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~*~

JinEun

Me río a carcajadas sin poder aguantar al ver las caras raras de Jimin al imitar a un señor gruñón que a cada rato dice que tiene hambre hacia el pobre vendedor que está muy ocupado.

Es el típico gruñón que no le importa que tenga pedidos por delante.

El mismo gruñón se da cuenta de mi risa y me escondo en el cuerpo de Jimin para fingir que no es por él que me río.

— Deja de hacer esas caras que el señor se está dando cuenta. — susurro levantando mi rostro sobre su pecho para mirarlo.

— Está bien, ya... — sonríe pero él también está aguantando las ganas de reír.

El vendedor nos entrega la bolsa con las hamburguesas y Jimin la toma para luego pagarle. Me toma de la mano y nos dirigimos al auto.

— ¿A dónde vamos ahora? — pregunta mientras abrocha su cinturón y yo abrocho el mio.

— ¡Oh! te quería decir que el día que fuimos a ver a tus padres vi un mirador muy hermoso donde la ciudad se podía contemplar completamente. — empiezo y él me mira asustado— ¿Qué? — pregunto riendo.

— ¿Quieres ir allí para comer las hamburguesas? — me río al ver su cara— Eso está a las afueras de la ciudad ¿si sabes, verdad?

— Sí lo sé... pero ¿Acaso le tienes que dar explicaciones a alguien o tienes que llegar temprano a tu casa? — pregunto con una sonrisa retadora y él me mira para luego sonreír y negar por mis locuras.

Al manejar unos minutos llegamos al sitio. Jimin aparcó en el mirador y la preciosa ciudad nos deslumbra con sus luces. Él se acerca a mi y me toma de la cintura para sentarme sobre el capó del auto.

— Bien, quédate allí mientras te paso tu hamburguesa ¿bien? — me apunta como si fuera una niña pequeña y me río.

Al pasarme la hamburguesa la tomo con mis dos manos para después verlo sentarse a mi lado y también sostener la suya.

Empezamos a comerlas y él me hace una señal con su pulgar arriba.

— Te lo dije, es mejor que una de esas mini comidas de los restaurantes de lujo. — le apunto y él se empieza a reír hasta que me asusta cuando comienza a toser— Ay espera...

Bajo del auto y abro el asiento trasero para sacar las bebidas que había comprado, rápidamente la destapo y corro hacia él para extenderla y ponerla en sus labios para que así tome un poco. Deja de toser luego de unos segundos y estoy más tranquila.

— En verdad están muy buenas. — vuelve a morder y yo le doy un golpe algo fuerte en su hombro— ¿Qué? — pregunta confundido mientras lo miro molesta.

— Oye, casi me da algo del susto, por lo menos espera unos segundos antes de volver a llenarte la boca. — le regaño y lo veo sonreír mientras mastica su comida.

— Lo siento. — me sonríe suave y lo veo sonrojarse un poco. Park Jimin sonrojado es lo mejor que mis ojos pueden ver— Siéntate y acompáñame. — me pide con suavidad y procedo a volver a sentarme a su lado.

Comemos tranquilos hasta que ya llevamos la mitad de la hamburguesa, entonces una platica amena sobre cosas triviales nos sumerge en pequeñas risas y también en acuerdos por los temas en común.

Me encanta cuando sólo somos él y yo haciendo cualquier cosa. Y se lo hago saber:

— Te dije que no era necesario un restaurante de lujo, Jimin. — mi tono serio lo hace mirarme mientras mastica su comida— con estar un rato contigo para mí es suficiente.

Le brindo una sonrisa suave que él imita luego de verme fijamente por varios segundos. Lo que piensa siempre es un misterio para mi, porque nunca me dice qué está pensando.

— Igualmente tu sabes que me gusta ese estilo de vida y compartir contigo también se convirtió en algo que me gusta muchísimo, JinEun. — responde con tono serio para luego sonreírme.

— Igual no es necesario que gastes muchísimo dinero en mi o estando conmigo... por eso te devolví el vestido y lo demás ese día. — le aclaro y me mira luego de observar su hamburguesa.

— Aún están en mi apartamento, no sé porqué no quieres aceptarlos. ¿Qué más puedo hacer con ellos si no es verte luciéndolos? — sonríe nuevamente y niego con mi rostro para volver a morder mi comida.

— No debiste comprarlos en primer lugar. — digo con falsa inocencia mientras mastico el bocado.

— Sólo acéptalo, JinEun. — lo miro y está muy serio— en verdad, lo compré con mucho cariño para ti... entiendo porqué no quieres aceptarlos, pero... ¿no te das cuenta que lo compré pensando en ti? — tomo un poco de la bebida y continúo viendo su rostro— yo mismo fui a la tienda y lo escogí pensando en tu talla y el color que te sentaría muy bien... no pienses en el costo, sólo piensa en el tiempo que tardé escogiendo todo...

— ¿Cuánto te tardaste? — pregunto interrumpiendo y él toma aire suspirando luego.

— Unas... cuatro o cinco horas. — casi escupo la bebida cuando lo dice con tanta normalidad y lo veo como si estuviera loco— los escogí días antes de ir a Jeju pero ese día fue la mejor ocasión para regalártelos.

— Jimin definitivamente estas gastando más dinero y tiempo que no deberías. — le digo con seriedad y me mira algo triste. Coloco mi mano en su mejilla y le sonrío un poco— en serio lo valoro, pero es mucho...

— Es poco para todo lo que te debo. — responde en un murmullo.

— Sabes que no puedes pagar eso con dinero, no me debes nada. Simplemente estoy aquí junto a ti porque quiero. — simple y sencillo, así de fácil es resumir lo que tenemos ahora.

Él quiere hacerlo y yo también, no es necesario más palabras para definirlo.

— Lo que yo más quiero es que los recibas, así no me sentiría rechazado... ¿Lo harías por mi? — al preguntar con esos ojitos y ese puchero pequeño yo simplemente me acerco besando sus labios cortamente.

— Deja de hacer eso que sabes que no puedo decirle que no a esa cara. — susurro con mi frente y nariz unidas a las suyas.

Él vuelve a besarme pero esta vez se extiende un poco más.

— Entonces no me digas que no. — susurra devuelta y yo sonrío sonrojada seguramente.

— ¿No vas a desistir, verdad? — él niega con su cabeza y simplemente río recibiendo sus besos cortos.

— Al irnos pasamos por mi casa para dártelos. — suspiro desganada y prosigue— Prometo que será la última vez que gaste mucho dinero ¿bien?

— Está bien, sólo por eso lo aceptaré. — él sonríe ampliamente y vuelve a besarme por varios segundos.

Nos separamos y luego observamos el paisaje, unos segundos despues volteo y lo encuentro viéndome fijamente con su rostro serio. Y nuevamente no sé que puede estar pensando.

Quiero hacerlo reír, por lo que chasqueo mi lengua varias veces sintiendo el sabor a hamburguesa.

— Me encanta las hamburguesas, pero que tus labios sepan a hamburguesa es otro nivel. — comento con tono suave e inspirador y él procede a reír a carcajadas.

Me uno a su risa y nuevamente se ahoga, niego con mi cabeza sin ayudarlo esta vez, él mismo toma de la bebida y se acuesta en el capó sin dejar de reír.

Se ve muy lindo de esa forma

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