CAPÍTULO 15
En cierto punto, para Harry, todo empezó a tornarse un tanto abrumador, tener a alguien preocupado por ti y que ese alguien fuera un alfa como Louis lo hacía parecer un poco irreal.
Hace dos días que el alfa se sinceró y le contó algunos sucesos de su vida y eran cosas que para cualquiera parecerían terribles, algo para huir, pero extrañamente para él no era así.
No es que este completamente de acuerdo con todo eso de ir de aquí por allá, arrancando cabezas, quebrando huesos. Harry no le temía, al contrario, su cercanía le hacía sentir seguro.
No sintió miedo cuando le confesó que su lobo era puro, eso solamente provocó que su omega se regodeara aún más.
Desde su visita al médico, Louis se aseguró de que se alimentara bien, siempre estaba al pendiente de que tuviera lo necesario. El alfa hacía lo posible para estar en cada comida junto a él. No dejaba de traerle cosas bonitas que lo hacían sentir especial.
Cada día su omega exigía ir y estar cerca de él todo el tiempo. Su lado humano ya no sabía cómo impedirlo.
Y es que nunca nadie se preocupó tanto por él, de esta forma, Niall era un buen amigo, pero lo del castaño era diferente, ni sus mismas madres se interesaron alguna vez por su bienestar.
Un claro ejemplo fue esa mañana que amaneció sintiéndose profundamente mal, la noche anterior estuvo muy fría, su cuerpo se sentía helado y su interior arder.
Tali subió a ver porque no iba a desayunar, al notar que estaba temblando y con la nariz roja llamó a Louis para informarle lo que sucedía con el omega. El alfa salió a solucionar algunos problemas que sucedían en su territorio.
Myles iba con el líder, Zayn se encontraba rondando en las afueras de la mansión para asegurarse que todo estuviera bien y Liam regresaría por la tarde.
Quince minutos después, Louis llegaba a la mansión junto a un beta, pidió a los cocineros preparar algo de sopa.
Harry se encontraba en cama, a lo lejos escuchó cómo Tali abrió la puerta cuando tocaron. Entreabrió los ojos notando a Louis llegar con una charola con comida, una de las cocineras iba con algunas cosas humeantes y alguien que parecía ser un doctor los acompañaba.
—Gracias, te puedes retirar, si necesito algo te aviso. —Louis habló a la beta que venía tras de ellos.
La mayor salió y el castaño se acercó hasta estar a la orilla de la cama. —Harry…
—Lo siento tanto, de verdad no es mi intención causar tantas molestias. —habló con la voz ronca a causa del dolor de garganta.
—Ya no te preocupes, ¿bien?, traje algo para que comas y a alguien que te revise, ¿puedes sentarte?
El omega intentó incorporarse, más no pudo, Louis lo abrazó y le ayudó a quedar sentado.
—¿Cómo te sientes? —Louis quitó el cabello de su rostro.
—Un poco mejor, gracias. —Y no mentía porque el aroma del alfa funcionó como una extraña medicina.
El doctor se acercó sonriente, se presentó e inició con el chequeo, revisó sus pulmones y garganta, tomó su presión y se aseguró de que su ritmo cardiaco estuviera bien, algunas cosas más y se quitó el estetoscopio de los oídos.
—Es una recaída, al parecer sufre de alergias y gripes que no han sido bien cuidadas, hay una infección pulmonar y su garganta está muy inflamada. Aparentemente, luce bien físicamente, pero creo que faltan algunas vitaminas.
—¿La solución? —preguntó Louis.
—Será necesario seguir inyectándolo con suplementos para que mejore rápidamente, también le recomendaré que deje de usar tanto inhibidor de aroma, está bien si es esporádicamente, pero Harry lo usa diario para opacarlo completamente y eso no es sano.
Louis escuchaba atento a todo lo que el médico decía, se sentía inquieto al ver las manos del beta sobre Harry. —¿Algo más?
—Por ahora solamente eso, si usted gusta puedo hacerle algunos chequeos más profundos, pero necesitaré sacar algo de sangre.
El rizado algo apenado intervino. —Estoy bien, gracias, ya es mucho.
El alfa permitió que el especialista escribiera la receta y sacó algunas ampollas y jeringas. —Una diaria por una semana y será suficiente.
—Gracias. —El doctor sonrió a ambos, preguntó por algún tipo de enfriador para dejar los medicamentos para Tali y el omega.
Después que Louis escoltara al doctor a la salida, tomó un poco de fruta picada y se acercó, la puso frente a sus labios. —Come.
—Yo puedo hacerlo.
—Deja que cuide de ti, por favor.
Algo apenado obedeció. —Gracias.
—Recuerdo que hace poco enfermaste.
—Es difícil encontrar medicamentos cuando no hay un alfa. —simplificó.
—Lo sé, pero aquí estoy. —Le sonrió. —Y ahora tienes al más guapo de todos.
El omega se carcajeó un poco. —Sigue creyendo eso Tomlinson.
El alfa con mirada cariñosa tomó el té y lo acercó soplando un poco. —Está un poco caliente, ten cuidado.
—No tienes que preocuparte tanto, yo podría hacerlo solo.
—Basta, déjame ayudarte, no seas testarudo. —habló con el rostro serio y muy concentrado en no mancharlo o derramar algo sobre él.
Luego de comer un poco y beber todo el té le sonrió agradecido, para después buscar su bolsa de mano.
—Zayn me hizo favor de ir a mi apartamento, tengo algunos ahorros y quiero que los tomes como pago.
El alfa lo vio extraño —¿Cómo pago de qué? ¿Estás bromeando?
—No, sé perfectamente que no es mucho, pero podría cubrir algo.
—No me jodas Harry, no pienso recibir nada.
—Pero…
—Déjalo así, por favor, ya no sigas.
—No, esto no está bien, me siento como un aprovechado, lo recibes o me voy. —espetó con el ceño fruncido.
—No te irás y no pienso recibir nada, tu tonto amigo me dijo que están a punto de cerrar el lugar donde vives. Y mira qué casualidad, yo tengo mucho espacio, así que te quedarás.
—¿Y el testarudo soy yo?
—Pues sí. —dijo con obviedad.
—Eres imposible, si no me recibirás eso entonces deja que trabaje, ya te dije puedo limpiar, hacer de comer o algo.
—Déjame pensarlo y te avisaré.
—Louis retiró la bandeja, fue hasta el tocador donde estaban los suplementos que le recetaron inyectar.
Sacó lo necesario después de ponerse unos guantes, buscó algo de algodón, un poco de alcohol, la medicina y la jeringa, golpeteó la pequeña ampolla usando su dedo medio.
—¿Qué haces? —Harry preguntó después de toser un poco.
—¿Qué no es obvio?
—¿Sabes hacer eso?
—Claro que sí, no me atrevería a ponerla, sino fuera así —Louis sacó la jeringa del empaque.
El omega jadeó negando —Eso se ve grande ¿Cuánto mide?
Louis apretó una sonrisa. —No es algo relevante, no es bueno presumir de los dotes físicos, Harry. —Una pequeña sonrisa se asomaba por sus comisuras, pero intentaba mantener su rostro serio.
—Lo es, cuando jodidamente está por atravesarme.
—¿Qué quieres saber?, ¿centímetros o pulgadas? —inquirió socarrón—. ¿Qué acaso también necesitas saber el grosor y cuanto tarda en bajar?
—¿Eh?, ¿cómo que en pulgadas?, ¿en baj...
Harry frunció el ceño, un sonrojo cubrió sus mejillas, no estaban en la misma línea —¡Louis, eres un pervertido!
El omega estaba hablando de la aguja de la jeringa que contenía su refuerzo vitamínico y el alfa estaba hablando de…
—Sal de aquí y deja que los profesionales se encarguen de hacer el trabajo.
—¿Pero qué dices, amor? No entiendo de que hablas. —fingió inocencia—. Yo me refería a cuanto tarda en bajar el líquido.
—Eres un idiota.
Justo el doctor ingresaba de nuevo a la habitación. Louis cambió su expresión, se acercó tomando todo y pidió al omega que se volteara para inyectarlo.
Louis se acercó —¿Cómo que sé de vuelta?
—Es para ponerle el medicamento, señor, por lo regular se hace en el glúteo para que no duela tanto.
—¿No puede hacerlo en el brazo? —el alfa se negaba a que ese tonto pudiera ver el cuerpo del rizado.
—Yo prefiero en el brazo, por favor.
—Harry pidió algo apenado, así que el especialista limpió su piel y preparó todo. Unos segundos después terminó y guardó todas sus cosas para poder retirarse.
—Odio las inyecciones.
—Son por tu bien.
—Gracias, Louis.
—Ni lo menciones.
Por la madrugada el alfa pasó paños en su rostro para bajar la temperatura, le cocinó sopas para que pudiera comer y le hizo compañía. Le dio sus medicinas y lo marcó con su olor para que se recuperara.
Harry al fin supo que era sentirse amado y cuidado.
Cuando llegó la noche, Tali y Zayn se aparecieron para ver cómo seguía, pero salieron de inmediato cuando encontraron al omega profundamente dormido en el torso del alfa, Louis también dormía plácidamente.
Por la mañana el alfa fue el primero en despertar, cuando intentó alejarse, un leve gruñido salió del omega, dejó salir más de su aroma para calmarlo y mandó a pedir algo para comer, Harry debía tomar sus medicinas.
Cuando el omega despertó sonrió al alfa, este pasó la madrugada velando por él, a eso de las dos de la madrugada lloriqueó a causa de una ola de estornudos. Louis lo arropó y se acurrucó a su lado, Harry se sintió avergonzado cuando el ojiazul estuvo molestado porque le dijo que parecía un tierno minino.
Media hora después Jules tocó la puerta, el alfa le hizo pasar. —Señor Tomlinson, señor Styles, buen día, perdonen la interrupción.
—Hola, Jules, por favor solo dime Harry, ya hemos hablado de eso, Louis no te hará nada y si se atreve a tocarte, yo mismo le parto la cara.
El alfa sonrió —Como usted ordene, Harry.
—¿Qué sucede Jules? —Louis preguntó algo molesto.
—En la entrada hay un repartidor que trae algo para Harry.
—¿Qué cosa? —El alfa se incorporó de inmediato, nadie conocía su ubicación, solamente su chofer y los chicos.
—Es un obsequio que ha mandado alguien llamado Leandro Krisof.
Harry se hiperventiló, Jules se tensó. Louis de inmediato salió para dirigirse entrada, mandó a llamar para que Myles le hiciera compañía a Harry.
Al llegar vio al encargado llevar unas bolsas y un ramo de flores. El alfa se giró a los de seguridad —¿cómo mierdas sabe dónde jodidos estamos?
Zayn llegaba corriendo al ver el alboroto —¿Qué sucede?
—Preparen todo, nos iremos a la mansión de las afueras, no puedo confiar en Leandro, podría decirle al idiota de Paulo.
El omega, sin preguntar, ni rechistar, fue a toda prisa a informar de la nueva orden.
Llamó de inmediato a Liam para decirle a donde debía ir, se adentró a la casa y fue hasta donde Harry que estaba algo asustado.
—¿Qué sucedió?
—Leandro te mandó algo, el otro día me reuní con el idiota, pero fue en uno de los apartados.
El omega guardó silencio él, alfa estaba realmente alterado. —Nos iremos a otro lugar, haré que recojan tus cosas lo más rápido posible.
—¿A dónde?
—A otra de mis mansiones, es la más privada.
—¿Por qué es necesario irnos?
—Porque nadie sabía de nuestra ubicación, no quiero arriesgarte.
—Louis… —Una ola de culpabilidad lo abordó.
—No te preocupes Harry, todo estará bien.
—Solo te he traído problemas, de verdad lo lamento tanto. —habló con la voz rasposa.
El alfa se acercó pasando su cabello detrás de sus orejas. —No digas eso Harry, no es verdad, ahora ven, nos tenemos que ir. —Lo tomó en sus brazos para sacarlo.
En cuestión de media hora ya estaban rumbo a su nuevo paradero. Harry, Louis, Tali y Zayn iban en el mismo auto, los demás venían en otras camionetas, para no levantar sospechas se fueron por diferentes rumbos.
El castaño se encargó que fueran a dejar en orden y abastecieran la mansión para que estuviera lista a su llegada.
Fueron casi dos horas de viaje porque estuvieron tomando vías alternas. Al momento de llegar, Louis suspiró pesado. Alguien abrió la puerta de la entrada y de ahí salía un Liam muy sonriente.
Zayn corrió a su encuentro y Louis los vio de forma sospechosa.
—Señor Tomlinson.
—¿Qué tal todo Liam?
—Mejor de lo que usted cree.
—Bien, vamos a instalarnos y luego tú y yo hablaremos.
Tali y Jules iban ayudando a Harry, la omega se ubicó en una de las habitaciones que daban al jardín porque le encantaba el olor de las flores, los demás tomaron las que deseaban y Louis llevó al omega a la que le correspondía.
Harry al entrar quedó más que sorprendido, esta era más lujosa que la otra mansión —¿Te agrada, Harry?
—Esto es demasiado, Louis.
—Lo tomaré como un sí, iré a reunirme con Liam, si gustas puedes tomar una ducha o algo, si sales que te acompañe Zayn, ¿bien? Pero ten cuidado por favor, hace algo de frío.
El omega asintió aún algo anonadado por la belleza del acabado de su habitación y por el aroma, esta olía a Louis.
El castaño se acercó para poner su mano sobre su frente —No tienes rastros de fiebre, eso es bueno.
—Gracias.
—Te espero para cenar, no olvides tus medicinas. —dijo y salió a su despacho.
El alfa de ojos marrones ya lo esperaba con algo de alcohol servido. —Dímelo.
—Paulo sigue desaparecido, pero me informaron que lo han visto andando por ahí hablando con gente que no está relacionada con nosotros, ya sabes.
—Quiero su cabeza Liam, no me puedo arriesgar.
—Leandro parece no tener registro de nada en ningún lado, prácticamente el alfa es inexistente, ninguna pareja o familiares, es como si fuera un puto fantasma, tampoco hay algo referente a Paulo, ni registros de nacimiento, actas médicas, o instituciones de estudio.
—Maldición.
—Fui con los mejores, indagamos y sobornamos la ley, pero no hay nada, ¿cómo daría con la ubicación de la mansión?
—Olfato, es un pura sangre. —Bebió un poco.
—Diablos, ¿y si vuelve a encontrarnos?
—Le romperé cada hueso, ¿qué más hay?
—Las madres de Harry, Louis. En este sobre está todo lo referente a él, pero si te soy sincero para mí deberías hablar personalmente con él.
—¿Qué tanto dice?
—Todo.
—Bien, puedes retirarte Liam.
El alfa salió y Louis guardó la información en uno de los cajones, su lobo se sentía mal en leer algo de su omega sin que este supiera, fue a una de las habitaciones, específicamente la más cercana al omega, para ubicarse.
Sin decirle nada le dio su habitación, su lobo se sentía mejor de esa forma.
Llamó a Jules para un par de encargos y luego fue a tomar una ducha, se cambió de ropa y al terminar fue a donde Harry, en una de sus salidas pasó por unas tiendas, vio algunas prendas y no dudo en comprarlas para el rizado.
El omega se encontraba sentado en el suelo de la habitación con los ojos llorosos.
—Harry… —feliz su lobo abrazó el aroma a cerezas.
El rizado se limpió de inmediato el rostro —Hola.
—¿Te sientes bien?, ¿te duele algo?
—Son tonterías, no hagas caso. —tosió y el alfa corrió a darle leves golpes en la espalda.
—¿Seguro?
—Completamente.
—Te traje esto.
—Louis, por favor, deja de comprarme cosas. —mordió sus labios para espantar y calmar sus pensamientos.
—Eso nunca.
—Yo no puedo darte nada y mira todo lo que haces por mí. —Se sentía abrumado y culpable.
—Lo hago porque quiero y porque lo mereces, ¿qué es lo que te perturba, cariño?, ¿quieres hablar de eso?, ¿qué te sucede? —El rizado se encogió y abrazó sus piernas a su pecho.
—Es que se siente raro, ¿sabes? Juro por mi existencia que nadie nunca se había preocupado tanto por mí, tú ni me conoces bien, haces todo esto y dices que lo merezco, pero yo… —ahogó un sollozo—. Ahora te estoy complicando todo.
—No digas eso, no tienes por qué sentirte así.
—¿Por qué lo haces?
—Debo hacerlo, mi alfa y yo te queremos bien, tengo esta necesidad de cuidarte y protegerte.
—No merezco nada, Louis, yo soy un mal omega, haces mucho para quien no vale nada.
El alfa se apegó a su lado con temor de incomodarlo. —Eso no es posible, yo te siento y sé que eres una muy buena persona.
—No sabes nada de mí, por algo estoy sin mi familia.
—Quizá ellas solo eran unas idiotas que no te merecían.
—O yo era el malo, creo que es hora que sepas, ¿no?
—No te sientas obligado a hacerlo, yo estoy agradecido porque me escuchaste el otro día, pero no me debes nada, y si no te sientes preparado yo esperaré. —dejó salir su olor para calmarlo un poco.
El rizado suspiró profundo. —Como sabes, tengo dos madres alfas, una se llama Cristal y la otra es Estela. Ambas pensaron que al tenerme yo sería de su misma casta, así que fui criado como un alfa, fuerte, sin demostrar emociones; no llorar, no esto, no aquello, todo era no, no y no. Aun viendo lo sensible que era y el olor levemente dulce que despedía me trataron como a un alfa.
—Pero qué hijas de puta. —habló enojado.
—Y para no hacer la historia tan larga, cuando me presenté como omega me despreciaron aún más de lo que ya lo hacían, para ellas eso era lo peor que les pudo pasar. Fui una total decepción, odiaban mi olor, todo lo que representaba y de tanto que lo escuché, hasta yo lo terminé odiando. Me compraban inhibidores para que lo opacara, siempre decían que les daba asco.
—Eso es una tontería, tu olor es espectacularmente agradable. —Se acercó hasta tenerlo justo a su lado.
—Son personas importantes, ambas trabajaban en bufetes de renombre o eso fue lo último que supe, son unas abogadas exitosas con un hijo inútil como castigo de la naturaleza, al menos eso solía decir Estela. Con ellas nunca podía hacer algo, a medida que fui creciendo me las valí por mí mismo, y pues gracias a la forma que me criaron me revelé en cierto punto.
—Y te felicito por eso, fue muy valiente de tu parte. —puso su mano para acariciar su brazo.
—Gracias, si me quieres sacar después de esto comprenderé. —La mano del rizado ahora fue cubierta por la cálida mano del alfa, dándole un leve apretón—. Cada que venían mis calores, ellas contrataban a un alfa para que fuera ayudarme. Yo despertaba adolorido y lleno de moretones… —Sus lágrimas amenazaban con correr.
—… Al principio solo me amarraban a la cama para evitar que yo hiciera algo, porque a ellas les daba repugnancia, ellas odian a los omegas, ¡Oh sorpresa!, fui su pesada carga. —Harry se acarició las cicatrices de sus manos, cerrando los ojos y recordando todo el sufrimiento, los lamentos y los ruegos que les hacía a sus madres.
El ojiverde suspiró intentado que sus lágrimas no cayeran. —Tranquilo, ahora estoy justo aquí, contigo. —Harry se incorporó y acomodó su cabeza sobre su hombro. —Gracias.
El omega inhaló permitiendo que el olor del alfa lo relajara. —Un día haciendo mis tareas en mi habitación, el calor llegó de sorpresa, no era tiempo, pero mi celo apareció. Estela estaba en casa y cuando sintió mi olor ella simplemente se abalanzó sobre mí, yo estaba tan asustado, ella solo me arrastro e intentó… —guardó silencio cuando su voz no daba más. Louis alargó la mano para tomar un poco de papel y limpiar su rostro.
—Era mi madre, ¿entiendes? Si mi propia sangre me hizo eso, ¿qué podría esperar de los demás?
—¿Qué? Pero qué hija de puta, ¿quién mierdas hace eso? —Su lobo estaba más que furioso, pero su olor despedía feromonas calmantes para su omega.
Los ojos del rizado estaban con la mirada perdida. —Yo intenté huir de ella, pero me alcanzó en las escaleras de casa, forcejeó conmigo, el ser tratado como una de ellas me dio algo de ventaja o eso quiero creer. Así que me defendí estrellando uno de los jarrones de mamá en su cabeza, Estela perdió el equilibrio y cayó rodando por las escaleras.
—Tu madre es un vil pedazo de mierda. —espetó e intentó tranquilizar a su lobo que le mandaba a acabar con la vida de aquella mujer.
—Me asusté tanto cuando la vi tirada, la sangre empezó a salir de su cabeza, corrí a llamar a una ambulancia, el vientre me dolía y estaba ardiendo en fiebre, de ahí no recuerdo nada porque me desmayé. Cuando desperté en el hospital, todo fue de mal en peor, mamá solo llegó a abofetearme, no creyó en mí cuando conté lo que sucedido, el doctor informó que gracias a la caída Estela quedaría inválida de por vida y pues decidí huir, eso es todo.
—Tienes unas madres de mierda.
—Nunca recuerdo alguna señal de cariño o que alguna se preocupara por mí, me empeñé en ser el mejor de mi clase, en ser el mejor hijo que ellas pudieran tener, pero para ellas nada era suficiente, no sé cómo me dejaron de amar si es que alguna vez lo hicieron, solo quería una muestra de cariño, ¿idiota, no? —Ahora sus mejillas estaban siendo empapadas por su silencioso llanto.
Louis se puso frente a él, acunando sus mejillas, pasó sus pulgares por su piel sus para secar sus lágrimas —¿En serio pensabas que te iba a sacar de la casa y de mi vida por eso? ¿Después de que yo mencionara que maté a mi padre, y que son un jodido asesino a sangre fría?
—¿Sí…?
—Lamento que pasaras por toda esa mierda, Harry, pero ahora estás aquí, ya nunca más te sentirás solo, nadie te dañará.
—No lo sé, Louis, es que yo no entiendo nada. Es confuso, mi cabeza es como un remolino, yo siento que…
—¿Qué sientes? Dime qué sientes cuando estoy contigo.
—Me siento feliz, siento algo lindo y bueno, yo deseo tenerte cerca todo el tiempo. —sollozó.
—Eso es todo, amor. —Con cuidado lo tomó en sus brazos y lo puso en su regazo, permitiendo que el omega fuera directo a su fuente de olor.
Lo sostuvo en sus brazos y el rizado se quedó completamente dormido.
Era la primera vez para el omega que un alfa lo sostenía, la primera vez que uno se preocupaba por él, era la primera vez que realmente se sentía querido.
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Buenas nochecitas
¿Cómo están?
Aquí con otro capítulo nuevo, espero sea de su agrado.
Me cuentan que les pareció.
Nalgaditas cariñosas :D
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