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¡Caray! #14

                                    -Capítulo 14

Este capítulo ha sido escrito con la ayuda de mi querida amiga

Te quiero gracias por ayudarme en mis bloqueos mentales...

Hago como puedo y empujó al idiota sin neurona, que me besa.

—Axel ¿Qué te ocurre? Alguien pudo habernos vistos —Le reproché

Era el tipo de la otra vez, en casa del amigo de Jude. Nos estuvimos comiendo unas cuantas oportunidades.

—¿No tenías ganas de verme nena? —Me mira coqueto.


—No es eso. simplemente que debes seguir las reglas. En la escuela no y punto —Ordeno.

—Las reglas, las reglas y bla bla bla... —repite sin interés —¿Sabes algo? Estoy harto de las reglas. Quiero que seas mi novia.

¿Es en serio? Achicó los ojos y le miro con indignación. Definitivamente a perdido el juicio.

—Si claro, a otra perra con ese cuento. Quieres que pase hacer tu novia número 100 olvídalo —Ruedo los ojos.


Él me mira mal.


—De dónde sacas tantas tonterías ¿Vela? —Me mira con desaprobación.


—No tengo ganas de empezar la misma charla aquí contigo, que, por chat, así que sí me disculpas tengo cosas más importantes que hacer —Sin más que decir, salgo del baño de chicas para subir las escaleras y dirigirme al salón de reuniones. (Auditoria)


Pero mis pasos se detienen al oír un sonido medio extraño proveniente del baño de hombres en la tercera planta.
Miro a mis alrededores asegurándome que no haya moros en la costa.

El sonido era similar al mascullo de alguien llorando.

—No, no ¿Por qué? —Escuchó murmura en un ahogo de lágrimas.

Mi corazón se encoge, mi lado femenino me hace cometer una locura, entrar al baño y ver de quién se trataba —Miento, la curiosidad, ante todo— Me acerco a pasos silencioso mirando hacia bajo de las puertas que dividen los baños, hasta ver unos tenis negros con rojo.
Quiero tocar la puerta, pero la duda y el buen juicio me detienen. Los sollozos son aún más fuertes y las ganas de saber que paso y de quién se trata me hacen dar dos golpes dudosos a la puerta.


—Está ocupado —Informan con fastidio.

Oír la voz, me hizo reconocer el dueño de inmediato.

—¿Max? —Susurró.

La puerta se abre causando un estruendo en el baño, por suerte me había alejado un poco, de no ser así el impacto hubiera chocado de lleno contra mi cuerpo.

—¡Dije que estaba ocupado! ¡Qué mierdas tienes en los oídos! —sus ojos estaban rojos y llenos de irá.

—Me-me estas asfixiando
—suplico con la voz entre cortada por la falta de oxígeno.

Araño y trato inútilmente de todas las formas posibles de quitar sus dos manos de mi cuello, que aprietan con fuerza quitándome el aire.


—Max, Me estas.... —No puedo terminar la palabra.

Mi cerebro está casi por perder su conectividad por la falta de oxígeno. Sus ojos parecen estar alejados de esta situación, es como si estuviera metido en unos pensamientos lejanos. De pronto, parece aterrizar a la tierra, suelta mi cuello como si este quemara, en ese instante siento como mi cuerpo se desploma al suelo, pero unos brazos me sostienen fuerte deteniendo mi caída.

Nos deslizamos muy lento hasta quedar sentados, de pronto el toque de sus brazos arropa mi cuerpo, entrelazándose en mí, luego el sonido de unos sollozos me asombra y me sacan de mí casi de desmayo.


¿Qué demonios le sucede a este sujeto? Primero intenta matarme y ahora me abraza como si fuéramos amigos de toda la vida.

—Mamá ¿Por qué? Solo dígame ¿Por qué? —Susurra con la voz ronca.


Se esconde en mi hombro y unas gotas de lágrimas caen sobre ellos. Me quedo perpleja, sin poder creer que este chico rudo, que adopta una faceta que todo le vale vergas, me esté abrazando mientras llora en mi hombro y abrazarme con fuerza.

Y de pronto el bombillo de la iluminación se prende en mi cabeza.

¿A caso a susurrado el nombre de su madre?


La culpabilidad encoje mis sentimientos.


—¿Qué sucedió? —Me limito a preguntar en un susurro mientras trató de recordar cómo se abraza a alguien.

Nunca he abrazado a nadie antes, no soy de demostrar afectó de ese tipo.


—Se fue Venus Lady, rompió su promesa, me fallo —Nuevamente solloza.

Comienzo por caer en la situación, pero una parte de mí no quiere aceptar o acercarse a la realidad.

—¿Tú madre murió? —Las palabras salen sin mi permiso de mi boca.

Me abraza aún más fuerte y siento el dolor emanar de los poros de su cuerpo.

—Lo-Lo siento mucho.... Yo no sabía —Trato de consolarlo.

—Ella es una mentirosa, dijo que estaría para mí, siempre, y ahora se marcha —el tono de rabia en su voz se matizaba mientras seguía abrazándome como si se quisiera esconder de la realidad.

En realidad, no sé qué decirle, era evidente que su madre a muerto, pero ¿Cuándo? Según sé ayer estaba viva, de los único que me había enterado es que estaba en el hospital en estado estable.

—Prométeme que nunca te irás y no serás una farsante como ella. Promételo —Sus palabras me desconciertan.

Pero me sorprendo a mí misma por mis siguientes palabras —Sí, lo prometo —Digo firmé y segura de mis palabras y lo abrazo con fuera mientras acaricio su fornida espalda...


**********


Media hora más tarde Max y yo nos encontrábamos caminando en dirección a la morgue.


«Sí, es increíble que yo y Max estemos juntos, en son de paz»

Max, se había retirado del hospital, luego de que su madre murió el solo se fue sin más y trato de escapar de la realidad o hacerse el fuerte pero no le funcionó.

No me pude creer el hecho de que tomara mi mano mientras estábamos a punto de entrar a la morgue donde nos dijeron que estaba ella. Él me sostuvo con mucha fuerza, sentía los temblores de su cuerpo, y aunque me costaba admitirlo me encontraba llorando con él.

Si alguien me hubiera dicho ayer que estaría aquí, hoy, ayudando y prometiéndole a Max, que nunca me separaría de él jamás lo creería, de hecho, mandaría a esa persona a comer mierda con el diablo. Pero el momento y la realidad hablan más que los pensamientos, aquí estaba yo, con el que pensaba que era mi enemigo.

Nos paramos en el pasillo donde se encontraban un grupo de personas vestidas de negro que lloraban desconsoladamente. Max se acerca hacia un hombre alto y sin soltarme las manos le abraza fuertemente.

«Solo falta que me ponga unas esposas» Pienso con sarcasmo.

—Hijo, ella está más felices donde está. Dios la tiene es su santa misericordia. —Le dice él sujeto mientras le pasa las manos en su espalda a modo de consuelo.

Él no dice nada, se separa de él y me sorprendo al no verle ni un rastro de lágrimas, su cara emanaba dolor y melancolía, pero en sus ojos solo se reflejaba una mirada vacía y fría.

Hasta el momento el lugar se encontraba muy tenso, trato de soltarme de él, pero al parecer no piensa lo mismo, le dirijo una mirada mientras estábamos sentados en una silla en la sala de espera para ver el cuerpo de su madre.

—Max, necesito hacer una llamada he ir al baño —Le informó —Regresare en un instante lo prometo —Miro mis manos para que entienda que me suelte. El pareció no darse cuenta de lo que hablaba, moví mi mano que aprisionaba con tanta necesidad y entendió que debía me soltarme de inmediatos, no era consiente que la sostenía, su mirada de sorpresa me lo confirmo.

Miro mi muñeca y efectivamente compruebo que están marcadas por los dedos de Max, cuando dije que me sostenía con demasiada fuerza no bromeaba. Ya me dolía la mano con cada apretujón que le daba. Llamé a mi prima y le conté todo; me dijo que estaba bien, pero qué no me quedara hasta muy tarde, y que la escuela ya la había llamado para decir que había salido a darle el pésame a un amigo. Tuve que reprimir una risa cuando dijo la palabra "amigo", aunque no pienso romper mi promesa.

Ir al baño era sólo una excusa para zafarme de la situación por un momento... Me dirigí a la banqueta de la calle y me senté en el suelo, ¡¿cómo carajos son posible?! Aún no podía creerlo... Estaba acompañando al velatorio de su madre al chico que siempre creí un soberbio, engreído y fastidioso —lo sigo pensando— sin embargo mi mente no puede ignorar el hecho de haber descubierto esa nueva faceta de él, un Max roto... Quebrado, débil, tan vulnerable cómo un cachorrito, aún siento la sensación del frío suelo del baño, de sus brazos abrazándome fuerte, muy fuerte, como si con eso intentará aferrarse a este mundo, por un segundo temí que se le pasara por la cabeza acompañar a su madre. Lo detesto, quiero que desaparezca de mi vista... pero no del mundo, tengo sentimientos encontrados... Hace mucho que no tenía a alguien tan cerca —de ese modo tan sentimental, de hecho, creó que nunca he tenido un momento así, —simplemente no tengo tacto, ni la puta idea de cómo consolar a alguien cuando está caído. ¿Por qué yo? ¿Por qué me ha abrazado de esa manera? Él me odia, no me soporta... ¿Por qué pedirme con tal desesperación que nunca lo dejé? ¿por qué acepte? Estoy hecha un lío, está situación me tiene tan confundida como a él...

En ese instante me abrazo a mí misma... reviviendo aquel momento en el que sentía sus brazos rodearme, donde sentía el roce de su piel con la mía, volvía a mi mente su aliento en mi cuello, refugiándose en mi hombro, esos sollozos que de alguna forma causaron un terrible efecto en mí... Me conmovieron, podría decir incluso... Que sentí un dolor en el pecho, como si compartiera su pena, donde después de eso me miró con sus ojos rojos llenos de amargura y se quedó estático al igual que yo... Perdido en mi mirada, pero al mismo tiempo estando en la nada, de pronto mi imaginación me traiciona y complementa aquel recuerdo en donde sólo nos estábamos viendo... Con un beso, un beso suave, cálido, tierno, el movimiento de sus labios era lento, y yo le seguí en cuanto él se aferraba mucho más a mí y acariciaba mi rostro dulcemente con los ojos aún cerrados, yo hice lo mismo... Podía sentir la humedad de su rostro, mientras me besaba lloraba, lloraba encarecidamente, como tratando de ahogar su angustia con mis labios, con mi tacto, y entonces paró, abrí los ojos incrédula.

¡Qué mierda más mofa!

¡¿acabo de imaginarme un beso con Max?!

¡Debo estar loca! ¿Acaso cuando lo abracé me contagió su estupidez? ¡¿pero en qué demonios estaba pensando?! No... Jamás, jamás me atrevería a besar a Max, él está dolido, acaba de perder un ser querido, y no uno cualquiera, su madre, la vio morir, esa debe ser una impresión demasiado fuerte, así como la que sentí yo al verlo llorando.

¡¡ Es eso, no estoy pensando con claridad!

Una mano tocó mi hombro, haciéndome dar un brinco del susto, no me esperaba que hubiera nadie parado detrás de mí, me voltee inmediatamente, tan rápido que creí que hubiera podido romperme el cuello.

Era Max, inspeccionándome con cara de "¿Qué haces aquí fuera? Bueno... Era obvio que este no era el baño, a no ser que fuera una exhibicionista y prefiriera hacer mis necesidades aquí afuera a la vista de todos. Y claro que ese no era el caso.

—Te estaba esperando... ¿Planeabas irte? —dice desganado, un sentimiento fugaz pasa por sus ojos... ¿Acaso percibo miedo? ¿Tiene miedo? ¿De qué? ¿De qué me vaya?

«Por qué me estoy haciendo tantas preguntas ¡Por dios! Ahora me ha dado por ser un libro de matemáticas.»

—N-no sólo... Me sentía un poco incómoda entre tanta gente que no conozco... Me empezó a faltar el aire así que salí a despejarme un segundo... — ¿Por qué le invento excusas a este tipo? Ah... cierto, su madre acaba de morir, me sentiría culpable si lo hago sentir aún peor con algo que diga...

¿Espera, acabo de decir culpable?

«¡¡¡Él no me importa tanto!!!»

—Menos mal... Si te soy sincero, ahora mismo no quiero estar sólo.

—¿Solo? Hay al menos 200 personas allá adentro


—¿Me creerías si te digo que eres la única persona a la que siento real? Para bien o para mal...Me siento más unido a ti que a todas esas personas.

este es el momento donde no puedo seguir siendo una actriz y fingir mi cara de impresión. Ni siquiera puede evitar el desencaje de mi mandíbula. Mi conciencia me da un golpe mental y cierro mi boca rápidamente.

Pero la estupidez es más fuerte y mi boca habla por sí sola y sin pensarlo digo lo siguiente —No te preocupes, yo estoy aquí para ti.

Al parecer mis palabras parecen chocarle y al instante me abraza, como si tratara de buscar la certeza mis palabras en mi cuerpo. Yo que detestó tantas muestras de afecto, me harán ver muy vulnerable, pero como decirle que no a un corazón roto y deprimido.

Venus caray deja de pensar en tatas cosas a la vez

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