Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Un forastero III

Un día bastante formal y casual era el que desempeñaba Izuku con toda naturalidad. Los expedientes en orden, pacientes sin incidencias ni complicaciones, todo avanzaba con mucha conformidad.

Una jornada bastante activa para culminar con éxito el fin de semana, el pase de visita vespertino terminó con el cambio de turno para quedar solo los de guardia. Izuku guardó sus pertenencias en su distinguida mochila amarilla preparando para retirarse, sin embargo, percibió una de sus superiores hacer caso omiso tomando asiento en una de las sillas centrada en ver su teléfono.

—¿Ocurrió algo? —Cuestionó preocupado hacia Nakagame Tatami, su residente superior.

—Solo estoy esperando a Yō, creo que sigue dentro de quirófano porque no me ha respondido —suspiró resignada dando un giro en su silla. —¿Y tú que harás, Midoriya? ¿Volverás a tu hogar?

—No puedo hacer eso el domingo tengo guardia, sería muy apresurado —respondió desanimado pero cortés a la idea remota. —¿Pero recuerda a Lala Soul? El malentendido de aquel día se arregló y de hecho su hermano se ha ofrecido a mostrarme más esta ciudad.

Nakagame parpadeó un tanto sorprendida.

—¿Rody? Ahh lo recuerdo, sí, es un chico muy encantador, sus hermanitos lo son todo para él —bufó divertida llevando a interpretar el caos que los menores habían hecho, Izuku por su parte sonrió nervioso de escuchar, Tatami era una mujer que hablaba tan informal que ahora entendía porque Shindo preocupaba por las descripciones que refería a todo individuo. —Como sea hiciste un buen trabajo, fuiste muy centrado hoy así que descansa o sal a divertirte.

Tatami despidió agitando leve su mano en despedida e Izuku respondió de la misma manera retirándose de pabellones.

La tranquilidad de un bello ocaso avivaba el cielo naranja encima de los grandes edificios de ese hospital, en la mente de Izuku rondaba que debería ir a una tienda de autoservicio por algo de despensa, recordaba la pequeña alacena de su humilde departamento con solo media barra de pan dura y su frigorífico en condiciones vacías.

En los jardines de la entrada notó a Rody sentando en el macetero del mismo árbol que el día anterior. Descansando su mentón recargado a una mano con faceta aburrida hasta que percibió a Izuku.

—Hola, huh... ¿qué haces aquí? —Acercó con interés.

—Pues con todo lo que ha pasado se me había olvidado pedirte algún número de contacto y solo tenía opción de esperar a que salieras.

—¿Tienes mucho tiempo aquí? —Exclamó preocupado y por alguna razón culpable.

—Nah, unos diez minutos quizás, ¿mañana trabajas?

—No, de hecho estaba por ir a una tienda por bienes... —Calló al ser interrumpido.

—¿Entonces qué te parece cenar en el bar de un socio? —Incitó señalando con su pulgar hacia la calle con una sonrisa tranquila.

—¿Eh? ¿Está bien? ¿Tus hermanos no te están esperando? —Recordó con incomodidad de conocer que solo eran una familia de tres bastante dependiente del mayor.

El castaño rodó sus ojos de forma jovial.

—Mis hermanos me echaron —rió entre dientes. —Dijeron que era viernes... que saliera a divertirme con amigos, esos pequeños insolentes saben que no tengo tiempo para eso y vieron la mínima oportunidad...

—Ya lo creo, eres alguien muy ocupado estudiando y trabajando —recapituló con gracia de entender a que se refería.

—Oye tú tienes términos similares, así que les doy su punto acertado, ¿entonces que dices? —Levantó sacudiendo un par de veces su vestimenta por costumbre.

—No soy muy bueno bebiendo... —interceptó nervioso agitando sus manos en negación.

—Agh, por favor, ¿qué es lo peor que puede pasar? Y si no, pues solo acude a cenar yakisoba.

Las opciones que le daba Rody eran muy convincentes por lo que la inseguridad poco a poco esfumó para acceder, por supuesto es viernes en la tarde sin guardia al día siguiente, podía tomarse un poco esa libertad y respiro de lo monótono que era su rutina.

—De acuerdo, cuento contigo —respondió con una sonrisa relajada.

...

Una hora después, el sol estaba apenas asomando entre las grandes sombras de las construcciones citadinas, iban a ser las siete de la tarde, frente a la entrada principal del hospital de Ketsubutsu llegaba Bakugo Katsuki, con un rostro poco agradable por el cansancio del viaje que acababa de hacer, recién terminó su turno ese día tomó volante manejando hacia allí con intenciones de conocer las condiciones de Izuku tras ausentarse tantos días sin respuesta.

Por otra parte, en sentido contrario iban de salida Shindo y Nakagame.

—¿En verdad no se complicó? ¿Por qué tardaron tanto entonces? —Mencionó la chica escéptica por el tiempo que la hizo esperar.

—Ni me digas nada, el jefe de enseñanza puso a cerrar piel al interno y se tomó su tiempo... —recordó desalentado removiendo una mano por sus cabellos oscuros.

Centrados en contar nimiedades no prestaron atención a su alrededor, justo cruzando las puertas de cristal que deslizaron Katsuki entró visualizando cualquier letrero de indicaciones, sin embargo, enfocó directamente en la chica que pasaba a su lado notando que la bata blanca que colgaba en su antebrazo tenía bordado: Dra. Nakagame Tatami – Pediatra, así que sin ningún llamado previo sostuvo del brazo deteniéndola forzosamente.

—Oye —llamó en voz áspera.

Nakagame confundida giró de reojo sin saber de quien se trataba.

—¿Puedo... ayudarte? —Susurró desconfiada.

—Quiero preguntarte un par de cosas.

—¿Qué manera son esas de pedir? Ten más cuidado como tratas las personas —Reclamó Shindo sujetando la mano de Katsuki para arrebatar el agarre que traía contra Tatami. —¿Estás bien?

—Sí... —Exclamó dudosa sobando su brazo por el previo agarre bruto.

—Midoriya Izuku, ¿él sigue aquí?

La chica levantó una ceja escéptica de la pregunta, no obstante antes de que sus labios abrieran en saber de quien se trataba ese sujeto de mirada afilada Shindo interceptó aun indignado.

—¿Es que vienes a matarlo o por qué tan prepotente con cualquiera? ¿Quién eres?

Katsuki analizó en unos segundos al azabache con un gafete que apenas asomaba de un bolsillo del pantalón que pudo distinguir escrito cirugía.

—Eso no te incumbe, estoy tratando con ella —recitó altivo provocando en el otro un pequeño tic en su tenue sonrisa.

Ahora le correspondió a la chica interrumpir a su pareja antes de que todo eso calentara peor.

—El doctor Midoriya ya se retiró, si buscas agendar cita ven más temprano otro día —reprochó con seriedad.

—No me estás entendiendo vengo de Yuei, soy un allegado suyo.

La mirada de Tatami relajó ante esa respuesta.

—Hubieras empezado por ahí, pero en verdad ya se fue.

—¿Y cómo ha estado aquí?

—Si eres un allegado, ¿por qué no te enteras de nada? Ha tenido días duros pero se ha estado reponiendo muy bien —defendió Shindo. —Debe de estar por ahí paseando con su nuevo amigo, ¿lo conoces, verdad? —Dijo relajado rodeando su brazo en los hombros de Tatami.

—¿Eh? Sí... —Mencionó dudosa por la extraña iniciativa del azabache que bajo esa sonrisa aliviada mecía una petulante mirada a Katsuki.

El rubio por su parte chasqueo la lengua y salió del lugar sin dar ninguna palabra más. Tatami inmediato giró de forma reprobable a su pareja.

—Una sonrisa no siempre va arreglarlo todo, busca otra manera de tratar a las personas problemáticas —exclamó dando un pequeño golpe con su codo al costado de quien se apoyaba en ella.

—Creo saber quien es... No quería arreglar nada, quería fastidiarlo. Ese tipo de personas me cabrea... —susurró eso último con desdén, poco después llevó una mano a cubrir su boca pensativo. —Aunque me parece que acabo de meter en problemas a Izuku...

...

Un par de horas más habían pasado, poco más de las nueve de la noche, temprano y aun así...

Rody estaba sentado incrédulo mientras pausaba el vaso a medio tomar en sus labios.

—Cuando me dijiste que no eras bueno bebiendo esperaba que fuera una negación cordial pero... —sus iris color almendra acechaban al sujeto sentado al otro lado de la mesa llena de latas y botellas.

—Eso no importa, ya estamos en esto —reprochó Izuku, su lengua adormecida aun recitaba palabras correctamente, sin embargo el rubor encima de sus pecas y sus ojos adormilados y hostiles daban indicio de estar ebrio.

—Eres muy malo tolerando el alcohol, ¿no? —Burló encogiendo sus hombros. —¿Cuándo tomaste por última vez así?

—Bebo cuando estoy muy estresado y no hallo alternativas, esta vez fue diferente... —ronroneó rememorando las otras ocasiones que había bebido tanto. —Rody, tú quieres mucho a tus hermanos, ¿así que te gustan los niños?

—Se me facilita el trato —respondió relajado y sobrio a diferencia del otro.

—¿Qué me recomiendas hacer cuando un niño no coopera y se pone tan temperamental? —recargó sus brazos a la mesa apoyando su mentón sobre ellos.

—Pues no tienes que verte tan formal ni nervioso con ellos, busca su lado y hazte su cómplice.

—¡Eso trato! He tenido pacientes que se han cerrado a hablar por muchas situaciones, otros son tan hostiles —mencionó imaginando a Eri y Kouta respectivamente, pacientes anteriores que tuvo en Yuei y marcaron mucho. —Luego hay otros donde me depositan toda la confianza y aun así... —pausó.

—¿Aun así...? —Continuó dudoso.

La situación a Izuku le hizo recordar escenas pasadas, no en un bar o sitio ajeno, era su propio departamento donde se había ahogado en miseria una ocasión.

La mirada de Rody abrió con sorpresa haciendo respingar de su lugar.

—¿E-estás bien? —Exclamó preocupado aproximando su mano al hombro del otro, ya que repentinamente de los ojos esmeraldas de Izuku desplomaron lágrimas silenciosas que goteaban a la mesa.

—Lo siento... recordé a alguien que no pude ayudar... —farfulló arrepentido de haber mostrado esa faceta por lo que cruzó bruscamente su palma para limpiar las lágrimas de sus mejillas. Había recordado al pequeño Katsuma Shimano que meses atrás no sobrevivió la noche de su guardia tras un accidente de auto. —...Diablos...

Rody observó en silencio meditando solución.

—¿Quieres parar? Creo que lo mejor es llevarte a casa.

—Sí, está bien...

El castaño no esperó tomar toda responsabilidad de Izuku así, se había embriagado de tal forma que desbordaba sentimientos a flor de piel tan fácil y elocuente, podía estar risueño a melancólico en un parpadeo. No podía dejarlo a su suerte a ver si llegaba por cuenta propia a su morada, así que ordenó la cuenta, tomó su abrigo y lo llevó a pedir un taxi.

En el trayecto Izuku se estaba quedando dormido, apenas y podía dar indicaciones precisas pero de alguna forma llegaron. Como pilar de apoyo, Izuku rodeaba con su brazo a Rody para caminar apenas tambaleante subiendo escaleras para ir a su pieza.

—Dios... a la otra voy a creerte al pie de la palabra cuando me digas que no —recriminó Rody casi arrastrando las suelas del calzado de Izuku.

—No tenía porque mentirte... ¿eh? ¿A la otra? —Repitió abriendo con ligera sorpresa sus ojos.

—Pues sí, es bueno desahogarse de vez en cuando en compañía, ¿no? Después de todo te escuchas afligido estando solo por aquí.

—Eres buena persona, Rody —balbuceó aliviado. —Tienes una gran percepción para todo, huh...

—¿Hmm? —Alzó su mirada al notar un pequeño detalle al fondo del pasillo. —¿Qué número era tu pieza?

—...3-H... —respondió adormilado.

—Oye, hay alguien ahí —susurró en desconfianza.

Al fondo del pasillo estaba la entrada al departamento de Izuku, sentado en el suelo y recargado a la puerta estaba Bakugo tomando los restos de paciencia que tenía, al notar presencias acercar se puso de pie ligeramente sorprendido de ver las condiciones en que marchaba el peliverde.

Enfocó con mucho esfuerzo hacia la silueta que iluminaban los focos del entorno e inmediato lo reconoció.

—¡Ah! Es Kacchan, ¡Kacchan! —A un par de metros de llegar se soltó de Rody como apoyo para avanzar apresurado hasta casi desplomarse por alcanzar al rubio.

Katsuki por su parte extendió sus brazos para atraparlo de su tropiezo totalmente serio y consternado.

—¡Rody! Es él... ¡Es él! Mi persona especial llegó como si la más lejana estrella haya escuchado mi corazón —masculló adormilado recargando su peso en el tórax de Katsuki.

Rody miró en silencio como Izuku poco a poco desplomaba sin problema aferrando sus brazos a la espalda del rubio, interpretó facilmente todo.

—Ah ya, tú eres Kacchan, Izuku te ha mencionado —recitó tranquilo.

Las escarlatas de Katsuki acecharon el rostro en sueño de Izuku percatando de la comarca de sus ojos rojiza por la ebriedad y evidente rastro de llanto, inmediato levantó a girar contra Rody.

—¿Le hiciste algo? —Amenazó turbulento.

—Para nada —dijo sin inmutarse llevando sus manos a los bolsillos. —Bebió un poco de alcohol y se puso a hablar de cosas que se reservaba, no te preocupes, nada de eso venía contra ti.

Katsuki arrugó el entrecejo.

—Entonces... puedo confiar en que está en buenas manos contigo así que ya me retiro, buenas noches.

—¡Dodyyy! Kacchan puede ir a la próxima, sé que se llevarían bien —balbuceó apenas despidiéndose.

—Si tú lo dices —bufó dando media vuelta para retirarse.

Sosteniendo a Izuku para que persistiera de pie con un brazo, el otro lo encaminó a hurgar entre sus bolsillos para sacar la llave del departamento.

—Kacchan me haces cosquillas, ¿por qué estás aquí?

—Obviamente quería saber que carajos había pasado contigo, ¿por qué mierdas no respondes mis llamadas ni mensajes? —Regañó a pesar de estar centrado abriendo el cerrojo de la puerta.

—Había perdido mis cosas, me caí con los hermanos de Rody y se llevaron mi teléfono mientras iba a la estación con Shindo-san...

—¿De qué rayos hablas? —Exclamó sin entender mucho esa explicación avanzando a entrar a ciegas buscando el interruptor de luz. —¿Quién es Shindo?

—Es un doctor de Ketsubutsu de cabello negro, es cirujano...

—Ya me imagino quien es el bastardo que me dices —exclamó con desagrado de visualizar la imagen del sujeto de la tarde. —Toma algo de agua antes de que te quedes dormido y no amanezcas deshidratado.

—¿Qué? No quiero dormirme aun, no te he visto en semanas quiero seguir hablando contigo —mencionó siendo guiado a tomar asiento a orillas de la cama. —Aunque seas un deseo quiero estar contigo.

—¿Por qué dices eso? ¿Soy irreal? —Bufó por lo idiota que se veía a sus ojos Izuku balbuceando ebrio.

—Sí, Kacchan no podría estar aquí, tiene trabajo, mucho... yo solo quiero ser paciente y esperar el momento adecuado para estar con él —recitó decaído visualizando a la persona de pie a su frente.

—¿La estás pasando mal entonces aunque te hayas hecho tantos amigos?

—Yo... no estaría completo sin ti, solo tengo ojos para Kacchan —determinó alzando su visión a los ojos escarlatas.

—¿Realmente no te hizo llorar ese sujeto? —Cuestionó tanteando con la yema de sus dedos la mejilla de Izuku.

—Para nada, Rody es muy bueno, él me ayudó a recuperar mis cosas y se disculpó en general... —susurró apacible sintiendo el cálido tacto a su rostro. Percibió la mirada analítica de Katsuki. —¿Acaso... dudas de mi?

—No... dudo de los demás.

Midoriya suspiró soltando una ligera risita que provocó en su compañero escepticismo.

—Hablas completamente como él, si no fuera por la distancia diría que eres el real...

Bakugo rodó sus ojos resignado de lo que oía por lo que agachó aproximar sus labios contra Midoriya, sin embargo solo percibió el fuerte aroma a licor y las manos precipitadas detenerle a unos centímetros.

—¿Qué? ¿No quieres? —Canturreó golpeando su aliento contra los labios, posteriormente sintió como las manos que apretaban sus hombros temblaban dudosos.

—Solo el verdadero Kacchan... sólo puede él hacerlo... —exclamó titubeante.

La flameante risa entre dientes del rubio se convirtió en una dócil carcajada que consiguió en Izuku confundir.

—¿Aun crees que no lo soy? —Burló una vez más por el estado tan enfocado que procuraba mantener Izuku a pesar de estar ebrio: un idiota y adorable. —Que terco eres dame una oportunidad, si soy tu propio sueño no estás incumpliendo nada...

—Tienes razón, pero... —musitó dudoso.

—Tranquilo, todo está bien —incitó acercando completamente sus labios para esbozar un cálido beso a sus labios. —¿quieres que continúe?

Izuku relamió su labio inferior asintiendo con su cabeza.

—Te extraño tanto —masculló enfocando hacia los granates del mayor.

Katsuki empujó desde los hombros haciendo que Izuku se acostara en la cama y el aprovechaba espacio para inclinarse y otorgar suaves besos que recorrían desde su mejilla hasta su cuello.

—Sí, yo también...

...

A la mañana siguiente, los rayos del sol matutino provocaron en Izuku quejar entre sueño al haber alcanzado su rostro y despertarlo, abrió lentamente sus párpados somnolientos dando un bostezo.

Se sentía deshidratado, era evidente luego de que anoche bebió tanto por lo que procuró levantar e ir por un vaso de agua, no obstante, al momento de tomar asiento sintió algo extraño que le hizo paralizar. Sus caderas... por alguna razón estaba molido a pesar de tener la sensación de haber dormido muy bien.

Se retiró la sábana con sorpresa de apenas percatarse que estaba desnudo y no solo eso, su cuerpo estaba lleno de marcas, ligeras mordidas, moretones y otros aspectos que intuían la causa.

El rostro palideó y miró alarmado a la cama, después alrededor sin ver a nadie más en el entorno.

—No puede ser...

Se puso de pie de un salto buscando algo de ropa e indagar que había ocurrido debidamente, lo último que recordaba era haber ido a pasar una agradable cena en un bar con Rody Soul...

Llevó sus manos a la cabeza estresado de interpretar, por lo que acudió al pantalón en el suelo buscando su teléfono con un rescatable 10% de bateria aún, así que buscó pistas de algo acudiendo a inspeccionar el resto del pequeño departamento.

Lo más prudente era llamar a Rody y preguntar como estaba o que diantres había sucedido pero ahora lo que le carcomía más allá de la confusión era la culpa, ya que a pesar de las condiciones en que despertó tenía una agradable sensación que revoloteaba.

Antes de llegar al contacto del recién agendado Rody tenía encima a Katsuki, por lo que sin dudar llamó perturbado, para su sorpresa la llamada fue tomada con rapidez.

—¡Kacchan! —Llamó entorpecido.

—Te escuchas agitado, ¿qué te pasa?

—¡Lo lamento, hice algo horrible! Por favor no me odies... —voceó nervioso abrochando sus pantalones mientras colgaba el teléfono entre su oreja y hombro.

—¿Ah?

—Es que... es que ayer salí con un amigo y yo creo que... que... —balbuceó buscando su calzado con disposición de salir a buscar a Rody.

Su tarea pausó adjunto de su voz al escuchar la puerta del departamento abrir y siendo empujada, desde ella entraba Katsuki con el teléfono pegado a su oreja y en la otra cargando una bolsa de papel con despensa.

—¿Qué-...? —el peliverde dejó caer el teléfono consternado. —¿Por qué estás aquí?

—¿Acaso me estás echando? —Amenazó dejando la bolsa encima de la mesa de cocina y colgando su teléfono tras tenerlo de frente.

—¡No! Es que yo no te...

—¿Y qué esperabas de alguien que no se había reportado repentinamente días atrás? Conociendo el desastre de vida que manejas y sí que estaba en lo correcto, ¿cómo es que tienes la alacena vacía, maldito Deku? ¿Acaso te alimentas de aire? —Regañó sacando una botella de bebida energizante arrojando a las manos de Izuku. —No hay tiempo para ir por despensa pero sí para salir a beber, te tomaste al pie de la letra eso de vivir solo, ¿no?

Izuku encogió de hombros ante los reclamos que no tenía como justificar.

—¿Beber? ¿Tú como lo sabes?

—Llegué ayer y te esperé solo para recibirte completamente ebrio siendo ayudado por un sujeto, un tal Rody.

La mirada esmeralda de Izuku analizó la gesticulación tranquila de Katsuki, narraba todo tan indiferente, fuera de lo que acostumbraba a pequeñas escenas como esa. No estaba irritado o siquiera mostraba celos.

—Entonces fuiste tú —susurró mirando de reojo algunas marcas en su torso aun descubierto.

—¿No recuerdas nada? Realmente eres un terrible malacopa —reclamó con desagrado, Izuku inmediato sonrojó avergonzado.

—Dios... casi lo malinterpreto, si hubiera preguntado a Rody primero, ¡Qué vergonzoso! —Mencionó agitando su cabello procurando pasar lo acalorado de sus pensamientos. —¡Tal vez yo...!

Katsuki acercó removiendo y acariciando unos mechones verdes atrás de la oreja, dejando un beso casto en su mejilla.

—No lo harías, solo me quieres a mi, al menos eso fue lo que me dijiste anoche.

—¿Qué... más... dije? —susurró aun avergonzado.

—Intenta recordarlo tú mismo —burló retrocediendo a la mesa para acomodar la despensa. —¿Hm? —miró de reojo al no tener una acostumbrada respuesta indignada, por su parte Izuku mirada el suelo a sus pies inexpresivo.

—Después de todo sí voy a tener que comprar otro teléfono... —concluyó mirando el suyo con la pantalla totalmente destrozada y apagado.

—Pero mira que idiota eres —suspiró desagradable.

—¡Fue tu culpa Kacchan!

Tal vez en otro periodo, en otro momento Katsuki hubiera respondido bastante agresivo a todo lo que señalaba el punto de encuentro con Izuku, sin embargo, a pesar de las condiciones burlescas y ridículas que presentaba estando ebrio, pudo denotar que el joven tenía más fortaleza de lo que imaginaba y muy grandes convicciones a lo que anhelaba...

Que en ese momento era unicamente su pareja.

Izuku levantó el teléfono dejando al borde de la mesa resignado para así tomar iniciativa en ver los alimentos que habían traído y poder acomodarlos ya sea en la alacena o el refrigerador. Katsuki le miró en silencio por breves segundos.

—Sí que me gustas.

—¿Huh? —Exclamó confuso por ese comentario repentino.

—Oye Deku, cuando termines tu horrible rotación por acá, cásate conmigo.

El peliverde congeló desde el otro lado notando la naturalidad de las palabras en esa tranquila reacción de Katsuki.

—¿Por qué... dices algo así tan de repente? —Reclamó nervioso. —En un momento tan casual.

—Yo siempre he sido directo, ¿acaso lo olvidas? —respondió sin problema recordando cuando le solicitó salir con él, cuando se besaron por primera vez o hasta cuando le dijo que se mudara consigo.

—Vuelve a preguntar en otro momento, no estoy en condiciones de responder ahora —reprochó procurando ocultar el nerviosismo mientras guardaba un par de latas en la alacena.

—Así que te vas a poner difícil —resopló sin sorpresa. —Sabes bien que soy insistente.

—Por eso mismo lo hago —mencionó más tranquilo de ver que lo había tomado como un reto.

En su momento de distracción acomodando las cosas fue sujetado desde la espalda rodeando su cintura por los brazos del rubio.

—Tarde o temprano voy hacerte decir que sí —declaró besando su cuello.


.

.

.

________________________________________   

Se supone que dije que actualizaría para el cumpleaños de Katsuki pero me dio un bajón no haber recibido la respuesta que tenía de expectativa para capítulos consecuntivos bajo la misma temática.

Había empezado smut también la escena de ellos solos pero no me nació, así que decidí omitirlo, me da mucha pereza escribir lemon.

No he tenido buenos días y al menos quise corresponder un poco por aquí.

Saludos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro