Incompetente
Hey, ¿alguien se acuerda de esto? Bueno ha pasado tiempo, saludo pequeñines, les traigo una nueva actualización.
La historia en sí no tiene una conclusión como tal así que por eso es marcada como finalizada desde el capítulo uno, je, ya que solo se trata de historias cortas de como sería la vida de ellos dos en este ámbito, llegó la parte turbia y dije "hay que escribirla".
Como sea, habemus actualización.
Enjoy!
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Gran parte del día se había tratado de ser apacible y fructífero, el turno de jornada fue prospero para Bakugo, hasta en determinado momento donde tuvo que rotar un turno doble quedando más tiempo en clínica a causa de cubrir a uno de sus colegas que había tenido un contratiempo. Todo ello ocasionó que estuviera hasta tarde en el hospital.
El cansancio era nulo, ya había experimentado muchas ocasiones algo como eso y el tiempo transcurrió rápido por el monto de pacientes que habían ingresado para dar seguimiento. Por supuesto, era médico de base y su desempeño era menor para guiar a los residentes, aunque simplemente había ocasiones en que la escasa paciencia terminaba en él y terminaba haciendo las cosas.
Solo tenía una pequeña incertidumbre en toda su jornada laboral sabatina, se supone que Izuku había tenido guardia la noche anterior así que saldría de su turno ese sábado en la mañana para tener disponible el resto del fin de semana a descansar, por otro lado Katsuki tomaba el turno matutino, no obstante tuvo que abarcar también el verpertino a cubrir Aizawa que tuvo algún contratiempo mayor y no pudo asistir. En pocas palabras no vería a Midoriya hasta volver en la noche, había mandado un mensaje notificándole, pero no recibió respuesta de recibirlo.
El mensaje ni siquiera se marcó como leído, así que concluyó en que llegó a dormir directamente parte del día. Ese pensamiento persistió hasta la hora del almuerzo donde una vez más abrió el chat notando las mismas condiciones, ¿Había caído rendido? ¿Estuvo pesada la guardia? En todo caso, lo averiguaría más tarde.
Así fue como al terminar el turno vespertino, no estaba ya ni seguro de cuantas ocasiones había abierto el chat para revisar que el último mensaje enviado era el suyo avisando que regresaría a casa hasta la noche por doble turno, con intriga detonó a llamar mientras se ponía el teléfono a la oreja impulsando un poco su asiendo del escritorio con su pie al margen para mecerse, se tomaba la libertad de informalidades al estar solo en el consultorio. El sonido del móvil llamando perduró bastante sin respuesta alguna hasta esa tediosa voz que adquirirá al buzón de voz, Bakugo colgó inmediatamente chasqueando su lengua y una vez más volvió a marcar con insistencia.
Giró sus orbes carmesíes hacia la computadora frente a él notando que el turno estaba a un par de minutos de acabar, por lo que tomó su mochila y la bata que había dejado encima del escritorio para salir de la habitación aun con el teléfono entre su hombro y la oreja derecha. Sonó bastante casi a punto de volver a sonar la estúpida notificación del buzón de voz.
—Ese idio-... —Susurró entre dientes casi para apartando el teléfono de su oreja.
—Uh..., ¿Sí? ¿Hola?
El andar estrepitoso y molesto de Bakugo detuvo de golpe en medio pasillo al notar que no era la voz de Midoriya, ni siquiera de un hombre, era la voz de una mujer.
—¿Qué haces con este teléfono? ¿Quién eres? —Preguntó directamente con cierta intimidación hacia el otro lado.
—Sé que no está bien responder teléfonos ajenos, pero es que...
—¿Qué ocurre Tsunotori? —una voz masculina interrumpió al otro lado de la línea dejando a Katsuki más confundido, sin embargo, esa voz ya la reconoció.
—Doctor Mirio, hay un sujeto con voz muy molesta llamando al teléfono del doctor Midoriya, ¿será que querrá extorsionarlo?
—¿Midoriya...? ¿Por qué estás con su teléfono?
—Ah, creo que lo olvidó ya que no paraba de vibrar debajo de este montón de carpetas en la mesa.
—Ya veo, pero a qué te refieres con extorsionar, ¿quién habla?
—Ni idea, pero está agendado como Kacchan.
Mirio en seguida entendió la referencia, un mote único que había escuchado de Izuku referir a determinada persona. Por lo que aproximó a la joven rubia haciendo seña de que le pasara el teléfono para poder hablar con él.
—Debes ser más formal Tsunotori, se trata del doctor Bakugo, un médico adscrito en medicina interna y tu siguiente rotación como interno de pregrado es ahí, ¿no? —Sonrió con firmeza. —Él es tan estricto e impecable como el doctor Sasaki.
—¿Eh? ¿En serio? I'm sorry doc, pero tiene una voz muy aterradora, ¡Pero es un placer! —La rubia no parecía nerviosa pero sí algo incomoda por todo, así que despidió del teléfono para cederlo a su superior Togata.
—¿Qué tal doct-...? —Fueron las únicas palabras que Mirio pudo decir ya que el otro lado de la línea le interrumpió.
—Entonces dejó su teléfono, ese pequeño idiota... está bien voy a los pabellones de pediatría por él —refunfuñó colgando la línea.
Mirio dirigió el teléfono para verlo de frente con cierta gracia.
—Sigue siendo un sujeto de pocas palabras, bueno, viene por él —rió divertido.
—Se oye como un viejo cascarrabias —susurró Pony acomodando las carpetas que estaban desplazadas encima del escritorio luego de todo el desastre que hizo buscando la causa de la vibración de ese teléfono perdido.
—Entonces te sorprenderás de verlo en persona.
—¿Es allegado al doctor Midoriya entonces si viene por su teléfono?
—Algo así...hmm, son cercanos, es todo —concluyó Togata sin dar muchas vueltas al asunto ya que no era de su estilo hablar de vidas ajenas y/o amorosas.
Poco tiempo después la puerta del cubículo se escuchó ser tocada un par de veces.
—Eso fue rápido, de seguro ya venía en camino cuando reconoció donde estaba —exclamó Mirio aproximándose a abrir la puerta.
La joven interna de pregrado que estaba de guardia con Mirio quedó sorprendida desde su lugar al ver que se trataba de una persona completamente diferente.
—¡Pero sí es muy joven! —Exclamó boquiabierta. —¿Usted es el adscrito de medicina interna?
—¿Hay algo de malo con ello? —Cuestionó el rubio cenizo sin siquiera girar a ver a la chica y tomando el teléfono en sus manos recibido por el propio Mirio. —Ni siquiera llamó para verificar donde estaba —exclamó revisando desde la pantalla de inicio que no tenía llamadas aparte de las suyas. —Debe de estar muerto entonces, ¿Te dijo si la guardia estuvo cargante anoche?
—No, solo hubo un ingreso en madrugada pero... —pausó por sí mismo pensativo, Katsuki enarcó una ceja ante ello. —Sí estuvo pesada vigilando un paciente... hubo un deceso.
—Entiendo —Bakugo ajustó su mochila al hombro dando media vuelta y retirándose —Ten buena guardia —despidió.
Katsuki no tendría detalles por ellos, pero con la pobre información que recibió quizás podría moldear a la idea de lo que estaba pasando, probablemente no solo es que haya caído rendido a dormir gran parte del día por su exhaustivo turno nocturno, Izuku estaría pasando por aquel turbio momento que debe tener lugar si trabaja y estudia en un hospital.
Eran poco más de las nueve de la noche, Bakugo ni estaba considerando que el peliverde haya hecho algo de cenar, no iba arriesgarse a llegar sin nada por lo que pasó a un restaurante oriental y ordenó para llevar, entre el encargo iba un katsudon para el otro.
Había llegado por fin a su departamento, abrió la puerta dejando las llaves en la mesita de la entrada y se adentró. Las luces estaban apagadas, sin ningún ruido en absoluto, pero al ver que estaban los zapatos de Izuku en el recibidor al igual que el correo recibido en la misma mesa de la entrada asumió que estaba en casa.
Dejó la bolsa de comida encima de la mesa y se dirigió a la habitación, abrió con cautela la puerta asomándose un poco pero no lo estaba en cama como especulaba encontrarlo sumergido entre las sabanas. Encendió el interruptor de luz para iluminar la pieza girando de un lado a otro, hasta en el baño que estaba la puerta entre abierta pero no estaba. ¿Realmente estaba en casa? No podía verificarlo con el móvil ya que él mismo era quien traía el de Izuku.
Bakugo no consideraba prudente llamar a la señora Inko y saber si Izuku estaba con ella, si cometía el error de que no fuera así la pobre mujer se convertiría en un manojo de nervios, probablemente Uraraka fuese una mejor opción, aquella joven había forjado una curiosa amistad con el peliverde luego del incidente de hace un par de años donde fue salvada por él. Merodeando por el pasillo sacó el teléfono de su bolsillo yendo a la agenda de contactos, no obstante se detuvo al notar que frente a él en la sala de estar donde estaba todo oscuro aun y la luz que escapaba de la habitación asomaba. El rubio resopló en silencio con bastante alivio de notar aquella silueta al fondo donde estaba el balcón.
Aproximó para visualizarle mejor entre aquellas finas cortinas que apenas hondeaban por el viento que pasaba por el corredizo entreabierto. La luz nocturna de las estrellas apenas y beneficiaban a visualizarle a causa de las nubes tensas que había, Katsuki deslizó por completo el corredizo de cristal recargándose al margen en apoyo de su izquierda, su entrecejo arrugó un poco al notar el olor a alcohol que atravesó la ventana al abrirla.
Y ahí estaba él, Izuku sentado en el suelo recargado al barandal mirando al horizonte debajo de ellos con esos faroles de luz en las calles y una botella de licor a ¾ de vacío al lado de sus pies descalzos, sus orbes verdosos giraron de reojo hacia arriba para notar a Bakugo en el margen de la puerta corrediza de cristal observándole con detenimiento y sus brazos cruzados. No estaba seguro de que le diría por esa nula expresión que no denotaba enfado, preocupación o decepción, solo estaba ahí en seriedad.
—¿Dormiste? —Fue lo que soltó Bakugo luego de varios segundos de silencio incómodo, dando lugar a las ojeras más notorias que opacaban las pecas de Midoriya.
—Lo intenté, pero estuve mirando el techo de la habitación todo el tiempo.
—¿Comiste? —Fue la segunda pregunta al ver que estaba respondiendo muy fácil.
—Recalenté el curry que estaba guardado pero solo le di un par de bocados.
—¿Por qué no respondiste mis mensajes hoy?
Nuevamente los ojos de Izuku se dirigieron a ver a Bakugo de pie en el margen.
—Pero... no recibí nada... ah, ¿mi teléfono? —Pensó divagando queriendo recordar donde lo había dejado, esto hizo que el rubio rodara sus ojos negando para sí en silencio.
—Lo dejaste en el hospital, una interna lo encontró y fui a recogerlo.
—Que considerado, te lo agradezco mucho Kacchan —desvió con gratitud su vista hacia el horizonte.
—Hey.
—¿Hm?
—¿Estás ebrio?
Izuku giró su cuello para poder visualizar plenamente a Katsuki analizando su faceta, estaba seguro ahora que lo regañaría tras haber respondido todo lo anterior.
—Si piensas que es la que estaba en el refrigerador estás equivocado, esta botella la compré con mi dinero —recriminó tomándola en brazos al notar que Bakugo por fin se adentró al balcón poniéndose de cuclillas frente a él visualizando el licor.
—Idiota eso no me importa, pero veo que has tomado demasiado —remarcó insistiendo en que dejara la botella preguntándose a sí mismo si así es como se comportaba Deku cuando estaba borracho, ya que se trataba de alguien que moderaba esos vicios y nunca le vio excederse hasta hoy.
No tuvo problemas en apartarla de sus brazos haciéndola a un lado, sin embargo esto fue a causa de la debilidad que portaba Izuku ya que en su pobre forcejeo se acostó boca abajo en el balcón resignado.
Katsuki asomó confundido tanteando la cabellera lanuda desde la nuca en Izuku preguntándose si se había dormido por fin. No estaba seguro de que tipo de sueño tendría en ese estado, si fuera ligero o pesado, quizás al levantarlo y llevarlo a cama lo despertaría arruinando esa pequeña oportunidad de hacerlo descansar por fin, pero tampoco deseaba dejarlo ahí a la intemperie y amaneciera resfriado, así que se puso de pie adentrándose en el departamento a tomar una manta y ponérsela en ese lugar hasta razonar en moverlo más adelante.
Volvió con la sábana en manos, arrodilló para arroparlo, pero al aproximarse pudo notar por el has de luz de la luna que asomó por fin entre lo nublado el rostro iluminando del perfil de Deku hacia un lado, estaba despierto en silencio con una faceta de mucha incertidumbre.
—Deku... —susurró Bakugo.
—Me pregunto porque... —interrumpió Midoriya desde su misma posición —...siempre estoy dejando que veas mi lado débil.
El rubio quedó estático desde su lugar observando con detenimiento el rostro decepcionado de Izuku mientras se daba media vuelta para quedar boca arriba mirando hacia el cielo.
—Llevo tiempo pensando que no merezco estar aquí, no soy suficiente para nada —cerró sus ojos resignado. —Soy un completo incompetente, es lo que pensabas de mi al inicio, cuando nos conocimos, ¿lo recuerdas? Sigo siendo un "inútil conejo llorón".
Bakugo permaneció en silencio observando todavía con cautela Midoriya que llevaba sus brazos encima de su rostro para ocultar su mirar.
—Anoche falleció Katsuma-kun, uno de los hermanos del accidente en carretera de la semana pasada, yo no pude hacer nada —lamentó en su voz aun cubriendo su rostro con sus antebrazos. —A pesar de que su hermana me imploró ayudarle y yo... ¡Y yo...! Mirio-senpai me dijo que estas cosas suelen pasar, pero no tenía ni el valor de verlo a los ojos esta mañana para entregar la guardia, no sirvo para esto. Luego estás tú, todo el tiempo me has inculcado consejos pero no logro implementarlos como deseas, realmente no entiendo que viste en mi —remarcó mientras resbalaban unas traicioneras lágrimas asomando por sus mejillas.
El rubio por fin se acomodó a un lado de Izuku tomando asiento mientras apoyaba su rostro a su brazo recargado a una de sus rodillas flexionadas.
—Creí haberte dicho que no te encariñaras con los pacientes —respondió de manera seca.
—¡De eso estoy hablando! Soy un incompetente... un maldito incompetente —exclamó desde su misma posición ocultando su rostro.
—No lo eres, es solo que tienes la errónea idea de ser omnipotente como la mayoría lo considera, pero no, solo eres un médico —Izuku sollozó sin responder a ello. —Tienes que entender que por más que lo digas no puedes ayudar a todos, solo a los que estén a tu alcance con oportunidad.
—Aun así yo...
—Ya te lo dije, no eres incompetente, es solo que eres malditamente bondadoso —exclamó sujetando una muñeca de Izuku para levantarla y poder observar su mirar esmeralda traslucido en lágrimas —Con el tiempo te vas a generar experiencia, desde tu rotación conmigo quería que notaras esa parte sombría, pero veo que al final sucumbiste en ello, debí ser más estricto.
El peliverde parpadeó un par de veces intentando cortar sus lágrimas escuchando atento a Katsuki.
—Además no solo eso vi en ti, tienes bastantes virtudes que proyectan a lo que quieres ser, está bien tropezarte en el camino pero tienes que continuar —dijo pasando su mano por el rostro de Izuku para limpiar sus lágrimas. —Lo diré una y otra vez, tienes el carácter para estar donde estás gran idiota.
Los labios de Izuku temblaron asintiendo en silencio al no poder soltar una respuesta, Katsuki pudo notar ese forzoso silencio en él.
—Deku... ¿Qué es lo que quieres de mí? —
Esta pregunta propició que abriera en sorpresa sus ojos dirigiéndolos al rubio que estaba sentado a su lado, nuevamente su voz titubeaba para responder,
—No lo sé, odio estar así —concretó girando su cuello unos grados en dirección contraria a donde estaba Bakugo para no mirarlo. —Aunque quiero quedarme aquí para siempre, aunque confío en ti... a veces no puedo evitar sentirme angustiado de no ser lo que tú esperabas.
Una tormenta abrumaba la mente de Midoriya desde hace tiempo, pero nunca pudo desglosar esto al exterior hasta ese momento, esa hora, esa oportunidad. Sentirse una persona inferior, alguien torpe sin carácter al lado de una persona tan segura de sí mismo, disciplinada y contundente como era Katsuki.
El rubio estaba paciente escuchando su confesión, hasta que parte de la tela de su pantalón fue tomada entre un par de dedos de Izuku llamando su atención ya que el chico ni siquiera le veía, estaba su rostro ensombrecido por su cabello cabizbajo mirando hacia el horizonte por el balcón.
—Quiero que hagas algo... —susurró apenas audible con timidez. —Sólo por hoy está bien...
El mirar escarlata de Bakugo observaba paciente cualquier cambio en la reacción de Midoriya, el peliverde levantó tomando asiendo al frente sin soltar su agarre gentil a la tela.
—...Un simple abrazo ya no es suficiente... —confesó cabizbajo.
Las cejas de Bakugo levantaron un poco por la sorpresa, aunque ello no exoneraba su reacción disimulada admirando las pecas que acompañaban de un tono carmín a Midoriya. Usualmente Deku no era alguien que exclamaba abiertamente lo que quería, de hecho nunca tenía iniciativas para cualquier acción con el rubio por lo tímido que era, a excepción de pedirle un abrazo.
Lucía tan adorable mirando el suelo evitando la reacción y respuesta del otro, hasta que separó su mano del agarre para acomodar parte de su cabello cabizbajo hacia un lado.
—Lo siento, estoy borracho... estoy diciendo tonterías —comentó incomodo del silencio arrepintiéndose de lo dicho. —Kacchan...
Su llamado detuvo al notar como el rubio aproximaba en silencio para abordar sus labios con los suyos otorgando un suave beso.
—Kacchan tú...
—Está bien, esto es lo que querías, ¿no? —susurró cercano al otro golpeteando sus palabras a los labios de Izuku. —¿Todavía no es suficiente? —Cuestionó acariciando la mejilla.
El peliverde negó rápidamente mientras se aproximó a rodear con sus brazos el tórax de Bakugo acomodándose mientras ocultaba su rostro en su pecho.
—¿Estás borracho? —Preguntó en duda Izuku, Katsuki rio entre dientes.
—No tanto como tú, si apesta alcohol es por ti.
—...Soy un completo desvergonzado...
—Y que lo digas —refutó Katsuki llevando a corresponder el abrazo mientras sostenía la cabeza de Izuku desde la nuca enredando sus dedos entre su rizado cabello. —Pero es algo que amo de ti.
—Yo...Yo amo todo de ti —susurró aun oculto. —Daré mi mayor esfuerzo.
Eso último hizo que el rubio enarcara una ceja.
—¿Esta ocasión para qué?
—Para ser la persona que ves en mí —respondió por fin saliendo de su escondite para visualizar esas escarlatas.
Bakugo estaba aliviado de que por fin tuviera la osadía de poder mirarle al rostro con mayor confianza, adjunto de esos lindos orbes esmeraldas con ese sonrojo debajo más ligero.
—¿Ah, sí? En ese caso... continúa siendo la misma persona —Acometió otorgándole una vez más otro suave beso.
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Oww que soft, yo pensaba que me iba a complicar con este tipo de ship pero la verdad fue más fácil de lo que creí.
Gracias por la paciencia, ¿habrá actualización? No estoy segura de ello por eso siempre dejo los finales de los capítulos auto-conclusivos, pero daré lo mejor de mí para que sea posible.
La verdad pretendía poner algo más de lime a esta parte pero vamos, Izuku está atormentado por el desceso de un niño (que por cierto es el niño de la película Heroes Rising si no lo notaron), se iba haber muy extraño que quiera algo así luego de haber llorado y lamentado tanto, Katsuki estuvo ahí más que nada para hacerle saber su lugar, que no está solo y ponerle los pies en la cruda tierra de la realidad que se vive en el área de salud.
Un abrazo y que estén de lo mejor.
Smell'ya ♥
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