Capítulo 31
(Capítulo final pt3/5)
HoSeok, al notar la lentitud con la que JungKook había comenzado a conducir, se giró en su dirección con el fin de indicarle que se diera prisa. Sin embargo, en seguida pudo notar la cantidad de sangre que fluía desde su chaqueta. El oficial intentaba sostenerse la herida con una de sus manos y controlar el volante del automóvil con la mano libre, pero en un momento ya no pudo seguir, zigzagueaba cada vez más y veía tan solo sombras, asi que como pudo, detuvo el automóvil.
— ¡Estás herido! —HoSeok con desesperación se sacó su abrigo y lo sujetó ejerciendo presión contra el vientre de JungKook. Buscó con su mano libre un teléfono, pero no encontró.
—E-en mi bolsillo. —Musitó JungKook con una voz débil.
HoSeok tomó el teléfono del oficial y marcó a toda prisa el número de emergencias.
Informó que había un oficial herido e indicó la ubicación. Con prisa cortó la llamada, puso el móvil a un lado, y le indicó a JungKook que se sostuviera con fuerza, de ese modo detendría la sangre que había estado fluyendo por la herida, HoSeok quería correr en busca de TaeHyung, pero el oficial estaba a punto de perder el conocimiento, si lo dejaba solo, terminaría desangrándose. Desesperado miró a su alrededor, todo estaba oscuro, excepto por el alumbrado público. A lo lejos pudo ver una sombra, alguien se acercaba caminando por la vereda. Abrió la puerta del coche y se estiró lo más que pudo. Quien venía caminando era un hombre de aproximadamente cuarenta años, quien estaba paseando a su perro. HoSeok, le hizo una seña con su mano y le indicó que se acercara. El hombre, al ver que la seña provenía del interior de un auto de policía, se acercó confiado y al mirar hacia adentro, vio a un oficial inconsciente y el vehículo repleto de sangre.
—El oficial está herido, pronto vendrá una ambulancia, ¿podrías hacer presión en su herida?
—Si, pero…
HoSeok no esperó si quiera a recibir respuesta, salió con prisa del automóvil y comenzó a correr con desesperación por la calle. El hombre, sin entender absolutamente nada, ató apresurado la correa de su perro en un farol y se sentó dentro del automóvil para presionar sobre la herida del oficial.
HoSeok llevó consigo el teléfono de JungKook, asi que marcó el número de TaeHyung una y otra vez, pero este no respondió. Siguió insistiendo, no se iba a rendir, el teléfono seguía sonando, ello solo le daba la pauta de que el castaño tenia su móvil encendido y podía escucharlo sonar.
¡Cuanto agradeció el haber insistido con las llamadas! Ya que luego de varios intentos, logró escuchar la voz quebrada de TaeHyung del otro lado.
— JungKook, ¿qu-e quieres?
— ¡TaeHyung!, mi amor, por favor, dime ya dónde te encuentras.
— ¿HoSeok?, ¿estás jugando conmigo? —Preguntó el castaño entre sollozos.
— ¡No!, por favor no creas eso, no creas de hecho en nada de lo que te he dicho hoy, fue mi padre, mi padre me obligó a decirte aquello, pero ¡por favor!, ¡no hay tiempo de explicaciones!, ¡dime dónde estás!
—En el puent…
— ¿TaeHyung?
El castaño le había cortado la llamada, HoSeok con desesperación, comenzó a correr aun mas rápido, sumergiéndose cada vez más en la oscuridad de las calles. ¿Habría querido decir puente?, ¿en que puente podría estar?, con todas sus fuerzas intentaba pensar, y lo único que vino a su mente fue el Mapo Bridge, era el único puente cerca de allí, el único al cual TaeHyung pudo haber llegado caminando en tan poco tiempo. Mil cosas pasaron por su mente abatida, ¿TaeHyung pensaba arrojarse de aquél puente?, ¿lo habría encontrado su padre primero?, ¿cómo se encontraría el oficial herido? Aquellos tormentos lo incitaban a correr con una velocidad que solo la adrenalina y el temor, podrían causar.
Solo una calle, solo debía cruzar una calle, podía divisar el gran e iluminado puente todo a lo largo de la costa del río. Podía ver los automóviles pasar con velocidad por la carretera, podía ver los árboles provenientes de la plaza que estaba alrededor, pero no lograba divisar a TaeHyung.
Sin esperar que el semáforo se pusiera en color rojo, cruzó esquivando los automóviles que le tocaban sus bocinas mientras escuchaba los improperios de los conductores. No le importó. Nada importaba en ese momento.
Cuando fue acercándose, pudo finalmente ver una figura, tal cómo una sombra dispersa parada junto a la barandilla del extenso puente. Sin siquiera mirar por dónde iba, corrió sin detener sus pasos directo a aquella figura, figura que se iba convirtiendo en una silueta a medida que se acercaba, silueta que se convirtió en una persona de rostro borroso, persona que sin duda alguna, era TaeHyung.
Este estaba parado, mirando fijamente algo que llamaba su atención por completo, estaba tan concentrado que HoSeok desvió la vista un segundo para mirar en esa misma dirección, y entonces, detuvo sus pasos en seco. A muy pocos metros de dónde el castaño se encontraba, estaba su padre, apuntándole con un arma de fuego. HoSeok quiso gritar, pero aquello solo alentaría a su padre a disparar, no había sido visto y el lugar estaba prácticamente oscuro. Entonces, hizo lo más impulsivo que se le pasó por la cabeza. Fue directo hasta dónde TaeHyung se encontraba, corrió sobre el césped, por ende sus pasos no podían ser oídos, corrió y no se detuvo hasta estar justo en frente de TaeHyung, cubriéndolo y protegiéndolo con su cuerpo.
—HoSeok, córrete ya mismo. —Musitó el hombre con notable enojo. No se explicaba cómo había salido de su habitación, ¿a caso el somnífero que le puso a su esposa en la bebida no había hecho efecto?, ¿ella lo había liberado?, apretó la pistola con fuerza y no dejó de apuntar siquiera un segundo, había ido a terminar con TaeHyung de una vez, ya lo había hecho sufrir varios meses, era hora de deshacerse de él y seguir adelante, ocuparse de otros asuntos. Eso era exactamente lo que iba a hacer y su hijo no se iba a interponer.
— Lo amo y no me voy a ir de aquí, si disparas moriremos los dos.
— ¿Qué le hiciste a mi hijo?, le has lavado el cerebro durante esos meses que lo tuviste encerrado, ¿verdad?, a mi no me engañas, ¡eres un maldito bastardo! —Gritó el hombre enfurecido, mirando a TaeHyung con una mirada dura, fría, cargada de odio.
—No ha hecho nada más que amarme, fui un maldito infeliz toda mi vida, ¿a caso no te das cuenta?, ¡él me salvó!
— ¿Cómo puedes decir ello?, él te cambió, te arruinó, luego de lo que te hizo ya no volviste a ser el mismo. —El hombre hizo un paso hacia adelante, sus palabras tan solo lo envenenaban más por dentro, y lo cegaban por completo, al punto de incitarlo a disparar de una vez, sin importarle que su hijo estaba en el medio.
—Porque no podía estar con él, por eso era miserable, ¿a caso no te das cuenta? ¡Lo amo!, ¡lo amo demasiado!, no puedo vivir sin TaeHyung, ¡no puedo! —HoSeok había dicho aquello que debía haber dicho hacía mucho tiempo, aquél nudo que sentía en la boca de su estómago se desató y comenzó a llorar.
—Esto no es cierto, esto no puede estar pasando, ¡por una mierda, recapacita! —El hombre dio otro paso más, estaba ya demasiado cerca, la única razón por la que aun no disparaba, era que el cuerpo de su hijo estaba justo en el medio de su objetivo y quería evitar herirlo—. Sé que estás confundido, me agradecerás en un futuro, esto es por tu bien, ¡es un chico igual que lo eres tú!, mi hijo no puede ser un maldito homosexual.
— ¿No?
HoSeok haciendo caso omiso a las acusaciones de su padre y a sus palabras hirientes, aun herido porque aquél hombre no dejaba de ser su familia, volteó poniéndose justo frente a frente con TaeHyung, lo cubrió protectoramente con sus brazos, protegiéndolo al punto de que no podría salir lastimado a menos que pasen por sobre él, tomó su rostro con delicadeza y lo besó. Sus labios se movían con necesidad y desesperación, como si fuese la última vez, y en ese momento, nadie podía darles la certeza de que no fuera así. Aquél beso de salado sabor debido a las lágrimas que ambos liberaban, se fue intensificando. Se aferraron con fuerza con sus temblorosas manos, como si fuesen tan solo uno, si ese era el final, se irían de ese modo, juntos.
Ya no pensaban en el hombre apuntándoles, ya no pensaban en nada más que ellos mismos, porque solo ellos importaban en ese momento, habían pasado por demasiadas cosas para poder estar juntos, nadie podía separarlos, merecían estar juntos y ser felices, si no era en esa vida, iba a ser en otra, nadie podía arrebatarles ese amor, si, se amaban demasiado.
—Te Amo. —Musitó HoSeok alejándose tan solo unos pocos centímetros. Aun con sus rostros inundados en lagrimas, se aferraron en un fuerte abrazo, ambos sonrieron y cerraron sus ojos esperando su final. Pero, lo que escucharon en lugar de un disparo, fue el sonido de una sirena, y al darse la vuelta, vieron las incontables luces de color rojo y azul iluminando todo alrededor.
— ¡Deje el arma en el suelo y levante las manos! —Le informó un oficial al hombre que aun estaba descolocado, parado como piedra sin poder creer lo que sus ojos acababan de presenciar.
Este dejó el arma en el suelo y miró una vez más a su hijo, detestaba en lo que HoSeok se había convertido, no lo podía aceptar, pero al verlo de ese modo junto a TaeHyung, le hizo saber que HoSeok no mentía al decir que amaba a ese chico, lo había podido ver con sus propios ojos, todo lo que había dicho respecto a sus sentimientos, eran cierto, lastimosamente cierto.
El hombre, lentamente se dio la vuelta y esperó hasta que con cautela, dos oficiales se acercaron a él y comenzaron a revisarlo procurando de que no tuviese más armas, luego le pusieron las esposas y se lo llevaron.
HoSeok miraba a su padre ser subido al automóvil, y se permitió relajarse por un instante, ambos seguían aferrados uno al otro, como si al soltarse, pudiesen ser separados.
—Ya ha pasado todo, estás a salvo. —Musitó HoSeok por lo bajo.
—No, no aun, mi hermano SeokJin y YoonGi… —Hizo una pausa, tenía tanto miedo, había podido ver la clase de hombre que era el padre de HoSeok, no había tenido ningún reparo en apuntarle a su hijo, quizá SeokJin, estaría muerto y YoonGi… no, no podía estar muerto también, no iba a darse por vencido, no iba a perder las esperanzas.
—Hay que ir por Yoongi. —Dijo a medida que se separaba de HoSeok y caminaba directo hasta donde uno de los oficiales se encontraban.
El hombre, al escucharlo, asintió con la cabeza y se dirigió con prisa hasta su automóvil, HoSeok y TaeHyung se subieron en el asiento trasero, y se dirigieron directo a casa de los Jung.
En el camino, el móvil de JungKook, que HoSeok tenía en su bolsillo, comenzó a sonar. Este atendió el llamado de inmediato.
— ¿Si?
—Soy el oficial Pyungkan, estoy en la sala de emergencias junto al oficial JungKook, este se encuentra muy grave, pero necesita saber lo que me dijo antes de que lo indujeran al coma.
—Dígame.
—Que presionen el botón negro que hay a un costado del escritorio, me gustaría darle más detalles, pero no logré entenderle más.
—De acuerdo, gracias por la información. —HoSeok sabía en dónde estaba el escritorio de su padre, más no quiso decirle a TaeHyung respecto a JungKook, prefirió esperar a que las cosas estén más calmadas.
Mientras avanzaban, se quedó pensando respecto a aquellas palabras, él jamás había notado la existencia de un botón negro en el escritorio, ¿Qué más podría estar ocultando? Ya nada le sorprendía.
Tras las indicaciones de HoSeok, el oficial llegó a la enorme casa y tras ellos, venían varios automóviles más.
El oficial le hizo una seña a HoSeok y a TaeHyung, de que se mantuvieran dentro del coche hasta que fuese seguro, pero en cuanto los oficiales comenzaron a avanzar hacia la entrada, estos hicieron caso omiso y salieron del vehículo.
Entraron sigilosamente todos juntos, habían hecho dos grupos para revisar la casa por completo. Buscaban un escritorio el cual, HoSeok ya sabía dónde estaba situado, pero quería verlo con sus propios ojos.
Le hizo una seña discreta a TaeHyung con la cabeza para que lo siguiera y caminaron directo a la biblioteca.
Alrededor, los policías caminaban con prisa de un lado a otro.
HoSeok se dirigió con prisa hacia donde el escritorio se encontraba, tanteó con su mano a la espera de sentir con el tacto un botón, pero no había ninguno. En ese momento un oficial entró a la biblioteca y al ver lo que HoSeok hacía, se quedó parado, a la espera de que este, pudiese encontrar lo que estaban buscando.
El de pelo rojizo, se agachó y del lado izquierdo, pudo encontrar finalmente lo que JungKook había dicho. Un muy pequeño botón de color negro, el cual podía ser presionado con facilidad por alguien que estuviese sentado frente al escritorio. Sin dudarlo, lo presionó. En ese momento, comenzaron a escuchar un extraño sonido. Y, ante sus ojos, el enorme estante con libros, comenzó a deslizarse hacia un lado. El oficial llamó a dos de sus compañeros que estaban revisando cerca, y les hizo una seña para que viesen aquella habitación que acababa de ser descubierta. HoSeok observaba aquello sin podérselo creer, ¿aquél lugar siempre había estado allí?, ahora muchas piezas del rompecabezas encajaban, el por qué su padre nunca le había permitido jugar en la biblioteca de pequeño, y el por qué se había enojado tanto la vez que este había ingresado en busca de algún libro para leer.
Los oficiales desenfundaron sus pistolas y apuntando hacia adelante, se asomaron hasta la habitación, estaba todo completamente oscuro allí adentro. Justo en un costado de la entrada, había una perilla que, al presionarla, se encendieron unas pequeñas luces de color azul y ello dejó ver que detrás de ese estante, había un corto pasillo y unas escaleras hacia abajo, las luces iluminaban cada uno de los escalones. Podía escucharse un fuerte sonido proveniente de la lámpara de tubo y también el sonido de un metal ser golpeado. No lo iban a admitir, pero incluso los oficiales sentían miedo, no sabían con lo que se iban a encontrar. Bajaban con cautela, TaeHyung y HoSeok los seguían a paso lento detrás.
Una vez estando abajo, vieron un pasillo extenso y una enorme puerta con rejas. Más al fondo había al menos otras dos más, parecidas a celdas de prisión.
Había otro interruptor, que al activarlo, encendió todas las luces del lugar una tras otra. Lo que ahora la fuerte luz de color azul, había dejado al descubierto, era algo inhumano.
Un muchacho. Este estaba atado de pies y manos con cadenas aferradas a la pared, tenía hematomas por todo su débil y delgado cuerpo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, golpeaba un extremo de la cadena que le sujetaba la muñeca, contra el armazón de metal que había instalado en la pared detrás de él. Eso eran los sonidos que habían estado escuchando. El joven, tenía rastros de sangre vieja pegada en su cuerpo y ropa, observaba todo a su alrededor sin ninguna expresión, lloraba sin fuerzas, apenas liberando alguna que otra lágrima, como si ya hubiese llorado por tanto tiempo, que no tenía más que derramar. Estaba prácticamente desnutrido, se podían ver sus costillas en su piel desnuda. Allí abajo la temperatura era extremadamente baja, y el que el joven estuviese con el torso desnudo, era algo sumamente cruel.
TaeHyung dio un paso al frente, estaba observándolo en estado de shock, no podía creer lo que veía, jamás se había imaginado que encontraría a su hermano en un estado tan calamitoso, no podía reaccionar, si quiera cuando vio al otro extremo, el cuerpo de YoonGi tendido sobre el suelo, este no estaba encadenado, pero había bastante sangre a su alrededor y permanecía inconsciente.
—
Me dolió narrar esto último de Jinie💔
¡Gracias por leer!
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