Capítulo 05
— ¿Qué película van a ver? —Preguntó Jimin curioso mientras se dirigían a la sala de cines.
—No lo hemos decidido, YoonGi ¿Cuál te gustaría?
YoonGi se quedó en silencio pensando, no era muy fan de ver películas en compañía de otros, estaba acostumbrado a verlas solo, la razón era que la mayoría lo juzgaba por su apariencia y creían que le gustaban las películas de acción, violencia o terror, pero era todo lo contrario, a él le gustaban las películas de drama y romance, no porque sea un poeta frustrado amante del amor o la tragedia, pero le gustaba la sencillez con que la mayoría de dichas películas se desarrollaban; todas ellas tenían un inicio, quizá en el que los personajes principales se conocían y se enamoraban, luego aparecía algún tercero en discordia o quizá una enfermedad, familias en contra o simplemente el destino los separaban o por el contrario terminaban juntos, y ya sea un desenlace bonito o una tragedia, le gustaba lo predecibles que eran, le gustaba lo cliché, pero por sobre todo las cosas, le gustaba ponerse en la piel de aquellos personajes, sentir un amor puro o sentir la agonía de una inevitable tragedia, quizá hasta derramando alguna que otra lágrima de empatía por los personajes de aquella ficción plasmada en la película, por un instante, se alejaba de su realidad y manifestaba sus emociones por los sentimientos de alguien más. Las películas que le gustaban a él lo ponían demasiado sensible, y ello era algo que jamás revelaría, que nadie debía saberlo, su imagen de chico malo, estaba bien, no toleraba que lo molestaran o se le rieran, ya que su situación de vida, ya era lo suficientemente humillante como para agregarle más cosas a la lista.
YoonGi se encogió de hombros y llevó sus manos a los bolsillos.
—Me da igual, elijan ustedes. —Por dentro rogaba que escogieran alguna de terror, nada que le sacara lágrimas, mucho menos frente a Jin.
— ¿Qué tal esta? —Musitó Jimin señalando el afiche enorme que colgaba de la pared—. Es de Zombis, escuché que es buena. —Jimin era la persona más miedosa sobre la faz de la tierra, pero no es que le había dado un arrebato repentino de valentía, sino que quería que YoonGi lo abrace o mínimo quería tener una excusa para aferrarse a él.
Jin observó el afiche con poco entusiasmo pero de igual manera se dirigió hasta la boletería, sacó su billetera y pidió tres entradas para aquella película.
Jimin miró con cautela a su alrededor y al ver que nadie estaba mirando, hizo una seña con su mano levantada en el aire y en menos de un segundo, dos hombres uniformados con lentes oscuros, se le acercaron con varios aperitivos, pop corns y refrescos.
— ¿Quiénes son esos? —Preguntó Jin enarqueando una ceja.
—Mis guardaespaldas, últimamente no salgo sin ellos, no se sabe cuando algún desquiciado fan pueda querer raptarme. —YoonGi tosió y caminó hasta la fila de entrada.
— ¿Por qué un sujeto como tú tendría guardaespaldas? —Preguntó Jin curioso.
El pelinegro en lugar de responder, se quitó sus lentes oscuros y lo miró ofendido, aún no podía creer que existiera alguien en Corea del Sur que no lo conociese.
Justo en ese momento, dos chicas que estaban en la fila para ver la misma película, lo vieron y comenzaron a gritar, saltar y a tomar fotografías con sus teléfonos. Jimin resopló y llamó a uno de sus hombres uniformados y le dijo algo en el oído. A los pocos minutos, el personal del cine estaba re dirigiendo a la gente de la fila hacia la sala de cine situada en el tercer piso, quedando así todo aquél lugar solo para ellos tres.
— ¿Era necesario? —YoonGi resopló y caminó hasta la sala en busca de una buena ubicación, después de todo, rodearse con famosos tenía sus ventajas, ni siquiera tuvieron que presentar boletos, tenían toda la sala para ellos solos.
Escogieron la ubicación del medio, YoonGi estaba sentado entre Jin y Jimin.
En cuanto las luces se apagaron, el pálido tragó con dificultad, la presencia de Jin tan cerca de él en medio de la oscuridad, lo ponía muy tenso.
Jin sostenía un paquete de pop corns, que compartía con YoonGi, pero este apenas podía tragar.
La película comenzó, y la tensión que YoonGi sentía, cortaba el aire. Jimin pegó un pequeño grito agudo en cuanto el primer zombi apareció, y ni siquiera se dio cuenta que se había aferrado a YoonGi, estaba tan asustado que no podía pensar en otra cosa, y si bien tenía sus ojos cerrados con fuerza, seguía escuchando y eso le daba aún más miedo.
YoonGi apoyó su mano sobre el apoya brazos y tocó sin querer la mano de Jin, en cuanto se percató de aquello, la apartó con prisa y sintió sus mejillas arder. Jimin por su parte estaba lloriqueando y ahora estaba cubriendo su cara contra el hombro de YoonGi, luego lamentaría que por el miedo, no había podido disfrutar de aquella cercanía.
El final se estaba aproximando y Jimin había pasado más de la mitad de la película aferrado a YoonGi con los ojos cerrados. Jin se había limitado a comer pop corns, ese tipo de películas le aburrían y YoonGi, si bien no había podido concentrarse, en ese momento estaban pasando una parte emotiva con el protagonista que acababa de ser brutalmente masacrado por un zombi frente a su hijo pequeño, sacrificándose así por la vida de él. Aquello lo conmovió tanto, que una lágrima cayó por su mejilla, con prisa levantó su brazo para secarla y creyó que nadie lo había notado, pero Jimin que tenía su pequeña mano aferrada a su brazo, lo notó y se quedó observándolo en silencio con su corazón latiendo con prisa y un cosquilleo en su estómago que nunca antes había sentido por nadie.
En cuanto la película terminó, decidieron ir a comer algo, Jin los estaba llevando a un restaurante que él solía ir, no era muy elegante, pero dijo que hacían las pizzas más deliciosas de todo Seúl. Jimin frunció el seño e hizo una expresión de disgusto en cuanto estuvieron parados frente aquél lugar, en su vida había estado en un sitio tan barato, carente de buen gusto y clase, pensó que hasta podría haber ratas, aunque dentro se veía limpio y había varias familias con pequeños sentados en sus mesas, estos parecían contentos, pero aún así no lo convencía. Jimin suspiró y volvió a levantar su mano en el aire, lo que parecía ser la seña con la que llamaba a sus hombres, ya que estos en menos de segundos aparecieron de la nada.
—Traigan mi coche, nos vamos. —Ordenó.
— ¿Te irás? —Preguntó YoonGi con una emoción en sus palabras que no pudo ocultar al pensar en que cenaría a solas con Jin.
—Nos vamos los tres a otro restaurante, ni crean que me harán entrar a ese lugar. —No es que le importara mucho el lugar en sí, pero no iba a impresionar a YoonGi si no le mostraba toda la opulencia a la que él estaba acostumbrado. Jimin sabía que solo con su fama y riquezas podría conquistar a alguien.
— ¿Qué tiene de malo?, a mi me gusta. —Respondió el pálido.
Jimin se limitó a señalar el lugar con una expresión de asco, en ese momento, un automóvil negro de vidrios polarizados se acercó a ellos y el hombre de uniforme se bajó para abrirles la puerta. YoonGi rodeó sus ojos y se subió, no valía la pena una disputa, lo importante es que estaría con Jin.
No tenía idea a donde estaban yendo, pero habían estado en la carretera por más de veinte minutos, eso era lejano teniendo en cuenta lo pequeño que era Seúl y que la zona de restaurantes estaba toda concentrada en una radio de cinco kilómetros a la redonda.
El automóvil aparcó finalmente, estaban en la zona de Gangman, era donde la gente con más dinero vivía, de hecho el hijo del presidente tenía un departamento allí.
YoonGi levantó la vista directo al gran restaurante y se sintió cohibido, aquél lugar que podía verse a través de la ventanilla, era sin duda uno donde solo la gente adinerada concurría, de hecho podía ver a una pareja, con su ropa de alta costura, adentrándose con una seguridad y cierto orgullo, como si fuesen los dueños del mundo.
YoonGi echó un rápido vistazo a lo que él traía puesto, su ropa era nueva, estaba limpia y lo abrigaban, se había sentido más que contento y conforme con ello, pero ¿Por qué ahora se sentía tan avergonzado?, no estaba a la altura de toda esa gente, sabía que lo iban a juzgar, la gente siempre había sido así, y aunque él recibía miradas de ese tipo cada día, era algo a lo que nunca se había podido acostumbrar. Siempre dolía, siempre lo hacían sentir miserable.
Observó a Jin, quien sin ningún problema, bajó del automóvil, si quiera se había percatado del lugar, él iba entretenido chequeando algo en su teléfono, de todas formas, Jin no era un joven en situación de calle, había dicho que asistía a la universidad, por ende tenía recursos, sabía lo caras que eran las carreras universitarias, mucho más las de abogacía; SeokJin también tenía el despacho de su padre esperando a por él, sería un gran abogado como su progenitor había sido, podía decirse que tenía su futuro asegurado.
YoonGi incluso se sintió estúpido por atreverse a sentir algo especial por Jin, ¿Qué tenía él para ofrecerle?, nada, él era un don nadie que no merecía si quiera el cariño de alguien tan perfecto como aquél joven, se sentía que no era digno del amor ni el cariño de nadie.
Agachó la cabeza y pensó en salir corriendo, estaba incómodo, no quería estar allí. Levantó la vista y vio a SeokJin entrando al restaurante y a Jimin, por el contrario, acercándose a pasos rápidos hacia él. Suspiró con pesar y abrió la puerta del coche.
El pelinegro le estiró la mano, pero este no la tomó, escondió sus manos en los bolsillos de sus jeans y agachó la mirada en un acto de ocultar su rostro abatido.
— ¿Qué sucede? —Preguntó Jimin intentando analizar el por qué estaba cabizbajo.
—Nada, no sucede nada. —YoonGi se observaba los pies, no quería mirar a Jimin a los ojos, se sentía muy avergonzado.
—Ven, vamos a comer, muero de hambre. —Por alguna razón, Jimin no estaba mostrando aquella personalidad irritante, tampoco estaba expresándose con ese tono agudo y estridente que provocaba dolor en sus sensibles oídos, su voz sonaba calmada, como si pudiese intuir lo que le sucedía a YoonGi, sin siquiera habérselo preguntado.
El pálido caminó unos pocos pasos hacia la entrada pero cuando estaba dispuesto a abrir la puerta, Jimin lo sujetó del abrigo.
—Espera, YoonGi.
— ¿Qué quieres?
—Espérame aquí, no quiero entrar solo. —Habiendo dicho ello, Jimin corrió hasta donde su coche se encontraba, se sacó sus lentes caros, también su abrigo de diseñador, quedándose simplemente con una playera de color blanco, observándose un instante en el espejo del automóvil, se despeinó sus cabellos y luego caminó hasta donde YoonGi se encontraba, quien lo observaba perplejo.
—Vamos a darles de qué hablar a esos estirados. —Dijo con una sonrisa pícara que por alguna razón, hizo a YoonGi también sonreír.
TaeHyung le daba pequeños sorbos a su chocolate caliente mientras releía su escrito. Pensó en cuánto había cambiado como escritor, sus líneas eran cada vez más maduras y frías, él estaba incursionando en el ámbito del terror; al principio no estaba seguro con su trabajo, aquellos escritos a su parecer rayaban la demencia, pero le había enviado un pequeño resumen a uno de sus consejeros literarios y el hombre se había mostrado más que conforme, así que dejaría todo en manos de quienes sabían, si hubiese sido por él, nunca hubiese publicado nada.
Dejó el chocolate a un lado de su laptop, escribió una oración que estaba rondando por su cabeza y justo en ese momento, se cortó la electricidad. Se incorporó trastabillando, Yeontan comenzó a ladrar y se cruzó en el camino de su dueño, haciendo que este casi tropezara. Quiso buscar su teléfono para iluminar, pero le llamó la atención que había un resplandor proveniente por debajo de la puerta de entrada.
Con ambas manos a la altura de su pecho, fue caminando hasta allí y la abrió, el pasillo estaba iluminado, incluso parecía que había electricidad en el departamento contiguo.
Caminó hasta las escaleras y bajó hasta la planta baja, no quiso tomar el ascensor por precaución. Al llegar a la recepción, le preguntó al conserje si sabía la razón por la que se había quedado sin electricidad, este, desconociendo el motivo, se fue a fijar al tablero primario, y para sorpresa de ambos, el interruptor del departamento de TaeHyung, era el único apagado.
— ¿Alguien estuvo maniobrando esto? —Preguntó el castaño dudoso.
—Nadie puede maniobrar este tablero a excepción de mi, aparte solo el de tu departamento está bajo, la térmica no puede bajar sola a menos que alguien lo haya hecho manualmente. Y si hubiera saltado por haber enchufado algún artefacto en malas condiciones, se hubiera cortado la electricidad en todo el edificio, cosa que no sucedió, es muy extraño.
— ¿No hay cámaras de seguridad?, solo para cerciorarse… —Preguntó.
—Aquí nunca ocurrió ningún incidente, el guardia de seguridad no ha informado ninguna actividad sospechosa y… bueno, la cámara de seguridad ha estado apagada desde hace mucho tiempo. —Dijo agachando la cabeza.
—Espero no vuelva a ocurrir. —Lo dijo más bien temeroso a que con tono de amenaza. Aquello había sido extraño.
Subió las escaleras de regreso a su habitación, y tan solo por si acaso, chequeó cada rincón, temía que alguien pudiese haberse metido a su departamento en su ausencia, pero Yeontan estaba dormido tranquilo sobre el sillón. No había de que preocuparse, quizá estaba pensando demasiado las cosas. Negó repetidamente con la cabeza y continuó escribiendo.
Con la cara cubierta, un sujeto extraño salió de donde estaba escondido, se puso el gorro de su sudadera y bajó el ascensor, en su mano sostenía la fotografía que había tomado del departamento de Kim Taehyung, mantenía una sonrisa satisfecha, sin duda sería bien recompensado por su exitoso trabajo.
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