Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10| Aceptando mi maldición.

Ashley Wood

Un minuto.

Su efecto sigue recorriendo mi cuerpo, envenenado mi sangre y mi raciocinio. No importa que se haya ido, dejándome con una asquerosa incertidumbre y una gigantesca hambre de él, solo importan las preguntas que ha sembrado con veneno.

—No puedo creer que después de todos estos años siga con esto —escucho susurrar a Price, para después tomar mi antebrazo y guiarme.

—No te he utilizado, —aclaro, callando las voces de mi cabeza— no quise besarte ni nada.

Jadea.

—Por Dios, Ashley ¿En serio crees que me importa eso? —me saca de toda la multitud y me coloca en una mesa lejana, al parecer todos los invitados están bailando en la pista— Tu madre te crio mejor que eso, no te meterías con un hombre casado.

Instantáneamente mi estómago se revuelve con culpa.

No porque haya querido utilizar a Price sino porque hace dos semanas cuando Adrián me mostro su anillo de casado, dude. Realmente quería caer. Recuerdo mis pensamientos constantes de pelea, de retención por su calor, en la forma que me atraía como un maldito imán, en sus ojos invitándome a pecar, en lo mucho que deseaba un poco de su atención sin tener en cuenta a su prometida.

Pero solo se quedó ahí, en pensamientos, jamás actúe, aún así... Hoy no es muy diferente, cuando presentó a Hilary como su novia, tuve un enorme dolor, acepte con muchas preguntas, pero lo entendí. Después vino nuestro encuentro con Price y el pecado volvió a querer poseerme.

Porque ante cualquier mínimo contacto, signo de posesividad, reacciono demasiado rápido, hambrienta.

En el baile estuvimos demasiado cerca, pero la canción lo ameritaba. Beso mi cuello con tanta tensión y fuerza que quise desmayarme en ese preciso momento, pero también se puede camuflar con un simple gesto sin importancia, fue algo rápido ¿Por qué, no? Tal vez solo fue una alucinación mía. Podría seguir excusandome, revolviendo cada detalle para encontrar fallas, pero la verdad es que jamás hubiera hecho algo remotamente parecido con un hombre comprometido.

No espero que nadie me entienda, no necesito la aprobación de un especialista, no es que me pase con cualquiera hombre de este planeta. Es solo con él, con sus ojos, con sus manos, con cada centímetro de su anatomía.

—¿Sigues enamorada de él?

Ya me lo han preguntado antes ¿Entonces porqué siento una asfixia? Porque quiero derrumbarme en este preciso instante, soltar todo lo que mi corazón desea gritar y por fin poder obtener paz.

—Ya han pasado cinco años. —sonrío incómoda, tragandome todo mi dolor— No estoy enamorada de él.

Cuando me toca puedo sentirme capaz de todo. Me inyecta una adrenalina única y aunque trato de resistirme lo máximo posible, Adrián siempre encuentra un modo de filtrarse por mis rajaduras.

Tiene demasiado poder.

Es demasiado peligroso.

Un enemigo con el cual no puedo luchar sin saber que perderé en algún punto.

Sin embargo, eso no significa un enamoramiento ¿Cómo podría seguir amando a Adrián Irman? ¿Cómo mi corazón le puede seguir perteneciendo?

Imposible.

No después de estar con Dereck, de anhelar que encuentre a una mujer que lo haga feliz, no luego de todas las noches en que llore por el daño que le había causado, de gastar cada maldito deseo de cumpleaños en él.

Pero lo deseas.

Puedo desear a varias personas, recuerdo emocionarme por ciertos actores en series o películas. Sin embargo, he de confesar que la intensidad no es ni remotamente parecido.

Él me lleva a la locura.

Con Adrián es puro fuego, sin un minúsculo segundo de descanso. Pero tiene justificación, a Adrián lo he probado, sé cómo es en la cama y aunque no haya tenido muchas parejas sexuales, es el único con el que he podido llegar a niveles extremos de éxtasis.

Pura gloria.

Puro cielo.

Un infierno celestial.

—¿Por qué tenemos que hablar de él? —pongo mis manos sobre mis muslos— Me sacaste de ahí por un tema especial ¿Verdad?

—En realidad fue para frenarlo. —comenta Price, haciendo que tensione mis dientes— No llamaban la atención, eran una pareja más del montón, pero cualquiera que conoce su historia se siente curioso y observa. —achica sus ojos— La manera en que Adrián te miraba no era normal, Ashley, es como si quisiera romperte y abrazarte por toda la eternidad al mismo tiempo.

Un fuerte dolor se instala en la boca de mi estómago.

—Entiendo si querías fastidiar a Adrián. —me encojo de hombros, ignorando los demás.

Price toma un vaso limpio de la mesa y se sirve de la botella de champagne del centro.

—Lo que paso en el pasado no me interesa, —admite desinteresado— era tu profesor Ashley, creeme que agradezco infinitamente que Adrián se haya animado a mover sus fichas en ese momento.

—No tienes nada de que preocuparte, siempre he sabido la calidad de hombre que eres y aunque hayas confundido tus pensamientos, sé que jamás hubieras sobrepasado los límites.

Ladea su cabeza a un lado.

—Agradezco tu voto de confianza, pero en ese momento no pondría las manos al fuego por mi. —aclara— Realmente creí que estaba embelesado por una mocosa, pero cuando conocí a Lauren entendí lo verdaderamente lejos que puedo llegar por amor.

Vagamente recuerdo las palabras de Adrián: "Cada uno está con la mujer de su vida, yo no lo amenacé, le abri los ojos"

Movió todos sus hilos para tenerme.

—Pero ustedes fueron más discretos —comparo— Cuando Lauren me dijo lo de ustedes, Dios, creo que casi me desmayo.

—Comprendo. —sonríe— Realmente no me puedo imaginar mi vida sin ella y mis hijos.

Lo miro con ternura, bajando la taquicardia de mi corazón.

—Contruiste tu familia.

—Ella lo es todo para mí.

"Eres mi mundo, Ashley. Estoy jodidamente enamorado de ti"

Un parpadeo, eso basta para que algunas palabras del pasado se filtren en mi memoria, trayendolas al presente con tanta vividez que me hace creer que el mismo Adrián lo acabará de susurrar en mi oído.

—¿Estás bien? —pregunta Price, posando su vaso en la mesa— Estás temblando ¿Tienes frío?

De forma caballerosa, Price intenta quitarse su saco, pero lo freno.

—No hace falta, —digo— de igual forma tengo que ir adentro por Dereck.

Abre sus ojos con comprensión.

—Claro, en eso estabas antes de que nos encontraramos con Adrián y su novia.

Náuseas.

—Sí. —me levanto y me despido con un beso en su mejilla— Espero poder seguir en contacto.

—Igualmente.

Me adentro nuevamente al grupo de personas que baila y goza de la boda, vagamente veo a Matteo bailar con mi madre y a Ivan ver la escena con una risa en su boca.

Radiantes.

Brillando con una aura tan hermosa que me agita el corazón.

Sin embargo, la armonía no dura mucho ya que en cuanto entro a la mansión Müller Wood, mi cuerpo comienza a hormigar.

Dos minutos.

"Por favor, por mi bien" Es lo que dijo y aún creo poder sentir su aliento caliente erizando todos mis vellos.

La manera en que rogo, en como me hizo sentir toda su contención a través de su voz, fue único. Tan desbordante como las pequeñas gotas que se deslizan por mi zona íntima.

¿En qué momento me volví tan débil? ¿En qué he fallado?

Hace dos semanas tenía más control y hoy por hoy estoy cayendo en picada, con los brazos extendidos y sin dar una mínima lucha, o al menos no tanto ya que no veo ningún resultado.

Realmente no me presionaría tanto si es que no tuviera novia, tal vez ya hubiera cometido un error ¿Pero es eso relevante? Por supuesto porque en mi mente Hilary Fox es un freno y no mis supuestos sentimientos amicales por Adrián.

Tres minutos.

¿Una relación abierta? Una broma sin sentido.

En mi razón no cabe la posibilidad de algo así, no cuando Adrián es fanático de control, cuando ama someter y provocarte unos órganos increíbles.

Imposible.

Irman no es el tipo de hombre que comparta, especialmente con la mujer que dice amar. Tiene un concepto de amor muy claro y territorial, no puedo imaginarlo cediendo el cuerpo de su mujer sin ninguna reacción. Y ni siquiera es para decir que ha cambiado, porque puede pasar, pero no, Adrián sigue teniendo esa misma vibra oscura, posesiva. En sus ojos yace su alma y lo que refleja es puro fuego, demasiados sentimientos como para aceptar una estupidez así.

A Hilary la comparte y por ti se fue hasta los golpes ¿A qué le das tantas vueltas?

Vi cómo miro a Hilary, era realmente con amor, la toco con adoración, la defendio ante todos ¿Pero la comparte en privado? No, no compro ese cuento.

Cuatro minutos.

A lo lejos veo las escaleras y por instinto mis pasos se vuelven lentos, casi obligados.

Segundo piso, izquierda, sexta puerta.

¿Estoy tan desquiciada como ir? ¿Tan desesperada por su toque?

No y sí.

Sí y no.

Solo me queda un minuto, sesenta segundos en los cuales debo dejar de pensar porque entre mas le doy vuelta al asunto, mi corazón empieza a desbordarse.

Tomo el enorme mango que rodea toda la escalera y entonces doy un paso adelante, subiendo el primer escalón con dificultad.

Solo voy con Dereck, no con Adrián.

Es el camino, está fuera de mi control.

Cinco minutos.

Ya es tarde.

No puedo ir con él, no es que quisiese, pero al menos se siente menos presión, menos sentimientos confusos.

Paso por la puerta del pecado con prisa, casi si la mera cercanía me produciera una alergia intensa.

Llego rápidamente a mi habitación con la esperanza de esperanza de encontrar a Dereck. Sin embargo, a simple vista, el cuarto está desolado. Las cosas están en su lugar y ordenadas, pero antes de que mis esperanzas mueran, el sonido del inodoro llama mi atención, para que posteriormente la puerta del baño se abra y aparezca Dereck Orwell por ella.

No no está en su terno color vino, lleva puesto una camiseta negra con unos pantalones de algodón a juego y a contrario de lo que me escribio por texto, parece estar en sus cinco sentidos, sin ninguna intoxicación de por medio.

Me observa con normalidad, pero la forma en que se ha quedado quieto al verme me pone inquieta porque me observa de arriba a abajo, analizandome por completo y sin ningun apice de amistad.

—¿Qué haces aquí? —su voz está ronca, demasiado maltratada.

—Preguntandome si tú fase de idiotez ya ha acabado.

De pronto, Dereck sujeta su cabeza y se tambalea para atrás.

Inmediatamente voy con él y lo sujeto con fuerza, haciendome imposible no funcrir mi nariz al oler un cantidad exagerada de alcohol.

Así que ha estado fingiendo sobriedad.

—¿Por qué me tocas? —trata de apartarme— Estás molesta conmigo.

—¿Y eso es justificación para no ayudarte cuando claramente lo necesitas? —lo ayudo a caminar hasta el colchón y por el peso de diferencia, lo tiro a la cama con la máxima suavidad que puedo— Eres mi amigo, maldito idiota.

—Y tú mi amiga, idiota.

—¿Entonces por qué te esfuerzas tanto en malograr lo que tenemos? —suspiro, colocando una almohada en su cabeza— No te cae Adrián, lo entiendo, pero cuál es la necesidad de humillarme.

—Ashley.

—Golpealo, insultado, haz lo que quieras, pero a mí no me metas.

—Fui un idiota. —confiesa, colocándose de costado y planeando la zona libre para mí. Me acuesto sin rechinar— Perdóname.

—No así. —apoyo mi cabeza en mis manos y lo miro con tristeza— Hablaremos de esto cuando estés sobrio, esto no puede seguir así, terminaremos mal.

—Y una mierda, mejórare. —soba la punta de su nariz con fuerza— No perderé a mi única amiga.

—Mmm, osea que si hubieran más ¿Ya me habrías deshechado?

—Probablemente.

—Descarado.

—Tonta Ashley

—Impulsivo Dereck.

—Solo te quiero ver feliz, Wood.

—Y yo a ti. —cierro sus ojos con las yemas de mis manos y masajeo su cuerpo cabelludo— Descansa, mañana será un largo día.

Dereck arruga su rostro con desaprobación.

—Me entere de algo, —balbucea— por eso estoy así de tonto.

—Te quiero, pero ninguna justificación será válida para la idiotez que dijiste abajo. —peñisco la punta de su nariz— No te pases de listo conmigo.

—Eso no era parte del trato. —cada vez su voz empieza a disminuir— No entiendo cómo se atrevió.

—¿De que hablas?

—Lenta.

—¿Dereck?

Ya no hay respuesta.

Despacio, retiro mi mano de su cabeza y me reincorporo poco a poco. Sé de buena fuente que las personas con alcohol dicen cosas sin sentido, Gabriela es una de mis grandes referencias, pero por alguna razón las palabras de Dereck me provocan intriga, demasiada curiosidad como para soltarlo.

¿Trato?

¿Quién se atrevió a qué?

Acomodo mi vestido y aprovecho en retocar mi maquillaje lo más silenciosa posible, después dejo las cosas en su lugar y voy al baño para lavar mis dedos que han sido manchados de labial.

En cuanto termino, seco mis manos y no puedo evitar verme en el espejo. Mi cuerpo sufre un pequeño espasmo, no porque me vea mal o tenga algún problema, sino porque mis ojos se enfocan en la parte de mi cuello, dónde Adrián ha besado.

No hay marca.

No está su sello.

Pero se siente su calor, su huella de haber recorrido toda la zona como si fuera suya.

El calor me asfixia.

Salgo del baño tan rápido como llego, apago las lámparas de noche y al último, cuando estoy abriendo la puerta, presiono el interruptor de la luz general.

Salgo por completo y empiezo a caminar.

La idea de quedarme junto a Dereck es agradable, pero la fiesta aún no acaba y no pienso interrumpir mi festejo por cierto estremecimiento que me genera encontrarme con Adrián Irman.

Mi madre vale más.

Mi nueva familia me espera.

—¡Eres un completo imbécil, Adrián!

Mis pies se detienen inmediatamente ¿Qué fue eso?

De pronto, miro a mis costado y me percato de que estoy justo al frente de la puerta que Adrián me ordeno que entrará hace varios minutos.

El grito fue de una femina, pero era demasiado grueso como para ser de Hilary ¿Entonces quién está gritando el nombre de su novio? ¿Quién está con él? ¿Por qué me importa tanto?

Miro la puerta con interrogante, deseando jamás haber escuchado tal cosa, pero las cosas no son así y ahora me encuentro tan ansiosa por entrar y verificar con mis propios ojos la escena.

Pero no es correcto.

¿Qué diferencia hace que lo espíe por Instagram a qué lo haga en la vida real?

Sobrepasa mis límites.

¿Con él los tengo?

¿Y si está en peligro?

¿En una boda?

Puede estar teniendo un problema, posiblemente ha enloquecido a una mujer y le está reclamando de algo, las posibilidades son infinitas ¿Entonces por qué no?

A paso lento, me acerco y pego mi oreja a la puerta para poder escuchar.

—Eres un...

—Te escuché las trescientas veces antes. —reconozco la voz de Adrián y por mecanismo, muerdo mi labio— Ya te dije que lo siento.

—¿Y tú no escuchas que no me interesan tus patéticas palabras? —frunzo mi entrecejo— Cumple tu palabra —ahora que estoy más cerca reconozco la voz de Hilary, pero su tonalidad es diferente, no hay rastro de dulzura ni amabilidad.

—Deja de hacer un drama por esto. —bufa Adrián— Ya te dije que no.

—Pero...

—Apenas puedo tocarte sin sentir asco, Alisson. —maldice y chasquea sus dientes— Te dije que algo así podía suceder.

¿Alisson? ¿Quién es ella?

—Lo estabas haciendo perfecto hace un rato. —se jacta ¿Hilary, Alisson?— Pero claro, te dejo solo cinco minutos y cometes una tontería.

—No es por ella, por dios, es patético.

—¡¿Qué no?! —jadea la mujer— La besaste como un maldito enfermo en la pista.

—¿Eso te pareció un beso? —ríe.

—¡Adrián!

—Sí, la saqué a bailar ¿Y qué? —responde con un tono frío y mi piel se eriza en respuesta— Ambos sabemos que fue la mejor opción.

—No sabíamos que iba a agarrar el ramo.

—Tú no la conoces.

—¿Y tú sí? —hay un leve crujido de fondo.

No está en peligro, está con su novia y al parecer tiene un problema así que lo mejor sería que me retire, pero mis piernas se niegan a obedecer la orden de mi cerebro.

—Recibirás tu cheque y una buena calificación para tus futuros clientes, Alisson ¿Por qué quieres crearme más problemas de los que tengo?

¿Qué acaba de decir?

—Idiota, mil veces idiota. —ahoga un grito— Sabías perfectamente que el contacto físico es requerido para este trabajo, te lo explique detalladamente dada tu situación ¿No tienes palabra, Adrián? —no hay ruego en la otra persona, cero dolor.

—¿Crees que no lo he intentado? —levanta su voz— ¿Acaso no sabes las ganas de vomitar que tuve cuando bese tu mejilla? Me esforcé, pero no está funcionando, lo mejor será que acabemos con esto.

—¡Yo no trabajo así! Ninguno de mis clientes miente.

Mi nariz se arruga ¿Qué está sucediendo?

—Siempre hay una primera vez. —resta importancia Adrián— Ya lo superarás.

—Seguiré siendo tu novia falsa hasta que Ashley se haya olvidado de ti, Irman, tengo que cumplir con lo establecido, debo terminar con lo empezado, puedes llamarlo un tic o como quieras, pero esa mujer se olvidará de ti.

Al principio no reacciono, me queda tan estática como una piedra y cuando creo que el shock me afectará por un largo período, un fuego abrasador quema todo mi interior.

—Te pongo una demanda por acoso y se acabó todo tu circo, Alisson. —sentencia— Ahora déjame solo.

La idea de correr se me atraviesa por la mente, pero entonces analizo la situación y quién verdaderamente debería estar corriendo es Adrián, yo no.

Me pongo a un lado para que puedan abrir la puerta sin golpearme, Pero en cuanto la acción se completa, me decepciono al ver solo a Hilary. Toma la manilla con fuerza y la tira.

No sé da cuenta de mi presencia, así que me cruzo de brazos y carraspeo.

Sus ojos me enfocan.

—Oh, eres tú. —su mirada arde, está tan molesta como yo— De igual forma ya no importa, el idiota arruino todo, es tan decepcionante trabajar con personas así, juro que ya no aceptaré a cualquiera desconocido que se arrastre por mi ayuda.

No espera una respuesta, se da media vuelta y sigue su camino.

No pienso decirle nada, al fin y al cabo ella no tiene nada que ver y en quien debería enfocar mi energía es en Adrián, un mentiroso de primera.

Lo hizo con Lara y no reaccione bien ¿Qué le hizo pensar que volver a repetirlo era una buena idea? Está vez ya no es un juego sin sentido, Adrián planeo esto, ideo toda una puesta en escena y por lo que escuche, gasto de su dinero con tal de perjudicarme.

No es que me dañe a tal grado que no pueda evitar llorar, pero aún así, sus verdades intenciones son las que me matan.

¿Por qué tanto desprecio? Me equivoqué en el pasado, le pedí perdón sin cesar y en lo único que puedo pensar en que nada de ello importa, él quiere y desea devolverme todo ese dolor.

Aprieto mis manos en unos perfectos puños.

Tomo un respiro profundo y reanudo mis pasos hasta la habitación con clara intensión

¿Cómo fingio el brillo? ¿Cómo se atrevio a mirarla como a mi? ¿Cómo fue capaz?

Mi pasado me ha dejado con un fuerte traumas con las mentiras, simplemente no las soporto, me dan náuseas y que en esta ocasión, el daño venga de Adrián, me descoloca tanto como enfurece.

Estoy a punto de abrir la puerta de golpe, pero entonces algo me detiene.

Un quejido.

No, es un jadeo de dolor.

Adrián.

Mi mano se paraliza en la perilla al igual que toda la ira se esfuma en segundos.

¿Qué está pasando?

Escucho perfectamente como se intenta retener, como respira profundamente para apagar su explosión e incluso casi puedo visualizarlo en ese estado y ello... Me mata, porque la última vez que escuche ese tipo de quejidos fue cuando me rogo para que no fuera de la cabaña, para que no lo abandonará.

Mis ojos se cristalizan por breves segundos, perdidos en el tiempo.

—¿Hola? —su voz está demasiado tensa, demasiado forzado— Dalesa ¿Estás ahí? —¿Le llamo?

¿Porqué te ocultas? Llora si lo deseas, expulsa todo.

Es psicológico, debería saberlo, debería aplicarlo en su propia vida.

—Sí, siento que puede volver a empezar. —explica— No, estoy reteniendo la crisis ¿Crees que quiero tenerlo aquí? Si alguien me ve, estoy jodido.

No sé cómo sentirme al respecto. Hace unos momentos quería asesinarlo con mis propias manos y ahora me encuentro preocupada, aterrada de cada palabra que suelta.

¿Crisis?

¿Que maldita crisis?

Dios, Adrián ¿Qué te sucede?

—Si bueno, ese no es tu problema... Te lo agradezco... Cómo desees... ¿Quieres parar? —gime— En serio basta ¿Crees que no pensé en la posibilidad de dañar a Ashley antes de contratar a Alison? Por supuesto que lo hice y no sabes, no tienes ni una jodida idea de lo que me costó hacerlo, he estado actuando como un imbécil todo el día por ella, por su seguridad, porque la... Mierda. —¿Tú qué? Dilo— Oh ¿En serio? Por supuesto que estoy furioso contigo ¿Cómo se te ocurre contarle a Dereck? Es un imbécil, le contará a Ashley apenas tenga oportunidad. No me conviene que lo sepa, si unas horas a su lado actuó de tal forma, imaginate lo que serán dos malditos años.

Ignoro mis sentimientos bombardear al escucharlo, me concentro en sus palabras aceleradas y los pasos que escucho ir de un lado para otro.

Toco la puerta con mis nudillos, tres golpes certeros.

El sonido de adentro se silencia, se vuelve un completo cementerio y después de tres minutos, la puerta se abre, dejandome ver a un Adrián sereno.

No hay signo de dolor, pero no puedo evitar observar la capa de hielo que ha creado para protegerse.

Reconozco esa retención y en definitiva no quiero que llegue el momento de la explosión, pero a veces es lo necesario para que uno avance.

Él estuvo ahí para mí.

Yo debería estarlo para él.

Sigo en un pequeño trance al mirarlo, casi fascinada por todo su ser y está vez no me reprimo. Dejo que todos mis sentimientos salgan y la calidez que me da aquello no tiene precio.

Completa paz.

—Viniste. —murmura sin poder creerselo, con una voz que me mata— ¿Por qué?

Estoy cayendo en picado, solamente por él.

Adrián permanece en la misma posición, con sus brazos sobre su pecho en señal de protección, pero lo que no me queda claro es quién se protege de quién. Sin embargo, siempre hay señales, no puede disfrazarse por completo, no de mí. Así que en cuanto su mejilla izquierda se hunde en un pequeño tic, sonrío.

Antes de escucharlo en un estado vulnerable, mi misión era clara, enfrentarlo, darle la guerra que tanto me ha estado exigiendo ¿Pero ahora? Me encuentro improvisando, distrayendolo a los demonios de su mente.

Solo mírame a mí.

Solo tu y yo.

—Intente alejarme, —doy un paso adelante y cierro la puerta detrás de mí— pero creo que la curiosidad ganó.

Está demasiado quieto para mí gusto, demasiado cerrado. A pesar de ello, no quiero alejarme, mi corazón no puede aguantar otra mentira más, ya no quiere disfrazar y fingir que todo está bien.

Lo reclama.

—¿Por qué me citaste? —frunce su ceño— ¿Ya te olvidaste del accidente que tuve con Price?

A penas menciono su nombre, Adrián deshace sus brazos y avanza hasta mí, no está molesto, sigue con su capa de hielo, aún así...

—¿Qué intentas hacer? —repregunta— Eso no me interesa en absoluto.

—No parecía.

—Tus pensamientos me tienen sin cuidado.

—Adrián...

—Te llame para decirte que te comportaras, no sé si aquello fue un accidente o adrede, pero mantén un perfil bajo.

Llega hasta mi altura, contagiándome de su fuego, creando una hermosa llama.

—¿Crees que lo hice por ti? —susurro.

—Sí.

—¿Y por qué te importa tanto? —me acerco, arriesgo.

La vena de su cuello resalta y trata de relajar su quijada, pero falla terriblemente.

—No me importas. —fuerza su voz— ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? Tu vida me tiene sin cuidado.

—¿Entonces puedo estar con otros hombres?

Parpadea con lentitud, jugando con sus labios y haciendo todo lo posible para retener la oscuridad que lo reclama. Está demasiado débil para forzarse, su organismo aun debe estar  regulándose de la crisis que ha querido azotar, no puede enojarse por completo.

Sin embargo, eso no le impide levantar los dedos de su manos y tocar mi mejilla con suavidad.

Sus yemas se mueven despacio de arriba a abajo, creando trazos mágicos y que seguramente recordaré por varios días. A pesar de ello, de la forma tan mágica que me hace sentir, cierro los ojos por impulso. Con fuerza, tragándome todo. Por el dolor que causa, por la tranquilidad que me transmite, por destrozar otra capa de mi corazón.

Siento que me deshago.

—Mírame. —abro los ojos— ¿Me estás pidiendo permiso?

Estoy preparada para encontrarme con el bloque de hielo, pero nada puede alistarme para el impacto que es observarlo de esta manera tan familiar.

Sus ojos brillan.

Jodidamente brillan.

Mi corazón se acelera, cada parte de mi ser se quiebra.

Me aterro.

¿Qué es esto?

Inmediatamente me alejo, poniendo mis manos sobre mi cadera y sin perder el contacto visual.

—Ya que hemos aclarado el porqué de tu llamado, es el momento de pasar al otro tema. —digo en una impecable actuación.

Adrián no parece tan afectado como yo, de hecho es como si tocarme lo hubiera calmado y vuelto a la normalidad.

Se ve menos tenso, más accesible.

—Cuando estaba viniendo tuve un pequeño percance con tu novia... Perdón, con la actriz Alisson. Realmente estoy sorprendida, pero ¿Qué más da? —siento como poco a poco me voy cerrando— Por cierto, Ali no va a permitir que nadie ensucie su trabajo, por si se te ocurre abrir la boca, además exige que le deposites con urgencia, con un buen extra por los inconvenientes claro.

Mientras me escucha permanece quieto, atento a cada sonido que sale de mis labios. Es como si no le importara en absoluto que me haya enterado de su circo.

Un poco descarado.

Suelta un suspiro, pareciendo cansado, después da media vuelta y avanza al fondo de la habitación. Me quedo con la boca semiabierta, observando como en cada paso va despojándose de su saco.

Primero descubre sus hombros anchos, pareciendo todo un demonio por la poco luminosidad del ambiente. Le otorga una aura siniestra que para mí mala suerte es terriblemente excitante, todo su cuerpo se ve bordeado por una fibra de luz, como si de su mismo cuerpo desprendiera toda esa energía, todas esas llamas que lloran por abrazarme.

Descubre su espalda perfectamente trabajada, deslizando el saco por su brazo derecho y finalmente por el izquierdo, quedándose en una camisa blanca que abraza sus anatomía.

Llega hasta el borde de una mesa alta y coloca su saco encima, para después voltear y pegar sus ojos con los míos.

Dios mío.

—¿Quién abrió su boca? Estoy segura de que Alison jamás te lo diría —ladea su cabeza a un lado, analizándome, penetrando cada célula, haciéndome suya— ¿Tal vez Dalesa? Siempre te cuenta todo.

Adoro esa oscuridad.

—¿Eso importa?

—Al menos así sabré a quién castigar.

Mis piernas vibran con emoción y la punta de mi lengua exige admitir mi culpabilidad.

Yo escuché todo.

Castígame a mí.

Dame todo lo que tienes.

—¿Y ahora por qué estás agitada, Ashley?

Por ti.

Por cada centímetro tuyo.

—La que debe pedir explicaciones aquí soy yo, no tú. —doy un paso al frente, sin poder evitar la lejanía— ¿En serio contrataste a una novia falsa? ¿Cómo es que consigues ese empleo? ¿Ganan bien? Porque si es así podría interesarme entrar al negocio —remojo mis labios.

—¿De qué demonios hablas?

—De que me falta conocer a los hombres. —pronuncio fuerte y claro, colocándome a su costado y permitiéndome sentir mejor su calor— Me asusta la manera tan fácil que tienen para mentir, tal vez si trabajo con Alison...

—Ni siquiera lo pienses. —me corta, manteniendo su vista fija en un punto muerto.

Observo su quijada, su manzana de Adán, capturo todas sus malditas fracciones.

—Quiero conocer a más hombres...

Crack.

Todo sucede rápido y fuerte que me corta la respiración. Primero suelta un jadeo fuerte, casi un ronroneo que me corta todos mis sentidos. Luego viene el contacto, se despega de la superficie donde está apoyado y me acorrala, enjaulado mi cuerpo entre el mueble y sus gigantescas manos.

No me toca, apenas se rozan nuestros brazos, pero ese toque ingenuo es suficiente para que junte mis labios en un fina línea que sirve para reprimir un gemido.

Sin embargo, su rostro queda cerca, tan jodidamente cerca que pierdo sentir cómo nuestros alientos se mezclan y su nariz baila contra la mía.

Estoy hipnotizada por su cabello oscuro, por su aura que me quema y por esos cafés brillantes que han perdido color, dejando solo una oscuridad terriblemente emocionante como aterrador.

—Pensé que te había dicho que te comportaras —se aleja un poco para solo verlo con su boca entreabierta y su labios inferior temblando.

¿Qué tanto se puede retener?

—¿Eres mi papá?

—¿No me dejaste por esa razón?

—Ya te pedí perdón por eso, lo mal entendiste. —susurro, incapaz de decir algo coherente.

—Ni una mierda, Ashley.

Una de sus manos se despega del mueble y toca mi piel, colocando sus fuertes dedos sobre mi cintura.

Jodiendome por completo.

—Te desteto —pronuncia.

—Al parecer no lo suficiente —mis párpados se cierran, dejándome llevar por todas sus caricias, pero justo en el momento que quiero caer, mi celular vibra.

—¿Dónde está? —pregunta

—¿Qué cosa?

—Tu celular, Ashley.

Agonizo.

—En mi pierna derecha.

Un apéndice de oscuridad lo consume y de pronto, me permite sentir todas sus emociones.

Se aleja un poco, solo unos centímetros para posar su mano en mi tobillo y empezar su recorrido hasta mi muslo.

Traza un camino de fuego, dejando su marca por las zonas donde toca y deshaciendo cualquier estúpida muralla. Sus dedos me lastimas, se funden con mi piel y se arrastra cortándome como una cuchilla y al momento cuando llega al final de su recorrido, puedo visualizar cierto malestar.

Puedes subir más si quieres.

—Tu vestido es mi maldito karma ¿Lo sabías, Ashley? —voz ronca, feminidad humeda y unas vibraciones en mi corazón.

No puedo sonreír.

Estoy perdida.

Me quita el celular del muslo y deja caer mi pierna con cuidado para después poner el aparato a la altura de nuestros rostros.

La pantalla se ilumina y con el, un ceño pronunciado se forma en la frente de Irman.

—¿Qué pasa? —murmuro.

La magia se rompe, Adrián se aleja de mi cuerpo se enfría como el Antártida.

Estoy tan anonada que no puedo permitirme ver las señales de sus enojo, simplemente le arrebato el celular y leo el mensaje.

Dereck
¿Me duermes y te largas? Me siento usado, mariposa.

—¿Mariposa? —su voz retumba, provocando ecos de electricidad por todo mi cuerpo.

—Es un apodo —tengo que reprimir todo el tsunami de sensaciones que me recorren para no perder de visión lo más importante.

Ríe.

Pasa sus manos por su cabello con un poco de control, pero su mandíbula no miente.

¿Qué sucede?

—Es patético. —escupe— Realmente pensé que estaba haciendo sus movimientos limpiamente ¿Pero que carajos es eso? —apunta mi celular, sin verme— Le di la oportunidad de su vida, solo le pedí una cosa: No mentirte.

Siento un leve pinchazo en mi cabeza.

—¿Qué tratas de decir?

Está en un estado de incredulidad.

Me acerco para tocarlo, pero en vez de eso, él se me adelanta y sujeta todo mi mentón con una sola mano.

Sin embargo, me mira, algo pasa en su interior y me suelta tan fácil como me capturo.

Cuando su toque se va, espero ser quemada, pero en cambio, mi corazón se acelera, mis manos hormiguean y todo mi cuerpo entra en un estado de adicción.

Necesito que me toque de nuevo.

—Adrián —insisto por última vez.

No responde, solo me observa y puedo jurar que aquello es mil veces más intenso que el fuego de su toque.

Entonces sucede algo queme deja gélida.

Adrián eleva su mano hasta los botones de su camisa y empieza a desabrocharlos con lentitud, matándome en el proceso.

—No te atrevas a apartar la vista, Ashley.

Ni por un instante.

Mi respiración falla, mi razón se pierde y solo puedo pensar en lo bien que me siento.

Adrián se detiene en el cuarto botón y la simple vista de un poco de su carne me vuelve loca, hambrienta de toda su anatomía ¿Cómo unos simples botones sueltos cambian la perspectiva? No me interesa la respuesta, mis pliegues humedecidos ante una parte de su pectoral desnudo es suficiente para darme por satisfecha.

Muerdo mi labio inferior buscando alguna distracción.

—Deja de hacer eso. —señala mi labio y antes de soltarlo, muerdo más fuerte— ¿Acaso me quieres matar?

Sin previo aviso, alarga su mano hasta la mía. No me da tiempo de acostumbrarme a lo íntimo que es esto porque me da otro golpe como para caer desmayada: me hace tocar su pecho.

Está caliente.

Fuerte.

Duro.

Mío.

Con su mano sobre la mía, tira su camisa al lado izquierdo permitiéndome ver y tocar más de su cuerpo. Esto es el cielo. Adrián me mira con una intensidad única, después, jala un poco más su camisa y entonces veo lo que se trata todo.

Hay un tatuaje de mariposa justo en el lugar donde debe estar su corazón bombeando.

No tengo tiempo de analizar los trazos, Adrián me suelta para empezar a abotonar su camisa.

—Lo tenía guardado bajo siete llaves, pero una vez te llamé así cuando estaba vulnerable, tuve la desgracia de tener a Dereck a mi lado. Es especial, tiene un significado importante ¿Acaso alguna vez te dijo por qué mariposa y no ángel o cualquier otro apelativo? —muevo mi cabeza en negación— Al menos tuvo la decencia de no adueñarse de todo.

—Adrián...

—Hay mucho más, —anuncia— pero no le haré el favor de decírtelo todo.

Se va a ir, lo siento y no puedo dejar que se escape sin tener al menos una respuesta de las muchas que rondan por mi cabeza en estos momentos.

—¿Cuándo fue que te lo hiciste? —señalo el tatuaje.

No, esto es... ¿En qué momento de nuestra relación me llamo mariposa? Nunca, de hecho nunca tuvo un apelativo más que "amor, ratoncita" o mi nombre. No me quejo, amaba eso, pero la pregunta retumba y retumba.

"Lo tenía guardado bajo siete llaves"

No puede decirme esto e irse como si nada.

"Es especial, tiene un significado importante" dijo, pero corazón grita: Eres especial, tienes un significado importante.

Nadie me puede hacer pensar lo contrario, me acaba de decir que se ha tatuado algo significativo a mí y estoy completamente segura de que dicho tatuaje no es de cuando estábamos juntos, ni siquiera cuando estuvimos separados largos meses antes de que se fuera a la universidad, por lo que Adrián decidió tatuarse cuando empezó su nueva vida, cuando me hizo creer que yo era de su pasado.

Si está tan reacio a dañarme ¿Entonces por qué no sé lo borra? Pudo haber sido un accidente, aunque lo dudo, pero ha tenido todos estos años para desaparecer el tatuaje si quisiera, pero no, Adrián me lleva consigo todos los días.

Solo yo.

¿Y yo? ¿Solo estoy para él?

No, solo siento curiosidad por... Mi corazón me frena, haciendo sentir un fuerte dolor en el pecho, tan dañino que tengo que sujetarme en mi propia vestimenta y luchar para no cerrar los ojos.

Ya no puedo fingir.

Ya no puedo luchar con esto.

¿Entonces por qué no?

A la mierda todo.

Adrián se da media vuelta, pero  automáticamente agarro su brazo y lo devuelvo a la posición donde estaba; mirándome.

—¿Sabes? —relajo todos mis músculos y respiro con tranquilidad, meneando mi cabeza a un lado, observando sus fracciones marcadas— Creo que tienes razón, tal vez estoy un poco obsesionada contigo.

Te acepto a voluntad, Adrián, por completo.

—¿Qué? —frunce su ceño, aturdido.

—¿No es eso lo que esperabas escuchar? —parpadeo inocente— ¿Acaso ya te arrepentiste de romper mi pobre corazón, Adrián?

No da fe de lo que está escuchando.

—Que mierda estás diciendo, Ashley.

—Que tal vez he estado fantaseando todos años contigo. —avanzo y lo tomo por el cuello, acercando mi rostro a la zona curva de su cuello— ¿Qué tan sano vez eso?

Adrián sujeta mis brazos y los retira para después juntarlos en mi columna y sujetarlos con una sola mano.

—No sabes lo que está diciendo —menea su cabeza en negación.

—Créeme que jamás he estado tan lúcida.

—Ashley, —apoya su frente contra la mía, juntando nuestros cabellos, nuestras pieles, creando un hermoso fuego— recapacita.

Me suelta y solo entonces, viendo sus ojos brillando bajo la luz cálida del lugar, me decido.

—Siento demasiado como para rendirme. —elevo mi mano hasta su pecho. No sé si vibra o tiembla por el contacto, pero me encanta— Derribaré este caparazón, me contarás todo y verás que aún seguiré a tu lado. Te seduciré, Adrián Irman.

═════════════

F por Adrián.

Holaaaa 🩷 ¿Qué les pareció el capítulo? La verdad me encanto escribirlo y estoy ansiosa para que lean el siguiente ❤️‍🔥.

Recuerda dejar tu comentario y voto, seguirme me ayuda crecer en la plataforma así que gracias por tu apoyo 🫂.

Psdt: La primera parte ELADA ya se encuentra disponible en su totalidad ✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro