Observaciones.

—Bueno creo que la bebé está tranquila amenazando la cámara de seguridad.

—Oh tal vez a nosotros agente...

—Es una vergüenza lo que mi propia hija ha hecho. ¿Cuánto tiempo lleva ahí parada?

—4 horas agente...

—¿¡Qué!? Creo que si terminará loca...

[...]

Mientras observaba atenta a la cámara de seguridad, sabía que mi padre estaría ahí viéndome.

—Que lástima me das padre... Bueno creo que tendré que dormir me siento cansada. Mañana como quiera el doctor Matthew seguirá con mi entrevista.—Hablé enfrente de la cámara y enseñé el dedo de en medio. Me moví de lugar y me fui a la cama.

Ya sabía cuál será la reacción de mi padre pero el fue el culpable de que yo llegara a esto, lo detesto con toda mi alma.

Bueno... Creo que alma ni tengo.

Me tapé con las sábanas y me fui a dormir.

[...]

—Oye ya levántate el doctor te espera.—Justamente cuando estas en tu sueño y sabes que viene lo bueno tienen que arruinarlo despertandote.

—Carajo, no dejan dormir uno a gusto.—Respondí y me llevó el enfermero a los baños para darme una ducha.

Al terminar me volví a colocar mi bata esa blanca, por un momento me sentí profesional, ya era médico cirujano.

—¿Podría darse prisa?—Miré de reojo al enfermero y le di una mala cara.

—Bueno, que no ves que me veo en el espejo y me siento doctora. ¡Soy toda una profesional!—Le dije con sarcasmo y me miró con el ceño fruncido— Ya vamos no aguantas nada.

Salimos y llegamos  a la sala de conversaciones.

—Doctor Matthew...

—Buenos días Meredy, veo que te sientes un poco mejor después de lo de ayer.

—La verdad es que si. ¿Gusta unas galletitas o un cafesito?

—No vuelva a utilizar sus chistes como lo hizo con su padre.

—Ese hombre no es nada mío. —Le dije seria y alzando un poco la voz.

—¿Cómo puedes negar tu propio padre? Acaso él...

—¡Sí, el fue el que le mintió a mi madre y sé que detrás de esa ventana oscura está el viéndome, y ahora le diré como fue que acabé con su felicidad tal y como lo hizo conmigo!—Le dije señalando la enorme ventana, sabía que mi padre, o mejor dicho el  gran agente de la policía sacará más evidencias.

Los enfermeros querían sostenerme, pero no lo hicieron ya que Matthew los detuvo.

—Tranquilos, se está desahogando un poco. Bueno y ¿hablarás de lo que cometiste?—Dijo serio indicándome que me sentara en la silla.

—Por supuesto... Pero antes...

—No. Ya no habrán más hamburguesas y refrescos.

—¡Demonios! Pero... Eso no era lo que quería.—Dije en tono sarcástico y lo miré seductoramente.—Sabes... Matthew lo que yo quiero es...

Me levanté de mi silla, nuevamente los malditos enfermeros querían tomarme, pero nuevamente Matthew los detuvo, Dios. Éste doctor me está volviendo loca. Me acerqué a él peligrosamente, deslicé mis dedos desde sus brazos y acaricié sus hombros, provocando en él un escalofrío.

—¿Qué se supone que quieres?—Contesta con una voz ronca.

—¿Qué no es obvio?—Acerqué mis labios a su oído derecho, iba a susurrarle pero un idiota interrumpe.

—¡Suficiente! ¡Aléjate del doctor!

Exaltó uno de los enfermeros.

—¡Oh! ¡No puedo creerlo!

—¿Q-qué sucede Meredy?—Respondió Matt.

—Dijo que me detuviera por que está celoso el hijo de puta es gay.—Afirmé.

Reí sínicamente sin control. Matt me miraba con sus cejas fruncidas, y después estaba él a punto de reír. Pero no lo hizo, mordió su labio inferior y el enfermero se sintió intimidado.

—Vuelve a tu lugar por favor...

—Está bien—Apreté sus hombros provocando que saliera un suspiro de él.

—Ok... Ya podemos hablar.

—Le diré todo lo que hice pero con una condición, bueno dos.—Me senté en la silla.

—Está bien... ¿Cuáles son?

Convencido lo miré con una gran sonrisa.

—Primera. Saque a estos dos saleros invaden mi privacidad.

—Esos dos "saleros" son tus enfermeros, sabes que no puedo hacer eso.

—¡Entonces no diré nada! ¡Hasta luego! Vamonos par de imbéciles gracias a ustedes yo...—Dirigiendome a la puerta de salida me interrumpe y sigo sonriendo sínicamente.

—Ok tu ganas.

—Perfecto...

—Doctor, no haga lo que ella dice puede ser una trampa—Se dejó oír la voz de el agente por medio de una bocina pequeña.

—Cierra la boca maldita garrapata. —Dije mirando la ventana que obviamente se veía oscura pero detrás de ésta estaban los policías y otros tarados. Después de ni comentario no volvió a hablar el agente.

—¡Hey! ¡Shhht! Basta de faltar el respeto a tu padre y los presentes. —Suspira Matt.—¿Cuál es la segunda condición?

—Primero dime ¿Qué edad tienes?—Me miró confundido.

—¿Por qué la pregunta?

—Respondame y le diré. —Dominio total, eso me gusta.

—22.

—¡Perfecto! Bueno... Le responderé la segunda condición.—He esperado todo este tiempo, no soy virgen pero este hombre me ha provocado extraños sentires. Uno como deseo... Y no lo veo como mi doctor, lo veo como un hombre. En qué demonios pienso, creo que me volveré loca. Bueno dicen que ya lo estoy.—Quiero que usted sea mi Daddy.

Me miró sorprendido, y se puso algo nervioso.

—¿D-daddy? ¿Estás loca? ¡Claro que no! Cumpliré sólo la primera petición. Muchachos por favor.

—Pero doctor..

—No se preocupen no creo que me haga daño ¿o sí Meredy?

—Tss—Chasque la lengua. Los enfermeros salieron y Matt les dio las gracias.

—Bueno ¿En qué estábamos?

—En que sería usted mi Daddy, pero sabe que mejor lleguemos al grano. Mi primera persona en crear mi Venganza fue... —Me miraba atento. Y yo me detuve —Le explicaré cómo comenzó y lo bello que lo disfruté.

—Estás demente.—Respondió.

—Eso soy.

[...]