14| Las mentiras del camaleón.
Ashley Wood
El destino esta a mi favor, no tengo duda de ello. Tal vez todas las manifestaciones positivas que hice en mi adolescencia estén dando frutos, no me quejo, de hecho lo agradezco porque no creo en las coincidencias banales, no con Adrián Irman en la ecuación, siempre tiene que haber una explicación.
Nuestro reencuentro se iba a dar tarde o temprano, él mismo lo afirmo al decir que no iba a detener sus sueños por mí. No iba a importar lo mal que nos hayamos encontrado, no importa que camino hayamos cruzado ¿Si no iba a la cabaña? Lo vería en la boda de mi madre ¿Y si no asistía a la boda? Este edificio iba a ser nuestro primer encuentro ¿Y si no? Quien sabe, el hospital es una locación fuerte, pero también las calles de esta ciudad. Lo cierto es que no hay rincón en el mundo donde podamos huir de nuestro destino, Adrián y yo estamos destinado a encontrarnos, como si estuviéramos unidos por el invisible hilo rojo ¿Cuánto tiempo nos tomo recorrer para acabar en este punto? ¿Cinco años? ¿Acaso eso toma dar la vuelta al mundo? Por que al final y al cabo, la tierra es redonda y este reencuentro ya estaba escrito en nuestra fortuna.
¿Podría haber pedido algo mejor? No lo creo. Todo gira a mi favor.
Adrián no solo estudiará aquí, en esta ciudad, sino que también trabajará en el mismo hospital que yo ¿Me sorprende? Claro que no, estoy muy consiente de sus capacidades y si no fuera por algunos sucesos del pasado, él ya sería mundialmente reconocido. Sin embargo, como dice el dicho: Tiempo al tiempo. Además no puedo dejar pasar el hecho de que seremos vecinos. Estamos atados en todos los ámbitos posibles.
Es casi como si alguien me hubiera servido un banquete de mis platillos favoritos y mi única obligación sea acomodarme, sujetar el cubierto correctamente y tener cuidado con no atorarme.
Sonrío al imaginarlo.
Si ese fuera el caso no habría problema, tomare cada segundo de mi vida en disfrutar las delicias servidas y no pararé hasta satisfacerme por completo.
No fallaré, lo conseguiré.
Adrián Irman va a arrodillarse por mí.
Sin embargo, antes de sentarme en la mesa y mover todas mis fichas, debo limpiarme. Debo solucionar mi situación con Dereck, si voy a hacer esto, necesito decírselo de mi propia boca, a pesar de que él ya lo sepa.
Le envié un mensaje ayer, a penas Arlon me dejo en la puerta de nuestro departamento. Espere a que llegará a dormir, pero un mensaje de Thomas diciendo que Dereck estaba en su casa después de estar en una reunión del complejo, me hizo abandonar mis esperanzas de cerrar el ciclo.
Al menos esa noche.
Hoy es un nuevo día y no pienso alargar esto. Dejar cabos sueltos es sinónimo de problemas y por ende, desgracias que no quiero pagar.
Así que en mejora de mi problema, cambié de turno con Isaac, mi compañero fisioterapeuta. Ahora, en vez de estar en la mañana, estoy en la tarde, solo por hoy. Mi jefe Lucio lo aprobó sin preguntas, todos los que trabajamos con él somos competentes así que de alguna forma me lo venía venir.
Conozco la rutina de Dereck así que no tengo por qué preguntarle a Bralow dónde se encuentra, ya que normalmente ambos suelen entretener juntos, en cambio de Thomas que es versátil, un rebelde sin causa.
A esta hora, el complejo debería está lleno, muchos aprovechan para entrenar en la mañana para estar libres el resto del día y lo compruebo cuando llego.
Bullicio.
La testosterona flota en el aire y mis ojos se deleitan con varios pechos descubiertos, sudados y venas sobresalidas por la fuerza que ejercida. La primera vez que entre aquí y tuve está escena, mis ojos se abrieron de golpe y Thomas estuvo tratando de llamar la atención hacía su pectoral como de costumbre, pero no podía concentrarme con uno teniendo a todos.
¿Descarada? Por supuesto.
Observé a cada miembro del club y después de que un hombre me dijo que le tomara una foto para que la conserve, no dude en hacerlo y enviárselo al chat grupal de mis amigas. Claro, mi felicidad duró poco, Dereck me saco del lugar y me llevo de nuevo con la promesa de no actuar como una adolescente hormonal.
La impresión se va con el tiempo, pero nada quita la belleza del panorama. Es de cierto modo inspirador, por eso Kalesi siempre viene a esta hora para pintar, una placer que debería estudiar, ya que es muy buena.
La encuentro en una esquina, sentada en el suelo y con varios pinceles y pinturas a su alrededor.
Esto no esta permitido, ni siquiera a mi se me otorga la posibilidad de traer mi cuaderno y tratar de imitar los dibujos de Kalesi, pero Bralow, Dereck y Thomas es suficiente motivo para que ella pueda tener su dosis de inspiración diaria. Intentaron hacer lo mismo por mí, pero realmente no es algo que me apasione y los directivos temían aceptar más de una persona y abrir la posibilidad de que otro boxeador crea que podía exigir cosas.
Además Kalesi no le hace mal a nadie y muchos de aquí agradecen la subida de ego que les proporciona.
—¿Dónde está el ermitaño de tu hermano? —le pregunto cuando estoy cerca.
Ella se asusta, suelta el pincel al suelo y me mira con su mano en el pecho.
—Dios, Ashley, casi me matas de un infarto —me río.
—Lo siento, a veces olvido que te desconectas del mundo cuando pintas —me siento a su lado y miro el cuadro que es un medio cuerpo sin terminar— Que abdominales. —halago mirando al frente donde están todos los boxeadores practicando— ¿Quién es? —vuelvo a mirarla, meneando la cejas.
Ladea su cabeza a un costado.
—Un poco de todos. —admite— Mira, este tiene las manos, este sus venas, este su pectoral y el otro la V marcada del inferior del abdomen —dice señalando cada tipo con su pintura.
—Te falta el rostro —evidencio.
—Si, lo estoy dejando para el final, —tuerce sus labios— estoy indecisa en los ojos y labios, me gustan los de este moreno, pero también los de aquel rubio que nos está mirando.
Frunzo mi ceño y miro en la dirección que está señalando.
Mi corazón empieza a acelerarse al encontrarse con unos ojos azules. Cada músculo de mi cuerpo se tensa y me paralizo por un segundo. Esto no puede ser verdad, es un juego macabro de mi mente, él no está aquí, no ha vuelto, estoy a salvo.
No es real, sin embargo... Son los mismos ojos, el mismo azul intenso, la misma mirada, la misma obsesión.
No, basta, no es él.
Por un segundo, todo mi mundo se tambaleó y mi visión se nubló. Sentí el miedo recorrer mis venas, haciendo que me levanté en defensa. Achico mis ojos y lo analizo con profundidad, para aclararme de que no es Luke, solo un hombre que tiene sus mismos ojos, mismo cabello, pero facciones diferentes.
Kalesi deja sus cosas a un lado y se pone a mi altura con preocupación.
—¿Qué pasó? ¿Lo conoces? ¿Llamo a Dereck para que lo expulse? —empieza a soltar varias posibilidades para poder mejorar mi estado.
Me recupero en el instante, con un ligero sacudimiento de cabeza.
—No lo necesito, puedo echarlo yo misma. —tomo una respiración profunda— Pero no es necesario, lo confundí con otra persona —le sonrío para calmarla.
Mi corazón demora en regularse mientras que todo mi cuerpo ya ha vuelto a la normalidad.
Es extraño.
Hace años que no me pasa algo así, tener miedo es algo normal, pero lo que me genera Luke es más fuerte, peligroso en todo aspecto.
No vivo preocupada por él, sé que no me hará nada, tengo el suficiente conocimiento para defenderme físicamente como emocional de ser necesario. Ya no soy una presa, me convertí en un cazador al igual que él con la única diferencia de que no utilizo mis habilidades para generar dolor.
Dios lo libre si es que algún día decide salir de su escondite.
Una incomodidad en mi vientre se presenta al ver que el hombre rubio camina hasta nuestra dirección. Con cada paso que se refleja más como una nueva persona que como un fantasma.
Enderezo mi espalda y lo analizo.
No está viniendo con la intención de ser amable, su coquetería irradia por sus poros invisibles. Cuando se detiene, me doy cuenta de que tiene mi misma altura, pero sus músculos al ser grandes y tener un increíble porte, me reduce, haciéndome ver pequeña.
Sus ojos azules pasan entre Kalesi y yo, para al final, después de tres idas, decidir quedarse conmigo, frunciendo ligeramente su ceño.
Sus comisuras se elevan.
—Lo siento, ella ya está ocupada. —dice mi amiga— Hay una fila enorme.
El rubio se ríe, me deja de mirar y pasa con ella.
—Pero si vengo por ti.—ríe, extendiendo su mano ante ella— Soy Yojam.
Pobre, es muy joven para morir.
Kalesi me mira con los ojos abiertos. Sabe que es guapa, la verdadera sorpresa es por el atrevimiento, nadie es tan descarado con Bralow rondando.
—¿Si sabes quién es mi hermano? —responde sujetando su mano en un apretón.
—Soy nuevo, pero no me interesa hablar de tu hermano, quiero conocerte ¿Estás libre? Quiero invitarte a salir —junta sus manos en un aplauso y relame sus labios.
Suelto una carcajada.
Ambos se giran para verme y no puedo evitar reír más fuerte, lo único que me hace retenerme es la cara de espanto de Kalesi.
—Lo siento, pero en serio no sabes en lo que te estás metiendo, —apunto a Yojam con mi dedo— pero si tienes el suficiente valor y fuerza para enfrentarte a Bralow entonces eres merecedor de mi amiga.
—¡Ashley! —se queja Kalesi.
Giro los ojos y me acerco a ella para susurrarle:
—Diviértete, eres joven, ve con Yojam a esa salida, me encargaré de distraer a Bralow —me separo y le suelto un quiño.
Kalesi mira a Yojam un par de segundos, ambos tienen una conexión que me niego a interrumpir. Poco a poco veo como una sonrisa tímida se le forma, puedo ver su decisión formarse y al instante, me mira para aclararme el panorama.
—Creo que está con Dereck en uno de los vestuarios.
—Lo tengo. —aseguro— Apúrate.
La adrenalina destella en sus ojos. Empieza a recoger sus cosas del suelo, acomodando cada objeto en su lugar, soy consiente de que las pinturas que utiliza son caras.
Aprovecho su distracción para acercarme a Yojam, una simple inclinación con seguridad, demostrando que no estoy bromeando.
—Si te atreves a lastimarla, Bralow será el último de tus problemas, será mejor que dejes en claro tus intenciones con ella, te aseguro que puede manejarlo —digo con voz calmada, le doy unas palmaditas en su hombro y después me marcho.
Bralow puede aparecer en cualquier momento.
No doy ni dos pasos cuando un agarre se implanta en mi muñeca derecha.
Con extrañeza miro a Yojam.
—Lo siento. —me suelta— Hace un segundo me observabas extraño ¿Nos conocemos de alguna parte? —murmura, saliendo de su faceta de conquistador.
—¿Tu me conoces de alguna parte? —cambio su pregunta.
—No, pero soy consiente de mi mala memoria. —tuerce sus labios— Tu amiga me interesa, la he estado observando desde hace un rato y si tu y yo hemos tenido algo en el pasado, ya sabes, no quiero sonar como un idiota, pero sería bueno saberlo para poder ser honesto.
—Ahora no estoy segura de dejarte a solas con ella —frunzo mi ceño— ¿Acaso estas en drogas?
Kalesi puede ser la más pacificadora del grupo, pero sabe defenderse, hacer lo correcto en caso de que un hombre que le dobla en fuerza sea vencido. Bralow se aseguro de ello cuando vio la atención que recibía por parte de los hombres. Puede ser un idiota la mayoría de veces, pero esta consiente de que nunca va a poder estar a su lado y aunque la naturaleza de Kalesi no sea de todo violenta, lucha con inteligencia y por supuesto, no me sorprendería si tuviera un rastreador con ella.
—Todo el mundo tiene un pasado, el mío ya esta enterrado hace un año, pero aún así...
—Tranquilo, es la primera vez que te veo. Tus ojos me recordaron a una persona de mi pasado, algo ya enterrado —alzo mi ceja, esperando que capte la indirecta.
Por suerte, Yojam entiende y se aparta. No hay más insistencia, se devuelve con Kalesi, empezando a ayudarla e ignorando lo que acaba de suceder.
Con un sacudimiento de cabeza, me distraigo de ambos y corro hasta llegar a los vestuarios privados. Son pocas así que mis opciones son reducidas, sin embargo, después de pasear por el pasillo, escucho la voz de Dereck filtrarse por la sexta puerta a la izquierda.
Bingo.
Sé que siempre se olvida de poner el seguro así que entro sin tocar la puerta. No me doy un tiempo crear un plan o prepararme para Dereck, voy por el todo o nada.
—Hol... —no logro ni dar dos pasos adentro cuando me encuentro acorralada en una de las paredes.
El impacto es fuerte y un antebrazo en mi cuello corta mi circulación de golpe.
Reacciono por impulso, ni siquiera me percato de quién es.
Sujeto la mano libre del sujeto y alzo mi pierna para impactar contra sus genitales. Escucho un quejido varonil a la par que alzo mis manos a su rostro para estrujarlo.
Mis ojos conectan con unos oscuros.
Oh no.
Bralow tiene un aspecto demoniaco, sus ojos me transmiten todo su odio por mi ser y su nariz arrugada solo me indica que estoy perdida. Sin embargo, su cerebro parece recién procesar la información de mi presencia, ya que con efecto inmediato, toda su ira se va y la preocupación lo tiñe.
—Mierda. —maldice— Lo siento, pensé que eras alguien más ¿Estás bien? —se aleja, inspeccionando mi cuello que ha estado apretando— Carajo.
—Soy más fuerte que eso. —menciono, sujetando mi garganta y ladeando mi cabeza de lado a lado— No sabía que las cosas estaban así de tensas para estar en estado de alerta.
—Sucedió algo con mi última pelea —informa Bralow.
Tuerzo mis labios, que no me haya querido decir lo que está pasando es porque en serio es grave.
—¿Tienes un poco de agua? —vuelvo a carraspear, pero la incomodidad no se va.
Bralow se da media vuelta y se acerca a una mesa donde está su mochila, empieza a rebuscar hasta sujetar una botella de agua y tendérmelo.
Agradezco con una inclinación. Destapó la botella y empiezo a beber.
Sé que Dereck me ha estado observando todo este tiempo, pero no lo noté hasta que Bralow desbloqueo mi visión, en ese instante el peso de los ojos de Dereck me cayeron. Mi vista periférica lo ubico en una esquina, al costado de la mesa, sosteniéndose de una sola mano mientras que la otra masajeaba su mentón.
En cuanto bajo la botella, giro mi cabeza a un lado y conecto mi mirada con la suya.
No está sorprendido por mi presencia, no me refleja nada más que su temple frío y si antes creía que iba a decir algo inteligente, ahora sé que no es así, su mirada me lo confirma.
—Tenemos que mejorar tus reflejos, Ashley —dice moviéndose de su lugar, empezando a cortar nuestra distancia.
—Tú me ayudas con eso y yo intento mejorar tu comunicación ¿Qué dices, Dereck? —doy otro sorbo para no ceder ante su intimidación.
—No me atrae, tendré que rechazar tu oferta, lo lamento —finge un mohín.
Giro los ojos.
—Lástima, estaba dispuesta a darme un poco de mi tiempo, ya que en unos días me mudo —cierro la botella y la dejo a un lado para enfocarme en él.
Dereck endurece su mandíbula, acelerando sus pasos, pero el brazo de Bralow lo frena.
—Tranquilo —advierte.
Es obvio que lo he abordado en un mal momento, quisiera preguntar que es lo que lo tiene así, al igual que a Bralow, pero desenfocarme de mi objetivo no es opcional. Además solo puede deberse al intento de asalto que hubo.
—Gracias, Bralow —me acerco a él y me oculto detrás de su cuerpo— ¿Por qué no le pegas? Juro recompensarte con una buena suma de dinero.
—No te conocía como una cobarde, Ashley.
Descarado.
—Mira quien habla de cobardía. —ataco empujando a Bralow a un lado— Has estado huyendo como una rata ¿Qué escondes, Orwell? ¿Qué te he hecho para merecer esto? Te recuerdo quien esta en falta eres tú y quien sea yo la que este rogando por atención es lamentable.
Dereck frunce su cara, demostrando todo el enojo que lo ha capturado. No me interesa, si tengo que empujarlo hasta el borde para que me cuente la verdad, entonces así será.
—No es el momento, Ashley. —farfulla poniendo uno de sus dedos encima de mi hombro y tirándolo para atrás. — Vete —sonrío sin gracia, si él piensa que me va a desestabilizarme está muy equivocado.
—¿Ashley? —ladeo mi cabeza a un lado y pongo un mohín en mofa— ¿Ya no es mariposa? Oh claro, ese apodo nunca te perteneció.
Justo como quería, Dereck retrocede impactado. Todas sus facciones se desmoronan y no da fe a lo que sus oídos han escuchado. Sonrío. No lo estoy dañando, pero si poniendo una soga sobre su cuello para que entienda que hablar no es un opción, sino un hecho.
La ira se esfuma con el aire.
Sus labios se entreabren y antes de que pueda capturarme con sus brazos, retrocedo hasta Bralow para entrelazar nuestros brazos.
Mi sonrisa se ensancha al escuchar su chasquido.
—Creo que ya mejore mis reflejos, suerte para la próxima, ex mejor amigo —le lanzo un beso y miro a Bralow— ¿Me acompañas a casa para ayudarme a empacar mis cosas?
—Tú no te mueves de aquí —amenaza Dereck.
Oh, ahora si quiere hablar.
Lo ignoro, esperando la decisión de Bralow.
—Me lo debes Braw ¿Cuántas veces he vigilado a Kalesi cuando has estado ocupado? —elevo mis cejas.
Él mira a Dereck con resignación y después asiente en mi dirección.
—Te has convertido en mi nuevo mejor amigo —me pongo de puntitas para presionar sus mejillas en un tierno gesto.
—No me gusta tu versión pegajosa, Ashley. —advierte— Primero llevemos a Kalesi a casa.
—Como digas mejor amigo, Braw —suelto la voz más irritante posible y me vuelvo a inclinar para depositar un beso en su mejilla.
Está vez no completo mi acción, una tercera mano se interpone entre ambos y me arrastra lejos. Cuando soy consiente de que Dereck no solo busca alejarme de su amigo, sino que también llevarme fuera del ambiente, le grito a Bralow.
—¡Espérame aquí! Derrotaré a este gruñón y volveré. —la seguridad me tiñe— ¡Quédate aquí!
Bralow no responde, pero lo último que observo es como se desparrama sobre la pared y toma un largo suspiro.
Bien, al menos tengo controlado el tema de Kalesi. Para este instante ya debe estar a fuera, pero entre más lejos este, mucho mejor. Bralow puede convertirse en un bendito rastreador si así lo desea.
—Eres insoportable, Ashley.
—Ya me estaba acostumbrando a mariposa, una lástima.
Dereck jala con fuerza su agarre y por la velocidad en la que me está haciendo caminar, tropiezo sobre mis pies y tengo que refugiarme en sus hombros para no caer al suelo. Es una tembladera que controlo sin preocupaciones.
El único motivo por el cual me dejo llevar es porque está siendo más accesible que en toda la semana que hemos estado separados. Si desperdicio estos segundos, temo que vuelva a cerrarse y está vez no sabré cómo reaccionar.
Me sigue tirando hasta llevarme afuera y solo se detiene cuando llegamos a una motocicleta negra. Mis ojos brillan, tiene el olor de un objeto nuevo y todos los acabados son bellísimos, ya puedo sentir el motor rugir debajo de mí.
Dereck no rechina cuando me suelto de su agarre para tocar las partes de la moto, tengo que darme un momento para apreciarla.
Cuando lo miro, me está tendiendo un casco de seguridad de color negro con unas pequeñas letras grabadas en la parte de atrás, dice:
Ashley Wood, perras.
Una calentura se posa en mis mejillas.
—No vas a comprar mi perdón. —digo seria— Sin embargo lo aceptaré.
—Si no te gusta puedes... —murmura montándose sobre su motocicleta.
—Yo no he dicho eso. —corto algo que probablemente me haga enojar, después me poso detrás suyo— ¿Cuándo la compraste?
La familiaridad que siento al subir en su motocicleta es reconfortante, hasta este entonces no sabía que extrañaba tanto este tipo de adrenalina.
—Ayer.
—¿Algún motivo especial?
—Hazte la idiota —alza su pierna y luego siento como el motor ruge, introduciendo toda la electricidad en mi cuerpo.
Frunzo mi ceño.
—¿Sabes que Adrián está aquí? —inquiero.
Me inclino a su anatomía y escabullo mis manos en su pectoral, sujetándome con eficacia. Por encima de su camiseta puedo sentir su calor desbordarse junto con su corazón acelerarse. Quiero pensar que es por el entrenamiento que ha hecho y no por mí.
Sin embargo, la conciencia me carcome y antes de que el motor ruga, deslizo mis manos afuera y las posiciono en su hombro.
Más adecuado.
—Para tu desgracia, eso no es lo único que me he enterado —la tensión lo posee, su tono cambiante es la prueba.
—Podría decir lo mismo.
Dereck chasquea sus dientes, luego acelera a toda velocidad. Mi cabello suelto se echa para atrás mientras que el viento impacta contra mi rostro y me aferró más a sus omoplatos.
No ha perdido el toque.
A medida que Dereck avanza entre los carros me percato de que no va al departamento como tenía pensado, de hecho está saliendo de la ciudad con dirección al bosque gigantesco del norte.
No pregunto nada, si hay algo que jamás se quebraría entre nosotros es la confianza. A pesar de que tal vez se vea como una persona muy capaz de dañarme. Si tiene algo planeado, espero que sea un disculpa elaborada.
Pasamos quince minutos en la carretera para tomar un desvío que da al interior del bosque.
No avanza, estaciona su motocicleta y me ayuda a bajar de la misma forma para poder estirar mis músculos.
—Tengo que volver a las dos para el trabajo —le informo.
—Tenemos más que suficiente.
Asiento.
Dereck asegura su moto con unas cuerdas de metal a un árbol grueso y después los cascos.
Sujeta mi mano, empezando a caminar conmigo a su lado. El sol no está en su máximo punto, pero tampoco está nublado. El cielo se encuentra despejado y los rayos del sol se filtran por las ramas de los árboles frondosos.
He vivido años cerca y jamás he pisado este lugar, solo he admirado desde lejos, por la ventana de un vehículo cuando tenía alguna escapada con Dereck o los chicos.
—¿A dónde vamos? —curioseo.
—Lo descubrí hace unos días.
—Si estas hablando de un cuerpo enterrado, créeme que no quiero saber nada.
Resopla.
—¿Has estado viendo series policiales últimamente?
—Por supuesto —la pregunta ofende.
—Claro.
Detengo mi paso para poder amarrar mi cabello en una coleta alta, Dereck me espera y después vuelve me anima para seguir adelante percatarse de mis ojos entrecerrados.
—¿Me asesinarás? —bromeo.
Alza sus cejas con incredulidad.
Sin embargo, no responde. Al menos no con palabras. Me sujeta del antebrazo y me da pequeñas palmaditas para que pueda avanzar.
Mi curiosidad siempre gana.
Poco a poco el camino va modificándose, el suelo ya no es plano, se eleva y se convierte en una pendiente que escalamos con entusiasmo. No es peligroso, el verde sigue bajo nuestros pies y tenemos en cantidad de cosas para agarrarnos.
Mi sonrisa va desapareciendo a lo largo de quince minutos, cuando mis piernas empiezan a doler y gotas de sudor resbalan por mi frente. Sin embargo, mi esfuerzo se ve recompensado al ver el cielo en la cima.
Me sujeto del hombro de Dereck, tomándolo como impulso para correr hasta arriba.
Él suelta una risa y yo lo copio cuando veo que trata de alcanzarme.
En cuanto mis pies pisan la plana superficie, me quedo asombrada, no porque por fin se haya terminado la subida sino por la increíble vista que tengo al frente.
Es un paisaje hermoso. Debería traer a Kalesi aquí para que lo pinte. La naturaleza es fascinante y hay un río gigantesco dividiendo los árboles mientras que en el aire hay cientos de aves pequeñas volando en un mismo sentido.
—¿Así que esto estabas haciendo? —formulo, aun anonadada por la vista— Encontrar lugares mágicos.
—Te estaba evitando como la peste, Ashley, cualquier hobby fue aceptado.
Al menos esta siendo sincero.
Mi corazón sigue acelerado por el último esfuerzo que hice para subir, pero volvería repetir el cansancio con tal de experimentar esto como si fuera la primera vez. Mis ojos decaen en Dereck que ha metido ambas manos a los bolsillos de su pantalón. Mira el paisaje con calma, pero cuando se da cuenta del peso de mis ojos, se tensa.
—No quiero tener esta conversación, Ashley.
—Lo sé —murmuro.
—Pero también puedo percatarme de que las cosas no son como antes y que entre más prolongue esto, más te dañaré.
Entonces recuerdo sus palabras del matrimonio: Porque conmigo si que ha mantenido contacto.
Tuerzo mis labios. Dio a entender que nos acostamos frente a Matteo, una persona que se esta incorporando en mi vida y que no necesita saber ese tipo de cosas, frente a Leslie que no dudo en defenderme, frente a la falsa novia de Adrián y por supuesto, el mismísimo Adrián.
—Tal vez la palabra correcta que estas buscando es decepción y no daño, ya que necesitas más que un par de palabras para derrumbarme y el hecho de que sea decepción es porque creo en ti y sé la clase de persona que eres. Confío en ti. —susurro, segura de cada palabra que sale de mi boca— Ahora ¿Porqué no empiezas por el inicio? Prometo escuchar hasta el final, sea lo que sea, confío en ti —repito.
Asiente sin mirarme.
Relamo mis labios y miro al frente.
—Creo que es lo más justo. —mira al cielo— ¿Recuerdas esa noche que fuiste a ver a Adrián? Cuando te confesé haber descubierto donde estaba Adrián —hago una mueca. No me gusta pensar en ese día.
—No podría olvidarlo, ese día conducí seis horas —solo para verlo, hablar y que mi corazón se rompa en mil pedazos.
—Recuerdo ver la esperanza cuando te marchaste, pero cuando volviste, toda esa ilusión se volvió cenizas —mi pecho vibra.
Tiene razón, pero en la forma en que lo dice es con tal poder que me hace experimentar el mismo dolor de hace años. Me rio inconscientemente. La palabra dolor parece tan poco para lo que viví ese día, las palabras de Adrián me destrozaron y lo comprendí, nadie mejor que yo podía ver cuanto dolor había causado.
Ver su estado fue mi quiebre porque jamás había escuchado tanta verdad en su voz, su determinación en no quererme cerca fue real. No había murallas. Adrián desnudo su alma ante mí.
Pero cuando nos encontramos nuevamente en la cabaña fue distinto y recién en la boda de mi madre pude verlo con claridad. Me hizo olvidar de todo lo que me había alejado de él por años y querer intentarlo, ese día creció un deseo de redención.
—Creo que ese día fue mi primera mentira. —revela, ganándose mi confusión. Toma un suspiro— Yo siempre supe donde estaba Adrián, Ashley. Jamás rompimos el contacto, incluso cuando estábamos en el instituto él me preguntaba por ti, siempre se trato de ti y aunque me resistí en un inicio, no pude seguir al ver su desesperación desbordarse. No conocía a Adrián antes de que lo introdujeras a mi vida, Ashley, pero te soy sincero cuando te digo que jamás estuvo tan mal como cuando lo dejaste.
Mi garganta se ha cerrado, formándose un nudo en el mismo lugar, haciendo que eleve mi quijada para tratar de aliviar el dolor. Creo que siempre supe de su dolor, pero era mejor hacerme la ciega para evitar decaer. Necesitaba espacio, necesitaba sanar, estaba tan harta de sentir dolor que no me importaron los sentimientos de los demás ¿Pero realmente fui egoísta? Si a su vez estaba aterrada en caer en un circulo vicioso, si ya aguantaba la oscuridad, si lo único que quería era un futuro juntos donde ambos estemos con las heridas cicatrizadas.
—Si ya sabías de antes el paradero de Adrián ¿Por qué soltarlo ese día?
—Por la misma razón que desaparecí todo el día. —menciona— Una noche antes de que todo se desmoronara, estábamos viendo una película, te dormiste casi al final. —hay un carraspeo sonoro que nace desde su pecho— Te iba a llevar a tu cuarto y después irme al mío, pero incluso antes de que pudiera tocarte, tuviste un episodio —revela, poniendo una capa helada sobre mi piel.
—¿De qué hablas?
Voltea ligeramente su cabeza y me mira. Sus negros me impactan con tanta fuerza que me dan ganas de llorar.
—Cada noche escuchaba como llorabas en tu habitación, en las mañanas te preguntaba si estabas bien y respondías que sí, así que supuse que necesitabas tiempo para procesar tu dolor. Estabas desesperada por encontrar a Adrián, de pedirle perdón, mentalmente estabas agotada. Pero esa noche pude darme cuenta de que realmente no sabías lo que estaba pasando, estabas tan negada a que él haya desaparecido que tu subconsciente necesitaba desfogarse de alguna forma.
—Y-Yo, sé que estaba mal, pero estaba siguiendo con mi vida, yo...
—Primero fue un fruncimiento en tu frente, luego tus labios se apretaron con tal fuerza que creí que estabas haciéndote la dormida y finalmente rompiste en un llanto conocido, el que escuchaba todas las noches. —su mirada se profundiza— Repetías su nombre en susurros, tu cuerpo se encogía y solo paraste hasta que ya no quedaban más lagrimas que expulsar.
Mi piel se eriza y una corriente de electricidad me atraviesa de pies a cabeza al entender el trasfondo de todo.
Recuerdo ese tiempo, siempre me sentía cansada, pero jamás vi señales de alarma. Excuse mis ojos hinchados por el agotamiento universitario, por absolutamente cualquier cosa que me asegurara que estaba estable.
—Desapareciste porque no podías lidiar con la culpa y cuando te encontré me dijiste la verdad porque... —no puedo continuar, no sé que decir.
—Para que tuvieras tu cierre —sonríe de lado— y funciono. A pesar de que tu encuentro con Adrián no resulto como esperabas, pudiste cerrar el libro o al menos eso pensé.
No miente, realmente deje a Adrián, trate de desterrarlo de mi corazón, pero siempre habían situaciones donde recaía. Estar pendiente de su vida todo este tiempo es una prueba clara.
Dereck toma mis manos entre las suyas y por consiguiente, pedirme en silencio que lo mire.
—Sin embargo no fue lo único. —admite— Te guie a él sabiendo que iba a dañarte, sabía que su estado no era del todo estable y combinado con tu desesperación, sabía que iba a terminar mal. Fui egoísta, Ashley, quería que lo olvidarás a como de lugar, incluso si eso implicaba meterte en un pozo de fuego.
Mis músculos se tensan sobre su piel.
Dereck aprieta mis manos con el temor de que me vaya. Sin embargo no sabe que no tengo las fuerzas ni ganas de hacerlo, quiero escuchar todo, no quiero dejar que ningún sentimiento me domine antes de tener toda la versión.
—¿Te arrepientes?
—No.
Una electricidad me recorre.
—Bien porque si no hubieras echo eso, si yo no hubiera hablado con Adrián, jamás hubiera seguido adelante. Lo necesitaba y te lo agradezco, Dereck. No trates de engañarte y ponerte como el malo porque no es así. Las cosas debían suceder así, Adrián y yo debíamos tener esa conversación, —él debía romperme el corazón— nada hubiera cambiado si tu lo hubieras alertado o preparado por días, Adrián exigía esa explosión y yo demandaba ese fuego.
—Supongo que es más fácil echarme la culpa.
—Y a veces lo más fácil no es la solución.
—Estaba preocupado por ti, Ashley, la forma en que te retorcías, no puedo quitarme esa imagen de la mente.
—Entiendo, créeme. —le doy un ligero apretón— Dereck ¿Solo fue preocupación de un amigo o algo más?
No dice nada. Baja la cabeza y se oculta bajo sus mechones y pestañas pobladas. Con vergüenza retira sus manos y las coloca en su respectivo lado.
No puede ser.
—Dereck, —dejo escapar su nombre en un jadeo incrédulo— fui clara contigo cuando te propuse vivir juntos, te dije que si tenías algún sentimiento por mí, que negaras mi oferta. —me detengo al sentir como mi voz se corta— Yo siempre fui clara con mis sentimientos, Dereck, jamás te he mentido, a pesar de que duela, que ames, yo te he sido honesta.
Siempre supo a quién le pertenecía mi corazón.
No responde.
Se mantiene quieto.
Muerdo mi lengua para no decir algo de que arrepienta. No quiero hacer esto de mí, sé que puedo expresar lo que tengo atorado en la garganta, pero no creo que sea adecuado ¿Cómo podría? ¿Cómo le explico que sus mentiras me duelen? ¿Cómo no me dolería? ¿De qué otra forma podría reaccionar al descubrir que soy el origen de todas sus malas decisiones, de sus tormentos, la maldita raíz
—No estaba enamorado de ti en esa época, Ashley —suelta, cortando la avalancha de pensamientos.
—¿Qué? —pestañeo.
—Creo que eso es lo que más me pesa. —levanta su quijada y me observa, realmente lo hace— Que no hago esto por una persona que amo, no de esa forma. En su momento fue envidia, mero deseo corporal, no lo sé, pero estoy seguro de que no amor. Incluso cuando estuvimos juntos por unos meses, no llegué a sentir esa sensación del que todo el mundo habla. Te deseo, Ashley, tal vez que más que a cualquier mujer, mi instinto protector es fuete contigo, pero ¿Hay algo más? No.
Ahora es mi turno de mantener silencio.
Ni siquiera mi mente funciona, no puedo pensar en nada, estoy concentrada en el dolor de su mirada.
—No me gusta perder y al principio fue eso. Después de descubrir la verdad me sentí una mierda por haberte tratado mal y los "¿Y que tal si?" Empezaron a atormentarme. Eras un capricho, Ashley. Sin embargo, entre más te conocía, más me encaprichaba contigo. Molestar a Adrián era divertido, joder a Luke fue una bendita victoria, pero tu fuiste mi perdición. Te llegue a querer de una forma indescriptible. —la arruga en su frente desaparece y vuelve a parecer periódicamente— Pero no es amor. Siento que quería estar contigo a como de lugar solo para demostrar mi valía, los años que Luke ejerció su poder contra mi cuerpo y mente, me jodieron gravemente, Ashley.
—Nuestra relación ¿Fue sincera?
—Te quiero tanto como para dar mi vida por ti, así como estaría dispuesto a sacrificarme por Ariel, Dalesa. —paso saliva con dificultad al estar toda mi tráquea contraída— Nuestra relación es real, lo que siento es real, me importas demasiado y no hay un suficiente porque como te dije, no hay limites. Y se que puedes estar pensando que he estado jugando contigo todo este tiempo, pero créeme que no, puedo darte todo lo que necesitas, lo sé, pero no creo llegar amarte, no de la forma en que sé que cierto individuo lo hace. Estoy jodido, Ashley, no mereces a un hombre que dude a penas mires a otro hombre.
Abro mis labios y capturo todo el aire posible, tratando de oxigenar todo mi ser, dándome fuerzas para seguir con esta conversación que amenaza con revelar los secretos más profundos de nuestro corazón.
—¿Por qué me pediste una segunda oportunidad?
—Por que recién puedo ser lo suficientemente hombre y aceptar que mis sentimientos por ti no cambiarán, no puedo quererte más de lo que ya hago. Tu y yo no funcionamos como pareja, yo siempre dudaré de ti. Es una pena que haya pasado todo este tiempo para que me de cuenta. Ya no puedo ser egoísta, mi ego no va a ser un obstáculo.
No lo ha dicho como tal, pero sé que esta soltando un peso enorme. La piedra que ha cargado durante años por fin rueda sobra la pendiente y desaparece entre la niebla.
—El tiempo que estuvimos juntos fue mágico. No puedo decir que llegué a amarte, pero si te mire de otra forma, ya no eras mi mejor amigo, eras mi pareja y aunque las cosas hayan terminado mal, supimos superar la ruptura y recuperar nuestra amistad. —acaricio su mejilla.
—Soy un buen hombre, Ashley, no pero no un buen novio.
—Soy una buena mujer, Dereck, pero soy aún mejor siendo tu mejor amiga.
Un risa áspera sale de su garganta, aligerando todo el ambiente.
Retrocedo un paso, contemplando la magnifica vista de la cima y cierro mis ojos cuando una brisa nos recorre.
—Te agradezco por lo franca que has sido, no endulzaste nada, me dejaste las cosas claras. —sonrío— Sin embargo, sé que hay más mentiras por revelar.
—Lo sé.
—Mi segunda mentira más grande fue sobre el apodo.
Tiemblo.
—Mariposa.
—Mariposa. —repite, mirándome con pena— Realmente no me sorprende que haya hablado mal de mi...
—Adrián no me dijo nada, solo que el apodo le pertenecía —me hizo mirar el tatuaje, tocarlo— y que era tu responsabilidad contarle la verdad.
Me gano una reacción.
—¿No se aprovecho de la situación para hablar mal de mí? ¿No te dijo como lo supe? —niego y el alza sus cejas— Quien lo diría, Adrián Irman sorprendiéndome, tal vez la terapia que esta llevando por fin esta haciendo efecto.
Mi piel se eriza. Después de escuchar su quiebre a través de una puerta, es algo que suponía, que venia venir, pero nada me prepara para la sensación de vacío que siento. Tanta frustración, tanta impotencia, tanta redención.
Suspiro, ahora no es el momento de enfocarme en Adrián. Esto se trata de Dereck y yo. Sin embargo, Orwell se da cuenta de su error y espera mi reacción, casi como si saboreara mi atropellamiento de inquietudes.
—¿Por qué lo hiciste?
Toma un respiro lento.
—Hubo una ocasión dónde me encontré con Adrián en un estado... Él no estaba consiente de lo que hacía o decía, estaba realmente mal. Empezó a contarme cosas sobre ti, solo hablaba de ti y en esos relatos salió el apodo. —se remueve en su sitio, como si algo lo molestara, le doliera— Era algo de él, era íntimo y la explicación del porqué del apodo me pareció tan especial que simplemente lo empecé a utilizar cuando te vi nuevamente.
Recuerdo como Adrián se enojó al enterarse del apodo, no lo entendí en un principio, pero ahora que veo el arrepentimiento de Dereck, sé que era algo muy significativo.
—¿Te aprovechaste de su estado y le sacaste más información sobre mí?
—Sí. —cruzo mis manos sobre mi pecho y miro de nuevo el paisaje con el sentir de mis ojos picar— Lo curioso es que jamás llegaste a abrazar el apodo, te gustaba, pero no lo amabas, es como si algo te estuviera advirtiendo que soy un impostor. Admito que trate de parecerme a él para acelerar todo.
—¿Por eso sigues en contacto con Adrián?
—Sí, como te dije, mi inseguridad me hizo querer imitarlo. Pero ese no es el motivo principal por el cual mantenemos contacto.
—¿Entonces?
Un niebla de incertidumbre me golpea. Sé lo que significa esa mirada.
—Por el trato que tenemos por ti.
Aguanto la respiración.
—Dime que no es lo que estoy pensando —suplico.
—Pasaron cosas, Ashley, cosas que no te puedo decir por qué no me corresponden, pero es grave y si yo estuviera en la posición en la que se encuentra Adrián, también me alejaría. Tienes que entender que no fue por gusto, que le ha costado bastante. —Dereck no habla bien de Adrián ni bajo amenaza, a Dereck no le gusta Adrián, lo detesta y que trate de respaldar su decisión de mantenerse lejos de mí es una sorpresa inaudita— Pero, es Adrián ¿No? Sabes que es débil cuando se trata de ti, incluso si el mundo se le está cayendo encima, nunca podría soltarte por completo.
Quiero decir que si, que es exactamente lo que pienso, pero guardo silencio a la par que mi corazón late con esperanzas. No soy la única que lo ve, lo que tengo con Adrián es real.
—En cuánto Adrián supo que estábamos estudiando en la misma universidad, me contacto y me ofreció un trato que consistía en cuidarte, vigilarte y darle información de cómo te estaba yendo en tu nueva vida. No quería entrometerse, solo quería tener la certeza de que estabas bien.
—Y a cambio tu lo utilizabas.
Menea su cabeza de lado.
—En parte.
—¿A qué te refieres?
—Estaba dispuesto a que yo lo intentara contigo, a pesar de que tal vez prefiera tomar acido muriatico. —suelta una pequeña risa— Adrián realmente te quiere ver feliz, con o sin él. Sin embargo, es Adrián y es tan protector que puso una clausula.
Antes de que lo diga, ya lo sé.
—No quería que nos acostarámos por una simple calentura, quería algo real. Al principio no lo entendí, pero después vino la comprensión. Tenía miedo de que arruinará las cosas, de que la situación que viviste con Luke se repita. Ser amigos con derechos no es un patrón que debas repetir y Adrián se aseguró de ello. Además, si cumplía en hacer las cosas correctamente, él no iba a interferir, de ser posible se tiraría de un acantilado si eso aseguraría tu felicidad.
—Porque sabía que si tenía una relación contigo y lo veía de nuevo, iba a desestabilizarme.
Asiente, con lentitud.
Por eso estaba tan enojado en la cabaña, en el boda. Su presencia lo irrita, no forma parte del trato.
Sin embargo, no dejo que se me pase el detalle de que Adrián no sabe de la relación que tuve con Dereck, mis interacciones con Irman han sido suficientes para deducirlo, ni siquiera hace falta una verificación de Dereck ¿Importa el motivo? Ahora mismo, la verdad es que no.
—Así de grande es su poder. —tensa su mandíbula cuando toma mis hombros— Ashley, te juro que jamás te apostamos ni te tratamos como un trofeo. No podríamos, no después de lo que paso con Luke y toda su locura. Acepte el trato por conveniencia, quería exprimirlo de información y así ser ideal para ti, pero como ves, solo soy un impostor que hace cosas malas, pero tiene buenas intenciones.
Saco sus manos de mis hombros y las envuelvo en un delicado agarre.
—Nuestro intento de retomar nuestra relación ha terminado, Dereck.
Suspira.
—Lo sé.
Aprieto.
—Necesito que lo digas.
—Ashley Wood, nuestra prueba de reconciliación ha terminado. No hoy, no ayer, nuestra oportunidad amorosa murió el día que Adrián entró por la puerta y te tomó con tanta familiaridad, como si no hubieran pasado cinco malditos años, como si aún fueras suya. Puede que no lo hayas sabido en ese momento, pero es la verdad, solo bastó una mirada para que tu corazón pudiera quitarse esa envoltura que lo cegaba.
—Te quiero, Dereck.
—Te quiero, Ashley.
No puedo evitarlo, un par de lagrimas descienden sobre mis mejillas, mojándolas y enrojeciéndolas por la sensación de libertad que estamos teniendo.
—Por favor, perdóname por todo. Lamento tanto haber sido un imbécil en un día tan importante como el matrimonio de tu madre, lamento haberte ignorado, no estar para ti cuando lo necesitabas.
Sus brazos me envuelven, tan fuerte que temo que me rompa, pero por alguna razón no duele. Dereck sabe encontrar la calidad incluso en la oscuridad.
—Todo esta bien, Dereck, vamos a estar bien.
Me da otro apretón y entonces susurra lo que ha tenido atorado desde el momento en que me vio.
—¿Vas a ir por Adrián?
Cierro los ojos y me hundo en su pecho.
—Sí.
—¿Lo quieres?
—Demasiado.
—Bien.
—¿Así? ¿Sin más drama?
—No me interpondré entre tú y Adrián, te he visto callar tu sufrimiento, te he visto llamarlo en sueños, no voy a ser un obstáculo, Ashley. Estoy cansado de esto, pero créeme cuando te digo que lo pagará si te daña, no me importará lo dañado que este. —deposita un beso en mi frente— Eres mi mejor amiga, Ashley, incluso más que eso, eres parte de mí, no toleraré ninguna lágrima.
Mis lagrimas descienden sin ningún filtro, expulso todo en silencio y Dereck espera paciente, no me fuerza a nada.
Se lo agradezco en silencio.
No podría odiarlo, mi corazón siempre está copado por su nombre. Puede que no hayamos tenido un inicio lindo, pero es mi amigo, mi mejor amigo. Lo adoro con toda mi alma, lo amo por quién es y no debería tratar de cambiar por mí, por nadie.
Dereck Orwell ha cometido errores ¿Y quién no? No pienso juzgarlo por ello. En toda relación hay momentos malos y lo mejores superan cualquier inconveniente. Yo no he sido perfecta, también me he equivocado en este vinculo y jamás me tacho por ello, no empezare a hacerlo, no cuando no lo merece.
Me separo poco a poco, secando las manchas saladas de mi rostro.
Tomo un respiro profundo.
—Eres mi mejor amigo, no te quiero perder, no otra vez ¿Me entiendes? Así que más te vale seguir manteniendo esta franqueza y prometer que serás tú mismo. —deslizo mis manos por sus mejillas.
—Lo prometo.
—De nada importa tener dos Adrián en mi vida, si no tengo a un Dereck en ella. —argumento con el corazón en la mano— ¿Lo entiendes? No te pierdas, te quiero a ti.
—Para siempre, tonta.
—Para siempre, tonto.
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Hola 🤍
Esta semana empecé un nuevo ciclo y mañana tengo mi primer examen de Anatomía II (lo sé, mi profesor quiere matarnos), pero me encuentro confiada (mentira, recen por mí)
¿Qué les pareció el capitulo? En lo personal me encanto escribirlo, la conexión de Dereck y Ashley es única.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
Bais, recuerden que valen demasiado, son importantes.
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