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Oferta de trabajo

(Megara)

Todo el mundo sabe que las chicas de la secundaria Delossi están locas. Sé que en el fondo (muy en el fondo, tal vez a la altura del dedo gordo del pie) se dan cuenta pero nunca lo admitirían. 

Mi nombre es Megara y no es así como suelo empezar hablando de mí pero es para que entiendan mejor (háganme caso, soy la directora del periódico escolar, la primera de clase y una persona muy mandona). 

Empecemos de nuevo. Mi nombre es Megara Muttini y he salido con la mitad de los chicos de la secundaria, he besado a un 70% de ese grupo y tal vez llegué un poco más lejos con uno de ellos…está bien, con dos.

Quizás me había granjeado una reputación de chica mala pero estaba completamente segura que nada de lo que había hecho me llevaba hasta la categoría de “puta”. Excepto tal vez para las integrantes del club de castidad. 

Por eso cuando Briggite Lee me abordó un día después de la escuela y empezó su discurso con las palabras: “Mira, tú y yo sabemos que eres un poco ligera de cascos”, me ofendí. 

¿Una porrista diciéndome que yo era fácil? ¡Ja! Iba a reclamarle furiosamente pero ella me interrumpió. Nada me preparó para sus siguientes palabras:

—Así que quiero que seduzcas a Jordan Saura.

Mi dignidad se olvidó al instante de su insinuación sobre mis amoríos.

—¡Pero él es tu novio! —exclamé.

—Ex novio —aclaró ella.

—¡¿Qué?!

¿Mencioné que soy directora del periódico escolar? Hay muy pocos secretos de los que no me entero, incluso si decido no publicarlos. Mis reporteras de “espectáculos” hacen el mejor trabajo que he visto entre dos porristas, una integrante del club de ciencias, otra del club de literatura y una colaboradora anónima por email que estoy segura que es la profesora Bussi. 

Jordan Saura era el capitán del equipo de fútbol, había terminado su relación con Briggite, la jefa de las porristas…¡y yo no tenía una palabra!

Briggite sonrió, orgullosa de haberme sorprendido. Es algo que pocas personas consiguen.

—Terminamos el sábado —me ofreció—. Te diré más si aceptas involucrarte con él. 

Me sentía como una paparazzi ante una exclusiva a cambio de su alma. No entendía nada pero la curiosidad me estaba manteniendo a la expectativa. Decidí dar un rodeo, de todos modos mis reporteras de espectáculos seguro tenían toda la información lista para mí. 

—¿Por qué yo? —pregunté cautelosamente, mirando alrededor para asegurarme de que nadie nos estaba escuchando. 

Afortunadamente, la gente estaba más interesada en escapar del colegio antes de que el conocimiento los alcanzara. 

—Leí tu editorial de San Valentín. Tú dijiste que no confías en el amor. 

Recordaba lo difícil que había sido eso. Antes solía desear un Feliz San Valentín a los novios y un bonito día de la amistad a los viejos creyentes, pero esta vez empecé a recibir cartas. La gente preguntaba qué pensaba yo, una cinista autodeclarada pero una fanática de las citas rápidas, del día de San Valentín. Más gente preguntaba si me había enamorado alguna vez. ¿Por qué diablos era eso asunto suyo? Era 13 de febrero y no era capaz de escribir algo romántico pero tampoco quería ser la amargada del día. Mamá me animó a que probara con lo de siempre: la sinceridad.

—¿Qué tiene que ver eso?

—Me gustó. Tú crees en el amor para el resto y lo respetas pero cuando tus fans te preguntaron sobre ti, dijiste que todavía no has visto nada que te haga confiar en el amor. Me acuerdo de esa frase sobre que se necesita tiempo y muchos momentos compartidos para un amor sólido. Es perfecto. No puedo pedirle eso a otra chica en esta escuela. Todas se ilusionan rápido y la mitad de ellas ya están medio enamoradas de Jordan. Tú crees en esa cosa del tiempo, así que estarás a salvo. 

Menuda tontería.

—¿Por qué haces esto? —pregunté, cediendo ante la curiosidad. Briggite parpadeó confundida. Dioses, ella era buena luciendo idiota. 

—¿Disculpa?

—¿Para qué quieres que seduzca a tu ex? Si antes no me creían “ligera de cascos” —repetí mirándola con rencor—, si hago eso definitivamente lo seré. ¿Has leído la sección de consejos amorosos? Se debe esperar al menos quince días después de una ruptura para empezar algo nuevo.

—Me puedo encargar de eso —dijo Briggite con la mirada de suficiencia que la hizo llegar a capitana de porristas—. Además tú diriges el periódico, la gente creerá lo que quieres que crean, ¿no?

—Por pensamientos como ese los periodistas son cada vez más corruptos —repliqué.

Ella se encogió de hombros.

—Solo necesito que esté feliz —suplicó—. Si la gente cree que está fallando en el fútbol porque yo lo dejé, me van a odiar.

Así que esta era la verdadera razón. Jordan era capitán del equipo desde el año pasado y en ese tiempo apenas habíamos conseguido dos victorias, lo que nos eliminó del campeonato regional en las primeras etapas. Si él no era bueno ahora, no quería imaginar lo que pasaría con un estado de ánimo por los suelos. Una pena para los fanáticos del fútbol pero eso no iba a conseguir meterme en este plan. 

—Eso es tener un gran sentido de importancia —dije fríamente—. Si él te amaba tanto como para arruinar su vida porque lo dejaste, entonces nunca me hará caso. Si no es el caso, entonces no me necesitas. Fin del asunto.

Briggite pareció considerarlo un segundo y luego volvió a cruzarse de brazos. 

—Megara, esto es serio. 

—Déjame ver si entendí —dije para aclarar las cosas—. Tú quieres que yo, una chica que no confía en el amor, seduzca a tu ex novio con el corazón roto para que él tenga un buen tiempo, sea feliz, gane el campeonato de fútbol para la escuela y tú no seas odiada por dejarlo abandonado.

—¡Exacto! —exclamó ella con una sonrisa de anuncio de pasta dental y alzando sus brazos como si agitara un par de pompones. Traté con todas mis fuerzas de no rodarle los ojos y bufar.

—¿Y luego qué?

—¿Luego? —su ánimo decayó un poco.

—Sí, ya sabes, cuando él gane el campeonato y todos sean felices. En el supuesto negado de que yo aceptara y lograra seducirlo.

—Pues…yo te pagaría. Puedo darte cien dólares, tal vez más.

Era mucho dinero pero de todas formas le alcé una ceja de forma escéptica. Eso totalmente me empujaba sin remordimientos a la categoría de “puta”. Pagarme por seducir a un hombre. ¿Por qué todavía no la había abofeteado?

—Olvídalo, Briggite. Es una tontería. Haré que Mauricio escriba consejos de ánimo para Jordan y trataré de que todo el mundo lo anime para que sea feliz, pero NUNCA-EN-MI-VIDA-VOY-A-ACEPTAR-ESTO.

Dije cada palabra alta y clara pero ella no pareció molestarse porque la tratara como idiota.

—Por favor —insistió—, eres la única que podría estar con él sin que afectara su popularidad. Mi única alternativa es otra animadora pero no confío en ellas.

—¿No son tus mejores amigas?

—Exacto.

Con amigas como ella…

—Uh, oh…olvídalo, no voy a hacer esto.

Que realmente pensara pagarme por seducir al chico más caliente de la escuela era de locos. ¿Es que no se daba cuenta?

—¿Por qué?

—Estas cosas siempre salen mal. Ya sabes, la chica se enamora del chico, él no siente que hizo nada malo. O al revés. Comedia romántica desastrosa que no llega a final feliz en la vida real. No. Además, cuando él se entere de que me pagas por esto, todo estará arruinado.

¿Esta chica rosa no veía comedias románticas o alguien le vació la memoria?

—No se va a enterar.

—Oh, vamos, niña bonita, ¿a cuántas amigas ya les has contado esto?

—A ninguna —dijo ella seriamente.

Bien, le di algo de crédito por eso. De todos modos no pensaba…

—Mira, Meg —dijo a continuación—, sé que tu mamá es una stripper y seguro has aprendido algo. Ella sabe cómo involucrarse con los hombres sin, ya sabes, involucrarse. Hasta ahora no te has enamorado, ¿verdad? Todo eso a pesar de que has estado con la mitad de chicos de la escuela. Eres la única que podría manejar a alguien como Jordan sin que se salga de control.

—No metas a mi madre en esto.

Era un milagro que no le hubiera lanzado ácido en esa misma frase. ¡¿Cómo se atrevía a hablar así de mi mamá?! Y de todos modos, ¿quién le dijo que podía llamarme “Meg”?

Ella sabe cómo involucrarse con los hombres sin, ya sabes, involucrarse.” Pfff….la última vez que mi madre se ya-sabes-involucró, nací yo. Pero no vayamos por ahí, eso pasó mucho antes de que mamá se convirtiera en stripper. No iba a decirle eso a Briggite, por supuesto.

¿Qué diría mi madre si se enterara de que me pagaban por seducir chicos? Ella era perfecta y aceptaba muchas cosas pero no estaba segura de que se fuera a tomar bien esto.  Lo mejor era dejarle las cosas claras a esta porrista antes de que siguiera perdiendo más tiempo.

—Lo siento, Briggite —dije en mi mejor voz de “en verdad no lo siento pero atrévete a contradecirme y te vas a arrepentir”—. No voy a hacerlo. Nos vemos luego. 

 La dejé con una réplica en la punta de la lengua y salí corriendo en busca de mis reporteras para oír todos los detalles sobre la jugosa ruptura de los reyes de la secundaria. En el fondo, los chismes me apasionaban.

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Nota. Para todos los que comentan sobre el 13 de Febrero, a lo que Megara se refiere es a que faltaba un día para el 14 y todavía no tenía nada (tengan en cuenta que el periódico debe estar terminado un día antes para que se pueda imprimir y repartir al día siguiente)

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