándose de su asiento para darme un sonoro beso en mi mejilla— Hola, cariño.
—Agg. Tú los acabas de escuchar, Wood, este trío solo ha servido para empeorar mis ánimos —manifiesta Ariel— Los odio.
—EL sentimiento es reciproco eh —asegura Bralow.
—No es cierto, solo esta bromeando —trata de reponer Kalesi, pero su hermano niega y hace gestos como si ella estuviera loca.
—Cuando dijiste que tu amigo necesitaba apoyo emocional no imagine que fuera tan serio el asunto. —susurra Thomas mientras que un pequeño intercambio de palabras surge entre Ariel y Bralow— Joder, es que en serio, no puedo creer lo complicado que es ser hermano.
—No es tan malo como se ve —encojo mis hombros.
—¿Cómo no va a ser... —de pronto detiene su veneno y me mira con arrepentimiento— Oh, carajo, lo siento, Ashley, no quise herirte, diablos, es que a veces me olvidó de Jeremy...
—Oye, tranquilo, no pasa nada. —palmeo su pecho en calma— Nosotros no discutíamos, pero era porque éramos pequeños, estoy segura de que en algún momento nos revelaríamos contra el otro, ley de vida entre hermanos.
—¿Segura?
Asiento.
—Ya dejo de doler hace años.
Thomas besa mi frente y después de mucho tiempo, ese contacto se siente más que simple coquetería.
Pasa su mano por su cabellera y analiza la escena que tenemos al frente, después deja caer su brazo en mi hombro y poco a poco ejerce presión hasta quedar unidos por completo. Ni siquiera me esfuerzo es salir, Thomas es extrañamente caliente y teniendo en cuenta mi estrés en todo el camino, lo único que necesito es recostarme en un hombro y beber todo lo que este a mi alcance.
—Espero que esto le sirva a Ariel, te juro que Dereck y yo hemos intentado de todo para levantar sus ánimos, pero está peor que cuando se enteró que su amor platónico se iba del país —digo. Seguido, Thomas extiende su brazo para pasarme una copa de vino junto con un paquete de Oreo. — Dios, gracias.
—Es mejor que las palomitas, mira, tenemos todo un show —extiende sus dedos a Bralow que se apoya en sus dos rodillas mientras que señala a Ariel con sus dedos.
Al otro lado, Dereck capta mi atención y con un ligero movimiento de cabeza señala a Thomas, junto con una arruga en su frente.
"Ya lo conoces" módulo.
Él asiente y vuelve su atención a Ariel mientras que yo me concentro en Thomas.
—¿Qué le hicieron a mi sirenita? Esta peor que otros días.
Suspira.
—Bueno, al principio Ariel no dejaba de llorar por su hermana así que tuvimos la genial idea de embriagarlo para que ese relaje, pero no hizo más que empeorar. —golpeo su pecho— Oye, alto a la violencia. Sé que fue una idea tonta, pero en su momento sonaba épico ¿Sí?
—Apuesto que Bralow tuvo mucho que ver.
—Oh no, él quería envolver su boca con cinta adhesiva así que después de todo escogimos la mejor idea. —niego con la cabeza— Te dije que iba a tener todo en orden, Ash. Por cierto, hablando de eso ¿Dónde está mi premio?
Saco una oreo de la envoltura y la pongo en su boca.
—Ahí —mofo.
—Eres un ser malvado.
—Y tú muy iluso.
Thomas jadea con indignación y antes de que pueda mirarlo, me aparta de su hombro dónde estaba plácidamente recostada.
—Discúlpate si quieres mi calor, Ashley.
—No.
—¿No?
—No. —afirmo— Si tú no quieres, tengo a Dereck, Bralow o Ariel.
Me mira por unos segundos y termina por bufar con unos ojos que lloran por no salirse con la suya.
—Diablos, Orwell tenía razón, te has vuelto muy engreída desde que...
—¿Desde qué? —corto
—Nada. —achico mis ojos, él relame sus labios, mirando de un lado a otro, exclamando ayuda en silencio, pero para su mala suerte es muy evidente— ¿Sabes qué? Te perdono, ven, cariño. —antes de que pueda negarme, Thomas me recuesta nuevamente y aplaca mis palabras con dos galletas oreo— Eso, traga y olvida todo.
Tonto.
Paso las galletas con un poco de licor y aunque la combinación sea extraña, juro que es una de las mejores cosas que he probado en mi vida. Al dejar la copa en la mesa, Ariel se tambalea y hace la expresión de querer vomitar, pero Dereck le acerca un vaso con un contenido de dudosa procedencia y lo obliga a oler, haciendo que vuelva a la normalidad.
—¿Si lo llevamos al hospital? —propone Thomas en voz baja— Ese tipo necesita que lo sedemos, lo juro.
—Cuando era joven, resistía más al alcohol. —comento— Era el rey de las fiestas.
—Tampoco es tan viejo —recalca.
—Tienes razón. —inclino mi cabeza hacía arriba y miro su cabello— Tú sí que lo eres, incluso te han salido nuevas canas, amigo.
Entreabre sus labios ofendido, pero después sonríe como el mismo gato de Alicia en el país de las maravillas.
—En ese caso podría ser tu suggar daddy ¿Qué dices, guapa?
—Gracias, pero gano más que suficiente.
Chasquea sus dientes.
—Entonces adoptame, Ashley.
—Pensé que las peleas te dejaban suficiente, al menos Dereck se da la vida de millonario.
—Pero vive contigo en un apartamento normal, creo que he encontrado fallas en tu lógica, preciosa.
—Eso no tiene... —antes de poder terminar, una gigantesca mano se apodera de mi brazo y me arrastra a un lado. Intento zafarme de Ariel, pero cuando veo sus ojos asesinos hacia Thomas, desisto.
—Aléjate de Wood. —ruge— Ella ya esta prometida a mi mejor amigo —dice, empujándome hacia Orwell.
—La atrapé —avisa.
—Oye —me quejo, acomodándome en el sillón.
—Excelente amigo, ahora no la dejes ir, mira que me ha costado mucho juntarlos.
—¿Juntarlos? —inquiere Kalesi.
—Cuando está ebrio crea un mundo alterno dónde Dereck y yo estamos juntos —le informo con un gesto tranquilo.
—¿Qué? —parpadea anonadada, luego mira a su hermano en busca de una verificación a mis palabras.
—Mundo alterno dice —percibo un tono de burla en Bralow.
Casi de inmediato, Dereck se reclina y masajea sus manos.
¿Qué lo pone nervioso?
—Bueno, de verdad me da pena tu amigo, Ashley. —lamenta Kalesi— Primero el trauma de su hermana y luego el fuerte golpe emocional que debió dejar el rompimiento de sus...
—¡Porque la mencionas! ¡Quiero morirme! ¡No lo soporto! —exclama Ariel, llevándose un susto por parte de todos— ¡Mi hermana es una maldita desgraciada! Es que no la entiendo, siempre he estado para ella, en sus locuras obsesivas ¡En todo! ¿Y cómo me lo paga? ¡No me invitó a su jodida boda! —se desmorona en el suelo, justo a los pies de Bralow que lo empuja a un costado.
—Todo da vueltas en esta vida, sirenita, ya verás que le llegará su karma —digo mientras voy a su alcance y ayudo a levantarse.
—Pero yo no quiero que le pase nada malo, es mi hermanita, yo la amo, es una perra, pero la amo tal cual es, solo quiero que me diga cómo está, quiero abrazarla, regañarla, quiero...
—No seas patético. —suelta el mayor de los hermanos— ¿Cómo dijiste que se llamaba! Ah cierto, ya recordé. Naybet es adulta, una cosa es hacerte un lado a ti, pero no fue así, abandono a toda su familia y ya sé que tus padres la perdonaron, pero lo que hizo está mal ¿Cómo puede preferir a un hombre que a su propia sangre? Date cuenta, joder, la imagen que tienes de tu hermanita está distorsionada. Recapacita, enserio.
—Tan suave como siempre, Bralow —ironiza, Thomas.
Ariel, lejos de ponerse a discutir, toma mi cara entre sus manos y me mira fijamente.
—¿Quiénes son estas personas, Wood? No me gustan, se han puesto del lado de Naybet, échalos y quedémonos nosotros tres ¿Sí? Soy feliz contigo y Dereck, no necesito a nadie más.
—¿Seguros que el enfermito los quiere juntos o desea una relación poliamorosa?
—¡Bralow! —chilla Kalesi.
—Estoy seguro de que a Dalesa le gustaría oír eso —molesta Dereck.
Ariel me suelta y se hunde en el sofá.
—No la menciones, no me ayuda en mi recuperación.
—¿Y ella quién es? —curiosea Bralow.
—No otra vez —se queja Dereck.
—Te comparto mis galletas oreo amigo —ofrece Thomas y es aceptado sin dudas.
—Ella tiene nombre, idiota —ruge Ariel.
—¿Es bonita? —insiste.
—Por supuesto que es bonita, pero a ti que te interesa.
—¿Soltera?
Antes de que Ariel se aparte de mi lado, bloqueo mis pensamientos y cuando vuelvo a la realidad, encuentro al par discutiendo justo como hace un rato.
—Me rindo, —suspira, Kalesi— sé que dije que no iba a tomar, pero no durare está noche sin embriagarme. Ven aquí, Ashley, siéntate conmigo, no le hagas caso a estos trogloditas —palmea su costado y voy con ella sin dudarlo.
—Ni lo sueñes, Ashley —Dereck captura mi mano y al querer soltarme me señala las maletas que dejamos en medio de la sala.
—Ay no —chasqueo mis dientes— ¿Por qué no lo haces tú?
—No soy tu sirviente.
—Oh vamos, déjala conmigo Dereck. —Kalesi llega con nosotros y hace un puchero— ¿No vez que necesita alcohol?
—¿Quién necesita qué? —no sé cómo, pero Ariel ha dejado a Bralow y ahora cuelga de mis hombros. Mi mira interesado o borracho, no distingo la diferencia— No, Ashley tiene prohibido beber.
—¿Y eso? —tomo sus manos y las alejo.
—Bueno, es que te pones rara cuando estás borracha.
—¿Cómo cualquier persona ebria? —añade Thomas.
—Ariel, ¿Te caíste de la cama de bebé? —me quedo sin palabras al oír el tono serio de Bralow— Juro que lo tuyo no es normal.
Dereck se levanta del sofá, sin soltar mi mano y cuando da el primer paso, me levanto para seguirle el ritmo antes de que me arrastre.
—¡Oigan! ¿Dónde van ustedes dos? —Ariel extiende su brazo y logra sujetarme— ¿Me van abandonar como Naybet?
—Yo digo que lo internemos —susurra Braw.
—Solo iremos al cuarto un momento. —intercede Dereck— Así que suéltala para que podamos volver rápido.
—¿Así? Y a qué van. —Torres me suelta, pero no parece dar por finalizada la conversación. Sin embargo, de la nada emerge una chispa peligrosa— ¿Acaso irán a convertirme en tío? ¿Es eso, verdad? Irán por un rapidito.
Abro mis labios con perplejidad. Oh por Dios. No acaba de decir eso, en serio que no, pero mis esperanzas se desinflan al oír como mis amigos explotan en un risa, incluso Bralow que toca constantemente su cabeza en una señal de que a Ariel le falta un tornillo.
Los ojos desorbitados de Ariel me observan con picardía mientras que Dereck solo observa la escena como un tercero ajeno.
—Di algo —digo entre dientes, golpeando la boca de su estómago.
—No, gracias. —me da un apretón fuete en la mano para luego soltarme— Te espero en el cuarto, no tardes, si me quedo temo que abriré mi boca.
—No huyas cobarde.
—Ja, todavía que te ayudo.
Abro mi boca para refutar, pero da media vuelta y corre de la escena.
Luego me vengaré, por el momento saldré de esto yo sola.
Ariel toma un vaso de la mesa de licor y lo balancea con burla. Antes de que pueda medir mis consecuencias, empujó el vaso para derramar el líquido sobre él. Sin embargo, Ariel predomina mis movimientos y voltea la jugada para que yo termine empapada.
Thomas ríe, pero con una sola mirada lo silencio.
—Te detesto, Ariel.
—Me adoras, Wood. —sujeta mi cabeza y deposita un beso en mi frente— No te enojes, mira el lado positivo ¿No te ibas a quitar la camiseta de todos modos?
—¡Ya te dije que no!
—En nueve meses hablamos.
—¡Ariel!
—Ya, ya. Ve con tu amorcito, nosotros los esperamos.
Presiono mis labios en una fina línea, repitiendo constantemente de que no tiene caso discutir con un sordo, pero a su vez rezo internamente para que en las próximas horas el alcohol disminuya de su sistema.
—Acomoden los sillones en las paredes, hemos traído varios juegos que requieren espacio —ordeno, mirando al trío de atrás.
No espero aprobación, simplemente volteo y empiezo mi camino por el mismo lugar donde se ha ido Dereck.
—Lo que digas, bombón —escucho a Thomas.
—¡Oye! Deja de llamarla así, ella es de mi amigo, no tuya —volteo ligeramente y veo a Ariel golpear su pierna contra el suelo como un niño pequeño.
Cruzo el lumbar de la sala con el equipaje que me corresponde y me adentro a un pasadizo extenso. Solo entonces caigo en cuenta de que Dereck no me ha dado ningún tipo de indicación así que no hago más que improvisar.
Rememoro las palabras que me decía cuando me mostraba fotos de lugar y en un par de segundos, camino hasta detenerme en una puerta donde se oye ruido en la parte interna.
—¿Dereck? —toco la puerta.
—Pasa.
Abro la madera sin seguro y lo primero que hago es tirar el equipaje sobre el suelo.
Suspiro.
—Ariel está fuera de control, pero creo que con los juegos y un poco de comida con café le podremos bajarle el alcohol. —comento al entrar y cerrar la puerta detrás de mí— ¿Si trajiste los juegos que te mandé a comprar, verdad? Ya se lo prometí al festejado.
—Por supuesto ¿Me crees tonto?
—¿De verdad tengo que responder?
Estiro mi espalda y camino hasta la cama donde él esta sacando un poco de su ropa de la maleta. Sonrío malévola. Aprovecho que esta de espaldas para ser cautelosa y una vez que estoy cerca, estiro mi mano rápidamente y extraigo una de sus prendas.
—Oh no, esta vez si que no, mariposa, ven aquí. —voltea con una expresión divertida, pero en cuanto ve la mancha en mi blusa, cambia radicalmente— ¿Quién fue el imbécil?
—¿Tu quién crees? —giro los ojos— Ariel —respondo obvia.
—Lo mataré.
—No exageres, es solo licor. —me encojo de hombros— Además tenemos que hablar de algo más importante. —anticipadamente sujeto su mano derecha y alzo su muñeca para relucir la pulsera que le regale hace años— ¿Por qué ahora?
Alza una de sus cejas.
—¿Disculpa?
—Lo odias —toco el metal— ¿Qué tramas?
Dereck profundiza sus ojos, queriendo intimidar o mejor dicho, deseando que flaquee para así dar su golpe final. Sin embargo, esquivo cualquier sentimiento y pongo ambas manos en la pulsera, justo en el cierre.
—Ashley —susurra.
No paro, a pesar de que mueve su mano en defensa, persisto con mi plan.
—Vamos, dame esa cosa horrenda.
—No.
Jadeo cuando levanta su mano, haciendo que ya no pueda alcanzar el objeto.
—¡Dereck!
—Mirame. —lo ignoro y sigo saltando con las manos extendidas en mi objetivo. Sin querer, tropiezo con mis propios pies y tambaleo, logrando que me aferre a sus hombros con todas mis fuerzas—Ojos en mí, mariposa.
¿Por qué justo tiene que decirlo en este momento? Sabe cómo tocar fibras sensibles, se lo reconozco, pero aún así oculto mi rostro en su cuello mientras que sus manos van a mi cintura y me abraza con suavidad.
—Lo prometiste, Dereck —acuso con un resentimiento incoherente y es que durante todo el día ha estado actuando extraño, justo como hace años dónde todo acabo entre nosotros.
Hay algo mal, mi instinto lo sabe. Me niego aceptar que ese día se vuelva a repetir, especialmente después de todo lo que hemos pasado para estar bien.
—Es solo una pulsera, Ashley.
Lo miro.
—No, es toda tu actitud durante el día. —evidencio— No quiero que acabemos mal, te lo dije.
Escucho su respiración tranquila a través de sus latidos y por alguna razón, su calma es terriblemente contagiosa.
—Lo sé. Me puse la pulsera porque me la diste tu ¿En serio creíste que la iba a tener guardada por siempre? ¿Cómo podría enjaular tremenda belleza? Además ¿No es una forma de darte la contra? De vencerte en tu juego.
Parpadeo.
—¿De que hablas?
—Digo que estés tranquila, aún tienes tiempo.
Sin querer, suelto todo el aire de mis pulmones.
—Pensé que...
—Si algún día alguien romperá lo de nosotros, serás tú, Ashley, yo jamás podría hacerlo —besa ambas mejillas.
—La anterior...
—Esta vez estamos yendo con calma, todo saldrá bien —asegura.
Me acerco para darle un beso en su mejilla y después me alejo con dirección al baño, sujetando su camiseta entre mis manos.
—Por cierto, —me detengo y volteo— Dalesa llamo varias veces ¿Algo de lo qué deba enterarme?
Cada célula de mi cuerpo se congela.
Entre abro mis labios para responder, pero las palabras se me atascan en la garganta y de un momento a otro, todo lo que llevaba guardando, explota, ocasionando un desequilibrio de mis emociones.
"Mía, toda mía."
Mi respiración se corta.
Sonrisa pícara.
Mirada hipnotizante.
Rostro perfecto.
Suya.
Un zumbido de apodera de mis oídos, es bajo, pero lo suficientemente irritante como para que quiera romper la compostura.
—¿Ashley?
Basta.
No voy a ir ahí, no ahora después de tiempo.
No puedo.
—La llame por algo insignificante, seguro abra quedado confundida después de que interrumpiste. —no sé cómo, pero logro decir— Me aseguraré de llamarle después.
Sin más, giro mis pies y me encierro en el baño.
Suelto un largo suspiro.
¿Qué fue eso?
Solo admitelo, Ashley, admite que... Rápidamente abro el grifo y empapo mi rostro de agua fría.
Me quito la blusa con licor y empiezo a limpiarme el líquido que para este momento ya se ha adherido a mi piel. Toco mi cuello con la yema de mis dedos y siento mi carne caliente, algo usual cuando estoy en situaciones de presión.
No sé cuánto podremos seguir con esto.
Me limpio con la mayor rapidez posible y cuando estoy a punto de salir con la camiseta de Dereck en mi cuerpo, me doy cuenta de que la música se ha detenido y algunos gritos se escuchan desde la sala.
No reconozco la voz.
Salgo mirando a Dereck con intriga, pero él se encoge de hombros y me pide que me acerque con el movimiento de su mano.
—¿Crees que Bralow haya llevado al límite a Ariel?
—Recemos para...
Su respuesta es interrumpida por un fuerte ruido. Lo extraño es que parece venir justo de afuera de nuestra habitación, exactamente como si golpearan las paredes del pasadizo.
Dereck levanta su mano para que no me mueva, pero justo antes de poder correr afuera, la puerta es abierta con una rapidez que me corta el aliento.
—¡Espera! No hagas nada estúpido, sabes que solo te quiere provocar —oigo la voz de ¿Dalesa? Desde el pasadizo.
Cuando quiero dar un paso adelante, una sombra cubre el lumbar de la puerta y un cuerpo se posa para mirar el interior.
Una chispa arde en mi interior.
No puede ser.
¿Por qué?
Porqué después de tanto tiempo.
Unos ojos cafés se agudizan mientras que detallan el cuerpo de Dereck con profundidad y puedo jurar que veo mucho más que un simple odio en su mirada.
Él todavía no se ha dado cuenta de mi presencia, al menos eso quiero pensar ya que no voltea. Su respiración se encuentra acelerada y prueba de ello es su pecho subir y bajar con una irregularidad que no había visto hace años. Su mentón se tensa y solo entonces es cuando miles de recuerdos llegan a mi mente.
"Eres mía, Ashley, jodidamente mía"
Mi pecho arde.
Adrián está aquí.
Anonadada, doy un paso atrás y el movimiento genera que haga ruido y por consiguiente atraer la atención de los dos hombres en la habitación.
No me mires, por favor.
No lo hagas.
Sin embargo, está vez no corro con suerte. Adrián gira su cabeza y conecta sus marrones con los míos, llevándome a un estado que creía inexistente ¿Por qué? Porque después de años su brillo ha vuelto a iluminarme.
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Hellow <3
Ahhh, este capítulo es especial, pero no puedo revelar nada hasta unos capítulos más adelante, pero si les aconsejo no olvidarse nada de aquí. Además en el próximo cap tendremos el esperado encuentro entre Ashley y Adrián 🌚 y solo les puedo decir que será muy intenso (al estilo Irman)
Gracias por comentar y votar, besitos 💋.
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