23 - Dos extraños
- ¿Rey? - ¿Era eso posible? - ¿De verdad eres el rey de tu colonia? - JiMin se mostró algo triste por su incredulidad. HoSeok se golpeó mentalmente por su torpeza al herir los sentimientos de la sirena. No era la mejor forma de entablar una conversación. No si quería que no se fuera y saber más de él. Todo de él. Debía controlar su lengua y sus nervios. Por supuesto que estaba nervioso, histérico, de hecho, pero, aún así, no podía perder esta oportunidad única. Debía aprovecharla a pesar de que sus manos iban a ponerse a temblar en cualquier momento.
- No parezco un rey, ¿verdad? - Dijo con la cabeza gacha. HoSeok recordó las imágenes de los reyes en los libros de historia. Claramente no se parecían en nada. Nunca había visto un rey tan atractivo, pero no podía decirle eso, incluso si quería redimirse por su comentario. Podría asustarle.
- Es sólo que eres muy distinto a cómo son los reyes de aquí. Y pareces muy joven a mis ojos. - Consiguió decir.
- Lo soy. - Aseguró. - Para ser rey, al menos. Mi padre falleció repentinamente y mi hermano mayor nunca quiso ocupar el trono así que... sucedió así.
- ¿Qué edad tienes? - Quiso saber HoSeok. Era tanto curiosidad científica como propia.
- 284. - Respondió JiMin calmado.
- ¿¡Cómo dices!? - HoSeok se mostró sorprendido. Miró alrededor para saber si alguien podía haberle escuchado.
- ¿Cuántos tienes tú? - Preguntó JiMin curioso debido a la reacción de HoSeok.
- 25. - Respondió HoSeok. Entonces JiMin le miró extrañado y luego rió.
- ¿Eres un bebé? - Se tapó la boca para no ser escandaloso. - ¿Cómo puedes haber vivido tan pocos ciclos lunares? - JiMin no sabía cómo crecían los humanos, pero sabía que eso era imposible. Si los humanos crecieran tan rápido su hermano Jin estaría viviendo con un anciano ahora.
- ¿Luna? ¿No medís el tiempo con el Sol?
- El difícil detectar cuánta luz proporciona el Sol en cada época. En el agua es complicado medir su incidencia. - Expuso. HoSeok realmente no podía creer que estuviera hablando con una sirena de cosas como esa. La forma en la que se expresaba era exquisita. No era sólo una criatura pensante, sino culta también. Eso significaba que las sirenas, de algún modo tenían ciencia. No cómo la suya, por supuesto, pero de seguro tenían una inteligencia más desarrollada de la que nadie hubiera podido imaginar. Si es que alguien se hubiera planteado alguna vez cuál era el nivel de inteligencia de una criatura mitológica. ¿Tenía sentido planteárselo siquiera? No, al menos hasta ahora. - Pero el más mínimo cambio de la Luna se siente en el agua. - Añadió.
- Hablas de las mareas, claro. - Comprendió. - Así que... en verdad... - HoSeok hizo un cálculo mental rápido. - Tienes casi 24 años. Somos prácticamente de la misma edad. - HoSeok de pronto sintió la necesidad de anotar aquella curiosa información. Cogió su libreta y empezó a escribir. Aquello era único. Sabía que iba a aprender mucho de aquella experiencia. Tenía tantas preguntas recopiladas durante toda una vida de ensueños. Una parte de sí mismo le decía que aún no era lo suficientemente consciente de lo que estaba ocurriendo, de la realidad.
Entonces JiMin le vio y se alarmó.
- ¿Qué haces? - Le preguntó.
- Escribir todo lo que me cuentas. Para que no se me olvide.
- ¿Y qué harás con esa información? - JiMin miró hacia el cielo claro. Era peligroso estar allí. Cualquier humano podía verle. ¿Y si se estaba confiando? ¿Y si realmente no debía confiar en HoSeok? Veía su rostro amable y escuchaba sus palabras dulces pero no le conocía de nada. ¿Y si no era más que una treta para hacerle daño a los suyos? ¿Por eso estaba recopilando información sobre ellos? Miró alrededor. De pronto sintió miedo y se encogió. Habría sido más seguro salir con la Luna.
- No te preocupes. Ninguno de ellos va a salir ahora. Es su tiempo de descanso. - Dijo al ver que parecía nervioso mirando a todos lados. Justamente si había elegido ese momento era porque sabía que tenían un largo momento para hablar.
- ¿Y cómo sé que puedo fiarme de ti? - Planteó JiMin. HoSeok se sorprendió. ¿Habría alguna manera de poder asegurarle, más que con las palabras, de que estaría a salvo con él? Sin embargo, se había quedado, ¿no? Eso tenia que significar algo.
- Si no confiaras en mí no te habrías quedado cuando te lo pedí, ¿no es así? - Formuló HoSeok.
- Es curiosidad. - Objetó. En realidad, JiMin nunca había sido una persona especialmente curiosa. De hecho, siempre había regañado a TaeHyung por eso. - Quiero saber cosas de ti y sobre tu mundo. - Aseguró. - HoSeok no había pensado en esa posibilidad. De la misma manera que él quería saberlo todo acerca de las sirenas. JiMin tenía derecho a saberlo todo sobre los humanos. Aunque HoSeok no esraba protegiendo a nadie. No consideraba a las sirenas un peligro para la humanidad, sin embargo, y no sin razón, JiMin sí tenía motivos para ser precavido. - Pero, ¿y si eso pone en peligro a mi colonia? ¿Y si eres una mala persona?
- Yo no quiero haceros daño. - De nuevo, palabras. No se le ocurría ninguna manera mejor de que pudiera confiar en él ciégamente.
- Incluso aunque no tengas malas intenciones, ¿y si alguien llegara a ver lo que estas escribiendo? - HoSeok miró su libreta. Quizá JiMin tenía razón. En cualquier lugar del mundo, quien leyera aquello no le daría crédito alguno. No sería más que la libreta de un loco o las anotaciones de un escritor de fantasía. Pero se suponía que la tripulación del barco buscaba también a las sirenas y, aunque no creyeran en ellas, estaban bien pagados y seguro que se harían de oro llevándole esa información a Bang SiHyuk. Pero, ¿acaso él no estaba allí por lo mismo? Entonces, ¿por qué no se fiaba de la tripulación? ¿Se fiaba acaso de las buenas intenciones de Bang? Sí, se fiaba. Si no no se habría embarcado en ese viaje. El señor Bang era un creyente férreo de las sirenas, igual que él. Su fervor por las sirenas era sincero y, por ser así querría protegerlas tanto como él. Sin embargo, sí imaginaba a la tripulación haciendo negocio con la existencia de las sirenas.
- Puede que tengas razón. - Aceptó. Era un gran descubrimiento. Como científico que había pasado su vida esperando ese momento debía documentarlo todo pero, como habitante de ese planeta y como amante de estas misteriosas criaturas. ¿Cuán daño podría llegar a hacer su trabajo? Cerró la libreta y la dejó a un lado. Dudaba que olvidara algún detalle de esa experiencia en toda su vida pero merecía la pena arriesgarse para proteger ese secreto. Jamás lo desvelaría de saber que acabaría causando la extinción de esta maravillosa especie. Miró a la sirena y le vio sonreír al verle desechar la idea de anotarlo todo. Quizá sí podía creerle cuando le decía que sólo quería saber de él y de su mundo sin lastimarle jamás. Se miraron un largo rato. HoSeok estaba completamente hipnotizado por la sonrisa de la sirena y esta le miraba curiosa por alguna razón.
- Creo... - Retomó la conversación. - ...que te pareces un poco a mi esposo. - Entonces HoSeok salió de su ensoñación. ¿Había dicho lo que había creído? - Eres firme y dedicado a tu trabajo, pero también amable. Aunque YoonGi es bastante gruñón también. - Rió agradablemente.
- ¿Has dicho "esposo"? - Logró pronunciar HoSeok a duras penas. Primero, ya era un shock imaginar que realmente una sirena tuviera una pareja y estuviera casado, o lo que significara eso para JiMin. Además, lo había dicho sin ninguna cohibición, así que era abiertamente homosexual. ¿Acaso las sirenas era más libres en ese sentido que los humanos? De ser así, HoSeok habría querido vivir en su mundo. Se habría ahorrado muchos problemas amorosos. ¿Sería ese el inicio de todas las leyendas que relacionan a las sirenas con la lujuria y el deseo? Y, por último, JiMin era rey y habia dicho que había heredado el trono de su padre. ¿No debería tener descendencia para continuar el legado de su familia? ¿Sería otro macho su pareja, pero su descendencia provendría de algún harén de hembras o algo así? La verdad, no imaginaba ese dulce rostro rodeado de mujeres hermosas.
- Sí. Un rey necesita alguien con quien gobernar. YoonGi es un gran soldado. Y muy listo. Y además...
- Entonces no le amas. - Inclusi HoSeok se sirprendió la de pregunta que acababa de formular. Por supuesto era absolutamente interesante desde el punto de vista científico saber cómo eran las relaciones sociales entre las sirenas, pero HoSeok sintió que las palabras no habían escapado de su boca sólo por eso. JiMin le caía bien, aunque a penas le conocía se encontró sin darse cuenta hablando con un amigo, con un igual.
- Yo... claro que... sí. - Dijo tan frustado consigo mismo como orgulloso con el extraño, mirando altivo hacia un lado para evitar que HoSeok pudiera verle a los ojos. Pero pronto su soberbia se desdibujó y bajó su rostro. - YoonGi es bueno. - Murmuró retorciéndose las manos por debajo del agua con nerviosismo. El inexperto JiMin estaba casi seguro de que lo que sentía por YoonGi era amor pero cómo decirlo en voz alta si estaba convencido de que YoonGi estaba con él simplemente porque lo consideraba su deber. - No debería estar contándote esto a ti. - Dijo cohibido.
- Quizá porque un rey no debe tener muchos amigos con los que poder sincerarse. - Comentó.
JiMin le miró sorprendido e ilusionado. ¿Él podía entenderle? Sus hermanos eran un dolor de cabeza la mayoría de las veces y su único amigo era TaeMin, a quien YoonGi no soportaba, por lo que tampoco se sentía correcto hablar con é de su relación con YoonGi. Tal vez, con el tiempo, ¿podría llamar amigo a HoSeok? De repente, se le ocurrió algo. Si él podía entederle sin conocerle a penas sería por qué...
- ¿Tú también eres rey en tu tierra?
- ¿Quién? ¿Yo? - Quedó anonadado tanto que estuvo a punto de echarse a reír por la ocurriencia. - No. No. - Se apresuró a decir. - Yo soy un investigador, un estudioso. - Dijo sin estar seguro de si le iba a entender.
- Entonces eres inteligente. - Parecía que la sirena sí le comprendía a la perfección en todo lo que decía.
- Bueno, en la media. - Contestó modestamente. Aunque sacaba buenas notas, nunca había destacado especialmente en el instituto. Sin embargo, en ciertas asignaturas de la universidad, aquellas que realmente le interesaban, había sorprendido incluso a sus profesores con su entrega y devoción a la ciencia. Y especialmente, en cualquier aspecto que tuviera que ver con el mar. - JiMin, ¿puedo confesarte algo? - La sirena se acercó a la embarcación y asintió. Apoyó la mano sobre el barco alzandola con timidez, como si quisiera alcanzar al marinero y acercarse para que pudiera hablarle en bajo más baja, como si fuera a contarle un secreto. HoSeok se inclinó del mismo modo sobre la baranda. - He estado esperando a conocer una sirena toda mi vida. He soñado con este momento miles de veces. - Declaró. - Pero nunca me imaginé que sería así. Tan sencillo, tan sincero... - Susurró como obnuvilado. Casi como si no supiera expresar lo que sentía.
JiMin sonrió sin darse cuenta porque él pensaba igual. Era tan fácil hablar con HoSeok. No importaba realmente de qué. Quería saber más de él, aprender todo sobre ese mundo de la superficie que tantos dolores de cabeza le causado. Quisiera pasar horas hablando con él. Tantas preguntas que tenía, tantas respuestas que podía darle a él también. Realmente no parecía tener malas intenciones. Aún si casi no le conocía, sentía que podía confiar en él, que guardaría su secreto.
JiMin agitó con fuerza su cola y se elevó alcanzando la barandilla, sacando casi la mitad de su larga cola fuera del agua y sorprendiendo a HoSeok. Ambos quedaron muy cerca. JiMin le observó con curiosidad, como si pudiera ver a través de él.
- ¿Eres bueno, humano? - Le preguntó JiMin directamente. Pero, atolondrado por su cercanía e impresionado por su belleza, viendo como sus cabellos dorados y humedos cubrían parcialmente sus ojos, no supo decir nada y sólo boqueó como un pez fuera del agua. Entonces la sirena sonrió de nuevo. - Yo creo que sí.
Como entrance, HoSeok trató de alcanzarle, quería saber cuán suave era su piel. Entonces JiMin se soltó y se dejó caer de nuevo completamente al agua. Dio un par de vueltas en la superficie del agua dejando brillar al Sol sus hermosas escamas doradas. Fue la primera vez que HoSeok pudo ver su verdadera forma completa. Contrmplar cuán larga era su cola de pez unida a su torso humano y comprender que nada de aquello era un sueño. Que JiMin era realmente una sirena. - Es hora de que me vaya. - Dijo finalmente mirando el cielo.
- ¿Te volveré a ver mañana?
- Puede. Quizá. - Sonrió travieso. JiMin no tenía oportunidades de comportarse así jamás. Él era un rey y antes de eso un ejemplar entregado. Incluso con YoonGi sentía que debía ser formal de cierta manera. Pero no sentía que tuviera que demostrarle nada a HoSeok. Sólo por ser una sirena ya veía que le consentiría cualquier cosa y eso, en cierta forma egoista, le gustó y era liberador. No tenía que comportarse como se esperaba de él porque HoSeok sólo quería observarle y aprender. No había prejuicios que pudieran atarle. - A la misma hora. Cuándo tus amigos descansan. - Aceptó finalmente.
Hola!!! Aquí el primer verdadero encuentro entre JiMin y HoSeok! Parece que conectaron bien, ¿no? Pero... ¿qué opinará YoonGi de esto? ¿Se darán cuenta los otros tripulantes del barco?
Espero que os haya gustado mucho!
Un besazo!!!
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