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XV

Lando

Este había sido, sin duda, el más memorable viaje de acampada. Carlos no podía creer que su historia del monstruo del lago había cobrado vida. Aunque había sido la cosa más jodidamente escalofriante, ahora pensaba que había sido genial. Yo estaba feliz de que no había tenido que ir a la cama sin mi beso de las buenas noches de Oscar.


-Me gusta hacer pis en el bosque - Admitió Arthur.

-¡A mí también! - Dijo Max - ¡Casi le doy a esa ardilla!


Reí y sacudí mi cabeza. Los chicos siempre serán chicos. Era muy temprano en la mañana, pero todos estaban despiertos ya. Dormir en una tienda tal vez era divertido, pero nada se comparaba con nuestras cómodas camas. Todos éramos un poco mimados.


-¡Hice el desayuno! - Anunció Daniel, sacando una bandeja de s'mores. Normalmente, no les habría permitido comer algo tan poco saludable para desayunar, pero era una ocasión especial.

-¿Qué te pasa, viejo? - Le pregunté a Checo mientras salía de su tienda con sus manos en su espalda baja.

-Mi cama estaba un poco grumosa. ¿Quién tuvo la idea de venir aquí sin los colchones de aire? - Preguntó. Daniel se veía culpable.

-Ese debí ser yo. En mi defensa, no lo hice a propósito. Se me olvidaron en casa. Mi hija no es creyente en dormir en las noches, así que he estado un poco fuera de mí.

-No siento simpatía por ti. Tú eras de la misma manera cuando eras un bebé. Es tiempo de que pagues - Dijo Checo.


Recordé tener que levantarme con Maximilian y Luisinha cuando eran así de pequeños. Margarida siempre se negó, diciendo que ella hizo su parte en la sala de labor. De cualquier forma, no me importó. Amé cada minuto que pasé con mis pequeños. A pesar de todo, estaba bastante seguro de que le puse a Max el pañal al revés una o dos veces.

Arthur me trajo un s'more y se sentó junto a mí.


-Creo que soy un chico de papi - Admitió.

-Gracias - Le dije, aceptando lo que trajo - Ahora, ¿Por qué piensas eso? - Se encogió de hombros.

-Como que lo extraño - Le sonreí.

-No tiene nada de malo con ser un chico de papi, yo también extraño al mío.

-Como quiera me estoy divirtiendo mucho - Me dijo rápidamente. Supongo que no quería que pensara diferente solo porque extrañaba a Oscar - Gracias por dejarme venir.

-No habría sido lo mismo sin ti - Le dije.


Había cosas que necesitábamos hacer en casa, así que una vez que todos terminaron sus s'mores, levantamos el campamento y nos dirigimos a casa de mis padres. Papá Max y Jules eran los únicos en la cocina. Jules estaba sosteniendo a Heidi en sus brazos. Daniel inmediatamente enrolló sus brazos a su alrededor.


-Hola, mi familia.

-Voy a despertar a mi ángel - Anunció Carlos antes de salir de la habitación. Mi papá puso su mano en mi brazo.

-Ve arriba y cámbiate. Les daré a los chicos un desayuno de verdad - Dijo papá Max. Mientras caminaba hacia las escaleras, lo escuché refunfuñar - S'mores, en serio.


Solté una risita y me dirigí a mi antiguo cuarto. Me pregunté si Oscar estaría despierta ya. Pensé en tocar, pero decidí no hacerlo. Si todavía estaba dormido, quería despertarlo por mi cuenta, no por un golpe en la puerta. Me deslicé hacia dentro y fui a la cama.

Perfecto.

Esa era la única palabra con la que podía describir lo que veía frente a mí. Mi Osc estaba dormido de lado con su hermoso cabello extendido sobre mi vieja almohada. Tenía su brazo enrollado alrededor de mi pequeña niña, quien estaba acurrucada contra él dulcemente. Me senté cuidadosamente en el filo de la cama y los miré.

Cuando vi que Oscar estaba usando una de mis viejas camisetas de Rugby, con mi apellido escrito a través de su espalda, no pude contenerme. Tenía que tocarlo. Besé a Luisinha en la frente antes de colocar mi mano en la mejilla de Oscar. Cuando él no se movió, moví lentamente mi mano hacia arriba, dejando que mis dedos recorrieran su suave cabello.


-Será mejor que tengas una buena razón para despertarme - Dijo adormilado, sin abrir los ojos.

-Te extrañé - Contesté, todavía acariciando su cara y su cabello. Sus ojos revolotearon abiertos. Ni siquiera intentó mover mi mano.

-Me viste anoche - Le sonreí.

-¿Y? - Me sonrió de vuelta.

-Y vete a limpiar. Luego regresa.


Ni siquiera tuvo que decírmelo dos veces. Tomé mis ropas y fui al baño a tomar una ducha rápida. Olía a campamento. Lavé el olor ahumado de mi cabello antes de secarme y ponerme unos pantalones. Estaba a punto de cepillar mis dientes cuando alguien llamó suavemente a la puerta.


-Entra - Dije. Estaba sorprendido cuando vi a Oscar entrar, todavía usando mi playera y nada más.

-Está todo lleno de vapor aquí - Dijo mientras tomaba su cepillo de dientes. Juguetonamente, me empujó con su hombro para llegar al lavabo.

-Se supone que debes seguir en la cama - Le dije, codeándole la espalda.

-Luisa me dejó por waffles - Contestó antes de meter el cepillo de dientes a su boca.


Estuvimos parados junto al otro frente al espejo, cepillándonos los dientes. De vez en cuando lo empujaba. Él me fruncía el ceño antes de devolvérmela. Era una buena manera de empezar el día. Tan pronto como nuestros cepillos estuvieron en su lugar, lo cargué.


-Vamos de vuelta a la cama.

-Pero ya estoy despierto - Se quejó a medias mientras lo llevaba de vuelta al cuarto.

-No dije nada acerca de dormir - Caí en la cama, llevándomelo conmigo. Él estaba sonriendo antes de que cubriera su boca con la mía. Dejé mi brazo a su alrededor, jalándolo tanto como podía mientras nuestros labios se movían.

-¡Hey, es una fiesta! - Nos separamos rápidamente para toparnos con Max y Arthur entrando por la puerta - ¡Hola, Oscar! - Parecía que Arthur estaba contagiando a mi hijo. Tenía que recordar cerrar la puerta con seguro en un futuro. Oscar se sentó.

-¡Hey, chico del cumpleaños! - Se movió para darles espacio a ellos. Besó a ambos chicos en sus mejillas - ¿Se divirtieron?

-Sí, señor - Contestó Arthur - Pero Pa Max dijo que tenemos que lavarnos para sacar el olor a campamento ahora - Eso sonaba como algo que diría mi papá.


Enviamos a los chicos a baños diferentes para que se asearan. Quería retomar lo que habíamos dejado, pero Oscar ya estaba a mitad del camino a la puerta. Estaba triste de ver que sus piernas estaban cubiertas ahora por pantalones de pijama. 


-¡Hey! ¡Vuelve acá, Osc!

-Necesito comida - Me dijo sobre su hombro. Brinqué y fui tras él.

-Buenos días - Gruñó Charles cuando Oscar se dejó caer en la silla junto a él. Carlos les preparó a ambas un plato, decorando él mismo los waffles para que parecieran animalitos. Oscar rio.

-Bueno, gracias, Carlos, pero no hay manera de que yo me vaya a comer todo esto.

-Para eso está nuestro Muppet - Sonrió, tendiéndome un tenedor.


Me senté junto a él, y movió el plato en medio de los dos. Luisinha estaba sentada frente a nosotros en el regazo de Checo, con su boca tan llena que sus mejillas estaban infladas. Cuando finalmente se las arregló para tragar, sonrió. 


-Hola, papi - La amaba a montones. 

-Hola, princesa - Papá Max nos trajo algo de beber.

-Oscar va a llevar a Maximilian y a Arthur a su casa para recoger a Merlín. Eso nos dará tiempo para llegar a tu casa y tener todo listo para la fiesta.

-No puedo creer que quieran a ese monstruo en la fiesta - Dijo Oscar.

-Maximilian dijo que era parte de la familia - Mi padre contestó simplemente.


Creyendo que el campamento había sido su fiesta, Mi Max no sospechó nada cuando se fue con Oscar y Arthur. Él no tenía idea de cuántos de sus compañeros de equipo y muchos niños de la escuela estaban en mi casa. La piscina iba a estar a reventar, pero el amigo de Oscar, Mick, iba a venir como salvavidas. Eso iba a ser interesante.


-¡Hey, jefe! - Saludó Logan mientras aparcaba en mi casa. Él se ofreció voluntariamente para traer el pastel. Ató su casco en la parte de atrás de su motocicleta.

-Hey, Log - Contesté - Por favor dime que no olvidaste el pastel - Él dio un paso hacia atrás con un gesto de ofendido. 

-¡Por supuesto que no! Está siendo entregado - Liam aparcó y salió del auto. Él no se veía contento mientras azotaba la puerta - Si pones eso en la cocina, ¡sería grandioso! - Le gritó Logan. Él entrecerró los ojos antes de sacar el pastel de la parte de atrás de su carro y entró en la casa. Logan rodó los ojos - No sé cuál es su problema. Se lo pedí amablemente - Entonces, fue tras él - ¡Deja de ser un cabrón!


Solté una risita. Esos dos iban a terminar matándose mutuamente o casándose. Cualquiera de las dos, para nosotros iba a resultar algo entretenido. Mientras los demás invitados llegaban, los iba dirigiendo hacia la parte de atrás. No sabía cómo iba a hacer que Max fuera hacia atrás sin notar todos esos autos enfrente.

Mis preocupaciones perdieron sentido ya que Oscar se había hecho cargo de eso. Cuando aparcó, ayudó a Maximilian a salir de su camioneta. Estaba usando un antifaz. Arthur salió detrás de él, pero con orejeras cubriendo sus orejas. Cuando él me atrapó mirando, se encogió de hombros. 


-Es una cosa ninja, aparentemente. Están tratando de confiar en sus otros sentidos - Mi Max se chocó con su espalda - Lo siento, Oscar - El pobre Arthur fue arremetido cuando no escuchó venir a Merlín. 

-No creo que esto esté funcionando - Admitió.

-Yo lo estoy haciendo genial - Dijo Max antes de chocar de nuevo contra Oscar - Lo siento, Oscar - Él puso sus brazos alrededor de ambos 

-El maldito perro me dio menos problemas que ustedes dos.

-¿Qué? - Preguntó Arthur fuertemente.

-¿Necesitas algo de ayuda? - Pregunté, besando su mejilla.

-¿Papá? - Dijo Maximilian - ¿Cuándo llegaste aquí?

-Tú puedes hacerte cargo de estos cabezas de chorlito - Ofreció, empujándolos hacia mí.

-¡Hola, Lando! - Gritó Arthur. 


Reí y saludé, sabiendo que él no podía escucharme. Los guie hacia dentro mientras Oscar tomaba a Merlín y lo llevaba a atrás. Max chocó con el marco de la puerta. 


-¡Papá! - Resopló - Oscar no me dejó chocar fuertemente con nada.

-Pon tus manos en frente de ti - Le dije, tratando de no reír otra vez.

-¡Oh, hey! - Encontró eso de inmensa ayuda - Gran idea, papá.


Cuando llegué con ellos a la puerta trasera, Arthur se quitó las orejeras y me sonrió. Obviamente, Oscar le había contado sobre la fiesta. Él abrió la puerta y yo guie a Max hacia fuera. Tomó su antifaz justo en el momento en que todos gritaron "¡Sorpresa!

Los ojos de Maximilian se abrieron con sorpresa y me miró. 


-Feliz cumpleaños - Sonreí.

-¡Gracias, papá! - Me abrazó rápidamente por la cintura antes de salir corriendo para unirse a sus amigos con Arthur.

-Crecen tan rápido - Dijo Carlos, palmeándome en la espalda. Miré hacia abajo, al flotador de patito que estaba usando - Luisa - Suspiró antes de dirigirse a la multitud. Justo entonces Jules me jaló hacia un lado. 

-Quería hablar contigo sobre mi regalo antes de dárselo - Lo seguí hacia dentro - Le pregunté qué quería, y esta fue su respuesta - Me tendió una bolsa de regalo. Saqué el marco y lo giré. Había una simple foto de Oscar y yo con los niños - ¿Está bien? - Tracé nuestros rostros sonrientes con las yemas de mis dedos. 

-Es perfecta - Me sonrió y lo puso de vuelta en la bolsa. 

-Te haré después una copia.


Sintiéndome bastante sofocado y confuso, fui de regreso hacia afuera para pasar el tiempo con mi familia. Mi Max y Arthur estaban justo en medio de todo, viniendo con ingeniosas maneras de reventar globos con agua, y Luisinha estaba guiando a su tío Daniel por la resbaladilla. Oscar estaba sentado de alguna manera a regañadientes mientras Logan pintaba una flor en su mejilla. Noté que no era el único viendo hacia su dirección. 


-¿Ves algo que te guste? - Liam saltó un poco, sin haberme notado llegar. Sonrió y alzó sus manos.

-Prometo que no estaba observando a tu chico.

-Lo sé - Contesté - Estabas observando a su hermano - Maldijo en voz baja. 

-Me está volviendo loco. Un minuto quiero estrangularlo, y al siguiente... bueno...

-Eso he escuchado - Confesé sin pensarlo. Sus ojos se posaron en mí - Bueno, ustedes dos no son precisamente tranquilos - Añadí.

-¿Cuándo no? - Preguntó. Sonreí. 

-No sabía que hubo más de una ocasión - Gimió - Ustedes se toman muy enserio eso de las inspecciones corporales*, ¿Verdad? - Lo molesté.

-Voy a buscar un trago - Dijo.

-De acuerdo, soplemos algunas velas, para que así podamos comer pastel y abrir los regalos - Anuncié. 


Maximilian se paró entre Luisinha y Arthur mientras todos cantaban la canción del cumpleaños. Infló sus mejillas para soplar las ocho velas. Mientras todos comían pastel y helado, él abrió sus obsequios. Me paré junto a Oscar para robar pedazos de su pastel mientras veíamos.


-Juro que te voy a morder - Advirtió. 


Un minuto después. 


-¡Auch!

-Te lo dije - Dijo Oscar. Max corrió con algún tipo de artilugio en su mano. 

-¡Gracias, Oscar! - Me lo enseñó. Era un teléfono celular para niños.

-Sigues teniendo esas tontas ideas de que los voy a dejar. Ahora tienes una manera de encontrarme en cualquier momento que lo necesites, solo con presionar un botón - Explicó. Se agachó para abrazarlo, y él lo sorprendió besando su mejilla antes de regresar corriendo a sus regalos. Suspiró - Malditos niños, están haciendo que me suavice - Aunque dijera aquello, no sonaba molesto en lo más mínimo. Reí. 

-¿Habría sido de alguna otra manera? - Sabía que no podría. Sacudió su cabeza. 

-Ni de chiste - Entonces, miró hacia abajo a su plato y frunció el ceño - Demonios, Norris, si vas a seguir robando de mi pastel, podrías traernos al menos un pedazo más grande.

-Sí, querido - Contesté. Brinqué cuando él me picó en el trasero con su tenedor de plástico mientras yo me iba. Entrecerré los ojos, juguetonamente - ¿Quieres otro tenedor, también?

-No, gracias - Sonrió - Me he encariñado bastante con este.


La fiesta duró al menos otras dos horas antes de que todos empezáramos a limpiar todo. La mayoría de los niños estaban exhaustos por nadar todo el día. Estaba sentado junto a Oscar, cuando Mick vino y se dejó caer junto a nosotros. 


-Saludos, tórtolos - Oscar lo miró sospechosamente. Él rodó sus ojos - Os, no voy a devolvértela en una fiesta infantil. Tengo que hacerte sudar al menos un poquito.

-Así que no has pensado en nada todavía - Dijo Oscar.

-Ten miedo, Os - Sonrió antes de ponerse de pie - Tengo una cita candente. Los veré después, niños - Oscar se alejó de mí poco después. 

-Debería estar yéndome también.

-¿Por qué? - Pregunté.

-Necesito ir a casa, hacer la cena, y asegurarme de que Liam no se tire a mi hermano en mi sofá - Contestó, poniéndose de pie. Lo jalé a mi regazo. 

-No te vayas. Pasa la noche - Los niños oyeron mi petición y vinieron en mi auxilio. 

-Por favor, Oscar - Dijo Max - Es mi cumpleaños. No puedes ir a casa - Oscar notó el marco en sus manos y un vistazo de la fotografía. Lo deslizó fuera de su agarre para ver qué era. 

-¿De dónde sacaste esto? - Preguntó suavemente.

-Tío Jules - Contestó tímidamente - Es para mi habitación.

-¡Es nuestra foto familiar! - Sonrió Arthur, probablemente sabiendo lo que hacía al decir aquello. Oscar se la dio de vuelta. 

-Llevaré a Merlín a casa y tomaré algo de ropa - Sonreí mientras los chicos vitoreaban y corrían hacia dentro. 

-Deberías traer algo de ropa extra para la próxima vez - Sugerí. Rodó los ojos y se dirigió a la camioneta. Merlín lo siguió sin que tuviera necesidad de llamarlo.


Tenía preparado spaghetti en la mesa para cuando estuvo de vuelta. Después de comer, estuvimos listos para ir a la cama, así que vimos una de las nuevas películas que Max obtuvo por su cumpleaños. Tuve que llevar a Luisinha arriba para cuando iba a la mitad. Su energía de tres años se había gastado en el día. 

Cuando regresé a la sala, noté que Oscar se había quedado dormido también. Me senté junto a él y lo sostuve hasta que la película terminó. Los chicos estaban a punto de caer rendidos, así que los besé y les dije buenas noches. 


-¿Les importaría si Oscar duerme en mi habitación? - Max sacudió su cabeza para negar, y Arthur respondió

-No, señor. A veces habla, así que tal vez te mantenga despierto.

-Gracias por la advertencia - Contesté - Buenas noches a los dos.

-¡Buenas noches! - Susurraron fuertemente mientras subían las escaleras.


Cargué a Oscar, cuidadoso de no despertarlo, e hice mi camino hacia mi cuarto. Él no podía enojarse conmigo porque hablé con los chicos primero. Me las arreglé para meternos a los dos bajo los cobertores sin despertarlo.

-Dulces sueños, mi Oscar - Susurré. Gimió y enterró su cara en mi pecho. Sonreí cuando lo escuché murmurar

-Buenas noches, mi Lando - De verdad, eso me hizo el maldito día. Estaba a punto de quedarme dormido, cuando añadió - Sigues siendo un zorro - Besé su cabello. 

-Calla y duérmete, Piastri.

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*Las inspecciones corporales son revisiones o búsquedas realizadas por la policía a personas individuales por motivos de rutina o a sospechosos de estar cometiendo un delito. Estas revisiones pueden ser superficiales, o pueden implicar la revisión de cualquier orificio en el cuerpo de la persona.

¡Espero que hayan disfrutado de estas actualizaciones! Estoy por irme de viaje, así que quería dejar algunas actualizaciones ya publicadas antes de irme.

¡Nos leemos pronto!

PD: Si ven que publiqué varias veces el capítulo, es porque me di cuenta de unos errores que no vi al publicarlo la primera vez.

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