Capítulo 27
Deslizo los dedos lentamente, arriba y abajo, haciendo que la humedad entre mis piernas aumente más. Controlo el impulso involuntario de mis piernas de querer cerrarse para que el no vea. Echo la cabeza hacia atrás mientras cierro los ojos ante el incremento del placer.
—Mírame. —me pide autoritariamente.
Abro los ojos y enderezo mí cabeza. Me está mirando con deseo. Puedo ver sus ojos normalmente azules, oscurecidos de placer.
—Solo uno. —me pide con voz ronca.
Y obedezco. Introduzco un dedo en mi interior mientras gimo y cierro brevemente mis ojos.
—Muévelo en círculos. —me vuelve a pedir mientras yo fijo mi mirada en la suya.
Le obedezco. Pero esto es algo que se hacer. Se cómo alcanzar un orgasmo de esta forma. No es algo que él me tenga que enseñar.
—Introduce otro. —vuelvo a gemir. —Con la otra mano tócate el clítoris.
Lo miro enarcando una ceja, pero bajo mi otra mano y mientras abro mis pliegues con dos dedos, comienzo a acariciarme esa parte tan sensible de mí. El placer va a en aumento y no puedo mantener mis ojos abiertos, como tampoco puedo contener mis gemidos. Me muerdo el labio inferior. Alguien me va a escuchar de un momento a otro si no lo hago.
—Abre los ojos Lia. Tócate la pared frontal.
—Mmm. —esto es demasiado.
Ya no soy consciente de lo que hago. Estoy extasiada. Y rápidamente siento mis paredes apretarse alrededor de mis dedos. Vuelvo a cerrar los ojos y jadeo de placer, estoy al borde de un orgasmo.
—¿Te gusta lo que te hago? —siento su voz ronca en mi oído y me obligo a abrir los ojos. —No te detengas. —me pide mientras tira de mi silla hacia atrás.
Siento el calor de su aliento en mi cuello, pero él no me toca.
No me detengo. Continúo hasta que no soy capaz de soportarlo más y mientras me muerdo el labio inferior me dejo ir con un gemido ahogado.
Lentamente comienzo a detener el movimiento de mis dedos mientras intento acompasar los latidos de mi corazón. Siento que Alex gira mi silla y solo entonces abro los ojos.
—¿Cómo te sientes?
—Más satisfecha que ayer. —le digo con una sonrisa en mi rostro.
—Imagino que sí.
Entonces hace algo inesperado. Toma mi mano por la muñeca y saca los dedos de mi interior. Y bajo mi atenta mirada los lleva hacia su boca y los chupa. El contacto de su boca cálida en mis dedos hace que gima sin poderlo evitar. Mientras chupa mis dedos, no aparta la mirada de mis ojos.
—Tienes un sabor delicioso. —me dice mientras saca los dedos de su boca y desliza la lengua por sus labios. —Será mejor que me marche, Laura se debe estar preguntando donde estoy.
Suelta mi mano y se separa de mí. No sé porque bajo mi mirada hacia sus pantalones y noto el enorme bulto que se le marca en la parte frontal.
—¿No necesitas ayuda con tu problema? —le digo con una sonrisa.
Alex se detiene y se gira hacia mí. Se lleva la mano hacia la entrepierna y se acomoda el bulto de los pantalones para que se note menos, aunque es algo imposible.
—No es la primera vez que me encuentro en esta situación, nos vemos más tarde.
—¿No me vas a devolver mis bragas? —lo hago detenerse antes de abrir la puerta.
El me mira con una sonrisa en su rostro.
—Te las devuelvo más tarde. —me dice antes de abrir la puerta y desaparecer.
¿Iba a salir con Laura?
¡Mierda qué acabo de hacer!
Se acaba de marchar con una enorme erección que seguro no pasará desapercibida para nadie. Y va a salir con mi jefa. Con la misma que le estaba sonriendo esta mañana. Mejor me olvido de todo y me concentro en lo importante. La reunión con Men Fitness.
Creo que al final la reunión tendrá que ser sin bragas. Pero necesito limpiarme al menos. Me asomo brevemente en la puerta de mi oficina. No hay nadie fuera. Así que apresuro el paso y me dirijo a toda velocidad hacia el baño. Por suerte no me cruzo con nadie en el camino.
Salgo del baño con el tiempo justo, recojo las cosas en mi oficina y me dirijo hacia el salón de reuniones donde será la presentación.
****
Los de Men Fitness llegan puntualmente. Y les hago mi presentación exactamente como la preparé, mostrándole todos los candidatos, excepto Alex. Casi una hora más tarde aún están debatiendo entre todos los candidatos.
—Estos dos parecen ser excelentes. —dice uno de ellos mostrando las dos fotos de los finalistas.
—Bueno, son los mejores entre todos, definitivamente. —dice la mujer confirmándolo, pero haciendo una mueca no muy convencida.
—Pero debemos escoger a uno solamente. —dice el tercero examinado los dos expedientes.
—Tengo otro candidato que no estaba en la lista y apareció a último momento. —les digo haciendo que los tres me miren fijamente.
—Pues si es mejor que estos dos nos quedaremos con ese. —me dice el que tiene los expedientes en las manos mientras los lanza a un extremo de la mesa.
Busco las fotos que tengo de Alex y se las muestro. Rápidamente ellos comienzan a pasarse las fotos y se quedan estupefactos con lo que les estoy mostrando.
—¿Alex O'Neal? —exclama uno de ellos asombrado.
—¿No sabía que había vuelto al deporte?
—Yo ni sabía que estaba en tan buena forma física. —dice ella mientras puedo ver como devora la foto con la mirada.
—No ha regresado al deporte, al menos no de forma activa. —les contesto mientras los tres me miran fijamente.
—¿Lo conoces? —inquiere la mujer con curiosidad.
—Es mi profesor de kick boxing. —les contesto mientras me miran fijamente.
—Pues creo que hemos encontrado al candidato perfecto. —me contesta mientras mira al resto que asienten con una sonrisa.
—Prepararemos todo para la entrevista y la sesión de fotos. —me dice mientras se ponen de pie. —Nos pondremos en contacto contigo.
Todos se ponen de pie y recogen sus papeles y sus anotaciones. Al igual que las fotos de Alex. Antes de salir por la puerta uno de ellos se detiene y me mira fijamente.
—¿Este es el primer proyecto que Laura delega en ti?
—Si.
—Creo que Laura ha tomado una sabia decisión. —me dice antes de marcharse.
No sé si se refiere solo a este proyecto o a algo más. Pero sonrío mientras comienzo a recoger todos los expedientes. Estoy terminando de recogerlo todo cuando la puerta del salón se abre y entra Laura.
—¿Todo bien con la reunión?
—Excelente, les gustó la propuesta que les hice. —le contesto emocionada.
—¿Alex? —pregunta ella sonriendo.
—Sí. Me llamaran cuando tengan listo todo para la entrevista y la sesión de fotos.
—Esto será tremenda promoción para Alex. Incluso quizás haga que vuelva a competir.
Eso no lo había pensado. Ni siquiera sé si le interesa volver a competir.
—Pídele a Alex que te lleve a tu apartamento.
—Gracias.
Laura se marcha y me deja sola con mis pensamientos. Termino de recogerlo y organizarlo todo antes de marcharme. En cuanto veo el auto recuerdo que estoy sin bragas y que Alex las tiene. Abro la puerta de atrás y entro en el auto.
—Hola Lia. ¿Qué tal te fue la reunión?
—Excelente. Decidieron utilizar la propuesta tuya.
—Estupendo. Alguien me debe un favor enorme. —me dice con una sonrisa en el rostro.
—Te compensaré más tarde.
—¿A dónde te puedo llevar? —me dice girándose hacia adelante y arrancando el auto.
Le indico la dirección del depósito. Necesito recuperar mi auto antes de ir a la cita con la doctora. Alex me lleva en silencio hacia el depósito.
—¿Me puedes devolver las bragas? —le pregunto cuando estaciona frente al depósito.
—¿Las necesitas?
—¿Quieres que alguien note que no las llevo? —le pregunto mientras él se gira hacia mí.
Me sonríe. Mete una mano dentro de la americana y me las tiende. ¿Las tenía arriba todo el tiempo y no me las dio? Se las quito rápidamente de la mano y me las coloco bajo su atenta mirada.
—Gracias. —le digo con una enorme sonrisa antes de bajar del auto y despedirme de él.
Tengo que llenar varios papeles antes de poder sacar mi auto. Pero finalmente vuelvo a tenerlo. Así que me dirijo hacia la consulta de la doctora con tiempo suficiente. Para cuando estaciono en la consulta, es la hora de almorzar. Mi teléfono comienza a sonar mientras me dirijo a por una hamburguesa. Es Beth. Olvidé mencionarle que no íbamos a almorzar juntas. Debe estar hecha una fiera.
—¿Dónde estás?
—Lo siento, ya me he marchado. Laura me ha dado el resto del día libre. —le digo mientras me siento en una mesa apartada después de hacer mi pedido.
—¿Cómo te fue en la reunión?
—Todo ha salido perfecto.
—No se me olvida que tenemos una conversación pendiente tu y yo.
—Ah sí. ¿Sobre qué?
—No te hagas la tonta Lia. Sobre anoche.
—¿Anoche? —intento hacerme la idiota.
No quiero recordar lo de anoche.
—¿Qué quiso decir anoche con que habría consecuencias?
—Beth, es algo complicado. —me ponen mi pedido delante y comienzo a comer lentamente.
—¿Qué cosa es complicado?
—No creo que esta sea una conversación que podamos tener por teléfono. —le digo sinceramente.
—Bien. Prepararé la cena te espero a las 6:00 pm. —me dice antes de colgar.
Sé que ella no se va a olvidar. Y yo tampoco. Alex me ha dicho que puedo contarle todo lo que quiera. Quizás ella tiene algún consejo con respecto a lo que estoy haciendo con mi vida.
Mientras termino de almorzar le paso un mensaje a Alex avisándole que no me espere para cenar, que lo haré con Beth. Espero un rato, pero no obtengo respuesta a mi mensaje. Voy a hacia la consulta y paso allí parte de la tarde. Cuando salgo de allí paso por la farmacia y compro las pastillas anticonceptivas. Aún es temprano, así que me dirijo hacia el apartamento. Me doy un largo y extenso baño. Me afeito todo el cuerpo y después salgo con tiempo suficiente hacia el apartamento de Liam. Por el camino lleno el tanque de combustible del auto.
Son las 6:10 pm cuando toco a la puerta del apartamento de Liam. Beth abre la puerta y me mira de arriba a abajo.
—Llegas tarde. —me dice dejándome entrar.
Entro y me dejo caer en el sofá de la sala de estar mientras ella va hacia la cocina.
—La cena se demorará un poco. —me dice mientras la observo servir dos copas de vino y caminar hacia mí. Cojo la copa que me ofrece y le doy un largo sorbo al delicioso vino. —Lo cual nos da tiempo suficiente para conversar.
—¿Liam viene a cenar? —le pregunto mientras ella se deja caer a mi lado y cruza las piernas sobre el sofá.
—Llegará más tarde. —me dice mientras posa su mirada fijamente en mí. —Ahora desembucha.
Vuelvo a tomar otro sorbo de vino antes de comenzar a responder su interrogatorio.
—Te he estado mintiendo durante mucho tiempo.
—¿Con respecto a qué?
—Al tiempo que llevaba sin sexo.
—¿No era un año?
—No. Eran dos.
—¡Dos! Ahora si quiero todos los detalles. ¿Qué sucedió para que estuvieses tanto tiempo sin sexo?
—Que me cansé de que los idiotas con los que salía no supieran provocarme un orgasmo.
Puedo ver a Beth atragantarse con el vino y comenzar a toser. Pongo la copa sobre la mesita y comienzo a golpearle la espalda mientras ella continúa tosiendo. No puedo evitar reír mientras veo como sus ojos comienzan a llorar. Cuando se ha calmado, vuelvo a coger mi copa de vino mientras ella ahora me mira estupefacta.
—¡Nunca habías tenido un orgasmo! —me dice estupefacta.
—Nunca provocado por un hombre.
—Pero los has tenido con Alex.
—Alex es el primero con el que estoy que ha sabido como provocármelos. —le confieso mientras vuelvo a beber.
— ¿Pero con qué clase de idiotas has estado?
—Con los normales. —le digo haciendo una pausa antes de confesarle la verdad. —En realidad ellos no son los del problema, soy yo. Al menos en parte.
—¡Eh!
—Necesito más que la penetración para alcanzar el orgasmo y ninguno de los idiotas con los que estuve lo entendieron.
—¿Pero Alex sí?
Dejo escapar un suspiro antes de beber nuevamente.
—Alex sabe cómo satisfacer a una mujer. —le confieso perdida en mis pensamientos. —En todos los sentidos.
—¿Qué quiso decir anoche con que habría consecuencias?
—Tenemos un extraño acuerdo.
—¿Pensé que tenían una relación?
—No voy a tener una relación con nadie hasta que conozca mi cuerpo perfectamente. Y Alex me ha demostrado que no me conozco lo suficiente en el plano sexual. —le confieso mientras ella alza las cejas impactada por lo que le estoy contando. —Y me está enseñando a conocerme a mí misma antes de comenzar una relación con alguien.
—Yo me conozco perfectamente. —admite ella con una sonrisa pícara.
—Imagino que has perdido la cuenta de la cantidad de orgasmos que has tenido en tu vida.
—¡Uf!
Yo estoy descubriendo esto por primera vez. Y también estoy descubriendo cosas de mi cuerpo que desconocía.
—Eso no responde aún la pregunta. — me bebo el resto del vino de mi copa.
—Voy a necesitar que rellenes esto para contestarte. —le digo mostrándole la copa vacía.
Rápidamente se baja del sofá y va por la botella de vino. Rellena ambas copas y deja la botella en la mesita del centro.
Bebo mientras ella me mira fijamente.
—Me está enseñando a conocerme a mí misma a través del BDSM.
Esta vez no se atraganta. Beth escupe el vino que tiene en la boca. Por suerte no lo hace hacia mí.
—¡Que, que! —exclama impactada por mi confesión. —¿Dime que yo no escuché bien?
Pero no le respondo, solamente la miro mientras doy otro sorbo a mi copa.
—¡Mierda Lia! ¡Te has vuelto loca! —me grita levantándose del sofá y caminando exasperada frente a mí. —¿Qué te ha hecho?
—Nada que yo no haya querido.
—Lia, tienes que tener cuidado. Conozco como terminan este tipo de relaciones.
—¡Beth! —la interrumpo conteniendo la risa. —Que yo no soy su sumisa.
Ella se me queda mirando fijamente sin entender nada.
—Pero acabas de decir...
—Sí, se lo que dije, pero mayormente tiene que ver con conocerme a mí misma, y con placer, y juguetes y posesión. —le digo perdida en mis pensamientos.
—¿Juguetes?
—Creo que he hablado demasiado. —el vino está surtiendo efecto, me está soltando la lengua.
—Pues sigue hablando, ahora es que se está poniendo interesante la conversación.
Le cuento a Beth todo lo que ha sucedido con Alex desde que lo conocí. Y ella no hace otra cosa que abrir los ojos estupefacta mientras yo le cuento todo lo que he sentido hasta el momento.
Nuestra conversación es interrumpida cuando llega Liam. Y cambiamos rápidamente el tema de conversación.
Después de cenar, regreso al apartamento. A pesar de que salí temprano del trabajo, estoy agotada. Cuando entro al apartamento Alex está sentado en el sofá. En cuanto cierro la puerta apaga la televisión. Se queda mirándome fijamente. Aun no entiendo porque me siento de esta forma cada vez que me mira. Todo mi cuerpo se estremece deliciosamente y siento que voy a desmayarme de un momento a otro si no me toca.
En lo único que puedo pensar es en sexo salvaje y posesivo. Pero hasta el momento no ha habido ningún asalto apasionado, no ha perdido el control desenfrenadamente al punto de poseerme contra la primera superficie que se encuentre. Solamente se ha dejado llevar posesivamente una vez, cuando me besó. Todas las veces que hemos tenido sexo han sido sumamente calculadas. Salvajes y extenuantes, pero calculadas.
—Desnúdate. —su voz me trae de regreso a la realidad.
Y no lo pienso ni dos veces antes de obedecerlo ciegamente.
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Espero les guste este capítulo. ¿Que opinan de su amiga?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
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