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no era necesario.

Capítulo 17


PoV __ Max

— Max... Ya deja de hacerte daño de esa manera por favor... e-escúchame —titubea bajo sollozos detrás de la puerta.

Yo mientras, hago caso omiso por enésima vez, a lo que yo sigo con lo mío, y ruedo los ojos por sus lloriqueos. Acaso no entendía que esto era lo que me gustaba y podía tranquilizarme para mantenerme bien.

Deslizo una vez más la navaja por mi muñeca cuando otro recuerdo de mi madre se refleja en mi cabeza. ¡Maldición por qué demonios me dolía tanto recordarla!, ¿Por qué no podía acostumbrarme de una vez por todas a aceptar su partida? ¡Aceptar su abandono! ella, no me quiso, prometió estar conmigo y me abandono. Una lagrima brota de mis ojos, y deslizo una vez más la navaja en mi muñeca provocando una herida aún más profunda. La sangre brota en un hilo dejando goteros en el piso del baño. Me concentro en la sangre y las heridas en mis manos, de cierto modo me daban un placer hacerlo, no tenía ganas de sentir esto, no debo sentir este sentimiento, ¿Por qué hacerles caso a los dolores sentimentales cuando los físicos no me molestaban?

— ¡Ya deja de ser un maldito cobarde y deja de estar cortándote! AFRONTA LOS PROBLEMAS Y DEJATE AYUDAR... Max, soy tu novia y estoy aquí — grita tratando de captar mi atención, mientras golpea la puerta del baño con desesperación.

Me levanto del suelo con un cabreo instantáneo, una palabra dicho por ella no deja de hacer eco en mi cabeza. Abro la puerta provocando un estruendo, veo la sorpresa en sus ojos cuando su mirada se clava en mi muñeca ensangrentada.

—Pe-pero que has hecho — me mira aturdida

—ME... Me estas asfixiando por favor...suéltame — veo sus ojos salir de su órbita mientras apretó con fuerza su cuello con ambas manos.

Acaso no entiende que no quiero hablar con nadie le daré una lección por atrevida y llamarme cobarde. ¿Acaso ella se cree mejor que yo para llamarme cobarde?

— Por favor, amor escúchame— una lágrima brota de sus ojos color negro.

— ¡TE HE DICHO QUE TE LARGES HIJA DE TU PUTA MADRE! ¡ACASO ERES SORDA! ¡MALDICION! — Le grito mientras la veo toser entre sollozos en el suelo por la cachetada que le había propiciado.

Odiaba cada cosa que giraba en mí alrededor el día de hoy y así seguirá siendo hasta que despierte de esta maldita pesadilla en la que estoy viviendo, nada parecía tener retorno. ¿Porque demonios me había mentido? ¿Por qué me dijo que estaría ahí para mí por siempre? ¿Acaso cuando decía que yo era la luz de sus ojos se refería quedarse ciega?... Aun no podía creer que aquellos ojos grisáceos que había heredado, ya no me verían cada mañana, con esa dulce y cálida sonrisa que ahora me parece una falsa.

— ¡ERES UNA MALDITA MENTIROSA, TE ODIO, ¡TE ODIO MUCHO MAMÁ! TE ODIO... CON TODO MI SER, ME ENGAÑASTE COMO UN VIL NIÑO ¿ACASO NO ERA YO LA LUZ DE TUS OJOS? — golpeo con mis piernas el estómago del costal de papas que agonizaba por un poco de piedad.

— Max... por-por favor — grita bajo sollozos mientras encubría su cabeza entre sus brazos para recibir mis golpes.

Me detuve por acto reflejo y parpadee sorprendido al darme cuenta de aquella escena ¿Pero qué demonios he hecho? la he golpeado de nuevo. Estaba siendo igual que ella, estaba lastimando a quien yo amaba.

Salgo de mi trance y me apresuro en socorrer el cuerpo ensangrentado que se encontraba vanamente en el suelo.

— ¡Demonio, Shirley! por qué demonios no me escuchas cuando hablo —la tomo entre mis brazos y me adentro al baño.

Sin interesarme el rio de sangre que corría de mis manos por la presión de su peso, me dirijo hacia el baño con rapidez. Estaba inconsciente, por lo que antes de meterla a la bañera y abrir el grifo del agua le quite toda su ropa dejándola solo con aquellas bragas color piel.

Su cuerpo dio un respingón cuando la fría agua del grifo callo a su gordito y débil cuerpo, su rostro ensangrentado empezó a enjuagarse con el agua que caía. Mis ojos se hipnotizaron al ver la sangre de mi muñeca y su sangre hacerse uno mientras el agua se teñía de ese mismo color rojo intenso que se iba apagando con los segundos y las gotas de agua. Termine de quitarle su última prenda, tomo una esponja, jabón y lavo su cuerpo.

Algunos gemidos de dolor escapan de sus labios cuando mis manos deslizaban con sumo cuidado la esponja por su golpeado rostro, se me partió el corazón cuando aquellos ojos grandes y negros que tanto me atrapan, ahora estaban hinchados y con un leve morado de cálculo de sangre bajo sus parpados.

—Mi-Max... — menciona mi nombre en un susurro.

Elevo mi mirada a Shirley y no puedo evitar mirarla con cierta lastima. Ladeo mi rostro sin responderle, tomo su cuerpo que tiembla como hoja, por la helada agua con la que la había bañado. Las heridas de mis muñecas aún seguían abiertas por lo que el gotero de sangre en los pasillos mientras llevaba el cuerpo desnudo de Shirley no me sorprendió, poco me importaba.

Pongo su débil cuerpo encima de mi cama, la seco con mi toalla, y la arropo con mi sabana, tratando de calmar y hacer entrar en calor al tintineo de su cuerpo. Abro la gaveta de mi mesita de noche, tomo algunas que otras pastillas para el dolor y una botella de agua que suelo tener encima de mi mesita de noche. Me apoyo en la orilla de la cama, y tomando con cuidado su rostro abro sus labios color carmesí natural y le doy la pastilla junto con el agua. La veo tragar con debilidad, y sin darme cuenta una lágrima se escapa de mi rostro en el mismo tiempo que a ella se le hacía un rio de lágrimas.

— Volviste ha-hacerlo ¿verdad? — Más que una pregunta me pareció una respuesta irónica —Solo quería ayudarte, Max ¬— su voz se hunde y otra lagrima vuelve a inundar sus ojos cerrados.

— No te pedí tu ayuda —mi voz sonó más duro de lo que pensaba — Que parte de lárgate no escuchaste — replico con un tono enojado. Si solo me hubiera hecho caso esto no hubiera pasado.

— Te amo Max, eres mi prioridad y no puedo permitir que te lastimes de ese modo... Acaso no-no-no lo entiendes amor— un intento inútil de elevar la voz la hace soltar un ahogado suspiro.

—Yo también te amo, perdóname, amor ¬—beso su frente y ella suelta un susurro de dolor.

Sé que lo que dice es la total realidad, sé que me ama de verdad, y lo único que hacía eso, era confundirme y hacer que la incertidumbre de la culpa me agobiara aún más. Cuando aquellos ojos azabaches toparon los míos y me crucificaron tan intensamente, no puede aguantar. Me pare de la cama y salí de mi cuarto con un nudo en la garganta incontrolable, no sin antes escuchar aquella voz rota de mi novia, tratando de captar mi atención para responder sus preguntas.

Salí de casa, no sin antes destruir un retrato sonriente que se encontraba en una de las mesitas cerca de la puerta, de esa mujer más farsante que un político. Mis ideas estaban echas un lio, ni hablar de mis sentimientos, estaba agobiado y triste, simplemente no podía encontrar una respuesta a los hechos que aún me mataban internamente. ¿Acaso yo tenía la culpa de que ella me dejara? ¿Acaso prefirió morir que estar conmigo? me pregunto en dónde diablos quedo esa mujer que juro, prometió y perjuro que me amaría, me enseñaría a ser mejor persona, a querer de verdad, a no rendirme jamás, y un sin número de cosas que hasta ahora me he dado cuenta de que solo fueron farsas. Y por su culpa me encontraba lastimando a las personas que en realidad me querían, no era consiente que golpeaba de esa manera tan ruda a la chica que amo, creí ver el rostro de mi madre, y lo único que quería era golpearla por abandonarme de esa forma, y mentirme tan inhumanamente. Las lágrimas brotan de mis ojos, y trato sin éxito de apaciguarlas y limpiarlas con furia para que no salieran más. De esto no me sano en 11 días.

Con pasos vertiginosos trato de concentrarme en el lugar que lograba tranquilizar mis sombras, una que ella odiaba que frecuentara, pero ahora hare lo que me dé la gana como ella lo hizo al dejarme. ¡DEMONIOS PORQUE TODO ME RECUERDA A ELLA! miro mi alrededor algo aburrido, escabulléndome en el mar de gente que se encontraba hoy domingo -como era habitual- la zona de los clubes del barrio. Trato de no pisar a nadie ni mucho menos empujar a nadie para no armar un lio y que la fiesta termine como acostumbraba; tiroteos, muertes y escándalos para los noticiaros. Una chica pelirroja que estaba parada en la entrada de uno de los clubes, logro captar mi atención, su belleza era inmensa y por la mirada picara que me regalaba podría deducir que ella quería lo mismo que yo. ¡Creo que esto es lo que necesito para desahogarme!

— Hola Maxi— me besa la mejilla de una manera tan seductora dejando que la poca luz de la puerta me dejara notar su voluptuoso escote.

— No me llames así — escupo enojado y le agarro de los codos, mientras la arresto a dirección de los baños del bar.

Mientras más rápido me vaciaba en ella, más rápido se difumina mi jodido cabreo.

— Ay que agresivo — suelta una risilla sarcástica.

Ruedo los ojos con fastidio,

— Que te trae por aquí — le pregunto sin importancia.

no es que me importaba, pero correspondía hacer algo para mantenerme tranquilo mientras esperaba en los pasillos del baño, y recordar que soy algo decente y no metérsela aquí mismo.

— ando con mi novio... De hecho, estaba parqueando el auto cuando me tomaste desprevenida — se suelta de mi agarre.

Desprevenida, pero si con sus ojos me pedía agritos que me la robara.

— ¿Así? ¿Cuál es el afortunado ahora? — ruedo los ojos con disgusto al notar la larga fila que había en los baños tanto para hombres como la de mujeres.

—Un hombre de 50 años que me trata mucho mejor de lo que tú lo haces — susurra a mis oídos con seducción.

Me imagino a que se refiere con tratar mejor que tú, le compra todos sus caprichos, y la complace con todo... Pero conociéndola sé que hay algo que él no puede darle.

— ¿así? no me digas, de ser así, me voy y no te molesto. No vaya a hacer que le seas infiel a tu noviecillo — enfatizo con sorna la palabra noviecillo y me doy la espalda dejándola con una ceja enarcada.

Me harte de esperar y la verdad no tengo nada de paciencia con la voz chillona de la pelirroja, molestaba un poco a tal punto de irritarme. Camino algo colérico porque los baños haya estados llenos, no pensaba quedarme a charlar con ella mientras esperaba, no tengo ganas de escuchar a nadie, solo quería cogérmela. Unas manos tratan de sostener mí ante brazo

— Tan poco es para que te pongas así, nadie tiene por qué enterarse, como siempre.

— Debo tomar eso como un alago — digo con sarcasmo — Tal vez yo no te trate ni me interesa tratarte del modo que te trata tu noviecillo, pero estoy seguro de que ni él ni nadie te cojera como yo. Así que suéltame y no me jodas — me doy la vuelta y mi cuerpo choca con alguien.

Agacho la mirada para encontrarme con unos ojos color café, que de cierto modo me dieron asco.

Venus...

— Ya veo que eres idiota en todas partes que vas, mira por donde caminas tarado — Ese es una de las cosas que más odio de esta pubertad.

— Cuando tú aprendas a controlar esa boca.

— Boca a la que te gusto besar. — por el arrastre de sus palabras pude deducir que ya tenía algunos tragos de más.

— Perdón, no me hagas reír — ironizo.

— No tengo nada de chistosa... Pedante — el tomo de la quijada y la apretó con fuerza ya me tiene harto.

— suéltame

— NO

— Qué demonios haces aquí.

—Bendición papi — dice con un tono sarcástico burlón

— AHH de seguro trabajas aquí como prostituta barata... ¿Cuánto cobras por hora? — un golpe fuerte en mi mejilla me hace voltear la cara con asombro

Acaso se atrevió a golpearme.

— Cuando te refieras a mí, te lavas tu asquerosa boca — se puso roja de la furia.

— Boca que no querías dejar ir — me acerco así ella.

Por lo zorra y perra que es, pude notar algo de excitación en sus ojos cuando me acerqué tanto a ella. No puedo entender como esta mujer no podía ser más caliente, odiaba esa sensación de querer follarla no se me quitará, y, por ende, porque sé que no sucederá, me cabrea y me dan ganas de golpearla. Puta madre.

— No lo niego, sabes defenderte en los besos, pero nada que no hayan superado — Siempre sabe cómo joder mi paciencia.

— Ni que fueras tan buena, niñata — el tomo de la cintura y sin darme cuenta, ya la fuerza en mis pantalones era gigante.

El odio. La-odio

—No, no soy tan buena como para poner tus huevos bien duros... JA que irónico que ahora mismo tienes ganas de coger conmigo — detesto esa manera tan directa que tenía para hablar. Solo le daba ese toque asqueroso que 0odiaba.

La miro como si se hubiera vuelto loca —al menos mi ego así lo pensaba.

— No lo creo, y no estoy así por ti estúpida, vez esa pelirroja que te acribilla con la mirada, acaba de darme una mamada, que ni en tus miserables sueños pudieras darme —miento descaradamente mientras la miro con altives.

La veo tragar saliva, se sale de mi agarre y no sé, pero creo sentir celos en su mirada...

— Felicidades, y si me disculpas tengo a mi chico esperando por mí... El sí sabrá hacerme mujer no tú. No TOLERO HABLAR CON IDIOTAS.

No sé cuándo ni porque pero solo fue el impulso de callar esa petulante y gruesa pero agresiva boca, la atraje hacia mi cuerpo y sin medir fuerzas la choco contra la pared, de hecho poco me importaba si se lastimaba o no, total por el gemido ahogado que soltó, pude saber que ella estaba tan excitada como yo... Espera, ¿Acabo de decir que esta mocosa me éxito? creo que estoy perdiendo la maldita cabeza, pero no me pondré a pensar en ella, las zorras como ella solo se les hacia una sola cosa, cogerlas y olvidarse hasta de su mínima existencia y eso, eso es lo que exactamente haré.

Me apodero de sus labios, no sin antes levantar su cuerpo a mi altura mientras apoya su espalda en la pared y entrelaza sus piernas en mi cadera, jalonea y tira de mi cabello rizado, mientras yo sostengo con mucha fuerza en un nudo su corto cabello, que parecía a una nube gris, pongo mis dos manos a cada lado de sus hombros y ella, para así mantenerla en esa misma posición mientras ella se sostenía como un kimono en mi cuello. Como este es mi pensamiento y ella no se enterará ni yo lo recordaré, lo diré, sí, afirmo que ella besa jodidamente caliente, por un momento cuando mis manos viajaban por su cintura, hasta querer tocar su intimidas, la sentí removerse como un gusano y soltar mi labio inferior.

— Suéltame ¡bájame ya! — y ahora que mosca le pico a esta retrasada — TENGO QUE VOLVER CON MI CHICO — al yo no ponerle caso y seguir apoderándome de su cuello, me grito algo desesperada.

El deje caer sin importarme que chocará con el piso.

—No pareciera que tu vieras novio, con esa manera tan impropia de sostenerme — le digo molesto.

—Me gusta aprovecharme de ti cuando estas así de fogoso — le tira una fugaz mirada a la erección que estaba a punto de romperme los pantalones — Besas rico no me cansare de decírtelo, pero tu... Tú no eres mi tipo, solo te veo como un juego con el cual me puedo divertir — se va de mi vista dejándome completamente en shock

¡Pero qué demonios!... ¿Acaso acaba de decir todo eso?

Odiaba que me rechazaran y ella no era la excepción, aunque pensándolo bien seguro es una revancha a lo que paso el otro día estúpidamente en su habitación, me dirijo hacia la barra, pido uno u otro trago sin poder quitar de mis pensamientos aquellos ojos color café que TANTO ODIO.

—Definitivamente no caeré en tu juego maldita zorra —le doy un jalón a mi porro terminando con lo poco que le quedaba.

— ¿Así piensas estar todo el tiempo Max? — la odiosa voz de Carlos me reprocha.

—Que mierdas te importa — trato de enfocar mi vista en él, pero los porros y todo el tequila que he digerido me opacaba la visión y me alteraba los latidos del corazón — Mejor ponte hacer tu trabajo y deja de llevar la vida de los clientes y sírveme un trago — le escupo con disgusto.

—No seas idiota, no pienso servirte ni un trago más... No permitiré que te sigas matando. Entiende de una maldita vez que esto no resucitara a tu madre, Max.

No sé cuándo, ni cómo, solo sé que perdí el control de mis actos, de mi cordura, tomé la botella vacía de tequila y sin detenerme a pensar que Carlos es mi mejor amigo, lancé la botella a la dirección de su cabeza.

— ¡ME VISTE LA JODIDA CARA DE IDIOTA PUTO DE MIERDA, A TI QUE TE IMPORTA QUE ESTE EBRIO, SOLO SIRVEME LA BOTELLA, ¡NO TE ESTOY PIDIENDO! AQUI ESTA TÚ PUTO DINERO INVESESIL! —le arrojo el dinero.

Jalo mi cabello con enojo, y sintiendo una gran furia por dentro a sus últimas palabras me lanzo por encima de la barra hacia su cuerpo para así golpearlo, unos brazos fuertes logran detenerme sosteniéndome con mucha fuerza, pero no deteniendo mis golpes al chico, entre forcejeos y dos personas sosteniéndome, me quitan de encima de Carlos, la ira me arropa más, trato como puedo y saco la pistola del traje de uno de los hombre y, sin pensarlo mucho presiono el gatillo, provocando el pánico entre las personas del local.

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Hola chicos, mil perdones por no publicar antes, pasa que mi celular - que desde ahí escribía- se me daño por completo - paz a su alma- y pues no tuve donde escribir. Me compraron un ordenador y pues el muy hijo de la chingada no trajo el paquete de office, trate de escribir sin el pero los errores ortográficos eran épicos, bueno ahora ya lo instale, y publicare dos veces a la semana, hoy les traigo 5 capítulos editados jejejje... bueno sin mas me despido

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