16| Cercanía.
Ashley Wood
No soy una persona que se considera con suerte, a pesar de lo bien que me va hoy en día, ya que siento que es una devolución del universo por las desgracias de mi pasado. Sin embargo, ahora que veo a Adrián a los ojos y escucho mi apodo salir de sus labios, me olvido de todas mis creencias y empiezo a rezar.
Maravillosamente afortunada.
Fue inesperado. Hace apenas unos segundos estaba enojado, reacio a cumplir con la parte de su trato, pero de nuevo, la presencia de Arlon Brax lo ha debilitado a tal punto que se permitió llamarme como su secreto más conservado.
Si eso no es suerte, entonces no tengo idea.
Me encuentro extasiada, en una nube de felicidad que nadie puede atravesar, pero si percatarse y por supuesto, Adrián lo hace. Al principio no fue evidente, pero en cuanto se dio cuenta de lo que dijo, apretó más fuerte su agarre en mi mentón. Una acción que afirmo todas mis sospechas: Su impuso gano y le aterra lo fácil que se esta desintegrando cada vez que esta a mi lado.
Entre más rápido lo entienda mejor.
Sus pupilas se encuentran dilatadas y por el repentino cambio de temperatura de las yemas de sus dedos, deduzco que su presión ha bajado. Sin embargo no flaquea, esta tomando cada gramo de poder, juntando lo que queda y entregándolos en batalla.
Todo por que no lo descubra.
Todo por mí.
Su lucha es estimulante.
—Eres una mentirosa, Ashley. —demanda con voz tensa a la par que siento sus dedos temblar en mi piel— ¿En serio pensaste que iba a creerte? Te conozco mejor que cualquier ser humano en el planeta, no puedes engañarme, yo sí te veo.
Mi corazón palpita con fuerza, esa determinación es lo que necesito.
—No correré, Adrián. —digo seguridad— Sigo y seguiré aquí.
Sacude su cabeza y profundiza su mirada, mandando un choque de electricidad a las zonas más recóndita de mi anatomía.
—¿Pensaste que enterrarte bajo mi piel iba a ser sencillo? —se jacta con incredulidad, dando pequeños toques en la zona secuestrada— ¿Crees que sigo siendo el mismo hombre que caiga ante ti?
Mi verdadera respuesta se atora en la punta de mi lengua.
—Puedes decir todas las mentiras que se te vengan en gana, —tengo que retener un suspiro al sentir su respiración eufórica— yo no huiré de ti.
—Una jodida lastima si me lo preguntas porque dentro de todos los adjetivos que tengo para ti, la palabra tonta no es una de ellas —sus labios se tuercen en una sonrisa forzada.
—Pero no tanto para deducir que Arlon Brax es alguien importante —sonrío con mofa, ganándome un bajo gruñido— ¿En que ecuación encaja, Adrián? Me lo dices tú o tendré que buscar información en otro lado. —frunce sus cejas con irritación— y desde ya te aseguro que no te gustarán mis métodos.
Amenazo, segura de mi misma y sin tener la intención de mentirle. Hablo en serio, si Arlon Brax es quien me dará las respuestas del porqué de la actitud de Adrián, entonces me acercaré y pondré todo en juego.
No temo arriesgar.
Estoy dispuesta a todo por tenerlo de vuelta y esto va mucho más de un sentimiento amoroso, de verdad anhelo que sea él mismo. Lejos de traumas, del dolor, quiero limpiar su alma.
Sin embargo, Adrián no parece contento con mis palabras. La simple mención de Arlon vuelve a activar esa fibra. Luce caótico, como si su interior estuviera en llamas. Sin embargo, no hacen falta palabras para expresar su sentir, incluso no hay necesidad de apretar su agarre dominante, su mirada lo es todo, solo le basta esos ojos para intimidarme. Se puede percibir esa fuerza que araña mis entrañas y destroza cada centímetro de mi voluntad.
Me doblega.
Me tiene en su poder.
Pero no se lo demuestro.
Me remuevo entre sus dedos ocasionando que tenga que ejercer más presión sin llegar a lastimarme. Aun así, lo que no prevé es que su acción genera que mis labios se entreabran y mis labios apunten a los suyos en una clara invitación a pecar.
Su mirada se vuelve fuego.
Lo odia.
Lo aborrece porque le gusta.
Observar su creación por un tiempo considerable lo delata.
—Te detesto —anuncia de la nada, soltándome y retrocediendo de golpe.
—Al parecer no lo suficiente.
—Para —sus ojos descienden a mis labios— y borra esa sonrisa de tus labios.
—Solo si ruegas.
Sus pupilas se pronuncian, abrazándome con las brasas de su fuego e intensificando todo cuando vuelve a dar un paso en mi dirección.
Entonces, por fin me fijo en la manera en que su cabello esta totalmente revuelto, como si acabara de levantarse y los primeros rayos del sol le dieran los buenos días. Por otro lado, su camisa ha sufrido un cambio drástico desde que vino a tocar mi puerta en son de queja, se encuentra ¿Cómo podría decirlo? Arrugada me parece un poco extremo, pero tampoco tiene el mismo aspecto.
Extraño.
—No seas ridícula, Wood.
Entreabro mis labios.
Me devuelve la jugada. Su provocación es casi un insulto. Se detona desde ese brillo de competitividad hasta esa arruga que se forma una de las esquinas de sus ojos.
No solo no le basta con no utilizar mi apodo, sino que ahora ha desechado mi nombre y ha dicho mi apellido. Lo peor de todo es que se ha sentido como si estuviera completamente augusto con ello.
—¿Quién es más ridículo, Adrián? La mujer que quiere oír un absurdo apodo o el hombre que no puede mencionarlo sin perder la cordura en el camino.
Clic.
Entonces, por fin logro apretar en uno de sus botones.
Algo pasa. Su espalda se endereza y ladea su cabeza ligeramente a un lado, cerrando sus ojos y aplanando sus labios. Cuando vuelve a mirarme, hay un peligro bordeando sus iris.
—¿Qué dijiste?
—Y yo que pesaba que tenías una audición sensible —murmuro, recordando su reclamo.
—Repítelo. —ordena— Atrévete a decir que el apodo es ridículo.
No grita, no se acerca, ni siquiera hay un cambio mínimo en su voz. Aún así, capto todo su poder.
—No planeaba...
—¿No conoces el término de sinónimos? —masculla — ¿O tu obsesión por mi es tanta que ocupa gran parte de tu linda cabecita?
Si cree que tratando de reducir mi inteligencia va a lograr que pierda, esta muy equivocado. Empezando por el echo de que tendría que hacer un gigantesco esfuerzo para que mis años de estudio se vayan a la borda y obviamente, también borrar todos esos momentos donde él mismo me ha puesto en la cima. Puedo ser muchas cosas, pero inferior no.
Retengo un suspiro.
A pesar de ello, mi intensión jamás fue minimizarlo, es evidente que el apodo también es importante para mí, sino porque me esforzaría tanto en escucharlo. Pero por alguna razón no parece especialmente molesto por ello. De hecho no parece enojado bajo ningún aspecto. Lo que podría describir en su facciones es una ansiedad desesperante, como si estuviera deseoso de algo que no puedo deducir con facilidad ya que el calor de su peligro me abruma.
Él me tienta, exigiendo una respuesta.
Yo lo provoco, alargando este momento de conexión.
—Cobarde —farfulla.
—No voy a negar mis sentimientos, Adrián, tú eres más que suficiente.
—Curioso, considerando que quien esta en la fase de negación eres tú.
—¿Yo? —jadeo, soltando una pequeña risa— ¿Te has visto en un espejo, Adrián? Te reto. Párate al frente y menciona mi nombre y te darás cuenta de que en cuanto la primera silaba salga de tu boca, ya estarás ardiendo por mí, obsérvate ser débil por mí, mírate mientras te conquisto.
Jaque mate.
No hay otras palabras para describir la forma en la que me esta viendo, no, analizando.
—¿Arder por ti? —pregunta con demasiada profundidad.
—Justo como ahora mismo.
De un movimiento rápido, sus dedos vuelven a aferrarse a mí quijada, está vez con un poco más de fuerza y con su brillo en los ojos.
Acerca nuestros rostros, mostrándome cada minúsculo detalle de su piel y aunque lo trate de negar, hay cierta gracia en su mirada. Nuestro juego le encanta.
Sin embargo, antes de que pueda tomar el control de la situación, sujeto con fuerza su mano y la saco, ganándome su irritabilidad. Aún así, no se da por vencido y aprovechando mi distracción, camufla su brazo en mi espalda, rozando zonas sensibles y posicionándose en la curva de mi cintura.
Un sacudón me hace retener un jadeo.
—No te quiero, Ashley —dice con rudeza.
—¿Eso significa que me amas? —susurro.
—Poco probable.
¿Entonces por qué no luces convencido? Por que cada te miro solo puedo ver el reflejo de mi afecto.
Además ¿Acaba de decir la palabra probable? Eso no es una negación, suena más como una afirmación que no puede ser expresada. Mi corazón palpita. Entre abro mis labios para arremeter contra su embuste, pero me detengo al sentir la presencia de otra persona.
Adrián por su lado también lo capta y se aparta lo más rápido posible, como si sus cinco sentidos hubieran entrado en funcionamiento.
Mi mirada se dirige al frente, observando la puerta de mi apartamento abierta y a su costado una figura asomándose.
Frunzo mi ceño, él es una de las últimas personas que pensaba ver.
Bralow se recarga en el marco, luciendo sin un ápice de sentimientos, casi aburrido con la situación, pero una vez que se da cuenta de la presencia de Adrián, sus facciones cambian a una curiosa, casi al borde del recelo.
—Entra —formula una vez que sus negros regresan conmigo.
Sin despegar mi atención de él, puedo sentir el acecho intenso de Adrián a mi lado.
Me quema.
—Ahora voy —respondo con rapidez.
Niega con un movimiento de cabeza.
—Realmente no quieres que él venga Ashley, no se encuentra de buen humor —eleva sus cejas, dándome a entender que no esta jugando.
Ni siquiera hace falta que lo mencione, se refiere a Dereck.
—Maldito cobarde —murmura Adrián.
Bralow alza sus cejas y suelta una jadeo escéptico.
—Ashley —con la mención de mi nombre me avisa que su autocontrol esta a punto de cruzar la línea.
—Te dije que ya voy. —me acerco a la puerta y le advierto en murmullos— Por favor, quédate adentro —sin más, le doy un leve empujón y cierro la puerta.
Aún puedo sentir el cosquilleo de su toque.
—Debiste irte, Ashley.
Volteo para enfrentarlo.
—Estoy segura de que te encantaría —ironizo.
—Por fin lo entiendes —luce calmado, pero la mano que ha estado tocándome, se escabulle dentro del bolsillo de su pantalón y casi puedo visualizar como la zona agarra un color rojizo.
—Pero el goce te duraría máximo dos segundos antes de que empieces a extrañarme.
—Demasiado egocéntrica para tu propio bien.
—Solo en ocasiones donde sé que mi victoria esta garantizada, Adrián.
—O tal vez muy ingenua. —murmura— ¿Cuándo vas a aprender que conmigo no tienes opción de ganar?
—Sabes que tengo el poder.
Silencio.
Me mira.
Y lo único que puedo visualizar es admiración.
A pesar de ello, no puedo dejarme guiar por esa emoción ya que las palabras de hace instantes vienen a mi mente, arañando mi corazón.
—Dereck esta arrepentido.
Sale de sus pensamientos.
Un paso atrás.
—Estoy seguro. —carraspea— Debo confesar que me sorprende la facilidad con la que lo perdonaste, pero es algo tonto ¿Verdad? Ustedes dos no pueden mantenerse alejados del uno del otro.
Sus palabras no reflejan exactamente unos celos, pero si una frustración muy bien camuflada. Siempre he sabido que mi relación con Dereck le ha sido algo difícil de procesar, pero jamás me prohibió que me acercará. Así que escuchar ese grado de desilusión en su voz me hace cuestionarme si realmente cree que entre Dereck y yo existe algo más que una fuerte amistad.
¿Acaso no es obvio que solo soy suya?
—Él significa mucho para mí y perdonar nunca se me ha sido complicado cuando realmente veo la sinceridad. —controlo el impulso que tengo por tocar su piel— Además, jamás lo juzgaría por algo que sé que no lo define como persona. Sé perdonar, Adrián, sea lo que sea.
Otro paso atrás.
Sabe que he llevado la conversación por otro rumbo. Sabe que me refiero a él. Dándole una nueva oportunidad para contarme las cosas. Pero como de costumbre, me aleja.
Sus ojos se apagan.
—Buenas noches, Ashley.
Suspiro al verlo cruzar su puerta.
He presionado suficiente por el día de hoy.
Al volver a mi departamento encuentro a Thomas peleando con Kalesi por la última porción de postre. Bralow se haya al costado de Dereck, ocupando mi lugar, parecen charlas tranquilos. Sin embargo, una vez que notan mi presencia, el hermano mayor se levanta y me deja el espacio vacío.
—No han agarrado de mi cena ¿Verdad? —inquiero, mirando el plato con un hueco en el medio.
—Karma —se encoge de hombros Thomas.
—Sigue enfadado por el video que subiste —murmura Kalesi.
Volteo los ojos.
—Deberías a agradecerme, creo que has subido al menos unos cinco mil seguidores.
Thomas deja su lucha con Kalesi, agrandando mucho sus ojos y después busca su celular de forma desesperada. Una vez que lo encuentra, lo desbloquea.
Uno.
Dos.
Tres.
—Oye, no hay nada nuevo, Ashley mentirosa Wood —entrecierra sus parpados.
—Ups —me rio.
De inmediato, volteo con Kalesi que come plácidamente su postre y haciendo alarde de su victoria con exageración. Thomas no lo pasa por alto, me acusa de forma mecánica.
—¡Mal...
—Karma instantánea —suelto.
Bralow tranquiliza a Thomas mientras terminamos de cenar entre conversaciones vagas, risas tontas y uno que otro tema importante como los estudios de Kalesi, mi vida laboral, el campeonato que quiere ganar Bralow junto con Thomas y en la inversión que quiere hacer Dereck en un negocio. Es cálido. Un ambiente familiar. Convivimos solo como nosotros entendemos.
Estoy a punto de terminar mi vaso de refresco cuando siento una mano dándome una palmada en mi rodilla.
—Ven, recojamos todo —propone Dereck, levantándose y agarrando algunos platos vacíos.
—Sí, Ashley rencorosa Wood, ven y recoge mi plato —tienta Thomas.
Alzo mis cejas en advertencia.
—Lo sé, eso sonó muy machista. Ven Dereck, sé mi esclavo.
Nadie le hace caso.
Me limito a limpiar el espacio de Kalesi y el mío, mientras que Dereck se encarga de los demás y una vez que coloco todos los servicios sucios en el lavadero, suelto un enorme suspiro.
Esto será tedioso.
Repentinamente, doy un sobresalto sobresalto en mi lugar. Toco impacientemente el bolsillo de mi pantalón para silenciar el ruido proveniente de mi celular y antes de que pueda ver el remitente, contesto la llamada.
—¿Sí? —me oigo decir.
—¿Majestad?
Elevo las comisuras de mis labios. La voz del desconocido parece la de un niño pequeño.
—Hasta donde sé, no tengo descendencia de la realeza —respondo.
—Oh, lo siento, creo que copie mal un numero. —me da ternura su voz— No eres mi papi ¿Verdad?
Me sonrojo.
—Lo lamento, pero no.
—Oh —la tristeza de su voz me conmueve.
—No te preocupes, seguro te llamará pronto ¿Estas acompañado?
—Oh, plebeya, espero que tengas razón. —suspira como si se tratase de un adulto— Y por supuesto, siempre estoy acompañado de mis súbditos —menciona con orgullo.
—Me alegro...
—Hasta nunca, vasalla.
Abro mis labios y alejo el celular, mirando con incredulidad y gracia la pantalla apagada.
—¿Quién era? —pregunta una voz profunda.
Un niño con complejo de rey.
—Número equivocado —resumo— Por cierto, Dereck ¿No quieres lavar los servicios? —digo, sabiendo que está detrás de mí.
Creo escuchar una risa baja.
—Esa rutina era cuando vivíamos juntos, pero te fuiste así que asume las consecuencias.
Me doy la vuelta y me apoyo en el borde del mármol. Le hecho un vistazo rápido, observando que se encuentra en la misma posición, mirando el techo y ladeando su cabeza a ambos lados.
—Dereck el menos resentido Orwell.
—Oh por favor, no empieces a copiar a Thomas.
Está visiblemente más relajado. Muy por el contrario de lo que Bralow expresó, Dereck no ha mostrado señales de que ha estado enojado por salir del departamento con Adrián o Arlon.
—¿Estás bien? —aún así pregunto.
—Solo estaba procesando una información, no tienes de que preocuparte.
—¿Es por Arlon? Porque al parecer descubrí una nueva pista que me va a llevar a la verdad.
Eleve sus comisuras con sus labios cerrados y después se relaja, entornando sus negros a mis cafés.
No sé siente una tensión ni algo incomodo, es Dereck, no hay necesidad, pero por alguna razón creo que la sensación no es reciproca ya que luce tenso, sus ojos se mueven con nervios por todo mi rostro y hay tanto sosiego que puedo escuchar los latidos de su corazón bombeando a una velocidad rauda.
—Promete una cosa —rompe el silencio.
—¿Qué cosa?
—Jamás creas ni una sola palabra que te diga Arlon Brax ¿Entiendes, Ashley? Por nada del mundo creas que es una buena persona y siempre recuerda quienes somos nosotros, no permitas que también te envenené.
Esa temible picazón en mi pecho vuelve como por arte de magia al escucharlo. Apenas son cuatro palabras que se repiten y me envuelven por completo, logrando que mi pecho se hunda, pero antes de tener la oportunidad de investigar. Dereck sale de la cocina con paso apresurado y después de tres segundos se escucha la puerta principal siendo azotada.
═════════════
Hola 🤍.
En una breve actualización: Anthu (2) - Anatomía (0)
También he recibido la noticia de que tengo beca del 50%, lo que llore ese día no tiene precio jajajaja. Además hoy es el día del fisioterapeuta en el Perú <3 y el 8 de septiembre es mundial, así que si conocen a alguien que sea profesional o se este preparando, no duden en saludar.
En otras noticias, estoy feliz porque estoy escribiendo más que en otros meses y me esta encantando el recibimiento que esta teniendo. Muchas gracias.
No se olviden de seguirme en Wattpad, Instagram (AnthuanetNieves) y TikTok (Anthuanetnieves_)
Bais, aliméntense bien🤍.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro