1| La curiosidad mató la gato.
Cinco años después...
Ashley Wood
Ahora mismo tengo dos opciones: Llorar de felicidad o de tristeza.
Sin embargo no cedo a ninguna emoción, estoy en estado de shock, simplemente no puede ser real o más bien no creo que sea posible ¿Se tratara de una broma cruel o una verdad que jamás vi venir? No tengo ni idea, sobre todo porque recuerdo que se negaba a la idea desde un principio, no deseaba esto, ni siquiera estaba en sus planes a futuro así que considero normal mis dudas y más si se trata de ella.
Jugar con fuego es su especialidad.
A mí alrededor, mis amigas se encuentran en un absoluto descontrol, siendo yo la única que se ha mantenido estática, esperando que la confesión salga desde la boca de Gabriela Caruso. No quiero caer en llanto como Mery para que después aplasten mi corazón o tener una sonrisa de oreja a oreja como Tamara, pero entre más tiempo pasa, mi corazón va saliendo de su congelamiento.
Achico mis ojos y analizo a Gabriela, poniendo en práctica todos los trucos que he aprendido en series policiales. Me tomo un minuto y mi corazón grita que ella no se atrevería a jugar con algo así, no con nosotras que llevamos esperando al primer bebé en el grupo.
—¿Es cierto? —me atrevo a preguntar.
Gabriela se ofende, sus gestos son más que expresivos.
—¡Por qué mentiría con algo así! —se exalta y me lanza miradas mortales.
Tomo una respiración profunda para acostumbrarme al impacto.
Mi corazón se va acelerando.
—¿Puedes repetirlo? —insisto, sintiendo un corte en mi voz.
Recuerdo que la última vez que nos reunimos fue hace un mes y en ese entonces tocamos el tema de un bebé en el camino de cada una, fue algo trivial, pero entre más profundizamos, llegamos a un punto del cual no podíamos salir. Desde ese momento no hemos parado de enviar ropa de bebé al grupo de chat o pensar en posibles nombres.
Nos obsesionamos, lo admito. Sin embargo, la cuestión no era por querer ser madres, algunas queríamos seguir trabajando y expandirnos, el punto se concentraba en la emoción que nos brindó la ilusión de que alguna de nosotras podría quedar embarazada, de un ser pequeño en nuestra familia solidificada.
Pero siempre hay una oveja negra en la familia y en esta no iba a hacer la excepción. Gabriela se mantuvo alejada de toda la fiebre de bebés, no le molestaba, pero era ajena a ese sentimiento, su lógica siempre fue de que el bebé le iba a quitar protagonismo y posiblemente se lleve mal con un ser que absorba todas las energías de su madre los primeros meses de vida. Nos quería al cien por cien. Por eso mismo mi reacción, todo es surreal, incluso ahora con su confesión, siento como si fuera un sueño.
—¡Estoy embarazada! —grita con una felicidad que tensa mis músculos, sus ojos radiantes aplastan mi corazón, un brillo particular rodea su cuerpo con magia y cuando la primera lágrima rodea por su mejilla, me derrumbo— ¿Por qué no me crees, Ash?
Es real.
Dejo escapar todas las lágrimas que no sabía que retenía.
Me levanto y voy con ella hasta posarme entre sus piernas, se siente cálida. La abrazo con fuerza mientras me recibe de la misma forma y llora como jamás la había escuchado.
No es una broma, de verdad está pasando.
Mi amiga está embarazada, Gabriela va a ser madre.
—Te creo, te creo, Gaby. —repito tratando de alejar cualquier pensamiento negativo de su mente— Dios, siento que mi corazón se va a salir. Te prometo ser la mejor madrina del mundo, lo cuidaré, no le faltará nada.
En mi corazón no cabe la felicidad que siento. Sin duda, cuando se lo cuente a mi madre también reaccionara igual, puede que no esté cerca ahora mismo, pero siempre he sabido que le tiene un cariño especial a Gabriela, a pesar de que no empezaron con el pie derecho, Giuliana sabía perfectamente quien era mi compañera de locuras y la que me frenaba, por eso nunca tuvo altercados con Cristina.
—Aprecio tu entusiasmo, Ashley, pero conmigo y Gabriela, no le faltará nada a nuestra hija —miro a Gabriel y sonrío.
—¿Es niña? —pregunto ignorando todo lo demás.
No hay respuesta, en su lugar, las demás explotan como si otra ola de energía las golpeará.
—¡Tendremos una niña! —vocifera Maria.
—Gaby y yo —puntualiza Gabriel.
—Esto es tan lindo, ya tengo pensado como la vestiré —dice Tamara.
—¿De una pandita? Sí, se verá muy tierna, le compraré piyama de todos los animales. —Mery limpia sus mejillas y ladea su cabeza a un costado— Oh no, espera, creo que me gusta más la idea de sabores de helados.
¿Qué?
—Amor, creo que no venden pijamas en forma de sabores de helados, —consuela Cristina, Mery tira sus labios abajo— pero siempre podemos mandarlos a confeccionar.
Gabriel no aguanta la risa y empieza con un carcajeo que contagia a Gabriela, él se coloca a su costado y después le dice:
—Wuoh, bueno amor, creo que nos ahorraremos mucho dinero ¿Crees que deberíamos aprovecharnos de su emoción y hacerles firmar sus promesas?
—No reveles el plan, cariño. —Gabriela vuelve a reír mientras niega con la cabeza y después nos mira con algo de pena— No, no sabemos si es niña o niño, es muy temprano para saberlo, pero Gabriel ha tomado partido diciendo que su intestino paternal se lo grita.
Un coro de lamento se hace presente. Excepto por una persona que chasquea sus dientes y crea un sonido de serpiente.
Giro en su dirección para ver cómo se encuentra, es la única que no la he visto llorar, pero la felicidad se mantiene en su lugar. Leslie Dermin no es dura, pero simplemente no es de quienes lloran con facilidad y está bien, en todas sus expresiones se puede reflejar su alegría.
—Bueno, el padre no importa ¿No? ¿Qué dice tu instinto, Gabs? —Leslie no pierde su toque.
—¡Oye! —se queja el nuevo padre.
—No te ofendas amigo, pero ella tiene al bebé adentro, la conexión es más fuerte. No lo digo yo, es ciencia lógica.
—¿Eso existe? —refuta Karla.
—Supongo.
—Obvio que existe, lo digo yo. —Leslie tira su cabello atrás e insiste— ¿En qué estábamos, Gaby?
Ella entorna sus ojos, pero aún así responde.
—Yo creo que es varón, —toca su vientre con delicadeza— pero no sé, todo es nuevo, además cuál que sea su género, lo estaremos esperando con mucho amor.
—Si es, amor.
Los nuevos padres se toman de la mano y se sonríen con complicidad mientras que las demás miramos la escena con ternura y en mi caso con un exceso de dulzura.
—Entonces compraré ropa amarilla para mí ahijado o ahijada, sé que le quedará perfecto —me ánimo a decir, con un recordatorio de ir de compras más adelante.
Sin embargo, mi visualización del futuro me dura poco ya que unos brazos me jalan para atrás y dos esferas marrones me miran con molestia mientras que sus mechones rojizos parecen lanzar fuego.
—¿Por qué te adelantas a los hechos, Ashley? Yo seré la madrina —se queja Mery— ¿Verdad, Gaby? Soy tu pequeña Mery ¿No querrás que llore verdad?
De inmediato espero la negación de Gabriela, pero solo se ríe.
Es increíble lo mucho que ha cambiado Mery, ahora utiliza nuestro amor por ella para "manipularnos" y aunque esto irrita a Cristina, nosotras siempre cumplimos con lo que desea. Aunque todo tiene un límite y ceder ante esto es algo que está fuera de cualquier influencia, no daré mi brazo a torcer.
—Oh no, más llanto no. —ruega Caruso— Además ya no eres mi pequeña Mery, Cristina te ha corrompido.
Mery se ofende, pero antes de decir algo, Leslie se coloca a nuestro lado en el suelo y nos encara con indignación.
—No es justo, yo estuve con ella durante cinco años, yo la obligue a que se haga la prueba de embarazo. —toma la mano de Gabriela— Yo seré la madrina del bebé, punto final. Muchas gracias por participar, suerte para la próxima.
Ella lo supo primero... No, después pensaré en eso, ahora hay otro tema más importante.
—Ella es mi amiga durante mucho más tiempo —defiendo mis derechos.
—Exacto, además a ti te odiaba, el bebé puede heredar ese sentimiento —se suma Maria con muchos pedazos de papeles higiénicos al rededor suyo que están mojados con lágrimas.
—Mari, no hables del pasado, ahora Gaby me ama más que a todas juntas ¿Recuerdan con quién fue a la universidad? Ajá, conmigo ¿Quién tuvo que oírla mientras follaba con Gabriel? Adivinaron, yo. Así que tengo más que ganado el derecho de ser la madrina. Soporten. —Leslie se levanta y deja un beso en el vientre de Gabriela— Nos vemos, ahijado.
Mientras que todas la vemos irse con dirección a la cocina, quedamos boquiabiertas y cuando desaparece de nuestra visión, nos enfocamos en Gabriela, pero ella solo mira a la nada como si estuviera analizando las palabras de Leslie.
No puede ser, de verdad lo está pensando y no es mi imaginación, somos todas.
Que empiecen los juegos.
—Tengo más dinero que cualquiera de aquí. —dice Karla— Piensa en su futuro, Gabs.
—¡Eso es soborno! —exclama Cristina.
—Yo vivo cerca, no tendrá que soportar a una madrina ausente si me escoges —trata de convencer Maria.
—¿Quién te ayudo a estudiar para tus exámenes a pesar de que estaba súper ocupada con los míos? Conmigo no le faltará inteligencia y con ello se consigue dinero —muevo mi ficha al ver la emoción de Gabriela al ver las solicitudes de mis amigas.
—Yo le daría mucho amor, cuido bebés de vez en cuando, te daría tips exclusivos —dice Mery.
—Víbora —suelto sin pensar.
—¡Ese es mi apodo! —grita Leslie desde la cocina.
Miro a Mery y estalla en risas a la par que las demás. Hace un par de años le revele a Leslie como me refiera a ella cuando nos llevamos mal, para mi sorpresa se lo tomo demasiado bien y me obligó a agendarla de ese modo o amenazó con golpearme. Obviamente lo último fue broma, pero desde ese entonces le encanta que le digan así.
Las risas se acaba y Tamara empieza enumerar las razones por las cuales sería mejor madrina que nosotras, Cristina empieza a debatir con ella con razones lógicas y luego yo me meto para relucir mi propuesta. Paramos así un buen rato, nadie da su brazo a torcer y por más que parezcamos ahora mismo unas leonas, cualquier que sea la decisión de Gabriela, ese bebé recibirá cada parte de nosotras, ella o él va a ser el único beneficiado. Tendrá inteligencia por mí, amor incondicional súper tierno por Mery, entorno socialite por Karla, disciplina por Cristina, una figura segura/cercana a la cual recurrir con María y Leslie si es que se pelea con sus padres, estar siempre a la moda gracias a Tamara quien es diseñadora de modas y gracias a su última colección se ha colocado en una de las tops del continente. Por último y más importante, tendrá a sus padres, Gabriel y Gabriela, quienes lo ayudarán en todo y harán una persona de bien.
Ese bebé va a tener de todo.
—Chicas, basta ¿Sí? Ya tengo todo solucionado. —Gabriela se recuesta en el respaldar y junta sus manos— Hay madrina de bautizo, del primer corte de cabello, de relevancia de sexo, de la primera ropita, hay infinidad de cosas, todas estarán involucradas, no sé preocupen ¿Si? Tengo todo resuelto —finaliza con una enorme sonrisa.
Miro a las demás con competitividad, Gabriela puede pensar que esto nos va a calmar, pero lo que no sabe es que cada una de nosotras luchará para conseguir el primer reconocimiento oficial ante ese bebé que viene en camino.
Estoy segura de que seré la primera, mi competitividad y primer puesto a lo largo de mi vida avala mi pensamiento. Será un camino difícil, lo sé, pero haré más méritos de los que ya tengo para salir victoriosa.
Todas asentimos.
Me acerco más y toco su vientre.
—¿Cuántos meses tienes? —pregunto— Cuando lo dijiste estuve en shock así que cualquier cosa de ese entonces mi cerebro no lo recepciono.
—Y dice ser inteligente. —dice Leslie viniendo con nosotras, en su mano tiene una taza con algo caliente que se lo ofrece a Gabriela. Ella lo bebe con cara de asco— Es para que eleves tus defensas así que toma —dice cuando ve que quiere devolver todo el contenido.
—No seas tan víbora, Les —le digo.
—Solo le hago ver a nuestra querida Gabriela que yo soy la mejor opción —se burla con una sonrisa de autosuficiencia.
La reciente engreída del grupo devuelve la taza vacía y se lo devuelve a Leslie con cara de pocas amigas.
—Ella te sigue odiando —le susurro a Les cuando gira sus talones para refugiarse en la cocina.
—Su amistad de amor odio me tiene muy confundida —susurra Karla, refiriéndose a ambas. No puedo culparla, a veces puede parecer que nos odiamos, pero nos amamos con locura.
Sacudo la cabeza y vuelvo a enfocarme en Gaby para que me responda, pero antes se rie bajo al sentir mis masajes en su vientre extrañamente plano.
—Voy a cumplir cuatro meses y medio —me informa— Si no fuera por Leslie...
—¡Le salvé la vida! Es otra razón más por la cual soy la indicada —exclama Dermin desde su sitio.
Giro los ojos.
—No exageres, de igual forma me hubiera dado cuenta, además ya tenía sospechas. —le aclara Gabriela— Mi regla llegaba con normalidad, pero tenía tanto agotamiento físico que simplemente dormía horas y horas, los senos también me dolían y les juro que nunca los había tenido tan grandes, además los mareos y nauseas eran cada vez más intensos.
Gabriela mira a Gabriel y le pide que le tiende algo. El mencionado asiente como si recordara algo y entonces saca un objeto delgado de su bolsillo, después se lo tiende a su mujer.
Ella suelta un suspiro mirando lo que parece ser una foto y después voltea la imagen para que podamos verla con detenimiento.
Una ecografía. No es la ordinaria, es en 3D.
Ocho cabezas se acercan a la imagen y puedo jurar que mis ojos brillan con algo indescriptible.
Entonces, mirando aquella imagen, me prometo algo.
Ese bebé será el más bendecido del mundo, tiene a un equipo de por vida a su lado. Va a crecer rodeado de amor y realmente espero no malcriarlo demasiado. Gabriela va a ser una excelente madre, no tengo dudas, no será sencillo, pero con el apoyo de ocho mujeres fieles y el padre, aliviaremos su carga, haremos todo lo posible para que sea perfecto.
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Después de varias horas de llanto, ver posibles compras online y varios enfrentamientos por quién se va a coronar como la primera madrina, regreso a casa con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando Gabriela nos cito en un pequeño resort céntrico a los hogares de cada una, jamás pensé que nos iba a soltar está bomba, ni siquiera se me hizo sospechoso cuando vi que trajo a Gabriel con ella, aunque si sospechara sé que hubiera votado mil veces por la opción de matrimonio a embarazo.
A pesar de mis emociones positivas, sé que debería estar al menos un poco preocupada por quien me espera en casa ya que recuerdo que me dejo rotundamente prohibido llegar tarde. Sé que suena un poco machista de su parte, pero teniendo en cuenta los motivos del porqué lo hizo y que no se trata de nadie más que Dereck Orwell, no esta para nada mal.
El retorno son cuatro horas en bus y cuando diviso la puerta de entrada, el sol ya se oculta por el oeste. Cuando entro al departamento lo encuentro sentado en mi sofá reclinable comprado hace menos de un mes, varias maletas lo adornan formando una especie de refugio y entre sus dedos cuelgan las llaves del coche que se balancean de izquierda a derecha con inquietud. Sonrío al ver su ceño fruncido porque de seguro estará pensando en las miles de formas que me regañara. Sin embargo, cuando se percata de mi presencia, entorna sus ojos en mí y su sola expresión me presagia un enfrentamiento arduo.
—Perdón, sé que vamos tar... —mis disculpas se cortan al observar como su molestia se desvanece de golpe, seguido de levantarse con rapidez y llegar conmigo.
—¿Por qué estuviste llorando? —entrecierra sus ojos. Involuntariamente niego— No mientas, tus ojos están hinchados y rojos, por no decir que tú nariz esta igual o peor. —me toma del brazo y me dirige hasta el sofá.
Una sonrisa boba se adueña de mis labios, después llevo mis delgadas manos a mi vientre. Lo miro con felicidad.
—Un bebé —murmuro.
El shock pasa por su rostro, Dereck descuadra sus facciones y tan rápido como llego hasta mi, se aleja de la misma forma. Chaquea sus dientes con fuerza y termina por pasar sus manos por su cuero cabelludo, tratando de cumplir su palabra de controlarse.
—Oh mierda —suelta un poco brusco.
—Oye, no digas cosas feas ¡Es una bendición! —bajo mi visión al abdomen y luego lo regaño con la mirada.
Dereck se detiene y me observa como si me hubiera vuelto loca. Inhala fuerte.
—Carajo ¿Qué haremos?
—¿Cómo que qué? Es obvio, Dereck, seremos los mejores padrinos.
—Por supuesto, le daremos de todo al bebé, tu no te preocupes que yo te proveeré en todo, estaremos bien ¿Okey? —habla sin parar y su respiración se desestabiliza— Saldremos de esta, es un bebé ¿Qué tan difícil debe ser? Total, la popo no me va a vencer. Oh verdad, también tendremos que mudarnos, este lugar no es seguro... Espera ¿Dijiste "seremos los mejores padrinos" ?
Su boca se separa y forma una perfecta "O"
—Sí —mis comisuras decaen y entrecierro mis ojos— ¿Acaso pensaste que estaba emba...
—Ni lo repitas. —me corta, soltando una risa nerviosa— Mierda Ashley, me has devuelto el alma al cuerpo.
Poco a poco voy rompiendo en una carcajada que llena todo el lugar. No me contengo, rio todo lo que quiero y tan solo me detengo cuando mis pulmones me exigen oxigeno.
—¡Dereck! Dios, eres tan gracioso. —digo mientras limpio pequeñas gotas saladas que han salido de mis ojos— ¿Qué fue todo eso?
Él me mira como si mi pequeño show fuera una locura y no precisamente de la forma amigable, sino con verdadera molestia.
—Joder, Ashley, no sabes las ganas que tengo de estrangularte —se deja caer a mi lado en el sofá, después da tres respiraciones profundas— Deberías estar agradecida de que tienes a un fiel amigo que jamás no te abandonará ¿Oíste? Nunca.
En cuanto el sofá se hunde, su mano roza la mía y no sé si es accidental o intencional, pero por ningún motivo me muevo ya que me distraigo al observarlo detenidamente por primera vez en la noche. Cuando llegue estaba todavía con la emoción que me dejo Gabriela, pero ahora, con los aminos más calmados, puedo verlo con perfección.
Lleva puesto unos pantalones oscuros que hacen juego con su camiseta de mangas cortas, pero lo que más llama mi atención es lo que yace en su muñeca. Reconocería el objeto en cualquier lugar, es una pulsera que mande a personalizar para su cumpleaños.
Recuerdo que Dereck dijo que no le gustaban los accesorios y no se me ocurrió mejor idea que regalarle algo totalmente cursi que iba a odiar solo porque la semana pasada me había hecho una broma en su centro de entretenimiento. Es una pulsera de color metálico que combina con el color de su piel, está compuesto por finas piezas y en la parte del centro hay una placa donde dice: Ashley + Dereck = Por siempre. Una clara referencia a su broma. Por supuesto que no invertí mucho en el objeto y no me dolió cuando jamás se lo vi puesto ya que estaba consiente de que iba a pasar, pero ahora que lo veo reflejante en su piel, siento algo parecido a una emocionante ola de placer.
Sin embargo, dejo el tema y recuerdo sus últimas palabras ya que un aspecto llama mi atención.
—¿Fiel amigo? —me acerco con mis ojos entrecerrados, casi reprochables— Pensé que éramos más que eso ¿Acaso estás rompiendo conmigo, cariño?
Trata de evitar mi mirada, pero al final termino por torcer su voluntad como siempre. Sus cejas negras se hunden en la línea de su frente y profundiza sus ojos de una manera que me hace recordar los buenos tiempos que pasamos juntos.
—¿Te quedaste mudo? —insisto.
Dereck me observa por unos segundos más, pero después menea su cabeza y suelta una risa que relaja todos sus músculos.
—Lo siento, pero no estoy de ánimos para tus juegos.
—Solo te hice dos preguntas.
Dereck enarca sus cejas sin creerme una pizca y está siendo inteligente al hacerlo.
—¿Quieres que juguemos, Wood? —hay algo en su voz que se siente como si estuviera amenazándome— Porque podemos hacerlo, a la mamá y al papá por ejemplo, ya que estamos con el aura de maternidad a flote o tal vez quieras discutir el término de nuestra relación porque es evidente que encajamos en varias categorías por diferentes motivos.
Bufo.
—Por ejemplo: Amigos del alma, hermanos por elección, etc.
—Exacto —sonríe con victoria.
—No imagine que fueras tan sensible —murmuro.
Tira su cabeza para atrás.
—Lo dice la mujer que llora por semanas porque el protagonista principal de su serie murió.
—Es diferente —defiendo.
—Lo que digas.
Me acomodo de tal forma que quedamos frente a frente y al ver sus ojos negros, aprieto ligeramente su mejilla en un acto impulsivo. Dereck se queja, pero es lo suficiente para romper cualquier bloque de molestia que tenga.
—Quién esta embarazada es Gabriela. —revelo— No podía creerlo cuando me lo dijo, estaba en un estado de shock, pero cuando supe que no estaba jugando, empecé a llorar al igual que todas las chicas. —suspiro— ¿Puedes creerlo? ¡Seré tía!
Muestra sus dientes en una perfecta mueca. Dereck no dice, me deja expresarme todo lo que quiera y se limita a observarme con atención, puedo distinguir que su mirada se agudiza cuando suelto algún dato curioso de la reunión con mis amigas. Al finalizar, levanta su brazo izquierdo para revolver mi cabello.
—Felicidades, sé lo mucho que te emocionaba tener un bebé en el grupo. —dice mientras va con las maletas que había dejado abandonadas— Aunque técnicamente será de Gabriela, pero estoy seguro de que todas ustedes tratarán de quitarle la criatura en cualquier oportunidad. Lo más probable es que aprovechen los primeros meses que va a estar sensible para convencerla de que deje al bebé con cualquiera de ustedes para que así tenga un tiempo de pareja con Gabriel.
Mentira no es.
—No con cualquiera, se quedará conmigo —aseguro.
—Leslie y Mery son tus rivales más fuertes.
—Gracias por tu apoyo —se encoge de hombros.
—Te ayudo, Mery siempre pone cara del gato con botas y es imposible negarle algo y Leslie para mas tiempo con Gabriela. —guiña un ojo— No te enfades, ahora ve a tu cuarto y saca tu bolso para que podamos irnos y más te vale que sea en tres minutos porque sino te juro que me marcho sin ti.
—No serías capaz, —mofo— además Ariel te mataría si no llegas a su reunión conmigo.
—Andas muy engreída hoy ¿No?
—Solo sé que no me abandonarás, me quieres mucho —me levanto del sofá y me dirijo a mi cuarto.
—Te sobreestimas. —dice desde su sitio.
—Sí, claro. Te tengo loquito, Orwell ¿Qué harías sin mí?
—Se me ocurren varias ideas, por ejemplo: Coger con otras mujeres.
Inmediatamente me devuelvo y le enseño mi dedo medio, él copia mi gesto y como acto final resoplo, continuando mi camino.
Sé que miente, lo he visto desfilar con varias mujeres en todos estos años, pero le encanta molestarme con ello por un incidente que hubo hace mucho tiempo. Por otro lado, también miente en sus amenazas de abandonarme, por Ariel y por el mismo. Torres me ama, hemos solidificado nuestra relación y somos excelentes amigos, pero aun así no he podido alcanzar la conexión que tiene con Dereck. Lo que tiene ese par está fuera de mi alcance.
Hace una semana que la sirenita nos informó que Naybet, su hermana, se casó con un su jefe de trabajo en secreto. Ella prácticamente se ha consumido por su relación, está bien, es feliz, pero Ariel la ha pasado mal desde ese entonces. Los padres del par también están afectados, pero en definitiva Ariel fue quien más le choco el quiebre que hubo en su relación. Yo mejor que nadie sé lo que afecta la separación de hermandad.
Todo paso muy rápido. La familia Torres era muy unida así que imagino lo duro que está siendo esta situación. Naybet no los invito a la boda, no tuvo la confianza para decirles así que sí, la familia perfecta, amorosa, cálida, se rompió. Lo último que supimos es que ella ha estado manteniendo contacto con sus padres, pero con Ariel aún nada. Naybet podrá no ser de mi devoción, pero el amor que Ariel le tiene a su hermana lo entiendo, lo respeto. Por eso mismo decidimos pasar todo un fin de semana lejos de la ciudad, reunidos con algunos amigos y distraerlo de toda la situación.
Dereck aseguró un buen ambiente alejado de todo con la cabaña de su familia a las afueras de la ciudad, tratamos de mantenerlo en secreto, pero Ariel estuvo averiguando y para nuestra suerte, acepto ir sin tener que secuestrarlo o a base de mentiras.
Ahora me encuentro acomodando mi bolos de mano donde va lo más importante ante cualquier emergencia, por suerte había acomodado mi ropa antes de irme a la reunión con mis amigas sino estaríamos acabados, llegaríamos cuando todo haya acabado.
Estoy a punto de cerrar mi bolso cuando alguien o más bien un sonido hace que mis dedos se detengan a mitad del cierre, no es un tensión de mis músculos, es una carga de energía que impacta con tanta fuerza que me deja en jaque. Uno, dos, tres, En total tres ráfagas de escalofríos recorren mi cuerpo en cuestión de segundos y se originan desde mi corazón, extendiéndose a toda mi anatomía como un cruel virus. Aunque seria algo más como masoquismo ya que yo misma provoco esto.
Siempre es lo mismo, la misma reacción, el mismo sonido, el mismo origen; Adrián Irman.
Tomo una respiración lenta, sentándome en el borde de la cama para aplacar las inmensas mariposas que siento en este momento. Después saco mi celular y desbloqueo la pantalla para ver la notificación que acaba de llegar, mi bendito sonido personalizado.
Contengo la respiración.
Aprieto la notificación de Instagram.
Después de un año y medio que no publica nada.
Siento los nervios apoderándose de mi piel, se eriza y como siempre me repito que sea lo que vea, no me debe entristecerme, ni siquiera la alegría es permitida, absolutamente nada, ya es suficiente con lo mucho que reacciono cuando él sube una foto.
El brillo de mi pantalla se intensifica y cuando creo que se ha congelado, una foto se deja ver ante mis ojos.
Mi corazón se calma y los sentimientos que antes parecían apunto de explotar, ahora se desvanecen como el aire que respiro. Sin pensarlo dejo escapar el oxigeno de mis pulmones y relajo todos mis músculos al no ver ninguna mujer en la foto que Adrián acaba de publicar.
Normalmente sube fotos de animales en retratos, en un tatuaje (que según Dalesa no son en su piel), en murallas, en cualquier superficie y estilo. Sin embargo esta vez es diferente no hay ningún animal escondido solo un paisaje verde con el atardecer de fondo. Es pulcro, no hay objetos, lo miro y lo único que puedo distinguir es paz.
Es algo irónico, cómico desde un cierto punto de vista que ahora yo soy quien lo espía desde las sombras y él quien continua su vida como si nada estuviera pasando, sin saber que hay alguien atento a todos sus movimientos y ansiosa por saber su próxima jugada. Claro, la única diferencia es que no lo hago por algún tipo de amor escondido, es mera curiosidad, un sentimiento ajeno a lo que sentía años atrás.
Adrían Irman no es mío y yo ya no soy suya, esa es la realidad que me costo admitir, pero acepte al agotar todas mis posibilidades de reconciliación.
Así es la vida de sorprendente. Definitivamente no terminamos en los mejores términos, nuestra ruptura fue dolorosa y me llevo tiempo superarlo. Sin embargo aprendí a perdonarlo, especialmente cuando sé que todo lo que me dijo fue algo que nació del enojo. La última vez tuvimos contacto fue hace años, el día que Dereck desapareció y después me informo que sabia del paradero de Adrián, ese día fue el quiebre, el día que selle el libro para siempre.
Todos nuestros recuerdos se escondieron y el hecho que no lo haya visto desde ese entonces, ayuda a que no haya tenido ningún tropiezo. No lo sueño, ni siquiera me desvelo pensando en él, pero ahí esta cosa que me genera curiosidad, una intriga que necesito satisfacer ¿De qué hablo? Ni siquiera yo sé como explicarlo, pero es como si necesitara saber que esta bien porque muy dentro mío sé que le cause un daño fuerte. Nuestra ultima conversación solo fue una afirmación a todo lo que crecía.
Adrián es como un fantasma, no he visto su rostro en fotos y mucho menos en persona, mi única certeza de que esta vivo es por Dalesa quien me informa de vez en cuando de su estado. Mi mayor logro en todos estos años ha sido ver su pierna hace tres años, cuando Dalesa estaba haciendo una videollamada con Dereck y por casualidad me entrometí en la conversación. Sabía que era por él ya que cuando la prima de Dereck menciono mi nombre, la otra persona desapareció y todo se sumió en un silencio incomodo.
Me apresuro a tomar una captura de pantalla y salgo de Instagram para entrar en mi galería, no quiero dar un like por error. Suficiente tengo con que Adrián sepa que lo sigo como para que se entere de mi pequeño fetiche, además podría eliminarme y con eso perder lo poco que tengo de él.
Mi hobbie lleva al rededor de cinco años, aunque para ser más especifica, desde el día que Dereck me dio el Instagram. No considero que sea acoso, su perfil es publico y siempre me abstengo de preguntarle a Dalesa sobre la vida de Adrián, otra cosa es que ella misma me de datos que jamás solicite, pero seguramente se note en mi rostro por saber más. Además él no me ha eliminado de sus seguidos y por supuesto que lo tomo como una invitación a pecar. Por qué sí, vigilar, cualquier cosa que tenga que ver con Adrián lo veo como un pecado desde aquella llamada.
No debería, pero pecar siempre ha sido mi especialidad.
Mi mayor temor no es escuchar la notificación y ver a alguna mujer, sino ver sus ojos a través de la imagen y darme cuenta de que no es feliz. Tan simple como eso, no hay más, ya esta superado, pero la culpa persiste. Aunque no voy a negar que sería sumamente incomodo darme cuenta de que él ya ama a otra persona y yo siguiendo sin interesarme en ningún hombre. No por fidelidad, a estas alturas del juego sería absurdo, ya pasaron años desde nuestro último contacto, ni tampoco por una escases de pretendientes porque siempre hay opciones, pero cada hombre que he conocido siempre le falta algo que no me anima a dar el siguiente paso. Deseo amar con intensidad, enamorarme como mi yo joven, pero siempre hay un pero que no me frena.
Por ello decidí enfocarme en mis estudios, me gradué y tengo un empleo con un buen salario. Tengo todo lo que soñé, todo para hacer sentir orgullosa a mi madre y si sigo así, estoy segura de que terminare con reconocimientos que solo pude visualizar en un futuro muy lejano.
—Pareces una maldita acosadora —salgo de mi trance y miro a Dereck que está a mi costado mirando la captura de pantalla.
Suspiro.
Otra vez no.
Orwell descubrió mi secreto en una madrugada y desde ese entonces no ha dejado de fastidiar con el asunto, pero no una molestia normal sino como si realmente fuera mi enemigo. Supongo que trato de que me avergonzara de mis actos, pero nunca tuvo un efecto. De cierta forma comprendo su enojo, debe ser una mierda ver a tu amiga lamentarse por algo que no crees que valga la pena. Sin embargo él no sabe lo que paso entre Adrián y yo, no tiene ni idea de lo cruel que fui. Lo más lamentable de todo es que no puedo contarle porque de alguna manera estaría divulgando cosas que Adrián me confió alguna vez.
Guardo mi celular y vuelvo a mi rutina mientras que Dereck se mantiene en la misma posición, observándome con juicio.
—¿Sigues enamorada de él?
Freno, paso saliva y frunzo mi ceño con confusión.
—No. —seca y sin dudas— Por supuesto que no.
—Bien. —responde de igual forma— Porque él ya te supero en todos los ámbitos posibles, Ashley.
Formo una línea recta con mis labios y asiento despacio.
—Despreocúpate que yo mejor que nadie sabe lo que Adrián siente por mi y te prometo que no es nada bueno. —sujeto mis cosas y salgo a la sala, escuchando sus pasos detrás— Te espero abajo —antes de que pueda decir algo, salgo del apartamento con dirección a la cochera del edificio.
No estoy molesta, no hay razón y aunque Dereck crea fervientemente que sí, no es cierto. En primera porque no hay razón, no tengo problemas con lidiar con las consecuencias de mis acciones. En segundo, tengo mis sentimientos muy claros como para... Mi celular vibra.
¿Otra publicación?
Debes ser un error, aun así... No pierdo tiempo y saco mi celular lo más rápido que puedo. La barra de notificación me avisa que en efecto es él, Adrián ha subido otra foto en tiempo récord y desde un algún lugar de mi cuerpo surge una emoción embriagante, una curiosidad que supera cualquier momento vivido.
Con un cosquilleo en mis dedos, la pantalla se ilumina con lo tan ansiado.
Detengo mis pisadas.
Parpadeo, totalmente incapaz de procesar lo que veo. No se trata de un paisaje, ni de animales, ni muchos menos de algún objeto ridículo sino de una persona y no precisamente del dueño de la cuenta, sino de una mujer radiante bajo el lente de una cámara.
¿Quién es ella?
Lo que más me llama mi atención es la sonrisa picara que muestra, no es normal, es como si tratara de seducir a cualquiera que lo viera y se incrementa con la mirada azulada que resplandecen como dos diamantes en medio de la noche. Deduzco que la imagen fue tomada con flash por el fondo oscuro y si bien es algo no favorecedor en algunas personas, esto no hace más que realzar sus facciones. No voy a negarlo, es hermosa, ella tiene un aura atrayente, es simplemente perfecta en todo. Su contorneado rostro, su piel de porcelana, todo es la expectativa, el ideal de todo hombre.
De repente una vibración en mi pecho me anuncia mi inesperado cambio de ritmo cardíaco. Un subidon tan rápido como la velocidad de la luz. No puedo pararlo, mi corazón vibra y vibra con más frenesí y me veo incapaz de apartar la mirada de la pantalla porque hay millones de pensamientos que martillan contra mi cabeza como si cobrarán vida y estuvieran enfurecidas por no tener las respuestas que tanto necesitan.
Sin embargo, todo mi caos es interno, en el exterior estoy tan normal como siempre y de hecho deslizó mi dedo sobre la pantalla en un afán de conseguir distracción.
Con dudas, leo el encabezado que acompaña la publicación.
"Mía, toda mía."
Apago mi celular de golpe.
Mis labios se resecan y paso mi lengua por ellos mientras que finjo toser para aliviar la otra molestia de mi garganta.
Suya.
Ella es suya.
Capturo mi labio inferior y lo muerdo con un poco de fuerza al imaginar la voz de Adrián diciéndole las misma palabras a su novia ¿Por qué de eso se trata todo esto, no? Hoy en día, subir una foto de tu pareja es una oficialización al resto del mundo, pero Adrián no es un tipo general y sus acciones raramente van acordé a las tendencias.
Sus palabras son claras "Mía, toda mía.", esa no es una presentación a sociedad, es una maldita reclamación, una que solo él podría hacer. No hay nada tierno, ni siquiera romántico en todo este asunto, es pura posesión, sus instintos tomando lo que más desea.
Inconscientemente me pregunto cómo la abra conquistado ¿También la abra acosado o ella si fue lista y lo vio a los ojos en la primera oportunidad? De cualquier forma no importa, si él ya se atrevió a publicar aquello, dudo mucho que la deje ir.
Es raro. Sé que Adrián merece ser feliz, pero no puedo alegrarme por algo así, de hecho no puedo sentir ningún sentimiento. No hay alegría, ni enojo, pero tampoco indiferencia, solo una extraña sensación que al parecer no quiere abandonarme, no importa cuanto esté luchando, abraza todos mis nervios y los estruja.
A los lejos, visualizo a Dereck con las maletas y solo entonces desbloqueo mi celular para salir de la aplicación antes de que se de cuenta, pero me encuentro con algo inaudito.
La publicación ha sido borrada.
Refresco su perfil tres veces y nada, la foto ha desaparecido.
¿No he imaginado?
Sacudo la cabeza. No, yo sé lo que vi.
Dereck se acerca con cada segundo y entre la confusión y la necesidad, hago algo que me prometido no hacer nunca, marco el número de Dalesa.
Esto no está bien, debería cortar lo antes posible porque solo puedo pensar en el juramento que me hice hace años, de no atravesar las borrosas líneas de mi curiosidad.
No quiero ser como Adrián. No quiero invertir los roles. No lo estoy acosando, solo es curiosidad ¿Eso es un pecado? No, todo está bien, pero si sigo aumentando más acciones a mi larga lista que ayuda a saciar mi curiosidad, me convertiré en una diga alumna que venció al maestro.
—¿Ashley? —responde Dalesa.
No puedo decir nada. No quiero cruzar el límite.
Pero solo es curiosidad.
—Lo viste ¿No? —dice, sacándome un gran peso de encima.
No hay nada de malo ¿Entonces porque siento que debería ocultarme?
—¿De qué hablas? —inquiero con falsedad.
Hay una pausa en la línea, una que se hace eterna.
—Oh, olvídalo, pensé que...
—¿Quién es ella? —suelto sin poder aguantar más.
—Te juro que...
Su voz se desvanece. Frunzo mi ceño y giro rápidamente hacia la mano que me ha arrebatado el celular, pero antes de que pueda hacer algo, Dereck ya está suplantándome.
—¿Con quién hablas tanto? —curiosea, observando el nombre de la llamada — Oh eres tú. Lo siento, Dal, pero tendré que robártela, Ashley y yo tenemos asuntos por resolver y ya que tuve suficiente con que me la quitaran toda la mañana, esta noche es de nosotros.
Una sonrisa se asoma por sus comisuras, pero solo queda en un intento ya que aleja el celular y me lo entrega con la pantalla en negro.
Han colgado.
—Eres increíble —sarcasmo y asombro es lo que sobra en mi tono.
—¿Recién te das cuenta, Wood?
Arrugo mi nariz.
—Oh no, no estás haciendo esto.
Dereck va a la parte trasera del vehículo y guarda las maletas mientras que me dirijo al asiento del copiloto y lo espero con las manos cruzadas sobre mi pecho.
No tarda, se coloca en posición y abrocha su cinturón de seguridad.
Jadeo.
—¿Ahora me ignoras? ¿Se puede saber que hice? —inquiero ofendida, solo utiliza mi apellido cuando esta molesto— Yo soy la que debería pedir explicaciones, no sabes si estaba en algo importante.
—No lo era —dice sin importancia.
—¿Cómo lo sabes?
—No te veo llamando de nuevo, Wood, ni siquiera un mensaje de texto.
—Dijiste otra vez mi apellido —me quejo. Si fuera otra persona, no sería algo relevante, pero en Dereck puede significar que estará con un humor pésimo el resto del camino y teniendo en cuenta mi situación actual, tensión es lo último que necesito.
—Ariel lo dice todo el tiempo, no veo el problema si lo utilizo un rato —se encoge de hombros y aunque su voz suene desinteresada, no dejo escapar esos destellos de disgusto.
Antes de que pueda meter la llave al auto, su celular empieza a sonar desde el interior de su bolsillo. Observo como intenta alcanzar el objeto y la incredulidad me apodera.
—Oh no. —le quito el celular— Ojo por ojo, celular por celular.
—Infantil.
—Empieza a conducir, no tenemos tiempo —ordeno y después de un bufido de su parte, atiende mi pedido.
Ruedo los ojos y me dispongo a revisar sus notificaciones con la esperanza de encontrarme con algo bueno. Sin embargo solo es un mensaje de nuestro amigo.
Thomas
¿Dónde demonios están? Acabo de llegar y no hay ningún alma.
Thomas
Heyyyyyyyyyy
Thomas
Hijo de tu madre, creo que acabo de escuchar a un león rugir.
Frunzo mi ceño ¿León? Es el bosque, amigo.
Dereck
Soy Ashley, recién acabamos de salir ¿Crees que puedas abrir la puerta sin romper la chapa?
Thomas
Hace un frío del demonio, dulzura ¿Crees que puedas apurar a tu tonto chófer?
Dereck
Llegaremos lo más rápido posible ¿Puedes ir ordenando las cosas? ¿Recogiste a Kalesi y a su hermano, verdad?
Thomas
Oh sí, cariño, están conmigo. No te preocupes por nada, encontrarás todo limpio y listo, pero después quiero mi premio eh <3
Dereck
Ya quisieras.
Thomas
Oh, pero si quiero, bebé.
Suelto una risa. Al principio de nuestra relación Thomas no era así, pero después de ganarse mi confianza empezó soltar su verdadera personalidad coqueta y la verdad es que lo oculto demasiado bien como para ser tan suelto, su encanto es su naturaleza e incluso con los varones lo hace, simplemente tira su caña de pescar y espera que alguno animal muerda el anzuelo.
—¿Qué es gracioso? —Dereck trata de mirar su pantalla, pero lo oculto bien. Entrecierra sus ojos— ¿Estas revisando mis conversaciones?
—Puede —bromeo— ¿Quién es "conejito travieso"? No sabia que tenías esas preferencias, Orwell.
Dereck frunce su ceño y trata de buscar un lugar para estacionarse, sin embargo se detiene al ver como suelto una gran risa.
—¿Qué mierda?
—Relájate, solo es una broma —golpeo su brazo con palmaditas.
—¿Me vez riendo?
—Bueno, pues... —achico mis ojos y me acerco a su rostro mientras que él mantiene su vista fija en la carretera. Desde este ángulo diviso su mandíbula marcada y la vena de su cuello resaltándose cada vez más. La oscuridad de la noche combinado con la calidez que transmite su cuerpo, es un ambiente que calma algunas angustian mi corazón— Creo que puedo ver algo creciendo en tus labios.
—No es una sonrisa, te lo aseguro —aprieta sus manos contra el volante y tan solo me he dado cuenta por el sonido que ha causado contra el material porque mis ojos están sobre él y nada más que él.
—Mentiroso —acuso, soltando una risa mínima.
—¿Quieres volver a tu asiento? —pide en voz baja, casi un murmullo que no logro descifrar si es una exigencia o un ruego.
—¿Te estoy poniendo nervioso, Dereck? —llevo mis manos hasta el borde de su camiseta y empiezo a subir en un lenta caricia por todo su pecho.
Mi intensión es generarle cosquillas, pero mientras subo por su anatomía, su rostro se va poniendo más tenso y mi misión de conseguir una sonrisa se ve difuminada al notar sus labios entreabiertos, soltando pequeños suspiros que erizan mi piel.
—Detente. —desacelera el vehículo y voltea su rostro, conectando nuestros ojos— Por favor, mariposa.
Entre abro mis labios para decir algo, pero Dereck empieza a acelerar a toda velocidad, cortando cualquier tipo de contacto entre nosotros.
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Hellow <3
Primero que nada... ¡Mil gracias por seguir leyendo! Aun recuerdo cuando comencé a escribir esta historia y créanme que jamás imagine que le gustara a tantos <3.
En segundo lugar ¡Tenemos portada nueva! En unas horas estaré actualizando el libro con el arte que creo avidllreader y al mismo tiempo podrán verlo con más detalles en mi Instagram (AnthuanetNieves). Solo les puedo decir que en las portadas me gusta que refleje de lo que va la historias así que aconsejaría que vayan a verlo para analizar cada pedacito de esta <3
Nos vemos en el siguiente capítulo, no se olviden de votar, dejar un comentario y seguirme en mis redes sociales para estar atentxs a las novedades como actualizaciones y demás <3
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