Días después, mientras entrenaba en el patio de la Academia, mis pensamientos se desviaban constantemente hacia Jungkook y Taehyung. Ambos vampiros eran enigmáticos y peligrosos, pero de alguna manera, sus presencias habían despertado en mí sentimientos encontrados.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir, escuché un susurro en la ventana de mi habitación. Me acerqué con cautela y, para mi sorpresa, encontré a Jungkook, sus ojos brillaban de una forma encantadora en la oscuridad.

-¿Qué haces aquí? -susurré, tratando de mantener la calma.

-Vine a hablar contigo, cazadora -respondió, su voz estaba suave pero cargada de intención-. Hay mucho que no sabes sobre este conflicto y sobre mí.

Sentí curiosidad. ¿Qué tenía que decir? Y aunque desconfiaba, algo en su tono me hizo abrir la ventana y dejarlo entrar. Jungkook se movía con una gracia sobrenatural, y aunque sabía que era peligroso, no podía evitar sentirme intrigada.

-¿Por qué no me atacaste cuando tuviste la oportunidad? -pregunté, mirándolo directamente a los ojos.

-Porque veo algo en ti, algo que me hace cuestionar mis propios instintos -respondió, acercándose lentamente-. No somos tan diferentes, Ruby. Ambos estamos atrapados en un destino que no elegimos.

Sus palabras resonaron en mí, despertando una empatía inesperada. Sentí que, de alguna manera, Jungkook entendía las luchas internas que yo también enfrentaba.

-¿Qué es lo que quieres realmente, Jungkook? -pregunté, mi voz apenas se escuchó, fue un pequeño susurro.

-Quiero entender por qué estamos destinados a ser enemigos. Quiero encontrar una manera de romper este ciclo de odio y violencia -respondió, con tono sincero-. Y quiero conocerte mejor, Ruby. Siento que hay más en ti de lo que aparentas.

La sinceridad en sus ojos me conmovió. Sabía que acercarme a Jungkook era arriesgado, pero también sentía que era necesario para descubrir la verdad sobre nuestro mundo y nuestro destino. Si lo mantengo cerca, como aliado, podría acabar con esta guerra y unir nuestros mundos.

-Está bien, pero ten cuidado, Jungkook. Hay muchos aquí que no dudarán en atacarte si te ven -advertí, sabiendo que nuestras acciones podrían tener consecuencias graves.

-Lo sé, pero estoy dispuesto a correr el riesgo. Serás mi compañera, cazadora -dijo, antes de desaparecer en la noche, dejándome confundida.

[...]

Al día siguiente, mientras entrenaba con Jimin y Yoongi, no podía dejar de pensar en mi encuentro con Jungkook. Sabía que tenía que ser cautelosa, pero también sentía que había algo importante que descubrir. ¿Estaba segura de esto? ¿De verdad quería hacer una alianza con el diablo? Me estaba cuestionando mis propias decisiones.

Terminé el entrenamiento y corrí a mi habitación, necesitaba una larga ducha, una que hiciera desaparecer mis pensamientos constantes sobre Jungkook, sobre lo atractivo que es y sobre sus acciones despiadadas.

Pasaron las horas y, por fin, llegó el atardecer. Decidí visitar el lugar donde había conocido a Kim Taehyung, un sitio que evocaba recuerdos confusos y emociones encontradas. Necesitaba respuestas, y sentía que él podría ayudarme a entender mejor a Jungkook y la complejidad de nuestro mundo.

Al llegar al callejón oscuro, lo vi de pie bajo la tenue luz de la luna, su figura parecía sacada de un sueño. Al escuchar mis pasos, levantó la mirada y, al reconocerme, una sonrisa suave iluminó su rostro.

-Ruby, no esperaba verte aquí tan pronto -dijo, su voz estaba cálida pero teñida de curiosidad.

-Yo tampoco planeaba venir... -respondí con un suspiro, acercándome lentamente-. Pero hay tantas cosas que no entiendo. Necesito que me ayudes, Taehyung.

-Siempre que pueda ayudarte, lo haré -respondió, haciendo un gesto para que me sentara junto a él en una vieja banca contra la pared.

Lo observé por un momento antes de hablar.

-Jungkook... Hay algo en él que me desconcierta. No entiendo por qué hace lo que hace, pero tampoco puedo odiarlo como debería.

Taehyung suspiró profundamente, como si el peso del tema también lo afectara.

-No todo es blanco o negro, Ruby. Jungkook... es complicado. Su historia, sus razones, todo en él está marcado por el dolor y las expectativas.

-¿Qué clase de expectativas? -pregunté, inclinándome hacia él, ansiosa por comprender más.

-Expectativas de un líder -respondió, con tono grave-. Aunque él no te lo diga, Jungkook no es solo un vampiro cualquiera. Está destinado a algo más grande, algo que podría cambiar nuestro mundo.

Lo miré, incrédula.

-¿Un líder? Pero... ¿cómo puede alguien liderar con tanta brutalidad?

-No apruebo todos sus métodos -admitió Taehyung, mirándome directamente-. Pero también sé que su lucha no es solo por él. Es por todos nosotros, incluso por ti, aunque no lo parezca.

Guardé silencio, asimilando sus palabras.

-Eso no lo hace menos peligroso para los cazadores... ni para mí.

Taehyung sonrió tristemente.

-No. Pero tampoco significa que no puedas encontrar algo más en él. Algo que valga la pena salvar.

Nos quedamos en silencio por un rato, mirando las sombras jugar con la luz de la luna. Luego, decidí cambiar el rumbo de la conversación.

-¿Y tú? ¿Por qué sigues aquí, en este caos?

Él rió suavemente, aunque no había alegría en su risa.

-Porque creo que aún hay algo de humanidad que puedo salvar, aunque sea dentro de mí.

Esa respuesta me tocó profundamente. Recordé el día lluvioso en que nos conocimos. Esa bondad, oculta bajo una fachada de misterio, seguía ahí, intacta.

-Taehyung... -murmuré, mirándolo con gratitud-. A veces siento que eres el único que realmente entiende lo que estoy viviendo.

-Y tú eres la única que me hace creer que todavía hay esperanza para este mundo -respondió y, aunque su voz estaba baja, también estaba llena de sinceridad.

Esa confesión dejó el aire cargado de una tensión que ninguno de los dos se atrevió a romper.

Taehyung se giró hacia mí, su mirada era tan intensa.

-Ruby, recuerda esto: no importa lo que pase con Jungkook o con los cazadores. Siempre habrá algo que valga la pena proteger.

Sus palabras me dieron fuerzas. Mientras nos alejábamos, una idea comenzó a formarse en mi mente. La verdadera batalla no era contra vampiros o cazadores, sino contra el odio que nos separaba. Y estaba decidida a encontrar una forma de reconciliar nuestros mundos...

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