Sed
Pídele perdón a tu cuerpo. Quizás ahí es donde comienza la sanación.
⚠️ depresión, tca, anorexia restrictiva, calorías, ideación suicida⚠️
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Tengo este problema con no volverme más sabia con la edad.
Las medianoches son como mis tardes.
Cuando mi depresión trabaja el turno de madrugada,
todos a los que he ignorado están de pie ahí en la habitación.
No debería ser abandonada a mi suerte,
porque trae consecuencias y vicios.
Y termino en crisis.
Una historia tan vieja como el tiempo.
Despierto gritando de mis sueños,
un día, veré como te marchas
porque te cansaste de mis artimañas.
Por última vez.
Soy yo.
Hola.
Soy el problema, soy yo.
A la hora del té
Todos están de acuerdo.
Miraré directamente al sol, pero nunca al espejo.
Debe ser agotador estar siempre alentando al antihéroe.
―Taylor Swift - Anti-Hero.
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Abro los ojos. Acabo de bostezar, mí visión es borrosa. Me sobo las manos en los ojos, consigo regular mi vista. Sigo aquí.
Por la puta madre, sigo aquí.
Quiero llorar. Me lo prohíbo. No debo llorar delante de esta gente que no sabe nada de mí, que ven lo que yo les permito ver: una imagen tonta y servicial de una amiga. Bueno, si es que me consideran amiga. Quizá solo soy una compañera de clase más. Quizá no piensan en mí, como yo pienso en ellas. Quizá soy insignificante o insoportable. Quizá soy una mierda.
Y volví a divagar.
Y a insultarme.
Quizá mi psiquiatra tiene razón y soy un caso perdido.
No hay cura para mí.
No hay salvación.
El profesor finaliza la clase. Ellas se levantan, yo me levanto. Ellas se van juntas, riendo, yo me quedo en el salón, mirándolas y anhelando reír con ellas. Siempre anhelando. Siempre queriendo ser parte, pero siempre exiliada en los confines del desierto. Tal vez van a sus casas a almorzar. O tal vez van a comer juntas a ese restaurante que queda cerca de la uni. ¿Yo? Yo salgo de la universidad y camino a un parque cercano y comienzo a caminar y caminar y caminar y caminar y caminar y no me detengo incluso si me duelen las plantas de los pies y caminar y caminar y caminar y caminar y caminar y caminar y caminar incluso si me sangran las uñas de los pies y caminar y caminar y caminar y caminar y caminar y caminar incluso si me salen ampollas.
Luego, cojo mi humanidad y me subo al bus qué me conduce hacia el centro donde hago pilates. Hago ejercicio y ejercicio y ejercicio y ejercicio y ejercicio y mi corazón late rápido rápido rápido rapidísimo, siento que se me sale del pecho. Y sigo haciendo ejercicio y ejercicio y llego a mi casa y sigo haciendo ejercicio y ejercicio y ejercicio.
Y cuando terminó, mi cuerpo me pide lo que le he estado negando durante todo el día: comida. Comida comida comida comida, la comida me atormenta. Quiero ponerme a leer los documentos de la universidad, avanzar en las tareas, pero me veo imposibilitada porque mi cabeza solo piensa en comida comida comida comida comida. Voy a la cocina y como como como como como como como y no me detengo y me quiero matar, maldita sea, ¿Por qué comí? Todo arruinado, todo mi progreso al tacho, tanto ejercicio por las puras y quiero llorar y voy a mi cuarto en oscuridad y lloro porque odio como me veo y que por más cosas que hago me sigo viendo igual y lloro y lloro y lloro y lloro.
Y el ciclo se repite una y otra vez.
Pero dentro de mi anhelo que se deje de repetir. Y si lo anhelo tanto, ¿Por qué sigo repitiendo los mismos patrones una y otra vez sin parar? ¿Por qué simplemente no te detienes, JongIn? ¿Por qué eres tan tonta y superficial, JongIn?
Lo siento, me digo, y le digo a cualquier que me lea. Lo siento, me digo y le digo a cualquier que me vea. Lo siento, me digo y le digo a cualquiera que tenga que interactuar conmigo. Lo siento, enserio, lo siento mucho.
En la suavidad de mi cama me aburro y comienzo a ejercitarme. En todo lo que va del día solo he desayunado. Y ya son las diez de la noche. Hago abdominales, me levanto y salto, hago burpees. Hago todo lo que hace la chica del canal de YouTube con una rutina de quema mil calorías que encontré. Brinco por aquí, brinco por allá. Se me va la respiración. Y antes de que mi cabeza choque contra el suelo, veo todas mis decisiones pasar frente a mis ojos. Tal vez es mi fin. Pero esto fue lo que elegí, ¿no? Elegí ser flaca, ser bonita, ser... nada. Porque esta enfermedad me lo quito todo.
***
Mi nombre es Kim JongIn, tengo veintiún años, mido 1' 55cm y peso 35kg.
Y me creo que estoy en una sitcom.
Cuando lo más probable es que esté dentro de un libro bildungsroman como La campana de cristal de Sylvia Plath. Y si no sabes quién es ella, te cuento: una poeta que se suicidó. Sí, reducir una persona a su suicidio es horrible. Reducir a alguien a un trastorno, igual. Pero, realmente, no sabría decirte quién soy más allá de los datos básicos que ya te dije. Mido 1' 55cm y peso 35kg. Vas a hartarte de mí, porque es mi único logro y lo repito como loro.
Uhm, ¿algo más? Me creo poetisa. Aunque, realmente, me avergüenza todo lo que escribo.
Y... No, nada más. No tengo nada más que decir. Acabemos con esto. Fin.
El espacio que me rodea es blanco. Hay unas puertas enormes delante de mí, pero están cerradas. Delante, hay un papel que dice: "¿Quién eres?".
Y ya dije quién soy.
Pero la puerta continúa cerrada.
¿Quién soy? La verdad es que no sé responder a la pregunta.
Y por qué carajos el paraíso me pregunta quién soy.
No sé quien soy. Quizá sea mi más profundo secreto. Y a pesar de no ser creyente y fanática de Cristo, quiero entrar al paraíso para reencontrarme con mi abuelo. Con aquel viejo amigo que siempre me hacía reír cuando era niña y me cuidaba de los monstruos que eran las demás personas. Él nunca permitió que se burlaran de mí. Él siempre estuvo conmigo. Entonces, soy la nieta de Kim Hyun-woo. Soy su nieta y este es mi más grande secreto...
Desde pequeña me ha preocupado mi imagen física. Siempre he querido hacerme más y más pequeña, diminuta, desaparecer. Si no ocupo espacio, entonces no molesto, no estorbo. No quiero ser vista. O quizá sí, anhelo ser vista como todos los demás. Quiero resaltar positivamente, quiero ser alguien. Pero este mundo es cruel y he sido vista como un punto para provocar risas. Odio eso. Odio ser vista y que se rían de mí, ser un chiste. Me preocupa mi imagen física por los comentarios que han hecho de mí o que hacen en general las personas. Cuando era niña me incomodaba en demasía tener más busto que otras niñas. Mi mamá y mi abuela hacían bromas de eso. Yo no le veía gracioso. Justo ahora sigo sin verle la gracia. ¿Cuál es la necesidad de comentar acerca del cuerpo de una niña en pleno desarrollo? Era mi más grande inseguridad. No importa que los cánones de belleza quieran pechos grandes. Yo los odié. Eran grasa, grasa colgante. Grasa innecesaria. Me obsesioné buscando cómo reducirlo. Si reducía mi grasa corporal, mis senos por inercia también bajarían. Así que comencé a hacer ejercicio, a tomar agua y a darle mi lonchera a mis amigas. Nadie veía lo malo. Creía. Pero era obvia. Mi obsesión era notoria. Cambiar mi estilo de vida llevó consigo la etiqueta de vida saludable, aunque era todo lo contrario. Recuerdo amarrarme papel vinifan alrededor del torso porque supuestamente me haría sudar, supuestamente me ayudaría a moldear el cuerpo qué quería.
Siento como si la recuperación fuera posible, que de verdad puedo sanar, pero al mismo tiempo me da miedo. No quiero engordar. No soportaba ver cómo al crecer, crecía la talla de la ropa. Pequeña, pequeña, debo mantenerme pequeña. Sin ocupar espacio de más, sin darle a los demás la oportunidad de burlarse de mí. Recuerdo que cuando sufrí apendicitis, las enfermeras tuvieron que cargarme y dijeron "que pesada". Eso me pasó cuando tenía, tal vez unos 11 o 12 años, 9 años después esa niña sigue escuchando sus palabras en su cabeza y continúa atormentada por eso. Recuerdo estar en el colegio y que nos pesaban en la clase de educación física, ¿para qué? Encima la profesora era cruel. Ella misma dijo que yo no tenía cintura cuando me ayudó a colocarme un vestido para un baile. Y yo solo he participado en bailes en primaria, así que era una cría cuando me lo dijo. ¿Cuál era la necesidad?
Recuerdo que mis amigas una vez, por mi cumpleaños, me regalaron tequeños porque sabían cuánto me gustaban y también sabían lo poco que comía. Incluso ahora en la universidad, una chica me dijo "come, comer es importante y delicioso". No recuerdo por qué me lo dijo, quizá vio que comía poco. Pero realmente no tengo apetito. Mi apetito desapareció cuando era una niña a la que le hicieron chistes acerca de su contextura.
Incluso ahora, mi familia habla de sus propios cuerpos con asco. ¿Cómo esperan que reaccione yo? Hablan de sí mismos con odio y de los cuerpos ajenos también. Hablan acerca de que el hijo de mi tío está gordo, que tiene tremenda panza. Es cruel, es un niño. Hacen chistes de que hace ejercicio para bajar la panza. Es crueldad. Es un niño. No hay necesidad de comentar sobre su físico. Hablan de mi prima, que también está gorda. Hablan mil cosas y de mí. Oh, de mí, mi tío dijo "JongIn es la única flaca de la familia". Me hizo sentir que tenía prohibido subir de peso, que debo mantenerme a como dé lugar flaca, escuálida, pequeña.
Aun me siento mal. Mientras camino por la universidad veo a los señores de mantenimiento y les tengo envidia porque son viejos y flacos, están en los huesos y yo también quiero estar raquítica. Crítica, en estado crítico quiero estar. No estoy lo suficientemente flaca, si lo fuera podría encerrar mi brazo con mi mano. O mis muslos. No estoy lo suficientemente flaca, aun no veo mis costillas. Aún no soy lo suficientemente flaca, aun no calló las voces que me atormentan desde mi infancia.
Se me cae el cabello, se me rompen las uñas, no menstruo desde hace años, estoy estreñida sin importar cuánta fibra coma, me muero de frío sin importar cuanta ropa me ponga, mis huesos se clavan en la silla y me resulta incomodo estar sentada, me mareo al pararme, me salen moretones y ampollas por caminar tanto y sigo sin estar lo suficientemente flaca. No puedo parar. No puedo detenerme. No tengo hambre. Perdí la noción de cuando tengo hambre y solo como cuando debo, cuando es la hora de comer. Porque si no, soy capaz de pasarme el día de largo. Sin comer. Solo beber agua. Porque me muero de sed. Estoy sedienta, no importa cuanta agua tome sigo con sed.
Aun así, a pesar de no tener hambre, casi siempre estoy atormentada por la comida. Pienso en comida todo el tiempo. Es absurdo. Pienso en lo que voy a cocinar de desayuno e inmediatamente después ya estoy pensando en el almuerzo y luego en la cena, en hacerlo lo más sano posible, lo menos calórico posible. Porque mientras menos calorías ingiera, mejor. Y cada caloría cuenta. Además de balancear los macronutrientes, de ingerir más proteínas qué carbohidratos porque anhelo un abdomen plano, como si eso me fuera a hacer feliz. Como si despertara un día, y mágicamente toda mi tristeza se esfumara porque mi abdomen bajo es liso. Porque soy capaz de mirar al sol directamente, pero no al reflejo en el espejo.
No sé si mi pensamiento es obsesivo. Solo sé que no quiero parar. Solo sé que quiero quedarme en los huesos y verme destruida porque me siento destruida. Quiero que mi exterior refleje mi alma, quiero verme tan débil que nadie quiera hacerme daño. Quiero ser tratada con cuidado y amor porque yo soy incapaz de tratarme de esa manera.
He estado pensando en cada sesión que tenía con mi psiquiatra en mantener esto en secreto porque la voz en mi cabeza me dice que no estoy enferma, que a lo mejor estoy exagerando, que todos viven a base de dieta y que soy muy sensible para este mundo. Pero antes, cuando estaba deprimida, me era más fácil ignorar el hambre y los pensamientos obsesivos acerca de la comida eran pensamientos obsesivos acerca de mi muerte. Ahora que la muerte ya no me atormenta tanto, los pensamientos de comida han crecido. Pienso en comida todo el tiempo, incluso cuando creo no tener hambre o cuando termino de comer. No entiendo por qué... Quiero estar en paz y siento que solo lo encontraré si muero. Es un círculo vicioso. Querer morir de hambre, querer morir flaca.
Pero mi abuela ha dicho que soy la luz de su vida y eso ha calado dentro de mí. Soy autodestructiva. Y muy sensible. Y siento que debería aprender a amarme para poder corresponder al amor que los demás tratan de darme y que a veces veo y a veces no. Es una batalla con mi propia mente. Y con mi cuerpo. Y me siento realmente mal por haberme hecho tanto daño. Creí que siendo flaca sería feliz. Dicen que estoy flaca aunque yo no me veo de esa manera. Pero sigo siendo infeliz. Y si quiero seguir viva no puedo estar en guerra conmigo misma. Y a veces disfruto de estar viva y otras veces no. Batallo todos los días contra los pensamientos negativos. Y si recién digo todo esto es porque una parte de mí reconoce que tiene la ayuda necesaria para salir de ello.
Aun así, tengo miedo de la reacción de los demás. Porque les he estado mintiendo toda mi vida, fingiendo que estaba bien. Quiero saber cuando estoy saciada y cuando no. Quiero poder comer sin pensar en las calorías que estoy ingiriendo. Quiero poder disfrutar el momento. Quiero detenerme cuando me siento llena y no cuando el plato está completamente vacío (porque siempre que dejaba algo mi mamá me acusaba de que no me gustaba su comida o su sazón, y me hacía sentir culpable). Pero también estoy aterrada. Porque, por ejemplo, podrían cuestionar el hecho de ser vegetariana. Sí, fui sincera cuando dije que me volví vegetariana por el ecofeminismo. Porque de verdad no quiero comer animales ni hacerles daño. No extraño el sabor de la carne ni la textura. Pero comprendo que duden de mí, porque lo verdadero se hace dudoso en boca del mentiroso. Pero ya no quiero vivir en más mentiras y seguir lastimándome. Como dije, soy autodestructiva y a veces siento que me lo merezco: el dolor, el sufrimiento.
También me aterra que al confesar esto, quieran engordarme a como dé lugar. Porque me he esforzado, me he pasado toda mi vida tratando de hacerme pequeña, de ocupar poco espacio, de no incomodar. No quiero engordar. Porque sentiría que he desperdiciado mi vida en eso. Tampoco quiero engordar porque no quiero volverme punto de burlas o chistes crueles centrados en el peso. No quiero que me digan nada relacionado con mi físico porque lo interpreto como un ataque. No tengo una autoestima positiva. Ni un poquito. Pero me da más miedo caer en un ciclo de atracones y no poder parar. Yo quiero tener el control. De algo. Y sentía que tenía el control y por eso me mantuve callada. Pero siento que ya no puedo controlarlo más. Me duele el cuerpo, me duele el alma. Siento que solo existen dos extremos: todo o nada. Y ninguno de ellos me conduce a la felicidad.
Tengo miedo porque le he mentido a mi psiquiatra cuando me preguntó acerca de la comida, de la menstruación, de la caída del cabello. Y porque todos creen que llevó una vida fit, en realidad, solo me estoy muriendo en vida. Nuevamente, es un círculo vicioso. Debo matarme porque no conseguí ser flaca, no conseguí ser feliz, pero no me puedo matar porque todavía puedo seguir haciéndome más flaca (como si quisiera ver hasta qué punto puedo llegar)... Y, recuerdo cuando mi psiquiatra me preguntó por qué me gusta Taylor o si me veo reflejada en ella. No solo me veo en el hecho de que ella haya sido de pocas amigas en la escuela, sino que ella enfrentó su propia batalla con la comida y con su cuerpo. Y ahora luce sana y feliz. Y tiene una canción que me gusta mucho, que se llama "Clean", en la que dice "grite tan fuerte, pero nadie oyó nada, la lluvia caía cuando me estaba ahogando, fue entonces cuando pude respirar. Y por la mañana cualquier rastro tuyo desapareció". Es como si yo quisiera que ocurriera un diluvio y se llevara todo lo malo de mi vida de una vez por todas, para poder estar limpia. Sin depresión, sin pensamientos obsesivos acerca de la comida.
Y también tengo miedo de que me quiten las cosas que he conseguido disfrutar: el pilates. Adoro el pilates, es ejercicio que no siento competitivo, sino que voy a mi ritmo. Y Joohyun me hace sentir tan cómoda, animándome... No como mi profesora de educación física que parecía que me odiaba porque yo era mala para los deportes en equipo porque me dan miedo los balones, porque ni siquiera sabía quién era yo (siempre me confundía con otra compañera, y ni siquiera nos parecíamos, además que había sido nuestra profesora durante toda la secundaria, casi 5 años sin identificarme, haciéndome sentir nula). Otra situación que me pasó fue que la dueña del pilates (jefa de Joohyun) me contó que ella tuvo bulimia, pero que se asustó cuando se enteró que podía morir. Y me preguntó si yo tenía lo mismo porque mi cuerpo le hacía recordar a su cuerpo enfermo. Me sentí tan mal ese día. No sé de qué manera me veo. Estoy aterrada.
Me gusta mi nueva carrera. Me gustan las amistades que estoy haciendo. Quiero una oportunidad. Quiero poder disfrutar de su compañía sin tener que mentir a la hora del almuerzo y decirles que estoy llena, que se coman lo mío. Estoy cansada de tantas mentiras. Estoy cansada de mi misma. No quiero perder lo que ahora está tan cerca de hacerme feliz. Porque siento que puedo ser feliz, pero este asunto no deja mi cabeza. No puedo ni leer los documentos de la universidad sin detenerme a pensar en comida. Quiero llorar de impotencia, de dolor físico y mental. Estoy cansada, exhausta. Quiero poder vivir y disfrutar. Aun pienso en la muerte, esa es la verdad. Y pienso en la muerte porque no estoy flaca, quiero ser flaca, deseo ser flaca. Ya ni yo misma sé por qué. No me puedo entender.
Al mismo tiempo me siento muy mal admitiendo esto porque creo que mi familia me ama. Creo que sí son mi familia. No lo sé. Lo siento tanto. Pase tanto tiempo odiandolos porque me odio a mi misma. Y gente que yo no consideraba mi familia (como el hermano de mi mamá, es decir, mi tío y mis primos), creo, que me quieren. Vinieron con una torta de Taylor Swift que ellos mismos hicieron. ¿Por qué harían eso? ¿Si no es amor, que es? Porque me sentí querida, me sentí especial. Mis primos hablaron conmigo incluso si yo respondía poco. Eran pacientes, eran comprensivos... Mi mamá hace de todo por hacerme feliz y soy una pésima hija. No me merece como hija, merece a alguien mejor o merece nunca haberme tenido y ser feliz con otra familia que nunca le haga daño. Ella ha sido cruel y sus palabras me han herido, pero la perdono porque yo también me porte mal. Y ella me ama a pesar de todo. No quiero que gaste más dinero en mí. Solo quiero dejar de ser una carga, solo quisiera ser una persona normal sin problemas y ser recíproca con el amor que me dan. Por eso pienso que si me muero dejaré de ser un estorbo para los demás. Pero al mismo tiempo creo que estarán tristes si me voy. Creo que mi abuela me extrañaría, creo que notaría mi ausencia porque no tendría con quien ver las novelas y quien le haga compañía en la noche. Pero ya estoy cansada de decepcionar a las personas y siento que este problema solo complica más toda la situación.
No quiero detener mis estudios. No quiero detener mi vida. Estoy harta de sobrevivir. Quiero vivir. Quiero una oportunidad real para ser feliz, para sentir lo que todos sienten: alegría.
Por favor, no se quien soy. Aún no se quien soy. No me dejen morir, por favor. Una última oportunidad. He desperdiciado mi vida en hacerme pequeña, y me he olvidado de vivir. Me he pasado la vida estando triste... Odio la depresión por todo lo que me ha robado. Odio depender de medicamentos solo para sobrevivir. Odio que la vida no se sienta completa, como si siempre estuviera en modo supervivencia y no de vivir realmente. Odio que me haga sentir como si estuviera en una batalla constante contra algo invisible que no entiendo. Odio que me haga dudar de mi valía y de mi lugar en este mundo. Odio que me haya alejado de personas que quiero y de momentos que pude haber disfrutado. Odio que nadie vea el peso que llevo encima todos los días. Odio que, a pesar de todo, todavía me sienta culpable por no poder 'superarlo' como otros esperan. Y, sobre todo, odio que aunque han pasado años, sigue siendo algo con lo que tengo que lidiar todos los días.
Entonces, ¿quién soy?
Incluso en este gran espacio blanco no me he detenido. He caminado y caminado mientras pensaba todo esto. He caminado y caminado mientras trataba de descubrir quién soy. He caminado y caminado y no he llegado a la respuesta. No sé quien soy. Estoy perdida.
No soy mi depresión.
No soy mi tca.
No son características de mi personalidad.
Soy mucho más que eso.
Lo sé.
Una oportunidad, por favor.
Y abro los ojos y la boca, tratando de coger aire. Estoy en el piso de mi habitación, tumbada. Todo está oscuro y pongo mi mano sobre mi pecho, sintiendo mi corazón latir.
Quiero elegir la recuperación.
Elijo la recuperación.
Pero la noche siguiente estoy atormentandome nuevamente. Estoy gorda y debería matarme. Ya no veo mis chest bones ni mi collar bones. Otra vez debo bajarlo. Otra vez debo restringir. Otra vez... No.
Le cuento a mi psiquiatra mis problemas con la comida. Ella dice que ya lo sabía, que era obvio. Y como si no fuera menos, ella me dice que también tuvo uno, pero que todavía se pesa todos los días y que siempre deja arroz en el plato. Me dice que baje de peso de manera saludable... Si fuera tan fácil no estaría aquí, le respondo en mi cabeza. Salgo de la sesión y me siento mal conmigo misma porque la psiquiatra me ha dicho explícitamente que no sabe qué hacer conmigo. Pues yo tampoco sé qué hacer conmigo. Pero sé que algo o alguien me dio una segunda oportunidad. Una oportunidad más de vida. Y me la recalco cada vez que quiero recaer.
Soy incapaz de hablar de esto con mi madre. Así que, le escribo:
Seung-wan es una buena psiquiatra, pero no creo que esté especializada para ayudarme. Ella misma dijo que no sabe qué hacer conmigo. Y si ella, que es la que ha estudiado tantos años y tiene otros más de experiencia, no sabe qué hacer conmigo, yo sé mucho menos.
Sé que estoy enferma. Nadie elige estar enfermo. Yo sé que no lo elegí, pero, a veces, en ciertas sesiones, Seung-wan me hace sentir que es así. Ella es comprensiva y amable, y le agradezco lo que ha hecho hasta ahora por mí. Pero últimamente sus consejos no los veo eficaces. No sé si soy yo, si es ella, si así son todas las psiquiatras. Sus consejos son como ponerle una curita a una herida, sus soluciones son temporales y no siento que estén yendo a la raíz, siento que la herida nunca cicatriza. Por más difícil que sea yo trato de poner de mi parte, pero me cansó rápido, me quedo exhausta. Siento que lo que hago no es suficiente. Siento que nunca podría curarme. Y no quiero desperdiciar tiempo ni dinero de nadie en ir a las sesiones que siento que no me han ayudado tanto como creería, puesto que llevo casi un año con ella.
Creo que sería mejor ver otras opciones.
He encontrado esta asociación llamada Libra. He leído su enfoque y su tratamiento va más allá de simplemente hablar, porque si bien hablar con Seung-wan me ayuda, siento que le falta algo más (o a veces las cosas que dice me hacen ruido porque da soluciones simples a problemas que yo no veo tan sencillos).
Envío el mensaje.
Mi madre lo lee.
Ella llora y acepta llevarme.
No sé de qué manera acabar esta crónica. Porque mi futuro es muy incierto. Pero elijo la recuperación hoy, mañana y pasado mañana.
***
Hola.
Hoy es 30 de noviembre, día de la lucha contra los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria).
Y yo sé que ya escribí un One Shot de esto. Pero lo vuelvo a hacer. Y lo seguiré haciendo una y mil veces más porque casi muero en completo silencio. Y no quiero que nadie más pase por lo que yo tuve que pasar. No sé si alguien llegue a leer esto, pero sí es así, quiero decirte que no estás sola/o.
Los tca son horribles, te quitan todo: tu salud física, tu salud mental, tus amistades, tus hobbies, etc. Te quitan todo y se vuelven parte de ti, casi como si fuera tu identidad. Al menos, así lo siento yo. Siento que sin el tca no soy nada. Y por eso me da tanto miedo la recuperación. Ya estoy en un peso normal, pero mi cabeza solo piensa en recaer constantemente. Cada día es un martirio. Porque yo no elegí enfermarme, pero me hacen sentir que es así. La depresión, el tca, se han puesto de acuerdo en golpearme por todos lados. Pero tengo a mi madre, a mi abuela, a mis primos. Tengo familia. Y yo creo que me aman. Y yo te quiero a ti, que lees esto y enfrentas un tca o depresión, o cualquier trastorno de la salud mental. O quizá, ¡no tienes nada! Y eres tremendamente dichosa. Y eso está bien porque nadie debería pasar por este deterioro mental. Es un suplicio.
Por favor, pide ayuda. La recuperación siempre es la opción acertada. Ni un solo día en recuperación será como el mejor día en tu tca (porque el tca siempre te está matando).
Algo que me hizo gracia, ya para despedirme sin que esto sea tan lúgubre, es que el OS se llama "Sed" y sale JongIn con un plato de comida. Y en "Hambre" sale KS con una tacita, jsksjsks. Paralelismos cinematográficos ahre.
Ten un lindo día, personita❤️🩹.
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