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05

It is Love... don't hate it.

JinEun

Una semana, una maldita semana sin saber de él más que unos simples mensajes de saludo y ya, cuando intentaba preguntarle sobre su día no recibía otra respuesta de su parte. ¿Qué estará pasando con él para que se porte de esa manera extraña?

Camino saliendo de la facultad y noto su auto estacionado en la acera al otro lado de la carretera, aún molesta por su desaparición finjo no haberlo visto y camino hacia el otro lado en que él está estacionado.

No pasa mucho que escucho el motor encender y camino rápidamente hasta entrar al edificio de arquitectura. Es otra facultad, pero con tal de que no me vea prefiero entrar aquí. Miro a través de la ventanilla de la puerta y me percato de su auto pasar.

Salgo nuevamente hacia el exterior cuando ya el auto no se ve por ningún lado, pero eso no evita que mi teléfono suene en mi bolso. Camino hacia la calle principal para tomar un taxi mientras saco mi teléfono, al ver su nombre en la pantalla contesto.

JinEun, hola... estuve hace un momento esperándote fuera de tu facultad pero al parecer no me viste y te perdí de vista.

— Hola Jimin... ah seguro fue eso, la verdad hace mucho no sé de ti y no creí que hoy estuvieses fuera de mi facultad.

¿Paso por ti? — es lo único que dice, yo me subo al taxi que se acaba de detener y le indico la dirección.

— Ah, no... acabo de subir a un taxi. — respondo en su mismo tono seco.

Entonces ¿te veo en tu departamento? — suspiro ya corta de ideas.

— No, debo ir a reunirme con una amiga para un proyecto de la universidad. — le indico y su murmullo me hace pensar.

Pero acabo de escucharte decirle al taxista la dirección de tu departamento. — me vuelve a decir en tono serio. Estoy por hablar pero él continúa— Sí no quieres verme solo tienes que decirlo, JinEun... no es necesario que inventes excusas como si yo fuese un estúpido para creérmelo.

Rayos, no quería que pensara eso...

— No, es que... — intento decir pero su voz me interrumpe.

No te preocupes, ten linda tarde con tu amiga. — responde sarcásticamente por mi mentira.

Suelto un bufido por la actitud de ambos. ¿Qué nos estaba pasando?

Llego a mi departamento y voy a darme una ducha, tal vez es mejor que pase la tarde viendo películas.

•••

Son las nueve de la noche y aún lo que pasó esta tarde me tiene pensando sobre lo que provoca la actitud de ambos. Tal vez debí subir a su auto y hablar con él sobre su alejamiento, pero no quise hacerlo puesto que luego de una semana sin contacto lo menos que quería era que me usara para saciarse.

Tonterías, JinEun. Su relación no va más allá de compartir cama y tu aquí haciéndote la dolida.

Con un suspiro cansado tomo mi teléfono y decido llamar a HeeSook. Ella me contesta con una amable voz:

— Tengo una pregunta. — le digo con mi tono bajo y decaído, entonces ella nota mi decadencia.

Cuéntame. — murmura en mi mismo tono.

Luego de hablar bien con HeeSook sobre el tema, lo primero que saltó a decirme es que debería contarle a Jimin sobre mi mudanza. Pero yo no quería, no aún...

Decido buscar el contacto de Jimin y hacer lo otro que me dijo HeeSook. Llámalo y explícale el por qué de tu actitud y luego le preguntas sobre su distanciamiento.

La llamada se mantiene sonando, no contesta porque no puede... o porque no quiere.

El pitido me indica que el teléfono se ha cansado de repicar, y suelto un bufido queriendo explicarle todo.

Por la hora que es seguramente aún este en la oficina. ¿Y si lo visito? ¿Me dejarían entrar a su oficina a estas horas?... no lo sé pero ¿y si voy y lo intento?

Camino a la puerta y tomo las llaves antes de salir, tomo un taxi en la calle principal y le doy la dirección. Nunca había ido a la empresa donde trabaja Jimin, pero siempre hay una primera vez ¿no?

Al llegar allí no hay nadie pero las luces de recepción están encendidas. Camino al elevador y presiono el último botón adivinando el piso, ya que normalmente los altos rangos trabajan en los últimos pisos.

Al llegar a uno de los pisos bajo para encontrarme con pocos trabajadores aún en sus computadoras, algunos me miran extrañados pero no me prestan atención. Camino por un pasillo mirando los nombres en las puertas, hasta toparme con el de Park Jimin, relamo mis labios mirando que no tiene a su secretaria en el escritorio... Al menos nadie me detendrá.

Acerco mi oído a la puerta para evitar abrir si tiene compañía. Cuando no escucho voces ni ruido decido abrir la puerta lentamente, hay luces tenues como si se estuviesen preparando para irse, y en la silla detrás del escritorio se encuentra él. Sus pies sobre el escritorio mientras tiene la silla reclinada atrás con su peso, parece estar durmiendo por como no emite movimientos cuando cierro la puerta detrás de mí.

Me acerco a él hasta estar a su lado, con mi mano acaricio sus hebras y lo veo abrir sus ojos levemente para mirarme serio.

— De alguna u otra forma sabía que vendrías. — dice con su voz ronca. Baja sus pies y se sienta de forma correcta, me toma de las caderas mientras mira mi abdomen y luego suspira para mirarme desde su posición— ¿Estás molesta conmigo? ¿Hice algo que te molestó?

Suspiro esta vez siendo un poco más pacífica.

— Te desapareciste... — él baja la mirada y asiente entendiendo— y luego te apareces como si nada... estuve preocupada, no sabia de tí.

— Te escribí un par de veces...

— Eso no es excusa, Jimin. — digo tranquila.— un "hola buen dia" y "buenas tardes" no es saber de ti... te pregunté en ese par de veces que me escribiste si estabas bien y no recibí respuesta.

— Lo siento... — niega con su cabeza arrepentido— esta semana ha estado dura en el trabajo, he tenido mucho que hacer y poco tiempo para ver el teléfono. — suspira cansado y hunde su rostro en mi abdomen, acaricio su cabello con mis dedos entre sus raíces y respira tranquilo— por eso quería verte hoy... de alguna manera te lo quería recompensar.

— ¿Con qué? — pregunto curiosa.

— No sé, simplemente que saliéramos por ahí...

— Mmm~ no es tan tarde... — le animo y escucho su queja. Sonrío separándome y tirando de su mano hasta levantarlo del asiento— Anda vamos. — le animo y él suspira cansado, toma sus cosas del escritorio y antes de caminar toma mi barbilla con sus dedos para depositar un beso en mis labios.

Ya en su auto nos dispusimos a salir de la empresa, él maneja sin un rumbo aun planeado. Empezamos a pasar por calles de un barrio, veo un puesto de comida rápida y palmeo su muslo.

— Comamos algo de allí. — le indico y él me ve con cara de pocos amigos.

— ¿Es en serio? — me dice y asiento emocionada. Él no tiene muchas ganas pero al ver la emoción en mis ojos sonríe y asiente de acuerdo.

Nos detenemos y degustamos unos perros calientes del puesto, más adelante veo un puesto de dulces y agito su brazo emocionada, lo tiro de este y también compramos unos dulces de ese puesto. Mi mirada divaga por las calles y veo un puesto donde venden cintillos de animales tiernos. Inmediatamente tomo su muñeca y lo llevo conmigo a la tienda.

Jimin no se resiste a sonreír al verme tan emocionada por unas orejas de un perrito amarillo, así que con una sonrisa de oreja a oreja pagó por todas las cosas que me probé. Al principio creí que era broma pero luego vi que no era así al estar las vendedoras guardando todo en unas bolsas.

— Jimin es mucho, con uno bastaba. — le digo en un murmullo en su oreja cuando estamos esperando las bolsas.

— Pero te gustaron todos. — se excusa con una sonrisa suave y yo me sonrojo.

— No era necesario que los compraras todos. — devuelvo y él chasquea su lengua tomando las bolsas con una sonrisa hacia la vendedora.

— Te recuerdo que te tengo que recompensar el tiempo. — niego con mi rostro por su terquedad.

— Se supone que eso se recompensa con algo de tu tiempo, no con regalos, Jimin... — murmuro avergonzada.

— Pero yo te los quise comprar... ¿Cuál es el problema? — pregunta con una risa de por medio cuando nos dirigimos al auto.

Al llegar al auto me pide sacar las llaves y abrirle porque tiene las manos ocupadas. Mete las bolsas en los asientos traseros y luego entra al mismo, me siento en el copiloto y él emprende marcha.

— No hay ningún problema, solo que no me gusta que gastes dinero en mi... es como si me pagaras. — murmuro lo último mirando abajo y él baja las manos del volante.

— No digas eso nunca, sabes que no es así...

Y claro que lo sabía pero no me acostumbro a la idea de que me compre cosas.

En la habitación de su apartamento las cosas cambian, los chasquidos de nuestros labios sumidos bajo la tentación a la lujuria combinado con el hecho de estar arreglando un inconveniente entre ambos lo hace ser el centro de la lascivia. Ambos queríamos ser la calma del otro, él me quería besar el cuerpo entero y yo quería que lo hiciera.

Estando en su cama desnuda mientras espero por él, me pongo a detallar su cuerpo ahora desnudo colocándose un preservativo mientras me ve con seriedad. Él me prendía, y yo a él. Somos el complemento del otro a la hora del sexo.

Me quedo viendo su tatuaje en las costillas, abarca la mitad de su torso y aún así lo hace ver sexy. Se acerca a mis labios y los besa con deseo, el mismo deseo que devuelvo con mordidas suaves en sus labios esponjosos. Abrazo su cuello sintiendo como nos unimos a través de nuestros centros lubricados, sus manos quitan mis brazos y los coloca sobre mi cabeza para besar mi mandíbula y cuello con un tacto cálido tan delicioso que me hace suspirar en su oído mientras se mueve en mi interior.

— Jimin... — susurro sintiendo mi cuerpo llegando a un punto exacto en el que quiero más.

Él suelta mis brazos pero sigue besando mi cuello de forma húmeda, acaricio su cuero cabelludo con mis dedos mientras lo siento moverse con sensualidad.

— Te encanta. — susurra con nuestras frentes y narices juntas. Asiento y él sonríe de lado— ¿Quieres más?

— Sí... — alargo en un susurro con mis ojos cerrados disfrutando del placer que me da.

— Pídelo. — me ordena con voz ronca y abro los ojos viendo su sonrisa llena de picardía.

— Dame más, Jimin. — murmuro soltando un gemido bajo en su boca sin dejar de ver sus ojos. Su sonrisa se amplía demasiado y se apodera de mis labios una vez más.

Lleva estos a mi oído y cierro mis ojos escuchando su susurro.

— Esa es mi chica.

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