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Capítulo 10

YoonGi mantenía su cabeza gacha ante la presencia de SeokJin, aun no lograba entender el por qué aquél muchacho lo ponía tan nervioso. Ambos estaban sentados en la sala de la casa de TaeHyung.
El mayor, le dio un pequeño sorbo a su café mientras que el pálido se limitaba a mover sus dedos nerviosamente contra la porcelana de la taza depositada entre sus manos, con un café prácticamente frío.

Tras un prolongado silencio, ambos escucharon una puerta abrirse, instintivamente se dieron la vuelta con una expresión de asombro en sus rostros, YoonGi estaba a punto de ponerse en pie cuando sintió aquella puerta cerrarse de nuevo.

Suspiró.

—¿Es que TaeHyung no piensa salir nunca más? —Preguntó Jin mientras continuaba mirando la puerta cerrada de la habitación.

—¡TaeHyunie!, ¡No puedes permanecer allí encerrado toda la vida! —Gritó YoonGi. Luego aguardó un instante, pero no recibió respuesta alguna.

—Esto es tan raro, ¿No te ha dicho que fue lo que le sucedió? —Preguntó Jin enarqueando una ceja.

—Él ha visto a un viejo amigo ayer, al parecer, algo salió mal.  —YoonGi volvió a soltar un sonoro suspiro, se sentía responsable.

—¿Era un amigo importante? —Inquirió el mayor con sumo interés.

—Si que lo era, por eso insistí con que lo fuese a ver, quería que recuperasen contacto.

—¿Solo amigos?

—¿Qu-qué insinúas? —El pálido comenzó a trastabillar con sus palabras, denotando un repentino nerviosismo.

—No, nada. En todo caso no serías tú quien tendría que decírmelo. —Jin se encogió de hombros y sacó su teléfono, dando por terminada aquella conversación.
¿Por qué parecía molesto? YoonGi se lo quedó observando pensativo.

Bien temprano por la mañana, YoonGi sintió como la puerta de la habitación de TaeHyung era abierta. Al asomarse por el pasillo, vio que el castaño estaba en el baño y aprovechó ese momento para introducirse en su habitación a toda prisa.

Cuando TaeHyung regresó, se encontró con YoonGi, este estaba esperándolo sentado en la cama con sus brazos cruzados, manifestando un aparente disgusto.

—Vamos a hablar aunque no quieras. —Dijo YoonGi mientras palmeaba el colchón a su lado para que su amigo se sentase junto a él.

TaeHyung no hizo caso, por el contrario comenzó a caminar nerviosamente por la habitación.
El pálido lo observó durante varios minutos sin decir palabra alguna, podía ver el rostro abatido del castaño y quería darle tiempo.

—Me ignoró. —TaeHyung cerró los ojos y suspiró—. Me ignoró por completo. Como si fuese un extraño, como si no me conociera, como si nunca me hubiese visto en la vida. —Las lágrimas se le acumularon en sus ojos y no pudo evitar dejarlas salir.

YoonGi se incorporó y lo rodeó con sus brazos.

—Es obvio que estaba fingiendo, quizás tenía algún motivo importante por el cual prefirió ignorarte, quizás estaban en un lugar demasiado publico.

—YoonGi, tú no estabas allí, debiste haberle visto el rostro, sonrió como si todo estuviese bien, como si fuese la persona más feliz del mundo, al despedirse si quiera me miró y se fue caminando lento, no le importó en lo más minino mi presencia, no le generó absolutamente nada.

—No lo entiendo. —YoonGi intentaba imaginar aquella escena y le era imposible, aquello había sido demasiado extraño.

—Quise correr tras él, quise suplicarle que me dijera el por qué estaba actuando así, que no merecía ese trato, no, no lo merecía, ¿Por qué, YoonGi?, ¿Por qué? —TaeHyung se aferró nuevamente a los brazos de su amigo, quien intentaba consolarlo.

—¿Se estaría vengando? Ya sabes... por lo que le hiciste. 

—YoonGi... —TaeHyung sorbió su nariz—. Yo actué mal, lo sé. Y la condena justa según la ley, es que debía ir a prisión, y fui, lo acepté, me lo merecía. Pero fue él quien me sacó, fue él quien le mintió a todo el mundo para salvarme de aquella sentencia, no tiene sentido alguno que ahora pretenda que no existo.

—Tienes razón. —YoonGi frunció el ceño intentando pensar en qué motivos tendría HoSeok para actuar así—. Podría decirte que quizá, él estaba confundido respecto a lo que sentía por ti, que luego se arrepintió de haberte ilusionado. Aun así en esta teoría no encaja el por qué cuando tú te fuiste a despedir, te volvió a contactar por mensajes, debió dejarlo como estaba. No lo comprendo.

—Lo que más me duele es que creí en sus palabras, en su momento lo creí todo como un idiota, le creí cuando me dijo que todo era sincero, le creí cuando dijo que se había enamorado, le creí cuando me besó y lastimosamente le creí cuando hicimos... —Las mejillas de TaeHyung se tornaron carmesí al recordar aquello.

—Hicieron, ¿Qué? —Preguntó el pálido frunciendo el ceño.

—Tuvimos relaciones. —El castaño bajó la mirada cohibido.

—¿Qué? —YoonGi dio un paso hacia atrás con una expresión de sorpresa en su rostro. ¿Había escuchado bien?

—Hicimos el amor y te puedo asegurar de que yo no lo forcé, al contrario, quien tomó la iniciativa las dos veces, fue él, no yo, yo incluso al principio no quería.

— ¿Dos veces?, tuvieron sexo ¿DOS VECES? —YoonGi de nuevo abrió sus ojos sorprendido y se cubrió la boca sin podérselo creer, no pensó en que habían llegado tan lejos.

—Él dijo que me amaba, y no sentí que sus palabras fuesen vacías, yo podía ver en sus ojos que todo lo que me decía era verdad, lo noté tan sincero, tuvimos momentos realmente significativos.

—Esto es serio, TaeHyung. Nunca creí que habían intimado tanto, ahora no sé que creer. Debes exigirle que te de una explicación, la mereces, ¡Tuvieron sexo, joder!

— ¿Y si todo fue sincero aquella vez?, ¿Y si realmente creyó haberse enamorado de mi porque era lo único que tenía junto a él?, quizás al ser libre se dio cuenta de la realidad, de que yo no era más que un loco desquiciado que lo secuestró y lo forzó a que lo amase. Quizás se dio cuenta de lo absurdo que era sentir algo por mi, que yo no era nadie, no se por qué me sorprende, era obvio que sucedería.

—Aun así debería decírtelo en la cara, hasta que ello no suceda, no podrás dar por terminada toda esta locura, no podrás comenzar a vivir hasta que esto se termine oficialmente.

—¿Qué insinúas?, ¿Que regrese?

—Si. TaeHyung, sé fuerte, enfréntalo, dile todo lo que quieras decirle y no te guardes nada, exígele que responda a todo lo que necesites saber, que te lo diga de frente, que todo fue una locura, que se arrepiente, que te ignoró porque no tiene agallas. Si lo tuviese enfrente, juro que le rompería la cara. —YoonGi cerró su mano en un puño con fuerza intentando retener su enojo.

—Fue culpa de los dos, yo lo forcé a ello, a mi también deberías golpearme. —TaeHyung suspiró con pesar.

—No sabes cuánto lo siento, me duele que tengas que pasar por esto.

—Iré.

—¿Qué? —YoonGi levanto la vista y miró a TaeHyung confundido.

—Iré a verlo de nuevo, estoy cansado, cansado de sufrir. Tienes razón, merezco que me lo diga de frente, o estaré con esta incertidumbre el resto de mi vida.

—No sabes cuánto me alegra saber esto, sé que será duro, pero será el paso para comenzar a sanar.

—Lo se, será muy duro. Sé que luego de esto querré desaparecer de Corea, quizás... mudarme a Alaska.

—Espero que cuando estés en Alaska rodeado de pingüinos, con el culo congelado y los mocos escarchados, te acuerdes de mí y me envíes mínimo una postal. —YoonGi miró a su amigo y le picó el hombro con su dedo índice, intentaba que sonriera, pero este solo hizo un gesto forzado y volteó la mirada. Quizás necesitaba un poco más de tiempo para volver a sonreír.

YoonGi suspiró sonoramente y se dirigió a la sala, allí se sentó y sacó su teléfono móvil, necesitaba saber algo importante y solo una persona podía ayudarlo.

Justo en ese momento, vio salir al castaño finalmente de la habitación. Este tomó su abrigo y se dirigió a la puerta de salida.

—Necesito... —Suspiró—, iré a tomar aire fresco.

YoonGi se lo quedó mirado preocupado pero no dijo nada, al menos había salido al fin.

TaeHyung caminó a paso lento sin rumbo por varios minutos, iba sumergido en pensamientos sin prestarle atención a nada ni a nadie a su alrededor, tenía sus frías manos en los bolsillos e iba observando las líneas en la vereda.
En su mente se repetía una y otra vez el rostro de HoSeok sonriendo como si nada hubiese sucedido, lo veía irse caminando con lentitud sin voltearse si quiera una vez.
Aquél trato distante que le había dado, había sido mil veces peor que el castigo de ir a prisión. ¿Por eso HoSeok lo había liberado?, ¿HoSeok se estaba vengando?, de solo pensarlo sentía un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.
Negó varias veces con su cabeza, ya no quería seguir pensando y sacando conjeturas apresuradas, estaba decidido a hablar con él frente a frente y terminar con todo de una vez por todas, había llegado a su límite, ya no lo soportaba más, por primera vez se estaba arrepintiendo de todo lo sucedido en un pasado y hasta comenzaba a desear regresar el tiempo atrás y nunca haber ido a aquella firma de autógrafos, el dolor que sentía era tal, que deseó nunca haber conocido a HoSeok.

Luego de haber caminado por un buen tiempo, levantó la vista y ni siquiera sabía donde se encontraba, nada a su al redor le era familiar.
Decidió dar la vuelta y caminar en línea recta de regreso. Ya estaba anocheciendo, el cielo comenzaba a envolverse en un manto azul oscuro mientras las luces de las calles comenzaban a encenderse una a una.
Esta vez, mientras caminaba, iba mirando todo a su alrededor. De pronto sintió unos pasos tras él pero al voltear, no vio nada. ¿Se estaba volviendo paranoico?
Frente a él iba caminando una pareja tomados de las manos con varias bolsas de compras, iban a paso lento perdidos en su mundo, pero él sentía pasos detrás, y al voltear no había nadie.
Le pareció haber visto una sombra escabullirse entre un pequeño pasillo entre dos negocios. Tenía esa sensación extraña, como si alguien lo estuviese siguiendo, sentía el aire pesado. La poca claridad y el no saber exactamente donde se encontraba lo ponían tenso.
Aceleró el paso y al escuchar pasos esta vez más fuertes, volteó asustado y vio que una mujer caminaba tras él, iba mirando los negocios y admirando los colores de las vidrieras. ¿Qué le sucedía? Respiraba agitadamente, sentía miedo, ¿Era un ataque de pánico?
Sintió su teléfono sonar en su bolsillo y cuando agachó la mirada para tomarlo, escuchó el ruido de un automóvil acelerando sobre el pavimento seguido de el grito de una mujer. Al darse la vuelta vio un auto encandilándolo con los faros encendidos y en ese momento se le heló la sangre, no pudo reaccionar, se había quedado petrificado mientras veía como el automóvil, se dirigía exactamente hacia donde él se encontraba a toda velocidad.

Muchas gracias por seguir acompañándome hasta aquí y ser pacientes,
¡Os Amo!

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